'i :tica (e imperial) del pro­ laciones de fuerza) aline­ ~sto satélite en las nuevas )arcelonesas no sólo para o-filipinas; también para ~s decir, en la política es­ er, pero según el propio ,eedora en número de ac­ z, 4.046 acciones (a 500 Icciones) y del «Imperio olanda, Bélgica, Suiza o :aña y Austria).64 A tenor elona, entre el verano de 1 Antoni Brusi para colo­ lero también en Madrid, davía desconocidos. Sus rcelona ultramarina, qui­ composición y esforzada ~s de Inglaterra y el Canal de Fernando de Lesseps en Ode­ uez», Diario de Barcelolta, 26­ Lesseps sobre la situación ac­ én el muy interesante «Nuevo pp,7.420-7.422, ps (1859) reproducida en Fer­ 87, vol. n, pp, 119-120. El va­ ~ Barcelona. Impr. 197/54: 50­ icioltes, Estatutos (Barcelona, Antoni Brusi i Ferrer (21-04­ lel Duran iBas (06-05-1858). añía Universal del Canal: BC, 'ltal Maritime de 5uez. AHem­ Itseil... (París, 1865). Illes Imperis - 10/11 I comercio español en África EL NANYO, LA FRONTERA MERIDIONAL DE JAPÓN Guillermo Martínez Taberner Institut Universitari d'Historia Jaume Vicens Vives Universitat Pompeu Fabra La cuestión del avance hacia el Nanyo Wi5$, la región del océano Pacífico situada al sur del archipiélago japonés, estuvo presente en Japón desde 1870 hasta la Segunda Guerra Mundial. A lo largo de este período se entremezclaron y sobrepusieron varias teorías que configuran una-maraña de ideas con un hilo conductor común: la visión de la región del Nanyo como una zona de vital importancia, no sólo para el desarrollo económico de Ja­ pón sino también para su propia existencia como nación. Alrededor de esta idea se con­ figuró una corriente de pensamiento conocida bajo el epígrafe de nanshin-ron mil~ o ~~teoría del avance hacia el sur». La principal característica de esta corriente de pensamiento fue la heterogeneidad de los planteamientos expuestos. Los enfoques propios de la nanshin-ron durante el pe­ ríodo Meiji (1868-1912) no coincidieron con aquellos expuestos en etapas históricas posteriores. Esta falta de homogeneidad explica, por ejemplo, que el propio concepto de Nanyo fuese reformulado a lo largo de esos más de setenta años en función de las teorías expuestas y del contexto histórico. Del mismo modo, en el marco más preciso de la nans­ hin-ron del período Meiji, las propuestas de expansión y enriquecimiento de Japón en el Nanyo fueron tantas y tan diversas como lo fueron aquellos políticos, periodistas, escri­ tores y militares que pusieron su atención en esta región de los mares del Pacífico. Aho­ ra bien, aunque divergían en cuál debía ser el modelo más apropiado para la penetración en el Nanyo, todos coincidían en la idea de que dicho avance era comercial y política­ mente necesario para Japón. Durante las tres últimas décadas del siglo XIX, las posesiones coloniales españolas en el Pacífico estuvieron en el punto de mira de todos aquellos que participaron en la difu­ sión y aplicación de las ideas de la nanshin-ron. El análisis de la documentación diplo­ mática española muestra que se produjeron diversas manifestaciones del interés japonés por las islas Marianas, Carolinas y Filipinas.! El estudio de otras fuentes históricas, como las publicaciones periódicas japonesas, permite conocer quiénes se encontraban en el 1. En el Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores (AMAE) se encuentran los expedientes relativos a las relaciones políticas con Japón, Sección de Política Exterior, y la información enviada por los represen­ tantes españoles en este país, Sección de Correspondencia General. Illes Imperis - 10/11 Guillermo Martínez Taberner 187 trasfondo de dichas manifestaciones y que rol otorgaban a las posesiones españolas en el Pacífico. 2 Pero no se trata solamente de analizar las imágenes de las posesiones españo­ las proyectadas desde la nanshin-ron, sino también mostrar su función política a la hora de interpelar al gobierno japonés para que financiase expediciones, incrementase el gas­ to militar y estableciese colonias en el exterior. J Desde el punto de vista historiográfico no hablamos de una cuestión anodina. El aná­ lisis de los intereses japoneses en el Nanyo ayuda a comprender a partir de qué funda­ mentos teóricos y porqué razones se optó por la expansión imperialista. Pero, sobre todo, aporta información relevante al todavía presente debate historiográfico sobre la cuestión de cuándo y cómo comenzó el imperialismo japonés. Con el objetivo de contribuir al de­ bate sobre el imperialismo japonés desde las aportaciones que proporciona este enfoque, el presente apartado analiza el papel que tuvieron las posesiones españolas en el Pacífico para los miembros de la nanshin-ron del período Meiji, como territorios englobados den­ tro del Nanyo, y la función política de las teorías del «avance hacia el SUD>. Con dicha finalidad, el artículo se estructura partiendo de una