DECLARACIÓN CONJUNTA DE PRINCIPIOS CES / AFL-CIO EL TTIP DEBE SERVIR PARA LA GENTE, O NO SERVIRÁ PARA NADA EN ABSOLUTO Animamos encarecidamente a los Estados Unidos y a la Unión Europea a abordar el Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés) de manera que sitúe la prosperidad compartida y el desarrollo social y económico sostenible en el centro del acuerdo. El TTIP debería negociarse en el interés público y no en interés de los inversores privados. Al igual que en todas las demás relaciones económicas, las reglas del TTIP tendrán su importancia. Sus reglas marcarán la diferencia entre un New Deal TransAtlántico, que prevé un papel importante para la toma de decisiones de carácter democrático, y una hegemonía corporativa Trans-Atlántica, que privatice las ganancias del comercio mientras socializa las pérdidas. El aumento del comercio entre los Estados Unidos y la Unión Europea sólo puede ayudar a crear un aumento del empleo de calidad con prosperidad compartida a ambos lados del Atlántico si el proyecto se aborda y se concluye de una manera abierta, democrática y participativa y con estos objetivos en mente. La Federación Americana del Trabajo-Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO) y la Confederación Europea de Sindicatos (CES) exigen un compromiso por parte de la Unión Europea y de los Estados Unidos para lograr un acuerdo de "estándar de oro", que mejore las condiciones de vida y de trabajo a ambos lados del Atlántico y proteja contra cualquier intento de utilizar el acuerdo para reducir los estándares o atentar contra la toma de decisiones democrática. El riesgo del modelo actual de acuerdos de comercio y de integración económica respecto a la toma de decisiones democrática no puede subestimarse. Los Estados Unidos ya han perdido desafíos estado-a-estado en sus políticas anti-tabaco, etiquetado de carne, etiquetado de atún e, incluso ahora, las multinacionales europeas están utilizando el sistema inversor-a-Estado para impugnar las decisiones de eliminar gradualmente la energía nuclear y de elevar los salarios mínimos. En pocas palabras, estas políticas son parte de la responsabilidad más básica de un gobierno de promover el bienestar general de su pueblo. Las normas comerciales y de inversión, que no sólo permiten sino que promueven tales desafíos, socavan el apoyo al comercio mientras reducen la capacidad de los gobiernos para ser más sensibles a sus públicos de lo que lo son hacia las adineradas corporaciones. Esto no es accidental. Las corporaciones globales han querido desde hace mucho tiempo "superar la soberanía regulatoria"1 y las normas comerciales actuales han dado pasos en esa dirección. Por esta razón las reglas TTIP son críticas: ¿sustituirán la hegemonía corporativa con normas comerciales que promuevan la dignidad humana y los ideales democráticos mientras promueven la eficiencia económica y el crecimiento económico inclusivo? ¿O consagrarán las normas comerciales que han promovido una competencia a la baja en salarios, derechos y protecciones regulatorias?2 Imaginamos un acuerdo centrado en las personas y el planeta que respete la democracia, garantice la soberanía del Estado, proteja los derechos fundamentales del trabajo, económicos, sociales y culturales, y aborde el cambio climático y otros retos ambientales. En la deliberación de todas y cada una de las normas, las partes deben preguntarse a sí mismas: ¿cómo contribuirá esta decisión a crear puestos de trabajo, a promover el trabajo decente, a mejorar la protección social, a proteger la salud pública, a aumentar los salarios, a mejorar los niveles de vida, a garantizar una gestión adecuada del medio ambiente y a 1 Ver, por ej. “Trade on the Forefront: US Chamber President Chats with USTR”, FreeEnterprise.com, July 30, 2013, disponible en http://www.freeenterprise.com/international/trade-forefront-uschamber-president-chats-ustr y “NAFTA Origins: The Architects of Free Trade really did want a Corporate World Government”, Matt Stoller, PopularResistance.org, disponible en http://www.popularresistance.org/nafta-origins-the-architects-of-freetrade-really-did-want-a-corporate-world-government/. Para más información sobre los efectos devastadores de las normas del comercio impulsadas por las empresas, ver el informe de AFL-CIO “Nafta at 20”, disponible en: www.aflcio.org/NAFTAat20. 