órgano central del PSOE Año XII, núm. 115, septiembre de 1958

Anuncio
EL SOCIALISTA
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Organo de la Federación Socialista Española y portavoz en Francia de lo U S.F.
«Le Socialiste Espagnol»
parís, Septiembre 1958
M ENSUEL.
Por una coopera­
ción al servicio
del hombre
p N un mundo tan dividido como el
p nuestro, la II Conferencia sobre el
*= empleo pacifico de la energía atóm i­
ca parece abrir las puertas a una coope­
ración internacional que, de tener pleno
desarrollo, seria una contribución deter­
m inante para la prosperidad de los pue­
blos. El hecho de que, contrariamente a
otros com icios dom inados por considera­
ciones políticas o m ilitares, esta colabo­
ración se conciba en el marco de una evo­
lución que supere las pasiones y las lu­
chas que enfrentan a los bloques antagó­
nicos, puede estim arse como promesa y
garantía de una obra creadora.
Concebir la ciencia atóm ica sobre todo
con finalidades bélicas, haciendo de las
investigaciones y de los descubrimientos
coto cerrado o secreto de Estado, cuando
las realizaciones de esta ciencia pueden
servir para edificar un m undo mejor, es
un escarnio para el progreso y un delito
que puede calificarse de lesa humanidad.
Contra tan absurdas delim itaciones, que
no impiden dejar el campo libre a la de­
vastación, y contra el secuestro del pen­
sam iento se elevan los hombres de cien­
cia de la Conferencia de Ginebra al decla­
rar su hostilidad a que sean mantenidas
secretas las investigaciones nucleares y
al hacer públicos los descubrim ientos so­
bre la fusión termonuclear.
El m ism o significado tienen las decla­
raciones del presidente de la Conferen­
cia al afirmar que la paz fundada sobre
el terror no es una paz segura, así como
al evocar la angustia de los pueblos
cuando se piensa en la catástrofe sin pre­
cedentes que sería para la humanidad el
empleo m asivo de las bombas atómicas.
Bastaría que las influencias de los go­
biernos no la mediatizaran para que la
transformación de la ciencia nuclear se
desarrollara en un sentido creador, pues
es evidente que ese m ism o deseo de sa­
ber, de paz y de progreso que anima a
los científicos reunidos en Ginebra, es
también, la voluntad de m illones de tra­
bajadores. Los únicos que tem en esta
transformación y la evolución del mundo
en un sentido pacifista son los dictado­
res que, como Franco, necesitan de la
fuerza para hacerse temer y perdurar.
Asi, m ientras en otros países estos pro­
blemas, que son cuestiones de vida o
muerte, se debaten públicamente y los
m ovim ientos de oposición se pronuncian
y ejercen su influencia sobre los poderes
públicos, el pueblo español tiene que se­
guir condenado al silencio porque el dic­
tador, además de sojuzgarle, ha cedido la
soberanía de España a cambio de los so­
corros que le son indispensables para ir
tirando.
Este solo motivo, si no tuviéram os otros,
bastaría para unir nuestro voto al de los
científicos em inentes, al de los socialistas
británicos, alemanes, escandinavos y de
otros países y al clam or de los pueblos en
la resuelta determinación de condenar el
empleo de la energía atóm ica como m e­
dio de destrucción.
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Z\AA/W N AAAA/\AAA/\AA/W W V\A/S/V
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VETERANOS DE ESPAÑA
Año XII, K° 115
por Julio Alvarez del Yayo.
U ISIERA que los c o m p atrio tas refugiados españoles hubiesen oído al gene­
ra l Julio H ibner, vice-m inistro del In te rio r, c a n ta r flam enco. A su lado es­
tab a el general K om ar, que d u ra n te la g u e rra de E spaña m an d a b a la 129
b rig ad a y que es hoy uno de los jefes m ilita res m ás im p o rtan tes de Polonia,
teniendo a su cargo el ejército del In te rio r y la g u a rd ia de fro n tera s. O tras
fig u ras de stac ad a s nos acom pañan en la m esa : Cwik, el C om isario político de
la 35 division, actu alm en te m iem bro del C onsejo C entral de los S indicatos, altos
funcionarios, doctores afam ados. T odos ellos y m uchos m ás, pasando de seis­
cientos en el país, constituyen la Asociación de A ntiguos C om batientes de Es­
paña.
’
C uando a los pocos días de lleg ar a V arsòvia pregunté a quien debería ver
p a ra las cuestiones de planificación in d u stria l y las reform as en la econom ía
introducidos desde 1956, de g ra n significación y alcance, se m e contestó, el mi­
n istro Szyr, del C onsejo Económ ico del G obiem p, y añ ad iero n que con él podría
h a b la r en mi propia lengua. O tro antiguo com batiente de n u e stra guerra.
La lista de notables m iem bros de la Asociación se h a ría larga. H ab ría que
inclu ir, ad em ás de los citados, a León R ubinstein, V ice-m inistro de la In d u stria
de m aq u in aria, Joseph K utin, V ice-m inislro del Com ercio E xterior, general
S am et, m in istro plenipotenciario, jefe de la Misión polaca en C orea, Boleslaw
Jellen, D irector de D epartam ento del M inisterio de Relaciones, H enryk Torunczyk, últim o jefe de la b rig ad a Dabrovvski, p residente de la Asociación de
los ex-com batientes en E spaña, d irec to r general del M inisterio de la In d u stria
L igera, y o tro s en puestos de d irección en las em presas editoriales, en el perio­
dism o y en la ra d io , M. T echniczek, B oleslaw L ubelski, Josef W elker.
Son los supervivientes de u n buen puñado de m illares de hom bres que si­
guiendo la tradicción revolucionaria polaca de b a tirse allí donde h a y a que de­
fender la libertad (eligieron com o nom bre p a ra su b rig ad a el del últim o jefe
de la Com m une de Paris, D abrow ski) y dándose cuenta de que en E spaña se
decidía n a d a m enos la cuestión de si iba a h a b er o no u n a segunda g uerra
m u n d ial, vinieron a a y u d am o s en n u e stra lucha. M uchos cayeron en suelo es­
pañol. E n la lápida de h o n o r d el M onum ento a! héroe desconocido de la liber­
ta d , en el bello parq u e de los Reyes S ajones, los tre s p rim ero s nom bres de ba­
tallas consignadas son M adrid, G u a d ala ja ra , Ebro.
