el nanyo, la frontera meridional de japón

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87, vol. n, pp, 119-120. El va­
~ Barcelona. Impr. 197/54: 50­
icioltes, Estatutos (Barcelona,
Antoni Brusi i Ferrer (21-04­
lel Duran iBas (06-05-1858).
añía Universal del Canal: BC,
'ltal Maritime de 5uez. AHem­
Itseil... (París, 1865).
Illes Imperis - 10/11
I comercio español en África
EL NANYO, LA FRONTERA MERIDIONAL DE JAPÓN
Guillermo Martínez Taberner
Institut Universitari d'Historia Jaume Vicens Vives
Universitat Pompeu Fabra
La cuestión del avance hacia el Nanyo Wi5$, la región del océano Pacífico situada al sur
del archipiélago japonés, estuvo presente en Japón desde 1870 hasta la Segunda Guerra
Mundial. A lo largo de este período se entremezclaron y sobrepusieron varias teorías que
configuran una-maraña de ideas con un hilo conductor común: la visión de la región del
Nanyo como una zona de vital importancia, no sólo para el desarrollo económico de Ja­
pón sino también para su propia existencia como nación. Alrededor de esta idea se con­
figuró una corriente de pensamiento conocida bajo el epígrafe de nanshin-ron mil~ o
~~teoría del avance hacia el sur».
La principal característica de esta corriente de pensamiento fue la heterogeneidad
de los planteamientos expuestos. Los enfoques propios de la nanshin-ron durante el pe­
ríodo Meiji (1868-1912) no coincidieron con aquellos expuestos en etapas históricas
posteriores. Esta falta de homogeneidad explica, por ejemplo, que el propio concepto de
Nanyo fuese reformulado a lo largo de esos más de setenta años en función de las teorías
expuestas y del contexto histórico. Del mismo modo, en el marco más preciso de la nans­
hin-ron del período Meiji, las propuestas de expansión y enriquecimiento de Japón en el
Nanyo fueron tantas y tan diversas como lo fueron aquellos políticos, periodistas, escri­
tores y militares que pusieron su atención en esta región de los mares del Pacífico. Aho­
ra bien, aunque divergían en cuál debía ser el modelo más apropiado para la penetración
en el Nanyo, todos coincidían en la idea de que dicho avance era comercial y política­
mente necesario para Japón.
Durante las tres últimas décadas del siglo XIX, las posesiones coloniales españolas en
el Pacífico estuvieron en el punto de mira de todos aquellos que participaron en la difu­
sión y aplicación de las ideas de la nanshin-ron. El análisis de la documentación diplo­
mática española muestra que se produjeron diversas manifestaciones del interés japonés
por las islas Marianas, Carolinas y Filipinas.! El estudio de otras fuentes históricas, como
las publicaciones periódicas japonesas, permite conocer quiénes se encontraban en el
1. En el Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores (AMAE) se encuentran los expedientes relativos
a las relaciones políticas con Japón, Sección de Política Exterior, y la información enviada por los represen­
tantes españoles en este país, Sección de Correspondencia General.
Illes Imperis - 10/11
Guillermo Martínez Taberner
187
trasfondo de dichas manifestaciones y que rol otorgaban a las posesiones españolas en el
Pacífico. 2 Pero no se trata solamente de analizar las imágenes de las posesiones españo­
las proyectadas desde la nanshin-ron, sino también mostrar su función política a la hora
de interpelar al gobierno japonés para que financiase expediciones, incrementase el gas­
to militar y estableciese colonias en el exterior. J
Desde el punto de vista historiográfico no hablamos de una cuestión anodina. El aná­
lisis de los intereses japoneses en el Nanyo ayuda a comprender a partir de qué funda­
mentos teóricos y porqué razones se optó por la expansión imperialista. Pero, sobre todo,
aporta información relevante al todavía presente debate historiográfico sobre la cuestión
de cuándo y cómo comenzó el imperialismo japonés. Con el objetivo de contribuir al de­
bate sobre el imperialismo japonés desde las aportaciones que proporciona este enfoque,
el presente apartado analiza el papel que tuvieron las posesiones españolas en el Pacífico
para los miembros de la nanshin-ron del período Meiji, como territorios englobados den­
tro del Nanyo, y la función política de las teorías del «avance hacia el SUD>.
Con dicha finalidad, el artículo se estructura partiendo de una introducción sobre la
nanshin-ron del período Meiji. En segundo lugar, se estudian parte de los artículos com­
pilados de los teóricos más representativos del movimiento en favor del expansionismo
japonés hacia el sur, Suganuma Teifu y Fukumoto Nichinan. Posteriormente, se realiza
una aproximación a la colaboración que existió entre uno de los miembros más destaca­
dos del Ministerio de Marina, Enomoto Takeaki, y la nanshin-ron. En cuarto lugar, se
sintetiza el contenido de las novelas políticas de Suehiro Tetcho, uno de los novelistas ja­
poneses más destacados de finales del siglo XIX, analizando el papel que juegan las islas
Filipinas en sus novelas. La última sección presenta las principales conclusiones del tra­
bajo.
La nanshin-ron del período Meiji
El año 1895 es reconocido por gran parte de la historiografía tradicional como el punto
de partida del imperialismo japonés, con la clara inflexión que suponen el acercamiento
a Inglaterra y la guerra sino-japonesa} Sin embargo, los análisis realizados por parte de
2. Nos referimos a los artículos aparecidos en dos de las principales publicaciones utilizadas para la di­
fusión de las teorías de la nanshin-ron. El periódico Nippon El 1jI;, cuya relación con la Gaceta Oficial del Esta­
do lo hacía identificable con el Ministerio de Exteriores. Y la revista de la «Asociación Geográfica de Tokio»
o Tokyo Chigaku K.yi5Á~ai :iIl:];:tt!l~1í6~. institución -fundada en 1879 y que compila información sobre cuestio­
nes económicas y militares relacionados con las posesiones coloniales españolas.
3. El trabajo de J. Saniel, ¡apan and the Philippines, 1868-1898 (1963), continúa siendo la obra de refe­
rencia a la hora de abordar las relaciones entre Japón y las Filipinas a finales del XIX. Pero es necesario com­
plementarlo con el análisis de las fuentes españolas y reinterpretar sus argumentaciones a la luz de los nuevos
estudios sobre la acción exterior de Japón.
