Efectos del veto y la promulgación parcial de las leyes

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EFECTOS DEL VETO Y LA
PROMULGACION PARCIAL DE LAS LEYES
Por el académicoDR. GREGaRIO BADENI
1
Confonne al enfoque tradicional de la doctrina de la
división de los poderes, la función primordial y exclusiva del
órgano ejecutivo consiste en hacer efectivas las decisiones
adoptadas por los órganos legislativoy judicial.
Sin embargo, cuando trasladamos los conocimientos que
nos suministra la teoría constitucional al orden nonnativo
establecido por la Ley Fundamentaly al orden político resultante
del comportamientode los gobernantesy gobernados, verificamos
que la separación de las funciones del poder entre los órganos
legislativo y ejecutivo no es tan clara y tajante. Por el contrario,
con frecuencia la adopción de decisiones está precedida por un
proceso de interacción gubernamental que es consecuencia del
control político, y de la participación concurrente de varias
voluntades institucionales establecidas por la Constitución para
evitar la concentración del poder y su consecuente ejercicio
abusivo.
Uno de los fenómenos políticos contemporáneos más
nítidos, consiste en la gradual expansión del órgano ejecutivo en el
ejercicio de sus funciones constitucionales.Sin apartarse de la Ley
Fundamental, procura expresar una respuesta eficiente al
crecimiento operado en la actividad estatal, que requiere una dosis
elevada de agilidad en la adopciónde las decisiones.
La mera ejecución de las leyes no agota las funciones del
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órgano ejecutivo, por cuanto sus atribuciones se extienden a un
amplísimo campo de las funciones políticas y administrativasque
le confiere la Constitución. La profundización de sus funciones
constitucionales por el órgano ejecutivo para satisfacer las
necesidades sociales y dar cumplimientoa los planes del gobierno
revela que, en la Constitución,la separaciónde funciones entre los
órganos ejecutivo y legislativojamás presentó una intensidad tal
como la esbozada por la doctrina tradicional. Por el contrario,
tanto el control político como la interdependenciafuncional de los
órganos del gobierno, están previstos en las cláusulas genéricas y
flexibles de la Constitución,como mecanismossusceptiblesde ser
desarrollados en la práctica política mediante la correcta
interpretación constitucional, y sin que se opere una
transformación o mutación en su letra y espíritu.
Al no existir una separación absoluta entre las funciones
de los órganos legislativoy ejecutivo,con frecuencia el ámbito de
actuación de uno de ellos se introduce en el del otro de modo tal
que, en la práctica, no es correcto afirmar que todas las funciones
políticas correspondenen forma exclusiva a uno u otro órgano ya
que, en definitiva, muchas de ellas son ejercidas por ambos
aunque, a veces,con distinto grado de participación.
Este proceso de interacción determina que las
denominadas funciones colegislativas del órgano ejecutivo sean
expresión de un mecanismo de control político y de una necesaria
intervención en áreas aparentemente extrañas, que subordinan la
validez de los actos gubernamentalesa la participación de ambos
organismosen el proceso formativode ciertas decisionespolíticas.
A diferencia de lo que acontece con la Constitución de
los Estados Unidos, donde no está previsto el veto parcial),
nuestra Constitución lo establece expresamente.
El artículo 80 dispone que los proyectos de leyes
rechazados parcialmente por el Poder Ejecutivo no podrán ser
aprobados en la parte restante. Sin embargo, las partes no
observadaspodrán ser objeto de promulgación si tienen autonomía
normativa y su aprobaciónparcial no altera el espíritu ni la unidad
del proyecto aprobado por las Cámaras del Congreso. Añade que,
en este caso, será de aplicación el procedimientoprevisto para los
1Art. 10, sección VII.
110
decretos de necesidad y urgencia en el arto 99, inc. 3°, de la
Constitución.
Antes de la reforma constitucional de 1994 la Ley
Fundamental preveía el veto parcial pero no la promulgación
parcial. En nuestra doctrina constitucional no había uniformidad
de opiniones. Algunos autores descalificaban la promulgación
parcial2mientrasque otros3,entre los cuales estábamos incluidos,
consideraban que la Constituciónno se oponía a la promulgación
parcial siempre que la supresión de la parte vetada no alterase la
esencia y finalidad globales del proyecto de ley aprobado por el
Congreso según la apreciación que, en cada caso concreto,
realizara el órgano judicial.