O tros cayeron en F rancia, en la R esistencia ; en el levantam iento del ghetto
de V arsòvia c o n tra los alem anes en abril de 1943 ; en el levan tam ien to de V ar­
sòvia de la c iu d a d e n te ra, c o n tra el e jército de ocupación en agosto de 1944,
de u n a excepcional v alen tía y cuya m em oria va a se r conm em orada en un mo­
n um ento erigido p o r subscripción popular.
E n el caso de los V eteranos de E spaña no es ú n icam ente uno p o r uno y en
razón de sus cargos actuales lo que cuen ta. E s la Asociación en su c o njunto la
que pesa por el prestigio de su nom bre, porque la lu ch a del pueblo español, de
1936 à 1939, es u n a de las g ra n d es luchas de la h isto ria y que n ad a, n i siquiera
la s c rítica s de algunos de los que p a rticip a ro n de u n a m an e ra preem inente en
ella, p o d rá d ism in u ir.
V eteranos de E spaña es u n a p alabra m ágica que no sólo abre las puertas
de las dependencias oficiales, sino que en la visita a un viejo castillo conver­
tido hoy en c en tro c u ltu ra l, en las agencias de viaje, por to d as p a rte s facilita
la gestión y resuelve cu alq u ier d ificultad. Es un am biente general de sim patía
y de respeto el que les envuelve.
Y ellos sienten el orgullo de que sea así. Yo les he escuchado con emoción
y con h um ildad h a b la r de n u e stra g u e rra . R ecuerdan con igual a m ista d a d iri­
gentes y a gentes sencillas de cu alq u ier p a rtid o a que perteneciesen. E ra n anti­
fa scista s españoles. E so les b a sta. Apenas si m encionaron n u e stras divisiones
en el exilio, com o no fuese con el deseo p ro fundo y elevado, m ás allá de todo
se c ta rism o p a rtid ista, de ve rla s superadas.
« Nos hicim os dirig en tes en E spaña. Fue luchando ju n ta m en te con el pue­
blo español que nos capacitam os y p rep aram o s para n u e stra ta re a de hoy » —
les he oído d e cir en repetidas ocasiones.
C ualquiera que sea el m odo de p e n sa r de un refugiado republicano español
o de un a n tifascista del in te rio r, pecaría de in g ra titu d y m o stra ría escasa dis­
posición a poner lo nacional y lo universal p o r encim a de lo personal, quien
no reaccionase con fe rv o r an te e sta lealtad m an te n id a al largo de los años. En
los que tra n sc u rrie ro n desde el d ía en que estos lu ch ad o res generosos dejaron
E spaña, el m undo e n tero ha conocido a lg u n as de las m ás g randes sacudidas,
tran sfo rm acio n es, epopeyas populares de todos los tiem pos. Su propio país h a
sido a rra sa d o en u n a exhibición sin precedente de fero cid ad — u n día descri­
biré mi v isita a A uschw itz — y reco n stru id o después con un em puje que a rra n ­
có el o tro d ía al c an d id ato presidencial d em ó c rata d e los E stados U nidos, Adlai
Stevenson, d u ra n te su paso p o r V arsòvia, palab ras de adm iración.
H an ocu rrid o fu e ra y d e n tro de Polonia hechos de tal tran scen d en cia como
p a ra h u n d ir en el olvido otros an te rio re s. Pero el recuerdo de E spaña y de
n u e stra g u e rra e stá p alpitante en estos hom bres p a ra quienes aquello fué y con­
tin ú a siendo « la g ra n experiencia de n u e stra vida ».
T am bién ellos tienen la im presión de que la situación en E sp añ a h a cam ­
biado fu n d a m e n ta lm e n te recientem ente y la intuición de que nos h allam os cerca
de acontecim ientos españoles im p o rtan tes. E n el c u rso de u n a conversación
Q
m u y general y que se hubiese pro lo n g ad o h a s ta bien e n tra d a la noche si
n o se c o m e n za ra e n V arsòvia p o r la m a ñ a n a a tr a b a ja r m uy tem p ran o , fu e ro n
c o m e n tad o s los a rtíc u lo s que a ca b ab a de p u b lic a r en « Le M onde » (« Le Mon­
de » e inclu so « L ’In fo rm a tio n » se v e n d ía n en el quiosco del h o tel), su p rin ci­
pal re d a c to r de política e x te rio r, A ndré F ontaine, com o re su lta d o de u n a en­
c u e sta en E sp a ñ a. N o fue difícil el c o in c id ir con u n a d e su s conclusiones : que
F ra n c o n u n c a d e ja rá el p o d e r de su p ro p ia vo lu n tad , lo que p ru e b a u n a vez m ás
la c a re n c ia de se n tid o re a lis ta de quienes to d av ía c o n tin ú a n poniendo su espe­
ra n z a en u n a o p eración de re sta u ra c ió n m o n árq u ica fa c ilita d a p o r el « C audi­
llo » a fin de a h o r ra r al p aís m ay o re s p en alid ad es y a se g u ra r la tran sic ió n
p acífica de u n rég im en a otro.
De las m u c h a s p re g u n ta s que se m e hiciero n , q u iero d e s ta c a r u n a in sp ira ­
d a en. la p reocupación de que los E sta d o s U nidos p udiesen t r a t a r en E sp a ñ a de
fr e n a r u n m ovim iento a n tifra n q u ista , algo p o r el e stilo de lo hecho recien te­
m e n te en el O riente M edio. C ontesté : « ¿ Que fu e sen a e n v ia r la se x ta flo ta
a E sp a ñ a p a ra d e fen d e r a F ra n c o c o n tra el pueblo español ? N o q u isie ra e s ta r
en el lu g a r del gobierno de los E sta d o s U nidos que to m a se u n a p a rec id a m edi­
da. La p ro te sta m u n d ia l se ría fo rm id ab le, com enzando p o r la A m érica L atina.