4. La historiografía, tanto japonesa como anglosajona. tradicionalmente ha señalado la Guerra sino-ja­
ponesa (1894-95) y la creación de colonias externas en Taiwán en 1895 como el inicio oficial del imperialismo
nipón. Uno de los trabajos clásicos sobre el imperialismo japonés es la obra de WilIiam G. Beasley, ¡apanase
lmperialism 1894-1945 (987).
188
llles lmperis - 10111
El Nanyo, la frontera meridional de Japón
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llles lmperi.< - 10111
Guillermo Martínez Taberner
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William G. Beasley, Japanase
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I!les Imperis - 10111
'ontera meridional de Japón
la historiografía más actual sobre el imperialismo japonés llevan a cabo una lectura en
clave interna y toman como punto de partida otros posicionamientos que permiten ana­
lizar presupuestos imperialistas por parte de ciertas elites japonesas con anterioridad a
1895.
Recientemente se han publicado nuevos trabajos que matizan y amplían este plan­
teamiento. R. Siddle argumenta que la política japonesa hacia Hokkaido durante los pri­
meros años del período Meiji fue en realidad una «colonización interna» que marcó el
inicio del expansionismo japonés. 5 Asimismo, la política japonesa hacia el continente
asiático en el período inmediatamente anterior a la guerra sino-japonesa ha sido expli­
cada por P. Duus como un ejemplo de «imperialismo informal», tanto para el caso de
China como para el caso de Corea. 6 Otros estudios, como el de R. Eskilden han dado so­
lidez al argumento de que la expedición a Taiwán de 1874 fue un ejemplo explícito del
imperialismo japonés. 7 Finalmente, A. Shimizu no duda en afirmar que la relación delJa­
pón Moderno con Oceanía fue imperialista desde el principio. 8 En el plano teórico, los
nuevos estudios señalan que el imperialismo japonés no fue una consecuencia posterior
a la modernización ~lcanzada en los años 90 del siglo XIX, sino que discurrió de forma
paralela yen continua interrelación con el proceso modernizador del país, al tiempo que
contribuyó a la definición de la identidad nacional.
Además, a las hipótesis de trabajo referentes al imperialismo japonés expresadas por
estos autores y representadas por los casos de Hokkaido, como un ejemplo de coloniza­
ción interna, la expedición a Taiwan, como una expedición colonizadora, y la relación
con Corea, como un ejemplo de «colonización informal», es posible sumar las sucesivas
adquisiciones de las islas Bonin, las islas Ryukyus, las islas Kuri1es y las islas Vulcano rea­
lizadas por Japón con anterioridad a 1895.
Ahora bien, si uno repasa la prolífica literatura existente sobre el imperialismo ja­
ponés posterior a 1895 y lo pone en relación con los ejemplos imperialistas y con las ad­
quisiciones realizadas por Japón es posible llegar a la simplificada y errónea conclusión,
en forma de «teoría conspirativa», que sugeriría que entre las elites japonesas o en el in­
terior de la nación japonesa existió siempre el deseo de apoderarse todas de las islas de
los mares del sur, entre ellas las islas Filipinas. Sin duda, se trata de una hipótesis muy
sugerente pero completamente falsa o como se suele expresar en italiano «e ben trobato
ma non evero».
5. R. Siddle, Race, resistance and the Ainu 01 Japan (1996). Junto a esta obra en el capítulo cuarto de J.
Lie, Multiethnic Japan (2001), se explica cómo el proceso moderno de creación nacional de Japón conllevó la
asimilación de determinadas minorías étnicas mediante la colonización, concluye que la política nacional del
Japón contemporáneo se caracteriza por su «imperialismo multiétnico».
6. Para el caso de Corea, véase P. Duus, The Abacus and the 5word. The Japanese Penetration 01 Korea,
/895-1910 (1995).
7. Siguiendo la hipótesis de que la expedición a Taiwan fue un ejemplo del imperialismo japonés, R. Es­
kilden trata de demostrar la relación existente entre la adquisición de la «civilización accidenta!» y las ideas
imperialistas, R. Eskilden, «Of Civilization and Savages: The Mimetic Imperialism 00 apan's 1874 Expedition
to Taiwam>, The American Historical Review (2002).
8. Bremen y Shimizu, Anthropology and Colonialtsm in Asia and Oceanía (1999).
I!les Imperis - 10111
Guillermo Martínez Taberner
189
La hipótesis de trabajo del presente artículo es que para entender el interés que sus­
citaron en Japón las posesiones españolas en el Pacífico, no sólo las islas Filipinas, es ne­
cesario analizar el movimiento en favor de la nanshin-ron o teoría de la expansión hacia
el sur del período Meiji. Es decir, que el papel de las posesiones españolas en el Pacífico
dentro de las teorías de la nanshin-ron del período Meiji fue clave a la hora de interpelar
al gobierno Meiji para que alentase la penetración de los intereses económicos y políti­
cos en dichos territorios, es decir, a la hora de fomentar las políticas imperialistas japo­
nesas.
Como hemos introducido, la cuestión del avance hacia el Nanyo, la región del Pací­
fico situada al sur del archipiélago japonés, estuvo presente en Japón desde 1870 hasta
la Segunda Guerra Mundial. Alrededor de esta idea se configuró una corriente de pen­
samiento conocida bajo el epígrafe de nanshin-ron o «teoría del avance hacia el sur». La
principal característica de esta corriente de pensamiento fue la heterogeneidad de los
planteamientos expuestos. Los enfoques propios de la nanshin-ron durante el período
Meiji no coincidieron con aquellos expuestos en etapas históricas posteriores, es decir,
no fueron las mismas que por ejemplo las expuestas durante el período Sh6wa. 9 Esta fal­
ta de homogeneidad explica, por ejemplo, que el propio concepto de Nanyo fuese re­
formulado a lo largo de esos más de setenta años en función de las teorías expuestas y del
contexto histórico. Si a comienzos del período Meiji el término hacía referencia a las is­
las del Pacífico Central localizadas en la parte sur-oriental de Japón (concretamente, los
archipiélagos de las islas Marianas, Carolinas, Marshall y Gilbert), en vísperas de la Se­
gunda Guerra Mundial también abarcaba el continente australiano. Igualmente, los pos­
tulados expuestos por quienes apostaban por el «avance hacia el sur» tampoco fueron
homogéneos. Dentro de la nanshin-ron del período Meiji, los posicionamientos diver­
gían tanto en los motivos para el avance como en el método más apropiado para llevar­
lo a cabo: si debía realizarse a través de métodos pacíficos y por motivos exclusivamen­
te económicos, o si a los objetivos finales debía añadirse la adquisición de nuevos
territorios para la defensa y el prestigio del país. Es decir, mientras unos veían exclusi­
vamente el Nanyo como una zona rica en recursos y propicia para ser explotada a través
del comercio, otros añadían la idea de que se trataba de un lugar óptimo para la obten­
ción de nuevos territorios que colaborarían en la defensa, la expansión y el prestigio del
Imperio japonés. Se observa como las teorías eran justificadas en función de los proce­
sos internos que se estaban desarrollando, el proceso de modernización y el proceso de
«nation building».lo
La Restauración Meiji abrió las puertas a una transformación progresiva del orden
económico, político, social e intelectual de Japón. Una transformación dirigida por las
nuevas elites gubernamentales y encaminada, bajo el lema de «un país rico y un ejército
fuerte» o /ukokukyohei lilE 5$~, a convertir Japón en un país económicamente moder­
9. H. Shimizu, «Nanshtn-ron: Its turning point in world war 1», en The Developtng Economtes, n.o 25,
vol. 4, diciembre (1987).
