convención sobre los derechos de las personas cond discapacidad

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CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS COND
DISCAPACIDAD (ONU) 1
María Silvia Villaverde (2012)
Artículo 18. Libertad de desplazamiento y nacionalidad
1. Los Estados Partes reconocerán el derecho de las personas con
discapacidad a la libertad de desplazamiento, a la libertad para elegir su
residencia y a una nacionalidad, en igualdad de condiciones con las
demás, incluso asegurando que las personas con discapacidad:
a. Tengan derecho a adquirir y cambiar una nacionalidad y a no ser
privadas de la suya de manera arbitraria o por motivos de
discapacidad.
b. No sean privadas, por motivos de discapacidad, de su capacidad
para obtener, poseer y utilizar documentación relativa a su
nacionalidad u otra documentación de identificación, o para utilizar
procedimientos pertinentes, como el procedimiento de inmigración,
que puedan ser necesarios para facilitar el ejercicio del derecho a la
libertad de desplazamiento;
c. Tengan libertad para salir de cualquier país, incluido el propio;
d. No se vean privadas, arbitrariamente o por motivos de discapacidad,
del derecho a entrar en su propio país.
2. Los niños y las niñas con discapacidad serán inscritos inmediatamente
después de su nacimiento y tendrán desde el nacimiento derecho a un
nombre, a adquirir una nacionalidad y, en la medida de lo posible, a
conocer a sus padres y ser atendidos por ellos.
Como punto de partida de estos comentarios, se ha de tener en cuenta que los
Estados están obligados a respetar los derechos humanos de todas las
personas en su territorio o bajo su jurisdicción, independientemente de su
nacionalidad o carencia de ella.
La Declaración Universal de Derechos Humanos declara que todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y que toda persona
tiene todos los derechos y libertades proclamados en ella.
1
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad ha sido aprobada mediante la ley 26378.
Otros instrumentos internacionales de derechos humanos, entre ellos el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (arts. 2, párr.1, y 26), el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (art. 2, párr. 2); la
Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial (art. 1, párr. 1); la Convención sobre la eliminación de
todas las formas de discriminación contra la mujer (art. 1) y la Convención
sobre los Derechos del Niño (art. 2, párr. 1), también establecen que el disfrute
de los derechos humanos, que en ellos se reconocen, debe garantizarse a
toda/os sin discriminación.
El principio de no discriminación ha sido confirmado, en relación con
determinados derechos humanos, por los órganos de tratados de las Naciones
Unidas:
Comité de Derechos Humanos:
Observación General Nº 15 (1986) relativa a la situación de los extranjeros con
arreglo al Pacto
Observación General Nº 18 (1989) relativa a la no discriminación
Observación General Nº 23 (1994) relativa a los derechos de las minorías
Observación General Nº 31 (2004) relativa a la índole de la obligación jurídica
general impuesta a los Estados partes en el Pacto
Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial:
Recomendación general Nº 30 (2004) relativa a la discriminación contra los no
ciudadanos
Comité de los Derechos del Niño:
Observación general Nº 6 (2005) relativa al trato de los menores no
acompañados y separados de su familia fuera de su país de origen
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales:
Observación general Nº 20 (2009) relativa a la no discriminación y los derechos
económicos, sociales y culturale
Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer:
Recomendación general Nº 28 (2010) relativa al artículo 2 de la Convención
sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer.
En la Observación General N°31 del Comité de Derechos Humanos, por
ejemplo, se afirma que el goce de los derechos enunciados en el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos no se limita a los ciudadanos de
los Estados partes, sino que debe también extenderse a todos los individuos,
independientemente de la nacionalidad o de su situación de apatridia, que
pueden encontrarse en el territorio o estar sometidos a la jurisdicción del
Estado parte (párr. 10).
