Historicidad de las disciplinas que integran el programa escolar. ASTRONOMÍA. De la Cosmografía a la Astronomía Etimológicamente cosmografía deriva de Kosmos y grafo, es decir descripción del Universo, mientras que Astronomía deriva de Astro y nomos, ley de la estrellas, los astros. Es decir que primero vino la descripción del Universo, ello llevó a la formulación de leyes empíricas, que generaron modelos. Una vez comprobada la capacidad explicativa y predictiva de los modelos, entonces generaran teoría. Teoría que aporta sustento para otras descripciones físicas del Universo. Es decir: DESCRIPCIÓN DE OBJETO O FENÓMENO PROCESAMIENTO DE LA INFORMACIÓN TEORÍA MODELO BÚSQUEDA DE REGULARIDADES, PERIODICIDAD LEYES EMPÍRICAS Martonne decía en “Traité de géographie phisique”: “Definir una ciencia, querer asignar límites exactos a su campo de investigación es una empresa siempre temeraria”. Nada más adecuado para la Astronomía, según palabras de Berson en “L’evolution créatrice”: “La ciencia moderna es hija de la Astronomía; ella ha descendido del Cielo a la Tierra a lo largo del plano inclinado de Galileo”. Los orígenes Los orígenes históricos datan de la antigüedad más remota, desde que los mamíferos se transformaron en bípedos y levantaron sus ojos al cielo. Luego un astronomía primitiva y fantástica sirve de base a todos lo sistemas religiosos y a las cosmogonías de las antiguas civilizaciones orientales. Se incorpora como ciencia puramente popular y práctica en occidente, luego de haber alcanzado su esplendor en Asiria y Caldea, de Nínive y Babilonia. Las primeras observaciones del cielo, con fines prácticos, fueron realizadas por los caldeos para resolver dos problemas: la determinación y división del tiempo y la necesidad de predecir, para la agricultura, la periodicidad de las estaciones. Los fenicios Los fenicios, mercaderes marítimos, vieron en las constelaciones la manera de orientar la ruta de sus barcos con la sola observación de las estrellas. Entre los egipcios, la observación del orto helíaco de Sirio (aparición de la estrella aparentemente más brillante del cielo en el horizonte oriental antes de la salida del Sol), daba un medio práctico y seguro de predecir la inundación del Nilo sobre las llanuras del delta. Esta ciencia nacida por la necesidad en todas partes, permaneció imperfecta y en la infancia, hasta los tiempos de los griegos. Los griegos En Grecia se desarrolla una ciencia razonada y metódica, fundamentada desde sus comienzos en la observación inteligente y profunda de los fenómenos naturales, en un ambiente libre. Allí nace la Astronomía matemática, de la mano de Pitágoras y Platón. La armonía de las esferas celestes de los pitagóricos, el ciclo lunar de Metón, las esferas homocéntricas de Eudoxio, la clasificación de brillos estelares en una escala numérica por Hiparco, el sistema heliocéntrico de Aristarco basado en los pitagóricos. Ptolomeo, seguidor de la escuela aristotélica, sobrevive durante toda la Edad Media, con su obra “Almagesto” donde confluye la perfección y geocentrismo aristotélico con la vanidad antropocéntrica y divina del hombre del medioevo. Los romanos La época romana no deja ninguna huella destacable, la reforma juliana del calendario la realiza en realidad un egipcio de la corte de Cleopatra (siglo I A.C), y en la Edad Media prima el oscurantismo y el silencio, impuesto por el dogma religioso cristiano. Como una luz en época de persecuciones y tinieblas, el califa Al Mamoun (siglo IX de nuestra era), estipuló en un tratado de paz, que habían de proporcionársele toda clase de libros griegos, haciendo traducir en Chipre los libros de Atenas y Alejandría. Es así que, basado en la ciencia helénica, funda los observatorios y escuelas astronómicas de Bagdad, Damasco y El Cairo, tendiendo un puente de ideas a través del Mediterráneo entre la democracia griega de Pericles y la España de Alfonso “El Sabio”, con una diferencia de 17 siglos. El renacimiento Con el renacimiento de las artes y las ciencias, superado el oscurantismo del medioevo, hay un quiebre de paradigma y pasamos del aristotélico inmutable, inmaculado y geocéntrico al copernicano, desde el heliocentrismo propuesto en forma especulativa, a partir de sus “meditaciones”, pero no comprometido de Copérnico (siglo XVI), con el apoyo del telescopio de Galileo (siglo XVII) y de las leyes empíricas de Kepler, que le dio estructura a las observaciones de Tycho Brahe, (fines del siglo XVI, principios del XVII), magistralmente universalizadas con Newton y su Ley de Gravitación Universal (siglo XVIII), quien afirma: “si llegué a ver la luz más allá de mis contemporáneos, es porque me apoyé en hombros de gigantes”, haciendo alusión a Copérnico, Galileo y Kepler. Un literato inglés contemporáneo a Newton diría: “La Naturaleza y sus leyes yacían ocultas en la noche; Dios dijo: Que Newton sea, y todo se hizo luz”. La Tierra es desplazada del centro, y con ella se abatirá el antropocentrismo y el catolicismo. Más tarde vendrán nuevos alejamientos, llevando al sistema solar a la periferia de la Vía Láctea y a ésta transformada en una galaxia común dentro de un cúmulo de galaxias llamado Grupo Local, que pertenece a un supercúmulo de otras tantas. En el vuelco producido por aquellos gigantes, no solo la Tierra es desplazada del centro, sino que todos los cuerpos se mueven y cambian, las órbitas no son circunferencias perfectas y el sol presenta máculas. Es un vuelco completo en la esencia, en la concepción, en el método de la ciencia antigua el que se opera a raíz de los descubrimientos de Kepler, de Galileo y de Newton en la Astronomía, en la Física, en la Mecánica, y en todas las ciencias naturales. La idea de relación, de interacción, de relaciones entre magnitudes que la ciencia moderna adopta, surge en ese momento. Ya no hay explicaciones “ad hoc”, están las leyes naturales, tan universales e ineludibles que se dan en el mundo macroscópico terrestre, en el sistema solar, en los sistemas extrasolares, en las estrellas dobles y en los cúmulos de estrellas y galaxias. La astronomía y los telescopios A partir de la Astronomía post-telescópica, se mejoran las condiciones de los instrumentos, se agranda el sistema Solar con el descubrimiento de Urano por Herschel , utilizando un gran telescopio en el siglo XVIII, luego viene Neptuno en una sinergia de cálculo y mecánica desarrollados por el inglés Adams y el francés Le Verrier, coronada con el apoyo observacional del alemán Galle. Luego un discutido planeta del siglo XX, Plutón también a través de la sinergia de cálculo y observación, con mejores instrumentos. La era de grandes observatorios, las nuevas tecnologías en óptica y procesamiento de datos, el salto al espacio, la aparición de nuevos colectores de información mejoran la captación y aprovechamiento de los portadores de información (ondas de radio, infrarrojo, ultravioleta, rayos X, además del visible) que llegan desde grandes distancias, las ondas electromagnéticas, y contribuyen a la detección de cientos de cuerpos que están más allá de Neptuno, de planetas que orbitan alrededor de otras estrellas, que, como nuestro Sol, tienen su séquito, como producto natural de su génesis a partir de una nebulosa de gas y polvo, vestigio de alguna estrella que dejó de existir. Desde el siglo XVIII se trabajó sobre el origen del Universo y del Sistema Solar, pasando de cosmología y cosmogonías precientíficas, basadas en creencias religiosas a una base mecánica, desde Kant y Laplace, hasta nuestros días. La idea de evolución, que admite, a partir de nuevos descubrimientos, un cambio continuo de la materia cósmica, con cuerpos celestes evolutivos. La astronomía y la fotografía Surge la fotografía aplicada a la astronomía, la espectroscopía permite determinar la composición química, la temperatura, y la velocidad radial de los astros. Con ello podemos saber la edad y estado evolutivo de las estrellas, con los modelos surgidos podemos saber como nació y evoluciona nuestro Sol y cuanto le queda de vida. Debido a los progresos que ha tenido en los últimos tiempos en la rama de la Astrofísica, la Astronomía podría considerarse en la actualidad, como un prodigio de la Física Moderna. No obstante, se continúa desarrollando en sus áreas clásicas como la Mecánica celeste donde convergen la Mecánica teórica y las Matemáticas. ¿Qué dirían y a qué habrían llegado Schiaparelli y Galileo, entre otros, que dejaron registros escritos de sus observaciones en forma de dibujos, superados por las primeras placas de Daguerre, las fórmulas hipersensibilizadas, la primera fotocélula y la optoelectrónica, el fotomultiplicador y los transistores electrónicos? Los vínculos de los antiguos con los actuales investigadores Otro terreno donde se vinculan las especulaciones de los antiguos filósofos griegos y las de los modernos científicos es, sin lugar a dudas, la pluralidad de los mundos habitados. Posibles mundos, cuya suposición le costó la vida hace 400 años a Giordano Bruno y que, a fines del siglo XX, habilitaban al catedrático de la Universidad de Cambridge, Martín Rees, a decir: “Ausencia de evidencia, no implica evidencia de ausencia”. El modelo de Bruno para el Universo se presentaba totalmente heurístico, no dogmático como los que existían en la época: “el centro del Universo está en todas partes y su circunferencia en ningún lugar”. En profundo contraste con el marco aristotélico, el punto de vista de Bruno ofrecía una perspectiva con un final abierto carente de cualquier absoluto, ya sea en ciencia, filosofía o teología. Giordano