P ocas cosas les h a ría n m á s im p o p u lares e n el re sto del C ontinente ».
Con los p a rtic ip a n te s e n este em o cio n an te e n c u e n tro que ib an a a u se n ta rse
de V arsòvia y a los que n o volverem os a v e r d u ra n te el re sto de n u e s tra e sta n ­
cia en Polonia, n o s dam os c ita en M ad rid .
A A A /W V W W \A A /W W \A A A A ,
ir o s a s
(Jaladas
w w v w >
E F IR IE N D O S E a lo que los perió­
dicos fra n q u ista s calificaron de
« noble gesto » de H e m in g w a y,
u no de sms corresponsales en los E s ta ­
dos U nidos había dado cuenta del caso
e n los sig u ien tes térm in o s :
« E l n o velista norteam ericano E rn e st
H e m in g w a y , P rem io N obel de L ite ra tu ­
ra, prohibió ju d icia lm en te a la revista
neoyorquina « E squive » la reim presión
de un libro antológico de u n a s novelas
co rta s su ya s, cu yo s a rg u m en to s se re ­
lacionan con la guerra civil española.
E sa s novelas cortas de H e m in g w a y g i­
ra n alrededor de persona jes y anécdo­
ta s en el B ar C hicote de M adrid, rúendo la g u erra española desde e l lado
rojo. L a m a d u rez de juicio de H em in g ­
w a y ha sido com entada fa v o ra b lem en te
en los m edios Iliterarios y políticos nor­
team ericanos que practica n la ecuani­
m idad, y ha desencadenado a sim ism o al­
g u n a s agrias censuras en tre los elem en ­
to s archi-izquierdistas. »
P ero el escritor H em in g w a y ha d e­
clarado que él no ha cam biado de
ideas : « jSi alguien quiere saber cual
es m i posición ho y en día, sepa, pues,
que no he cam biado de opinión en cuan­
to a la guerra de E sp a ñ a », ha dicho
con veh em en cia H e m in g w a y en u n a in ­
te r v iú p o r téléfono desde su residencia
, de la H abana. « Y o estu v e entonces en
fa v o r de los republicanos y todavía lo
e sto y. »
Con lo que todo el gozo de los fr a n ­
q u ista s se ha ido a l pozo.
R
E n representación del g eneral F ra n ­
co, p rim er capitán de la p a tria , el te ­
n ie n te gen era l G utiérrez hizo la tra d i­
cional ofrenda al apóstol Sa n tia g o . T er­
m inó su invocación diciendo : « V ive el
m u n d o horas de inquietud y de a n g u s­
tia , y este soldado de los E jé rc ito s de la
fe os pide que reine la paz en los pue­
blos y en las alm a s y que, p ara ello, en
cu a n ta s ocasiones sea m en ester, ahora,
com o a n ta ñ o y siem pre, enarboléis v u e s­
tr a bandera blanca y em puñéis v u e stra
espada para poneros a l fr e n te de los
que m erezca n la victoria. »
L o s que m erecen la victo ria no cabe
duda que está n d el lado del dictador
que representaba el general G utiérrez,
com o tam poco cabe duda de que la p a z
reina en E spaña gracias a la espada, a
los fu siles y a los g rilletes que el A pósto s consiente al franquism o.
E n su s cam pañas contra el im pudor,
el obispo de M álaga ha citado com o
ejem plo la conducta de R usia, en cu ya s
p la y a s se vela por los fu e ro s de la de­
cencia, y en donde, a pesar de pro fesa r
« o ficialm ente el ateísm o , se com por-
w v v w w '
ta n com o si fu e se n cristianos ». ¿ T e ­
nem os derecho, se p reg u n ta el señor
obispo, a considerarnos m ejo res, siendo
a sí que n u estro pretendido espiritualism o se m u e stra in efica z h a sta el e xtre­
mo de p a sa r por la verg ü en za de reci­
bir lecciones de su grosero m a te ria lis­
mo ?
S in em bargo, m ejoría debe haber, p a ­
ra tranquilidad de S u Señoría, puesto
que E spaña, con Ita lia , han sido los
únicos p aíses de E uropa que no han e n ­
viado rep resen ta n tes al congreso in ter­
nacional de n u d ista s que se ha celebra­
do en In g la terra , en la fin c a del duque
de B enford.
•
M as anotam os, sin deseos d e m o rtifi­
cación, que por B ia rritz, se g ú n una
crónica de « L e F igaro », se ven ta m ­
bién a lg u n o s españoles, quienes, com o
dice A n d ré F rossard, vien e n por tre s
razones : a v e r m u je re s e n « sh o rt », o
com prar libros que hablen de política y
a leer periódicos escrito s en tono viva z,
los tres placeres de que se ven privados
quienes v iv e n al otro lado del Bidasoa.
PE BURDEOS
VOCES DEL EXILIO
L señ o r G ordón O rd ás pronunció el
F 20 de ju n io en e sta c iu d a d u n a con*= fe re n c ia en la que denunció los in­
ten to s y m an io b ras m o n arq u izan tes y
re a firm ó su confianza en el republicanis­
m o español, del que, dijo, que p o r su
fo rm ació n esp iritu a l y política fué gene­
ro sa m en te to le ran te pero a l que no hay
que con fu n d irle com o cap itu lad o r.
Abogó p o r u n a alianza e n tre los distin ­
tos m ovim ientos del d e stie rro , si bien las
bases de u n a cuerdo deben busc a rse por
o tro s cam in o s que los de la claudicación
republicana. A ludiendo a los pactos con
elem entos m onárquicos o m onarquizantes,
el jefe del gobierno republicano exilado,
su b ray ó que no podían consolidarse por­
que lejos de in te rp re ta r el deseo de la
opinión española estos pactos en su fondo
y en su fo rm a sólo podían c o n d u cir a
u n a solución an tinacional.