10. E. J. Hobsbawn, Nattons and Nattonalism Stnce 1780 (1990).
190
Illes Imperis - 10111
El Nany8, la frontera meridional de Japón
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Illes Imperis - 10111
Guillermo Martínez Taberne
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Illes Imperls - 10/11
rontera meridional de Japón
no y militarmente potente que pudiese modificar los «tratados desiguales» y defenderse
de las posibles agresiones por parte de las potencias extranjeras. En este contexto, des­
de comienzos de la era Meiji y sobre todo a finales de los años 80, la amenaza exterior
generó un debate político que se extendió desde los círculos oficiales a la sociedad civil.
En el transcurso del mismo, muchas y variadas soluciones fueron esgrimidas para dar
respuesta a dicho problema. No fueron pocos quienes consideraron que lo más oportu­
no era el restablecimiento de la tradición, es decir, limitar el comercio exterior, prohibir
el cristianismo y volver a la política de Sakoku • §I o «aislamiento nacional». Por otro
lado, en consonancia con la nanshin-ron, se encontraban aquellos que abogaban por la
expansión de los intereses comerciales de Japón y, de forma más extrema, aquellos que
defendían la expansión territorial como forma de defensa militar. Ahora bien, aunque
divergían en cuál debía ser el modelo más apropiado para la penetración en el Nanyo,
todos coincidían en la idea de que dicho avance era comercial y políticamente necesario
para Japón. Todos los políticos, periodistas, escritores y militares que participaron en la
elaboración de la nanshin-ron durante el período Meiji abogaron por la penetración de
Japón en la región situada al sur del archipiélago. Los principales expertos en el estudio
de la nanshin-ron han analizado los casos de los máximos exponentes de dichas teorías
durante la fase correspondiente al período Meiji. Nuevas aportaciones han destacado el
papel desarrollado por algunos cargos importantes de la Marina Imperial en la promo­
ción y aplicación de las teorías del «avance hacia el sur». En la siguiente sección analiza­
mos el rol que, desde el punto de vista teórico, algunos miembros de la nanshin-ron otor­
garon a las posesiones españolas del Pacífico.
Los teóricos de la nanshin-ron y las posesiones coloniales españolas
Los argumentos teóricos a favor del «avance hacia el sur» fueron difundidos a través de
publicaciones comerciales periódicas, como el Nippon S 21",11 Y también de las publica­
ciones propias de las sociedades geográficas japonesas de aquella época, como la «Socie­
dad Geográfica de Tokio» o Tokio Chigaku Kyokai *~it!:¡~1j~y Ambas publicacio­
11. Durante las primeras décadas de! período Meiji se instauró un sistema nacional de educación con la
finalidad de crear una población cohesionada, patriótica y alfabetizada. El aumento de la alfabetización per­
mitió la expansión de los medios de comunicación escritos; de hecho, dos de los periódicos más importantes
de! Japón contemporáneo, e! Yomiuri Shimbun ye! Asahi Shimbun fueron fundados en 1874 y 1879 respecti­
vamente. Además, es la fase inicial de la difusión de la cultura política de masas, como demuestra la vincula­
ción entre e! Movimiento por los Derechos de! pueblo y los medios de comunicación escritos. Finalmente,
también es una fase clave en el proceso de creación de la nueva «identidad nacional de Japón», el periódico
Nippon fue un ejemplo paradigmático de ello.
12. El corpus de trabajos y publicaciones realizadas por los investigadores de ésta y otras asociaciones es
un importante, a la vez que complicado, legado de! período Meiji para la historiografía. Desde 1870, tanto
académicos profesionales como amateurs investigaron cuestiones económicas, políticas y sociales de diversas
zonas de Asia, especialmente de aquellas consideradas como la frontera de! Imperio. En Bremen y Shimizu,
Anthropology and Coloniallsm in Asia and Oceanía (1999).
Illes Imperls - 10/11
Guillermo Martínez Taberner
191
nes lideraron entre 1887 y 1895 el número de artículos dedicados a las islas Filipinas y,
además, en ellas colaboraron dos de los máximos representantes de la nanshin-ron: Su­
ganuma Teifu, destacado intelectual de la época,tJ y Fukumoto Nichinan, discípulo del
primero.
Suganuma Teifu nació en 1865 en la prefectura de Nagasaki y se graduó en la Uni­
versidad Imperial de Tokio con una tesis sobre la historia del comercio y las relaciones
exteriores de Japón, con la que consiguió la cátedra de Historia Comercial en la Escue­
la Superior de Comercio de Tokio. [4 Entre sus trabajos más importantes se encuentra la
obra en dos volúmenes titulada «El nuevo sueño de Japón, las aspiraciones en los mares
del sur» o Shin Nihon no tonan no yume. En ella exponía como una necesidad, de cara a
mantener la seguridad nacional ante el expansionismo europeo, que el estado japonés
colaborase con los países vecinos independientes y con las colonias europeas cercanas.
