marzo 2011 n.º 829 Día Mundial contra la Tuberculosis Paso a paso hacia la erradicación FORMACIÓN CONTINUADA Patología del oído acreditado por el CCFCPS-SNS 1 C R É D I T O SUMARIO En este número 6 7DM n.º 829 • Marzo 2011 5 EDITORIAL Eliminación de la tuberculosis: ¿Un horizonte muy lejano? 6 EN PORTADA Día Mundial de la Tuberculosis: Paso a paso hacia la erradicación 12 REPORTAJE En primera línea contra la tuberculosis 19 14 ENTREVISTA Enric Aulí: «El edificio sanitario ha de ser armónico con su función, que es curar» TEMA DE LA SEMANA 17 Patología del oído Bloque temático coordinado por J.J. Navarro, del Hospital de Donostia, y dedicado al abordaje de la patología del oído desde atención primaria. Se incluyen revisiones sobre hipoacusia, acúfenos, paciente vertiginoso, vértigo benigno posicional paroxístico y parálisis facial periférica. 44 49 LITERATURA MÉDICA COMENTADA 41 Cardiología. Gen clave para la función cardiaca 42 Hepatología. Metanálisis de la supervivencia de los pacientes con carcinoma hepatocelular no tratado 44 Nefrología/Hipertensión. Hipertensión en niños y adolescentes 46 Psiquiatría. Conducta violenta y correlación neuroanatómica 48 Rehabilitación. Grado funcional y capacidad de marcha en ancianos tras una fractura de cadera 49 Reumatología. Fibromialgia: valoración de la capacidad funcional 50 Urgencias. Control de calidad en urgencias: segunda consulta como episodio adverso ZONA FRANCA 56 ¿Se nos olvida? Analizar el valor de la fitoterapia en el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata (HBP) 57 Gestión sanitaria. Marqueting, demarqueting y la salud pública 58 Opinión. Pensar, medir y evaluar antes de recortar 7DM n.º 829 • Marzo 2011 3 7DM n.º 829 Marzo 2011 Editor Emérito: Antonio Vasconcellos Santiago Redactora-jefe: Mercedes López Mongay Redactor-jefe Madrid: Jesús Garrido Redacción: Ángel López del Castillo, Javier March Director médico: Ramon Planas Vilà Redactor-jefe médico: Xavier Tena Marsà CONSEJO MÉDICO DE REDACCIÓN Alergología: V. González Núñez, M. Rueda García Anestesiología/Reanimación: A. Escudero Teixidó Angiología/Cirugía vascular: C. Corominas Roura Cardiología: C. Paytubí Garí Cirugía: M.A. López-Boado Cirugía ortopédica/Traumatología: J.A. Fernández-Valencia Dietética/Nutrición: L. Arribas Hortigüela Endocrinología: N. García de la Torre Lobo, J.C. Aguirre Rodríguez Gastroenterología: M. Mañosa, M. Planella de Rubinat Geriatría/Gerontología: C. Verdejo Bravo Ginecología/Obstetricia: C. Castelo-Branco, P. Fusté Hematología/Hemoterapia: J. Juncà Piera Hepatología: V. Lorenzo-Zúñiga García Hipertensión arterial: C. Santos Altozano Medicina preventiva/Salud pública: A. Vilella Morató Medicina del deporte: J.L. Ribas Fernández Neumología: M. Molina Molina, A. Rañó Neurología: A. Arboix Damunt Otorrinolaringología: M. Caballero Borrego, G. García Arranz Psiquiatría: R.M. Pont Dalmau Radiología/Diagnóstico por la imagen: R. Vilana Puig, T. Pujol Farré, M. Sánchez González, F. Gimeno Solsona Rehabilitación: R. Coll Fernández Reumatología: E. Casado Burgos, S. Mínguez Urgencias/Emergencias: A. Piñana López Urología: F.J. Blasco Casares, J.A. Delgado Martín Coordinación Grupos de Trabajo SEMERGEN: S. Giménez Basallote Dirección artística y diseño: Emili Sagóls Portada: Emili Sagóls Corrección: Aurora Pereira Diagramación: M4 Autoedición Asociados, S.L. Producción: Carlos Bueno García Fotografía: Ismael Gerardo Martínez, Óscar Gómez de Vallejo, Martín Marco, AGE, iSTOCKPHOTO, EFE Impresión: Rotocayfo S.L. Depósito legal: B. 37615 - 1988 Soporte válido Ministerio de Sanidad: SV 88036 Rs ISSN 0214-3011 Suscripciones: 12 números al año 52,50 € Control voluntario de la difusión por Con la colaboración de los Grupos de Trabajo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) Edita: w w w. e d i c i o n e s m a y o . e s Redacción y Administración: Aribau, 185-187. 08021 Barcelona [email protected] Publicidad: Barcelona: Aribau, 185-187. 08021 Barcelona Tel.: 932 090 255. Fax: 932 020 643 Montse Tort: [email protected] Madrid: Paseo de la Habana, 46. 28036 Madrid Tel.: 914 115 800. Fax: 915 159 693 Manuel Mesa: [email protected] 4 7DM n.º 829 • Marzo 2011 © Ediciones Mayo, S.A. Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos, aun citando la procedencia, sin la autorización del editor. EDITORIAL Eliminación de la tuberculosis: ¿Un horizonte muy lejano? a tuberculosis ha convivido con nosotros desde hace milenios. De hecho, es una de las enfermedades más viejas entre las que afectan al ser humano, con una antigüedad estimada de cerca de 20.000 años. Hace pocas décadas se pensó que habíamos ganado la batalla contra ella. Se pensó de otras enfermedades infecciosas debido a la disponibilidad de antibióticos y al desarrollo de vacunas. Pero fue un error. Seguramente se desconocía la facilidad que tienen algunos patógenos para volverse resistentes a los fármacos que se usan contra ellos. En el caso de la tuberculosis, cundió el optimismo cuando en los años setenta se comenzó a utilizar una pauta de tratamiento eficaz de seis meses de duración que combinaba varios medicamentos. Pero llegó el SIDA y la milenaria enfermedad reemergió con fuerza teniendo al VIH como aliado. Las últimas décadas han sido toda una lección sobre la necesidad de no bajar nunca la guardia. L La eliminación de la tuberculosis es un sueño, pero no hay que olvidar que se trata de una enfermedad curable La presente edición del Día Mundial lleva por lema «Orientemos la lucha hacia la eliminación de la tuberculosis». Hablar de eliminación en estos momentos es prematuro, pero pensar en esa posibilidad a largo plazo –la fecha establecida es el año 2050– implica pensar en todas las medidas que se requieren para vencerla definitivamente. La ciencia tiene en sus manos un papel crucial que desempeñar. El problema es que la tuberculosis es una enfermedad que no aparece atraer los millones de dólares y de euros que otras patologías sí son capaces de reunir. Es probablemente la más mortal de esas enfermedades que tristemente se acompañan del calificativo de descuidadas –neglected–. «La tuberculosis no está de moda en la actualidad», manifestó el ministro de Sanidad de Lesoto cuando la OMS hizo público su último informe sobre la situación epidemiológica de la enfermedad. La organización Stop TB presentó el año pasado su Plan Global, en el que se marca como objetivo la eliminación de la tuberculosis a mediados del siglo XXI. Sobre la investigación destaca tres necesidades básicas. En primer lugar, es preciso disponer de una prueba de detección rápida que pueda utilizarse en la misma consulta, en cualquier entorno de la atención sanitaria básica y que requiera escasos conocimientos técnicos. Recientemente han aparecido algunas pruebas que comenzarán a comercializarse este mismo año, por lo que las piedras del camino ya están dispuestas. En segundo lugar, el mundo no puede permitirse seguir con un régimen de tratamiento que apenas ha variado en 40 años. Es necesario que las pautas sean más cortas. Además, Stop TB recuerda que hay en el horizonte nuevos fármacos para la tuberculosis multirresistentes que podrían estar disponibles en poco tiempo con una mayor inversión económica. Además, la organización subraya que no se conseguirá eliminar la enfermedad sin una vacuna que sea segura y eficaz para prevenir la tuberculosis en las personas de todas las edades. El problema vuelve a ser la financiación, que en el ámbito del desarrollo de vacunas para esta enfermedad sigue siendo insuficiente. El otro campo de actuación fundamental es la salud pública. Un tercio de los pacientes del mundo no son diagnosticados adecuadamente ni reciben una atención y un tratamiento apropiados. La OMS pone de manifiesto que la sociedad civil, las empresas y todos los agentes implicados en la provisión de asistencia sanitaria, sean públicos o privados, deben trabajar unidos para lograr el acceso universal a la atención antituberculosa en todos los rincones del planeta, un objetivo que requiere la modernización de los laboratorios, el acceso a medicamentos de calidad y medidas para movilizar los recursos necesarios. La eliminación de la tuberculosis es un sueño, pero no hay que olvidar que se trata de una enfermedad curable y que, haciendo bien las cosas, en unas cuantas décadas esa utópica eliminación podría ser una realidad. ■ 7DM n.º 829 • Marzo 2011 5 EN PORTADA Día Mundial contra la Tuberculosis Día Mundial contra la Tuberculosis Paso a paso hacia la erradicación César Alloza 6 7DM n.º 829 • Marzo 2011 liminar la tuberculosis como problema de salud global significa que haya menos de un caso por cada millón de habitantes. La actual campaña contra la enfermedad se plantea ese objetivo a largo plazo y está inspirada en el Plan Global para 2011-2015 de la organización Stop TB, puesto en marcha en octubre del pasado año. Por primera vez se ponen sobre el tapete todos los huecos que la ciencia debería cubrir para pensar siquiera en la posibilidad de alcanzar esa eliminación, una meta a la que se ha puesto como fecha límite el año 2050. E Según Stop TB, los vacíos deben rellenarse con tests rápidos de detección, regímenes terapéuticos más cortos que los actuales y una vacuna lo más efectiva posible. Su Plan Global también pone énfasis en extender los programas de salud pública para que el acceso a la atención de los afectados por la tuberculosis sea universal, subrayando la necesidad de modernizar los laboratorios de diagnóstico y adoptar las revolucionarias pruebas de detección que están disponibles desde hace poco tiempo. Sin embargo, pensar en la eliminación de una enfermedad que todavía está tan extendida por nuestro planeta es todavía un sueño. «En principio es una utopía», opina Joan Caylà, jefe del Servicio de Epidemiología de la Agencia de Salud Pública de Barcelona. «El gran problema de la tuberculosis –continúa– es que el 30% de la población mundial está infectada. Es decir, habría dado positivo en la prueba de la tuberculina aunque no tuviera síntomas, de haberse realizado esta prueba a todo el mundo. Tener enfermedad tuberculosa latente supone un riesgo de desarrollar tuberculosis a lo largo de la vida que puede llegar a ser del 10%. Es posible que un niño que nazca hoy, se infecte también hoy y llegue a desarrollar la tuberculosis cuando sea anciano debido a la reactivación de una antigua infección. Por otra parte, es una enfermedad que afecta a todos los países del mundo, algunos de ellos con unas tasas muy elevadas. A escala mundial, el número de nuevos casos anuales que estima la OMS es de 9 millones, así como casi 2 millones de muertes cada año. Por lo tanto, el sueño de eliminar la tuberculosis con las herramientas de que disponemos hoy día, lamentablemente, solo será posible a 30, 50 o más años vista». Un tercio de la población mundial infectada Efectivamente, la OMS calcula que uno de cada tres habitantes del planeta está infectado por Mycobacterium tuberculosis, el bacilo que Koch descubrió hace casi 130 años. Entre el 5 y el 10% desarrolla enfermedad activa en algún momento de su vida. Además, si no recibe tratamiento, cada afectado puede infectar a otras 10-15 personas cada año. El 35% de los nuevos casos de tuberculosis de todo el mundo se registran en el sudeste asiático, aunque la tasa de incidencia más elevada corresponde al continente africano, donde supera los 350 nuevos casos por 100.000 habitantes. África fue también la región de la OMS donde se notificó en 2009 el mayor número de los 1,7 millones de muertes provocadas por esta enfermedad, incluyendo las defunciones de 380.000 personas que también estaban coinfectadas por el VIH. Se estima que en 2009 hubo 9,4 millones de nuevos casos en el mundo, de los cuales 3,3 millones fueron mujeres. Es de destacar que en la población femenina de 15 a 44 años de edad, la tuberculosis es una de las tres principales causas de muerte. En los últimos años, la tasa de incidencia per cápita se ha mantenido estable o ha disminuido en las seis regiones de la OMS, pero ese descenso se ha visto superado por el crecimiento demográfico, de manera que las cifras de nuevos casos siguen aumentando en África, el Mediterráneo oriental y el sudeste asiático. La incidencia global en 2009 fue de 137 nuevos casos por 100.000, cifra ligeramente inferior a los 142 por 100.000 de 2004, dato que muestra que se consiguen descensos, pero muy lentamente. No obstante, no todo son malas noticias. Desde el año 1990 hasta la fecha la mortalidad provocada por la tuberculo- El 24 de marzo de 1882 Robert Koch anunció que había observado el bacilo causante de la tuberculosis. Desde hace bastantes años, cada 24 de marzo el mundo conmemora aquel descubrimiento intentando sensibilizar a la población sobre la trascendencia que sigue teniendo esta enfermedad que se creía, erróneamente, casi superada hace unas pocas décadas. Con la presente edición del Día Mundial entramos en el segundo año de la campaña «En marcha contra la tuberculosis» y el lema elegido para la ocasión es «Orientemos la lucha hacia la eliminación», un objetivo que, hoy por hoy, parece lejos de alcanzarse 7DM n.º 829 • Marzo 2011 7 EN PORTADA Día Mundial contra la Tuberculosis sis se ha reducido en un 35%. El porcentaje de enfermos tratados con éxito alcanzó en 2008 el máximo histórico del 86%. Desde 2005, 41 millones de pacientes han sido tratados eficazmente y se han salvado más de 6 millones de vidas. De los 22 países más afectados, 13 están en disposición de cumplir el Objetivo de Desarrollo del Milenio para el año 2015, consistente en detener el aumento de la incidencia y comenzar a revertir la tendencia creciente. De ellos, 12 también podrían conseguir el objetivo planteado por Stop TB de reducir a la mitad la prevalencia y la mortalidad entre 1990 y 2015. Datos en España En el año 2005, según datos de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, la tasa global de tuberculosis fue de 18 casos por 100.000 habitantes. Sin embargo, Joan Caylà, señala que existe una discrepancia entre esa tasa de casos notificados que baraja España y la estimación de la OMS, que sitúa la incidencia en nuestro país entre los 20 y los 30 casos por 100.000, más de 12.000 casos anuales y un número superior de infectados. En cualquier caso, la evolución de la tuberculosis respiratoria en España siguió una tendencia descendente desde 1999 a 2004 y a partir de entonces se estabilizó. No obstante, nuestras tasas de tuberculosis son más altas que la de los países de nuestro entorno. «Después de Portugal somos el país de Europa occidental con mayor incidencia –dice Caylà–. Por el nivel sanitario y económico que tiene España deberíamos potenciar en mayor medida la prevención y el control de esta vieja enfermedad. A partir de los años ochenta, el sida afectó mucho a la tuberculosis, en especial en el colectivo de adictos a las drogas por vía parenteral. En los ochenta y los noventa teníamos muchos jóvenes que, lamentablemente, compartían jeringuillas cuando se inyectaban heroína. Ello comportó que compartieran el VIH y, a medida que teníamos una elevada prevalencia de infectados por el virus del sida, muchos de ellos también estaban coinfectados por M. tuberculosis. Esto comportaba el 8 7DM n.º 829 • Marzo 2011 Plan para la prevención y control de la tuberculosis en España n 2007 se publicó esta propuesta del Grupo de Trabajo de expertos en tuberculosis y del Grupo de trabajo de Salud pública para la prevención y control de la tuberculosis, que fue aprobada por la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del SNS. El plan establece los criterios básicos que deberían cumplir los programas implantados o que se vayan a implantar a nivel de todo el Estado respecto a: E –Detección precoz y diagnóstico, especificando a qué personas debe realizarse una evaluación diagnóstica y que pruebas básicas deben utilizarse –radiografía de tórax y examen microbiológico–, así como en qué situaciones hay que recurrir a la prueba de la tuberculina y a otros métodos más novedosos. –Tratamiento, tanto para pacientes no tratados previamente –consistente en 2 meses con rifampicina, isoniacida, piracinamida y etambutol, seguidos de 4 meses con rifampicina e isoniacida– como en pacientes ya tratados, que deben ser controlados por profesionales expertos de referencia designados en cada comunidad autónoma. En este apartado se explica cómo debe realizarse el seguimiento, con el fin de controlar el cumplimiento terapéutico, y destaca la importancia de recoger el resultado al final del tratamiento. Este apartado destaca, sobre todo, que el tratamiento correcto es la mejor medida de control de la tuberculosis y que debería ofrecerse tratamiento gratuito a todos los enfermos de tuberculosis en todo el territorio del Estado español. –Vigilancia, que comprende la definición de caso de tuberculosis, la notificación de casos, las variables de las que se debe obtener información en cada caso, las categorías de finalización de tratamiento, la vigilancia de brotes, la vigilancia de resistencias antimicrobianas, la vigilancia activa de casos y los indicadores de vigilancia. –Estudio de contactos, donde se establecen los requisitos para realizar dicho estudio con el fin de detectar otros infectados o enfermos en el entorno del paciente. desarrollo de tuberculosis por reactivación endógena. Al mismo tiempo, si estaban inmunodeprimidos y en contacto con un enfermo contagioso, era mucho más fácil que adquiriesen la tuberculosis. Fue dramático. Afectó a mucha gente y, antes de la aparición de los tratamientos antirretrovirales, murieron también muchos jóvenes en España por sida y tuberculosis, sobre todo toxicómanos». tuberculosis podían curar a los pacientes sin necesidad de ingresar en los sanatorios. Se confió excesivamente en esas pautas, lo que motivó un descuido de los programas de control, una disminución de los recursos y, después, tuvimos la mala suerte de la aparición de la epidemia de sida a partir de 1981, que ayudó en gran medida a la reemergencia de la tuberculosis». Reemergencia de una enfermedad milenaria Sin embargo, no fue el único factor. «Otro acontecimiento importante –destaca Joan Caylà– ha sido el gran cambio demográfico que se ha producido en España. Desde el año 2000 ha inmigrado mucha gente de países en vías de desarrollo con elevada prevalencia de tuberculosis. Ello ha motivado que en ciudades como Barcelona algo más de la mitad de los casos actuales correspondan a personas La aparición del sida en los años ochenta fue una de las razones que propició la reemergencia de la tuberculosis cuando se pensaba que la lucha contra esta enfermedad estaba prácticamente ganada. Caylà explica que «a mediados de los años setenta se vio que las nuevas pautas cortas de tratamiento de la Incidencia, prevalencia y mortalidad estimadas en 2009 Incidencia Región OMS África América Mediterráneo oriental Europa Sudeste asiático Pacífico occidental Total mundial N.º en miles Prevalencia Mortalidad (excluido VIH) % del total Tasa por 100.00 Tasa por 100.00 Tasa por 100.00 N.º en miles N.º en miles mundial habitantes habitantes habitantes 2.800 270 660 420 3.300 1.900 9.400 30 2,9 7,1 4,5 35 21 100 340 29 110 47 180 110 140 3.900 350 1.000 560 4.900 2.900 14.000 450 37 180 63 280 160 164 430 20 99 62 480 240 1.300 50 2,1 18 7 27 13 19 Fuente: WHO. Global Tuberculosis Control 2010. que han nacido en otros países, un patrón epidemiológico que se ha ido observando en grandes ciudades de Europa occidental. Por otro lado, en los últimos años, con la gran crisis económica, hemos observado un incremento de casos en lugares como Barcelona, donde seguimos muy de cerca el número de afectados con un buen sistema de vigilancia epidemiológica». Medidas contra la tuberculosis Este experto recuerda que «en España hubo un programa llamado Plan Nacional de Erradicación de la Tuberculosis, que el franquismo potenció mucho entre 1965 y 1973 y al que se destinó una cantidad de recursos impresionante. Se hicieron millones de radiografías y tratamientos preventivos, pero estrictamente estaba mal orientado y lo peor fue que en 1973 el plan se eliminó, pero no la tuberculosis». «Hace tres años se editó el Plan para la Prevención y Control de la Tuberculosis en España, y lo que hace falta ahora es que se ponga en marcha –continúa–. En un primer momento, debido a la gripe A, todos los esfuerzos se tuvieron que dedicar a esa pandemia, y ahora el problema es la falta de recursos motivada por la crisis económica». Lo que tiene muy claro es que para vencer a la enfermedad la mejor herramienta es un buen programa de control: «Esto implica, por ejemplo, tener enfermeras de salud pública y agentes comunitarios de salud que hagan el seguimiento de EN MARCHA CONTRA LA TUBERCULOSIS Orientemos la lucha hacia la eliminación ON THE MOVE AGAINST TUBERCULOSIS Material promocional del Día Mundial contra la Tuberculosis WORLD TB DAY 24 MARCH 2011 de control. Se ha visto que países pobres como Perú o Cuba han conseguido grandes avances desde el momento en que pudieron impulsar buenos programas. En países desarrollados, como los recursos son mayores, los resultados pueden ser muy buenos, tal como se ha visto en Holanda, Estados Unidos o Canadá. Pero al mismo tiempo hay países con un buen nivel socioeconómico y sanitario, como el caso de España, donde no se consigue reducir de manera importante las cifras de tuberculosis». todos los casos para comprobar que cumplen el tratamiento. También hay que estudiar los contactos, algo que en muchos sitios no se hace, para saber si están infectados o enfermos, hacer un diagnóstico precoz, y procurar que todos aquellos que tienen tos y expectoración sean revisados, dado que es posible que algunos tengan tuberculosis. Los países o ciudades que han conseguido mejores resultados son aquellos que han podido organizar y coordinar un buen programa Por su parte, El Plan Global de Stop TB muestra el rumbo que debería seguir la investigación para acercarnos al objetivo soñado de la eliminación, así como distintas medidas de salud pública que deben adoptar los gobiernos. Invertir en el desarrollo de pruebas sencillas de detección, de nuevos fármacos y de vacunas ayudaría a cambiar el panorama. Son requisitos imprescindibles para prevenir que, de aquí al año 2015, contraigan la enfermedad 40 millones de personas y que al menos 8 millones tengan una muerte que podría evitarse. ■ Transforming the fight towards elimination Dr Srinath Satyanarayana is ON THE MOVE AGAINST TB. Working as an operations research fellow at the Union Against Tuberculosis and Lung Disease, Srinath's quest is to translate evidence into improving TB care for all people, no matter who they are or where they live. 7DM n.º 829 • Marzo 2011 9 EN PORTADA Día Mundial contra la Tuberculosis El problema de la tuberculosis es que se trata de una enfermedad descuidada Joan Caylà Jefe del Servicio de Epidemiología. Agencia de Salud Pública de Barcelona. Director del Programa Integrado de Investigación en Tuberculosis de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica. Coordinador de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona –¿Cuáles son las actuales recomendaciones para tratar la tuberculosis? –Desde 1977 tenemos la misma pauta. Sería recomendable mejorarla, ya que se trata de una infección que, en el mejor de los casos, requiere un tratamiento de 6 meses. Esto provoca que pacientes poco motivados puedan abandonar el tratamiento cuando se encuentran mejor. La pauta actual para casos iniciales es la administración durante 2 meses de cuatro fármacos –rifampicina, isoniacida, pirazinamida y etambutol–, seguida de 4 meses con rifampicina e isoniacida. Si hay un problema de resistencias, se puede complicar mucho y ya tenemos algún paciente que requiere tratamientos muy costosos, que pueden llegar a más de 30.000 euros al año. –Entonces, ¿no se han producido avances terapéuticos destacables desde los años setenta? –Lamentablemente no. Los avances conseguidos han sido únicamente con las asociaciones fijas medicamentosas. En la misma pastilla hay 2, 3 o 4 farmacos, lo cual favorece la adherencia al tratamiento y que no se produzcan resistencias. Hubo un nuevo fármaco en el que se confió mucho, el moxifloxacino, pero se observó que no era superior a los fármacos principales para tratar la tuberculosis, isoniacida y rifampicina. Hemos participado en un ensayo clínico de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, estudiando un tratamiento para la infección tuberculosa latente. Se compararon dos ramas, una con el tratamiento clásico de 9 meses con isoniacida y otra con un tratamiento de 3 meses tomando rifapentina e isoniacida un solo día por semana. Se ha observado que ambos tratamientos son igual de eficaces. Los resultados se han hecho públicos muy recientemente y se van a presentar en congresos y publicar en revistas con alto factor de impacto. Seguramente, la nueva pauta irá desbancando a la antigua. Pero sería muy positivo investigar con profundidad en este tema porque seguimos con los mismos tratamientos y las mismas pautas de los años setenta. En los últimos años han aparecido muchos tra- 10 7DM n.