El pen sam ien to p o p u lar español estable­
ció en E spaña la República y liquidó la
M onarquía. Un golpe de la traició n m ili­
t a r tra jo la actu al d ic ta d u ra fran q u ista,
pero la República no fué su stitu id a p o r el
pueblo, único que tiene derecho a d eter­
m in a r los destinos del país.
El to rtu o s o cam ino de la re stau ra ció n
m o n árq u ica, es el cam ino, a c o rto o largo
plazo, de u n a nueva g u e rra civil, porque
el confusionism o que ro d e a esa re sta u ra ­
ción nace del deseo de la c o n tin u id ad del
fran q u ism o . El viejo a rm a to ste de la m o­
n a rq u ía deben llevarlo su s p a rtid a rio s a
u n m useo de a n tig ü ed ad es y llo ra rle el
re cu e rd o de su re a l defunción.
P odem os d isp o n e r de fu e rz a s m orales
suficientes d e n tro y fu e ra de E spaña pa­
ra re s titu ir la dem ocracia y la lib e rta d en
n u e stro país. Los v e rd ad e ro s republicanos
no podem os a c e p ta r la sublevación de los
facciosos de 1§36, n i las consecuencias de
su obra. C uanto m á s obstáculos se opon­
gan a u n a solución rep u b lican a y dem o­
c rátic a , m ás española y m ás republicana
se rá n u e s tra resolución. T ales fueron las
m anifestaciones del señor G ordón O rdás,
salien d o p o r los fu e ro s del republica­
nism o.
I. VALERO.
ni
E BA STIA N sin tió frío e n los huesos,
y se a p a rtó de la g rie ta p re cip ita d a ­
m ente. A ún c o ntinuó m a rc h a n d o con
c au tela d u ra n te u nos m in u to s, h a s ta verse
ya lejos de la tap ia , ganó la a ltu ra de la
colina y ya, sin m ás rep aro s, p recipitó su
m arc h a y em pezó a d e scen d er p o r la v e r­
tiente o p u e sta, p a ra g a n a r las lin d es de
u n bosquecillo acogedor, al que c o rrió a
o cu ltarse. P e n e tró e n su n e g ru ra , y se sen­
tó en el suelo.
Ya no po d ía m ás. L as fu e rz a s le fa lta ­
ban. D espués de la s te rrib le s em ociones
su frid a s, y d e la p é rd id a de sa n g re que
a ú n no h a b ía d e ja d o de b ro ta r de su h e ­
rid a, sus n e rvios en ten sió n se desplom a­
ban, y se n tía que iba a volver a d esm a­
yarse. P o r eso, an te s de d e te n erse a m e­
d ita r sobre su situación, d e te rm in ó ven­
d a rse la cabeza. Se a rra n c ó u n trozo de
cam isa y la enrolló a su fren te lo m ás
fu e rte que pudo. E sto le descansó.
Y a u n poco m ás tra n q u ilo , volvió a po­
n erse e n pie. N o podía d e ja rse v e n ce r p o r
la fatiga. La a u ro ra d e b ería cogerle m uy
lejos de aquel sitio, si n o q u e ría c a e r dé
nuevo en m an o s de sus fru stra d o s asesi­
nos. ¿ Pero, dónde p o d ría p re se n ta rse
con esa espelu zn an te in d u m e n ta ria ? Te­
n ía to d a la c a ra e n sa n g re n ta d a . Lo m is­
m o los b razo s y las m an o s. E l p a n ta ló n y
S
EL CUERNO DE LA ABUNDANCIA
Y LA DIPLOMACIA EN DANZA
IF
CAMPANARIOS (Estampas de
la cam isa le e ra n im posible vérselos a
cau sa de lo oscuro, pero su tac to le ad­
v e rtía que h a b ía en ellos sa n g re de todos
los cad áv eres que h ab ía cabalgado en su
e sc a p a r m acab ro de gusano.
No ; así, de e sta m an e ra, e ra im posible
el i r a p a rte alguna. Y ten ia que i r a al­
guna parte, o e sta ría p erd id o sin rem e­
dio. ¿ Dónde po d ría i r ? ¿ A casa de sus
p a d re s ? D espués de v a c ila r p o r n o com ­
p ro m eterles, se decidió p o r fin a i r a
b u s c a r su ayuda. Vivían en la v ieja case­
ría que ta n to a m a b a S ebastián. Allí había
nacido, y allí h a b ía n c o rrid o los años de
su infancia, h a sta que u n tío suyo, guar­
nicionero en La S o te ra, se lo llevó con
él p a ra h a ce rle m a e stro en el oficio y
d e ja rle ta lle r y clien tela el d ía que la
P a rc a decidió que d e sc an sa ra definitiva­
m en te, después de sese n ta años de fa b ri­
c a r a rre o s y colleras.
La c asería, pró x im a a La B ellida, esta­
ba com o a u nos seis k iló m etro s de allí.
Si las fu erzas no le traicio n a b an , p odría
e s ta r en c asa de sus p a d res a n te s de que
a lu m b ra ra n los p rim eros atisbos de la a u ­
rora.
Sin m ás d u d a r se puso en m arc h a. Sen­
tía com o hueca la cabeza, vacilaba al an­
d a r y d a b a tropezones e n las desigualda­
des d el terre n o , pero su v o lu n ta d se m an ­
ten ía vigilante, y seguía avanzando sin
EL BURLADOR
PANORAMA ESPAÑOL
OS facto res de desco n ten to y de de­
cepción que se m an ifiesta n en E spa­
ñ a quieren n e u tra liz a rlo s los fra n ­
q u istas m ed ian te la buena cosecha que se
an u n cia este año, especie de cuerno de la
a b u n d an cia p a ra la econom ía del país, pe­
ro que en re alid a d se rá bien poca cosa
p a ra h a c e r fren te a la inflación y a la su­
bida de precios, reflejad a ú ltim am e n te en
el aum en to de 11 % en la s ta rifa s fe rro ­
v iarias, en el tra n sp o rte d e m ercancías y
del 12 % en la electricidad.