Pero incluso proponía, planteando una de las ideas más reiteradas por la nanshin-ron,
tomar el control de dichos territorios en caso de que fuese necesario puesto que la si­
tuación interior en los territorios circundantes al archipiélago también era determinan­
te de cara a la seguridad nacional de Japón. 15 En el caso concreto de las islas Filipinas, se
argumentaba que si el gobierno español perdía la soberanía sobre las mismas otra po­
tencia extranjera ocuparía su lugar, poniendo como ejemplo los casos de Malasia, Suma­
tra o China. Como solución Suganuma Teifu calculaba que en las Filipinas, con una
fuerza naval de 100 barcos de guerra sería posible expulsar a las tropas españolas. [6
Paralelamente, Suganuma Teifu afirmaba que Japón debía buscar nuevos territorios
en el archipiélago filipino y animaba a aquellos campesinos japoneses dispuestos a emi­
grar a que se desplazasen a estas tierras. 17 Este tipo de propuestas, como la posibilidad
de establecer colonias agrícolas y de poblamiento en el exterior, no pasó desapercibida
ni para aquellos japoneses interesados en iniciar empresas comerciales en el extranjero
ni para el propio gobierno Meiji, como demuestran los acuerdos sobre inmigración con
Corea y Hawai y los proyectos de emigración japonesa hacia América Latina. [M De he­
cho, cuando en 1888 se sugirió por segunda vez la posibilidad de fomentar la emigración
japonesa hacia las islas Filipinas, el gobierno español estaba al corriente del interés del
gobierno japonés por esta clase de proyectos, de la existencia de colonias japonesas en el
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13. [bid., p. 388. En contraposición a períodos posteriores, los miembros de la nanshin-ron del período
Meiji fueron «hombres con un extraordinario intelecto como Shigetaka Shiga, Ukichi Taguchi, Takeaki Eno­
moto, Jugo Sugiera y Teifü Suganuma».
14. Mikami,« The life of Sadakaze Suganuma», en Philtppine Review (1917), pp. 16-21.
15. lriye, Toraji, Meiii nanshin shtka a}j)t\~ll.'!~ o «Estudio histórico del avance hacia el sur durante el
período Meiji» (1943), p. 82.
16. [bid., p. 85.
17. Se analiza Cama Suganuma argumentaba la necesidad de que Japón extendiese su influencia en el sur.
Desde nuestro punto de vista, es reseñable como en el trasfondo de todas sus propuestas se encontraba siem­
pre la cuestión del interés nacional. La idea de la nación japonesa actuaba como leitmotiv de todas las pro­
puestas de expansión. [bid., p. 87.
18. T. Iriye y W. Himel, «History of J apanese Migration to Peru», en The Hispanic American Historical
Review, vol. 31, n." 3, agosto (1950, pp. 437-452.
19. «Adjunto remito con
Japón», «Modelo de contrato,
todos que por analogia puede'
2537 Memoria del encargado
20. Lo que se desprende
posibilidad de regular la emi¡
por los años del 68 al 72», ibi.
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tensivo para estudiar la histor
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22. Teifu Suganuma, «1\
1889, p. 4.
Illes [mperis - 10111
El Nanya, la frontera meridional deJapón
Illes [mperis - 10111
Guillermo Martínez Tabernel
192
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Hispanic American Historical
Illes Imperis - 10/11
frontera meridional deJapón
exterior y de la firma de acuerdos con las autoridades de otros territorios.1 9 Además,
aunque no eran conocidos directamente los planteamientos expuestos por los defenso­
res de la nanshín-ron para interpelar al gobierno en favor de la creación de colonias y de
la emigración hacia estas posesiones, las autoridades españolas sí que tuvieron presente
los anteriores intentos japoneses de expansión territorial a través de procesos de compra
de las islas Marianas. 2o A pesar de las suspicacias que podía levantar el aumento del in­
terés japonés por la región, los informes sobre la posibilidad de fomentar la emigración
japonesa fueron favorables.
La aportación de Suganuma Teifii a la nanshín-ron no se limitó a los escritos teóri­
cos sino que en 1889, con la finalidad de llevar a cabo una tarea investigadora, se des­
plazó a las islas Filipinas. 21 Los resultados de su estancia fueron publicados a lo largo
del mismo año en el periódico Níppon. En estos escritos alude a la existencia de un
fuerte descontento de la población filipina con las autoridades coloniales españolas e
incide en la debilidad del gobierno colonial, poniendo como ejemplo las dificultades
que éste tenía para controlar las islas del sur del archipiélago: «Con la excepción de la
isla de Luzón, la soberanía española en el resto de islas es muy débil. .. en 1886 el go­
bierno de Manila envió una expedición de cuatro barcos de guerra para someter a los
rebeldes de Mindanao ... tras el desembarco de las tropas y la batalla en tierra firme con
alrededor de mil muertos, se ratificó en el verano de 1887 la soberanía del rey de Espa­
ña sobre la isla».22
A pesar de que Suganuma Teifii nunca desistió en sus críticas al gobierno colonial
español, ello no impidió que valorase muy positivamente las posibilidades económicas
de las islas Filipinas. En sus artículos aparecidos en 1889 sobre estas islas expuso como
una necesidad nacional que Japón desarrollase sus propios intereses en Filipinas para
evitar que se continuaran desaprovechando las posibilidades que éstas ofrecían al co­
mercio japonés. En el artículo del 23 de julio de 1889, y tras un repaso a las diferentes
provincias administrativas del gobierno colonial de la Filipinas, apuntaba: «Desde julio
del año 1888 sólo 56 barcos han ido y venido entre Japón y Filipinas. A Filipinas se ha
exportado arroz, carbón y cerillas, por otra parte se ha importado lino, tabaco y azú­
19. «Adjunto remito con los anejos A á E inclusive copia de la «Convención de los Gobiernos de Hawai y
Japón», «Modelo de contrato con los emigrantes» y «Estadística de la Emigración. mortalidad y ahorros» datos
todos que por analogía pueden servir para establecer las bases del proyecto ... », AMAE. Política exterior. Leg.
2537 Memoria del encargado de Negocios en Japón al Ministro de Estado. Tokio 14 de noviembre de 1888.
20. Lo que se desprende de lo expuesto por Encargado de Negocios de España en Tokio al referirse a la
posibilidad de regular la emigración japonesa «a este ensayo se opone el lamentable intento de las Marianas
por los años del 68 al 72», Ibid.
21. « ... no era un hombre de meras teorías. Quería llevar sus ideas a la práctica. Así es que al año si­
guiente presentó la dimisión de su cargo y vino a Manila en Marzo de 1889, donde aplicó su procedimiento in­
tensivo para estudiar la historia del Archipiélago y el estado de cosas existentes en el país. Durante tres meses
de permanencia aquí, adquirió conocimientos útiles acerca del país ... », en Mikami, «The life of Sadakaze Su­
ganuma», en Phillpplne Revlew (1917), p. 17.