2 consagrar el crecimiento sostenible e inclusivo? Si los negociadores no persiguen estos objetivos, las negociaciones deberían suspenderse. Las reglas sobre la protección de los trabajadores no deberían considerarse de ninguna manera como barreras comerciales. El TTIP no debería socavar las disposiciones para la protección de los trabajadores establecidas en las leyes, los reglamentos o los acuerdos colectivos, ni los derechos sindicales colectivos como la libertad de asociación, el derecho a la negociación colectiva y el derecho de huelga. El TTIP debería garantizar que todas las partes adoptan, mantienen y aplican los ocho Convenios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo para todos los trabajadores, así como la Agenda de Trabajo Decente y que estos estándares mínimos se utilizan como punto de partida para las mejoras regulares que están integradas en la arquitectura del acuerdo. En otras palabras, el TTIP no sólo debe elevar el nivel de aquellos cuyos estándares actualmente no están a la altura, debería crear un sistema de mejora continua. Esto debe incluir promover la democracia en el lugar de trabajo. Sólo cuando los trabajadores son libres para organizarse, asociarse y reunirse pacíficamente, negociar colectivamente con sus empleadores y hacer huelga cuando sea necesario pueden ofrecer un equilibrio para la influencia económica y política de las corporaciones globales. Además, los trabajadores a través de sus sindicatos deben tener derecho a la plena divulgación de información sobre la situación financiera y los activos de la compañía que los emplea. Los Estados Unidos y la Unión Europea deberían estudiar la adopción de mecanismos transatlánticos en línea con los instrumentos de la UE para ofrecer información, consulta y participación de los trabajadores en las empresas transnacionales; una mayor protección para la seguridad y salud en el trabajo; y los requisitos para garantizar que los trabajadores "temporales" (al igual que aquellos empleados por las empresas de personal de terceros) reciben igual trato en materia de remuneración, horas extraordinarias, pausas, períodos de descanso, trabajo nocturno, vacaciones y similares. Un acuerdo comercial entre los Estados Unidos y Europa representa una oportunidad para ir más allá del enfoque de "mínimo común denominador" de los derechos laborales y crear normas comerciales centradas verdaderamente en las personas. Sin estos contrapesos, las corporaciones globales seguirán la práctica insostenible de recoger la mayoría de los beneficios del comercio mientras comparten lo menos posible con los trabajadores cuyo trabajo produce los beneficios. El TTIP debe estar alineado con - y nunca trabajar con propósitos cruzados – los acuerdos internacionales para proteger el medio ambiente, incluidos los compromisos para frenar el cambio climático catastrófico. Como parte de sus reglas, el TTIP debe promover un equilibrio sostenible entre la actividad humana y el planeta. Las reglas no deben inmiscuirse o diluir los derechos y los esfuerzos nacionales y subnacionales para definir y hacer cumplir las normas, las medidas y las políticas medioambientales que se consideren necesarias para cumplir con las obligaciones hacia los ciudadanos, la comunidad internacional y las generaciones futuras. Las reglas deben respetar el derecho de las partes de prohibir a las empresas obtener ganancias a través de la extracción depredadora, la utilización insostenible de los recursos, y el "dumping" de los contaminantes y los desechos. El TTIP debe tener en su núcleo compromisos y modos de resolución de conflictos estado-a-estado; debe rechazar todas las disposiciones que permiten a las corporaciones, los bancos, los fondos de alto riesgo (hedge funds) y otros inversores privados eludir los procesos legislativos, reglamentarios y judiciales normales, incluyendo la solución de controversias entre inversores y Estados (ISDS). Los compromisos y los mecanismos de aplicación estado-a-estado refuerzan la idea de que el acuerdo es entre naciones soberanas en beneficio de sus ciudadanos. También reconocen el derecho de los diferentes estados a tomar decisiones diferentes sobre cómo promover mejor el bienestar general. Una reliquia de la desacreditada era del fundamentalismo de mercado, el ISDS es utilizado por los actores privados para limitar las opciones de las sociedades democráticas sobre la mejor manera de proteger el interés público. Otorga al deber del gobierno de asegurar el bienestar general el mismo estatus que el interés privado en el beneficio – socavando la confianza pública y colocando a los gobiernos en la posición de tener que pagar un rescate para proteger el interés público. En realidad, los inversores deben asumir responsabilidades en lugar de simplemente reivindicar derechos. Es imperativo que el respeto por instrumentos como las Líneas directrices de la OCDE para las Empresas Multinacionales se integre plenamente en el TTIP. También pedimos que los Puntos Nacionales de Contacto sean adecuadamente preparados, dotados de personal y financiados para que cumplan con los más altos estándares y que coordinen mejor su trabajo. 