introducción sobre la nanshin-ron del período Meiji. En segundo lugar, se estudian parte de los artículos com­ pilados de los teóricos más representativos del movimiento en favor del expansionismo japonés hacia el sur, Suganuma Teifu y Fukumoto Nichinan. Posteriormente, se realiza una aproximación a la colaboración que existió entre uno de los miembros más destaca­ dos del Ministerio de Marina, Enomoto Takeaki, y la nanshin-ron. En cuarto lugar, se sintetiza el contenido de las novelas políticas de Suehiro Tetcho, uno de los novelistas ja­ poneses más destacados de finales del siglo XIX, analizando el papel que juegan las islas Filipinas en sus novelas. La última sección presenta las principales conclusiones del tra­ bajo. La nanshin-ron del período Meiji El año 1895 es reconocido por gran parte de la historiografía tradicional como el punto de partida del imperialismo japonés, con la clara inflexión que suponen el acercamiento a Inglaterra y la guerra sino-japonesa} Sin embargo, los análisis realizados por parte de 2. Nos referimos a los artículos aparecidos en dos de las principales publicaciones utilizadas para la di­ fusión de las teorías de la nanshin-ron. El periódico Nippon El 1jI;, cuya relación con la Gaceta Oficial del Esta­ do lo hacía identificable con el Ministerio de Exteriores. Y la revista de la «Asociación Geográfica de Tokio» o Tokyo Chigaku K.yi5Á~ai :iIl:];:tt!l~1í6~. institución -fundada en 1879 y que compila información sobre cuestio­ nes económicas y militares relacionados con las posesiones coloniales españolas. 3. El trabajo de J. Saniel, ¡apan and the Philippines, 1868-1898 (1963), continúa siendo la obra de refe­ rencia a la hora de abordar las relaciones entre Japón y las Filipinas a finales del XIX. Pero es necesario com­ plementarlo con el análisis de las fuentes españolas y reinterpretar sus argumentaciones a la luz de los nuevos estudios sobre la acción exterior de Japón. 4. La historiografía, tanto japonesa como anglosajona. tradicionalmente ha señalado la Guerra sino-ja­ ponesa (1894-95) y la creación de colonias externas en Taiwán en 1895 como el inicio oficial del imperialismo nipón. Uno de los trabajos clásicos sobre el imperialismo japonés es la obra de WilIiam G. Beasley, ¡apanase lmperialism 1894-1945 (987). 188 llles lmperis - 10111 El Nanyo, la frontera meridional de Japón la historiografía más actu clave interna y toman con lizar presupuestos imperi 1895. Recientemente se har teamiento. R. Siddle argul meros años del período l\ inicio del expansionismo asiático en el período inn cada por P. Duus como u China como para el caso ( lidez al argumento de que imperialismo japonés. 7 FiI pón Moderno con Ocean nuevos estudios señalan e a la modernización alean: paralela y en continua inte contribuyó a la definiciór Además, a las hipótes estos autores y represent2 ción interna, la expedicié con Corea, como un ejem adquisiciones de las islas] lizadas por Japón con ant Ahora bien, si uno re ponés posterior a 1895 y 1 quisiciones realizadas pOI en forma de «teoría cons¡ terior de la nación japon( los mares del sur, entre e sugerente pero completal ma non e vero». 5. R. Siddle, Race, resistal Lie, Multiethnic ¡apan (2001), s asimilación de determinadas m. Japón contemporáneo se caract 6. Para el caso de Corea, 1895-]910 (1995). 7. Siguiendo la hipótesis ( kilden trata de demostrar la rel imperialistas, R. Eskilden, «Of I to Taiwam>, The American Hist, 8. Bremen y Shimizu, Ant llles lmperi.< - 10111 Guillermo Martínez Taberner )osesiones españolas en el de las posesiones españo­ función política a la hora mes, incrementase el gas- cuestión anodina. El aná­ er a partir de qué funda­ :ria1ista. Pero, sobre todo, )gráfico sobre la cuestión letivo de contribuir al de­ roporciona este enfoque, s españolas en el Pacífico rritorios englobados den­ lcia el sur». lna introducción sobre la Irte de los artículos com­ favor del expansionismo osteriormente, se realiza ¡ miembros más destaca­ ·ron. En cuarto lugar, se uno de los novelistas ja­ lapel que juegan las islas les conclusiones del tra- Idicional como el punto uponen el acercamiento realizados por parte de :aciones utilizadas para la di­ on la Gaceta Oficial del Esta­ :iación Geográfica de Tokio» la información sobre cuestio­ ltinúa siendo la obra de refe­ 1XIX. Pero es necesario com­ ~ciones a la luz de los nuevos señalado la Guerra sino-ja­ licio oficial del imperialismo William G. Beasley, Japanase I I!les Imperis - 10111 'ontera meridional de Japón la historiografía más actual sobre el imperialismo japonés llevan a cabo una lectura en clave interna y toman como punto de partida otros posicionamientos que permiten ana­ lizar presupuestos imperialistas por parte de ciertas elites japonesas con anterioridad a 1895. Recientemente se han publicado nuevos trabajos que matizan y amplían este plan­ teamiento. R. Siddle argumenta que la política japonesa hacia Hokkaido durante los pri­ meros años del período Meiji fue en realidad una «colonización interna» que marcó el inicio del expansionismo japonés. 