22. Teifu Suganuma, «Manira Tsushin», "( '7lmr.i (Correspondencia desde Manila) en Nlppon, 22-08­
1889, p. 4.
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IUes Imperis - 10/11
Guillermo Martínez Taberner
193
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cambio comercial».2J
La importancia de lo que ocurría en los territorios cercanos a Japón para la seguri­
dad nacional, la posibilidad de establecer colonias en el exterior y la potencialidad del
Nanyo a nivel comercial, no pasaron desapercibidas en los círculos políticos yeconómi­
cos de Yokohama y Tokio, donde el interés por la región iba en aumento. Las autorida­
des gubernamentales japonesas tampoco dejaron desatendidas las posibilidades econó­
micas de las islas Filipinas que expusieron hombres como Suganuma Teifu. Desde
finales de los años 80 se enviaron expediciones oficiales a las islas Filipinas, yen el año
1889 se abrió el consulado japonés de Manila. Asimismo, los representantes españoles se
hicieron eco de este interés japonés: «este Gobierno, que empieza a ocuparse con prefe­
rente atención de cuanto se relaciona con su comercio y aparte del negocio de la seda
que indispensablemente ha de hacerse con Europa, considera que para los demás pro­
ductos del país los mercados que más ventajas pueden ofrecer son los de las próximas
posesiones españolas y los de la América española en todo el litoral bañado por el Gran
Océano».24
En el mismo año que Suganuma Teifu y convencido por éste, Fukumoto Nichinan
participó en una expedición al archipiélago filipino cuyos resultados quedaron recogi­
dos en una serie de doce aportaciones para el periódico Nippon bajo el título de «Rela­
tos tras el regreso del extranjero» o Torai roku. Desde el punto de vista económico, am­
plió las ideas promulgadas por su predecesor. Por ejemplo, exponía que la expansión
hacia estas islas debía realizarse a través de la inmigración de japoneses puesto que ello
beneficiaría comercialmente a Japón y, además, podía aligerar ciertos problemas inter­
nos. Ahora bien, sobre todo, se centró en cuestiones vinculadas a la administración del
gobierno colonial de Filipinas, como los casos de ineficiencia y corrupción de los oficia­
les españoles, su falta de atención a los recursos naturales, la apatía del gobierno metro­
politano ante las condiciones de esta colonia o la debilidad de la organización militar es­
pañola en Filipinas. 25 Una evidencia de su interés por estas cuestiones fue la publicación
en 1891 de Nanyo heibei teiyo, una traducción suya de un informe del cónsul francés en
Manila sobre la organización defensiva y militar del gobierno colonial de las islas Fili­
pinas. 26
Fukumoto Nichinan, en general, insistió en dar una imagen de las islas Filipinas ca­
racterizada por el atraso de las mismas, la ineficacia de la administración colonial y la de­
bilidad defensiva española. Es decir, compartió una de las imágenes más generalizadas
=
23. Teifu Suganuma, «Manila Tsushill», "( '7JMW: (Correspondencia desde Manila) en Nippon, 23-07­
1889, p. 1.
24. AMAE, Leg 1633, Memoria de! Encargado de negocios en Japón al Ministro de Estado, 14 de abril
de 1892.
25. Fruto de su segunda visita publicó una serie de artículos en e! Nippon titulados Nanpenkibi-roku.
En ellos trataba los levantamientos que e! gobierno colonial de Filipinas tuvo que suprimir y la debilidad de la
organización militar española, SANIEL (1963) lbid., pp. 94-95.
26. lbid. p. 91.
194
Illes lmperis - 10/11
El Nanyo, la frontera meridional deJapón
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Guillermo Martínez Tabem
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Il!es lmperts - 10/11
frontera meridional de Japón
en el contexto internacional de finales del siglo XIX sobre las posesiones españolas.n Una
imagen que, en el caso de los miembros de la nanshin-ron, sirvió para ofrecer al Gobier­
no japonés una justificación para que éste interviniese, alegando motivos de seguridad
nacional ante el peligro de que las Filipinas cayesen en manos de otra potencia.
En resumen, Suganuma Teifü y Fukumoto Nichinan vieron el Nanyo, yen concreto
las posesiones coloniales españolas, como una región rica en recursos naturales y llena
de posibilidades para el comercio. En segundo lugar, parece que siguiendo teorías neo­
maltusianas, consideraron que era un territorio propicio para aligerar la presión del cre­
cimiento de la población japonesa a través de la emigración. En relación con ello y par­
tiendo del punto de vista del nacionalismo imperialista, vieron el Nanyo como un lugar
donde nuevas comunidades japonesas podrían izar la bandera de Japón para la gloria na­
cional. En cuarto lugar, informaron sobre las posibilidades que las posesiones españolas
en el Pacífico ofrecían para la adquisición de territorios. Finalmente, escribieron sobre
la debilidad de la fuerza militar de la colonia española y como esto podía afectar a la se­
guridad nacional de Japón. Todo ello configuró una visión general del Nanyo que fue
compartida por algunos altos cargos del Kaigunsho o Ministerio de Marina.
La Marina japonesa y la aplicación tangible de las teorías de la nanshin-ron
La oligarquía dirigente del período Meiji entendió que para convertir el país en un esta­
do moderno, situado al mismo nivel que el resto de potencias extranjeras, era necesario
adoptar la tecnología extranjera, incentivar el proceso de industrialización y mantener
una «política de prestigio». La creación de una Marina japonesa aglutinaba los tres pro­
cesos y pronto se convirtió en uno de los objetivos delJapón Meiji. Aunque la marina de
guerra japonesa adquirió un elevado estatus tras la guerra sino-japonesa, con anteriori­
dad ya poseía una flota moderna y eficiente que llamó la atención de los miembros de la
marina española que visitaron Japón: «La Marina es algo ya importante, y compuesta en
su mayor parte de buques modernos ... Tanto el Ejército como la Marina, van creciendo
en importancia de día en día, y las buenas bases de su organización nos inducen a creer
que no pasarán muchos años sin que el imperio de Japón adquiera una importancia mi­
litar considerable, que podrá afectar a España, teniendo en cuenta la proximidad del ar­
chipiélago filipino».2s
De hecho, durante los años 80 y sobre todo 90 el incremento de los presupuestos
de la Marina, el aumento del número de sus navíos de guerra, así como la presencia ja­
ponesa en los mares del Pacífico, levantaron resquemores sobre las intenciones japone­
sas. Prueba de ello son los informes y la correspondencia de los representantes españo­
les en el Pacífico. Pero no se trataba tan sólo de una cuestión presupuestaria. Partiendo
27. M.' D. Elizalde, «Japón y el sistema colonial de España en el Pacífico», AEEP (1995).
28. Carranza, «Viaje de la Corbeta Doña Maria de Malina en Revista General de Marina», tomo VIII,
1881, p. 890.