Un criterio similar a este último fue adoptado por la Corte
Suprema de Justicia cuando resolvió el caso "Colella"4. Sostuvo
que: 1) si bien sus facultades jurisdiccionales no alcanzaban, en
principio, el examen del procedimiento adoptado en la formación
y sanción de las leyes, esa doctrina no era aplicablecuando una de
las partes hacía valer un derecho subjetivo contra las obligaciones
impuestas por una ley que, a su juicio, no era tal debido a la
invalidez atribuida al acto de la promulgación; 2) si no se
promulga una ley, o si la promulgación carece de validez, no
existirá una norma jurídica y nadie podrá fundar sus derechos
sobre una ley inexistente;3) en el caso concreto, el proyecto de ley
aprobado por el Congreso constituía un todo inescindible, de
modo que las normas no promulgadas no pudieron ser separadas
del texto legal sin detrimento de su unidad; 4) en tales
condiciones, la promulgación parcial es constitucionalmente
inválida porque, al proceder el Poder Ejecutivo de la manera en
que lo hizo, se arrogó atribucionespropias del CongresoNacional.
2Juan A. González Calderón, Derecho Constitucional,T. III, pág. 37, ob. cit;
Segundo V. Linares Quintana, Tratado de la Ciencia del Derecho
Constitucional, T. IX, pág. 322, ob. cit.; Gennán Bidart Campos, Tratado
Elementalde Derecho ConstitucionalArgentinoT. 11,pág. 241, ob. cit.
3Rafael Bielsa, Derecho Constitucional,pág. 436, ob. cit.; César E. Romero,
Derecho Constitucional,T. 11,pág. 224, ob. cit.; Carlos M. Bidegain,Cuadernos
del Curso de Derecho Constitucional,T. IV, pág. 92, ob. cit.; Pablo Ramella,
Derecho Constitucional, pág. 681, ob. cit.; Jorge R. Vanossi, Problemas
constitucionalesdel veto, RevistaDerechodelTrabajo-1966.
4Fallos C.S. 268-352.
111
Con anterioridad, en el caso "Giulitta"S, la Corte había
destacado que la promulgación parcial de un proyecto de ley no
permitía sostener la promulgación tácita de su parte vetada. A su
vez, en el caso "Colella", la Corte declaró la inaplicabilidadde la
parte promulgada de una ley cuando ella era inescindible de la
parte vetada.
Si bien es cierto que, en estos casos, la Corte no se había
pronunciado expresamente sobre la validez constitucional de la
promulgación parcial, los argumentosexpuestospara fundamentar
sus decisiones avalaban implícitamente ese procedimiento como
una consecuencia razonable del veto parcial, y siempre que no
fuera desvirtuadala manifestaciónde voluntad del Congreso.
A partir de la reforma constitucional de 1994 quedó
convalidada, no solamente el veto parcial que ya estaba previsto
en la Constitución, sino también la promulgación parcial de las
leyes. Así lo destacó la Corte Suprema al resolver el caso
"Bustos,,6.Sostuvoque la promulgaciónparcial de la leyes válida
cuando las partes vetadas pueden escindirsedel proyecto aprobado
por el Congresosin detrimentode su unidad.
Desde un punto de vista práctico, la promulgación parcial
presenta la virtud de preservar la eficaz continuidadde la actividad
estatal. Permite ofrecer respuestas rápidas a las necesidades
sociales con un ritmo acorde al que impera en la vida moderna.
Por otra parte, la solución es razonable. En efecto, el veto parcial
presupone la conformidad del Poder Legislativo y del Poder
Ejecutivo con ciertos contenidos del proyecto de ley. Hay una
manifestación de voluntad del órgano legislativo que es
compartida parcialmente por el Poder Ejecutivo, y como las
Cámaras ya no pueden modificar las partes no vetadas del
proyecto7, no se advierterazón algunade caráctersustancialque
impida la promulgación de esas partes cuando se respeta la
estructurageneral del proyecto.
5FaIJos C.S. 189-156.
6
La ley 1997-C-62.
7Conf. Gennán Bidart Campos, Tratado Elemental de Derecho Constitucional
Argentino, T. 11,pág. 241, ob. cit.
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En síntesis, la validez constitucional de la promulgación
parcial de las leyes está condicionadaa que:
1) La parte promulgadatenga autonomíanormativa:
2) La promulgación parcial no altere el espíritu ni la
unidad del proyecto de ley aprobado por el Congreso.
