Mi niñez era muy divertida. Hacía muchas cosas interesantes todos los días. Tenía una prima que también era una buena amiga, Ana María --nosotras siempre estábamos juntas. En el invierno, jugábamos con las marionetas en mi casa o en su casa. De vez en cuando, jugábamos a las escondidas también. A menudo yo me escondía en mi armario, ella se escondía en el sótano. En el verano, íbamos al patio de recreo. Yo andaba en bicicleta, pero Ana María andaba en triciclo. En el parque, yo columpiaba y Ana María bajaba el tobogán. De niño, yo era bien educada y obediente, mientras Ana María era un poco traviesa. Ella desobedecía a nuestros abuelos, no compartía sus juguetes, y no decía la verdad. Ella siempre hablaba mucho. Al contrario, yo era más tímida. Pero, Ana María no era fastidiosa y no me molestaba. Me gustaba mucho jugar con ella.