E l nivel de v id a de los tra b a ja d o re s es­
pañoles puede ju zg arse p o r los datos que
publica el In stitu to N acional de E stad ís­
tic a ; según investigaciones h ech as e n tre
3.856 fa m ilia s cuyos ingresos no excedie­
ra n de c u a re n ta m il pesetas anuales, los
gastos m ensuales m edios v ienen a supo­
n e r 4.12278 pesetas en el c o n ju n to de E s­
paña. U na fam ilia de nivel de vida no
m uy elevado em plea en alim entación el
55T3 % de sus gastos, en v e s tir el 13'24,
en vivienda el 4’92, en gastos de casa el
8'35 y en gastos generales el 18’36. Consi­
d e ran d o sólo las capitales, el p o rcen taje
de alim entación es m en o r y los gastos
generales son m ayores.
Lo que d e m u e stra que el fran q u ism o
e stá bien lejos de m a n te n e r el equilibrio
económ ico y fin an ciero del país y de sa­
tisfac er la s necesidades v itales de los
a sa la ria d o s m uchos de los cuales tienen
que e m ig ra r a diferentes p rovincias o al
e x tra n je ro en busca de tra b a jo m ejo r re­
m unerado, porque el sistem a, cuya m i­
sión e stá en se rv ir sobre todo a la m ino­
ría de privilegiados que re p re se n ta, n u n c a
se rá capaz de resolver los problem as so­
ciales que libren al país de la b a n ca rro ta ,
pese a la s g randes inversiones que en los
órdenes estratégico v fin an ciero le propor­
ciona los E stad o s Unidos.
P a ra m itig a r ta l vez el d escontento y la
decepción an te u n a situación económ ica
en quiebra, la d ic ta d u ra p reten d e g a n a r
prestigio en u n a política in te rn ac io n al de
cam panario. N adie es p ro feta en su tie rra ,
y acaso p o r esto la diplom acia fran q u ista
que se cree lla m ad a todavía a desem p eñ ar
L
u n papel p a rtic u la rm e n te im p o rta n te cer­
ca de los países árab e s, a p e sa r del fra ­
caso que la política del general F ra n c o
h a re g istra d o en M arruecos, tr a ta d e te­
n e r au d ien cia en o tra s latitu d e s. Así pue­
d e verse al portavoz del caudillo propug­
n a r en la ONU po rq u e se dé satisfacción
a la re a lid a d árab e que consiste en d e ja r
libre el cam ino a la v o lu n ta d de los pue­
blos interesados, cam ino que el fra n q u is­
m o tiene c e rra d o a la libre v o lu n ta d del
pueblo español m enos a fo rtu n a d o que los
países á rab es cuya p rotección se d isp u tan
u n o s y otros.
E n la política europea, tam bién a sp ira
la diplom acia fra n q u is ta a ju g a r su papel,
d eseando a to d a c o sta co la b o rar en la
con stru cció n de u n a E u ro p a fe d era d a,
id ea en la que el V atican o e stá in te re sa ­
dísim o, haciendo todo lo posible p a ra que
la E sp a ñ a de F ra n c o fo rm e p a rte de la
co m u n id a d europea. C uestión que p arece
h a b e r sido p lan te ad a p o r el m in istro de
relaciones fra n q u ista al gobierno fran c é s
e n las recientes conversaciones con uno
d e sus rep re se n tan te s.
P erspectivas to d as ellas que h a n c o n tri­
buido seg u ram en te a que el ex m in istro
A rta jo h a y a m o stra d o su optim ism o a fir­
m an d o que d e n tro d e poco E spaña v a a
s e r lla m ad a a p a rtic ip a r e n la OTAN, en
el M ercado com ún europeo y en el Con­
sejo de E uropa. A firm aciones sin e m b ar­
go bien in ju stifica d as com o puede a d v er­
tirs e p o r la n o ta pub licad a en « Le M on­
d e », de P arís, según la cual « n a d a in d i­
ca que E sp a ñ a sea in v ita d a a « p a rtic ip a r
d e n tro de poco » en el OTAN, en el M er­
cad o C om ún o en el C onsejo de E uropa.
Los escandinavos h a n m an te n id o siem pre
su h o stilid a d a su a d h esió n al p rim e ro de
estos organism os. E l nivel de vida y de
producción de n u e stra vecina h a ría de su
e n tra d a en el M ercado C om ún u n v e rd a ­
d ero suicidio. E n c u a n to al C onsejo de
E uropa, no e stá ab ierto m ás que p a ra los
países que p roclam en su v o lu n tad de re s­
p e ta r los derechos del hom bre y las lib er­
ta d e s fu n d a m e n ta les ».
g u e rrille ra ) por ALVARO DE O RRIO LS
p a rarse . A vanzaba despacio, m uy despa­
cio. D em asiado despacio p a ra lo que exi­
gía su im paciencia. P ero lo que im p o rta ­
ba e ra llegar, aunque tu v ie ra que re c o rre r
a g atas la ú ltim a etap a d el cam ino.
L levaba va dos h o ra s de m a rc h a agota­
dora, y calculó, p o r su conocim iento del
terren o , que h a b ía re c o rrid o solam ente
las dos te rc e ra s p a rte s del cam ino. No
podía seguir. S us ojos se nublab an , y sen­
tía que iba a c a e r desvanecido. H allo u n
m ojón d e p ie d ra y se sentó.
La noche estaba en calm a, y las estre ­
lla s co n tin u ab an haciendo guiños en el
cielo. Debían se r m á s de las cu atro . Si
podía lle v a r la m a rc h a al m ism o ritm o,
e sta ría e n su c asa a n te s del alba. Allí se
lav a ría , c u ra ría su h e rid a , y se p o n d ría
alg u n a ropa v ieja de su p a d re. Si a u n no
h ab ían llegado a La B ellid a las tro p as
enem igas, d o rm iría u n a s h o ra s, a n tes de
c o n tin u a r su c am in ata.
E n tre ta n to , se iza a d u eñ a n d o de él u n
deseo im perioso de d o rm ir. Apoyó la ca­
beza e n tre las m an o s y estuvo así u n
buen ra to , con los ojos c e rra d o s y el es­
p íritu au sen te, h a s ta que e l frío, con sus
a g u jas a c e rad a s pinchándole en la carne,
le hizo v olver a la re alid a d .