También surge de la nota de orientación del Secretario General de las
Naciones Unidas sobre la apatridia (junio de 2011) el reconocimiento de que el
derecho internacional de los derechos humanos reserva un número muy
limitado de derechos a los ciudadanos, en particular en relación con los
derechos políticos, el derecho a la libertad de circulación y los derechos
económicos.2
Por su parte, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial ha
sostenido que la diferencia de trato basada en la ciudadanía o la condición de
inmigrante constituirá discriminación si los criterios para establecer esa
diferencia no se aplican de conformidad con un objetivo legítimo y tampoco son
proporcionales al logro de ese objetivo.3
El Comité de Derechos Humanos ha declarado que, aunque la nacionalidad no
está explícitamente incluida entre los motivos prohibidos de discriminación,
figura dentro de la categoría "otra condición social" prevista en el artículo 2 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos 4. Por lo tanto, si los Estados
distinguen entre ciudadanos y no ciudadanos en la protección de los derechos
civiles y políticos, esa ley o práctica puede ser objeto de control y podría
considerarse que viola el principio de no discriminación.
.
Por ello, puede afirmarse que si bien los Estados pueden limitar el disfrute de
ciertos derechos humanos a los nacionales, estas restricciones han de
sujetarse a condiciones estrictas, a fin de observar el principio de no
discriminación5.
En el art.18 la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad se contempla la libertad de desplazamiento y nacionalidad, como
una dimensión más de la libertad personal que requiere ser protegida por el
derecho.
En el art. 12 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos también se
dispone que:
1. Toda persona que se halle legalmente en el territorio de un Estado tendrá
derecho a circular libremente por él y a escoger libremente en él su residencia.
2. Toda persona tendrá derecho a salir libremente de cualquier país, incluso del
propio.
2
A/HRC/19/43, 19/12/2011, párrs.3
Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, Recomendación general Nº 30, párr. 4.
4
Comité de Derechos Humanos, comunicación Nº 196/1985, Gueye y otros c. Francia, dictamen del 3/4/1989, párr.
9.4.
5
Comite de Derechos Humanos, Observación general Nº 15, párrs. 2 y 7.
3
3. Los derechos antes mencionados no podrán ser objeto de restricciones salvo
cuando éstas se hallen previstas en la ley, sean necesarias para proteger la
seguridad nacional, el orden público, la salud o la moral públicas o los derechos
y libertades de terceros, y sean compatibles con los demás derechos
reconocidos en el presente Pacto.
4. Nadie podrá ser arbitrariamente privado del derecho a entrar en su propio
país.
En el inc.1 del art.18 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad, se reconoce a las personas con discapacidad el derecho a la
libertad de desplazamiento, a la libertad para elegir su residencia y a una
nacionalidad, en igualdad de condiciones con las demás. Tendrán derecho a
adquirir y cambiar una nacionalidad, y a no ser privadas de la suya de manera
arbitraria o por motivos de discapacidad.
Por motivos de discapacidad no podrán ser privadas de la capacidad para
obtener, poseer y utilizar documentación relativa a su nacionalidad u otra
documentación de identificación, o para recurrir a procedimientos pertinentes
(como el procedimiento de inmigración) que pueden ser necesarios para
ejercer efectivamente el derecho a la libertad de desplazamiento.
Tendrán la libertad para salir de cualquier país, incluso el propio, y no podrán
ser privadas del derecho a entrar en su propio país, por motivos de
discapacidad o arbitrariamente.
Respecto de los derechos de niñas y niños con discapacidad consagrados en
el inc.2 del art.18, la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad transcribe el art.7.1 de la Convención sobre los Derechos del
Niño, aunque especifica que se refiere a los niños y a las niñas con
discapacidad.
Art.18. 2: “Los niños y las niñas con discapacidad serán inscritos
inmediatamente después de su nacimiento y tendrán desde el nacimiento
derecho a un nombre, a adquirir una nacionalidad y, en la medida de lo posible,
a conocer a sus padres y ser atendidos por ellos.”
Con anterioridad, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos había
establecido en el art.24 que:
“1. Todo niño tiene derecho, sin discriminación alguna por motivos de raza,
color, sexo, idioma, religión, origen nacional o social, posición económica o
nacimiento, a las medidas de protección que su condición de menor requiere,
tanto por parte de su familia como de la sociedad y del Estado.
2. Todo niño será inscrito inmediatamente después de su nacimiento y deberá
tener un nombre.
3. Todo niño tiene derecho a adquirir una nacionalidad.”
El Comité de los Derechos del Niño en la Observación General N° 9 sobre los
derechos de los niños con discapacidad, señaló que: “Los niños con
discapacidad son vulnerables de forma desproporcionada a que no se los
inscriba en el registro al nacer”. (párr. 35)
Subrayó las consecuencias de la falta de inscripción para el goce de los
derechos humanos: “no están reconocidos por la ley y se convierten en
invisibles en las estadísticas gubernamentales”.
