6 Neuroeje, 2009, Vol. 23. Nº 1 © Imprenta Faroga, San José, 2010 Espacio retrocarotídeo lateral. Espacio retrocarotídeo medial: hacia la bifurcación basilar. * •Dr. Manuel Gadea N., Dr. José A. Quesada G. •Servicio de Neurocirugía, Departamento de Cirugía, Hospital México Abstract: Basilar bifurcation aneurysms are managed by two therapeutic modalities, or endovascular or microsurgically. Those large or giant lesions wide-necked and those that involve the posterior cerebral artery or thalamic perforators, especially the mamilotalamic are not tributaries of been managed by endovascular therapy. For the aneurysm surgeon it is of capital importance the knowledge of the retrocarotid spaces, the lateral and the medial. Resumen: Los aneurismas de la bifurcación basilar son tributarios hoy en día de ser manejados ó mediante terapia endovascular ó en forma directa, con técnicas microquirúrgicas; aquellas lesiones grandes ó gigantes y con cuellos anchos ó las que integran en su cuello a la arteria cerebral posterior ó perforantes talámicas, sobre todo, las mamilotalámicas, no son tributarias de ser manejadas con terapia endovascular. Para el cirujano de aneurismas es de capital importancia el conocimiento adecuado de los espacios retrocarotídeo lateral y medial. Key Words: lateral retrocarotid, medial retrocarotid, basilar aneurysm, microsurgical anatomy, microsurgery, skull base surgery. Palabras claves: melanoma maligno, metástasis cerebral. Introducción El abordaje quirúrgico hacia la bifurcación basilar es un enorme reto, incluso, para los cirujanos experimentados y con entrenamiento en cirugía neurovascular y cirugía de base de cráneo, principalmente por la profundidad a la que se encuentra el objetivo anatómico y la estrechez del campo quirúrgico, con relaciones anatómicas vitales ( 1 artículo ). Muchos de los procedimientos cerebrovasculares hoy en día se realizan utilizando técnicas endovasculares, sin embargo, existen casos con aneurismas gigantes ó grandes, de cuellos anchos y que además incluyen las arterias cerebrales posteriores ( ACP ) ó perforantes en su cuello y los cuales son tributarios de ser manejados con técnicas micro-neuroquirúrgicas, lo que ha obligado a que los cirujanos dedicados a este tipo de patologías necesariamente deban de ser expertos en el manejo de lesiones vasculares complejas ( 2, 3, 4, 5 ). Clásicamente los aneurismas de la bifurcación basilar han sido abordados por las vías subtemporal ó la pterional y durante la última década, la tendencia ha sido a abordarlos utilizando técnicas de cirugía de base de cráneo (6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19); cualquiera que sea la técnica escogida, se deberá de tener un extenso conocimiento de las estructuras anatómicas involucradas en el área. En muchas ocasiones, algunas de las estructuras anatómicas se encuentran escondidas por la apófisis clinoides posterior. Utilizando los abordajes clásicos, el subtemporal ó el pterional e incluso transformándolos en craneotomías basales y extensas, no proveen el espacio necesario para apreciar y manejar las estructuras anatómicas involucradas en el área a exponer ( 2, 11, 20, 21, 22, 23, 24 ). La descripción de los espacios retrocarotídeos lateral y medial contribuyen en parte a la comprensión de los dilemas anatómicos ( 1, 3, 4, 25, 26, 27 ) Espacio retrocarotídeo lateral Este espacio es un área comprendida entre la arteria comunicante posterior ( ACoP ) y el nervio motor ocular común ( moc ); en forma práctica, se puede considerar que este espacio forma un triángulo, cuya base corresponde al borde anterior de la ACoP, el límite lateral está formado por el borde medial del moc y ántero-medialmente tendríamos que trazar una línea imaginaria desde el borde súpero-rostral de la ACoP hasta el borde medial del trígono del moc ( fig. 1, 3 ) ), punto de referencia cuando se realiza una ruta a través del seno cavernoso, ya que es en este punto en donde se incide y en forma paralela al moc. El techo del triángulo está formado por las trabéculas aracnoideas ( Fig. 2 ) que forman la membrana constituyente del techo de la cisterna carotídea y la cual se continúa lateralmente por encima de la mem- Vol. 23. Nº 1, 2010 Espacio retrocarotídeo lateral y medial 7 brana óptico-óculo-motora, algunas veces y en su tercio lateral, muy adosada una a la otra; el piso lo