2 El TTIP debe incluir normas que preserven el lugar de los sistemas políticos, legales y judiciales nacionales, incluyendo la negociación colectiva. El TTIP no debe crear sistemas privados de justicia que reemplacen o anulen la toma de decisiones a nivel nacional o a nivel europeo. Las funciones ejecutiva, legislativa y judicial deben mantenerse y no deben estar al servicio de ningún consejo regulador supranacional que esté al margen del control democrático. Puesto que el TTIP expande mercados y promueve el acceso y la competencia en las industrias jóvenes y emergentes, los consumidores y los trabajadores pueden beneficiarse de mayor inversión y comercio, siempre que el papel del Estado en la consolidación de la innovación, el desarrollo económico y la transformación tecnológica - en lo que respecta al sector privado - no se menoscabe aún más. Esto significa que las reglas TTIP deben promover normas sobre privacidad, protección a los consumidores, sostenibilidad medioambiental y defensa de la competencia. Las elecciones nacionales y locales sobre la prestación de servicios públicos no deben ser restringidas o dirigidas, ni ponerse en peligro la estabilidad del sistema financiero. Esto significa que el TTIP nunca debe establecer una "congelación" de la normativa que impida que los gobiernos se conviertan en laboratorios de democracia, innovación y desarrollo económico sostenible; el TTIP tampoco debería aumentar la capacidad de las empresas globales para frustrar la implementación de opciones razonables sobre cómo mantener servicios públicos sostenibles o sobre la protección del medio ambiente. Además, el TTIP debería respetar las estructuras de gobernanza internacional existentes para el transporte aéreo internacional, los derechos de tráfico aéreo y los servicios relacionados mediante la exclusión de dichos servicios de la cobertura del TTIP. La crisis financiera y las consiguientes políticas de austeridad han puesto el derecho a la asistencia sanitaria universal, asequible y de calidad para todos los ciudadanos europeos en situación de riesgo. El TTIP no puede convertirse en una herramienta que contribuya aún más a esta espiral descendente de reducción de las normas de atención médica. La apertura del sector de la salud muy probablemente empujará los precios al alza, empobreciendo aún más a los que han sido más afectados por la crisis. La salud no debe ser tratada como un centro de beneficios para los inversores internacionales. Además, la ambición de crear un mercado de contratación pública transatlántica podría socavar los pilares fundamentales de las sociedades, en beneficio de las corporaciones globales que hacen caso omiso de los derechos de los trabajadores y de la prestación de un servicio de calidad a expensas de los proveedores de servicios locales que tienen sus raíces en, y responden a, las comunidades locales. Los gobiernos deben mantener el derecho a adoptar políticas de contratación que pretendan aliviar a los desempleados, promover la responsabilidad medioambiental, hacer frente a las injusticias sociales actuales e históricas, y así satisfacer las necesidades específicas de su localidad, región o nación. Así como el producto más barato no es necesariamente la opción más responsable, las normas de contratación que impiden a los gobiernos hacer frente a las necesidades de la sociedad mediante decisiones de compra no son necesariamente una buena política. Sólo cuando los estadounidenses y los europeos puedan participar significativamente en la creación del TTIP tendrán la confianza de que se está creando para su beneficio, y no como un acuerdo secreto que amplificará la influencia de los agentes empresariales globales y disminuirá la voz del pueblo. Los acuerdos comerciales secretos pueden haber sido adecuados cuando se limitaban a los aranceles y las cuotas, pero dada la amplia franja de temas incluidos en los acuerdos “comerciales” modernos -incluida la atención sanitaria, la propiedad intelectual, el trabajo, el medio ambiente, la tecnología de la información, los servicios financieros, los servicios públicos, la agricultura, la seguridad alimentaria, la defensa de la competencia, la privacidad, las adquisiciones y