Por lo tanto, carecen de nacionalidad y de acceso a los servicios sociales y de
salud y a la educación; corren un mayor riesgo de descuido, institucionalización
e incluso muerte.
Entre las medidas encaminadas a garantizar la inscripción de los niños con
discapacidad al nacer, el Comité menciona que los Estados deben desarrollar y
aplicar un sistema eficaz de inscripción de nacimientos, la exención de las
tasas de inscripción, la introducción de oficinas de inscripción móviles y, para
los niños que todavía no estén inscritos, unidades de inscripción en las
escuelas; todo ello ha de llevarse a cabo en el marco de la Convención de los
Derechos del Niño (art.7, art.2 principio general de no discriminación, y art.3
principio general del interés superior del niño) y de la Convención sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad (art.18.2)
Ha de tenerse en cuenta que para la Oficina del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), los niños son una prioridad de
su política, por lo que ha adoptado varios documentos para orientar su labor
en ese ámbito, en particular las Directrices sobre los niños refugiados, de 1988,
que se han incorporado en la política del ACNUR sobre los niños refugiados.
A los efectos de tomar conciencia de la gravedad de las consecuencias de la
privación arbitraria de la nacionalidad, reviste particular interés el Informe del
Secretario General de Naciones Unidas titulado “Los derechos humanos y la
privación arbitraria de la nacionalidad”, que versa sobre las Repercusiones de
la privación arbitraria de la nacionalidad en el disfrute de los derechos
humanos.6
6
A/HRC/19/43, 19/12/2011. Se recomienda la lectura del informe por la exhaustiva información y por la ingente
cantidad de jurisprudencia internacional actualizada que proveen las notas para el estudioso o para el investigador.
Así, la privación arbitraria de la nacionalidad convierte a las personas
afectadas en no-ciudadanos para el Estado que les privó de su nacionalidad, lo
que las coloca en una situación de mayor desventaja respecto del goce de sus
derechos humanos debido a que algunos de estos derechos pueden ser objeto
de limitaciones lícitas que de otro modo no serían aplicables, pero también
porque expone a estas personas a una situación de mayor vulnerabilidad a las
violaciones de los derechos humanos, máxime si se trata de personas con
discapacidad, sistemáticamente invisibles para los sistemas de protección de
derechos humanos, al punto que han necesitado un tratado internacional
específico.
En el Informe se analizan las consecuencias de la privación arbitraria de
nacionalidad sobre los Derechos políticos, el Derecho a la libertad de
circulación (párr..8-13), el Derecho a la libertad, el Derecho a un recurso
efectivo, el Derecho a la vida familiar, el Derecho a trabajar, el Derecho a la
seguridad social, el Derecho a la salud, el Derecho a una vivienda adecuada,
los Derechos del niño, los Derechos de la mujer y los Derechos de las
minorías.
En el caso de los niños, uno de los problemas más evidentes es el relacionado
con el derecho a la educación, pues ni la no ciudadanía ni la apatridia deberían
influir en el disfrute del derecho a la educación. Sin embargo, los niños no
ciudadanos y apátridas, tanto en la ley como en la práctica, tienen dificultades
para ejercer su derecho a la educación.
Respecto del derecho a desplazarse y a escoger libremente en él su
residencia, ha de tenerse presente que el derecho a la libertad de circulación
reviste una enorme importancia, ya que se ocupa de la cuestión del acceso
físico al territorio de un Estado y, en consecuencia, de la posibilidad de ejercer
otros derechos humanos. Las personas que son privadas arbitrariamente de su
nacionalidad pueden encontrar graves limitaciones en su capacidad para viajar
y elegir un lugar de residencia si, al privarlos de su nacionalidad, el Estado las
coloca en una situación de irregularidad en relación con su Estado de
residencia.
El Comité de Derechos Humanos (ONU) ha expresado que la cuestión de si un
no ciudadano se encuentra en situación legal en el territorio de un Estado es
una materia regulada por el derecho interno y que los Estados pueden imponer
restricciones a la entrada de un extranjero en el territorio de un Estado siempre
que sean conformes con las obligaciones internacionales contraídas por ellos.
