Debate: Los beneficios y perjuicios de la clonación

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Debate: Los beneficios y perjuicios de la clonación
Entrada de blog por Ariel Palazzesi
La clonación es uno de los temas que no dejan indiferentes a las personas. En general, o se está a favor o en
contra. Son pocos los casos en que alguien adopta una postura “a mitad de camino”. Pero quizás no todos
conozcan realmente cuales son los beneficios y perjuicios que puede tener la clonación.
En realidad, el debate debe centrarse en la clonación de humanos. Respecto de las especies animales o
vegetales, son pocos los perjuicios que se pueden citar. Pero cuando hablamos de clonar seres humanos, el
debate toma temperatura. Es muy probable que las personas con algún tipo de creencia religiosa estén en contra
de la clonación. Por lo general, se escuchan frases como “jugar a ser Dios” o similares, con las que es difícil
aceptarla. Desde la vereda de los científicos, frecuentemente se sostiene que el proceso de clonación de
humanos podría solucionar una gran cantidad de problemas médicos. En este caso, la frase que se repite suele
ser del tipo “si podemos ¿por qué no hacerlo?” No es muy difícil darse cuenta que la verdad debe estar en
alguna parte, a mitad de camino entre ambas posturas.
Antes de seguir, debemos aclarar que existen básicamente dos “tipos” de clonación. Podemos llamar a una
“clonación terapéutica” y a la otra la “clonación reproductiva”. Si bien ambas emplean técnicas de
laboratorio similares, la diferencia esencial entre ambos tipos de clonación se encuentra en los resultados
obtenidos.
Como ya habrás deducido, la que hemos llamado clonación reproductiva es la aplicación que permite crear un
ser humano nuevo, conteniendo el mismo genoma que el de la célula donante. El ejemplo por excelencia de esta
técnica es Dolly, la famosa oveja clonada.
Pero a pesar de lo que la gente imagina cuando oye la palabra “clonación”, la inmensa mayoría de las veces un
experimento de este tipo no termina con un nuevo ser vivo, sino que solo se obtienen copias de unas pocas
células. En general, para ser utilizadas con fines médicos. Este tipo de clonación, quizás menos conocido y
resistido, es el que hemos llamado “clonación terapéutica”, que ha demostrado ser útil en el tratamiento de
enfermedades genéticas, degenerativas y autoinmunes, como el mal de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer,
la fibrosis quística y el lupus, entre otras.
Desde el punto de vista periodístico, tiene mucha más trascendencia una noticia espectacular del tipo “nace el
primer ser humano clonado” que “ensayos clínicos muestran la posibilidad de curar el lupus”. La especulación
de los medios acerca de los avances científicos que involucran técnicas difíciles de comprender (como la
clonación) puede dañar la reputación de una técnica que podría salvar la vida a millones de personas.
Una de las ventajas indudables de la clonación es la posibilidad que brindan a parejas con problemas de
fertilidad de tener un hijo. Otro beneficio palpable que traería aparejada la popularización (y en algunos casos,
la legalización) de la clonación terapéutica es el fin de los fracasos producidos en los trasplantes de órganos.
Mediante la clonación terapéutica, se podrían crear órganos completos a partir de una sola célula. Dichos
órganos, al ser genéticamente idénticos al dueño de la célula utilizada como punto de partida, no sería
rechazado por el organismo al ser trasplantado. Una técnica como esta salvaría (literalmente) decenas de
millones de vidas al año. Es difícil no verla como un benéfico.
Los científicos defienden la clonación por tratarse, en muchas especies, de un mecanismo de reproducción
existente en la naturaleza. En efecto, existen clones naturales, como los gemelos idénticos y ciertos gusanos con
la capacidad de reproducirse de forma idéntica cuando lo partes en dos. De alguna manera, dicen, solo están
dejando de lado la reproducción sexual para obtener algún beneficio en el nuevo individuo.
Como una desventaja suele emplearse frecuentemente el razonamiento siguiente: “La familia es el pilar de la
sociedad. ¿Qué pasa si cambiamos la forma en que creamos los bebes?” La respuesta, por supuesto, es sencilla.
No pasará nada. De la misma manera que un bebe concebido in-vitro es un bebe perfectamente normal y
aceptado, el que sea fruto de la clonación de uno de sus padres también lo será.
Es cierto que, de ser llevada al extremo, la clonación reproductiva podría terminar con la diversidad genética.
Esto se daría en el caso de que abandonemos completamente la reproducción sexual. Esto nos dejaría muy mal
parados (como raza) frente a una enfermedad nueva, que podría extinguirnos al no existir individuos que
casualmente son resistentes a ella.
Una clonación a gran escala como la mencionada, como es lógico, acabaría con la selección natural aplicada a
la raza humana. Nos apartaríamos del camino de “la supervivencia del más apto” para ser una raza “a medida”.
Sin embargo, muchos creen que ya estamos transitando este camino: los depredadores ya no se comen a los
humanos más indefensos. La instauración de la civilización ya ha terminado con la selección natural en nuestra
raza. Y por supuesto, el escenario de “clonación indiscriminada” es altamente improbable.
Algunas religiones tendrían serios problemas al adaptarse a un mundo en el que existieran clones. Por ejemplo,
los cristianos tienen el Cuarto mandamiento, que reza “Honrar Padre y Madre” que dejarían de tener sentido
para una persona que no los tiene.
Resulta bastante difícil encontrar desventajas al proceso de clonación, sobre todo cuando se trata de una técnica
con fines terapéuticos. Seguramente, el debate más profundo se dará en el campo de la ética, y será este el que
finalmente haga posible o no la aplicación de esta ciencia como una solución más a los problemas que
enfrentamos como humanos.
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