Aunque se cumplan estas condiciones,la Constitución, en
su artículo 80, estableceun límite adicionalpara la vigencia de las
leyes promulgadas parcialmente. Establece que estarán sujetas al
procedimiento previsto para los decretos de necesidad y urgencia
del artículo 99, inciso 3°, de la Ley Fundamental. Una vez
sancionado y promulgado parcialmente el proyecto, la ley deberá
ser sometida a la consideración de una Comisión Bicameral
Permanente, siempre que no regule aquellas materias respecto de
las cuales no se pueden emitir decretos de necesidady urgencia, la
cual deberá elevarun despachoal plenariode cada Cámara para su
expreso tratamiento conforme a las disposiciones de una ley
especial que se sancionaráa tal efecto por la mayoría absoluta de
la totalidad de los miembrosde cada Cámara.
Nos resta por analizar los efectos de la promulgación
parcial en cuanto a la intervención de la Comisión Bicameral
Permanente cuyo funcionamientoprevé el artículo 99, inciso 3°,
en materia de decretos de necesidady urgencia, y al cual se remite
el artículo 80 de la Constitución.
El artículo 83 de la Ley Fundamental acepta el veto
parcial, aunque no hace referencia a la promulgación parcial. Una
rigurosa aplicación de esa cláusula conduciríaa sostener que no es
viable la promulgación de la parte no vetada de la ley. Sin
embargo, como ya lo indicamos, la jurisprudencia aceptó la
promulgaciónparcial siempre que las partes no observadastengan
autonomía normativay que el veto no altere el espíritu ni la unidad
del proyecto sancionadopor el Congreso.Es la solución adoptada
por el artículo 80 de la Constitución.
Pero, ¿quién determina si la promulgación parcial cumple
con los recaudos constitucionales? Sobre la base de las normas
citadas, es evidente que en primera instancia lo hace el Poder
Ejecutivo cuando impone el cumplimiento de la parte no
observada en la ley. Los destinatarios de la ley deben acatar lo
establecido por ella y la exigenciade acatamientoproveniente del
órgano ejecutivo.Esto no significaque la potestad sea discrecional
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y que los particulares carezcan de recursos para cuestionar ante el
Poder Judicial la validez de la promulgaciónparcial. Quienes vean
afectados sus derechos legítimos por la norma promulgada,
pueden acudir ante el órgano judicial solicitando se declare
inaplicable o inconstitucionalla promulgaciónparcial.
Sin embargo, en su parte final, el artículo 80 dispone que,
ante cualquier hipótesis de promulgación parcial, corresponde
aplicar el procedimiento previsto para los decretos de necesidad y
urgencia. Se remite al artículo 99, inciso 3°, conforme al cual
dentro de los diez días de la promulgación parcial, el jefe de
gabinete tendrá que someter la decisióna una ComisiónBicameral
Permanente8, cuya composición deberá respetar la proporción de
las representacionespolíticas de cada Cámara. Dentro de los diez
días, esa Comisión debe elevar su despacho al plenario de cada
Cámara para su expreso tratamiento.
Es en esa oportunidadcuando el Congresodebería decidir
si insiste con las mayorías previstas en el artículo 83 de la
Constitución,tratándosede una promulgaciónparcial.
Consideramos que el funcionamiento de la Comisión
Bicameral no podrá ser igual en ambos casos, porque una ley
promulgada parcialmente no equivale a un decreto de necesidad y
urgenCIa.
En el caso de la promulgación parcial de las leyes, el
dictamen de la Comisión se debe limitar a destacar si aquella se
adecua, o no, a las exigenciasestablecidaspor el artículo 80 para
convalidar la decisión del órgano ejecutivo. Pero el
pronunciamiento de la Comisión no tendrá carácter vinculante
para las Cámaras del Congresoporque éste es el único titular del
órgano legislativo. De modo que si la Comisión se pronuncia por
la invalidez de la promulgaciónparcial, y las Cámaras no insisten
en el proyecto originario por el voto de las dos terceras partes de
sus miembros presentes, entendemos que aquélla será válida a
menos que la descalifique el Poder Judicial. Descalificación que
no puede ser tácita o ficta, porque el arto82 de la Ley Fundamental
exige que la voluntad del Congreso se manifieste de manera
8Hasta el presente no fue constituida la Comisión Bicameral Permanente, cuya
regulación exige la sanción de una ley especial aprobada por la mayoría de la
totalídad de los miembros de cada Cámara (art. 99, inc. 3°, C.N.).
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expresa. Asimismo, y aunque la Comisión se pronuncie por la
validez de la promulgación parcial, ella quedará descalificada si
las Cámaras del Congresoinsisten en su proyecto originario con la
mayoría impuestapor el artículo 83 de la Constitución.