las cadenas de suministro-, el secreto ya no se puede defender. El lugar adecuado para debatir y llegar a un acuerdo sobre estas cuestiones de política doméstica está en el foro público-si una idea no puede soportar la luz del día, no debe llevarse a cabo. Además de la creación y mantenimiento de empleos de calidad, que apoyen a las familias y dejen a un lado la austeridad, para garantizar el apoyo de los movimientos sindicales europeo y americano, el TTIP debe: • Integrar profundamente a los parlamentos y a los interlocutores sociales en el proceso de negociación y aplicación, así como en el proceso de seguimiento después de que el acuerdo se subscriba. El proceso de supervisión debe centrarse en los impactos sociales y ecológicos y en la aplicación de las normas establecidas en el capítulo de desarrollo sostenible, así como otras partes del acuerdo; también debe incorporar un proceso para 3 políticas de justicia social. Los Estados necesitan espacio político interno para cumplir con los objetivos importantes de política pública, incluidas las políticas del mercado de trabajo, las políticas de consumidores y de seguridad alimentaria, la provisión de bienes públicos (incluyendo salud, educación, transporte, servicios públicos y los sistemas de seguridad social), así como el desarrollo de políticas industriales coherentes. Las reglas que proporcionen intereses lucrativos privados con mayores oportunidades para atacar estas políticas de interés público (oportunidades que no existan en la legislación nacional) reducen los niveles de vida y socavan el apoyo público a las políticas comerciales. El derecho a legislar y regular de manera que se proteja contra los nuevos, pero potencialmente graves riesgos es una forma sensata de proteger a las personas y al planeta, y evita cargar a las generaciones futuras con los costes de las decisiones imprudentes. El derecho a actuar con prudencia - incluso en ausencia del 100 % de certeza científica - debe mantenerse celosamente. recomendar medidas de compensación para los perjudicados por el acuerdo comercial. Deben destinarse más recursos para apoyar a los trabajadores sujetos al cambio estructural. • Garantizar el desarrollo sostenible mediante la exigencia a las partes para que protejan los derechos laborales fundamentales y el medio ambiente y mediante la inclusión del recurso a la resolución de controversias y sanciones comerciales si es necesario. Los derechos laborales deben estar consagrados en el cuerpo del acuerdo, ser aplicables a todos los niveles de gobierno y estar sujetos a la solución de diferencias y de sanciones comerciales equivalentes a otras cuestiones cubiertas por el acuerdo. Las partes deberían comprometerse a la ratificación y a la plena y efectiva aplicación de los ocho Convenios fundamentales de la OIT y de los acuerdos medioambientales internacionales fundamentales. Las disposiciones deberán prever que continúen aumentando las normas laborales y ambientales, orientándose en particular hacia la aplicación por todas las partes de todos los Convenios de la OIT actualizados. Además, el mecanismo de solución de controversias no debe socavar, debilitar o crear conflicto con las interpretaciones actuales de los Convenios y Recomendaciones de la OIT. • Preservar el derecho de legislar y regular en el interés público, incluyendo el uso del Principio de Precaución3, y excluyendo normas que socaven el desarrollo económico nacional, la seguridad nacional, la protección del medio ambiente, la salud y la seguridad en el lugar de trabajo, y las El Principio de Precaución se define como sigue : Cuando las actividades humanas pueden conducir a un daño moralmente inaceptable que es científicamente plausible pero incierto, se adoptarán medidas para evitar o disminuir ese daño. Daño moralmente inaceptable se refiere a dañar a los seres humanos o el medio ambiente es decir: • amenaza para la vida o la salud humana, o • grave y efectivamente irreversible, o • injusto para las generaciones presentes o futuras, o • impuesto sin la debida consideración a los derechos humanos de los afectados. Aunque el Principio de Precaución está consagrado en el artículo 191 del Tratado de Lisboa, se ve amenazado por el objetivo de la negociación comercial con EE.UU. de exigir que todas las regulaciones propuestas "se basen en conocimientos científicos sólidos, análisis de costes y beneficios, evaluación de riesgos, o de otras pruebas objetivas." (ver “Bipartisan Congressional Trade Priorities Act of 2014” (S. 1900), disponible en http://beta.congress.gov/bill/113thcongress/senate-bill/1900/text.) Estos requisitos de las regulaciones no son de hecho una base de regulaciones científicamente apoyadas sino términos políticamente codificados que forman parte de la agenda desreguladora. 