Illes lmperts - 10/11
Guillermo Martínez Taberner
195
de la realidad que sólo la Marina podía proteger los intereses japoneses en el Pacífico,
ciertos oficiales formularon una doctrina estratégica que presentaba la expansión hacia
el norte de Japón, conocida como kokushin, como un mecanismo de seguridad nacio­
nal. Los mismos fundamentos de esta doctrina se utilizaron para justificar el «avance
hacia el sur». Algunos de los miembros más destacados del Ministerio de Marina mani­
festaron que consideraban de gran interés para el país que Japón colaborase en el desa­
rrollo de esta región a través del asentamiento de comunidades japonesas o, al menos,
vinculándola a la economía japonesa. 29 La adquisición de posesiones en el exterior, al
igual que la construcción de un ejército y una marina de guerra, era vista como una ne­
cesidad.
En los primeros años tras la Restauración Meiji, eran muy pocos los japoneses que
poseían alguna información sobre las islas del Pacífico agrupadas bajo el epígrafe de
Nanyo. Fue precisamente la Marina japonesa la encargada de llevar a cabo operaciones
que expandieran el conocimiento que se tenía sobre las islas de los mares del sur. En los
primeros años del período Meiji, el Estado solicitó a la Marina que realizase operaciones
que aportaran un mayor conocimiento sobre los mares del sur. Con ese objetivo en 1875
comenzaron una serie de travesías de entrenamiento para cadetes en el Nanyo, que con­
tinuaron durante los años 80 y 90. Pero estas travesías se convirtieron en algo más que
meras prácticas militares. Acompañando a los miembros de la tripulación iban como in­
vitados periodistas y escritores, quienes dieron una mayor relevancia a dichas travesías
al publicar sus experiencias y opiniones en ciertos medios de comunicación. Se trata de
una primera forma de colaboración de la Marina con algunos de los periodistas que de­
fendían la teoría del «avance hacia el sur».
La relación de algunos cargos de la Marina con la nanshin-ron no se limitó exclusiva­
mente a dicha colaboración, sino que éstos actuaron como lobby político a favor de las
teorías de la nanshin-ron Ciertos líderes de la Marina interpelaron desde fuera y desde
dentro del gobierno para que éste tomase medidas en favor de la penetración de los inte­
reses japoneses en el Nanyo. Entre ellos encontramos a Enomoto Takeaki, quien desde di­
ferentes ministerios fue especialmente activo en la promoción del expansionismo japo­
nés. 3o Por ejemplo, Enomoto incentivó directamente el asentamiento de comunidades
japonesas tanto en las posesiones españolas como en América Latina: «El Sr. Vicealmi­
rante Vizconde Enomoto que no deja su trabajo a favor de la emigración de los japoneses
tiene la intención de comprar 60.000 cho (unos 6.660.000 metro cuadrados) de terreno
en Méjico a su cuenta y riesgo para establecer colonias agrícolas en el caso de que el Go­
bierno Imperial no tome la iniciativa para promover la emigración para aquel país».31
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29. Desde 1870, la Marina fue una consistente voz en favor de la expansión hacia el sur y un agente po­
líticamente importante del imperialismo japonés del período Meiji en Scheking, «The Imperial Navy and the
Constructed Consciousness of the South Seas Destiny, 1872-1921» en Modern Asian Studies (1999), pp. 771­
772.
30. Enomoto sirvió como Representante japonés en San Petersburgo, Ministro de marina, Ministro de
Asuntos Exteriores, Ministro de Comunicación, y Ministro de Agricultura y Comercio.
31. AMAE. Leg. 2537. Ministro Plenipotenciario al Ministro de Estado, Tokio, 8 de Febrero de 1893.
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Illes Imperis - 10111
Illes Imperis - 10111
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196
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Como vemos, Enomoto Takeaki fue una pieza clave en la cuestión del expansionis­
mo japonés anterior a la guerra sino-japonesa. En 1876 encontrándose en San Peters­
burgo como representante japonés para la firma del tratado con Rusia sobre las islas Ku­
riles y Sajalín, Enomoto Takeaki sugirió al gobierno la compra de ciertas islas españolas
para exiliar a unos samurai rebelados, asegurando que en estas islas no supondrían una
amenaza y se podría canalizar energías hacia el establecimiento de comunidades japone­
sas permanentes en el Pacífico. 32 A pesar de que ninguna de estas gestiones acabó sien­
do materializada, él mismo continuó insistiendo como demuestran las consultas realiza­
das al un representante español en Japón. 33
Las gestiones de este alto cargo institucional afectaron de forma indirecta a las colo­
nias españolas. En 1887, siendo Ministro de Comunicaciones, puso a disposición de un
grupo amateur de exploradores el barco con el que poco después llegaron a las islas Bo­
nin y comenzaron el proceso de anexión que culminó dos años después. Este hecho his­
tórico preocupó tanto a los dirigentes de las colonias españolas en el Pacífico como a los
encargados del Ministerio de Ultramar, disponiéndose a través de la Real Orden del 20
de Febrero de 1892 que en los años sucesivos «a consecuencia de la ocupación de las is­
las Volcanos [islas Bonin] ... visiten un Crucero de aquel Apostadero los puertos abier­
tos del Archipiélago del J apón».34
El propio Enomoto Takeaki fue fundador de la Tokio Chigaku Kyokai, una de las so­
ciedades geográficas que más intensamente colaboró en la difusión de la nanshin-ron.
Un ejemplo más del estrecho vínculo entre Enomoto Takeaki y las teorías de la nanshin­
ron.
Finalmente, podemos concluir este apartado con dos ideas claves. En primer lugar,
la existencia de una colaboración estrecha, anterior a 1895, entre uno de los máximos re­
presentantes del gobierno japonés con las teorías de la nanshin-ron. En segundo lugar,
que las ideas de esta corriente de pensamiento no se limitaron a la teoría sino que tam­
bién se pusieron en práctica.
La literatura Meiji. Ejemplos de la adopción y difusión de la nanshin-ron
La ascendencia en Europa entre 1830 y 1914 del nacionalismo, el liberalismo y el im­
perialismo también afectaron a partir de 1868 a los procesos internos del Japón Meiji.