5 Asimismo, la política japonesa hacia el continente asiático en el período inmediatamente anterior a la guerra sino-japonesa ha sido expli­ cada por P. Duus como un ejemplo de «imperialismo informal», tanto para el caso de China como para el caso de Corea. 6 Otros estudios, como el de R. Eskilden han dado so­ lidez al argumento de que la expedición a Taiwán de 1874 fue un ejemplo explícito del imperialismo japonés. 7 Finalmente, A. Shimizu no duda en afirmar que la relación delJa­ pón Moderno con Oceanía fue imperialista desde el principio. 8 En el plano teórico, los nuevos estudios señalan que el imperialismo japonés no fue una consecuencia posterior a la modernización ~lcanzada en los años 90 del siglo XIX, sino que discurrió de forma paralela yen continua interrelación con el proceso modernizador del país, al tiempo que contribuyó a la definición de la identidad nacional. Además, a las hipótesis de trabajo referentes al imperialismo japonés expresadas por estos autores y representadas por los casos de Hokkaido, como un ejemplo de coloniza­ ción interna, la expedición a Taiwan, como una expedición colonizadora, y la relación con Corea, como un ejemplo de «colonización informal», es posible sumar las sucesivas adquisiciones de las islas Bonin, las islas Ryukyus, las islas Kuri1es y las islas Vulcano rea­ lizadas por Japón con anterioridad a 1895. Ahora bien, si uno repasa la prolífica literatura existente sobre el imperialismo ja­ ponés posterior a 1895 y lo pone en relación con los ejemplos imperialistas y con las ad­ quisiciones realizadas por Japón es posible llegar a la simplificada y errónea conclusión, en forma de «teoría conspirativa», que sugeriría que entre las elites japonesas o en el in­ terior de la nación japonesa existió siempre el deseo de apoderarse todas de las islas de los mares del sur, entre ellas las islas Filipinas. Sin duda, se trata de una hipótesis muy sugerente pero completamente falsa o como se suele expresar en italiano «e ben trobato ma non evero». 5. R. Siddle, Race, resistance and the Ainu 01 Japan (1996). Junto a esta obra en el capítulo cuarto de J. Lie, Multiethnic Japan (2001), se explica cómo el proceso moderno de creación nacional de Japón conllevó la asimilación de determinadas minorías étnicas mediante la colonización, concluye que la política nacional del Japón contemporáneo se caracteriza por su «imperialismo multiétnico». 6. Para el caso de Corea, véase P. Duus, The Abacus and the 5word. The Japanese Penetration 01 Korea, /895-1910 (1995). 7. Siguiendo la hipótesis de que la expedición a Taiwan fue un ejemplo del imperialismo japonés, R. Es­ kilden trata de demostrar la relación existente entre la adquisición de la «civilización accidenta!» y las ideas imperialistas, R. Eskilden, «Of Civilization and Savages: The Mimetic Imperialism 00 apan's 1874 Expedition to Taiwam>, The American Historical Review (2002). 8. Bremen y Shimizu, Anthropology and Colonialtsm in Asia and Oceanía (1999). I!les Imperis - 10111 Guillermo Martínez Taberner 189 La hipótesis de trabajo del presente artículo es que para entender el interés que sus­ citaron en Japón las posesiones españolas en el Pacífico, no sólo las islas Filipinas, es ne­ cesario analizar el movimiento en favor de la nanshin-ron o teoría de la expansión hacia el sur del período Meiji. Es decir, que el papel de las posesiones españolas en el Pacífico dentro de las teorías de la nanshin-ron del período Meiji fue clave a la hora de interpelar al gobierno Meiji para que alentase la penetración de los intereses económicos y políti­ cos en dichos territorios, es decir, a la hora de fomentar las políticas imperialistas japo­ nesas. Como hemos introducido, la cuestión del avance hacia el Nanyo, la región del Pací­ fico situada al sur del archipiélago japonés, estuvo presente en Japón desde 1870 hasta la Segunda Guerra Mundial. Alrededor de esta idea se configuró una corriente de pen­ samiento conocida bajo el epígrafe de nanshin-ron o «teoría del avance hacia el sur». La principal característica de esta corriente de pensamiento fue la heterogeneidad de los planteamientos expuestos. Los enfoques propios de la nanshin-ron durante el período Meiji no coincidieron con aquellos expuestos en etapas históricas posteriores, es decir, no fueron las mismas que por ejemplo las expuestas durante el período Sh6wa. 9 Esta fal­ ta de homogeneidad explica, por ejemplo, que el propio concepto de Nanyo fuese re­ formulado a lo largo de esos más de setenta años en función de las teorías expuestas y del contexto histórico. Si a comienzos del período Meiji el término hacía referencia a las is­ las del Pacífico Central localizadas en la parte