E ntonces fué cuando, le ja n o y apagado,
oyó el so rd o fra g o r de u n a s _ descargas.
Abrió los ojos y escuchó. V enían de alia
abajo, y e ra en la d irección de La S otera.
S intió u n escalofrío de pavor al com pren­
d e r lo que pasaba. Los asesinos, después
de hab erles hecho c a v a r la enorm e fosa
y h ab erles obligado a e n te rra r a su s víc­
tim a s, a su vez e n te rra b a n a los e n te rra ­
dores.
Se puso en pie de u n sallo, invad id o de
p án ica locura, y echó a a n d a r nuev am en ­
te con d irección a L a B ellida, d an d o tr a s ­
p iés com o u n b o rrac h o
C uando llegó a la c a sa de sus p a d res,
u n a ra y a de luz a p are cía y a en el h o ri­
zonte. A porreó la p u e rta con el fu ro r de
su s p o stre ra s energías. Se oyó, en el piso
alto, u n a v e n ta n a que se abría.
— i Q uién v a ? — p reguntó, con tem o r,
la voz de u n viejo cam pesino.
— ; A bra, p a d re ! Soy yo.
— ; Cóm o ! ¿ T ú, S ebastián ?
E l bueno de B asilio d espertó a su m u­
je r. Los dos viejos se ech aro n alg u n a ro­
p a por encim a, y b a ja ro n precipitadam en­
te la escalera.
C uando abriero n la p u e rta de la casa,
pud iero n d istin g u ir, a las p rim e ras luces
d e la a u ro ra , el cuerpo de su h ijo d esm a­
yado en el suelo, con la c arn e y la s ro ­
pas em papadas de sa n g re y la cabeza en­
v u e lta en u n tra p a jo .
(Continuará.)
(V iene de la p ág in a 4.)
burguesa. Porque resulta — según dijo
Ridruejo — que « los vencidos engendran
vencidos y no sólo los engendran sino
que los anexionan ». Mientras que la m a­
sa de los descontentos se amplía cada vez
m ás, el régim en poco a poco asfixiado en
su s congeladas estructuras, tiene que se­
guir peleando, puesto que no supo con­
quistar la paz.
Esta realidad, por muy alentadora que
sea, no debe infundirnos un optimismo
injustificado que resultaría tan peligroso
como el pesim ism o de antaño. Pues no
cabe esperar que la dictadura desfallezca
pronta y espontáneamente sin interven­
ción de nadie. Por muy débil que se halle
y por incapaz que sea de resistir el m e­
nor empujón, puede durar aún mucho
tiempo si la oposición no le empuja. Su
debilidad y su s excesos deben animar a
los oposicionistas de todos los m atices a
la lucha libertadora.
v v w v w v v
P a ra
A ^V W W V
EL SOCIALISTA ESPAÑOL
Francos
S um a a n t e r i o r .................................. 1.011.633
1.200
Angel Díaz, A r g e l ............................
1.800
J u a n M artínez, id ...............................
3.000
Angel Ros, id .........................................
1.800
Alfonso M oreno, id .............................
560
Sección de A r g e l ...............................
500
M anuel R am os, Villeneuve . . ..
1.500
L epgardio Pérez, A r r a s ...................
500
Silverio López, La C ourneuve ..
1.500
José González, P a r í s ......................
2.000
C rescencio Z urdo, Cazeres .. ..
1.000
B enito Gómez, T o u lo u s e ...............
250
A ntonio D om ínguez, P a r í s ..............
2.000
José Ruiz, P a r í s ................................
2.500
V. M ontarelo, C hateauroux .. ..
1.000
M. M artos, N i m e s ...........................
1.000
J. Leixas, B r e s t .................................
2.000
C asim iro C errato, C ransac .. ..
10.000
S o lid arid a d Soc. In te r ....................
300
José M ata, C a r m a u x ......................
1.000
A ntonio A drián, F l e u r i e u ..............
600
Luis H e rrero , C a s a b la n c a ..............
1.000
F. R ocha, T o u lo u s e ..........................
500
R. G arcía, C o n c h e s ..........................
500
E ugenio Vizcaíno, Toulouse .. . .
200
L. M arquez, P a m ie rs ......................
6557
C írculo Ja im e V era, Méjico .. ..
1.000
A ntonio G utiérrez, C astres .. ..
500
José M aría L ázaro, Angoulem e ..
1.000
M arcos González, P ie rrefitte .. . .
700
F. V illena, B o r d e a u x ......................
700
F. S ierra, id ..........................................
500
P ascu al F ernández, id .......................
500
E . R odríguez, id ..................................
500
Ism a el V alero, id ...............................
600
M arión B aldán, id ..............................
2.000
Sección de B ajos Pirineos .. ..
1.000
M. M. Annecy ( H . S . ) .....................
1.000
M ariano M uñoz, B e z i e r s ...............
500
U na so cialista m a d r i l e ñ a ..............
1.000
F e m an d o M uñoz, C a s t r e s ..............
José S argas, A r g e l ...........................
F ern an d o M artínez, Surville . . . .
1.069.150
T otal
^
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EL SOCIALISTA ESPAÑOL
52, Av. Paul-Langevin
FONTENAY-AUX-ROSES
( Sein g)
C.C. Postal Paris : 12862-83
PRECIO DE VENTA : 20 FRANCOS
Directeur-Gérant : JORGE MORENO.
Société P arisien n e d ’Im pressions,
4, ru e Saulnier, P a ris 9*
V -
PRO Y CONTRA
EL BURLADOR
ODAVIA no han podido olvidarse las
declaraciones publicadas por el dia­
rio parisiense « El Figaro » en las
que Franco afirmaba con el m ayor desca­
ro que en España a nadie se persiguió por
su s ideas políticas y que todos los que
fueron condenados a raiz de la guerra
civil eran autores de delitos com unes.
E stas inesperadas declaraciones se pu­
blicaron hace apenas tres m eses ; y ya
— sin hablar de los casos desconocidos —
les opusieron dos veces un rotundo men­
tís las realidades de los penales y de los
juzgados del régim en.