En síntesis, la invalidez de la promulgación parcial
solamente podrá ser dispuesta por las Cámaras del Congreso
insistiendo con la aprobación del texto originario de la ley, o bien
por el Poder Judicial tanto antes como después de la intervención
de la Comisión Bicameral Permanente y aunque no se opere la
insistenciadel Congreso.
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Un caso particular se planteó en el curso del año 1999 con
motivo de la sanción de la ley N° 25.063. Ella modificó, de
manera integral,el régimen del Impuestoal Valor Agregado.
Entre las reformas introducidas, dispuso que ciertas
actividades, que hasta ese momento estaban exentas del impuesto,
quedaban gravadas con una alícuota del 10,5%, inferior a la
alícuota general del 21%. Tal es el caso de los servicios que
prestan las entidades de medicina prepaga, las obras sociales
voluntarias, hospitales y sanatorios. Igual alícuota reducida se
aplicó a la venta de publicidad que realizan las empresas
periodísticas encuadradas en la categoría de PYMES. Asimismo,
resolvió mantener la exenciónimpositivapara la publicidad que se
emite por las radios de baja frecuencia.
Mediante el decreto N° 1517/98, el Poder Ejecutivo
dispuso el veto y la promulgaciónparcial de la ley. El veto alcanzó
a la alícuota del 10,5%prevista para aquellas actividadesen la ley,
y la exención impositiva dispuesta para las radios de baja
frecuencia.
Con tal medida, y la promulgación parcial de la ley, el
Poder Ejecutivo interpretó que aquellas actividades quedaban
gravadas con la alícuota generaldel 21%.
La decisión del Poder Ejecutivodeterminó la sustanciación
de innumerables procesos judiciales en los cuales, tanto las
entidades afectadas, como los particulares y las asociaciones
defensoras de los derechos del consumidor, plantearon la
inconstitucionalidadde la promulgaciónparcial, aunque solamente
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respecto de los efectos que pretendía asignarle el Poder Ejecutivo.
Entre otros argwnentos,para fundamentarsu posiciónsostuvieron:
1) El veto era válido porque ninguna cláusula de la
Constitución le prohíbe al Poder Ejecutivo observar las leyes
impositivas.
2) La promulgaciónparcial tambiénera válida en virtud de
lo dispuestopor el arto80 de la Constitución.
3) Los efectos que el Poder Ejecutivo pretendía asignar a
la promulgaciónparcial no eran válidos porque:
3.1) Se estaba arrogando, por vía elíptica, facultades
impositivas cuyo ejercicio incwnbe exclusivamente al Congreso.
Si la voluntad del Congreso fue la de imponer a ciertas actividades
hasta ese entonces exentas del gravamen una alícuota del 10,5%,
el Poder Ejecutivo por vía del veto y la promulgación parcial no
podía elevarla al 21%.
3.2) La invalidez en ese aspecto de la promulgación
parcial, y hasta tanto se produjera la insistencia del Congreso
prevista en el arto 83 de la Constitución, determinaba la
subsistencia de la norma que se pretendía modificar. Norma que
declaraba exentas del impuesto a aquellas actividades.
3.3) Ello era así, porque al no haber sido promulgada la
parte de la ley objeto del veto, no había ley por falta de
promulgación.
3.4) No era viable, como pretendía el Poder Ejecutivo,
asignar al decreto N° 1517/98los efectos de una norma de
necesidad y urgencia. Esto obedece a que el arto99, inc. 3°, de la
Ley Fundamental, tras disponer que el Poder Ejecutivo no podrá
en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e insanable, emitir
disposiciones de carácter legislativo, añade que, por razones de
necesidad y urgencia, podrá dictar decretos sobre materias
legislativas siempre que no se trate de normas que regulen
cuestionesde naturalezapenal, tributaria,electoral o el régimen de
partidos políticos. Pues bien, la interpretación que el Poder
Ejecutivo hacía del decreto N° 1517/98, al elevar una alícuota
impositiva no prevista por el legislador, conducía a admitir que
estaba ejerciendopotestadestributarias que acarreabanla invalidez
de los efectos que pretendía asignar a la promulgaciónparcial.
Para rebatir estos argwnentos, el Poder Ejecutivo sostuvo:
1) Que la alícuota genérica del 21% ya estaba prevista por
116
la ley. De modo que al ser vetadas las partes de ella que preveían
la exención impositiva, o una alícuota inferior, quedaba vigente
aquella alícuota del 21%. Alícuota que no había sido establecida
por el Poder Ejecutivo sino por el Congreso.