º 829 • Marzo 2011 tamientos antirretrovirales, lo que indica que se ha investigado mucho en el campo del VIH, pero no tanto en tuberculosis, enfermedad que causa una mortalidad tan alta o mayor. –¿Qué otros objetivos destacaría de la investigación en tuberculosis? –Como dice la propia OMS, el problema de la tuberculosis es que se trata de una enfermedad descuidada. Descuidada por los gobiernos y por las agencias de investigación. Afortunadamente, en los últimos años el nivel de concienciación ha aumentado. Pienso que se debería investigar para mejorar el diagnóstico, puesto que nos basamos en la prueba de Ziehl-Neelsen, la baciloscopia directa de esputo, que data del siglo XIX, de los tiempos de Koch. La prueba de la tuberculina tiene alrededor de cien años, y la vacuna disponible –la BCG– es también muy antigua. Sería bueno utilizar métodos diagnósticos más nuevos y, de hecho, se está empezando. En los últimos años han aparecido pruebas que se basan en la detección de interferones y que pueden ser una alternativa a la clásica prueba de la tuberculina. En cuanto al tema de las resistencias, estamos viendo que podrían utilizarse tratamientos a medida, al menos en algunos casos en los que sería factible comprobar, en muy pocas horas incluso, si un paciente es sensible o resistente a determinados fármacos. –¿Qué opinión le merece como experto en tuberculosis que el Día Mundial de la Salud se dedique este año a las resistencias a los antimicrobianos? –Es muy interesante. En el caso de la tuberculosis, interesa instaurar pautas de tratamiento que el paciente cumpla y que los enfermos no tomen solamente uno o dos fármacos, ya que es la forma de que se generen resistencias. Cualquier paciente con un primer diagnóstico de tuberculosis debería iniciar un tratamiento con cuatro fármacos y en todos los casos deben estudiarse bien las resistencias. Que el Día Mundial de la Salud esté enfocado este tema nos parece fantástico. ■ REPORTAJE En primera línea contra la tuberculosis Mercè López Este año para conmemorar el Día Mundial de la Tuberculosis hemos querido ver cómo trabajan médicos y profesionales sanitarios que están en la primera línea de la lucha contra esta enfermedad; los que se encargan de mantener a raya una infección que no entiende de clases sociales, pero que resulta más difícil de vencer allí donde los prejuicios o la pobreza han echado raíces Asimismo, desde la Unidad se pone en marcha el estudio de los contactos comunitarios, que abarca desde las personas que conviven con el paciente a los compañeros de trabajo o cualquier persona que sume un total de 8 horas semanales de convivencia. «Los niños tienen siempre prioridad absoluta en los estudios de contacto –señala Altet– y visitamos a todos, tanto si tienen tuberculina positiva o negativa. A los primeros les damos el tratamiento convencional y a los que han 1 n buen ejemplo de trabajo comunitario lo constituye la Unidad de Prevención y Control de la Tuberculosis, ubicada en el CAP Drassanes (Barcelona) y que es lo más cercano a una «atención primaria» de la tuberculosis. Neus Altet, pediatra, neumóloga y experta en tuberculosis, es miembro fundador de esta unidad, que cuenta con cinco médicos y cinco enfermeras, ofrece asistencia de lunes a viernes de 8 de la mañana a las 8 de la tarde, y que durante 2010 atendió a 126 enfermos e hizo unos 750 estudios de contactos, aproximadamente la mitad de los que se producen cada año en Barcelona. hacemos examen de orina para comprobar que realmente están tomando la medicación y les pesamos para ver si hay que modificar la dosis. El hecho de hacerles venir es un motor para su motivación en seguir el tratamiento», asegura. Buena comunicación, tiempo para cada paciente y hacer un buen seguimiento activo de los pacientes son, en la experiencia de Altet, las claves para conseguir buenos resultados en la lucha contra la 2 U Según nos cuenta Altet, los pacientes suelen llegar a la unidad derivados por los pediatras o los médicos de cabecera, en la mayoría de los casos con resultados positivos de la prueba de la tuberculina. «Para nosotros la simple sospecha de infección es una urgencia absoluta, y en el mismo día hacemos la primera visita, la radiografía de tórax, vemos los resultados y les entregamos en mano la medicación que necesitan hasta la próxima visita, que también queda ya concertada», señala Altet. 12 7DM n.º 829 • Marzo 2011 1. Sede de Serveis Clínics 2. Flota de vehículos para el TDO 3. Prueba de la tuberculina 4. Pacientes en régimen de ingreso 5. Neus Altet 6. José Maldonado 7 y 8. Agentes de salud realizando TDO dado negativo y tienen radiografía de tórax normal les damos tratamiento preventivo, que puede durar entre 8 y 12 semanas. Por eso es muy importante que los médicos dediquemos el tiempo necesario para informar bien a los padres y hacer un seguimiento de los pacientes, porque no le puedes decir a alguien que tome pastillas durante tres meses y que vuelva cuando acabe… Nosotros los visitamos cada mes para vigilar que no haya toxicidad a causa del tratamiento, les tuberculosis. Sin embargo, los elementos están en contra, pues las barreras idiomáticas son habituales en una enfermedad muy frecuente entre inmigrantes que llegan procedentes de áreas endémicas (se estima que en Barcelona hasta un 30% de los inmigrantes llegan enfermos) o de otros que aunque llevan más tiempo aquí siguen viviendo en condiciones higiénicas muy deficitarias. Así, los servicios de traductores y mediadores culturales son requeridos con fre- cuencia en la unidad para poder entenderse con los pacientes y los diez minutos destinados a cada paciente según la agenda oficial se transforman en visitas que se prolongan durante más de una hora. No obstante, los resultados obtenidos en esta unidad demuestran que la profesionalidad y el voluntarismo de los profesionales consiguen que a pesar de todos estos inconvenientes el 93% de los pacientes culmine con éxito el tratamiento, y sólo se «pierdan» o abandonen un escaso 0,58%. Pacientes muy difíciles Si el tratamiento ambulatorio de la tuberculosis ya es complicado de por sí, a veces las cosas pueden ponerse mucho más difíciles. En la zona alta de la ciudad nicas de su enfermedad o por sus circunstancias de exclusión social, y que constituyen algo así como la última frontera para mantener la infección bajo control y evitar su expansión. Según nos cuenta el doctor José Maldonado, responsable de Serveis Clínics, esta clínica, que cuenta con 50 camas, algunas de ellas en régimen de aislamiento, es actualmente centro de referencia para retratamiento. Aquí los pacientes tienen una estancia media de 3 meses, si bien algunos rompen cualquier promedio y llegan a permanecer en el centro durante 2 años si padecen tuberculosis multirresistentes de difícil tratamiento y se hallan en situación de exclusión social o bien porque han sido 4 3 que se desplazan en motocicleta por su «área de influencia» y cuya función principal es llevar la medicación cada día allí donde el paciente desee: a su casa, a la salida del trabajo, o incluso al banco de un parque. En estos encuentros los agentes de salud se aseguran de que el paciente ingiera realmente la medicación (o se les pincha en aquellos casos de tuberculosis multirresistente en que es preciso) y firme en la hoja de registro de su tratamiento. «Muchas veces –señala Maldonado– los agentes necesitan utilizar incentivos para que estos pacientes acudan a las citas o vuelvan a retomar el tratamiento si lo han dejado durante algunos días, y es frecuente que les lleven un bocadillo y un zumo, que les proporcionen ciertos alimentos básicos o que les facili7 8 6 5 hemos visitado un centro de hospitalización específico para pacientes tuberculosos (el único existente en el país en estos momentos) y la sede central del Equipo de Terapia Observada Directamente Ambulatoria (ETODA). Estos servicios son gestionados por Serveis Clínics, una empresa concertada con la sanidad pública catalana. Se trata de dos abordajes hechos a medida para cubrir las necesidades de los pacientes más difíciles, ya sea por las características clí- ingresados por orden judicial por negarse a seguir los tratamientos y permanecen aquí bajo vigilancia policial hasta conseguir la curación. Desde este centro se gestionan también los equipos ETODA, que en Catalunya funcionan desde 1995 y actualmente tienen sede en Barcelona y Lérida capital, y en las comarcas de Costa Ponent, Barcelonès Nord y Maresme. Se trata de equipos formados por enfermeros o auxiliares ten el contacto con los servicios sociales para la gestión de ayudas». Los resultados muestran que aún en circunstancias tan complicadas, estas actuaciones recomendadas por la OMS son efectivas. A pesar de que un 19% de los pacientes de Serveis Clínics tiene tuberculosis multirresistente actualmente están obteniendo la curación absoluta en el 80-90% de las personas tratadas. ■ 7DM n.º 829 • Marzo 2011 13 E N T R E V I S T A E n r i c A u l í El edificio sanitario ha de ser armónico con su función, que es curar nric Aulí Mellado, doctor en Farmacia, profesor de la Escuela Politécnica Superior de Edificación de Barcelona (UPF) y director de la empresa Projectes Naturals, es un reputado experto en medioambiente y su relación con la salud. Es autor del libro «Sostenibilidad en centros sanitarios», que ha sido editado con el patrocinio de Ferrer y que pretende ser punta de lanza de una decidida apuesta por este campo que se canalizará a través de la web www.centrossanitariossostenibles.com E Mercè López –En su trayectoria llama la atención el paso de los estudios de farmacia a la arquitectura sanitaria sostenible. ¿Cómo ha sido esta evolución? –En mi trayectoria profesional siempre ha habido un hilo conductor, que son los temas ambientales; de hecho hice la tesis doctoral sobre este tema y creo que fue la primera que se hizo en España con esta temática. He sido profesor, he trabajado para varias administraciones, fui secretario general del Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat, he trabajado en una multinacional alemana de medio ambiente, estuve en un despacho de abogados alemán como especialista en temas de delito ecológico y luego vino la etapa dedicada a temas de construcción. En nuestra empresa tenemos también un hotel, que es donde vivo, y en el que hago de todo, desde camarero a llevar el huerto, que me gusta mucho… Todo este bagaje me permite tener una visión global: hay un tema troncal, que es el medioambiental, y concretamente su relación con la salud, y luego toda esta experiencia me permite tener una visión más amplia en muchos campos, y eso ayuda a cometer menos errores. –¿Qué criterios definen la arquitectura sanitaria sostenible? –Lo primero es tener siempre presente que los centros sanitarios tienen un envol- 14 7DM n.º 829 • Marzo 2011 torio, que es el edificio, que ha de ser armónico con su función, que es la de curar, o al menos no enfermar. Eso quiere decir que el edificio ha de ser sostenible desde el punto de vista medioambiental: ha de consumir menos energía, no ha de malgastar agua, ha de estar hecho con materiales que sean respetuosos con el medioambiente…, pero al mismo tiempo ha de tener la funcionalidad propia de un centro sanitario. Por ejemplo, está demostrado que la luz natural acorta los periodos de convalecencia, por lo tanto, es evidente que un edificio sanitario ha de tener mucha luz natural. Pero la luz no lo es todo. También es importante recuperar la tradición basada en que tener aire fresco, y disponer de un espacio al aire libre para realizar pequeños paseos cuando es posible, y el contacto con otros seres vivos, como vegetación y pájaros, por ejemplo, es claramente beneficioso para la salud. Esto supone recuperar esos jardines que tenían los hospitales de toda la vida. Ahora esta tradición se está recuperando y además los llamamos «jardines sanadores». El primer paso es facilitar el contacto con el aire fresco, con la luz natural, una pequeña actividad física… , pero se va un poco más allá y también se procura, al menos es una recomendación que siempre hago, que esos jardines no sean monocromos y monoes- tacionales; es decir, que no sean como una foto fija, sino que vayan cambiando con los ciclos de la naturaleza. Eso va muy bien para nuestros biorritmos, porque van cambiando con el paso de las estaciones. Y también hay aspectos estéticos, como que este espacio interior esté conectado con el exterior. Todos estos criterios son especialmente importantes para centros de larga estancia. Por ejemplo, está el Children’s Hospital and Health Center, en San Diego, un hospital oncológico infantil. Allí han construido un jardín sanador con diferentes áreas y cada área constituye el capítulo de un cuento que se les da a los chicos cuando ingresan y que les indica un recorrido diario por zonas del jardín, en el que encuentran personajes que interactúan con ellos. Es una manera de motivarles para que estén en el exterior y participen en un juego, motivación que es muy necesaria en este tipo de enfermos. –Sin embargo, la arquitectura sanitaria de las últimas décadas ha sido un homenaje a la tecnificación, a la modernidad –Es un poco el ejemplo del péndulo. Obviamente yo no creo que sea bueno volver al hospital de finales del XIX y principios del XX, porque toda esa tecnificación mento para que todo esto eclosione dentro de nada. es necesaria. Tecnificar es bueno y necesario, pero no la única vía. Hay que recuperar esos espacios sanadores y al mismo tiempo aplicar todos los adelantos existentes, por ejemplo a la hora de evitar las infecciones nosocomiales. La tecnología permite, por ejemplo, controlar todo el proceso de recirculación del aire y su desinfección antes de ser distribuido de nuevo. La medicina nunca ha parado, siempre evoluciona, lo que pasa es que a veces se queda por el camino algo que valía la pena. –¿En nuestro país hay masa crítica a este respecto? –Mi opinión es que no hay masa crítica pero sí que hay críticos en el buen sentido de la palabra; críticos que son emprendedores y están haciendo actuaciones. Pero el tópico de siempre aquí es cierto: cuando a una idea le llega su hora es imparable, y creo que a esta idea le ha llegado su hora. Este no es un tema de gurús, sino de gente que trabaja y cada poco te llega la noticia de que un hospital está haciendo tal cosa, otro tal otra…No hemos llegado a la masa crítica, pero sí que tenemos suficiente fer- M. Marco –¿Cuáles son los criterios mínimos que debe cumplir un centro sanitario sostenible? –El primero, que cumpla su función como centro sanitario, atender al paciente. Y esta atención se puede mejorar mucho con aspectos que dependen de su construcción, como la luz natural, el aire fresco, evitar infecciones nosocomiales, facilitar la movilidad de los pacientes… Un edificio es como un organismo vivo, que tiene una homeostasis, un equilibrio y reacciona ante los cambios del exterior. El edificio debería ser como una segunda piel nuestra que se adapte a los cambios que se suceden en el exterior. El edificio ha de ser capaz de adaptarse de forma automática a estos cambios preservando el equilibrio de lo que hay dentro. Y esto se consigue mediante un buen diseño y mediante técnicas energéticas. Al mismo tiempo ha de tener materiales que sean respetuosos con el medio ambiente, como es lógico. –La OMS ya hace muchos años que habla de edificios enfermos. Pero ¿se puede hablar seriamente de edificios que curan? –Ir más allá es peligroso, porque si lanzas antes de tiempo un tema que no está suficiente maduro puedes quemarlo. Hoy el objetivo es hacer centros sanitarios sostenibles que protejan el medio ambiente y la salud de los pacientes. Pero ya somos Realmente hay lugares que tienen una energía especial que es medible un grupo importante de personas que estamos recopilando información para intentar dar un paso más y no te extrañe que en dos o tres años construyamos un edificio que a parte de ser sano sea sanador. Aún es demasiado pronto para hablar de esto, pero sin duda es un objetivo personal, igual que hace siete u ocho años mi objetivo era construir un edificio sano y ya lo he construido. –¿Y sanador de qué? –Quizás es un adjetivo utilizado más como analogía entre enfermo y sano…Se refiere a que el edificio no sólo no enferme, sino que promueva la salud en un sentido muy amplio: que no haya agentes tóxicos, químicos, físicos ni bacteriológicos, que además cree unas atmósferas que promocionen el estado de bienestar. Mucha gente habrá tenido la sensación en algún momento de que al estar en un sitio determinado se han empezado a encontrar bien. Realmente hay lugares que tienen una energía especial que es medible, pero también hay que ir con cuidado, porque un exceso de energía puede causar problemas a largo plazo, así que no se puede ser frívolo con estos temas. Pero es muy importante crear sistemas automáticos para que el aire esté siempre limpio, que haya aromas naturales, sin campos electromagnéticos, sin ruido, que puedas dormir sin interferencias y hacer un ciclo entero de secreción de melatonina que te vaya regenerando… –¿Qué aceptación tiene la edificación sostenible entre las administraciones sanitarias? –Estamos en un momento en que lo urgente se está comiendo lo importante en las administraciones. Pero es que no debemos pensar sólo en ellas. Los agentes de la sociedad son los que tienen que liderar el camino hacia la sostenibilidad, y de hecho ya lo están haciendo. Es un movimiento imparable y en este caso posiblemente la administración va a ir detrás de estos pioneros. –¿Y qué papel tienen que desempeñar los profesionales sanitarios? –Lo primero es implicarse. De hecho, el objetivo ideal es que cuando se hace un nuevo centro sanitario haya una simbiosis entre los profesionales de la arquitectura, de las instalaciones y los sanitarios, porque además cada tipo de centro sanitario tiene un tipo de paciente objetivo y conviene hacer el hospital un poco a su medida. Es una simbiosis muy necesaria, y los profesionales sanitarios deberían implicarse en vez de esperar a que se lo den hecho. Tienen que participar en todo el proceso y hacer oír su criterio, yo diría que incluso con dureza cuando sea preciso. ■ 7DM n.º 829 • Marzo 2011 15 TERCERA EDICIÓN Programa Integral de formación continuada en Atención Primaria Director del curso: Dr. Ramon Planas Vilà. Director Médico 7DM PRIMER SEMESTRE – Bloque temático Coordinador Aparato digestivo Jordi Serra Servicio de Aparato Digestivo. Hospital Germans Trias i Pujol. Badalona (Barcelona) Neurología Adrià Arboix Ictus Servicio de Neurología. Hospital Universitari Sagrat Cor. Barcelona Dermatología Juan Jurado Onicomicosis y tiñas Médico de familia. Centro de Salud Medina-Rural. Medina del Campo (Valladolid) Pediatría Pablo Rojo Urgencias pediátricas en atención primaria Servicio de Pediatría. Hospital Doce de Octubre. Madrid Bloque temático – N O V I E M B R E 2 0 1 0 / M AY O 2 0 1 1 Coordinador Cuidados paliativos Cristina Lasmarías Cuidados paliativos en atención primaria Institut Català d’Oncologia (ICO) Cardiología Alfonso Martín Martínez Arritmias Jefe del Servicio de Urgencias. Hospital Severo Ochoa. Madrid ORL Juan José Navarro Patología del oído Hospital de Donostia Geriatría José Ribera Casado Anciano frágil Jefe del Servicio de Geriatría. Hospital Clínico San Carlos. Madrid ¡Entre en www.aulamayo.com para realizar la evaluación de los temas! información: www.aulamayo.com inscripciones: [email protected] Aula Mayo acredita tu formación 8 créditos JUNIO/NOVIEMBRE 2010 Patología funcional digestiva SEGUND0 SEMESTRE actividad acreditada con Tel. 93 209 02 55 (de 9.00 a 11.00 h y de 15.30 a 17.30 h viernes de 9.00 a 11.00 h) El «Programa Integral de formación continuada en Atención Primaria» proporciona una actualización clínica en las patologías más frecuentes en AP y permite obtener créditos para la carrera profesional. En esta tercera edición del curso, el programa aportará los conocimientos para mejorar la práctica clínica en 8 nuevos bloques temáticos, cada uno de ellos estudiado a partir de 5 temas específicos. Los temas del curso se publicarán semanalmente en www.aulamayo.com, donde podrá realizar la evaluación on line. Una selección de los temas que componen el curso se publicará en la revista, dentro de la sección Tema de la Semana. La matrícula, acceso a los temas y autoevaluación son gratuitos y puede examinarse sólo de aquellos temas que más le interesen, sin necesidad de completar todo el programa. A lo largo del curso podrá obtener diplomas acreditativos de cada uno de los temas que vaya aprobando (0,2 créditos por tema) previo pago de los costes de emisión. Si lo prefiere, podrá obtener un diploma conjunto por el total de créditos obtenidos en cada semestre (máximo 4 créditos por semestre si aprueba todos los temas). Actividad acreditada por la Comisión de Formación Continuada del Sistema Nacional de Salud y por el Consell Català de Formació Continuada de les Professions Sanitàries con 8 créditos TEMA DE LA SEMANA @ TEMA 1 OR L Artículo disponible en: Título Enfoque de la hipoacusia Autores en atención primaria Cargos www.sietediasmedicos.com Evaluación y acreditación en: www.aulamayo.com J.J. Navarro Sampedro Servicio de Otorrinolaringología. Hospital de Donostia. San Sebastián Objetivos del aprendizaje ◗1 Objetivos del aprendizaje ◗2 ◗ ¿Cuáles son los diferentes tipos de hipoacusia? ◗3 ◗ ¿Cuáles son sus principales características clínicas ◗4 y su representación gráfica audiométrica? Este trabajo está acreditado por la Comisión de Formación Continuada del Sistema Nacional de Salud y por el Consell Català de Formació Continuada de les Professions Sanitàries con Cada tema: 0,2 créditos Bloque completo: 1 crédito ◗ ¿De qué pruebas audiológicas disponemos hoy en día? ◗ ¿Puede el especialista en medicina de familia saber la conducta que debe seguir ante la mayoría de las hipoacusias, diagnosticarlas y tratarlas? e denomina «sordera» o «hipoacusia» al déficit funcional que se produce cuando un sujeto pierde capacidad auditiva en mayor o menor grado. Aunque en realidad ambos términos son sinónimos, a menudo el de «hipoacusia» se utiliza para pérdidas de audición leves o moderadas, mientras que el de «sordera» se usa en caso de una disminución de la audición más importante. Se conoce como «umbral auditivo» el estímulo sonoro más débil (de menor intensidad) que es capaz de percibir un determinado oído. El término «cofosis» hace referencia a la pérdida total de audición sin restos auditivos. S OR L Patología del oído Coordinador: J.J. Navarro Hospital de Donostia Hipoacusia en atención primaria Acúfenos en atención primaria Manejo diagnóstico del paciente vertiginoso en atención primaria Vértigo Benigno Posicional Paroxístico Manejo de la Parálisis Facial Periférica La función del aparato auditivo se desarrolla en tres etapas diferentes. La primera, que transcurre en el oído externo y medio, consiste en la transmisión de la energía física del estímulo sonoro hasta el órgano de Corti. La segunda fase tiene lugar en el oído interno y consiste en el fenómeno bioeléctrico de la transducción, es decir, en la transformación de la energía mecánica en energía eléctrica. Por último, esta energía eléctrica es conducida a través de las vías nerviosas desde el órgano de Corti hasta las áreas corticales del lóbulo temporal en la corteza cerebral, lo que permite apreciar los sonidos con todas sus cualidades. En audiología nos referimos a la vía aérea como el camino que recorre el estímulo auditivo a través del oído externo y medio hasta llegar al oído interno. La vía ósea es la estimulación directa del oído interno a través del hueso, sin pasar por el oído externo ni el oído medio. Clasificación En caso de audición normal, el umbral tonal no sobrepasa los 25 decibelios (dB HL) en la gama de frecuencias de una conversación. Según la intensidad de la pérdida auditiva se distingue entre: a) hipoacusia leve, cuando la pérdida no es superior a 40 dB para las frecuencias centrales; b) hipoacusia moderada, si la pérdida está comprendida entre 40 y 70 dB; c) hipoacusia grave, si la pérdida está comprendida entre 70 y 90 dB, y d) hipoacusia profunda, cuando la pérdida es superior a 90 dB. Según la topografía, cabe distinguir entre hipoacusia conductiva o de transmisión, hipoacusia neurosensorial o perceptiva, hipoacusia mixta e hipoacusia central: • La hipoacusia conductiva se produce por una lesión del aparato transmisor de la energía sonora, debido a lesiones del oído externo y medio. En general este ti- 7DM n.