Sin embargo, el Comité también ha señalado que el derecho a entrar en su
propio país, no se limita al país del que es oficialmente nacional la persona,
sino que también incluye el país con el que tiene vínculos especiales o
pretensiones.
El Comité señaló además que en esta situación se encontrarían los nacionales
de un país que hubiesen sido privados arbitrariamente de su nacionalidad y las
personas cuyo país de nacionalidad se hubiese incorporado o transferido a otra
entidad nacional cuya nacionalidad se les deniega. Este supuesto también
incluye otras categorías de residentes de larga duración, en particular los
apátridas que hubiesen sido privados arbitrariamente del derecho a adquirir la
nacionalidad de su país de residencia.
El Comité de Derechos Humanos también ha declarado que, cuando una
persona se encuentra legalmente dentro de un Estado, no se le pueden
imponer restricciones del derecho a la libertad de circulación ni ningún trato
distinto del concedido a los nacionales, salvo las previstas por ley y cuando
resulten necesarias para proteger la seguridad nacional, el orden público, la
salud o la moral públicas o los derechos y libertades de los demás.
En el caso de que no se invocase alguna de estas restricciones, los no
ciudadanos han de tener el derecho de trasladarse de un lugar a otro y a
establecerse en el lugar de su elección. El disfrute de este derecho por la
persona que desea circular o permanecer en un lugar no debe depender de
ningún objetivo o motivo particular.
El Relator Especial sobre las formas contemporáneas de racismo,
discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia denunció
ciertas prácticas por las que los apátridas están sujetos a estrictas restricciones
que limitan su libertad de circulación, que se manifiestan en la imposibilidad de
acceder a los servicios médicos y educativos. Además, los apátridas que
desean viajar fuera de sus respectivas localidades de residencia están
obligados a obtener una autorización oficial y a pagar una tasa que en muchos
casos no se pueden permitir.7
Por otra parte, el derecho a la libertad de circulación también incluye el
derecho a salir de cualquier país.
Sobre esta cuestión, el Comité de Derechos Humanos señaló que la libertad de
abandonar el territorio de un Estado no podía supeditarse a ningún fin concreto
o al plazo que la persona decidiese permanecer fuera del país8.
Por lo que el Comité, expresó su preocupación respecto de ciertas prácticas
que limitan el derecho de los no ciudadanos a abandonar su país de residencia.
7
8
A/HRC/4/19/Add.1, párr. 126
Comité de Derechos Humanos, Observación general Nº 27, párr. 8.
Así, el Comité puntualizó que el requisito que se exige a los no ciudadanos de
obtener un visado de salida constituye una violación del artículo 12 del Pacto.
También, el Comité de Derechos Humanos ha manifestado que el derecho de
la persona a salir de un país implica el derecho a determinar el Estado de
destino y que este derecho no se puede restringir cuando la persona se
encuentra en situación regular en el territorio de un Estado.
El Comité ha señalado además que debe permitirse a todo no ciudadano que
sea expulsado elegir como destino cualquier país que acceda a acogerlo 9.
En cuanto a la cuestión de la expulsión10, en virtud de la cual el no ciudadano
que se halle legalmente en el territorio de un Estado solo podrá ser expulsado
de él en cumplimiento de una decisión adoptada conforme a la ley (art.13 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Comité de Derechos
Humanos considera que la disposición del tratado es aplicable a todos los
procedimientos encaminados a la salida obligatoria de un extranjero que se
halle legalmente en el territorio del Estado, aun cuando en el derecho nacional
ésta se describa como expulsión o de otra forma.
Por lo tanto, ha de tenerse en cuenta la normativa nacional, relativa a los
requisitos para ingreso y permanencia, para determinar el alcance de esa
protección, por lo que los no ciudadanos que no se encuentren legalmente en
el territorio del Estado o hayan permanecido más tiempo del permitido por la ley
o el permiso que se les haya extendido, no se hallan amparados por esta
disposición.
Finalmente, los Estados no pueden expulsar a un extranjero a un Estado en el
que corra el riesgo de ser víctima de tortura o malos tratos. El Comité de
Derechos Humanos ha expresado su preocupación por los informes sobre
extradiciones y transferencias de no ciudadanos realizadas al margen de los
procedimientos oficiales a países en que presuntamente se practica la tortura.