2) Que la viabilidad de las acciones estaba condicionada
por el principio de solve et repete que no había sido cumplido por
los accionantes.
La casi totalidad de los jueces de primera instancia, tanto
del fuero en lo ContenciosoAdministrativocomo del fuero federal
con asiento en el interior del país, declararon la invalidez de la
promulgación parcial, en cuanto a los efectos que le pretendía
atribuir el Poder Ejecutivo, y dispusieron que las actividades
citadas estaban exentas del Impuesto al Valor Agregado porque
subsistía la vigenciade la norma legal anterior.
En cambio, fueron dispares los criterios adoptados por los
tribunales de alzada.
Las Cámaras de Apelacionesen lo Federal del interior del
país, a igual que las salas I y IV de la Cámara en lo Contencioso
Administrativo, declararon la inconstitucionalidad de la
promulgación parcial por cuanto ella no se adecua al principio
establecido por el arto 80 de la Constitución. Dispone que las
partes no observadas sólo pueden ser promulgadas si tienen
autonomía normativa y su aprobación parcial no altera el espíritu
ni la unidad del proyecto sancionadopor el Congreso.Por ende, si
el espíritu del proyecto fue el de mantener exentas del impuesto a
ciertas actividades,y gravar a otras con la alícuota del 10,5%, no
puede ser alteradopor el Poder Ejecutivo fijando una tasa del 21%
sobre actividades que, hasta ese entonces, estaban exentas del
Impuesto.
Sostuvieron que el veto parcial era válido, pero no así la
promulgación parcial en cuanto pretende aplicar una alícuota que
no fue fijada por el legislador y que tampoco cabe presumir,
debido a que el arto 82 de la Ley Fundamental destaca que la
voluntad del Congresodebe manifestarseexpresamente,quedando
excluidos todos los casos de sanción tácita o ficta. Como
conclusión, si el veto es válido y el Poder Ejecutivo no puede fijar
alícuotas no previstas por el legislador, conserva plena vigencia la
normativa anterior, ley N° 23.349, que declara exentas del
Impuesto al Valor Agregado a aquellas actividades (casos "Iamip-
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Medisur y otros el Estado Nacional" y "Osde cl Estado
Nacional").
Para las salas Il, III Y V de ese Tribunal la
inconstitucionalidadno recayó sobre la promuIgaciónparcial sino
sobre el veto parcial. Ello es así porque, habiendo acuerdo entre el
Congreso y el Poder Ejecutivo para gravar ciertas actividades,esa
voluntad debe ser respetada. Pero, como el Poder Ejecutivo no
puede establecer alícuotas impositivas diferentes a las fijadas por
el Congreso, en este aspecto el veto no es válido debiendo
prevalecer la voluntad del Congreso cuando impuso la alícuota del
10,5% (casos "Saeci y otros cl Estado Nacional", "Asismed y
otros cl Estado Nacional" y "Staff Médico y otros cl Estado
Nacional").
Una variante fue la expuesta por el camarista Bernardo
Licht, integrante de la sala 1, en el caso "Osde el Estado
Nacional". Sostuvo que los arts. 80 y 99, inc. 3°, otorgan al
Congreso, a través de una Comisión Bicameral Permanente, la
potestad de controlar la validez de los decretos de necesidad y
urgencia que emita el Poder Ejecutivo, así como también de
expedirse sobre la validez de la promuIgaciónparcial de las leyes.
En este último caso, para verificar si las normas promulgadas
tienen autonomía normativa y no alteran el espíritu ni la unidad
del proyecto sancionado. Se trata, a juicio del Dr. Licht, de una
cuestión política reservada al Congreso,ya sea en forma directa o
a través de la Comisión Bicameral, no susceptible de revisión
judicial.
De las tres posiciones expuestas, me adhiero a la primera.
Corresponde desechar la segunda porque el veto es una facultad
propia del Poder Ejecutivo cuyo ejercicio es viable en todos los
casos, a menos que medie una expresa prohibición constitucional
(art. 40 CN). En el ejercicio de sus funciones colegislativas, y
mediante el veto, puede impedir la entrada en vigencia de una ley,
ya sea en forma total o parcial. Y esa decisión producirá efectos
jurídicos, a menos que se opere la insistencia del Congreso
prevista en el arto83 de la Constitución.Pero esos efectosjurídicos
determinan la subsistenciade las normas que pretendió modificar
el Congreso hasta tanto éste no imponga su voluntad de manera
expresa (arts. 82 y 83 CN).