º 829 • Marzo 2011 17 TEMA DE LA SEMANA ORL po de hipoacusias producen una pérdida más o menos equilibrada en las distintas frecuencias, no superan los 60-70 dB de pérdida, son leves o moderadas y recuperables médica o quirúrgicamente. En los casos en que el tratamiento no tenga éxito o no se pueda aplicar, una prótesis auditiva correctamente adaptada conseguirá hacer llegar eficazmente el sonido hasta el oído interno. En este tipo de sordera el oído interno es completamente normal, por lo que, si se logra que el sonido llegue hasta él, la hipoacusia se resolverá. En este caso, la audición por vía ósea es mejor que por vía aérea, y ésta es la característica que se plasmará en el gráfico audiométrico. La diferencia en dB entre ambas curvas se denomina «umbral diferencial auditivo» (figura 1). • Las hipoacusias neurosensoriales o perceptivas ocurren por lesión o bien del órgano de Corti (hipoacusia coclear) o bien de las vías acústicas (hipoacusia retroclear o neuropatía). Acostumbran a ser permanentes y pueden ir acompañadas de gran variabilidad en los restos auditivos. Si sobrevienen antes de la adquisición del lenguaje, comprometen de manera grave el desarrollo verbal y cognitivo del individuo. No tienen tratamiento médico ni quirúrgico. Desde el punto de vista audiométrico, dado que la lesión asienta en el oído interno, da igual la vía por la que llegue el sonido, lo que se traduce en una caída paralela de la audición por vía ósea y vía aérea, sobre todo de las frecuencias agudas (figura 2). Las dos características principales de este tipo de hipoacusia son la tendencia a la pérdida de las frecuencias agudas y la afectación de la inteligibilidad, con pérdida de discriminación de sonidos; es decir, los pacientes «oyen, pero no entienden». • Es habitual que una sordera esté ocasionada por varias causas, y si éstas afectan al mismo tiempo al oído externomedio y al interno, producen lo que se conoce como «sordera mixta». Desde el punto de vista audiométrico, presentan características tanto de hipoacusia de conducción como de percepción (figura 3). Un ejemplo típico sería un paciente con presbiacusia que sufre además una otitis media serosa catarral. 18 7DM n.º 829 • Marzo 2011 128 256 512 OÍDO DERECHO 1024 2048 AUDIOMETRÍA TONAL 4096 8192 128 256 512 OÍDO IZQUIERDO 1024 2048 4096 8192 10 10 10 0 0 0 10 10 10 20 20 20 30 30 30 40 40 40 50 50 50 60 60 60 70 70 70 80 80 80 90 90 90 100 100 100 110 110 110 Figura 1. Hipoacusia conductiva o de transmisión 128 256 512 OÍDO DERECHO 1024 2048 AUDIOMETRÍA TONAL 4096 8192 128 256 512 OÍDO IZQUIERDO 1024 2048 4096 8192 10 10 10 0 0 0 10 10 10 20 20 20 30 30 30 40 40 40 50 50 50 60 60 60 70 70 70 80 80 80 90 90 90 100 100 100 110 110 110 Figura 2. Hipoacusia neurosensorial o de percepción 128 256 512 OÍDO DERECHO 1024 2048 AUDIOMETRÍA TONAL 4096 8192 128 256 512 OÍDO IZQUIERDO 1024 2048 4096 8192 10 10 10 0 0 0 10 10 10 20 20 20 30 30 30 40 40 40 50 50 50 60 60 60 70 70 70 80 80 80 90 90 90 100 100 100 110 110 110 Figura 3. Hipoacusia mixta • La hipoacusia central tiene como causa trastornos cerebrales que originan una falta de descodificación del mensaje sonoro. Este tipo de sordera se aparta del ámbito de la otorrinolaringología para entrar de lleno en el de la neurología o la neuropsiquiatría, dado que el paciente oye las palabras pero no puede interpretar su significado, o lo interpreta. Por tanto, se trata de un trastorno cualitativo, y no cuantitativo, de la audición. Diagnóstico El médico de atención primaria es un factor clave en el diagnóstico precoz y el enfoque de los pacientes con hipoacu- sia. Es fundamental elaborar la historia clínica, realizar una exploración dirigida del paciente y, por último, llevar a cabo unas pruebas complementarias que permitan establecer un diagnóstico correcto. el oído enfermo, mientras que en la sordera neurosensorial se desplaza hacia el oído sano. Si no lo percibe lateralizado, se dice que la prueba de Weber es indiferente (tabla 2). Anamnesis Al igual que en otras enfermedades, la historia clínica es esencial, y deberá incluir: a) la forma de aparición de la hipoacusia (brusca, progresiva o recurrente); b) su unilateralidad o bilateralidad; c) los síntomas acompañantes (otorrea, otalgia, acúfenos, vértigo, autofonía y sensación de taponamiento); y d) los antecedentes familiares y personales, con especial atención a los ototóxicos y a la exposición crónica al ruido laboral. Audiometría tonal Es el estudio de los umbrales de audición de las distintas frecuencias de cada uno de los oídos, y se refleja en una gráfica llamada audiograma. Los resultados se expresan en una curva audiométrica que consta de dos trazados para cada oído. Uno de ellos determina la vía ósea que ya hemos explicado, que estudia exclusivamente la función coclear y de las vías nerviosas. El otro corresponde a la audición por vía aérea, es decir, estudia la función de todos los elementos anatómicos involucrados en la audición (oído externo, tímpano, cadena osicular, cóclea y vías centrales). En toda audiometría el trazado discontinuo corresponde siempre a la vía ósea y el continuo a la vía aérea. Las características audiométricas de cada tipo de sordera se han explicado anteriormente al hablar de su clasificación topográfica (figuras 1-3). Exploración física Se deberá explorar el pabellón auricular en busca de lesiones o malformaciones visibles. La exploración fundamental es la otoscopia, que será la base del diagnóstico en la mayoría de los trastornos del oído externo y medio, aunque no siempre (por ejemplo, en una otosclerosis con fijación del estribo, la otoscopia es normal [figura 4]). En todos los casos en que la exploración sea normal, la clave diagnóstica la proporcionarán las pruebas complementarias. Siempre que existan síntomas nasosinusales o faríngeos asociados habrá que completar la exploración ORL; así, por ejemplo, una rinosinusitis de cualquier origen puede ir asociada a trastornos tubáricos, y en los trastornos tubáricos unilaterales debe descartarse siempre una neoplasia de cavum. Pruebas audiológicas Se dispone de varios tipos de pruebas audiológicas, que pueden agruparse en dos grandes tipos: pruebas objetivas y subjetivas (tabla 1). Las subjetivas son aquellas que requieren la colaboración del paciente para ser realizadas: el explorador realiza una acción y se espera que el paciente explorado dé una respuesta. En las pruebas objetivas no es necesaria la colaboración del paciente, de modo que pueden realizarse a cualquier edad desde el momento del nacimiento, así como en niños con trastornos mentales o alteraciones de la conducta. Figura 4. Imagen otoscópica de un tímpano normal Acumetría Para la prueba de Rinne suelen emplearse diapasones de tonos graves, que son los que mejor se trasmiten por vía ósea. Se realiza colocando el diapasón en la mastoides del sujeto explorado. Cuando deja de oírlo, se pone el diapasón enfrente de su oído, a unos 2 cm. Si el sujeto no tiene una sordera de transmisión, al ponerlo enfrente de su oído volverá a oír el sonido (prueba de Rinne positiva). Si padece una sordera de transmisión, no lo oirá (prueba de Rinne negativa). En la prueba de Weber, se coloca el diapasón centrado en la frente del sujeto y se le pide que indique por cuál de los oídos oye más. En condiciones normales, el paciente lo debe escuchar centrado o por ambos oídos por igual. En caso de una hipoacusia de transmisión, el sonido paradójicamente se desplaza hacia Audiometría verbal o logoaudiometría Es la prueba que más se acerca a la realidad sonora del individuo. Con ella no se averigua el umbral de su audición sonora, sino la capacidad de comprensión del lenguaje. Para realizarla se utiliza una lista de 20 palabras fonéticamente ponderadas (que tengan dos sílabas Tabla 1. Pruebas audiológicas Pruebas subjetivas Pruebas objetivas Acumetría Audiometría tonal Audiometría verbal Impedanciometría Potenciales evocados Otoemisiones acústicas Tabla 2. Acumetría: pruebas de Rinne y Weber Prueba Audición normal Hipoacusia de transmisión Hipoacusia neurosensorial Rinne Positiva (vía aérea >vía ósea) Indiferente Negativa (vía aérea <vía ósea) Al oído enfermo Positiva (vía aérea >vía ósea) Al oído sano Weber 7DM n.º 829 • Marzo 2011 19 TEMA DE LA SEMANA ORL igualmente acentuadas con una intensidad específica), que el paciente tiene que repetir; se busca aquella intensidad a la que el paciente repite de modo exacto la mitad de las palabras (umbral de recepción verbal), aquel con el que se consigue la máxima discriminación (figura 5). 110 100 b 90 80 c a 70 60 -10 -5 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 50 40 Impedanciometría Por medio de esta prueba se mide la resistencia del oído medio al paso de la energía sonora. Los aparatos que miden la impedancia se llaman «impedanciómetros» o «timpanómetros». Disponen de tres unidades independientes para realizar su función: un emisor de sonido que emite un tono a una intensidad siempre igual, un sistema captador y medidor del sonido reflejado por el tímpano, y una bomba de aire que permite alcanzar presiones desde –600 mm a +400 mm de agua. El aparato busca a qué presión se obtiene la máxima capacidad, es decir, la máxima cantidad de sonido que pasa hacia el oído medio, que debe estar entre +50 y –150 mmH2O, y se muestra en una gráfica (figura 6). La impedanciometría tiene interés en el estudio de las hipoacusias de transmisión (tubaritis, otitis serosas, otosclerosis, lesiones de cadena osicular), pero requiere la integridad de la membrana timpánica. Potenciales evocados auditivos de tronco cerebral Consiste en el estudio de las corrientes eléctricas que discurren por la vía auditiva desde el órgano de Corti hasta las áreas auditivas de la corteza cerebral. El registro de estas corrientes se plasma en una serie de ondas cuyo estudio permite conocer el umbral auditivo general del paciente (también el umbral para cada frecuencia) y si la causa de la sordera es coclear o retrococlear. La gran desventaja de esta prueba es que precisa sedación en el adulto o anestesia en niños, aunque los modelos más recientes ya son capaces de salvar este escollo. Otoemisiones acústicas Las otoemisiones son sonidos generados por el funcionamiento normal de la cóclea, concretamente por la contrac- 20 7DM n.º 829 • Marzo 2011 30 20 10 0 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 dB 95 100 Figura 5. Audiometría verbal o logoaudiometría: a) logoaudiometría normal; b) logoaudiometría en hipoacusia conductiva; c) curva de logoaudiometría en la hipoacusia neurosensorial ción de las células ciliadas externas del órgano de Corti, y que pueden ser detectados en el conducto auditivo externo. En algunas personas pueden recogerse emisiones espontáneas, pero cuando son provocadas por un estímulo sonoro pueden registrarse en la totalidad de oídos normales; es decir, su detección tras la estimulación sonora del oído indica la normalidad funcional del oído medio y la cóclea. La facilidad para realizar la prueba y la presencia de otoemisiones desde el nacimiento hacen de ella la prueba ideal para el cribado auditivo universal en recién nacidos. Compliancia 1,2 1 0,8 0,6 0,4 0,2 00 400 200 mmH2O 0 200 Figura 6. Impedanciometría sustituir a los audífonos convencionales por vía ósea (audigafas o diademas). Valoración Una hipoacusia puede ser la consecuencia de un trastorno en el oído externo o medio, lo que da lugar a una hipoacusia de conducción, o bien en el oído interno, lo que origina una hipoacusia de percepción. Como ya se ha señalado, en el primer caso las causas pueden ser susceptibles de tratamiento médico o quirúrgico y, si éste no funciona o no es posible, la adaptación de una prótesis auditiva será una buena solución. Cuando la adaptación de una prótesis convencional no sea posible (por ejemplo, por otorrea continuada o estenosis postinfecciosas del conducto auditivo externo), la colocación de un dispositivo protésico anclado en el hueso mediante un tornillo de titanio osteointegrado en la apófisis mastoidea dará buenos resultados. Este dispositivo viene a En las hipoacusias de percepción, en cambio, no existe posibilidad terapéutica curativa, ni médica o quirúrgica. En estos casos la única posibilidad de mejorar la deficiencia es la adaptación protésica, si bien el rendimiento es inferior que en las hipoacusias de conducción. En la hipoacusia neurosensorial bilateral profunda está indicada la colocación de un implante coclear (http://www.youtube.com/watch?v=Ls2YBo1L_7w). Hipoacusia de conducción Las causas son múltiples, siendo la más común el tapón de cerumen, especialmente en caso de instauración brusca tras la entrada de agua en el conducto auditivo externo o tras su manipulación con bastoncillos. Se acompaña de sensación de taponamiento y el tratamiento es su extracción, bien por lavado o, si éste está contraindicado (como en caso de antecedente de otorrea, patología aguda concomitante o antecedentes quirúrgicos), mediante aspiración o curetaje. Otra causa frecuente de la hipoacusia de conducción es la otitis externa debida a infecciones del conducto auditivo externo bacterianas, fúngicas o víricas (herpes). Pueden producir hipoacusia por edema e inflamación de las paredes del conducto, y se acompañan de otalgia y otorrea. El tratamiento generalmente es tópico, y hay que evitar la entrada de agua en el oído. La bacteria más frecuentemente implicada es Pseudomonas aeruginosa; en caso de prescribir antibioticoterapia por vía oral, debe utilizarse un antibiótico adecuado. La exóstosis ósea del conducto auditivo externo es muy común en los casos de estimulación repetida del periostio con agua fría. A la clínica de hipoacusia por taponamiento, se pueden añadir las otitis externas de repetición; el tratamiento, si es preciso, es de tipo quirúrgico. Los cuerpos extraños pueden introducirse de forma involuntaria o accidental o bien de forma voluntaria. Especialmente habitual es el algodón de los bastoncillos higiénicos para los oídos mal utilizados. Los cuerpos extraños pueden ser cuerpos inertes o seres vivos (insectos); en este segundo caso, lo principal es exterminarlos con alcohol, éter o aceite. La audición se recupera tras su extracción, generalmente tras un lavado, evitando la manipulación sin el material apropiado. La otitis media serosa o secretoria es la causa más común de sordera en la infancia. Suele ser bilateral y se define por la presencia de fluido en el oído medio con integridad de la membrana timpánica. Es la causa más importante de disfunción tubárica, cuya consecuencia es la aparición de trasudado en el oído medio y la reabsorción progresiva del oxígeno de la cavidad timpánica por ausencia de ventilación. En el adulto suele ser una complicación de un proceso infeccioso de vías altas o una secuela de una otitis media aguda. Se caracteriza por la ausencia de otalgia y se acompaña de sensación de taponamiento, acúfenos y autofonía. Tiende a la resolución espontánea o tras tratamiento médico. Si persiste, la reabsorción del oxígeno del oído medio genera una presión negativa que tiende a originar una bolsa de retracción en la membrana, que pueden acabar generando colesteatomas o procesos adhesivos a la pared posterior de la caja, por lo que en algunos casos se requiere la realización de miringotomía y la colocación de drenajes transtimpánicos. Siempre que sea unilateral debe descartarse la existencia de una neoplasia de cavum. La otitis media crónica se define como la inflamación crónica de la mucosa del oído medio que se mantiene en el tiempo con reagudizaciones periódicas y se acompaña de una perforación permanente de la membrana timpánica bien central (simple) o bien marginal (con afectación del anillo timpánico o de la parte fláccida, lo que permite la entrada de epitelio en el oído medio originando una otitis media crónica colesteatomatosa). A la hipoacusia se le añade como síntoma principal la otorrea intermitente y generalmente indolora. En su evolución hacia la perforación timpánica, se le sumará lesión de la cadena de huesecillos, por lo que el grado de hipoacusia será variable; debe sospecharse dicha lesión cuando la audición decaiga por debajo de los 40 dB. La de tipo simple es tributaria de tratamiento médico tópico durante las reagudizaciones, pero el tratamiento definitivo es quirúrgico. La técnica quirúrgica indicada es la miringoplastia, que consiste en la colocación de un injerto generalmente de fascia temporal, pericondrio del trago o cartílago, a lo que se añade la reconstrucción de la cadena osicular cuando es preciso. En la de tipo colesteatomatoso, el tratamiento es quirúrgico y se aplican antibióticos tópicos si aparecen reagudizaciones del proceso crónico. La cirugía tiene como fin primordial eliminar la lesión y, si es posible, restaurar la audición, pero siempre como fin secundario. Tabla 3. Fármacos ototóxicos Antibióticos Aminoglucósidos Estreptomicina Neomicina Kanamicina Amikacina Gentamicina Tobramicina Polipéptidos Polimixina Viomicina Tetraciclinas Minociclina Otros Vancomicina Eritromicina Diuréticos Ácido etacrínico Furosemida Bumetanida Antiinflamatorios Salicilatos Ácido mefenámico Derivados de la quinina Quinina Quinidina Cloroquina Quimioterápicos Cisplatino Carboplatino Bleomicina Mostazas nitrogenadas Vincristina Vinblastina Otros fármacos Fenobarbital Hexadina Mandelamina La otosclerosis consiste en una distrofia ósea de la cápsula laberíntica con neoformación de hueso que, en su crecimiento, puede englobar a la platina del estribo y fijarla. Afecta más a mujeres, suele manifestarse después de los embarazos y en su etiología existe un factor genético, ya que la mitad de los pacientes presentan antecedentes familiares de sordera otosclerosa; tiene un tipo de 7DM n.º 829 • Marzo 2011 21 TEMA DE LA SEMANA ORL herencia autosómico dominante con una penetrancia incompleta. Se manifiesta como hipoacusia generalmente bilateral durante la evolución, que puede acompañarse de acúfenos, vértigo o inestabilidad. Inicialmente la hipoacusia es de transmisión pura, pero durante su evolución suele afectar a la cóclea, con aparición de hipoacusia mixta con componente neurosensorial. El tratamiento de elección es el quirúrgico; sólo se indicará adaptación protésica cuando la cirugía esté contraindicada por causas generales del paciente o en caso de oído único. La técnica quirúrgica es la estapedectomía, que consiste en sustituir el estribo por una prótesis. Hipoacusia neurosensorial La presbiacusia es el envejecimiento de la función auditiva que conlleva un deterioro en la discriminación de la palabra, sobre todo en un ambiente ruidoso. Puede asociarse a acúfenos e inestabilidad (presbivértigo). Condiciona enormemente la vida social de las personas mayores y su tratamiento es protésico. El traumatismo acústico agudo o crónico (debido a ambiente laboral) produce una hipoacusia invariablemente asociada a acúfenos. Primero afecta a la frecuencia de 4.000 Hz, para ir extendiéndose luego al resto de frecuencias. Cuando es crónico, suele ser bilateral y el único tratamiento posible es el preventivo. La ototoxicidad se produce por el tratamiento con agentes ototóxicos, como antibióticos aminoglucósidos, tetraciclinas y vancomicina, quimioterápicos, salicilatos, derivados de la quinina, etc. (tabla 3). Existe una susceptibilidad indi- 22 7DM n.º 829 • Marzo 2011 RECOMENDACIONES PRÁCTICAS • La acumetría con diapasón es una prueba básica que puede realizarse en atención primaria y que permite orientar el diagnóstico y determinar la urgencia del tratamiento. • Un paciente con sordera repentina, tímpano normal, prueba de Rinne positiva y prueba de Weber positiva en el oído contralateral deberá ser derivado de forma urgente al especialista en ORL para ser valorado. vidual a estos agentes y hay factores predisponentes, como la insuficiencia renal, la edad y los antecedentes familiares y óticos. La hipoacusia es bilateral y simétrica; primero afecta a los tonos agudos y luego al resto de frecuencias. Suele acompañarse de acúfenos bilaterales. El único tratamiento eficaz es la suspensión del tratamiento ante la aparición de síntomas. La enfermedad de Ménière se caracteriza por crisis vertiginosas asociadas a acúfenos e hipoacusia; es de causa desconocida, excepto en algunos casos en que se reconoce un origen autoinmunitario. Generalmente es una enfermedad evolutiva con sordera progresiva que requerirá audífonos, además de otros tratamientos para controlar el vértigo. El neurinoma del nervio acústico es un tumor benigno que se origina de la rama vestibular del VIII par craneal. En general se manifiesta con acúfenos e hipoacusia unilateral, con gran afectación de la discriminación; posteriormente aparece inestabilidad y, conforme crece, afectación de otros pares craneales (parálisis facial), del tronco y del cerebelo. Aproximadamente un 60% de ellos no crecen, por lo que muchas veces se realiza únicamente con- trol por resonancia magnética. En casos sintomáticos o con crecimiento, el tratamiento fundamental es quirúrgico; en ocasiones puede tratarse con radiocirugía (radioterapia estereoatáxica). La hipoacusia brusca se define como la pérdida superior a 30 dB en tres frecuencias consecutivas establecida en menos de 3 días. Las dos causas más comunes son las infecciones víricas y la autoinmunitaria. Normalmente se acompaña de escasa sintomatología, siendo la aparición de vértigo de mal pronóstico. Es una urgencia médica, pues el factor pronóstico más importante es la instauración rápida de tratamiento con glucocorticoides en dosis de 1 mg/kg/día. Así pues, ante un paciente con sordera repentina, tímpano normal, prueba de Rinne positiva ipsilateral y prueba de Weber positiva en el oído contralateral, habrá que proceder a su derivación al especialista con carácter urgente. ■ Bibliografía Bargués R. Actuación ante la hipoacusia en atención primaria. AMF. 2009; 5: 257-261. Gil-Carcedo LM, Vallejo LA, Gil-Carcedo E. Otología, 2.