Bruno preparó el terreno a la Cosmología de nuestra época. Cosmología, que nada tiene que ver con los determinismos a que se apostara otrora. Según el modelo que reúne mayor número de evidencias a favor sobre el origen del universo, el de la Gran Explosión o “Big Bang”, al producirse la explosión primigenia, aparecieron fluctuaciones cuánticas, omnipresentes, que dieron origen a las arrugas del espacio-tiempo, descubiertas por el explorador COBE en 1992, y de las cuales surgieron galaxias como la nuestra; con estrellas como el Sol; con sistemas planetarios que albergaron un planeta como nuestra Tierra; donde surgió la vida tal como la conocemos. Recientes descubrimientos empíricos en Astronomía, y la emergente rama de la Exobiología o Bioastronomía, contienen muchas de las visiones que planteó Bruno y que le costaron la vida. Filósofos y científicos, de todas las épocas, especularon acerca de la posibilidad de que existan otras criaturas inteligentes (desde nuestra concepción de inteligencia) en algún lugar del Universo. La Astronomía levantó ese nuevo desafío y desde el año 1982 funciona, dentro del ámbito de la Unión Astronómica Internacional (UAI), la Comisión 51 denominada: “Bioastronomía: la búsqueda de vida extraterrestre”. Entre los cometidos de esta Comisión, podemos resaltar: la búsqueda de planetas en otros sistemas estelares; los estudios de la evolución de los planetas en función de su capacidad para sostener el surgimiento de sistemas biológicos; la búsqueda y el estudio de moléculas complejas relevantes para los sistemas vivientes, presentes en el medio interestelar; la búsqueda de señales electromagnéticas (intencionales o espurias) de carácter artificial extraterrestre; la búsqueda de otras posibles manifestaciones de actividad tecnológica extraterrestre y la eventual detección espectroscópica de formas de vida primitiva en planetas alrededor de otras estrellas y de nuestro propio Sistema Solar, que siempre nos depara alguna sorpresa. Sobre la Astronomía y su enseñanza Hay un cierto paralelismo entre las etapas de la astronomía y su enseñanza. Al principio señalábamos la diferencia entre cosmografía y astronomía. Ello implica pasar de una etapa meramente descriptiva a una más analítica, donde se realice toma de insumos que deberán ser procesados y organizados de alguna manera, con cierta lógica y que deriven en un modelo, que luego podrá ser llevado a leyes y matematizado a través de fórmulas. Pero este proceso que llevó siglos en la historia se reproduce en una vida humana, en correlación con su estadio de desarrollo evolutivo. En relación al esquema de la primera página, lo que ha ido variando es el tipo de insumos con que se trabaja, el procesamiento de los mismos y el bagaje de información y teoría del que partimos. Una primera etapa de observación y descripción, debe seguir por una etapa de registro. Históricamente funcionó muy bien, hasta cierto momento, pero es una etapa que no se puede saltear: observar y registrar el lugar de salida y puesta del sol, las fases de la luna, medir períodos, distancias, alturas; correlacionarlos con las estaciones, los fenómenos meteorológicos y procesos terrestres, los ritmos circadianos. Con el tiempo se verá que una descripción puramente fenomenológica del universo es inadecuada, ya que daría a entender que todos nuestros conocimientos se han adquirido de forma especulativa o con escasos fundamentos. Por el contrario, nuestro conocimiento del universo se fundamenta en las leyes físicas que conocemos y aplicamos en nuestra vida cotidiana. Los cuerpos celestes no son celestiales, su comportamiento se explica y obedece a leyes universales que justifican el valor predictible de algunos hallazgos, y de proyección al pasado o al futuro, en otros. Por ejemplo, si una estrella brilla, está consumiendo energía, energía que obtiene por fusión nuclear de elementos livianos que actúan como combustible, combustible que no es eterno, cuya reserva es finita y que se acabará tanto más pronto cuanto más temperatura presente la estrella en su superficie, momento en el que la estrella comenzará su evolución hacia un final, más o menos estrepitoso según sea su masa inicial, y que sembrará el universo de elementos más pesados de los que tenía originalmente y que, muy posiblemente, formarán parte de alguna nueva estrella o sistema solar, o quizás formen parte de algún organismo como el nuestro. Pero para llegar a esto, a la humanidad le llevó unos cuantos siglos de evolución, y por ende debemos tenerlo en cuenta en el proceso intelectual del ser humano. En sus inicios la Astronomía estuvo estrechamente ligada a las Matemáticas, la geometría y la aritmética, de allí que se hiciera especial hincapié en la enseñanza de la Astronomía de Posición: determinación