sur-oriental de Japón (concretamente, los archipiélagos de las islas Marianas, Carolinas, Marshall y Gilbert), en vísperas de la Se­ gunda Guerra Mundial también abarcaba el continente australiano. Igualmente, los pos­ tulados expuestos por quienes apostaban por el «avance hacia el sur» tampoco fueron homogéneos. Dentro de la nanshin-ron del período Meiji, los posicionamientos diver­ gían tanto en los motivos para el avance como en el método más apropiado para llevar­ lo a cabo: si debía realizarse a través de métodos pacíficos y por motivos exclusivamen­ te económicos, o si a los objetivos finales debía añadirse la adquisición de nuevos territorios para la defensa y el prestigio del país. Es decir, mientras unos veían exclusi­ vamente el Nanyo como una zona rica en recursos y propicia para ser explotada a través del comercio, otros añadían la idea de que se trataba de un lugar óptimo para la obten­ ción de nuevos territorios que colaborarían en la defensa, la expansión y el prestigio del Imperio japonés. Se observa como las teorías eran justificadas en función de los proce­ sos internos que se estaban desarrollando, el proceso de modernización y el proceso de «nation building».lo La Restauración Meiji abrió las puertas a una transformación progresiva del orden económico, político, social e intelectual de Japón. Una transformación dirigida por las nuevas elites gubernamentales y encaminada, bajo el lema de «un país rico y un ejército fuerte» o /ukokukyohei lilE 5$~, a convertir Japón en un país económicamente moder­ 9. H. Shimizu, «Nanshtn-ron: Its turning point in world war 1», en The Developtng Economtes, n.o 25, vol. 4, diciembre (1987). 10. E. J. Hobsbawn, Nattons and Nattonalism Stnce 1780 (1990). 190 Illes Imperis - 10111 El Nany8, la frontera meridional de Japón no y militarmente potentt de las posibles agresiones de comienzos de la era N generó un debate políticc En el transcurso del misI respuesta a dicho probleI no era el restablecimientc el cristianismo y volver a lado, en consonancia con expansión de los interese defendían la expansión t divergían en cuál debía s todos coincidían en la id( para Japón. Todos los po elaboración de la nanshil Japón en la región situad de la nanshin-ron han an durante la fase correspor papel desarrollado por a ción y aplicación de las t( mos el rol que, desde el p garon a las posesiones es Los teóricos de la nansh Los argumentos teóricos publicaciones comercial ciones propias de las soc dad Geográfica de Tokio 11. Durante las primeral finalidad de crear una poblaci mitió la expansión de los med del Japón contemporáneo, el' vamente. Además, es la fase ÍJ ción entre el Movimiento pOI también es una fase clave en , Nippon fue un ejemplo parad 12. El corpus de trabajo un importante, a la vez que ( académicos profesionales con zonas de Asia, especialmente Anthropology and Colonialist! Illes Imperis - 10111 Guillermo Martínez Taberne entender el interés que sus­ 510 las islas Filipinas, es ne­ eoría de la expansión hacia les españolas en el Pacífico :lave a la hora de interpelar ~reses económicos y políti­ lolíticas imperialistas japo- Nanyo, la región del Pací­ ~nJapón desde 1870 hasta ~uró una corriente de pen­ el avance hacia el sur». La : la heterogeneidad de los in-ron durante el período ricas posteriores, es decir, •período Sh6wa. 9 Esta fal­ cepto de Nanyo fuese re­ las teorías expuestas y del o hacía referencia a las is­ apón (concretamente, los ,ert), en vísperas de la Se­ ¡ano. Igualmente, los pos­ a el sur» tampoco fueron posicionamientos diver­ ás apropiado para llevar­ lr motivos exclusivamen­ I adquisición de nuevos ntras unos veían exclusi­ ira ser explotada a través ar óptimo para la obten­ pansión y el prestigio del en función de los proce­ 'nización y el proceso de ón progresiva del orden :mación dirigida por las III país rico y un ejército conómicamente moder- Jeveloping Economies, n.O 25, . Illes Imperls - 10/11 rontera meridional de Japón no y militarmente potente que pudiese modificar los «tratados desiguales» y defenderse de las posibles agresiones por parte de las potencias extranjeras. En este contexto, des­ de comienzos de la era Meiji y sobre todo a finales de los años 80, la amenaza exterior generó un debate político que se extendió desde los círculos oficiales a la sociedad civil. En el transcurso del mismo, muchas y variadas soluciones fueron esgrimidas para dar respuesta a dicho problema. No fueron pocos quienes consideraron que lo más oportu­ no era el restablecimiento de la tradición, es decir, limitar el comercio exterior, prohibir el cristianismo y volver a la política de Sakoku • §I o «aislamiento nacional». Por otro lado, en consonancia con la nanshin-ron, se encontraban aquellos que abogaban por la expansión de los intereses comerciales de Japón y, de forma más extrema, aquellos que defendían la expansión territorial