El Comité declaró que los Estados deben velar por que ninguna persona que
vaya a ser extraditada, incluyendo a las personas sospechosas de terrorismo,
corra el peligro de ser víctima de tortura o de tratos crueles, inhumanos o
degradantes, por lo que los Estados deben utilizar con sumo cuidado las
garantías diplomáticas.11
9
Comité de Derechos Humanos, Observación general Nº 15, párrs. 8 y 9.
Contemplada por el art.13 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
11
Comité de Derechos Humanos, Observaciones Finales sobre:
Federación de Rusia (CCPR/C/RUS/CO/6 y Corr. 1), párr. 17
Suecia (CCPR/CO/74/SWE), párr. 12
Ucrania (CCPR/C/UKR/CO/6), párr. 9
Uzbekistán (CCPR/CO/83/UZB), párr. 12.
10
Se recomienda la lectura de las Observaciones General y Finales de los
órganos de los tratados (Comités), como los informes de los Relatores
Especiales citados en las notas para poder evaluar adecuadamente la
magnitud de las consecuencias del fenómeno y la Convención sobre
Convención sobre el Estatuto de los Apátridas de 1954 (art. 22).12
En las conclusiones del Informe del Secretario General de Naciones Unidas
sobre Los derechos humanos y la privación arbitraria de la nacionalidad, se
recuerda que: “El derecho internacional de los derechos humanos impone
claramente a los Estados la obligación internacional de respetar los derechos
humanos de todas las personas sin distinción de ningún tipo, como la raza, el
color, el sexo, el idioma, la religión, las opiniones políticas o de otra índole, el
origen nacional o social, la posición económica, el nacimiento o cualquier otra
condición.” (párr.45)
Por lo que , si bien “con arreglo al derecho internacional, los Estados puedan
limitar el ejercicio de algunos derechos humanos reconocidos
internacionalmente de los no ciudadanos, toda restricción de este tipo debe
satisfacer, no obstante, una serie de rigurosas condiciones relacionadas con el
principio de no discriminación.” (párr..46)
Caso “Reyes Aguilera, Daniela c/ Estado Nacional”:
En las primeras Observaciones Finales sobre Argentina13, el Comité de
Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus
Familiares (ONU) de la Convención Internacional sobre la protección de los
derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, expresó su
preocupación respecto de los requisitos excesivos en materia de residencia
que se imponían a los trabajadores migratorios que solicitaban pensiones no
contributivas para las madres con siete o más hijos (Ley Nº 23746 y Decreto Nº
2360/1990: 15 años), pensiones por invalidez (Ley Nº 18910 y Decreto Nº
432/1997: 20 años) o pensiones a la vejez (Ley Nº 13478 y Decreto Nº
582/2003: 40 años), pese a la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, en el caso: "Reyes Aguilera, Daniela c/ Estado Nacional”14, en el que
se declaró inconstitucional la aplicación del requisito de 20 años de residencia
en un caso sobre prestaciones por discapacidad.
12
Citadas en el Informe del Secretario General de Naciones Unidas sobre Los derechos humanos y la privación
arbitraria de la nacionalidad, del cual se han extraido la información de estos comentarios.
13
CMW/C/ARG/CO/1, 2/11/2011, párr.29
14
Corte Suprema de Justicia de la Nación, "Reyes Aguilera, Daniela c/ Estado Nacional”, 4/9/2007.
Daniela Reyes Aguilera, de nacionalidad boliviana, nacida el 8 de agosto de
1989, que había obtenido su radicación en Argentina con posterioridad a su
ingreso en 1999, padecía de una incapacidad del ciento por ciento de carácter
congénito, desde su nacimiento. Ante la negativa de las autoridades
administrativas a concederle la pensión por invalidez prevista en el art. 9 de la
ley 13.478, por no contar con la residencia mínima de 20 años requerida para
los extranjeros por el art. 1.e del anexo I del decreto 432/97 (texto originario),
reglamentario de aquél, inició una acción de amparo invocando la
inconstitucionalidad de la norma, con base que violentaba diversos derechos
protegidos por la Constitución Nacional y por instrumentos internacionales
mencionados en su art. 75.22.