de la latitud y longitud geográfica para la navegación y la geografía , a partir del teorema de la latitud y de la longitud que utilizan herramientas de la astronomía esférica y la trigonometría, hoy superadas por los sistemas de posicionamiento global (GPS) y la mensura de distancias, entre otros. Con el telescopio, el campo de la Astronomía creció mucho, tenemos una era pre-telescópica y una post-telescópica. Ello implica pasar de la observación de cielo a simple vista, con sus 5 planetas visibles, sin satélites y sin anillos, y un sol sin manchas, a conocer más planetas, asteroides, satélites, anillos, el relieve lunar, las manchas solares. Inicialmente la observación era directa desde el telescopio, hoy se puede hacer cómodamente sentado, frente a un computador que recibe la imagen de un telescopio robótico alejado geográficamente. La Mecánica celeste, no solo rindió sus contribuciones al descubrimiento de planetas y la determinación de períodos de los cometas, sino que permitió llegar al espacio. No se puede pretender que en la etapa infantil se realicen cálculos engorrosos relacionados con este tema, pero quizás si proponer la realización de maquetas de satélites y sondas espaciales, así como experimentar con el principio de acción y reacción, las fuerzas centrífuga y centrípeta (fuerzas centrales). Poco a poco, fue ganando terreno la enseñanza de la astrofísica, las leyes de la radiación, la colecta de información a partir de los portadores electromagnéticos en colectores cada vez más sofisticados: telescopios, radiotelescopios, placas fotográficas, emulsiones fotográficas, cámaras ccd. El análisis de las imágenes y los datos con procesadores ultra rápidos y complejos, permite ir hacia atrás en el tiempo, y proyectar a futuro, en períodos mucho más largos que los que corresponden a una vida humana y que hoy pueden mostrarse a partir de imágenes, simuladores y software que están al alcance. Un ejemplo interesante es el estudio de los planetas y prever la evolución hacia el futuro o la explicación de algunos sucesos pasados de otros planetas, por ejemplo, el nuestro. Venus constituye un excelente ejemplo para explicar el aumento del efecto invernadero y el recalentamiento global. Es un planeta más alejado del Sol que Mercurio y, sin embargo, presenta una temperatura superficial mayor que este (y mayor que la prevista por las leyes de radiación de cuerpo negro) durante su largo día, a pesar de reflejar un alto porcentaje de la radiación que incide en su densa atmósfera. Si lo tomamos como un problema abierto en clase, se pueden ejercitar la capacidad hipotético-deductiva de los estudiantes, la búsqueda de información, consulta a expertos, representación de situación y discusión de modelos. Esta es una manera de presentar situaciones genuinas que promuevan el aprendizaje, sin tener necesidad de recurrir a situaciones inventadas y sin valor para el saber disciplinar. Evitamos, así, algunos de los problemas relacionados con la comprensión y el aprendizaje: conocimientos frágiles, generados de manera superficial, sin una comprensión auténtica, que no se pueden aplicar o se ritualizan a tal punto, que pierden significatividad. Las implicancias didácticas de la comunicación son varias, y van desde la mayéutica socrática, que enseñaba a pensar, hasta la pregunta freiriana, que favorece los procesos de emancipación del Hombre (Litwin). A este tratamiento concreto se le suma la posibilidad de crear y recrear modelos que permitan desarrollar la imaginación e inteligencia espacial del estudiante, así como pulir las técnicas de observación, descripción y registro, tan caras al desarrollo de la ciencia. En lo que se refiere a la actitud frente a la ciencia, el orientar la enseñanza de Astronomía con un enfoque histórico puede ser una buena manera de introducir de modo natural multitud de conceptos y de actitudes relacionadas con la naturaleza de la ciencia y su método que, sin mostrar un proceso dogmático y único, muestre un avance sostenido “sobre hombros de gigantes” y adecuado a cada situación a investigar, además de fomentar una actitud crítica ante los diversos hechos histórico – científicos. Profesora Inspectora Reina Pintos Ganón Profesor Jesús Méndez. Bibliografía Reyes Thevenet, A. “La cosmografía y su enseñanza”. Montevideo: Monteverde Toonucci, F., 1989. “La selección de contenidos en las ciencias” . En: Cuadernos de Pedagogía (168), pp. 32-37. Piaget, J., García, R., 1989. “Psicogénesis e historia de la ciencia”. México: Siglo XXI Klimovsky, G., 1994. “Las desventuras del conocimiento científico”. Buenos Aires: A-Z editores. Bachelard, G., 1979. “La Formación del espíritu científico”. México: Editorial siglo XX. Hawking, S., 1989. "Una breve historia del tiempo", Madrid, Alianza Editorial.