como forma de defensa militar. Ahora bien, aunque divergían en cuál debía ser el modelo más apropiado para la penetración en el Nanyo, todos coincidían en la idea de que dicho avance era comercial y políticamente necesario para Japón. Todos los políticos, periodistas, escritores y militares que participaron en la elaboración de la nanshin-ron durante el período Meiji abogaron por la penetración de Japón en la región situada al sur del archipiélago. Los principales expertos en el estudio de la nanshin-ron han analizado los casos de los máximos exponentes de dichas teorías durante la fase correspondiente al período Meiji. Nuevas aportaciones han destacado el papel desarrollado por algunos cargos importantes de la Marina Imperial en la promo­ ción y aplicación de las teorías del «avance hacia el sur». En la siguiente sección analiza­ mos el rol que, desde el punto de vista teórico, algunos miembros de la nanshin-ron otor­ garon a las posesiones españolas del Pacífico. Los teóricos de la nanshin-ron y las posesiones coloniales españolas Los argumentos teóricos a favor del «avance hacia el sur» fueron difundidos a través de publicaciones comerciales periódicas, como el Nippon S 21",11 Y también de las publica­ ciones propias de las sociedades geográficas japonesas de aquella época, como la «Socie­ dad Geográfica de Tokio» o Tokio Chigaku Kyokai *~it!:¡~1j~y Ambas publicacio­ 11. Durante las primeras décadas de! período Meiji se instauró un sistema nacional de educación con la finalidad de crear una población cohesionada, patriótica y alfabetizada. El aumento de la alfabetización per­ mitió la expansión de los medios de comunicación escritos; de hecho, dos de los periódicos más importantes de! Japón contemporáneo, e! Yomiuri Shimbun ye! Asahi Shimbun fueron fundados en 1874 y 1879 respecti­ vamente. Además, es la fase inicial de la difusión de la cultura política de masas, como demuestra la vincula­ ción entre e! Movimiento por los Derechos de! pueblo y los medios de comunicación escritos. Finalmente, también es una fase clave en el proceso de creación de la nueva «identidad nacional de Japón», el periódico Nippon fue un ejemplo paradigmático de ello. 12. El corpus de trabajos y publicaciones realizadas por los investigadores de ésta y otras asociaciones es un importante, a la vez que complicado, legado de! período Meiji para la historiografía. Desde 1870, tanto académicos profesionales como amateurs investigaron cuestiones económicas, políticas y sociales de diversas zonas de Asia, especialmente de aquellas consideradas como la frontera de! Imperio. En Bremen y Shimizu, Anthropology and Coloniallsm in Asia and Oceanía (1999). Illes Imperls - 10/11 Guillermo Martínez Taberner 191 nes lideraron entre 1887 y 1895 el número de artículos dedicados a las islas Filipinas y, además, en ellas colaboraron dos de los máximos representantes de la nanshin-ron: Su­ ganuma Teifu, destacado intelectual de la época,tJ y Fukumoto Nichinan, discípulo del primero. Suganuma Teifu nació en 1865 en la prefectura de Nagasaki y se graduó en la Uni­ versidad Imperial de Tokio con una tesis sobre la historia del comercio y las relaciones exteriores de Japón, con la que consiguió la cátedra de Historia Comercial en la Escue­ la Superior de Comercio de Tokio. [4 Entre sus trabajos más importantes se encuentra la obra en dos volúmenes titulada «El nuevo sueño de Japón, las aspiraciones en los mares del sur» o Shin Nihon no tonan no yume. En ella exponía como una necesidad, de cara a mantener la seguridad nacional ante el expansionismo europeo, que el estado japonés colaborase con los países vecinos independientes y con las colonias europeas cercanas. Pero incluso proponía, planteando una de las ideas más reiteradas por la nanshin-ron, tomar el control de dichos territorios en caso de que fuese necesario puesto que la si­ tuación interior en los territorios circundantes al archipiélago también era determinan­ te de cara a la seguridad nacional de Japón. 15 En el caso concreto de las islas Filipinas, se argumentaba que si el gobierno español perdía la soberanía sobre las mismas otra po­ tencia extranjera ocuparía su lugar, poniendo como ejemplo los casos de Malasia, Suma­ tra o China. Como solución Suganuma Teifu calculaba que en las Filipinas, con una fuerza naval de 100 barcos de guerra sería posible expulsar a las tropas españolas. [6 Paralelamente, Suganuma Teifu afirmaba que Japón debía buscar nuevos territorios en el archipiélago filipino y animaba a aquellos campesinos japoneses dispuestos a emi­ grar a que se desplazasen a estas tierras. 