conforma la membrana de Lilieqvist. Habiéndose realizado la disección de este triángulo, tenemos en el campo quirúrgico expuestos, el tercio distal del tronco basilar, con la emergencia de la arteria cerebelosa superior y en algunas ocasiones, podemos identificar a través de este espacio, la bifurcación basilar Figura 3: Disección cadavérica que demuestra el trígono del III par y su relación con la ACI y el seno cavernoso. Espacio retrocarotídeo medial ( fig. 4, 5 ) Figura 1: Aspecto microquirúrgico del espacio retrocarotídeo lateral. Figura 2: Trabeculaciones aracnoideas durante la disección del espacio retrocarotídeo lateral. Al igual que el anterior, este espacio está constituído por la ACoP y la arteria carótida interna ( ACI ), debiéndose de trazar un triángulo imaginario para su identificación y disección; este triángulo se delimita medialmente por el borde lateral de la ACI, lateralmente por el borde medial de la ACoP y la base la constituye una línea imaginaria que une el borde lateral de la ACI con el medial de la ACoP en sentido posterior y distal al origen de la ACoP, prácticamente sobre el borde rostral y superior de M1; el techo de este espacio lo constituye la membrana aracnoidea transicional entre la que forma el techo de la cisterna carotídea distalmente y la que forma el techo de la cisterna silviana en su tercio proximal ( fig. 5 ); el piso lo forma la membrana de Lilieqvist; Figura 4: Aspecto anatómico de los espacios lateral y medial. 8 M. Galdea rantes, sobre todo, las camilo-talámicas, al ser manejadas utilizando la terapia endovascular, la tasa de recurrencia y complicaciones es muy alta ( 20, 21, 23 ); a pesar de los adelantos en la terapia endovascular, el creciente número de casos manejados con esta modalidad y que requieren manejo microquirúrgico, obliga al cirujano a tener que realizar disecciones extensas, laboriosas, demandantes, sobre todo, de las cisternas interpeduncular y prepontina; estos casos presentan complejidades, sobre todo, en la disección del cuello, identificación de las perforantes y el clipaje ( 13, 19, 22, 23 ). Figura 5: Aspecto de disección cadavérica de los espacios lateral y medial. habiendo hecho la disección de este triángulo, aparece en el campo quirúrgico prácticamente toda la extensión del segmento P2, así como la unión de la ACoP con P1 y la bifurcación basilar. Discusión A nivel de la bifurcación basilar, en el complejo de la arteria basilar-bifurcación basilar-cerebelosa superior, se originan más de la mitad de los aneurismas de la circulación posterior, representando un verdadero reto quirúrgico ( 28 ) ( Fig. 6 ). Hoy en día la tendencia en la mayoría de los centros es a manejar estos aneurismas a través de técnicas endovasculares, sin embargo, cuando la lesión es grande, gigante ó incluye en su cuello ramas terminales ó perfo- Figura 6: Aaspecto quirúrgo de aneurisma de bifurcación basilar. Los abordajes de la base de cráneo, con una adecuada disección de los espacios retrocarotídeos lateral y medial, facilitarán la movilización del tercer par, así como de la ACI, con lo que se expande la ventana carotídeo-óculo-motora. Conclusión El abordaje de la bifurcación basilar sigue siendo un reto grande para el cirujano, incluso para aquel con vasta experiencia y entrenamiento en cirugía de base de cráneo y cerebrovascular. Debido al incremento en los casos manejados con terapia endovascular y que tienen recurrencia de su lesión, el dominio adecuado de la anatomía y sus variantes es relevante para el manejo quirúrgico de estos casos complejos. Vol. 23. Nº 1, 2010 Referencias bibliográficas 1. Aziz KMA, van Loveren HR, Tew Jr JM, Chicoine MR. The Kawase approach to retrosellar and upper clival basilar aneurysms. Neurosurgery 1999;44:1225-36. 2. Chanda A, Nanda A. Anatomical study of the orbitozygomatic transsellar-transcavernous-transclinoidal approach to the basilar artery. J Neurosurg 2002;97:151-60. 3. Day JD, Giannotta SL, Fukushima T. Extradural temporopolar approach to lesions of the upper basilar artery and infrachiasmatic region. J Neurosurg 1994;81:230-5. 4. De Oliveira E, Tedeschi E, Siqueira M, Peace D. The pretemporal approach to the interpeduncular and petroclival regions.ActaNeurochirur (Wien) 1995;136:204-11. 5. Drake CG. Bleeding aneurysms of the basilar artery. 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