1 Prodavinci Diario: Harry Abend Apolíneo y Dionisíaco Alejandro Oliveros · Tuesday, August 4th, 2009 Sigue agosto con sus calores y sus lluvias, su tiempo bochornoso y molesto y largo. No muy distinto al clima político de Venezuela., bochornoso, molesto y largo. Más que un mandatario y su gabinete, la administración recuerda uno de esos “gangs” de la película de Scorsese. La violencia, ya no sólo como política de estado, sino como oficio. Mientras más violento el miembro de la banda, mayor su reconocimiento por parte del “duce”. Pero en el caso de los “gangs” neoyorkinos, la violencia era el instrumento de un propósito común. Todos se aprovechaban de ella y todos eran sus víctimas. En Venezuela, una rara forma de socialismo, el sociocinismo del XXI, acepta que las víctimas de la violencia siempre sean los marginados. El liderazgo bandoleril disfruta sus primaveras en climas menos agrestes, mientras sus herederos se educan lejos de la violencia que generan sus propios seguidores. El sociocinismo del XXI puede que no le guste a muchos, pero sus compromisos son claros: dejemos a los pobres como están, exentos de las presiones y frustraciones de un jugoso, corrupto y manchado ascenso social. Agosto los ve pasar, no sabe hasta cuándo. ******* HARRY ABEND Y NIETZSCHE.- Prodavinci -1/3- 07.09.2015 2 En pocos artistas contemporáneos se cumplen de manera tan ajustada las categorías que ingeniara Nietzsche a la hora de considerar el fenómeno de la tragedia griega, como en la obra escultórica de Harry Abend. Para el formidable pensador, dos instintos primordiales habían condicionado la aparición del fenómeno trágico. En una de las categorizaciones más exitosas de la filosofía occidental, y de las más apasionantes, Nietzsche habría de bautizarlas de acuerdo a sus dioses tutelares: “apolíneo” y “donisíaco”. Nada más opuesto que ambos impulsos. Apolo es la “Apariencia radiante de la divinidad de la luz.” El patrono de las formas, el defensor de la racionalidad, el origen del arte plástico, el soberano de todas las facultades creadoras de la forma. Apolo es el dios del artista plástico, el gran creador de formas, arquitéctónica, escultóricas. El más grande triunfo del espíritu apolíneo es el “canon” de Policleto. Nada más racional que este modelo fundador del arte escultórico en Occidente. Antes de Policleto, todavía era posible encontrar rasgos de “irresponsabilidad” formal en la escultura. Como en la escritura cicládica. No poco de Dioniso hay en estas figuras enigmáticas, cuyos anónimos creadores todavía no eran súbditos de la estricta racionalidad expresiva de los tiempos helénicos. No de balde nos parecen tan modernas, ni es casual que Giacometti las asumiera como propias al comienzo de su carrera. Contra estas y otras, menos arcaicas, manifestaciones de irracionalidad en la escultura es que el gran escultor de Argos escribió su canon y fundió su “Doríforo”. En lo sucesivo, toda escultura estará sometida a un sistema de proporciones. Ya el escultor no es libre a la hora de escoger el tamaño de las piernas, de los pies o, por lo mismo, de la cabeza. Ni siquiera el de la nariz, que no debe exceder la longitud de la frente, y así por el estilo. Apolo es la inspiración de Policleto, su referencia fundamental, así como la de todo formalista que se respete. Con estas aladas palabras prosigue Nietzsche: “Apolo se levanta ante mí como el genio del principio de individuación, único que puede realmente suscitar la felicidad liberadora en la apariencia transfigurada.” Es decir, gracias a su influjo racionalizador somos capaces de convertirnos en nosotros mismo, diferenciados del todo informal de lo que Schopenhauer llamaba Voluntad (die Will). La escultura clásica, una de las grandes manifestaciones del espíritu apolíneo, encontró en tiempos de la modernidad un desarrollo insospechado. Se le llamó constructivismo, pero su “voluntad formal” es la misma de Policleto. Artistas como Gabo, Pevsner, Tatlin, El Litzitsky, Mondrian, Herbin, confiaron en la razón para estimular en el espectador la búsqueda de la propia individuación. Los padres fundadores del constructivismo moderno fueron redescubiertos a mediados del novecientos. El surrealismo entró en crisis, confundido con la irracionalidad inimaginable de la Segunda Guerra. De nuevo, ser constructivista, significaba ser moderno. Y, de nuevo, con todas sus virtudes, el constructivismo se mostró en todas Prodavinci -2/3- 07.09.2015 3 sus limitaciones. This entry was posted on Tuesday, August 4th, 2009 at 8:46 pm and is filed under Diario de Alejandro Oliveros You can follow any responses to this entry through the Comments (RSS) feed. You can leave a response, or trackback from your own site. Prodavinci -3/3- 07.09.2015