Por otra parte, el arto 80 no ofrece fundamentos para
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cuestionar la validez del veto parcial, y sí solamente de la
promulgaciónparcial. Son dos actos de naturalezajurídica distinta.
El primero, impide la entrada en vigencia de una norma. En
cambio, el segundo completa el proceso formativo de las leyes
determinando su entrada en vigencia, previa la publicación
pertinente.
No comparto la tesis del Dr. Licht porque cercena las
atribuciones jurisdiccionales del Poder Judicial. La moderna
corriente, imperante en el ámbito del derecho constitucional,
conduce a restringir sensiblementelas cuestiones políticas con un
doble propósito: fortalecer la función de control del Poder Judicial
como auténtico órgano del gobierno; ampliar la protección de los
derechos humanos frente a la actuación discrecional de los
órganos legislativo y ejecutivo. Si el proceso formativo de las
leyes fuera una cuestión política, corremos el riesgo de posibilitar
la vigencia de infinidad de normas que no sean gestadasconforme
a los arts. 77 a 84 de la Constitución, y hasta el extremo de
convalidar el ejercicio de funciones legislativas por el Poder
Ejecutivo en cualquier materia si no media la oposición del
Congreso.
Los problemas que acarrea el veto parcial y la
promulgación parcial de las leyes se proyectan sobre otras
hipótesis. En el caso del veto parcial de la ley N° 25.063, su parte
observada fue remitida al Congreso tal como lo dispone el arto83
de la Ley Fundamental. La Cámara de Diputados, por el voto de
los dos tercios de sus miembros, desechó el veto del Poder
Ejecutivo e insistió confirmandoel texto originario.En cambio, la
Cámara de Senadores solamente insistió, por igual mayoría,
respecto de las cláusulasque imponían una alícuota del 10,5%a la
publicidad en los medios gráficos de prensa englobados en la
categoría de PYMES, y en la exención del impuesto para las
emisoras radiales de baja frecuencia. Pero la insistencia no se
extendió sobre las entidades de medicina. En el caso de ellas, la
cuestión atinente a la validez de la promulgaciónparcial deberá ser
resueltapor la Corte Supremade Justicia.
Pero, en el caso de la empresasperiodísticasy las radios de
baja frecuencia, se plantea el interrogante sobre si la alícuota del
10,5% para las primeras y la exención para las segundas se aplica
a partir de la promulgación parcial de la ley N° 25.063 o a partir
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del momento en que se publicó en el Boletín Oficial la insistencia
del Congreso.
La sanción de un proyecto de ley requiere,
ineludiblemente,de su aprobaciónpor las Cámaras del Congreso y
la promulgación expresa o tácita del Poder Ejecutivo. Asimismo,
su aplicabilidad está condicionada a la publicación de la norma.
En este caso particular, consideramosque el proceso formativo de
la ley, al menos en la parte que fue objeto del veto parcial,
concluyó con la insistencia del Congreso, la promulgación tácita
del Poder Ejecutivo y la publicaciónde la insistenciaen el Boletín
Oficial. Hasta ese momento, las normas observadas de la ley
carecían de fuerza legal porque no habían sido promulgadas. Es
recién a partir de esa promulgaciónque adquirieronjerarquía legal
y es a partir de la publicaciónque proyectan sus efectos sobre los
particularessin tener efectosretroactivos.
En todos los casos, la falta de tratamiento sobre la
observaciónparcial por el Congresoo su demora en hacerlo,jamás
podrá ser interpretada como una aceptación o sanción tácita de la
interpretación del Poder Ejecutivo. Sobre el particular, el artículo
82 de la Constitución dispone categóricamenteque "La voluntad
de cada Cámara debe manifestarse expresamente; se excluye, en
todos los casos, la sanción tácita o ficta".
Como, hasta el presente, no ha sido creada la Comisión
Bicameral ni fue sancionada la ley especial, corresponderá al
Poder Judicial determinar,en cada caso concreto, la validez de la
promulgaciónparcial. Claro está, sin perjuicio de la facultad de las
Cámaras para sancionar una ley derogatoria de la que fue objeto
de una promulgaciónparcial.
De todas maneras, consideramos que una vez establecida la
Comisión Bicameral, sus decisiones sobre la validez de la
promulgación parcial no son vinculantes para el Congreso y el
Poder Judicial. El Poder Judicial conservará su potestad de juzgar
la viabilidad constitucionalde esa promulgación.
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