REPORTAJE EL REGRESO A ESPAÑA DESDE TURQUÍA EN LA DERBI TERRA ADVENTURE Proyecto Siria (parte II): 01 Vuelta a casa 02 Pamukkale es un lugar que sorprende; crees estar en la Antártida entre cascadas de hielo y agua azul celeste. El vapor del agua es el que hace que te des cuenta de que no es hielo, sino calcio En Pamukkale recibo una mala noticia y debo regresar a casa, pero transcurrirá toda una semana de viaje antes de que llegue de nuevo a Valladolid. Todavía me quedarán experiencias por vivir e interesantes lugares por visitar… ■■FERNANDO ‘RETOR’ www.dondevasconesamoto.webnode.es Día 8: Un día triste FOTOS: FERNANDO ‘RETOR’ A primera hora de la mañana recibo una llamada en la que me dan una doble mala noticia: dos personas de mi familia, muy queridas, están pasando un momento delicado de salud. Se me quitan las ganas de coger la moto y decido tomarme el día de descanso y hacer de Pamukkale el punto de retorno. Hoy quiero disfrutar de la visita a 108 SOLO MOTO Pamukkale, pasar un día tranquilo y de paso darle un respiro a la burrita, que bien ganado se lo tiene. La verdad es que Pamukkale es un lugar que sorprende; crees estar en la Antártida entre cascadas de hielo y agua azul celeste. El vapor del agua es el que hace que te des cuenta de que no es hielo, sino calcio. Detrás de esta espectacular postal está la antigua ciudad, primero helenística y después romana, de Hierápolis. En este período se convirtió en un importante centro de descanso veraniego para los nobles de todo el imperio que acudían a ella atraídos por las aguas termales. Fue destruida por sucesivos terremotos. Para acceder a Hierápolis hay dos formas: o dando un buen rodeo o subiendo descalzo, atravesando el hielo patagónico turco. Decido subir sin calzado y degollarme los pies; además, es primera hora de la mañana y muchas partes están cubiertas de hielo. Al final de la ascensión le doy a mis pies un reconfortante remojón en las aguas termales junto a dos chinos. Un lujo invernal el estar en este lugar, Patrimonio de la Humanidad, sólo con los dos sonrientes orientales. Me doy un largo paseo por los restos de esta histórica ciudad, dejando para el final el espectacular teatro, en un estado de conservación casi perfecto. Se supone que hoy es el día de reposo, pero esto de estar parado no va conmigo. Echo de menos hacer kilómetros. Le pregunto a la burrita si tiramos y si pasamos del descanso, y por supuesto me contesta que sí, que para eso ha venido. Nos ponemos los trastos en dirección... a casa, ¡je, je!, aunque para llegar allí todavía quedará una semana. Mi intención es ir hasta Nazilli y dormir en esa ciudad, pero lo que iba a ser un paseo de 80 km acaba siendo de 250 y cuatro horas por carreteras secundarias, sin tráfico y casi sin asfalto. Al final hemos ido a parar a una ciudad con más nombre japonés que turco, es algo así como Kusadasi, a orillas del mar Egeo. De noche no me es fácil encontrar un hotel, y en el que encuentro no quedan habitaciones libres, pero saco a relucir mis dotes de actor y pongo la carita del gato de Shrek, y al final consigo una habitación por 25 € en un hotel de 4 estrellas, plagado de alemanes y franceses. Día 9: La gran evasión Salgo literalmente huyendo de Turquía, ha amanecido cubierto y con muy mala pinta. Las previsiones decían que se esperaban nieves y fuertes lluvias para los próximos días con total seguridad. Ante esa incertidumbre pienso que la huida es lo más inteligente. La salida de Turquía, que tenía prevista en dos etapas, la hago en una sola. Para evitar pasar por alguna gran ciudad, como Ismir, donde tan caótico tráfico me encontré a la ida, he cogido carreteras que aparentemente atajaban por el interior, pero que ya sabía que me iban a llevar más tiempo y más kilómetros. A pesar de ello he disfrutado de la conducción. En el mismo lugar donde me quisieron robar con la excusa del radar, me vuelve a parar la policía, aunque esta vez con intenciones menos deshonestas, un simple control rutinario. Yo creo que cuando han visto una moto guiri han dicho, ¿hablamos de fútbol con este tipo? Por cierto, me cruzo con varios grupos de moteros -supongo que por ser domingo-, y todos me saludan. [1] La antigua ciudad romana de Hierápolis está al lado de Pamukkale. [2] El enorme teatro de Hierápolis está en perfecto estado de conservación. SOLO MOTO 109 Reportaje 01 02 03 04 05 te. mi ca¡mjearo Éstel ibera !