ª ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana, 2004. Torres JL, López MA, Boix C, Del Campo JM. Hipoacusia. Guías clínicas 2003; 3 (20). Disponible en: http:// www.fisterra.com/guias2/hipoacusia.asp TEMA 2 O R L Acúfenos X. Altuna, M. Abrego, J.J. Navarro Servicio de Otorrinolaringología. Hospital Donostia. San Sebastián Objetivos del aprendizaje ◗ Distinguir los acúfenos de las alucinaciones, la autofonía o los acúfenos objetivos. ◗ Valorar cuál es el grado de repercusión que los acúfenos tienen sobre el paciente. ◗ Saber elegir el tratamiento más adecuado en función del grado de repercusión del acúfeno. os acúfenos o tinnitus son la percepción de un ruido en ausencia de estímulo acústico; se deben a un estado de excitación o inhibición alterado en el sistema auditivo, que provoca una actividad anómala y espontánea de éste. Hay que tener en cuenta que son un síntoma, y no una enfermedad. Deben distinguirse de las alucinaciones auditivas: los acúfenos son descritos como un tono puro de diferentes intensidades y frecuencias, mientras que las alucinaciones auditivas son sonidos más complejos. También deben diferenciarse de la autofonía, que es la resonancia de la propia voz producida en algunos tipos de hipoacusias, en concreto en las de transmisión. L Las formas de presentación del acúfeno son muy heterogéneas, su etiología es múltiple y están implicados componentes biológicos y psicológicos, lo que hace muy compleja la búsqueda de protocolos diagnósticos y dificulta el tratamiento de estos pacientes. El 1015% de la población sufre acúfenos de mayor o menor intensidad y el 85% de los pacientes que padecen algún tipo de trastorno auditivo experimentan acúfenos. Pueden presentarse en cualquier época de la vida, aunque su incidencia aumenta con la edad; es más frecuente entre los 40 y 70 años. Clasificación y etiopatogenia La clasificación más comúnmente aceptada divide los acúfenos en objetivos y subjetivos: los primeros son oídos tanto por el paciente como por el explorador, mientras que los segundos, los más habituales, sólo los oye el paciente. En la tabla 1 se enumeran sus distintas causas. Acúfenos objetivos Los acúfenos objetivos son sonidos reales, de origen mecánico, que nacen en el oído o cerca de él. Este tipo de acúfenos suelen ser de causa identificable, generalmente son descritos como acúfenos vibratorios y pueden deberse a distintas causas, como malformaciones arteriovenosas, inflamación aguda o crónica del oído medio, tirotoxicosis, anemia grave, embarazo, vasos anómalos, tumores vasculares y aneurismas. En estos casos, el acúfeno es de tipo pulsátil y sincrónico con el pulso. Por otra parte, las contracciones musculares clónicas de los músculos tensor del tímpano, músculo del estribo, tensor del velo del paladar o elevador del paladar pueden producir un clic audible tanto por el paciente así como por el examinador. En tales casos, el ritmo suele ser mayor que el del pulso. Estos trastornos neuromusculares pueden estar originados por causas psicógenas, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica, alteraciones cerebrovasculares o neoplasias intracraneales. Otra posible causa de acúfenos es la presencia de una trompa de Eustaquio demasiado abierta o permeable, como ocurre ante una gran pérdida de masa corporal, la ingestión de anticonceptivos orales o en el puerperio. Acúfenos subjetivos Los acúfenos subjetivos, que son la gran mayoría, generalmente no son vibratorios, se deben a la excitación y conducción nerviosa desde cualquier punto del aparato auditivo hasta la corteza auditiva y no tienen una base mecánica. Neurofisiológicamente, el tinnitus es una adaptación cortical anómala ante una deprivación en la entrada de datos desde el sistema nervioso periférico. Entre las causas propuestas para este tipo de acúfenos figuran, por ejemplo, las parestesias del nervio auditivo, la irritación del plexo timpánico, la hiperviscosidad sanguínea, el aumento de la presión de líquidos del oído interno y el edema intracelular del órgano de Corti. La observación de que los acúfenos persisten en un número elevado de pacientes a pesar de la destrucción del oído interno o la sección del VIII par craneal apoya la hipótesis del origen central del acúfeno. Las causas de los acúfenos centrales incluyen la presencia de lesiones ocupantes de espacio, la inflamación y anomalías vasculares. En ausencia de éstas, la teoría de la compuerta intenta explicarlos sugiriendo que las vías eferentes que controlan los mecanismos presinápticos están alteradas y ello permite que las aferencias centrales sean desproporcionadas respecto a las periféricas. Diagnóstico Dado que el abordaje de los acúfenos es difícil, se aboga por una aproximación por parte del médico de familia, quien deberá conocer en qué casos consultar con un equipo multidisciplinario, que estará formado por un especialista oto- 7DM n.º 829 • Marzo 2011 23 TEMA DE LA SEMANA ORL Tabla 1. Causas de los acúfenos Congénitas Neurológicas Neoplasias benignas Neoplasias malignas • Atresia del conducto auditivo externo • Trastornos genéticos • Mioclonías del paladar • Esclerosis múltiple • Esclerosis lateral amiotrófica • Hipertensión intracraneal benigna • Espasmos del músculo del estribo • Espasmos del músculo tensor del tímpano • Del conducto auditivo externo • Osteoma • Exóstosis • Del oído medio • Colesteatoma • Glomus • Del oído interno • Colesteatoma • Meningioma • Neurinoma • Del sistema nervioso central • Del conducto auditivo externo • Del oído medio • Del oído interno • Del sistema nervioso central rrinolaringólogo, un audiólogo y, en ocasiones, un psiquiatra. El estudio de un paciente con acúfenos comenzará con la realización de una anamnesis completa, a la que seguirán un examen médico, un examen audiológico, otro electrofisiológico y otro radiológico, sobre todo en los casos de acufenos unilaterales, que deberán ser evaluados mediante tomografía computarizada (TM) o resonancia magnética (RM). La mayoría de los acúfenos son subjetivos, por lo que los objetivos deberán 24 7DM n.º 829 • Marzo 2011 Infecciosas • Otitis externa • Otitis medias Vasculares • Malformaciones arteriovenosas • Dehiscencia bulboyugular • Síndrome de Eagle • Aneurismas • Hipertensión arterial • Arteriosclerosis • Vasculopatías • Persistencia de la arteria estapedial • Diabetes mellitus Traumáticas • Traumatismo del conducto auditivo externo • Perforación timpánica • Dehiscencia de la cadena de huesecillos • Traumatismo craneoencefálico Miscelánea • Ruido ambiental • Síndrome de Ménière • Fístula perilinfática • Fijación osicular • Trastornos cocleares • Anemia • Hipertiroidismo • Ototóxicos • Déficit nutricionales • Alteraciones de la articulación temporomandibular • Trastornos psicológicos ser reconocidos y tratados adecuadamente (tabla 2). Anamnesis Es fundamental conocer la historia clínica de los acúfenos: circunstancias de su inicio, curso evolutivo, factores que lo exacerban o lo alivian, localización, timbre, intensidad, carácter continuo o intermitente y repercusión sobre la calidad de vida, para lo cual se dispone de distintas escalas. Hay que preguntar al paciente si existe hipoacusia asociada, que es muy habitual y tiende a ser pro- Tabla 2. Causas de los acúfenos objetivos • Neoplasias del oído medio • Hipertensión arterial • Arteriosclerosis • Aneurismas • Vasculopatías • Esclerosis múltiple • Mioclonías del paladar blando • Disfunción o trastorno de la articulación temporomandibular • Trastornos cervicales • Hipertensión intracraneal benigna • Mioclonías de los músculos del oído medio gresiva. Asimismo, debe preguntarse sobre la coexistencia de síntomas vestibulares o de inestabilidad, sin olvidar los trastornos de la articulación temporomandibular como origen de algunos casos de acúfenos. Por último, hay que indagar sobre los fármacos que toma habitualmente; así, por ejemplo, el ácido acetilsalicílico y otros antiinflamatorios no esteroideos producen a menudo acúfenos, y también los diuréticos. Este tipo de acúfenos suele ser reversible en la mayor parte de los casos, salvo cuando existe ototoxicidad, como ocurre con algunos tipos de quimioterápicos. Examen físico Deberá incluir, por supuesto, una exploración del oído que garantice que no hay cerumen en el conducto auditivo externo, alteraciones de la membrana timpánica o alteraciones visibles mediante la exploración en el oído medio, pero también una cuidadosa exploración del área de la cabeza y el cuello. Habrá que palpar y auscultar el cuello en busca de trastornos arteriovenosos. Debe hacerse hincapié en el examen neurológico, con especial atención a los pares craneales V y VII (trigémino y facial). Los trastornos cerebelosos han de evaluarse mediante pruebas como la de Romberg, desviaciones segmentarias y la prueba de Unterberger. Asimismo, hay que tomarle la presión arterial al paciente. Análisis Se insistirá especialmente en detectar la presencia de factores que aumenten el gasto cardiaco, como la anemia o el hipertiroidismo. Examen audiológico Es obligado practicarlo ante todo paciente con acúfenos, e incluye una audiometría tonal y otra verbal. Más del 75% de los pacientes que se quejan de acúfenos presentan hipoacusia asociada superior a 30 dB para frecuencias agudas. Electro o videonistagmografía Las pruebas calóricas son las más importantes en el caso de que los acúfenos se acompañen de síntomas vestibulares como vértigo o inestabilidad, pero en el resto de los casos no es necesario solicitarlas. Técnicas de imagen La RM es la prueba de imagen más importante por su sensibilidad y especificidad, salvo que se quiera evaluar las estructuras del hueso del peñasco, en cuyo caso se solicitará una TC. La RM debe pedirse en aquellos casos de acúfenos crónicos asociados a hipoacusia neurosensorial unilateral o si las pruebas audiológicas sugieren la presencia de una lesión retrococlear. Su objetivo es descartar un neurinoma del nervio acústico o patología del sistema nervioso central. Una vez expuestas las pruebas diagnósticas existentes, hay que tener claro cómo utilizarlas, para lo cual puede ser útil recurrir a un algoritmo diagnóstico (figura 1). Los acúfenos objetivos tienen una entidad propia; ante ellos, hay que auscultar, estudiar el fondo de ojo, ejercer presión sobre la vena yugular para ver si se alteran, practicar una TC y una RM, y practicar, si es necesario, una punción lumbar y una angiografía carotídea (salvo si se llega antes al diagnóstico etiológico). en primer lugar, establecer su intensidad y su repercusión en las actividades de la vida diaria del paciente, para lo cual se emplean unas escalas determinadas. Las opciones terapéuticas son diversas y pueden ser clasificadas en tres grupos, dependiendo de si el grado de síntomas es leve, moderado o intenso: • Los acúfenos leves no interfieren en la actividad diaria del paciente. En estos casos, la mejor opción terapéutica es aconsejar y tranquilizar al paciente. Así, el 25% de los pacientes mejora de forma significativa, el 50% mejora en mayor o menor grado y el 25% restante permanece sin cambios (es decir, con afectación leve); sólo un pequeño porcentaje presentará síntomas progresivos. Además, se pueden dar consejos dietéticos, como disminuir el consumo de cafeína, sal y nicotina durante al menos un mes y valorar de nuevo al paciente transcurrido este periodo. • Los acúfenos moderados son aquellos que interfieren en el sueño y en la capacidad del paciente para realizar sus actividades cotidianas. En estos casos, se recomienda el uso de audífonos, enmascaradores de ruido, terapias de habituación y medicación, además de las medidas mencionadas para el grupo anterior. • Los acúfenos intensos inhabilitan la actividad cotidiana del paciente y re- quieren consejo amplio y educación del paciente, así como audífonos, enmascaradores, terapias de habituación y medicación. Existen asimismo otras posibilidades terapéuticas, como la cámara hiperbárica, la electroestimulación, el tratamiento quirúrgico o la acupuntura. Medidas específicas Cabe citar las siguientes: • Enmascaramiento. Esta técnica, que cuenta con un grado de recomendación B, consiste en sustituir los acúfenos por otros sonidos, por lo que se considera una medida paliativa. Paradójicamente, la estimulación de la zona afectada (frecuencia acústica dañada) es la forma más eficaz de reducir la hiperactividad central antes descrita. Las técnicas de enmascaramiento incluyen audífonos, enmascaradores puros y dispositivos mixtos. Los audífonos se usan en pacientes con hipoacusia asociada; así, la amplificación del sonido a menudo enmascara el ruido y disminuye las molestias. El empleo de enmascaradores puros se limita a los pacientes con acúfenos sin pérdida de audición asociada o con pérdida mínima de audición. En el caso de los dispositivos basados en la combinación de audífono y enmascarador, el volumen del audífono y del enmascarador se controlan de forma independiente, lo que permite aumentar el volumen del enmascarador sin usar el audífono Examen físico Normal Alteración de pares craneales Otras alteraciones neurológicas Anamnesis Hipoacusia unilateral Desequilibrio Estudio radiográfico Resonancia magnética Tomografía computarizada (en algunos casos) Estudio audiométrico Audiometría tonal y verbal Videonistagmografía (Si existe clínica vestibular) Tratamiento Medidas generales Dejando al margen los acúfenos de etiología conocida, que pueden ser tratados de forma específica, la mayor parte de acúfenos no tienen una causa conocida; por eso existen pocas alternativas terapéuticas que eliminen la causa. Para el tratamiento de un acúfeno es necesario, Sin hallazgos sugerentes Control a los 6 meses Figura 1. Algoritmo diagnóstico de los acúfenos 7DM n.º 829 • Marzo 2011 25 TEMA DE LA SEMANA ORL en situaciones de más tranquilidad o durante la noche, cuando el acúfeno suele ser más intenso. En los casos en que se logra enmascarar los acúfenos, el 55% de los pacientes pueden obtener beneficios a largo plazo con estos dispositivos. • Reentrenamiento auditivo. El objetivo es conseguir anular no los acúfenos, sino la percepción consciente de ellos a partir de la habituación, para de este modo minimizar las repercusiones emocionales negativas sobre la vida del paciente. Para ello se emplean técnicas de aprendizaje y desmitificación de la importancia del síntoma, y se informa y educa al paciente sobre la fisiopatología del sistema auditivo y los mecanismos que generan el acúfeno. • Control del estrés. En muchos pacientes el estrés es un factor muy determinante, que condiciona la relevancia del síntoma. Un alto índice de pacientes con acúfenos sufre al mismo tiempo cierto grado de neurosis y depresión. Estos pacientes pueden beneficiarse de la psicoterapia, así como del tratamiento con antidepresivos. • Tratamiento farmacológico. Los únicos fármacos con utilidad probada son los que afectan el estado emocional del paciente al reducir su grado de ansiedad y mejorar la alteración del sueño, así como los antidepresivos. Por ello, el tratamiento farmacológico no es específico para los acúfenos en sí, sino para los síntomas asociados a ellos. Los fármacos más comúnmente usados son las benzodiacepinas, como diazepam o alprazolam, y los antidepresivos, en especial los tricíclicos (nortriptilina y amitriptilina) y los inhibidores selectivos de la recapta- 26 7DM n.º 829 • Marzo 2011 RECOMENDACIONES PRÁCTICAS • El acúfeno debe considerarse un síntoma, y en la mayoría de los pacientes no se encuentra un trastorno subyacente. • La audición del paciente deberá valorarse en todos los casos. • La intensidad de los acúfenos y el grado de ansiedad o incapacidad que ocasionen condicionarán el tratamiento. • Explicar los síntomas al paciente y restarles importancia es el primer paso en el tratamiento. • El tratamiento farmacológico se dirige a combatir las consecuencias que tienen los acúfenos sobre el paciente, las cuales, además, empeoran los propios acúfenos. • Además del tratamiento farmacológico, en los casos moderados y graves pueden emplearse enmascaradores de ruido con o sin audífono. ción de serotonina. Asimismo, se han empleado extractos de ginkgo biloba, la betahistina, antagonistas de los canales de calcio o la melatonina, aunque su utilidad no ha podido ser demostrada. • Otras medidas utilizadas son la estimulación eléctrica o magnética, el empleo de ultrasonidos y la hipnosis. Conclusión Los acúfenos son síntomas que requieren una investigación por parte del médico para determinar su origen. Con frecuencia son debidos a una pérdida de audición neurosensorial, aunque algunos tipos de acúfenos tienen otras causas. Así, los acúfenos unilaterales o pulsátiles o los asociados al vértigo son ejemplos de acúfenos de causa diagnosticable. El tratamiento es complejo, y a menudo deberá individualizarse en cada paciente teniendo en cuenta sus circunstancias específicas, entre ellas su estado anímico y el estrés. Una combinación de terapia de enmascaramiento, con o sin amplificación, y de tratamiento médico para la ansiedad o la depresión, en los casos en los que éstas existan, será de ayuda para . la mayor parte de los pacientes con síntomas moderados y graves. ■ Bibliografía Dobie RA. A review of randomized clinical trials in tinnitus. Laryngoscope. 1999; 109(8): 1.202-1.211. Folmer R, Hal Martin W, Shi Y. Tinnitus: questions to reveal the cause, answers to provide relief. Fam Pract. 2004; 53: 532-540. Jastreboff PJ, Jastreboff MM. Tinnitus Retraining Therapy (TRT) as a method for treatment of tinnitus and hyperacusis patients. J Am Acad Audiol. 2000; 11(3): 162-177. Newmann W. Development of the tinnitus handicap history. Arch Otolaryngol Head Neck Surg. 1996: 122: 143-148. Seidman M, et al. Update on tinnitus. Otolaryngol Clin North Am. 1996:19(3): 455-465. TEMA 3 O R L Diagnóstico del paciente con vértigo en atención primaria M. Ábrego Olano Otorrinolaringóloga. Hospital de Donostia. San Sebastián. Profesora asociada de la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea Objetivos del aprendizaje ◗ Conocer los criterios clínicos que ayudan en el diagnóstico de un cuadro clínico de vértigo. ◗ Saber los pilares básicos de la exploración vestibular periférica. ◗ Conocer los criterios de derivación al especialista. l vértigo, mareo o desequilibrio no es en sí mismo una enfermedad, sino un síntoma que puede estar originado por múltiples enfermedades. Cuando un paciente acude al médico por vértigo, debe iniciarse un proceso de investigación para, a partir del síntoma, llegar a identificar la enfermedad que lo está produciendo. Los pilares de dicha investigación son una anamnesis detallada y una exploración básica. E El vértigo es tan prevalente que merece una atención especial en nuestras consultas. Aproximadamente el 8% de los pacientes que acuden a la consulta de atención primaria y el 20% de los que visitan al especialista en otorrinolaringología van por esta causa. Cerca del 20% de la población de más de 65 años ha experimentado un vértigo que ha afectado a su calidad de vida al menos en una ocasión. Fisiopatología El sistema del equilibrio es un sistema complejo que permite mantener tanto el equilibrio estático como el dinámico, así como una visión correcta durante el movimiento. Esto se consigue gracias a una serie de complejos procesos integradores de la información aferente recibida de los órganos sensoriales (sistema vestibular, visual y propioceptivo), a partir de los cuales se elaboran unas respuestas motoras oculares y espinales adecuadas (figura 1). El sistema vestibular tiene dos funciones fundamentales: informar tanto de nuestra posición estática como de los cambios de posición en todos los planos del espacio. Para poder mantener el equilibrio es necesario conocer la propia posición en todos los instantes (conciencia espacial), y eso supone que el sistema vestibular manda información sobre la posición constantemente, aunque no estemos en movimiento. La manera que tienen de informar las células sensoriales vestibulares (de las crestas ampulares de los canales semicirculares y de las máculas del sáculo y utrículo) es a través de unos impulsos nerviosos rítmicos que parten de ambos oídos. Cuando se mueve la cabeza, el ritmo basal de los impulsos se hace mayor en el oído al que se dirige el movimiento y menor en el contralateral, por fenómenos eléctricos de despolarización y repolarización. Esta diferencia en el ritmo se interpreta en el sistema nervioso como un movimiento determinado y desencadena unos reflejos concretos espinales y oculares para mantener el equilibrio y la estabilidad de la mirada (figura 2). Pero ¿qué ocurre cuando esa diferencia de ritmo en los impulsos se debe a una lesión vestibular? El cerebro interpreta que existe movimiento y desencadena los mismos reflejos espinales y oculares que activaría en caso de mo- vimiento real: nistagmo y cambios del tono muscular. Además, la información visual y propioceptiva son incongruentes con la información vestibular. Con todo ello, se obtiene una sensación ilusoria de movimiento y de pérdida de percepción correcta de la postura a la que se denomina vértigo (figura 3). Se conoce como vértigo periférico el debido a alteraciones de los órganos aferentes, fundamentalmente el sistema vestibular. En cambio, el vértigo central se produce como resultado de enfermedades del sistema nervioso central o de los otros órganos efectores. Los síntomas vertiginosos de origen vestibular se producen siempre que exista una alteración en la información de al menos uno de los vestíbulos a los centros reguladores centrales. Para poder saber cómo están funcionando, deben explorarse los reflejos que la información vestibular genera en el sistema nervioso central, es decir, los reflejos vestíbulo-oculares y los vestíbulo-espinales. Práctica clínica Una anamnesis bien dirigida junto con una exploración básica permiten orientar el diagnóstico en una gran parte de los casos. Anamnesis Deben investigarse de forma pormenorizada todos los fármacos que toma el paciente, sobre todo si ha habido cambios recientes o son ototóxicos o hipotensores, así como la existencia de factores de riesgo de patología vascular, enfermedades cardiovasculares o neurológicas (especialmente migraña o enfermedades degenerativas), enfermedades autoinmunitarias y endocrinológicas, y de antecedentes psiquiátricos. Deben indagarse 7DM n.º 829 • Marzo 2011 27 TEMA DE LA SEMANA ORL Sistema visual Sistema vestibular SISTEMA NERVIOSO CENTRAL Respuesta ocular Sistema propioceptivo Respuesta espinal Figura 1. Integración de los sistemas vestibular, visual y propioceptivo en el sistema nervioso central y respuestas desencadenadas Figura 2. Impulsos nerviosos simétricos en reposo y asimetría en los impulsos con el movimiento Figura 3. Hipofunción de oído izquierdo las características del vértigo: su duración (segundos, minutos u horas), su forma de aparición (brusca o insidiosa), su continuidad (en crisis o constante), si va acompañado o precedido por cambios en la audición, acúfeno o presión ótica, si se acompaña de una reacción vagal con náuseas, vómitos o sudoración, si se produce sensación de giro de objetos o de uno mismo, si se desencadena por cambios posturales o por cambios de presión (maniobra de Valsalva, al sonarse, al viajar en avión), si el paciente ha presentado episodios de vértigo con anterioridad y si éstos fueron similares. Además, cabe investigar si 28 7DM n.