17 Este tipo de propuestas, como la posibilidad de establecer colonias agrícolas y de poblamiento en el exterior, no pasó desapercibida ni para aquellos japoneses interesados en iniciar empresas comerciales en el extranjero ni para el propio gobierno Meiji, como demuestran los acuerdos sobre inmigración con Corea y Hawai y los proyectos de emigración japonesa hacia América Latina. [M De he­ cho, cuando en 1888 se sugirió por segunda vez la posibilidad de fomentar la emigración japonesa hacia las islas Filipinas, el gobierno español estaba al corriente del interés del gobierno japonés por esta clase de proyectos, de la existencia de colonias japonesas en el exterior y de la firma di aunque no eran conocid res de la nanshin-ron par la emigración hacia estm los anteriores intentos ja: de las islas Marianas. 2o A terés japonés por la regÍ< japonesa fueron favorab La aportación de Su cos sino que en 1889, ce plazó a las islas Filipina del mismo año en el pe fuerte descontento de l~ incide en la debilidad d que éste tenía para cont isla de Luzón, la sobera bierno de Manila envió rebeldes de Mindanao .. , alrededor de mil muerte ña sobre la isla».22 A pesar de que SUgl español, ello no impidié de las islas Filipinas. En una necesidad nacional evitar que se continuar¡ mercio japonés. En el al provincias administrativ del año 1888 sólo 56 ba exportado arroz, carból 13. [bid., p. 388. En contraposición a períodos posteriores, los miembros de la nanshin-ron del período Meiji fueron «hombres con un extraordinario intelecto como Shigetaka Shiga, Ukichi Taguchi, Takeaki Eno­ moto, Jugo Sugiera y Teifü Suganuma». 14. Mikami,« The life of Sadakaze Suganuma», en Philtppine Review (1917), pp. 16-21. 15. lriye, Toraji, Meiii nanshin shtka a}j)t\~ll.'!~ o «Estudio histórico del avance hacia el sur durante el período Meiji» (1943), p. 82. 16. [bid., p. 85. 17. Se analiza Cama Suganuma argumentaba la necesidad de que Japón extendiese su influencia en el sur. Desde nuestro punto de vista, es reseñable como en el trasfondo de todas sus propuestas se encontraba siem­ pre la cuestión del interés nacional. La idea de la nación japonesa actuaba como leitmotiv de todas las pro­ puestas de expansión. [bid., p. 87. 18. T. Iriye y W. Himel, «History of J apanese Migration to Peru», en The Hispanic American Historical Review, vol. 31, n." 3, agosto (1950, pp. 437-452. 19. «Adjunto remito con Japón», «Modelo de contrato, todos que por analogia puede' 2537 Memoria del encargado 20. Lo que se desprende posibilidad de regular la emi¡ por los años del 68 al 72», ibi. 21. « ... no era un homb guiente presentó la dimisión c tensivo para estudiar la histor de permanencia aquí, adquiri ganuma», en Philtppine Revie 22. Teifu Suganuma, «1\ 1889, p. 4. Illes [mperis - 10111 El Nanya, la frontera meridional deJapón Illes [mperis - 10111 Guillermo Martínez Tabernel 192 licados a las islas Filipinas y, :antes de la nanshín-ron: Su­ loto Nichinan, discípulo del asaki y se graduó en la Uni­ el comercio y las relaciones aria Comercial en la Escue­ importantes se encuentra la 'as aspiraciones en los mares no una necesidad, de cara a tpeo, que el estado japonés :olonias europeas cercanas. teradas por la nanshín-ron, necesario puesto que la si­ o también era determinan­ 'eto de las islas Filipinas, se sobre las mismas otra po­ os casos de Malasia, Suma­ : en las Filipinas, con una las tropas españolas. 1ó a buscar nuevos territorios tponeses dispuestos a emi­ estas, como la posibilidad or, no pasó desapercibida merciales en el extranjero fas sobre inmigración con América Latina. 18 De he­ :fe fomentar la emigración 1 corriente del interés del le colonias japonesas en el de la nanshin-ron del período , Ukichi Taguchi, Takeaki Eno­ 'S '17), pp. 16-21. el avance hacia el sur durante el :tendiese su influencia en el sur. )ropuestas se encontraba siem­ mo leitmotiv de todas las pro- Hispanic American Historical Illes Imperis - 10/11 frontera meridional deJapón exterior y de la firma de acuerdos con las autoridades de otros territorios.1 9 Además, aunque no eran conocidos directamente los planteamientos expuestos por los defenso­ res de la nanshín-ron para interpelar al gobierno en favor de la creación de colonias y de la emigración hacia estas posesiones, las autoridades españolas sí que tuvieron presente los anteriores intentos japoneses de expansión territorial a través de procesos de compra de las islas Marianas. 2o A pesar de las suspicacias que podía levantar el aumento del in­ terés japonés por la región, los informes sobre la posibilidad de fomentar la emigración japonesa fueron favorables. La aportación de Suganuma Teifii a la nanshín-ron no se limitó a los escritos teóri­ cos sino que en 1889, con la finalidad de llevar a cabo una tarea investigadora, se des­ plazó a las islas Filipinas. 