… je , a yo solo, Al fina [1] Mezquita en Turquía. [2] Travesía en el ferry. Luego, las cosas se pusieron bastante movidas… [3] Me limpiaron las botas. La verdad es que quedaron muy relucientes… 110 En Lapseki tomo el cuarto ferry desde que salí de casa allá hace ya… bueno, tampoco hace tanto, pero tengo la sensación de llevar un mes fuera. He llegado un minuto antes de que partiera. Si llego a perderlo, me hubiese tocado esperar al siguiente y conducir de noche. Sopla un intenso viento y el fuerte oleaje zarandea con ganas el ferry. Prefiero no moverme del lado de la burrita porque temo que por el bamboleo acabe en el suelo. Otro día más que el viento me acompaña todo el día, aunque no me puedo quejar del tiempo que estoy teniendo. Esta zona de Turquía suele tener fuertes lluvias en esta época. Bien entrada la noche llego de nuevo a Alexandroupolis, 40 km más allá de la frontera turca. Es algo curioso, aunque esté muy lejos de casa y de España, cuando entro en las fronteras de la Unión Europea es un poco como estar SOLO MOTO Salgo literalmente huyendo de Turquía: ha amanecido cubierto y con muy mala pinta. Las previsiones esperaban nieves y fuertes lluvias para los próximos días con total seguridad en casa. Me siento como más protegido, menos vulnerable a los problemas que puedan surgir. También es reconfortante pensar que ya no tienes que pasar ningún trámite fronterizo. Tampoco me puedo quejar, ya que todas las fronteras que he tenido que pasar en este viaje han sido rápidas y hasta agradables. Salir de Turquía me lleva exactamente cinco minutos, y pasar el control griego, sólo dos, y eso que me he entretenido hablando un instante -de fútbol, claro…- con el agente de aduana, que hablaba un perfecto castellano. Día 10: El lugar más bonito del mundo Son muy cariñosos los griegos, les gusta el roce y el cariño… y es que no te adelantan, ¡se restriegan contra ti! Pero, por Dios, ¿es que cuesta tanto separarse un poco? Pues debe ser que sí, porque muchos no dejan más que unos centímetros de margen. Salgo a las 8.00 h de Alexandroupolis, al este del país, con la intención de llegar hasta Kalambaka, donde se encuentra Meteora. Llegar hasta allí supondrá unos 550 km, más o menos. Los primeros 500 km son de monótona autovía, pero al llegar al desvío hacia Meteora empieza la fiesta. ¡Qué curvas, qué paisajes! Hacía mucho tiempo que no me divertía tanto conduciendo una moto. Y para remate, al salir de una de las últimas curvas antes de llegar a Kalambaka, aparece ante mí una imagen que me obliga a parar y pasarme un pañuelo para limpiarme la baba: unas formaciones rocosas, muy verticales, con formas caprichosas. ¡Qué preciosidad! Cuanto más me acerco, más abierta se me queda la boca. No lo puedo describir con palabras, no me esperaba algo así. Busco la oficina de información, donde me indican un recorrido por carretera con el que se pueden observar y visitar los monasterios bizantinos del siglo XIV, que fueron construidos sobre las moles de roca para aislarse y evitar que los turcos pudieran acceder hasta ellos, de manera que solamente podían abastecerse a través de poleas y cestas. Creedme que ha habido momentos en los que estaba emocionado por contemplar la belleza de este lugar. Sólo un poeta podría describirlo. La memoria es