º 829 • Marzo 2011 existen otros síntomas como palpitaciones, pérdida de visión, disnea, pérdida de conocimiento, etc. Con todo ello se obtiene una orientación diagnóstica hacia un vértigo periférico o central (tabla 1), aislado o recurrente, acompañado o no de hipoacusia. Todos estos dos datos serán decisivos a la hora de orientar el diagnóstico. Exploración Debe hacerse una exploración general, que se inicia en el momento en que el paciente entra en la consulta, al observar el tipo de marcha: si es atáxica o no, si camina con el cuello rígido, si aumen- ta la base de sustentación, etc. Debe incluirse la toma de la presión arterial y del pulso para detectar arritmias, así como una exploración neurológica general, de la fuerza, sensibilidad, control motor fino, pruebas cerebelosas y pares craneales. A continuación, ha de practicarse una otoscopia y una exploración vestibular básica que incluya los reflejos vestíbulo-oculares y vestíbulo-espinales, para lo cual existen diferentes pruebas. Considero que las siguientes, aun siendo las más básicas, aportan una información esencial: • Prueba de Romberg. Estudia la estabilidad estática y se practica colocando al paciente de pie, con los talones juntos. Se le pide que cierre los ojos y se observa durante unos 30-40 segundos. Lo normal es que haya pequeños movimientos de balanceo y restauración de la postura. Si hay un balanceo intenso o caída hacia un lado o hacia delante o hacia atrás, hay que considerarlo patológico. Esta prueba mide tanto la percepción propioceptiva (alterada en la tabes dorsal o en la neuropatía diabética) como la respuesta motora de mantenimiento del tono muscular para mantener el equilibrio (como ocurriría en una lesión vestibular aguda). En las lesiones cerebelosas el paciente no puede mantener el equilibro independientemente de la información visual. • Prueba de Unterberger. Estudia la estabilidad dinámica. Se pide al paciente que realice una marcha simulada con los ojos cerrados, en un mismo sitio; debe levantar bien las rodillas, y debe evitarse que tenga una referencia luminosa cerca para que cuando esté con los ojos cerrados no se oriente por la luz. Si hay una lesión vestibular, se girará o caerá hacia el lado de la lesión. A partir del vigésimo o trigésimo paso, pierde la imagen mental del entorno, por lo que la prueba va tomando más relevancia. • Prueba del nistagmo espontáneo. Se realiza pidiendo al paciente que mire al frente, y después que desvíe la mirada a la derecha, a la izquierda, arriba y abajo. Hay que tener en cuenta que si le pedimos que siga nuestro dedo estaremos haciendo una exploración con fijación de la mirada, por lo que inhibirá el nis- Tabla 1. Diferencias clínicas entre vértigo periférico y vértigo central Vértigo periférico Vértigo central Súbito Intenso Rotatorio o bien definido Provocado por cambios de postura Reacción vegetativa intensa Síntomas otológicos tagmo de origen vestibular, si lo tiene. Por ello, es mejor pedirle que mire a lo lejos, aunque lo ideal es disponer de unas gafas de Frenzel (de 20 dioptrías), que le hacen ver borroso e impiden dicha fijación. El nistagmo espontáneo de origen vestibular se caracteriza por ser horizontal-rotatorio, de sentido contrario al de la lesión, más intenso cuando se dirige la mirada al sentido del nistagmo, y se inhibe con la fijación de la mirada. Por el contrario, un nistagmo vertical o que no se inhibe con la fijación de la mirada corresponde a una lesión de origen central. • Maniobra oculocefálica o de Halmagy. Está alterada en las lesiones vestibulares, tanto agudas como crónicas, pero no en las lesiones de origen central. La prueba consiste en pedir al paciente que mire algo que tiene enfrente (nuestra nariz, por ejemplo); luego se gira su cabeza despacio hacia un lado unos 45º en el plano horizontal y a continuación se realiza un movimiento brusco de reposición al frente, con lo que se genera un movimiento ocular para seguir mirando el objeto fijado. Se repiten los mismos pasos en sentido contrario. Cuando hay una lesión vestibular, al girar la cabeza hacia el lado de la lesión, el movimiento ocular es impreciso y necesita un pequeño movimiento de reposicionamiento o sacada para conseguir mantener la mirada fija al frente. • Exploración del nistagmo tras agitación cefálica. Se pide al paciente que incline la cabeza 30º hacia delante; le cogemos la cabeza entre las manos y la agitamos a izquierda y derecha 20 veces en 10 segundos. Por un efecto sumatorio de la hipofunción a nivel central, Lento y progresivo De intensidad variable Mal definido No provocado por cambios de postura Reacción vegetativa leve Síntomas neurológicos se produce un nistagmo hacia el lado contrario a la lesión. Con ello se puede detectar un trastorno vestibular latente compensado. Esta maniobra interfiere en las anteriores, por lo que se realizarán en el orden aquí seguido. (Una animación de la exploración de los reflejos vestíbulo-oculares está disponible en la siguiente página web: http://webs.ono. com/nistagmotecavirtual/Nistagmoteca_ ver_2online.swf; consultada el 30 de marzo de 2010.) • Maniobra de posicionamiento (de Dix-Hallpike y McClure). Describen los movimientos que tenemos que hacer para estimular los canales semicirculares superiores y posteriores y horizontales, respectivamente. Cuando movemos la cabeza en la dirección de un canal afectado por una litiasis o una cupulolitiasis, se genera un nistagmo característico para cada situación, que será estudiado en otro capítulo. Este nistagmo cumple unas determinadas características: presenta latencia (de unos segundos), es agotable (desaparece), se fatiga (no aparece al repetir varias veces la prueba) y se acompaña de sensación vertiginosa. Estas maniobras permiten hacer el diagnóstico del vértigo posicional paroxístico benigno. Si el nistagmo que aparece no cumple las características típicas, hay que pensar en un trastorno central. En caso de una lesión vestibular aguda, la exploración queda muy bien definida: se observará una desviación corporal hacia el lado hipofuncionante en las pruebas que exploran los reflejos vestíbulo-espinales, y un nistagmo contralateral o una maniobra oculocefálica alte- rada hacia el lado de la lesión cuando se examinen los reflejos vestíbulo-oculares. Se la denomina completa porque aparecen todos los signos y armónica porque se corresponden con el lado de la lesión. En los casos de vértigo central se observan signos típicos de lesión central, como un nistagmo vertical, nistagmo atípico en las maniobras de posicionamiento, alteraciones de la postura independientes de la información visual, nistagmo pendular (de la misma velocidad a izquierda y derecha) o alteraciones incompletas o disarmónicas. Diagnóstico etiológico Con la anamnesis y la exploración se obtiene una idea bastante precisa del origen del vértigo. La clasificación etiológica se realiza en función de dos criterios clínicos: frecuencia de la crisis (única o recurrente) y asociación a síntomas cocleares (hipoacusia o acúfenos) (figura 4). Debe tenerse en cuenta que los trastornos con vértigo recurrente siempre tienen una primera crisis, por lo que deberá considerarse este aspecto. Ante una crisis única, se sospechará un origen central si el paciente tiene antecedentes de riesgo vascular, la crisis se acompaña de síntomas neurológicos, el inicio fue muy brusco con imposibilidad para mantenerse de pie o no hay síntomas vegetativos ni sensación de rotación, etc., y, además, la exploración no es típicamente vestibular o claramente existe nistagmo vertical. Las causas son múltiples, pero a menudo se debe a un accidente cerebrovascular del tronco cerebral o del cerebelo o a una esclerosis múltiple. Ante esta sospecha, está justificado derivar al paciente al hospital para confirmar el diagnóstico mediante una prueba de imagen e instaurar el tratamiento adecuado. En el caso de crisis única acompañada de una exploración típica de lesión vestibular periférica sin hipoacusia, la orientación diagnóstica es una neuritis vestibular, sobre todo si previamente ha habido un cuadro catarral. Si se asocia a hipoacusia, habrá que pensar en una neuritis cocleovestibular vírica (del tipo de Ramsay Hunt si hay lesiones herpéticas o parálisis facial asocia- 7DM n.º 829 • Marzo 2011 29 TEMA DE LA SEMANA ORL Vértigo Crisis única Central Crisis recurrentes Vestibular ACV cerebral ACV cerebelar Esclerosis múltiple Sin hipoacusia Con hipoacusia Neuritis vestibular Neuritis cocleovestibular (síndrome de Ramsay-Hunt) Laberintitis bacteriana Traumatismo ótico Con hipoacusia Enf. de Ménière Enf. autoinmunitaria Sífilis Fístula perilinfática Neurinoma Sin hipoacusia Sin desencadenantes Con desencadenantes Migraña Vértigo paroxístico de la infancia Vértigo por enfermedad sistémica Arritmia Atrofia cerebelosa Síndrome extrapiramidal Alteraciones propioceptivas Alteraciones psiquiátricas Vértigo posicional paroxístico benigno Hipotensión ortostática Isquemia vertebrobasilar Dehiscencia del canal semicircular superior Alteraciones cardiacas Hipoglucemia Crisis de ansiedad Figura 4. Clasificación diagnóstica del vértigo da), una laberintitis bacteriana (debe practicarse una otoscopia para descartar una otitis), un infarto laberíntico (tener en cuenta los factores de microangiopatía) o una fractura laberíntica (en caso de traumatismo previo). Como se ha mencionado, aunque en la enfermedad de Ménière las crisis son recurrentes, podemos enfrentarnos ante la primera crisis de una enfermedad incipiente. En caso de crisis recurrentes, la exploración durante la crisis y una vez que ésta haya concluido será diferente. Si existe hipoacusia, con o sin acúfenos, se plantea el diagnóstico diferencial entre la enfermedad de Ménière, una enfermedad autoinmunitaria del oído, sífilis, fístula perilinfática o neurinoma del acústico; para ello enviaremos al paciente al especialista en otorrinolaringología. Si no existen manifestaciones clínicas otológicas, cabe preguntar si las crisis son provocadas por alguna circunstancia concreta o no; si no existen desencadenantes, habrá que pensar en 30 7DM n.º 829 • Marzo 2011 una migraña (atención a los antecedentes personales y familiares), un vértigo paroxístico de la infancia en el caso de los niños, un vértigo por enfermedades sistémicas (fundamentalmente una hipoglucemia, pero sin olvidar los trastornos tiroideos, la hipertensión o la anemia), alteraciones del ritmo cardiaco, una isquemia vertebrobasilar u otras enfermedades neurológicas. En estos casos es obligado practicar una exploración neurológica más exhaustiva, para descartar atrofia cerebelosa, síndromes extrapiramidales, alteraciones propioceptivas como tabes dorsal o neuropatía diabética. Además, habrá que investigar si existen alteraciones psiquiátricas asociadas, sobre todo fobias y ansiedad crónica o en crisis. Si existen desencadenantes, éstos ayudarán a establecer el diagnóstico. Si el vértigo se desencadena por cambios en la postura, cabe distinguir diferentes casos: si es al tumbarse o al girar en la cama, es orientativo de un vértigo posicional paroxístico benigno; si es al incorporarse de la posición tumbada o sentada, se trata de una hipotensión ortostática; si es al efectuar una hiperextensión o rotación cervicales, se orienta como una isquemia vertebrobasilar. Si el desencadenante del vértigo es el ruido o las maniobras que aumenten la presión, se orienta hacia una dehiscencia de canal semicircular superior o una laxitud de la platina del estribo. Si se produce tras la realización de un esfuerzo físico, se pensará en una causa cardiogénica o en una hipoglucemia. Si aparece tras situaciones de estrés, hay que pensar en una hiperventilación o crisis de ansiedad. Tratamiento El tratamiento en cada caso dependerá de la causa que origine el vértigo. La mayoría de los tratamientos se podrán realizar y controlar desde la consulta de atención primaria, incluso la práctica de las maniobras de reposicionamiento vestibular para el vértigo posicional, si se conocen bien. Es importante señalar que debe evitarse el tratamiento con sedantes vestibulares durante más de 24 o 48 horas tras la crisis, pues impiden el RECOMENDACIONES PRÁCTICAS desarrollo de las estrategias de compensación central, con lo que estaríamos contribuyendo a que la inestabilidad evolucionara a la cronicidad. ■ • Ante un paciente con vértigo, la historia clínica es esencial. Bibliografía • Ante una crisis aguda de vértigo sin una exploración típica de déficit vestibular, debe excluirse un accidente cerebrovascular. Bartual Pastor J, Pérez Fernández N. El sistema vestibular y sus alteraciones, 1.ª ed. Barcelona: Masson, 1998. Denia Lafuente A. Paciente mareado. En: Protocolos en ORL. Barcelona: Ars Medica, 2007; 24-29. Martínez Pallí L, García García E. Manejo del vértigo en atención primaria. Actualización en Medicina de Familia. 2009; 5(5): 265-269. • Siempre que el vértigo se acompañe de hipoacusia, con o sin acúfenos, el paciente será derivado al otorrinolaringólogo. Morera C, Pérez H, Pérez N, Soto A. Clasificación de los vértigos periféricos. Documento de Consenso de la Comisión de Otoneurología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología. Acta Otorrinolaringol Esp. 2008; 59(2): 76-79. Disponible en: http://www. elsevierinstituciones.com/revistas/ctl_servlet?_f=7 264&articuloid=13116428&revistaid=102 (consultado el 30 de marzo de 2010). TEMA 4 O R L Vértigo benigno posicional paroxístico J.J. Navarro Sampedro Servicio de Otorrinolaringología. Hospital de Donostia. San Sebastián Objetivos del aprendizaje ◗ ¿Qué es un vértigo benigno posicional paroxístico? ◗ ¿Cómo se diagnostica? ◗ ¿Puede ser tratado en atención primaria? ¿Cómo se trata? ◗ ¿Cuándo debe derivarse al especialista en ORL? e denomina vértigo posicional la sensación de giro producida por cambios en la posición de la cabeza en relación con la gravedad, y se define como vértigo benigno posicional paroxístico (VBPP) la alteración del oído interno caracterizada por episodios repetidos de vértigo posicional. Los términos «benigno» y «paroxístico» son los que tradicionalmente han venido caracterizando esta entidad: el primero implica la ausencia de una alteración grave del sistema nervioso central, y el segundo hace referencia a su inicio súbito y abrupto. Sin embargo, el VBPP no diagnosticado puede perder su carácter benigno y ocasionar una seria alteración de la calidad de vida del paciente. S El VPPB puede estar originado en cualquiera de los canales semicirculares del oído interno, pero el más común es el del canal posterior (CSP) (85-95%), seguido del horizontal (CSH), también llamado lateral (5-15%), siendo excepcional la afectación del canal superior (anterior). Existen otras posibles combinaciones, aunque raras, como el VBPP bilateral o con afectación de múltiples canales. En la atención no especializada, el VPPB sigue siendo una enfermedad poco conocida, lo que supone un retraso en su diagnóstico y tratamiento, así como un consumo de recursos innecesarios para su resolución. Es la principal causa de vértigo en la consulta de atención primaria y representa más del 25% de los pacientes que consultan por este síntoma. Su incidencia se estima en 1164 casos por cada 100.000 habitantes y, aunque puede aparecer en cualquier grupo de edad, es más frecuente entre los 50 y los 70 años. Cuando la causa es idiopática (50%), es dos veces más ha- bitual en mujeres que en hombres; en cambio, no hay diferencias cuando la etiología es postraumática o por neuritis vestibular (tabla 1). Existen dos teorías etiopatogénicas: • Teoría de la canalitiasis. Según esta teoría, existen partículas flotando libremente en el espacio endolinfático de los conductos semicirculares que se desprenden desde el utrículo (otolitos). Con los movimientos, la inercia de las partículas es responsable de la estimulación inadecuada de la cúpula del conducto semicircular afectado. • Teoría de la cupulolitiasis. Las partículas cálcicas (otolitos) se encuentran adheridas a la cúpula de las células ciliadas en la zona ampular de los conductos semicirculares. Según esta teoría, con los movimientos se produce una superestimulación de las células ciliadas por el propio peso de las partículas, pasando de medir aceleraciones angulares a medir ahora aceleraciones lineales. Cuadro clínico Se manifiesta por episodios breves de sensación de giro de objetos o del cuerpo desencadenados por los movimientos rápidos de la cabeza. Por tanto, existen múltiples actividades en la vida diaria 7DM n.º 829 • Marzo 2011 31 TEMA DE LA SEMANA ORL que pueden provocar el cuadro, como tumbarse, levantarse, girarse en la cama, levantar la cabeza para mirar hacia arriba (por ejemplo, para coger algo de un estante elevado) o bajarla para mirar hacia abajo (para atarse los zapatos, por ejemplo). Estos episodios duran menos de un minuto, habitualmente segundos. Pueden acompañarse de náuseas y vómitos, pero no de clínica auditiva, como hipoacusia o acúfenos. Aproximadamente el 50% de los pacientes refieren inestabilidad entre los episodios de VBPP. Tabla 1. Etiología del vértigo benigno posicional paroxístico Etiología (%) Idiopática Postraumático Laberintitis viral Otras causas • Isquemia de la arteria vestibular anterior • Post-estapedectomía • Enfermedad de Ménière • Migraña • Insuficiencia vertebrobasilar • Reposo prolongado en la cama • Ototoxicidad 50 18-20 16 14-16 dirección al volver a la posición inicial de sentado. No se recomienda repetir la prueba para demostrar la fatiga, para no ocasionar clínica al paciente de forma repetida (http://www.youtube.com/ watch?v=fBDXQchKapU&NR=1). Diagnóstico El diagnóstico se basa en una clínica compatible, unida a la positividad en las pruebas diagnósticas. Dos de estas pruebas pueden realizarse en la consulta y permiten identificar el canal semicircular afectado: la maniobra deDix-Hallpike, para diagnosticar el VPPB del CSP, y la maniobra de rotación cefálica, para el del CSH. Aunque un resultado negativo no excluye la existencia de un VPPB, no podremos diagnosticarlo si alguna de las dos pruebas no es positiva en algún momento. Asimismo, permiten comprobar si el vértigo es unilateral o bilateral. Maniobra de Dix-Hallpike Mediante esta prueba exploramos varios canales semicirculares a la vez; el más importante es el CSP del lado hacia el que giremos la cabeza, pero también incluye el canal semicircular anterior o superior del oído contrario al giro cefálico y, en la mayoría de los casos, el canal horizontal del mismo lado. Se coloca al paciente sentado en una camilla, con las piernas estiradas y la cabeza girada 45 grados hacia el lado que se desea explorar. Bruscamente, manteniendo esta postura, se lleva al paciente a la posición de decúbito supino con la cabeza girada y colgada del borde de la camilla unos 20 grados, para al cabo de 30 segundos si no hay vértigo o nistagmo o tras la desaparición de ambos cuando se presentan, volver lentamente a la posición de partida (figura 1). Es necesario explorar la presencia de nistagmo en ambas posiciones, en decúbito y sentado. La maniobra se repite con la cabeza vuelta 32 7DM n.º 829 • Marzo 2011 La maniobra de Dix-Hallpike se considera la prueba de referencia para diagnosticar el VBPP del CSP (grado de evidencia B). Realizada en las consultas de primaria, esta prueba tiene un valor pronóstico positivo del 83% y un valor pronóstico negativo del 52%. Por tanto, una maniobra negativa no descarta necesariamente el diagnóstico de VBPP del CSP; si la clínica es sugestiva, se recomienda volver a repetir la maniobra en otra visita diferente. Figura 1. Maniobra de Dix-Hallpike hacia el lado contrario para explorar el otro oído (http://www.youtube.com/ watch?v=xLsv5mOUkXk). Clásicamente se ha considerado positiva la maniobra si, además de acompañarse de clínica de vértigo, aparece nistagmo horizonto-rotatorio geotrópico (el polo superior del ojo rota hacia el suelo) con una latencia de entre 2 y 15 segundosy de breve duración (5-30 segundos); por tanto,se agota sin cambiar la cabeza de posición, con la repetición de la maniobra se fatiga (se reduce la intensidad del nistagmo) y revierte de Maniobra de rotación cefálica Se efectúa siempre que la prueba de Dix-Hallpike es negativa o cuando en ella se detecta un nistagmo bilateral. El paciente se coloca en decúbito supino, con los ojos abiertos y mirando al frente; se le sujeta la cabeza con las dos manos y se realiza un giro lateral de 90° rápido, primero hacia un lado, para volver lentamente a la posición inicial de mirada al frente, y a continuación hacia el lado contrario (figura 2). En este caso nos encontraremos ante un VPPB del CSH, cuyo nistagmo puede ser de dos tipos: • Horizontal puro, sin latencia, agotamiento ni fatiga, que bate hacia el mismo lado del giro cefálico, geotrópico y cambiante, ya que al volver la cabeza hacia la derecha aparece un nistagmo a la derecha y al girar a la izquierda se hace izquierdo. En este caso se trata de cervicales, la espondilitis anquilosante y la obesidad mórbida. Diagnóstico diferencial Figura 2. Maniobra de rotación cefálica canalitiasis del CSH. En principio, el oído enfermo será el del lado en el que se observe un nistagmo de mayor duración e intensidad. Para ayudar a localizar el oído afectado, y una vez sentado el paciente en la camilla, se le puede colocar la cabeza en flexión anterior cervical forzada y observar la presencia de un nistagmo que bate hacia el oído enfermo. • Horizontal puro, sin latencia, agotamiento ni fatiga, que bate en dirección contraria al lado del giro cefálico en ambos lados, denominado de dirección cambiante ageotrópico, ya que al girar la cabeza hacia la derecha se hace izquierdo y al girar a la izquierda se hace derecho. Es la manifestación de una cupulolitiasis del CSH. A diferencia de la canalitiasis, el nistagmo más intenso se produce cuando el oído afectado se encuentra en la zona superior de la maniobra. Para averiguar cuál es el oído enfermo, también podríamos realizar la prueba de flexión cervical forzada. A diferencia de la maniobra de Dix-Hallpike, la rotación cefálica no se aplica tan ampliamente, y la revisión de la bibliografía muestra que su sensibilidad y especificidad aún están por estudiar. Sin embargo, es el criterio diagnóstico más preciso para detectar el VBPP del CSH (grado de evidencia C). Cabe subrayar la ausencia total de morbilidad de ambas pruebas, para las que no se han descrito ningún efecto adverso sobre el paciente, exceptuando la provocación temporal de síntomas de VBPP. Sus únicas contraindicaciones, especialmente en el caso de la maniobra de Dix-Hallpike, son la limitación importante de la movilidad cervical, la estenosis cervical, las radiculopatías El diagnóstico diferencial debe efectuarse con las siguientes entidades: • Vértigo cervical. También depende de la posición, pero no se acompaña de nistagmo. Suele acompañarse de cervicalgia grave mientras se mantiene una posición cervical forzada. • Ortostatismo. Algunos pacientes pueden referirse a él como mareo o vértigo. También se desencadena con los cambios de posición, pero no en la cama al girarse estando tumbado, y no se tiene la sensación de giro de objetos. • Lesiones cerebelosas y del ángulo pontocerebeloso, en las que el nistagmo posicional habitualmente es atípico. • Vértigo migrañoso. Tiene carácter episódico y puede ser posicional, sin cefalea. Deberemos sospecharlo en pacientes jóvenes con episodios de vértigo posicional que se den con mayor frecuencia de la esperada. Además de los episodios vertiginosos, el paciente deberá estar diagnosticado de migraña según los criterios de la International Headache Society, y deberá presentar al menos dos de los siguientes síntomas migrañosos en al menos dos episodios vertiginosos: cefalea, fotofobia, fonofobia o algún tipo de aura. Asimismo, se habrán descartado otras causas de vértigo. • Neuronitis vestibular. También sin síntomas auditivos, cursa con un cuadro vertiginoso de inicio gradual, muy intenso, de mayor duración (horas), que persiste a pesar de no moverse y con un desequilibrio posterior importante. Tratamiento Los pacientes con VBPP no han de ser tratados de forma habitual con sedantes vestibulares, tipo antihistamínicos o benzodiacepinas (recomendación grado C). Además de los efectos secundarios que puedan ocasionar, estos fármacos pueden alterar los resultados de las maniobras diagnósticas e interfieren en la compensación central normal que se produce tras una anomalía vestibular. En caso de que se prescriban, será por un periodo corto, para controlar principalmente la sintomatología vegetativa. El tratamiento de elección son las maniobras de reposición o recolocación de partículas, que serán distintas según el canal semicircular afectado. Para poder realizarlas con eficacia es necesario tener claro cuáles son el conducto y el oído causantes del cuadro. En algunas ocasiones su realización no será posible, debido fundamentalmente a limitaciones de la movilidad del paciente o a problemas cervicales graves; en estos casos, el tratamiento puede llevarse a cabo con ejercicios de rehabilitación vestibular de Brandt y Daroff. El tratamiento quirúrgico consiste en la oclusión del canal semicircular posterior y sólo debe contemplarse en algunos casos de VPPB del canal posterior rebeldes a las maniobras de recolocación. Vértigo benigno posicional paroxístico del canal semicircular posterior Existen dos tipos de maniobras de reposición eficaces, la de Epley y la de Semont, y cuando éstas no son posibles, se recurre a los ejercicios de Brandt y Daroff. Maniobra de recolocación de partículas de Epley Con el paciente sentado en la camilla de exploración, se le gira la cabeza 45 grados hacia el lado afectado. Se realiza la maniobra de Dix-Hallpike de forma similar a la descrita en el apartado de diagnóstico. Se espera a que cedan el vértigo y el nistagmo y entonces se gira la cabeza 90 grados hacia el lado contrario, manteniendo esta posición durante 30 segundos. Transcurridos éstos, el médico gira otra vez la cabeza otros 90 grados adicionales a la vez que el paciente rota su cuerpo 90 grados en la misma posición (cabeza y cuerpo giran 90 grados). El paciente permanece en esta posición otros 30 segundos. A continuación el paciente vuelve a la posición de sentado.Tras la realización de la maniobra, se aconseja al paciente mantener la cabeza elevada por encima de 45 grados durante 24-48 horas (figura 3) (http://www. youtube.com/watch?v=ZqokxZRbJfw& feature=related). 