21 Los resultados de su estancia fueron publicados a lo largo del mismo año en el periódico Níppon. En estos escritos alude a la existencia de un fuerte descontento de la población filipina con las autoridades coloniales españolas e incide en la debilidad del gobierno colonial, poniendo como ejemplo las dificultades que éste tenía para controlar las islas del sur del archipiélago: «Con la excepción de la isla de Luzón, la soberanía española en el resto de islas es muy débil. .. en 1886 el go­ bierno de Manila envió una expedición de cuatro barcos de guerra para someter a los rebeldes de Mindanao ... tras el desembarco de las tropas y la batalla en tierra firme con alrededor de mil muertos, se ratificó en el verano de 1887 la soberanía del rey de Espa­ ña sobre la isla».22 A pesar de que Suganuma Teifii nunca desistió en sus críticas al gobierno colonial español, ello no impidió que valorase muy positivamente las posibilidades económicas de las islas Filipinas. En sus artículos aparecidos en 1889 sobre estas islas expuso como una necesidad nacional que Japón desarrollase sus propios intereses en Filipinas para evitar que se continuaran desaprovechando las posibilidades que éstas ofrecían al co­ mercio japonés. En el artículo del 23 de julio de 1889, y tras un repaso a las diferentes provincias administrativas del gobierno colonial de la Filipinas, apuntaba: «Desde julio del año 1888 sólo 56 barcos han ido y venido entre Japón y Filipinas. A Filipinas se ha exportado arroz, carbón y cerillas, por otra parte se ha importado lino, tabaco y azú­ 19. «Adjunto remito con los anejos A á E inclusive copia de la «Convención de los Gobiernos de Hawai y Japón», «Modelo de contrato con los emigrantes» y «Estadística de la Emigración. mortalidad y ahorros» datos todos que por analogía pueden servir para establecer las bases del proyecto ... », AMAE. Política exterior. Leg. 2537 Memoria del encargado de Negocios en Japón al Ministro de Estado. Tokio 14 de noviembre de 1888. 20. Lo que se desprende de lo expuesto por Encargado de Negocios de España en Tokio al referirse a la posibilidad de regular la emigración japonesa «a este ensayo se opone el lamentable intento de las Marianas por los años del 68 al 72», Ibid. 21. « ... no era un hombre de meras teorías. Quería llevar sus ideas a la práctica. Así es que al año si­ guiente presentó la dimisión de su cargo y vino a Manila en Marzo de 1889, donde aplicó su procedimiento in­ tensivo para estudiar la historia del Archipiélago y el estado de cosas existentes en el país. Durante tres meses de permanencia aquí, adquirió conocimientos útiles acerca del país ... », en Mikami, «The life of Sadakaze Su­ ganuma», en Phillpplne Revlew (1917), p. 17. 22. Teifu Suganuma, «Manira Tsushin», "( '7lmr.i (Correspondencia desde Manila) en Nlppon, 22-08­ 1889, p. 4. = IUes Imperis - 10/11 Guillermo Martínez Taberner 193 car. .. A pesar de ello, el comerciante japonés prácticamente no sabe nada de ese inter­ cambio comercial».2J La importancia de lo que ocurría en los territorios cercanos a Japón para la seguri­ dad nacional, la posibilidad de establecer colonias en el exterior y la potencialidad del Nanyo a nivel comercial, no pasaron desapercibidas en los círculos políticos yeconómi­ cos de Yokohama y Tokio, donde el interés por la región iba en aumento. Las autorida­ des gubernamentales japonesas tampoco dejaron desatendidas las posibilidades econó­ micas de las islas Filipinas que expusieron hombres como Suganuma Teifu. Desde finales de los años 80 se enviaron expediciones oficiales a las islas Filipinas, yen el año 1889 se abrió el consulado japonés de Manila. Asimismo, los representantes españoles se hicieron eco de este interés japonés: «este Gobierno, que empieza a ocuparse con prefe­ rente atención de cuanto se relaciona con su comercio y aparte del negocio de la seda que indispensablemente ha de hacerse con Europa, considera que para los demás pro­ ductos del país los mercados que más ventajas pueden ofrecer son los de las próximas posesiones españolas y los de la América española en todo el litoral bañado por el Gran Océano».24 En el mismo año que Suganuma Teifu y convencido por éste, Fukumoto Nichinan participó en una expedición al archipiélago filipino cuyos resultados quedaron recogi­ dos en una serie de doce aportaciones para el periódico Nippon bajo el título de «Rela­ tos tras el regreso del extranjero» o Torai roku. Desde el punto de vista económico, am­ plió las ideas promulgadas por su predecesor. Por ejemplo, exponía que la expansión hacia estas islas debía realizarse a través de la inmigración de japoneses puesto que ello beneficiaría comercialmente a Japón y, además, podía aligerar ciertos problemas inter­ nos. Ahora bien, sobre todo, se centró en cuestiones vinculadas a la administración del gobierno colonial de Filipinas, como los casos de ineficiencia y corrupción de los oficia­ les españoles, su falta de atención a los recursos naturales, la apatía del gobierno metro­ politano ante las condiciones de esta colonia o la debilidad de la organización militar es­ pañola en Filipinas. 