engañosa y suele recordar con más fuerza lo reciente, pero puedo asegurar que es uno de los sitios más bonitos que he visto en mi vida. Prefiero no quedarme a dormir allí, arriesgándome a quedar bloqueado y perder el ferry del día siguiente. El cielo está muy cubierto y hay alta probabilidad de nevadas. Antes de que se haga de noche vuelvo sobre mis pasos y disfruto de nuevo de las curvas del puerto, esta vez con las últimas luces del día, lo que hace el recorrido más emocionante. Llego muy tarde a Igoumenitsa y soy espectador de escenas similares a las que ocurren en las fronteras de Ceuta y Melilla, con decenas de africanos intentando colarse como polizones en los trailers que esperan para embarcar. Me quedo unos minutos observando los desesperados intentos de traspasar esa línea imaginaria que hay entre la pobreza y la esperanza de una vida mejor. Después de una paliza de casi 800 km para llegar a tiempo al ferry y así ganar un día, me dicen que los lunes no sale, pero que a las 8.00 h hay uno para Venecia. No dudo ni un segundo: a Venecia. [4] Las formaciones rocosas de Meteora son impresionantes. [5] En lo alto de las peñas hay monasterios. Se accede con ascensores rudimentarios. Días 11 y 12: ¡¡¡Mamma mia!!! Después de 24 horas de travesía -algo movida- por el Adriático desembarco en Venecia. Italia me recibe con los brazos abiertos. Sí, abiertos… pero para estrujarme. Qué día de agua y viento, mamma mia! El ferry llega con media hora de adelanto a Venecia. Esperaba un milagro y no ocurrió: las predicciones daban lluvias SOLO MOTO 111 Reportaje 01 02 03 05 04 [1] Mires donde mires, todo es alucinante en Meteora. [2] En Pisa, en busca de las tres torres inclinadas de la ciudad. 112 Aunque esté lejos de España, cuando entro en las fronteras de la Unión Europea es como entrar en casa. Me siento más protegido, menos vulnerable a los problemas que puedan surgir intensas… y se cumplieron. Venecia, todavía en medio de la noche, no se aparecía ante mis ojos. La cortina de agua no dejaba ver más allá de 50-60 metros. Impresionaba, o mejor dicho, acongojaba. Ante ese panorama, mi decisión fue la de tirar para adelante y dejar Venecia para mejor ocasión. Me esperaban 350 km sin autopistas por delante; es decir, de nacionales y comarcales. Los primeros 200 km hasta dejar atrás Bolonia transcurren en una sucesión de poblaciones más o menos grandes que obligan a estar continuamente cortando el ritmo. Los kilómetros pasan muy lentos. Ahora llega lo divertido, la carretera SS64 de Bolonia hasta Pistoia, de 91 km. Curvas y más curvas; la lluvia, que no para; torrentes que cruzan la carretera, buscando el río que acompaña en su camino al asfalto; SOLO MOTO Las tres torres inclinadas 26 km son los que me faltan para llegar a Pisa y descansar. ¿Descansar? No, quedan dos horas de luz y tengo que encontrar las tres torres inclinadas de esta ciudad. La primera es fácil, la tengo a 50 metros del hotel. La verdad es que sí que está inclinada. El entorno de la catedral es decenas de preciosas cascadas impresionante, tanto como el número aparecen cada pocos metros… Este de españoles que hay por todas partes. paisaje, en mejores condiciones ¿De dónde han salido tantos? meteorológicas, debe ser una pasada. La segunda torre inclinada es la de la En lo alto del Passo della Collina iglesia de San Nicola. En ésta se aprecia la Vecchia caen copos de nieve, inclinación, pero no llega a los 4° de la más aunque por suerte el descenso es famosa. Y la tercera está al otro lado de la muy rápido y no da tiempo a que ciudad, pero como me había empeñado las cosas se pongan chungas. en ver las tres, ahí estoy yo como un Tengo habitación reservada en Pisa, panoli, mojándome lo que no está escrito. pero prefiero ir antes al museo Piaggio La torre de la iglesia de San Michelle en Pontedera, allí me espera