7DM n.º 829 • Marzo 2011 33 TEMA DE LA SEMANA ORL Hay estudios prospectivos, aleatorizados y comparativos frente a placebo o maniobra placebo, así como una revisión sistemática, que confirman la utilidad de esta maniobra tanto en la mejoría como en la curación del VPPB (grado de evidencia B). La tasa de curación tras la maniobra es del 8890%, aunque la recurrencia al año se sitúa en torno al 18% y a los 30 meses de seguimiento es del 30%. No se han descrito complicaciones importantes tras esta maniobra, y los únicos efectos adversos que se han observado son la provocación de náuseas o vómitos y la posible conversión de un VBPP del CSP en un VBPP del CSH. Maniobra de liberación de Semont Se mueve al paciente rápidamente desde la posición de sentado con la cabeza rotada 45 grados hacia el hombro del lado sano, hasta la posición de decúbito lateral del lado afectado, lo que provoca un nistagmo geotrópico similar al de la maniobra de Dix-Hallpike. Se mantiene al paciente 30 segundos en esa posición y se le mueve bruscamente hacia la posición contralateral sin mover la cabeza de su posición relativa al hombro, con lo que reaparece el nistagmo hacia arriba (oído afectado); se mantiene esta posición otros 30 segundos. Por último, se incorpora con suavidad al paciente (figura 4) (http://www.youtube.com/watch ?v=IPUmDCyd5ZA&feature=related). Figura 3. Maniobra de Epley grados hacia el hombro contrario, y espera hasta que el vértigo provocado desaparezca para volver a sentarse. Una vez sentado, espera de nuevo hasta que disminuya el vértigo y se tumba hacia el otro lado repitiendo la maniobra anterior con la cabeza girada hacia el hombro del lado afectado 45 grados. En este lado contará despacio hasta 30 y se incorporará. Esta secuencia ha de repetirse 5 veces en tres sesiones diarias hasta que el paciente se encuentre totalmente libre de síntomas (http://www. youtube.com/watch?v=T5Hfm5BnnlI&f eature=related). La maniobra de Semont es más eficaz que los ejercicios de Brandt y Daroff o que el tratamiento expectante. El número de estudios que comparan la maniobra de Epley con la de Semont es limitado, por lo que no pueden extraerse conclusiones respecto a la efectividad en la curación o mejoría del VPPB. Sin embargo, la mayoría de los autores recomiendan utilizar inicialmente la maniobra de Epley, porque resulta más fácil de realizar y es mejor tolerada por el paciente. Ejercicios de Brandt y Daroff El paciente, sentado en el borde de la cama con las piernas colgando hacia abajo, se tumba rápidamente hacia el lado afectado con la cabeza girada 45 34 7DM n.º 829 • Marzo 2011 Figura 4. Maniobra de Semont En la actualidad, la indicación de estos ejercicios queda limitada a tres situaciones: 1) imposibilidad de realizar las maniobras de Epley y Semont (por problemas vertebrales severos, por ejemplo); 2) fracaso de las maniobras mencionadas y antes de asumir un tratamiento quirúrgico, y 3) rechazo del paciente a la realización de las maniobras. Varios estudios que han comparado los resultados de estos ejercicios con los de las maniobras de reposición no han demostrado diferencias en la curación o mejoría a largo plazo, y en cambio sí han observado que son menos efectivos a corto plazo. Deberemos tener en cuenta que uno de los motivos de su fracaso será la falta de cumplimiento por parte del paciente. Vértigo benigno posicional paroxístico del canal semicircular horizontal La maniobra de la barbacoa o de Lempert está indicada en aquellos pacientes en quienes el nistagmo observado en la prueba de la rotación cefálica es horizontal puro geotrópico (canalitiasis). Con el paciente en decúbito supino, se gira la cabeza hacia el lado sano; a continuación, se gira el cuerpo alineándolo con la cabeza, para después girar cuerpo y cabeza hasta colocar al paciente en decúbito prono; por último, se gira al paciente hasta colocarlo en decúbito lateral del lado afectado. Se intenta llevar los detritos en dirección al utrículo con una rotación cefálica de 270 grados, alrededor del eje longitudinal del paciente en decúbito supino, realizada en pasos de 90 grados (http://www.youtube.com/ watch?v=c1OY3n3PYwk). Cuando el nistagmo observado en la misma prueba es horizontal puro ageotrópico, es decir, hacia el lado contrario del giro cefálico (cupulolitiasis), entonces puede estar indicada la modificación de la maniobra de la barbacoa descrita por Amor Dorado et al., que consiste en realizar inicialmente un giro brusco de 90 grados de la cabeza sobre el oído afectado, permanecer así 1 minuto y volver lentamente a la posición inicial para realizar la maniobra de la barbacoa. Otra alternativa para la cupulolitiasis del CSH es hacer primero una maniobra de agitación cefálica a fin de desprender los depósitos de la cúpula del canal, para luego realizar la maniobra de la barbacoa. Existen datos limitados sobre la efectividad de estas maniobras, con un éxito aproximado medio del 75%. Se han descrito asimismo otras maniobras menos conocidas, como la de Gufoni o la maniobra de posición forzada. Tras la realización de la maniobra correspondiente o la prescripción de ejercicios de rehabilitación, los pacientes deberán ser evaluados de nuevo al cabo de un mes. Se considera solucionado el problema cuando desaparecen los síntomas por completo o si la maniobra de Dix-Hallpike o la de rotación cefálica son negativas. Podemos encontrar tres tipos de respuesta: resolución completa, mejoría o persistencia-empeoramiento. Un fallo en la respuesta al tratamiento podría indicar un diagnóstico inicial erróneo, por lo que siempre deberemos reevaluar al paciente teniendo en mente varias posibilidades: 1) VBPP persistente, que será susceptible de un nuevo intento de tratamiento con maniobras de reposición; 2) coexistencia de otras enfermedades vestibulares, que deberán identificarse y tratarse, y 3) alteración del sistema nervioso central que simule un VBPP. Lo más probable es que se trate de un fracaso en la primera maniobra de reposición. Evolución El VPPB es una enfermedad benigna, ya que con el transcurso de algunos meses tiende a la curación espontánea en la mayoría de los pacientes, sobre todo en Vértigo con los cambios de posición de la cabeza Prueba de Dix-Hallpike Positiva unilateral Positiva bilateral Negativa Nistagno torsional geotrópico Nistagno torsional ageotrópico Nistagno torsional geotrópico Nistagno torsional ageotrópico VBPP CSP VBPP CSS contralateral VBPP CSP bilateral VBPP CSS bilateral Positiva Negativa Enviar a ORL VBPP CSH Valorar otro diagnóstico Maniobra de Epley Maniobra de Semont Brandt y Daroff Sin mejoría Mejoría Alta Nistagno horizontal Prueba rotación cefálica CSP: conducto semicircular posterior CSH: conducto semicircular horizontal CSS: conducto semicircular superior Arbol de decisiones 7DM n.º 829 • Marzo 2011 35 TEMA DE LA SEMANA ORL los casos en que la clínica se debe a la afectación del canal posterior. No se dispone de demasiados estudios evolutivos a largo plazo para poder evaluar las recurrencias. En los pacientes sin tratamiento, diagnosticados de VPPB del canal posterior, se estima que a los 12 meses las recaídas son del 18%, porcentaje que se va incrementando y que a los 5 años alcanza entre el 37 y el 50%. En el VPPB del canal horizontal, el índice de recurrencias, incluso con tratamiento de recolocación de partículas, es mayor que en los casos de VPPB del canal posterior. ■ Bibliografía Amor JC, Castiñeira C, Costa C. Vértigo posicional paroxístico benigno. Guías clínicas. 2004; 4(14) (disponible en: http://www.fisterra.com/guias2/PDF/vppb.pdf). RECOMENDACIONES PRÁCTICAS • Ante un paciente con episodios breves de sensación de giro de objetos o del cuerpo desencadenados por movimientos rápidos de la cabeza o cambios posturales-posicionales, deberá realizarse la maniobra de Dix-Hallpike. • Una maniobra de Dix-Hallpike negativa no necesariamente descarta el diagnóstico de vértigo benigno posicional paroxístico (VBPP) y, si la cínica es sugestiva, se recomienda volver a repetir la maniobra en otra visita diferente. • Una maniobra de Dix-Hallpike positiva en ambos lados hará sospechar un VBPP del conducto semicircular horizontal. • Los pacientes con VBPP no deben ser tratados de forma habitual con sedantes vestibulares. Bhattacharyya N, BaughRF, Orvidas L, et al. Clinical practice guideline: Benign paroxismal positional vertigo. OtolaryngolHead Neck Surg. 2008; 139: S47-S81. Pérez N, Pastor MJ. Vértigo posicional. En: Bartual J, Pérez N. El sistema vestibular y sus alteraciones. Barcelona: Masson, Bibliostm, 1999; 341-350. TEMA 5 O R L Patología del nervio facial X. Altuna, M. Ábrego, J.J. Navarro Servicio de Otorrinolaringología. Hospital de Donostia. San Sebastián Objetivos del aprendizaje ◗ El reconocimiento de las parálisis faciales de origen central, así como las de causa reconocible, es decir, no idiopáticas. ◗ Saber tratar la parálisis facial periférica idiopática. ◗ Predecir los factores de mal pronóstico. ◗ Derivar al otorrinolaringólogo en las situaciones que lo requieran. a parálisis facial es de origen multifactorial y se caracteriza por la presencia de paresia o parálisis de los músculos de una hemicara. Es el nervio periférico de nuestro organismo que con más frecuencia se lesiona. Las formas idiopáticas son las más frecuentes con una incidencia que oscila entre 11,5 y 18,5 por cada 100.000 habitantes y año en Europa. Es rara en la infancia y su frecuencia aumenta entre los 30 y 40 años. La distribución entre sexos y entre razas no presenta diferencias. L 36 7DM n.º 829 • Marzo 2011 El nervio facial (VII par craneal) es un nervio mixto integrado por fibras nerviosas motoras, sensitivas, sensoriales y vegetativas-secretoras (parasimpáticas); la función más importante es la motora y es precisamente al déficit de esta función a la que se hace referencia cuando se habla de patología del nervio facial. Desde el punto de vista anatómico, su trayecto puede dividirse en tres porciones: intracraneal, intratemporal y extratemporal. La raíz motora nace en el núcleo facial que se encuentra en la protuberancia, sale por el surco protuberancial y tras pasar por el ángulo pontocerebeloso penetra en el conducto auditivo interno donde se encuentra en íntimo contacto con el nervio coclear y el nervio vestibular. Tras recorrer el conducto auditivo interno penetra en el canal de Falopio y recorre el segmento laberíntico, timpánico y mastoideo hasta abandonar el hueso temporal y salir por el agujero estilomastoideo, donde comienza su porción extratemporal en el espesor de la glándula parótida en donde se divide en dos ramas. Finalmente salen de la glándula parótida 5 ramas: témporo-frontal, zigomática, bucal, marginal, mandibular y cervical. Los músculos faciales inervados por el nervio facial son todos aquéllos derivados del segundo arco branquial, que además son responsables de la compleja mímica facial, la sonrisa, las expresio- nes, el llanto, entre otras, funciones que en muchas ocasiones son exclusivas del ser humano y con importantes interconexiones con otros centros del SNC; por ello su parálisis conlleva importantes implicaciones emocionales. «La cara es el espejo del alma», afirmó Cicerón en el siglo I a. de C. Los únicos músculos faciales no inervados por el nervio facial son el masetero y el temporal (inervados por el trigémino), así como el músculo elevador del párpado (inervado por el nervio oculomotor común o III par craneal). Las funciones sensitivas se limitan a una pequeña zona en la concha auditiva y la zona más externa del conducto auditivo externo, conocida como área de Ramsay-Hunt. Las funciones sensoriales la hacen responsable del gusto de los dos tercios anteriores de la hemilengua ipsilateral que, primero a través del nervio lingual y después del nervio de la cuerda del tímpano, transmiten el gusto de esta región hasta el nervio facial. Finalmente cumple funciones parasimpáticas secretoras salivales y lacrimales ipsilaterales a través del nervio de la cuerda del tímpano y nervio lingual en el primer caso y del nervio petroso superficial mayor en el segundo. en la figura 1. Así, la parálisis central compromete la porción inferior de la hemicara, dejando indemne la superior, es decir, el paciente puede mover adecuadamente la frente; por el contrario, la parálisis periférica afecta a toda la hemicara, tanto a la porción inferior como la superior. Al valorar una parálisis facial se debe también tener en cuenta la intensidad de la paresia con el fin de poder predecir un pronóstico, así como observar la evolución en los siguientes controles. La escala de evaluación más comúnmente empleada es la escala de House-Brackmann que puntúa de I al VI la intensidad de la parálisis: el grado I se considera como función normal y el VI la ausencia total de movilidad (tabla 1). Tipos Se distinguen distintos tipos de parálisis facial. Idiopática o parálisis de Bell Es la causa más frecuente de parálisis facial (50-75%). No existe predilección por el sexo, edad o raza aunque es más prevalente en la cuarta década de la vida. Existen numerosas hipótesis etiológi- A B Lesión supranuclear Núcleos del nervio facial (nervio craneal VII) Nervio facial Lesión en nervio facial Exploración Para una correcta exploración del nervio facial y un diagnóstico preciso de la lesión de este nervio es necesario conocer su anatomía y fisiología. Es preciso obtener una historia clínica detallada, un examen otorrinolaringológico completo, que incluya una valoración neurológica y estudio del resto de pares craneales, antes de determinar en qué casos será necesaria una prueba de imagen así como una prueba electrodiagnóstica. En el apartado de la anamnesis, se debe tener en cuenta la edad del paciente, sus enfermedades concomitantes, otros síntomas asociados, así como la velocidad de instauración de la parálisis. El primer punto debe ser distinguir entre una parálisis facial periférica de otra de origen central y esto puede realizarse fácilmente gracias al hecho de que la inervación de la musculatura frontal es cruzada (bilateral) como se muestra Figura 1. Parálisis facial de origen central frente a parálisis facial periférica. A: Lesión del nervio facial (Bell palsy). B: Lesión supranuclear Tabla 1. Escala de House-Brackmann para valorar el grado de parálisis facial Grado I Grado II Grado III Grado IV Grado V Grado VI Normal Paresia leve. La función motora parece casi normal y sólo se aprecia paresia con una exploración meticulosa Paresia moderada. Hay movimiento en la región frontal y supraciliar Paresia moderada-intensa. No hay movimiento en región supraciliar ni frontal Paresia intensa. Parece una parálisis completa aunque al explorar se aprecia una ligera actividad motora Parálisis completa 7DM n.º 829 • Marzo 2011 37 TEMA DE LA SEMANA ORL cas aunque la más aceptada actualmente sería una neuritis múltiple de etiología vírica (por el herpes simple I) desmielinizante y de mecanismo inmune. El diagnóstico se efectúa por exclusión de las otras causas de etiología conocida y sus criterios diagnósticos son: a) paresia de toda la hemicara; b) comienzo brusco; c) ausencia de enfermedad del SNC, oído o parótida. Ante una parálisis de Bell es importante realizar una anamnesis completa y valorar las enfermedades concomitantes que pueden empeorar el pronóstico de estos pacientes como la diabetes mellitus. Las pruebas electrodiagnósticas como el electromiograma proporcionan información sobre el pronóstico, una vez transcurridas 2-3 semanas desde su instauración. Las pruebas de imagen como la TC y RM sólo están indicadas en caso de no resolverse la parálisis facial y hacerse ésta permanente; ambas deberán ser solicitadas por parte del especialista. El tratamiento es controvertido: actualmente el más consensuado es la administración de glucocorticoides (prednisona 1 mg/kg durante 10-15 días), ya que disminuyen de forma significativa el grado de desnervación, mejoran la movilidad facial y disminuyen el número de parálisis permanentes (grado de recomendación A). La asociación de antivíricos como el aciclovir no ha demostrado mejores resultados que la prednisona sola, por lo que no se aconsejan (grado de recomendación A). El tratamiento con vasodilatadores, complejos vitamínicos o acupuntura no ha demostrado ninguna eficacia (grado de recomendación A). Hasta la resolución de los síntomas es fundamental realizar un buen cuidado del ojo para evitar lesiones corneales o queratitis por desecación (grado de recomendación C): deben usarse lágrimas artificiales con frecuencia y oclusión palpebral con pomada epitelizante a la noche. El tratamiento quirúrgico se limita a las secuelas o a los casos que no evolucionan favorablemente con tratamiento médico y las pruebas electrodiagnósticas no demuestren ningún grado de reinervación. La rehabilitación se realizará asi- 38 7DM n.º 829 • Marzo 2011 mismo en pacientes sin recuperación de la movilidad facial y nunca antes de las 4 semanas desde la instauración de la parálisis. El pronóstico es bueno y más del 80% se recuperará completamente, incluso sin tratamiento. Como se ha dicho anteriormente, las enfermedades concomitantes así como la edad avanzada y la parálisis completa son signos o predictores de mal pronóstico. Traumática. Es la segunda causa de parálisis facial periférica (15-25%). Su diagnóstico es generalmente sencillo ya que el paciente tiene antecedentes de traumatismo o una intervención quirúrgica reciente (yatrogénica). La parálisis puede ser inmediata o diferida al traumatismo. Las primeras, las inmediatas, suelen indicar mal pronóstico. Es necesario valorarlas con TC y RM con el fin de ver el lugar de la lesión y requieren corrección quirúrgica y reparación precoz de la lesión. Las segundas, las diferidas o tardías, tienen mejor pronóstico y el daño suele ser producido por compresión del nervio. El tratamiento inicial será médico con glucocorticoides a la dosis previamente descrita y, sólo si la evolución no es favorable, se indicará una descompresión quirúrgica. Una de las causas es el traumatismo craneal con fractura de peñasco; si la fractura es longitudinal ocurre en el 20% de los casos mientras que si es transversal, la frecuencia aumenta al 50% y suele ser más grave. Las heridas incisas pueden producir sección del nervio. Entre las causas yatrogénicas se incluyen las intervenciones del ángulo ponto-cerebeloso, del oído medio u oído externo, así como de la glándula parótida. Cabe mencionar también las producidas durante el parto, que pueden ser bilaterales. Estos tipos de lesiones deben ser siempre derivadas al especialista otorrinolaringólogo. Infecciosa Existen diversos procesos infecciosos que pueden producir parálisis facial. Entre los virus, el más frecuente es el virus herpes zoster que produce una afectación del nervio facial con entidad propia conocida como síndrome de Ramsay Hunt (5-10%). Las características son similares a la parálisis de Bell pero de mayor intensidad y con pronóstico peor. Se le añaden además otros signos como afectación del nervio estatoacústico (VIII par craneal) y vesículas herpéticas en el área de Ramsay Hunt (concha auricular). El tratamiento consiste en glucocorticoides a la misma dosis que en la parálisis de Bell pero durante más tiempo y antivíricos como aciclovir, valaciclovir o famciclovir. La parálisis facial de causa otítica es poco frecuente (5%) si bien en la infancia es la causa más frecuente coincidiendo con una otitis media aguda. Enfermedades como colesteatomas avanzados así como otitis externas malignas en diabéticos pueden originar parálisis facial y se diagnostican con la exploración otorrinolaringológica. Tumoral. Origina aproximadamente el 6% de las parálisis faciales. Existen tumores en la glándula parótida, el oído medio o el ángulo ponto-cerebeloso (neurinomas y meningiomas) que pueden originarlas. Las características que pueden sugerir una causa tumoral son la instauración progresiva, persistencia de la parálisis más de tres meses, parálisis recurrente, hipoacusia simultánea y también progresiva ipsilateral, alteración de otros pares craneales, inestabilidad asociada, etc… Si se sospecha un origen tumoral de la parálisis deberá solicitarse una prueba de imagen y consultar con el especialista otorrinolaringológico. Otras causas. En este apartado se clasifican aquellas entidades clínicas con parálisis facial asociada, de características especiales. Por ejemplo, el síndrome de Merkelsson-Rosenthal, caracterizado por edema orofacial y parálisis facial recurrentes y lengua escrotal o fisurada. Su tratamiento es la administración de glucocorticoides en dosis similares a la parálisis facial idiopática. Existen parálisis faciales secundarias a enfermedades sitémicas como la sarcoidosis, la enfermedad de Guillain-Barré, borreliosis o enfermedad de Lyme, entre otros, en los cuales con frecuencia la parálisis facial es bilateral. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS Tabla 2. Criterios de derivación al médico especialista • Diferenciar siempre la parálisis facial de origen periférico de las de origen central. • Parálisis facial progresiva con sospecha de un origen tumoral. • Persistencia de algún grado de parálisis más allá de tres meses. • Progresión de la parálisis y ausencia de signos de reinervación tras 3-4 semanas. • Parálisis recurrentes. • Parálisis de causa traumática. • Parálisis facial con hipoacusia ipsilateral simultánea y progresiva o con déficit de otros pares craneales • Reconocer posibles causas de la parálisis y considerarla como idiopática (la más frecuente) si estas causas no se encuentran. En la tabla 2 se especifican los criterios de derivación a especialista otorrinolaringólogo. Conclusión La parálisis facial periférica es un entidad frecuente, generalmente sin causa aparente y con un diagnóstico eminentemente clínico. Las pruebas complementarias y la derivación al especialista otorrinolaringólogo se realizarán ante una mala evolución clínica, en casos recidi- • Si se sospecha una causa tumoral, traumática, la parálisis es recidivante o se acompaña de afectación de otros pares craneales o no se resuelve tras cuatro semanas, debe derivarse al otorrinolaringólogo. • El tratamiento de elección es con prednisona en dosis de 1 mg/kg/día en las parálisis faciales idiopáticas y en el síndrome de Ramsay Hunt. Los antivíricos deben emplearse en el síndrome de Ramsay Hunt pero no en la parálisis idiopática. vantes y de origen traumático o en casos en que se sospeche una causa tumoral. Los estudios electrofisiológicos y las pruebas de imagen se solicitarán por parte del especialista en los casos mencionados. El pronóstico en general es favorable y actualmente el tratamiento vigente sigue siendo la prednisona por vía oral. ■ Bibliografía Adour KK, Bell DN, Hilsinger RL jr. Herpes simplex virus in idiopathic facial paralysis (Bell palsy). JAMA. 1975; 233(6): 527-530. Evaluación y acreditación en: Fisch U. Surgery for Bell’s palsy. Arch Otolaryngol. 1981; 107 (1): 1-11. Grogan PM. Practice parameter: steroids, aciclovir and surgery for Bell´s palsy (an evidence based review). Neurology. 2001; 56: 830-836. House JW, Brackmann DE.Facial nerve grading system. Otolaryngol Head Neck Surg. 1985; 93(2): 146-147. Serrano V, Novell Teixedó F. Parálisis facial. Actualización en medicia de familia. 2006; 2(10): 575-582. Sullivan FM, Swan IR, Donnan PT, et al. Early treatment with prednisolone or acyclovir in Bells palsy. New Eng J Med. 2007; 357(16): 1.598-1.607. www.aulamayo.com Estos trabajos están acreditados por la Comisión de Formación Continuada del Sistema Nacional de Salud y por el Consell Català de Formació Continuada de les Professions Sanitàries Cada tema: 0,2 créditos Bloque completo: 1 crédito 7DM n.