3 • Proteger la privacidad de las comunicaciones personales y la información. El TTIP no debe reducir la privacidad ni interferir con los esfuerzos nacionales para asegurar la privacidad de los ciudadanos. Si las leyes nacionales de privacidad no pueden cumplirse para datos ubicados fuera de las fronteras nacionales, el TTIP no debe incluir un requisito para liberalizar los mercados de datos. Y el TTIP no debe: • Incluir un mecanismo de solución de controversias entre inversores y Estados. El ISDS es un derecho legal especial sólo disponible para que los inversores extranjeros presenten demandas de expropiación indirecta y falta de "tratamiento justo y equitativo” en los paneles de arbitraje privados. Dado que los sistemas de justicia deberían ser públicos, democráticos y al alcance de todos en una sociedad en igualdad de condiciones, la existencia misma del ISDS es un anatema para la democracia. Además, en los últimos años el sistema se ha convertido en un "centro de beneficios" para que las corporaciones globales busquen una compensación a cambio del derecho de una nación a dirigir, por ejemplo, sus políticas de energía, lucha contra el tabaquismo, patentes, sanidad, medio ambiente y salario mínimo, a su elección. 4 • Modo 4, el TTIP debería incluir una mención explícita de que se respetarán las disposiciones nacionales laborales, sociales y de acuerdos colectivos en el caso de todos y cada uno de los envíos y desplazamientos temporales de trabajadores. El TTIP debería garantizar que se respeta la aplicación e implementación transfronteriza de las sanciones administrativas y criminales en los casos de violación de la legislación laboral y fraude social. Impedir o frenar leyes o regulaciones de los servicios financieros u obstaculizar los intentos de protección contra los riesgos financieros sistémicos. El TTIP debe preservar la capacidad para reaccionar a las crisis económicas. Se debe impedir que reductos de los procedimientos de resolución bancaria ordenada utilicen el mecanismo de solución de controversias entre inversores y Estado para socavar esos procedimientos. • Poner en peligro la provisión de servicios públicos básicos. La AFL-CIO y la CES piden la exclusión de los servicios públicos de las negociaciones. Los negociadores deben cumplir las solicitudes de retirar los servicios públicos, incluyendo la educación, la sanidad y los servicios sociales, el abastecimiento de agua, los servicios postales y el transporte público del ámbito del acuerdo. Debe adoptarse un enfoque de lista positiva para evitar la apertura de la liberalización a servicios no listados explícitamente. • Socavar de ninguna manera el acceso a medicinas, aparatos médicos o procedimientos quirúrgicos costeables, ya sea mediante protecciones excesivas sobre patentes o mediante las llamadas disposiciones “de transparencia” que ofrecen a los fabricantes de medicamentos y aparatos oportunidades añadidas para pedir precios más altos. • Socavar el principio de lugar de trabajo que debe aplicarse desde el principio a todos los trabajadores desplazados. Aunque nos oponemos firmemente a la inclusión de compromisos específicos de visado según el • Interferir en los esfuerzos de reforma de la inmigración. En la medida en que la Unión Europea y los Estados Unidos quieren aumentar los flujos de inmigración o facilitar los flujos existentes, deberían discutir esto fuera del contexto del comercio y en su lugar en un contexto que garantice plenos derechos y protección a todos los inmigrantes documentados o indocumentados - y que mantenga el derecho de los gobiernos nacionales a ajustar límites de visas anuales con arreglo a las condiciones económicas fluctuantes. Los compromisos comerciales que tratan el movimiento transfronterizo de personas y bienes como esencialmente equivalentes son incoherentes con las normas internacionales que garantizan los derechos humanos y los derechos laborales. Un acuerdo que siga estos principios, podría ser finalmente el acuerdo centrado en las personas que están buscando las familias trabajadoras, acosadas por la escasez de puestos de trabajo, salarios estancados, promesas rotas y contratos fallidos. Un acuerdo que reproduzca las políticas de privilegios empresariales del pasado seguirá sin ayudar a los trabajadores y las comunidades y se enfrentará sin duda a una oposición mucho mayor.