Dulcinea, la no es gran cosa, pero verdaderamente Vespa pintada por Salvador Dalí, con la está inclinada. Una pizza en Pisa para que en 1962 Antonio Veciana y Santiago cenar, y a descansar, ahora sí. Guillén dio la vuelta al mundo en 79 días. Por cierto, mientras escribo la crónica Un momento especial, y más cuando del día escucho arias de opera, de llevo todas las noches dedicándole unos compositores italianos, por supuesto. minutos a la lectura del libro de este viaje. Es lo suyo estando en Italia, ¿no? El museo está bien, pero esperaba algo más. Está dedicado casi en Día 13 exclusiva a la Vespa, pero aun así Mi intención era volver a casa por disfruto del rato que paso allí. carretera pasando por Génova y Marsella Después de una paliza de casi 800 km para coger el ferry, me dicen que los lunes no sale, pero que a las 8.00 h hay uno para Venecia. No dudo ni un segundo: a Venecia hasta Barcelona, pero el tiempo no da tregua, la lluvia es intensa, y el viento aumenta su fuerza por momentos. Tomo la cobarde decisión de dirigirme hasta el puerto natural de Roma, Civitavecchia, y coger un ferry, que en 22 horas me llevará a tierras hispanas. En estos momentos no llueve en Pisa, pero no tardará en hacerlo, y con la misma fuerza e insistencia que ayer. Como muchos sabéis, las 125 cc no pueden circular por autopistas ni autovías en Italia, el problema es que para ir desde Pisa a Civitavecchia no hay otra opción que la de una autovía. Sé que si tengo la mala suerte de ser parado, la primera consecuencia es que me retengan la moto y se la lleven. Pero la alternativa es dar un rodeo impresionante, por lo que cojo la autovía. Paso dos controles, pero por suerte no me paran. Bajo la lluvia y zarandeado por las ráfagas de viento que intentan sacarme el casco y que recibo como si fueran bofetadas, llego al puerto de Civitavecchia. Me toca una espera de nueve horas y media hasta la salida del ferry. Un aburrimiento tremendo, pero con el tiempo que hace fuera no hay la opción de ir a ver algo mientras. Día 14 La travesía por el Mediterráneo es muy divertida, con el mar muy agitado, lo que convierte el ferry en una montaña rusa. Salgo en una ocasión a cubierta y al poco tiempo acabo en el suelo debido a la fuerza del viento, nunca había visto nada igual. Agarrado a la barandilla me asomo para ver romper las olas contra la proa del barco, pero enseguida me retiro, puesto que las olas rompen con tanta violencia que levantan el agua hasta la octava cubierta. En las 22 horas que tarda en llegar tengo ocasión de mantener largas charlas con un chico rumano, boxeador profesional. Lo curioso de estas charlas es que Croitor, ése es su nombre, no habla otra cosa que rumano. Imaginaos la escena… Con hora y media de retraso llegamos al puerto de Barcelona, y rápidamente desembarco y voy en dirección a mi casa, Valladolid. Poca historia tienen los últimos kilómetros de esta aventura particular, y los paso preparando mentalmente los próximos viajes soñados, ¿San Petersburgo, Egipto desde Libia -cuando se calme la zona…-?, ¿Irlanda, tal vez? Espero poder contároslo en estas páginas... Me gustaría agradecer a los que sin pensarlo quisieron aportar su granito de arena para que la burrita y yo llegáramos tan lejos: Derbi, Itca Pro-racing, Hebo, Givi, Gubellini, Exploramoto TV, Shiro, RSV Factory, Esgueva Motor y Solo Moto. Aprovecho las páginas de Solo Moto para mostrar todo mi apoyo y solidaridad con los trabajadores de Derbi, que están pasando un momento muy delicado. Me considero uno más de vosotros. £ [03] Esta otra torre también está inclinada, pero no es tan bonita ni famosa. [4] En el museo dedicado a la Vespa está expuesta Dulcinea, la que dio la vuelta al mundo con VecianaGuillén en 1962 y decoró Salvador Dalí. [5] Pisa de noche. Vale la pena darse un paseo cuando se pone el sol. SOLO MOTO 113