º 829 • Marzo 2011 39 @ Artículos disponibles en: www.sietediasmedicos.com LITERATURA MEDICA comentada CARDIOLOGÍA Gen clave para la función cardiaca ◗ Además, las pruebas genéticas tienen cada vez un papel más importante en la práctica cardiovascular. ◗ El gen llamado Klf15 (Kruppel-like factor 15) resulta esencial para un funcionamiento adecuado y saludable del corazón y su principal arteria de salida, la arteria aorta. ◗ Promover los efectos protectores del gen Klf15 en el miocardio y la aorta podría prevenir el desarrollo o progresión de sus enfermedades. Carlos Paytubí Garí ecientemente se han producido excitantes y grandes avances en investigación genómica que han sido catalizados por la generación de una secuencia de referencia del genoma humano y la identificación de millones de variantes genéticas, las combinaciones de las cuales hacen que cada ser humano sea genéticamente único. El primer avance importante en genética cardiovascular fue la identificación de los genes de la enfermedad mediante análisis de ligamiento tradicionales en grandes familias con un buen fenotipado. Además, las pruebas genéticas tienen cada vez un papel más importante en la práctica cardiovascular y las preguntas de pacientes y familiares en relación con la predisposición genética son frecuentes. Sin embargo, su utilidad en la práctica clínica sigue siendo controvertida. R Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad Case Western Reserve en Cleveland (Estados Unidos) han identificado un único gen llamado Klf15 (Kruppel-like factor 15) que resulta esencial para un funcionamiento adecuado y saludable del corazón y su principal arteria de salida, la arteria aorta. Los científicos, dirigidos por el profesor Saptarsi Haldar, que publican este mismo año su investigación en la prestigiosa revista Science Translational Medicine, descubrieron que los pacientes con enfermedades que afectan a ambos órganos vitales tienen niveles bajos de este gen. Según los autores del estudio, promover los efectos protectores del gen Klf15 en el miocardio y la aorta podría prevenir el desarrollo o progresión de estas enfermedades, que, a pesar de las campañas epidemiológicas y el uso extendido de numerosos fármacos (estatinas, antiagregantes, inhibidores del enzima conversor de la angiotensina, antagonistas beta-adrenérgicos…) continúan siendo la principal causa de morbimortalidad y discapacidad entre la población de los países desarrollados. tos protectores sobre el miocardio y la aorta al bloquear una proteína llamada p53. La activación de dicha proteína parece ser el interruptor de activación crítico que produce gran parte de los efectos perjudiciales sobre estos órganos. Por este motivo, los fármacos que actúen sobre la acción bloqueadora de la proteína p53 del gen Klf15 podrían convertirse en un tratamiento altamente beneficioso para proteger contra las enfermedades de la aorta y el miocardio. Se abren en ese sentido nuevas vías de investigación que tienen a la genética como punto de partida para mejorar la salud cardiovascular de nuestra población que, aunque en alto porcentaje mediterránea, aún es víctima de tasas preocupantes de morbimortalidad cardiovascular. ■ Haldar S, Lu Y, Jeyaraj D, Kawanami D, Cui Y, Eapen S, Hao C, Li Y, Doughman Y, Watanabe M, Shimizu K, Kuivaniemi H, Sadoshima J, Margulies K, Cappola T, Jain M. Klf15 Deficiency is a molecular link between heart failure and aortic aneurysm formation. Science Translational Medicine, doi:10.1126/ scitranslmed.3000502 (2010). El equipo investigador se dedicó a criar ratones que carecían del gen Klf15 y descubrieron que, sin el gen, los ratones desarrollaban grandes corazones dilatados, propensos al fallo cardíaco esencialmente izquierdo, aneurismas aórticos y desgarros en las paredes de la arteria aorta. Un examen más detallado del estudio reveló que el gen Klf15 ejerce sus efec- 7DM n.º 829 • Marzo 2011 41 LITERATURA MÉDICA comentada HEPATOLOGÍA Metanálisis de la supervivencia de los pacientes con carcinoma hepatocelular no tratado ◗ La mayoría de los pacientes con carcinoma hepatocelular (aproximadamente un 70%) son diagnosticados en estadios no tributarios de tratamientos curativos. ◗ La presencia de deterioro de calidad de vida, Child-Pugh B-C, y la presencia de trombosis de la vena porta y de ascitis predicen un peor pronóstico en estos pacientes. V. Lorenzo-Zúñiga García a aplicación generalizada de los programas de cribado de carcinoma hepatocelular (CHC) ha incrementado de forma muy significativa el número de tumores detectados de pequeño tamaño (< 5 cm), en estadios 0 (muy precoz) o A (precoz) según la clasificación del Hospital Clínic, que son los respondedores potenciales a los tratamientos curativos. Por desgracia, la mayoría de los pacientes con CHC (aproximadamente un 70%) son diagnosticados en estadio B (intermedio), C (avanzado) o D (terminal). Cabibbo G, Enea M, Atanasio M, Bruix J, Craxi A, Camma C. A meta-analysis of survival rates of untreated patients in randomized clinical trials of hepatocellular carcinoma. Hepatology. 2010; 51: 1.274-1.283. L En un trabajo previo se constató que la supervivencia de los pacientes con CHC no tratado, o de aquellos pacientes tratados con placebo en los ensayos clínicos, oscilaba desde el 10 al 72% en el primer año y del 8 al 50% el segundo año. En aquellos pacientes con CHC irresecable es esencial poder predecir de forma adecuada la supervivencia y conocer los factores que influyen en el pronóstico. En la actualidad, las guías de práctica clínica del manejo del CHC recomiendan estimar el riesgo de mortalidad como soporte en la toma de decisiones. Hasta la fecha se han propuestos diversos tratamientos paliativos, quimioembolización y, más recientemente, sorafenib, pero el pronóstico continúa siendo pobre. Interpretar los resultados de los ensayos clínicos es problemático, ya que los datos son contradictorios; en este sentido, para solventar esta incertidumbre, los autores del artículo que se comenta reali- 42 7DM n.º 829 • Marzo 2011 En conclusión, este metanálisis confirma la heterogeneidad en el comportamiento de los pacientes con CHC no tratado, por lo que es fundamental estratificar a estos pacientes según su expectativa de supervivencia para poder diseñar futuros estudios con nuevos fármacos. ■ Varices en cúpula gástrica zaron un metanálisis de 30 ensayos clínicos centrados en el tratamiento paliativo del CHC, utilizando los brazos sin tratamiento o tratados con placebo. Los objetivos de este estudio fue conocer la supervivencia al año y a los 2 años de los pacientes con CHC no tratado, analizar la variabilidad en las tasas de supervivencia, y conocer los factores asociados a un mejor pronóstico. Los resultados de este interesante trabajo evidenciaron que la supervivencia estimada en el primer año fue del 17,5% (IC 95%, 11-27%) y de 7,3% (IC 95%, 3,9-13%) en el segundo año. Pese a la gran heterogeneidad de los estudios analizados se constató mediante análisis estadístico que las variables asociadas a un peor pronóstico fueron el deterioro de la calidad de vida, un estadio de Child-Pugh B-C, y la presencia de trombosis de la vena porta y de ascitis. LITERATURA MÉDICA comentada NEFROLOGÍA/HIPERTENSIÓN Hipertensión en niños y adolescentes ◗ Las cifras diagnósticas de hipertensión arterial en niños deben basarse en relación con niveles de percentil según la misma edad, sexo y talla. ◗ No hay suficientes estudios a largo plazo sobre el riesgo cardiovascular en niños y adolescentes. ◗ Deben adoptarse medidas para intentar identificar a niños y adolescentes con cifras de presión arterial elevadas, para evitar un futuro daño orgánico. Los adolescentes con valores de presión iguales o superiores a 120/80 mmHg, aunque estén por debajo del percentil 90, también presentan una presión normal-alta. La hipertensión de grado 1 se define como un valor de presión comprendido entre el percentil 95 y el percentil 99 + 5 mmHg. La hipertensión de grado 2 C. Santos Altozano Grupo de Hipertensión. SEMERGEN unque las guías de la Sociedad Europea de Hipertensión y de la Sociedad Europea de Cardiología publicadas en 2003 y actualizadas en 2007 no incluyen ninguna sección dedicada a la hipertensión en niños y adolescentes, un creciente número de datos indica que la prevalencia de hipertensión moderada en niños y adolescentes es mucho mayor de lo que se creía. Además, distintos estudios longitudinales demuestran que las alteraciones en la presión arterial a esas edades con frecuencia se traducen en hipertensión a edades adultas, revelando la importancia que dichos antecedentes tienen desde el punto de vista epidemiológico y clínico. El hecho de que en la asistencia pediátrica se haya incluido la determinación de la presión arterial y se hayan publicado valores de referencia de la presión arterial en niños, ha permitido detectar casos graves de hipertensión asintomática. A Ante la ausencia de estudios prospectivos con un periodo de seguimiento largo para establecer correlaciones directas entre los valores de presión observados en la infancia y la posterior aparición de enfermedades cardiovasculares o la mortalidad asociada, se han utilizado marcadores indirectos de lesión orgánica; entre los más significativos, figuran la hipertrofia del ventrículo izquierdo, el engrosamiento y endurecimiento de las arterias de gran tamaño y la excreción urinaria de albúmina. 44 7DM n.º 829 • Marzo 2011 Los criterios diagnósticos de hipertensión en niños no tienen un único valor de corte de la misma forma que en adultos, ya que hay que tener en cuenta que se incrementa con la edad y el tamaño corporal. Según los criterios de la Task Force for Blood Pressure in Children, en niños la presión normal se define como una presión arterial sistólica y diastólica inferior al percentil 90 para el grupo de edad, el sexo y la talla. La hipertensión se define como una presión sistólica o diastólica que, de forma reiterada, se mantiene en el percentil 95 o por encima de éste, debiéndose realizar al menos tres mediciones mediante el método auscultatorio. Los niños que presentan valores de presión sistólica o diastólica iguales o superiores al percentil 90, pero inferiores al percentil 95, tienen una presión normal-alta. se define como cualquier valor de presión por encima del percentil 99 + 5 mmHg. Los niños o adolescentes con hipertensión de grado 2 deben evaluarse y tratarse de forma más rápida y/o intensa que los que presenten un menor incremento de la presión. Las mediciones de la presión realizadas en la consulta constituyen la base del conocimiento actual sobre el posible riesgo asociado a la hipertensión. La determinación de la presión en los niños y adolescentes debería realizarse siguiendo el método ambulatorio basado en los ruidos de Korotkoff. Si se realiza utilizando dispositivos oscilométricos (la oscilación en los niños es algo menor, lo que podría inducir mediciones erróneas), deberían utilizarse monitores validados siguiendo las recomendaciones de la Sociedad Británica de Hipertensión, la Asociación Americana para el Avance de la Instrumentación Médica o el Protocolo Internacional de la Sociedad Europea. Si la hipertensión se diagnostica mediante métodos oscilométricos, deberá confirmarse mediante el método auscultatorio. La utilización de la monitorización ambulatoria de la presión arterial en los niños puede desempeñar un papel más relevante que en los adultos, dado que son menos los niños que presentan hipertensión. El registro domiciliario de la presión muestra una mayor reproducibilidad que el realizado en la consulta. Debería medirse en el domicilio al menos durante 3 días, dos veces al día (por la mañana y por la noche), aunque se recomienda prolongarlo durante 6-7 días. La detección y confirmación de la hipertensión ha de conllevar distintos pasos para descartar causas secundarias de hipertensión; además, deberá evaluarse el daño orgánico. La hipertrofia ventricular izquierda es un factor independiente de riesgo cardiovascular. En niños se ha de valorar ecocardiográficamente la masa ventricular izquierda mediante la ecuación de Devereux. Se considera que hay hipertrofia ventricular izquierda cuando la masa ventricular izquierda es igual o mayor al percentil 95 (38,6 g/m2). El grosor de la íntima-media se identifica mediante ecografía. Los niños con antecedentes familiares de hipercolesterolemia, así como los niños con obesidad y sobrepeso, con o sin hipertensión, presentan un mayor grosor de la íntima-media que los niños sanos de similar edad. Asimismo, los niños hipertensos tienen mayor rigidez arterial que los niños con una presión normal. En niños aún debe establecerse el papel que desempeña la evaluación de la microalbuminuria a la hora de valorar la hipertensión esencial. Entre las medidas preventivas, se sabe que el sobrepeso es posiblemente el factor más importante, dado que aumenta más del 50% el riesgo de hipertensión. Dada la infrecuente incidencia de episodios cardiovasculares en la infancia, hasta la fecha no han podido realizarse estudios para evaluar el efecto beneficioso de la reducción de los valores tensionales. Al igual que en los adultos, la decisión de tratar o no a los niños no ha de basarse únicamente en los valores de presión, sino también en la presencia o ausencia de daño orgánico y de otros factores de riesgo o enfermedades asociadas, aunque desafortunadamente estas decisiones no están respaldadas por ningún estudio clínico. El objetivo de reducir la presión en niños y adolescentes sería mantener unas cifras tensionales por debajo del percentil 95. No obstante, sería más prudente y seguro establecer un objetivo de tensión inferior al percentil 90. En niños con nefropatía crónica, según datos del estudio ESCAPE, un control estricto de las cifras de presión por debajo del percentil 50 incrementa la supervivencia al cabo de 5 años. La proteinuria es un factor que modifica en gran medida la eficacia renoprotectora derivada de un mayor control de la presión arterial. En niños con enfermedad no proteinúrica no se observa que el tratamiento intensivo para reducir la presión arterial aporte ningún beneficio. El tratamiento de la hipertensión en niños debe iniciarse con monoterapia y en dosis bajas. Si no se reduce después de 4-8 semanas, hay que comenzar a administrar la dosis completa del fármaco. Si persiste la falta de control o aparecen efectos secundarios, se recomienda administrar un fármaco antihipertensivo de una clase distinta. En determinados casos, será necesario administrar un tratamiento combinado. Apenas se han realizado estudios que comparen directamente la eficacia y seguridad de distintos fármacos antihipertensivos en niños y adolescentes. En los estudios realizados con metoprolol de liberación prolongada, se producen reducciones de presión administrando dosis de 1-2 mg/kg. La relación dosis-respuesta significativa de amlodipino es con dosis de entre 0,06 y 0,34 mg/kg, aunque en niños mayores de 6 años la dosis ha de ser mayor. Existen estudios comparativos con placebo para enalapril, fosinopril y lisinopril. En cuanto al efecto de los ARA II en niños hipertensos, se han efectuado estudios con losartán, irbesartán, candesartán y valsartán. No se han realizado estudios pediátricos en los que se investiguen diuréticos, aunque se cuenta con experiencia con hidroclorotiazida y clortalidona. En niños no es habitual la administración de combinaciones de fármacos en dosis fija, dado que se prefiere individualizar el tratamiento. En niños con nefropatía crónica, parece razonable recomendar la administración de inhibidores del sistema renina-angiotensina, tanto si presentan proteinuria como si no. Los autores de las guías realizan otra serie de consideraciones en cuanto al tratamiento de factores de riesgo asociados, como los valores lipídicos elevados, la resistencia a la insulina, la alteración de la tolerancia a la glucosa o la diabetes tipo 2 en niños obesos. En niños y adolescentes siempre hay que intentar identificar una posible causa de hipertensión secundaria; la probabilidad de encontrarla es inversamente proporcional a la edad del niño, y directamente proporcional al grado de hipertensión. Los trastornos del parénquima renal, con enfermedad renovascular y coartación de la aorta, suponen el 70-90% de todos los casos. Las presentes guías deben implementarse para limitar o reducir la carga que suponen la hipertensión y sus complicaciones en niños y adolescentes. Además, deben tomarse las medidas oportunas para identificar e instaurar el tratamiento adecuado, así como impulsar cambios en los estilos de vida y adoptar medidas preventivas y curativas. ■ Lurbe E, Cifkova R, Cruickshank JK, Dillon MJ, Ferreira I, Invitti C, et al. Manejo de la hipertensión arterial en niños y adolescentes. Recomendaciones de la Sociedad Europea de Hipertensión. Rev Hipertens Riesgo Vasc. 2010; 27(2): 47-74. 7DM n.º 829 • Marzo 2011 45 LITERATURA MÉDICA comentada PSIQUIATRÍA Conducta violenta y correlación neuroanatómica ◗ La alteración estructural y funcional de los circuitos cerebrales implicados en la modulación emocional está asociada a la aparición de conductas violentas. ◗ Se aboga por la diferenciación entre agresión impulsiva y premeditada y la posible existencia de mecanismos subyacentes diferentes. ◗ Es importante el estudio de factores genéticos, neurofisiológicos y neuroendocrinos en la génesis de la conducta violenta. R.M. Pont Dalmau Grupo de Salud Mental. SEMERGEN a agresión se ha entendido tradicionalmente como la manifestación de comportamiento que tiene intención de provocar daño físico a otro individuo con el fin de promover la conservación del organismo y la supervivencia de la especie. El hecho de que esta conducta se haya preservado a lo largo del tiempo refleja su valor adaptativo en determinados contextos caracterizados por ambientes hostiles y situaciones de escasez. Sin embargo, en el caso de los seres humanos, la conducta violenta reflejaría la expresión de agresividad dirigida hacia otros sujetos de forma indiscriminada y recurrente, sin ningún tipo de ganancia o valor evolutivo, y representa un problema clínico grave que acarrea consecuencias negativas para el individuo y la sociedad. L Aunque por el momento no existe una comprensión completa de los complejos mecanismos que subyacen a la conducta agresiva y antisocial, se poseen hallazgos científicos y un cuerpo creciente de literatura que muestra que la violencia está asociada con factores genéticos, neurobiológicos y psicofisiológicos. Para comprender la etiología de este fenómeno de la forma más exacta y certera posible, hay que tener en cuenta la interacción de variables biológicas con aspectos psicosociales y de aprendizaje. En la prevención de estos actos y el tratamiento de los agreso- 46 7DM n.º 829 • Marzo 2011 res y delincuentes impulsivos, es crucial considerar que los individuos con alto riesgo biológico pueden ser particularmente vulnerables a los efectos negativos de la exposición a ambientes adversos a lo largo de su vida. Los hallazgos acumulados hasta la fecha parecen indicar que es probable la existencia de un correlato neuroanatómico que ayude a explicar las conductas agresivas e impulsivas. A partir de los resultados de estudios llevados a cabo con pacientes que sufren daño neurológico, se tiene evidencia de que daños graves en la materia gris y blanca del córtex prefrontal conllevan expresiones de personalidad seudopsicopática. Investigaciones más recientes han puesto de manifiesto que individuos «neurológicamente sanos» con diagnóstico de trastorno antisocial de la personalidad presentan déficits prefrontales sutiles. El objetivo de los autores fue revisar la bibliografía sobre la neuroanatomía del comportamiento antisocial y violento, y el resultado pone de relieve el papel crucial de las áreas anteriores de la corteza cerebral en la expresión de agresividad impulsiva. Cada vez existen más datos que indican que la baja actividad de la corteza prefrontal puede predisponer a la violencia por una serie de razones. En el plano neuropsicológico, un funcionamiento prefrontal reducido puede traducirse en una pérdida de la inhibición o control de estructuras subcorticales filogenéticamente más primitivas como la amígdala, que se piensa que está en la base de los sentimientos agresivos. En el plano neurocomportamental, se ha visto que lesiones prefrontales se traducen en comportamientos arriesgados, irresponsables, transgresores de las normas, con arranques emocionales y agresivos, que pueden predisponer a actos violentos. En el plano de la personalidad, las lesiones frontales en pacientes neurológicos se asocian con impulsividad, pérdida de autocontrol, inmadurez, falta de tacto, incapacidad para modificar o inhibir el comportamiento de forma adecuada, lo que puede facilitar los actos violentos. En el plano social, la pérdida de flexibilidad intelectual y de habilidades para resolver problemas, así como la merma de la capacidad para usar la información suministrada por indicaciones verbales que nacen del mal funcionamiento prefrontal, pueden deteriorar seriamente habilidades sociales necesarias para plantear soluciones no agresivas a los conflictos. En el plano cognitivo, las lesiones prefrontales causan una reducción de la capacidad de razonar y de pensar que pueden traducirse en fracaso académico y problemas económicos, predisponiendo así a una forma de vida criminal y violenta. Las diferentes investigaciones informan sobre regiones específicas de la corteza prefrontal que pueden vincularse a comportamiento agresivo, como el córtex orbitofrontal y las regiones ventromedial y dorsolateral; sin embargo, todavía hay muchas incógnitas con respecto al papel específico de cada una de éstas áreas. Tampoco está clara la implicación de áreas subcorticales relacionadas con la emoción, como la amígdala y el hipocampo, aunque cada vez existe más evidencia acerca de las diferencias funcionales de estas estructuras en agresores violentos frente a sujetos normales. Los últimos descubrimientos abogan por una falta de equilibrio entre el funcionamiento de regiones anteriores de la corteza y estructuras subcorticales, probablemen- LITERATURA MÉDICA comentada te secundaria a alteraciones vinculadas a las vías que conectan estas estructuras muy relevantes en la regulación emocional. Los últimos avances en técnicas de neuroimagen funcionales y estructurales han mejorado nuestra comprensión de las estructuras y vías subyacentes a la manifestación de actos violentos, pero la elevada complejidad de los circuitos neurales implicados requiere un estudio más preciso en el futuro. Por otra parte, se ha intentado poner de manifiesto la importancia en la distinción del carácter diferencial de distintos tipos de agresividad. Así, se habla de un hipofuncionamiento del córtex prefrontal, junto con hiperactividad del sistema límbico en la expresión de comportamientos caracterizados por la impulsividad, sean o no de carácter violento. No debemos olvidar que las disfunciones del sistema ner- vioso sólo suponen una predisposición hacia la violencia; por tanto, se requiere la existencia de otras variables medioambientales, psicológicas y sociales que potencien o reduzcan esta predisposición biológica. ■ Alcazar-Córcoles MA, Verdejo-Garcia A, BousoSaiz JC, Bezos-Saldaña L. Neuropsicología de la agresión compulsiva. Rev Neurol 2010; 50(5): 291-299. REHABILITACIÓN Grado funcional y capacidad de marcha en ancianos tras una fractura de cadera ◗ Después de una fractura de cadera, más de un 20% de los pacientes queda incapacitado para salir del domicilio y hasta un 10% son incapaces de caminar. ◗ Los programas de rehabilitación domiciliaria tras una fractura de cadera en ancianos mejoran el nivel funcional y la capacidad de marcha. R. Coll-Fernández as fracturas de la epífisis proximal del fémur (fracturas de cadera) son una causa importante de incapacidad y morbimortalidad en los ancianos. Después de una fractura de cadera, más de un 20% de los pacientes queda incapacitado para salir del domicilio y hasta un 10% son incapaces de caminar. La recuperación del nivel de independencia previo a la fractura de cadera para realizar las actividades básicas de la vida diaria se produce en menos del 55% de los pacientes. Por este motivo, los autores del estudio se propusieron valorar el grado funcional para las actividades básicas de la vida diaria y la capacidad de marcha en ancianos intervenidos de fractura de cadera a los seis meses de un programa de rehabilitación domiciliaria. L Para ello realizaron un estudio prospectivo incluyendo a 136 pacientes con fractura de cadera y capacidad para la marcha previamente a la fractura. Todos los pacientes siguieron un programa de re- 48 7DM n.