Sabido es que la primera rectificación
procedió de dos condenados a cadena per­
petua que extinguen su pena en el penal
de Burgos — la prisión donde hace pocos
m eses m urió Comorera —. Los dos dete­
nidos, el m ilitante de la UGT m adrileña
Eduardo V illegas Vega y el valenciano
Enrique Marco Nadal, significado en la
CNT, dirigieron al « Caudillo » dos cartas
conm ovedoras en las que le instaban a
que rectificara las calum niosas declara­
ciones que « hirieron en lo m ás hondo
su dignidad de hombres y españoles ».
Afirman ambos solicitantes que habien­
do sid o juzgados y condenados por el
consejo de guerra de Ocaña, jam ás, ni si­
quiera durante el desarrollo del consejo
de guerra, ni antes ni después, les acusó
nadie de « acto nefando alguno ».
Sabido es que después de autorizar a
Marco y Villegas para que manden sus
instancias al « Caudillo », el director del
penal de Burgos consideró más discreto
colocarles en el calabozo en situación de
incom unicados. Lo cual no im pidió que
los dirigentes ugetistas en el exilio se en­
teraran de lo sucedido y avisaran a la
Confederación Internacional de las Orga­
nizaciones Sindicales Libres que cursó In­
m ediatam ente un inform e a la Oficina
Internacional del Trabajo y a la sede es­
tadounidense de las N aciones Unidas.
Las causas de V illegas y Marco vistas
y falladas en consejo de guerra en Ocaña
en enero de 1948 y febrero de 1949 llevan
respectivam ente los núm eros 136.011 y
140.679. V illegas había sido condenado ya
una primera vez en Madrid. Y entonces
su causa llevaba el núm ero 144.205. E stas
cifras aterradoras no deben sorprender­
nos, pues confirm an im plícitam ente los
datos publicados por el Anuario Estadís­
tico de España. Él 31 de diciembre de
1940, por ejem plo, a los once m eses de la
primera vista de causa de V illegas, la po­
blación penal de España alcanzaba — se­
gún confiesa el m encionado anuario — la
abrum adora cifra de 271.000 detenidos.
Transcurrieron 18 años, y V illegas y
m uchos otros españoles siguen detenidos.
V illegas tiene hoy 59 anos. Lo cual signi­
fica que apenas había cumplido 40 años al
ingresar por Ijj primera vez en las cárce­
les del régim en, donde ya vivió, si eso
puede llam arse vivir, aproxim adam ente la
tercera parte de su vida. Ya no hay go­
bierno o am nistía próxima o lejana que
le devuelva su juventud robada.
**
T
El segundo m entís opuesto a las desca­
radas m entiras de Franco procede de las
propias autoridades del régimen. Es un
auto de proceso expedido y firm ado con
fecha 17 de julio pasado por el « juez es­
pecial de propaganda ilegal del territorio
nacional ». Los ocho acusados pertenecen
a la Agrupación Socialista Universitaria.
Cinco de ellos — Fernando Santos, G.
Tortellà Casares, Pedro Ramón Moliner,
José R am ón Marra López y Carlos de
Zayas — han sido detenidos respectiva­
m ente a últim os de mayo y a primeros
de jun io a raiz de la visita de los dele­
gados de la organización estudiantil inter­
nacional — COSEC —. La visita había
sid o organizada a petición del sindicato
estudiantil falangista — el SEU — que
acababa de solicitar su adm isión en la
DEL PARDO
por Elena de la Souchère
o rganización in te rn ac io n al. P ero los dos
delegados que in te g rab a n la com isión, el
chileno B a rro s y el suizo R itte r, fu ero n
expulsados a los pocos d ías de lle g a r a
M ad rid . D u ra n te su b revísim a e sta n c ia en
E sp a ñ a h a n sido som etidos a u n a discre­
ta vigilancia policíaca. De tal m odo que
al p re se n ta rse en el h o te l donde se h a ­
b ían hospedado, u n am igo e stu d ia n te fué
detenido en condiciones escandalosas. P ri­
m e ra detención que luego p e rm itió a la
policía de lo calizar o tro s e stu d ia n te s re ­
su ltan d o d etenidos cinco de ellos. Dos
o tro s, el e stu d ia n te de ciencias económ i­
cas F rancisco B u stelo y e l ingeniero de
m in a s Ju a n M anuel K in d e la n consiguie­
ro n c ru z a r la fro n te ra pirenaica.
E l últim o de los acu sad o s cuyo no m ­
bre fig u ra e n el auto del ju ez especial
es el S e c retario de E m b a ja d a V icente
G irbau. Juzgado u n a p rim e ra vez en 1956
a ra iz de los d istu rb io s de la u n iv ersid a d
m a d rile ñ a , lleva ya u n año en el exilio.
E stu d ia n te s , técnicos o fu ncionarios,
todos los a cu sad o s fo rm an p a rte de la
clase acom odada. A lgunos p ertenecen a
fa m ilia s sig n ific a d as e n los p a rtid o s de­
re ch istas. J u a n M anuel K in d e la n es el
so b rin o del antig u o c o m a n d an te de la
aviación fra n q u is ta d u ra n te la g u e rra ci­
vil. Y sabido es que el fu n d a d o r y actu al
d irig e n te d e la ASU en el exilio es el jo ­
ven m ate m á tic o M iguel S ánchez M azas,
h ijo del conocido novelista y ex-m inistro
de F ranco, R afael S ánchez M azas, p rim e r
discípulo de Jo sé A ntonio y posesor de la
ta rje ta n ú m ero 2 de F alange. (P u esto que
la p rim e ra c o rre sp o n d ía al propio José
A ntonio).