En la resolución del caso, la Corte Suprema de Justicia de la Nación consideró
que se tornaba inoficioso el estudio del eventual menoscabo que la norma
cuestionada podría producir a otros derechos humanos, pues el derecho a la
vida es un derecho humano fundamental, cuyo goce es un prerrequisito para el
disfrute de todos los demás derechos humanos:
“De no ser respetado, todos los derechos carecen de sentido." “Los Estados
tienen la obligación de garantizar la creación de las condiciones que se
requieran para que no se produzcan violaciones de ese derecho básico": Caso
de los Niños de la Calle" [Villagrán Morales y otros] 15. “Las necesidades de
protección de los más débiles requieren en definitiva una interpretación del
derecho a la vida de modo que comprenda las condiciones mínimas de una
vida digna" (párr. 7)16.
En consecuencia, la Corte consideró que el recaudo de residencia establecido
en el art. 1.e del decreto 432/97 (texto originario) resultaba inaplicable, por
inconstitucional, en los casos en que se encuentren reunidos todos y cada uno
de los restantes requisitos para acceder a la prestación por invalidez exigidos
por dicho cuerpo legal.
Derecho protectorio vigente en la Argentina en materia de migraciones:
Mediante la Ley Nº 26.202 (del 13/12/2006) aprobó la Convención
Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores
migratorios y de sus familiares, que ratificó el 23/2/2007.
a) Ley de migraciones Nº 25871 (2004), que reconoce el derecho a la
migración como un derecho esencial e inalienable (art. 4), protege el
15
Corte Interamericana de Derechos Humanos,Caso de los Niños de la Calle" [Villagrán Morales y otros], sentencia del
19/11/1999, párr. 144.
16
Corte Interamericana de Derechos Humanos,Caso de los Niños de la Calle" [Villagrán Morales y otros], sentencia del
19/11/1999, voto concurrente conujunto de los jueces Cançado Trindade y Abreu Burelli, párr.7.
derecho de todos los migrantes, incluso los que se encuentran en situación
irregular, a ser admitidos libremente como alumnos en todos los niveles de
educación y a beneficiarse de los servicios de salud (arts. 7 y 8), y exige a
los empleadores que se ajusten a la legislación laboral, cualquiera que sea
la condición migratoria del trabajador (art. 56)
b) Decreto Nº 616/2010, que precisa aún más las obligaciones que tiene el
Estado parte en virtud de la Ley Nº 25871, en particular la obligación de
adoptar medidas para regularizar la condición de los migrantes, y amplía la
definición de trabajador migratorio de acuerdo con la Convención
c) Ley Nº 26364 (2008) de prevención y sanción de la trata de personas y
asistencia a sus víctimas, que tipifica la trata de personas como delito
federal punible con 3 a 15 años de prisión y prevé la asistencia a las
víctimas
d) Programa Nacional de Normalización Documentaria Migratoria, que permitió
regularizar la situación de unos 13.000 migrantes de países no
pertenecientes al MERCOSUR y, en una segunda etapa, el Programa
"Patria Grande" del MERCOSUR, que permitió otorgar un permiso de
residencia permanente o temporal a más de la mitad de los 423.711
solicitantes del MERCOSUR y los países asociados que anteriormente
habían vivido en el Estado parte en situación irregular
e) Programa Nacional de Prevención y Erradicación de la Trata de Personas y
de Asistencia a sus Víctimas, creado mediante el Decreto Nº 1281/2007
f) Creación, en 2008, de la Oficina de Rescate y Acompañamiento a Personas
Damnificadas por el Delito de Trata de Personas, establecida en el ámbito
del Ministerio de Justicia, que suministra asistencia a las víctimas hasta que
prestan declaración en el marco de un proceso judicial
g) Plan Nacional contra la Discriminación, aprobado mediante el Decreto Nº
1086/2005 y aplicado y supervisado por el Instituto Nacional contra la
Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), dependiente del
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
h)
Aprobación mediante la ley Nº 25.632 del Protocolo para prevenir, reprimir y
sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños, y el
Protocolo contra el tráfico ilícito de migrantes por tierra, mar y aire, que
complementan la Convención de las Naciones Unidas contra la
Delincuencia Organizada Transnacional
i)
Ratificación del Convenio Nº 182 (1999) de la Organización Internacional
del Trabajo, sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la
acción inmediata para su eliminación, en 2001
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