º 829 • Marzo 2011 habilitación domiciliaria que consistía en: información sobre medidas para prevenir complicaciones en personas con escasa movilidad; tratamiento de fisioterapia con los objetivos de mejorar el balance articular y muscular, reeducación de transferencias, bipedestación y marcha con ayudas técnicas; recomendaciones para prevenir caídas; recomendaciones sobre adaptaciones en el domicilio para facilitar la realización de las actividades básicas de la vida diaria; indicación de una pauta de mantenimiento y formación a los cuidadores. El programa de rehabilitación constaba de 15 sesiones diarias con una duración de 45 minutos. Los pacientes fueron evaluados inicialmente, al finalizar el programa de rehabilitación domiciliaria y a los seis meses de haberlo finalizado. El grado funcional para las actividades básicas de la vida diaria se evaluó con el índice de Barthel y la capacidad de marcha mediante una escala adaptada de la Functional Ambulatory Classification que cataloga la marcha como: no funcional, domiciliaria, fuera de casa con limitacio- nes y sin limitaciones. De los 136 pacientes incluidos en el estudio, el 77,9% eran mujeres con una edad media de 83,18 años. El incremento medio producido en el índice de Barthel a los seis meses de finalizado el tratamiento fue significativo respecto al inicial. Respecto a la capacidad de marcha, las variables asociadas a tener una capacidad de marcha funcional a los seis meses fueron una mayor capacidad de marcha previa a la fractura de cadera, la ausencia de comorbilidad y de complicaciones, ser capaces de andar al inicio del programa y un mayor incremento en el índice de Barthel en el momento de ser dados de alta del programa respecto al inicial. Con los resultados obtenidos los autores concluyen que el programa de rehabilitación domiciliaria realizado en personas ancianas intervenidas de fractura de cadera produce una mejoría en el nivel funcional, manteniéndose a los seis meses de finalizado el tratamiento. Sin embargo, la mejoría lograda en la capacidad de marcha al final del tratamiento disminuye a los seis meses del alta. ■ Varas-Fabra F, Pérula de Torres LA, Heredia Torres A, Mayordomo Riera F. Nivel funcional y capacidad de marcha en ancianos con fractura de cadera a los seis meses de un programa de rehabilitación domiciliaria. Rehabilitacion 2010; 44: 25-31. REUMATOLOGÍA Fibromialgia: valoración de la capacidad funcional ◗ Los cuestionarios HAQ y FHAQ miden de forma más certera la capacidad funcional del paciente con fibromialgia que el cuestionario FF-FIQ. ◗ El cuestionario FHAQ, debido a su brevedad, podría sustituir al HAQ en algunas ocasiones. S. Giménez Basallote Grupo de Aparato Locomotor. SEMERGEN a fibromialgia es causa de deterioro de la capacidad física y psíquica de los pacientes que la padecen y acarrea una pérdida de la capacidad funcional que repercute en el nivel de autonomía del paciente; ocasiona un importante coste económico por la repercusión la- L Los autores del presente estudio se plantearon como objetivo realizar un estudio comparativo de la validez conceptual de los tres cuestionarios mencionados, mediante comparación con un panel de medidas externas indirectas que previamente se consideraban relacionadas con la capacidad funcional, y establecer el cuestionario que mejor pudiera valorar dicha capacidad. Cabe reseñar que la la versión española del FIQ está compuesta por 10 ítems y se puntúa como en su versión original. El HAQ comprende 20 ítems y 8 cuestiones correctoras. El FHAQ está compuesto por 8 ítems, todos tomados del HAQ, y se puntúa calculando la media de sus correspondientes ítems. Las puntuaciones de los tres cuestionarios fueron comparados con grupos extremos de capacidad funcional definida por las medidas externas: pruebas de seis minutos marcha, de fatiga de Borg, de flexibilidad lumbar y evaluación global de la movilidad del paciente. Los autores calcularon las correspondientes diferencias estandarizadas y, finalmente, determinaron los coeficientes de correlación entre las puntuaciones de los tres cuestionarios. Así fueron seleccionados 301 pacientes, 10 hombres y 291 mujeres, con una media de edad de 48,7 años. Los tres cuestionarios demostraron una aceptable validez conceptual aunque los resultados del FFFIQ fueron inferiores. La correlación entre HAQ y FHAQ fue muy elevada (0,92), aunque la correlación entre estos dos y el FF-FIQ fue más baja (0,59). Como resumen concluyen aseverando que los cuestionarios HAQ y FHAQ miden de forma más certera la capacidad funcional del paciente con fibromialgia que el FF-FIQ. Finalmente refieren que el FHAQ, debido a su brevedad –8 ítems–, podría sustituir al HAQ en algunas ocasiones. ■ boral producida. Es evidente que el enfoque de la fibromialgia ha de ser multidimensional valorando la capacidad funcional del paciente. En este sentido existen al menos tres cuestionarios de autoaplicación conocidos: el Health Assessment Questionnaire (HAQ), la escala de función física incluida en el Fibromyalgia Impact Questionnaire (FF-FIQ), y últimamente el Fibromyalgia Health Assessment Questionnaire (FHAQ), derivado del HAQ, aunque con tan sólo 8 items. validez conceptual implica determinar a priori qué evaluar, en este caso capacidad funcional, en función de su relación con otras variables. Para ello realizaron un estudio transversal de pacientes, diagnosticados de fibromialgia según los criterios del American College of Rheumatology, que acudieron a consultas externas de 15 hospitales españoles entre enero y abril de 2007. Los pacientes completaron una serie de cuestionarios que incluían la versión española del FIQ y del HAQ. La escala de función física de Esteve J, Rivera J, Vallejo M y Grupo ICAF. Evaluación de la capacidad funcional en fibromialgia. Análisis comparativo de la validez de constructo de tres escalas. Reumatol Clin. 2010; 6(3): 141-144. 7DM n.º 829 • Marzo 2011 49 LITERATURA MÉDICA comentada URGENCIAS Control de calidad en urgencias: segunda consulta como episodio adverso ◗ La evaluación interna de las segundas consultas permite identificar los episodios adversos ocurridos y conocer sus causas. ◗ La mala interpretación de pruebas diagnósticas supone un mayor número de casos de posibles episodios adversos para el paciente. A. Piñana López Grupo de Urgencias. SEMERGEN os servicios de urgencias tienen características peculiares; en determinados aspectos se comporta como una unidad de críticos, en otros, se asemejan más a los servicios de atención primaria y otros muchos casos, se comportan como una planta de hospitalización. Las condiciones de trabajo (presión asistencial, fallos en coordinación, trabajo por turnos, guardias, interrupciones frecuentes, medicación) son las causas que más se han apuntado como riesgos desencadenantes de efectos adversos en los servicios de urgencias hospitalarios. Para valorar la calidad de la atención prestada se han propuesto diferentes indicadores desde las sociedades científicas. La mayor parte de ellos se centran en tiempos de espera; no obstante, los autores del artículo que se comenta se han centrado en la tasa de retorno a urgencias a las 72 h, regreso que está relacionado con posibles problemas en la atención inicial y vinculado a la seguridad del paciente. L El objetivo de este estudio fue los posibles episodios adversos que ocurren en un servicio de urgencias, mediante la revisión de casos de pacientes que acuden nuevamente. Para ello realizaron un estudio retrospectivo de la información clínica de los pacientes que retornaron en un plazo inferior a una semana, durante octubre de 2006, con el fin de identificar problemas ocurridos en la primera asistencia. La revisión la realizaron médicos adjuntos del mismo servicio, 50 7DM n.º 829 • Marzo 2011 previa medida de la fiabilidad, comprobando la concordancia interobservador. Los autores estudiaron 311 casos de los que 203 (79,6%) acudieron no citados y por una causa relacionada con la primera visita. En el 83,7% de ellos la evolución fue mala. Las causas de mala evolución más frecuente fueron el curso natural del proceso en 75 casos (44,1%), seguida de problemas derivados del tratamiento en 73 casos (42,9%). Los autores evidenciaron en 36 casos (21,2%) consecuencias adversas para los pacientes, calificándose como evitables por parte de los evaluadores en 11 de ellos (30,5%). Un dato que llama la atención fue el hecho de que más de un tercio de los pacientes que volvían a consultar (34,7%) era por un motivo diferente al de la primera ocasión o debido a una visita concertada para pruebas complementarias o revisión de la evolución. Este hecho resta validez a este indicador como reflejo de mala calidad asistencial por lo que los autores han querido recoger las segundas consultas de la semana siguiente, con el objeto de no perder casos como episodisos adversos. De los problemas que motivaron una segunda consulta destacan los relacionados con la medicación, si bien luego en el análisis de aquellos con consecuencias para el paciente, son la mala interpretación de pruebas diagnósticas las que suponen mayor número de casos. Se evidenciaron tres casos de fallo en la actuación, lo que supone un caso a la semana o 52 al año. Esto viene a representar uno de cada 1.700 consul- tas o una de cada 104 segundas consultas. El hecho de que la catalogación como fallo sea subjetiva y que la evaluación sea hecha por el propio personal que atiende el servicio, podría ocasionar un sesgo de infravaloración y que no se tengan en cuenta actuaciones erróneas como fallos. De todas formas, la ventaja de servir de aprendizaje y mejora de la cultura de seguridad supera la desventaja que supone la posible infravaloración cuantitativa de hechos ocurridos. ■ Alcaraz J, Blanco ML, González MA, et al. Eventos adversos en los servicios de Urgencias. Revisión de reconsultas como fuente de datos. Rev Calid Asist. 2010; 25(3): 129-135. ¿Se nos olvida? Sección coordinada por M. Blasco Valle Analizar el valor la fitoterapia en el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata José María Ferreras Amez Especialista en MFyC. Hospital Royo Villanova. Zaragoza n la hiperplasia benigna de próstata (HBP) el crecimiento de las células epiteliales y estromales ocasiona una progresiva obstrucción de la luz uretral produciendo síntomas del tracto urinario inferior (STU) y deterioro de la calidad de vida. Los fármacos bloqueantes de los receptores alfadrenérgicos y los inhibidores de la enzima 5-alfarreductasa constituyen las opciones terapéuticas más recomendadas, pero los antiguos extractos de plantas medicinales (fitoterapia) siguen prescribiéndose. E Los responsables farmacológicos de los extractos de plantas son los fitosteroles, p-sistosteroles, ácidos grasos y leptinas, pero el contenido de estos componentes activos varía según el procedimiento de extracción empleado, observándose grandes diferencias incluso en una misma planta. El mecanismo por el que éstos ejercen su acción no está bien establecido. In vitro, los flavonoides y los esteroles han mostrado acción antiinflamatoria, y los ácidos grasos libres como láurico, mirístico, oleico y palmítico, una acción inhibitoria de la 5-alfarreductasa, así como acciones antiandrogénica, antiproliferativa y antiinflamatoria; no obstante, ninguna de estas acciones ha podido confirmarse in vivo. Se han empleado numerosas especies botánicas, pero Serenoa repens y Pygeum africanum son las más reconocidas en nuestro medio y de las que se dispone de más información. Los antiguos estudios clínicos con estos preparados son de corta duración, con un escaso tamaño de la muestra, utilizando extractos de composición no estandarizada y con diversas escalas de evaluación de los síntomas. Además demostraron sólo una eficacia leve o moderada en cuanto a la mejoría de la nicturia y del flujo urinario y no exploraban el objetivo final del tratamiento de la HBP, que es prevenir su progresión y reducir la aparición de complicaciones como retención urinaria aguda, incontinencia urinaria, infecciones recurrentes, insuficiencia renal y disminución de la necesidad de cirugía. Lo que sí se observó fue una escasa incidencia de efectos adversos sin afectar prácticamente la función sexual. En los últimos años se han publicado algunos estudios mejor diseñados (prospectivos, doble ciego, aleatorizados frente a placebo o terapia convencional, con suficiente tamaño de la muestra, utilización de escalas de puntuación de síntomas validadas y duración mínima de 56 7DM n.º 829 • Marzo 2011 12 meses). En el último se estandarizaron los componentes activos de los extractos y se empleó como instrumento de medida la escala internacional de síntomas prostáticos (I-PSS). Se incluyeron 225 pacientes y se comparó frente al placebo durante 12 meses, no observándose diferencias de eficacia en cuanto a la mejoría de los síntomas o sobre el flujo urinario. Tampoco se observaron diferencias en otras variables secundarias: volumen prostático, volumen urinario residual, calidad de vida, y niveles de antígeno prostático específico. De nuevo el perfil de seguridad fue similar al del placebo. Recientemente la colaboración Cochrane ha publicado una nueva revisión en la que avala la seguridad de los extractos de Serenoa repens, si bien, pone en duda su eficacia en el tratamiento de la HBP. El tratamiento con Pygeum africanum se ha evaluado frente a placebo u otras terapias en 18 estudios que incluyeron un total de 1.562 pacientes con HBP. Se concluye que pueden ser útiles, presentando una mayor eficacia que el placebo en cuanto a la mejoría de los síntomas y de algunas variables urodinámicas. Hasta la fecha, no se han publicado ensayos bien diseñados, en los que se evalúe la eficacia de otras plantas medicinales utilizadas en HBP. Se dispone de algunos metanálisis y revisiones que han evaluado la eficacia de los extractos de Sécale cereale, Hypoxis rooperi y Urica dioica, pero debido a la escasa calidad metodológica de los estudios los resultados son equívocos, y se precisan otros bien diseñados y de duración adecuada para establecer su eficacia a largo plazo y su capacidad para evitar la progresión de la HBP. El futuro no es halagüeño dada la imposibilidad de patentar extractos de plantas, lo que supone una falta de incentivos económicos por parte de la industria farmacéutica. Resumiendo, según los datos disponibles, los extractos de las distintas especies botánicas utilizados en el tratamiento de los STU secundarios a HBP presentan una eficacia moderada y similar a la del placebo, en cuanto a la mejora de los síntomas y las medidas de flujo urinario. Sin embargo, para establecer su papel en la progresión de la enfermedad y en la reducción de las complicaciones sería necesario disponer de estudios con una duración suficiente y un diseño adecuado. ■ Gestión sanitaria SECCIÓN PATROCINADA POR TRABAJAMOS PARA EL BIENESTAR DE LA SOCIEDAD Marqueting, demarqueting y la salud pública Gerard Costa Profesor titular del Departamento de Dirección de Marqueting. ESADE. Barcelona l marqueting, omnipresente en nuestras vidas, nos genera mayor satisfacción en los intercambios (una cerveza, una cuenta bancaria, un chequeo médico) por haber sido éstos manipulados para que los valoremos y deseemos más. Tal es su éxito que ha trascendido su aplicación a campos más allá de la compra-venta comercial: y así hablamos hoy de las marcas humanas (resaltar los atributos más valorados de una persona), o marqueting del tercer sector (lograr que los ciudadanos valoren más la causa de una ONG). Siempre partiendo de que el producto, servicio o persona ya no pueden mejorarse en su calidad intrínseca, y por lo tanto nos centramos en la percibida. E La más reciente e innovadora aplicación es el demarqueting, una dimensión específicamente relevante para la gestión sanitaria. Lo definimos como los intentos deliberados de usar el proceso y las técnicas de marqueting para inducir a los consumidores a cambiar su comportamiento y hábitos. Así, nuestra sociedad, la del bienestar y el consumismo insostenible, aplica demarqueting para reducir el consumo de tabaco o de alcohol, la limitación de velocidad a 110 km/h., o lograr los consumos racionales de urgencias o de agua. Los servicios sanitarios públicos son uno de los campos más innovadores y arriesgados de aplicación del demarqueting, ya que siendo una práctica cuestionada éticamente, aporta sin duda resultados. Y en nuestro afán investigador, realizamos un action research de un día completo en un servicio, confidencial, de urgencias público en la población de Bellvitge. El resultado, un ejemplo de excelencia en demarqueting al lograr simultanear: – Una calidad intrínseca, técnica, del servicio sin mácula. La prestación sanitaria recibida es percibida por el usuario por encima del mínimo; los usuarios repiten. Los diagnósticos recibidos fueron posteriormente todos ellos corroborados por externos independientes. – Una calidad percibida del servicio muy inferior, definida por uno de los usuarios como «íntegramente deficiente». servicio profesional, implicante y relevante para nosotros, necesitamos poder evaluar al suministrador para reafirmarnos en la calidad de la prestación recibida; y como los comunes mortales no podemos evaluar la prestación médica recibida, pasamos a evaluar cinco atributos del servicio recibido: – La fiabilidad en la prestación del servicio. Un servicio de urgencias donde aleatoriamente hay tres médicos que pueden ser tu interlocutor, lástima que sin hablarse entre ellos y sin ningún orden perceptible. – La capacidad de respuesta adecuada. No hay lista de entrada visible, no hay orden, no hay control del proceso, no hay responsable ante el usuario. Sólo cuando un ciudadano exige poner una denuncia aparecen los especialistas en RRPP, con foulard naranja, que inician su intervención con «yo no soy médico». – La transmisión de confianza al paciente (competencia, cortesía, credibilidad, seguridad). Impresiona oír gritos de quién ha visto a mi paciente Manolo, o ver cómo se toma sangre a un paciente en el pasillo iniciando el protocolo con la frase no sé porqué ha venido usted; o simplemente que ningún profesional del centro lleve identificadores, o ahorrar papel con un tamaño de fuente 4. – La empatía o atención personalizada (facilidad de acceso al servicio, comprensión y conocimiento del paciente). Ser instalado en un pasillo, o recibir repetidamente la frase de «en un segundo». – Los servicios tangibles. Aquellos que envuelven y nos permiten tocar la calidad de los servicios recibidos; paredes, suelos, espacios cerrados con biombos, o simplemente doce tipos diferentes de indumentarias identificativas. Ah, finalmente docenas de celadores, que vigilan y apoyan nunca sabremos a quién. Dimos la investigación por acabada cuando verificamos que un anciano, parcialmente inválido, había sido depositado por su residencia en un pasillo; once horas después alguien del centro que repartía mantas se apiadó de él, y logró identificar que debía ser curado en el pasillo de unas heridas, pero sin prisa porque no le recogerían hasta las veinticuatro horas. La principal conclusión, no nos permitamos hablar de marqueting cuando en el chocolate aparecen gusanos, el banco es abusivo en sus cláusulas, o nuestro servicio no puede ser considerado ni apto ni ético. ■ Llegados a este punto los lectores pueden preguntarse hasta qué punto el usuario puede valorar la prestación de un servicio profesional. Y la respuesta está en un trabajo clásico del profesor Parasuraman: al contratar un 7DM n.º 829 • Marzo 2011 57 @ O ¿Quiere compartir su opinión? Regístrese en: www.sietediasmedicos.com P Albert J. Jovell Presidente del Foro Español de Pacientes 58 7DM n.º 829 • Marzo 2011 N I Ó N Pensar, medir y evaluar antes de recortar a crisis económica que nos afecta junto con el aumento de la demanda de servicios de salud han puesto de manifiesto la existencia de insuficiencias presupuestarias en los servicios de salud de las CC.AA. Así, el nuevo gobierno catalán ha cifrado en un 10%, por encima de los 850 millones de euros, la medida de esa insuficiencia. En estos momentos la palabra que más se maneja es la de recortar, es decir, dado que el presupuesto necesario está por encima de lo factible se ha de reducir a las cantidades disponibles. L La distribución de los recursos tiene consecuencias y son éstas las que definirán la moralidad de los recortes I Si se mira la situación desde una perspectiva de economía doméstica, los ingresos son los que son, y han disminuido también en muchos hogares y en los gobiernos, y los costes se pueden recortar de múltiples maneras. De los escritos del economista Wilfredo Pareto se puede inferir que «cualquier movimiento en la distribución de recursos causa beneficiados en los que los reciben y perjudicados en los que los pierden». Ello obliga a realizar los recortes de forma quirúrgica o como si un sastre te tuviera que hacer un traje a medida, con corte preciso. Desde una perspectiva ética, recortar implica tener una idea clara sobre los porqué, qué, cómo, cuándo y quién va a recortar. Y para eso es necesario ser capaz de medir y evaluar las consecuencias de los recortes. Este es un trabajo complejo de llevar a cabo, pero necesario para que los posibles recortes no afecten a la salud de las personas. En otras palabras, la distribución de los recursos tiene consecuencias y son éstas las que definirán la moralidad de los recortes y su fidelidad al contrato social existente entre ciudadanía y profesiones sanitarias. La palabra recortar es poco idónea cuando se relaciona con la sanidad. De hecho, en los últimos años ha habido racionamiento en el acceso a innovaciones terapéuticas y, recientemente, un panel de profesionales expresó su opinión de que este racionamiento iba a ser mayor en el futuro y causaría desigualdades de acceso. Por otra parte, suena mal a oídos de la opinión pública y de los profesionales ya que causa malestar. Para contrarrestar esta inquietud semántica se precisa una explicación muy precisa de las causas y de la magnitud de los recortes, así como de qué tipo de innovación, fundamentalmente en procesos de provisión y en tecnología sanitaria, se podrá realizar en la nueva coyuntura presupuestaria. Se ha de evitar la idea de que la sanidad «camina hacia atrás» cuando la sociedad quiere que siga avanzando. En este sentido, siguiendo el símil de la economía doméstica, el sistema de salud tiene margen de maniobra para ser más eficiente y reducir el presupuesto deseado al real mediante la corrección de las ineficiencias existentes: duplicidad de servicios especializados de urgencias, pruebas y tratamientos; descoordinación entre niveles asistenciales, dispersión de servicios y profesionales que podrían estar concentrados favoreciendo economías de escala y mayor calidad asistencial, etc. Todas estas ineficiencias pueden ser corregidas si son detectadas, medidas y evaluadas apropiadamente. ¿Qué hay que evitar? En primer lugar el hablar de recortar sin valorar las consecuencias del recorte. Todo lo que no se financie debe ser justificado en términos de resultados de salud y necesidades no atendidas. En segundo lugar, la arbitrariedad, porque los recortes se han de justificar para que sean percibidos como justos por la sociedad. Los costes no tienen sentido si no van aparejados a resultados y consecuencias. En tercer lugar, que se dañe el talento del sector, bien sea porque se despida a profesionales muy bien formados, cuyo despido es más barato, pero que asumen grandes cargas de trabajo; se genere desmotivación y se dañe la autoestima o se frene la capacidad de progreso. En cuarto lugar, seguir obviando que en España la sanidad es un sector estratégico en la economía productiva, generador de empleo y promotor de externalidades positivas. En quinto lugar, pensar que con recortar se soluciona todo, en un escenario donde va a aumentar la demanda de servicios de salud, tanto de forma cuantitativa como cualitativa. Finalmente, hay que evitar no ser honesto con los pacientes, porque ellos deben estar informados de cualquier situación de racionamiento, o racionalización como le llaman los finolis, que les afecte y que pueda cuestionar la excelencia terapéutica. A pesar de la coyuntura, la calidad y la equidad no son negociables. Si se rescataron los bancos y se perdonaron sus chapuzas con más motivo se ha de rescatar la sanidad. ■