La introducción de estas ideas motivó que los sectores sociales marginados del poder
o perjudicados por las reformas introducidas por la oligarquía dirigente reclamasen la
adquisición de nuevos mecanismos políticos, como una constitución y un parlamento.
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Dkio, 8 de Febrero de 1893.
32 . .J. Saniel, Japan and the Philippines, 1868-1898 (1969), p. 82.
33. AMAE. Política Exterior. Leg. H 2537: Ministro Plenipotenciario a Ministro de Estado, Tokio, 19 de
junio de 1891. Citado por Belén Pozuelo España yJapón en la era del nuevo imperialismo», en Revista espa­
ñola del Pacífico, n." 5 (1995), p. 86.
34. AMAE. Política Exterior. Leg. 2537. Ministro Plenipotenciario al Ministro de Estado. Tokio, 14 de
mayo de 1892.
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frontera meridional de Japón
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197
Fundamentándose en estas ideas, se promovió una agitación también muy entusiasta
en favor de la expansión de estos mecanismos hacia las zonas vecinas de Asia. Los ac­
tivistas ultra-nacionalistas japoneses afirmaban que perseguían los minken o «dere­
chos de la gente» no sólo para los ciudadanos de Japón sino también para los pueblos
del resto de Asia; especialmente en lugares donde la corrupción, la ineficiencia, y la
debilidad del gobierno era conocida y donde los colonizadores actuaban mediante la
represión. Si contrastamos estos planteamientos políticos con las imágenes divulgadas
en Japón sobre las posiciones coloniales españolas en el Pacífico, recordemos los ar­
tículos publicados por Suganuma Teifu, resulta lógico pensar que éstas también estu­
viesen en el punto de mira de aquellos que perseguían los minken para otros pueblos
de Asia.
El auge del nacionalismo y el liberalismo también se introdujo en las islas Filipinas,
sobre todo en las tres décadas finales del siglo XIX, inspirando a ciertos grupos la nece­
sidad de reclamar la representación en las Cortes españolas y, más tarde, la independen­
cia. Algunos intelectuales japoneses vieron en la lucha por la independencia de Filipinas
un objetivo común, partiendo de la idea de que ambos movimientos internos buscaban
una mayor participación política y la limitación de la ingerencia extranjera.
Las condiciones internas de ambos países hicieron que los intelectuales de uno y
otro lugar se vieran circunscritos por leyes que restringían la libertad de prensa, y tuvie­
ran que canalizar sus objeciones sobre las condiciones existentes a través de novelas po­
líticas. Con todo, estas obras literarias tuvieron una gran repercusión política puesto que
sirvieron no sólo como válvula de escape de lo que opinaba el autor sino también como
un medio para retratar las condiciones sociales, políticas y económicas de sus socieda­
des. Es más, estas novelas tienen un gran valor histórico puesto que reflejan las opinio­
nes políticas del autor y también la ideología política de su tiempo.35
En Filipinas, el ejemplo más relevante fue José Rizal y su obra NoZi Me Tangere.
Mientras que en Japón, aunque la novela política aparece con anterioridad a 1881 y
continúa tras 1890, el escritor más representativo fue Suehiro Tetchü. 36 Este novelista
representa mejor que ningún otro la literatura política favorable al Movimiento por los
Derechos del Pueblo y, también, la idea de trasladar estos derechos a otros lugares de
Asia.
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Tetchü37 son dos obras y dos autores que confluyen en más de una cuestión. En primer
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36. Tetchó Suehiro (1853-1896) trabajó como periodista a favor de los derechos del pueblo, lo que le
granjeó dos detenciones bajo la Ley de Prensa (1875). Utilizó sus novelas para pedir que se garantizasen los de­
rechos democráticos e individuales. Como miembro de la Cámara de Representantes se opuso a las demandas
de la Triple Intervención. A través de sus obras luchó por defender los derechos del pueblo y los intereses ex­
teriores de Japón. Entre sus principales obras destacaron Suehiro Tetchó, Kousetsu-roku ?a~a (Una marca
sobre la nieve) (1889) y Seiji-shousetsu, Nan'you no Dai-haran iJl(5il/NlI.~j!f<1)*5&:. (Una novela política, tor­
menta en los mares del sur) (1891).
37. T. Suehiro. Sei;i Josetsu Onabara ~5il'J\m;il:.jlij¡¡¡¡: (Una novela política, el gran océano) (1894).
38. Ibid
39. B. Anderson, Und
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lugar, ambas revelan la influencia de las ideas liberales y nacionalistas. Además, son el re­
sultado del contacto con ideas y sociedades extranjeras a través de los viajes realizados
por dichos autores. En tercer lugar, ambos estuvieron interesados en la reforma profun­
da de las sociedades en las que vivieron. No sólo eso sino que también tuvieron cons­
tancia de los procesos que se estaban llevando a cabo en el otro país. Por último, ambos
autores se conocieron personalmente en un viaje que realizaron a San Francisco.
Fruto de algunas de estas coincidencias, sobre todo del encuentro entre ambos,José
Rizal acabaría inspirando el personaje principal de la novela de Suehiro Tetch6. En el
prólogo de la misma Suehiro Tetch6 comienza diciendo que estaba basada en una histo­
ria contada por un filipino anónimo que había conocido en su viaje a occidente: «Cono­
cí a un hombre de Manila ... que había estado trabajando por la independencia filipina ...
pero el fue arrestado como activista político y el escapó al extranjero. Él me habló de la
política del gobierno español y de la agitada condición en las islas».38
Como vemos no cita a Rizal, sin embargo en una novela anterior de 1889 titulada
Kausetsu raku ya había introducido su nombre y su carrera revolucionaria. J9
Onabara es una novela política enmarcada parcialmente en la colonia española de las
islas Filipinas. 40 El protagonista Ukon Takayama es el descendiente de un daimyo cris­
tiano que es expulsado de Japón en 1615 por sus creencias. El héroe llega a las Filipinas
donde intentará poner en marcha una insurrección colonial en la capital. Una vez dicho
intento queda frustrado, el protagonista se ve obligado a exiliarse de nuevo. Años des­
pués, mientras se encuentra en Europa descubre que una nueva insurrección se está pro­
duciendo en las Filipinas. Por ello, junto con otros cuarenta japoneses, decide volver a
las islas para luchar por la independencia de Filipinas. La novela termina con la acepta­
ción por parte de Madrid de las Filipinas como protectorado japonés. 41 Las analogías en­
tre la vida de José Rizal y la vida del personaje principal de la novela de Suehiro Tetch6
son evidentes. Además, a través de esta obra, el autor hizo públicas su simpatía hacia la
lucha filipina en las colonias españolas. Una simpatía que no sólo compartió Suehiro
Tetch6, como se analiza en el último capítulo. Ahora bien, lo relevante para nuestro ar­
tículo es señalar como las ideas de la nanshin-ron se introdujeron también en la literatu­
ra del momento, confirmándose la presencia de las ideas expansionistas hacia el Nanyo
en diferentes ámbitos de la sociedad japonesa con anterioridad a 1895.