E n tre los acusados, el que tiene m ás
ed ad es V icente G irbau, de 32 años. Te­
n ía e scasam en te 13 años al fin aliza r la
g u e rra civil. C laro e stá que estos jóvenes
no pud iero n te n e r la m en o r a ctiv id ad d u ­
ra n te la con tien d a. Y a n ad ie se le ocu­
rrió la id ea de a cu sa rle s de delitos com u­
nes o actos de te rro rism o . Los m otivos
de las detenciones q uedan m uy bien defi­
n id o s e n el a u to del juez especial y m e­
recen u n detenido e studio. Se les acusa
de « fo rm a r p a rte activa de la A grupación
S ocialista U n iversitaria» y de fig u ra r e n tre
los c o lab o rad o res de « U nión » el boletín
d e la U nión D em ocrática de E stu d ia n tes,
e n el que « se publican n o tic ias y frases
en el sen tid o de d e sa c re d ita r el actu al
régim en español ». D espués de acu sarles
de « h a b er d etenido con tacto s con elem en­
tos exilados » el a u to de proceso n otó que
la policía d escubrió en su s respectivos
dom icilios « folletos y libros de ten d en ­
cia socialista e izq u ie rd ista ». H echos que
según el Código Penal vigente re visten
los c a ra c te re s de « delitos de pro p ag an ­
d a ilegal ». Los a cu sad o s que se encuen­
tra n en E sp a ñ a y a quienes se exige u n a
fian za de cien m il p esetas p o r persona,
h a n sido p uestos a disposición del « ju z ­
gado m ilita r especial de activ id ad es sub­
v ersiv as » con a rre g lo al decreto del 25
de noviem bre de 1957.
A los diez y nueve añ o s de fin aliza r la
g u e rra civil, el régim en, que m an tien e
a ú n en la cárcel a vario s m iles de venci­
dos, se ve en el tran c e de te n e r que dic­
ta r n u ev as m ed id as e x tra o rd in a ria s con
a rre g lo a las cu ales puede c ita r a los h i­
jo s de los vencedores an te el consejo de
g u e rra p o r el solo hecho de h ab er expre­
sa d o fra n c a y a b ie rta m en te s u c rite rio
sobre los tem a s can d e n te s de la re alid a d
española.
Al a c o rd a r m ed id as ta n rig u ro sas, la
d ic ta d u ra confiesa su s tem o res y su debi­
lid ad . Un rég im en que a los veinte años
de g a n a r u n a g u e rra civil se m u e s tra in­
capaz de a g u a n ta r la m ás leve c rítica y
tiene que so ste n e r la victo ria con su peso
coercitivo, evidencia de e sta fo rm a su
frac a so político. P ues la co n tien d a m ilita r
no fué sin o el prólogo de u n a contienda
política de m ay o r trasce n d en c ia. P a ra ga­
n a r e sta seg u n d a b a ta lla y re co b ra r la fa ­
cu lta d de evolucionar — pues sin evolu­
ción no hay vid a — el régim en te n ía que
h a b er restablecido el diálogo con el obje­
to de a m p liar su base política y volver
p a u la tin a m e n te a la n o rm alid ad . D espués
de vencer ten ía que convencer. N o supo
o, a m e jo r decir, no pudo g a n a r la b a ta ­
lla política. No conquistó la confianza de
la m asa po p u lar y va perdiendo c ad a vez
m ás el apoyo de la nueva generación
(P a sa a la página 3.)
LAS PRUEBAS ATOMICAS
confiarse esta v e z en
la abolición de las arm as
atóm ica s ? L a decisión de los
E sta d o s Unidos y de Gran B reta ñ a
de suspender en principio los ensa­
yo s nucleares, a cu ya decisión y a se
anticipó M oscú, y el hecho de que en
la C onferencia de científicos a tó m i­
cos reunida en Ginebra se haya en­
contrado el m étodo de d etec ta r las
explosiones nucleares, contribuyen
sin duda a abrigar cierta s esperan
zas. Sin em bargo, m ien tra s no se
paralice d efin itiva m en te la fabrica­
ción de a rm a m en to s atóm icos y se
d estru y a n las reserva s acum uladas,
y m ien tra s no dejen de construirse
proyectiles in tercontinentales los pe
ligros de una destrucción m asiva se­
guirán latentes.
Para que las esperanzas p a cifista s
de los pueblos no sean defraudadas,
habrá que ir m ás allá de las inicia
tin a s actuales, e s decir, a la supre­
sión de las a rm a s nucleares y a un
desarm e general, cosas que nunca se
han in tentado seriam ente, porque car­
da v e z que se ha hablado de ello ha
sido m irando sólo hacia el adversa­
rio ; a si hem os visto pasar de un
cam po a o tro toda u n a serie de pro­
y ecto s con fin e s m á s bien de propa­
ganda. Cuando los rusos han consi
derado que las a rm a s a su servicio
habían llegado a u n punto de perfec­
ción proponen suspender los ensayos
atóm icos, lo que n a tu ra lm en te no
aceptan los am ericanos hasta encon­
trarse en la m ism a situación. Sólo
una v e z establecido el supuesto equi­
librio, y no antes, la negociación y,
h a sta u n acuerdo tranquilizador, pa­
recen posibles porque es un m utuo
rem or el fa c to r decisivo que puede
im ponerlos.
Un acuerdo a n tiatóm ico , para te­
n er eficacia, no debe lim itarse a de­
term in a d a s potencias. Porque ¿ de
qué serviría que soviéticos y norte­
am ericanos establecieran un com ­
prom iso si las pruebas y los prepa­
ra tivo s atóm ico s se prosiguieran en
otros países m ás o m enos ligados a
las g ra n d es potencias f Pero, ade­
m ás, todos los peligros subsistirán
m ien tra s se considere la fu e rza m i­
lita r com o in stru m en to de dom ina­
ción y se quiera m a n ten er u n a s u ­
perioridad provocante en el dom inio
m ilitar. Con la acum ulación de a r­
m a m e n to s es la guerra y no la paz
lo que se prepara.
M as no d esestim em o s este paso
adelante en el cam ino del a p acigua­
m ien to de los esp íritu s y de las ten ­
siones que inquietan a l m undo. Y
aunque la sim ple suspensión de los
exp erim en to s atóm ico s no nos prote­
ja de m a y o res peligros saludém osla
com o u n buen presagio.
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M ANCERA.
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