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39. B. Anderson, Ultder three Ilags anarquism and the anticolonial imagination (2005). En este texto se re­
coge un extracto en e! que Rizal menciona a Suehiro en una carta a Mariano Pon ce enviada desde Londres en
julio de 1888. Epistolario Rizalino, 1887-1890, p. 34, «hice conocimiento con un japonés que vcnia á Europa,
después de haber estado preso por Radical y ser director de un periódico independiente. Como el japonés no
hablana más que japonés, le servi de intérprete, hasta nuestra llegada a Londres».
40. Onabara es la obra compilatoria de Nanyo no Dai-haran o «Tormenta en los mares del SUD> de 1891,
y de su continuación Arashi no nagori o «Los restos de la tormenta».
41. B. Anderson, Unda three Ilags anarquism and the anticolonial imagiltation (2005).
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Jntera meridional de]apón
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Guillermo Martinez Taberner
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Conclusiones
A lo largo del artículo hemos constatado como desde 1885 hasta 1895 se produjo en Ja­
pón un crecimiento exponencial del interés por la región localizada en la frontera meri­
dional del archipiélago japonés, un boom conocido como Nanyo netsu o «fiebre por la
región del sur». El tema clave de dicho interés fue el «avance hacia el sur» y toda una se­
rie de cuestiones relacionadas con éste, como por ejemplo: la necesidad de expandir la
marina mercante y militar japonesa, la importancia del establecimiento de colonias en el
exterior, las oportunidades comerciales que el Nanyo ofrecía y la posibilidad de adqui­
rir territorios en esta región. El Nanyo fue visto simultáneamente como una oportunidad
y como una amenaza para la seguridad, la prosperidad y el prestigio de la nación.
En el presente artículo hemos analizado las principales argumentaciones que los teó­
ricos de la nanshin-ron, como Suganuma Teifü y Fukumoto Nichinan, se encargaron de
difundir entre la sociedad civil y las elites políticas de Japón. Tanto si sus escritos son
considerados como parte del origen del imperialismo japonés como si son vistos como el
resultado de sueños derivados de una cierta frustración y romanticismo, lo destacable es
que no pueden ser obviados por la historiografía. En los casos estudiados, encontramos
descripciones de la situación de las posesiones españolas en el Pacífico y de las posibili­
dades comerciales existentes en las mismas a finales del XIX, demostrando que dichas
posesiones estuvieron muy presentes en las teorías expansionistas de los miembros de la
nanshin-ron del período Meiji.
Por otro lado, hemos estudiado como Enomoto Takeaki colaboró en las expedicio­
nes de reconocimiento en el Nanyo, la ocupación de las islas Bonin, los proyectos de cre­
ación de colonias japonesas en las posesiones españolas y la difusión de las teorías de la
nanshin-ron. Por estas razones, es posible afirmar que se trató de uno de los máximos
promotores de la penetración japonesa en el Nanyo y, en concreto, en las posesiones es­
pañolas del Pacífico.
Las teorías de la nanshin-ron que abogaban por la expansión comercial, el asenta­
miento de comunidades japonesas en el exterior y el aumento de la presencia japonesa
en el Nanyo alcanzaron los círculos económicos y políticos del Japón Meiji. De hecho,
las consecuencias derivadas de ello fueron percibidas por los representantes españoles.
No sólo eso, sino que, como hemos analizado, estas teorías también llegaron a la cultura
popular a través de publicaciones comerciales periódicas y novelas políticas, como las de
Suehiro Tetch6. Para entender el porqué Japón optó por la opción expansionista cabe
tener en cuenta que el debate sobre la misma y sus primeras manifestaciones tuvieron
lugar en diferentes ámbitos de la sociedad del Japón Meiji y, sobre todo, ya con anterio­
ridad al año 1895.
En conclusión, el Nanyo pasó de ser una región prácticamente desconocida a con­
vertirse en la frontera meridional del nuevo estado. Sólo teniendo en cuenta el fuerte in­
terés que despertó esta región en diferentes ámbitos del Japón Meiji es posible com­
prender la intensificación de las relaciones comerciales y diplomáticas hispano-japonesas
que se produce a finales de los años 80 y principios de los años 90. Ahora bien, para ana­
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El Nanyo, la frontera meridional de Japón
lizar dichas relaciones (
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cuenta un marco histór
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Asia a finales del siglo
el presente artículo.
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Illes Imperis - 10111
Guillermo Marrínez Taben
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lizar dichas relaciones es necesario tener presente otros factores, como la política del go­
bierno español de «recolonización de sus posesiones en Asia»; y, sobre todo, tener en
cuenta un marco histórico más amplio, como fue el determinado por las nuevas dinámi­
cas económicas y políticas del comercio intra-asiático y del imperialismo rampante en
Asia a finales del siglo XIX, cuya explicación escapa a los objetivos preestablecidos para
el presente artículo.
Bibliografía
ote desconocida a con­
) en cuenta el fuerte in­
Meiji es posible com­
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. Ahora bien, para ana-
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Guillermo Martínez Taberner
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de uno de los máximos
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FILIPINA
IR-C
Filipinas en el mundo i:
El tema que se plantea.
ternacional del siglo XI)
chipiélago. Para calibra
época, se subraya la sin¡
las islas en las memorial
chipiélago en aquel tien
y del sistema económio
discurso sobre Filipinas
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Dinámicas internacional
En el siglo XIX, el Sudes
su devenir. En el campe
de las grandes potencia
de ser ocupados. Gran
lasia, Sarawak, Brunei y
ji, Salomón, Tonga, Gil!
influencia sobre Annan
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1. Este trabajo se realiz¡
periales: Descolonización y T
dad Asociada de la UPF para
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El Nanyo, la frontera meridional de Japón
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María Dolores Elizalde Pérel
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