25 Una evidencia de su interés por estas cuestiones fue la publicación en 1891 de Nanyo heibei teiyo, una traducción suya de un informe del cónsul francés en Manila sobre la organización defensiva y militar del gobierno colonial de las islas Fili­ pinas. 26 Fukumoto Nichinan, en general, insistió en dar una imagen de las islas Filipinas ca­ racterizada por el atraso de las mismas, la ineficacia de la administración colonial y la de­ bilidad defensiva española. Es decir, compartió una de las imágenes más generalizadas = 23. Teifu Suganuma, «Manila Tsushill», "( '7JMW: (Correspondencia desde Manila) en Nippon, 23-07­ 1889, p. 1. 24. AMAE, Leg 1633, Memoria de! Encargado de negocios en Japón al Ministro de Estado, 14 de abril de 1892. 25. Fruto de su segunda visita publicó una serie de artículos en e! Nippon titulados Nanpenkibi-roku. En ellos trataba los levantamientos que e! gobierno colonial de Filipinas tuvo que suprimir y la debilidad de la organización militar española, SANIEL (1963) lbid., pp. 94-95. 26. lbid. p. 91. 194 Illes lmperis - 10/11 El Nanyo, la frontera meridional deJapón en el contexto interna6 imagen que, en el caso ( no japonés una justifin nacional ante el peligro En resumen, Sugan las posesiones colonial{ de posibilidades para el maltusianas, considerar cimiento de la població tiendo del punto de vis' donde nuevas comunid; ciona!. En cuarto lugar, en el Pacífico ofrecían' la debilidad de la fuerz: guridad nacional de Ja com partida por alguno: La Marina japonesa y 1 La oligarquía dirigente do moderno, situado al adoptar la tecnología e una «política de presti~ cesas y pronto se convi guerra japonesa adquir dad ya poseía una flota marina española que vi su mayor parte de buql en importancia de día I que no pasarán mucho litar considerable, que chipiélago filipino».28 De hecho, durant( de la Marina, el aumer ponesa en los mares de sas. Prueba de ello son les en el Pacífico. Pero 27. M.' D. Elizalde, <<J 28. Carranza, <,viaje d 1881, p. 890. lUes l~¡peris - 10/11 Guillermo Martínez Tabem no sabe nada de ese inter­ nos a Japón para la seguri­ ~rior y la potencialidad del :culos políticos yeconómi­ en aumento. Las autorida­ ~s las posibilidades econó­ I Suganuma Teifü. Desde islas Filipinas, y en el año epresentantes españoles se ,ieza a ocuparse con prefe­ rte del negocio de la seda a que para los demás pro­ ~r son los de las próximas itoral bañado por el Gran éste, Fukumoto Nichinan ,ultados quedaron recogi­ )n bajo el título de «Rela­ ) de vista económico, am­ ~xponía que la expansión japoneses puesto que ello ~ ciertos problemas inter­ as a la administración del 'corrupción de los oficia­ )atía del gobierno metro­ a organización militar es­ ,tiones fue la publicación ~me del cónsul francés en colonial de las islas Fili­ de las islas Filipinas ca­ istración colonial y la de­ genes más generalizadas 1 ;de Manila) en Nippon. 23-07­ finistro de Estado, 14 de abril n titulados Nanpenkibi-roku. le suprimir y la debilidad de la Il!es lmperts - 10/11 frontera meridional de Japón en el contexto internacional de finales del siglo XIX sobre las posesiones españolas.n Una imagen que, en el caso de los miembros de la nanshin-ron, sirvió para ofrecer al Gobier­ no japonés una justificación para que éste interviniese, alegando motivos de seguridad nacional ante el peligro de que las Filipinas cayesen en manos de otra potencia. En resumen, Suganuma Teifü y Fukumoto Nichinan vieron el Nanyo, yen concreto las posesiones coloniales españolas, como una región rica en recursos naturales y llena de posibilidades para el comercio. En segundo lugar, parece que siguiendo teorías neo­ maltusianas, consideraron que era un territorio propicio para aligerar la presión del cre­ cimiento de la población japonesa a través de la emigración. En relación con ello y par­ tiendo del punto de vista del nacionalismo imperialista, vieron el Nanyo como un lugar donde nuevas comunidades japonesas podrían izar la bandera de Japón para la gloria na­ cional. En cuarto lugar, informaron sobre las posibilidades que las posesiones españolas en el Pacífico ofrecían para la adquisición de territorios. Finalmente, escribieron sobre la debilidad de la fuerza militar de la colonia española y como esto podía afectar a la se­ guridad nacional de Japón. Todo ello configuró una visión general del Nanyo que fue compartida por algunos altos cargos del Kaigunsho o Ministerio de Marina. La Marina japonesa y la aplicación tangible de las teorías de la nanshin-ron La oligarquía dirigente del período Meiji entendió que para convertir el país en un esta­ do moderno, situado al mismo nivel que el resto de potencias extranjeras, era necesario adoptar la tecnología extranjera, incentivar el proceso de industrialización y mantener una «política de prestigio». La creación de una Marina japonesa aglutinaba los tres pro­ cesos y pronto se convirtió en uno de los objetivos delJapón Meiji. Aunque la marina de guerra japonesa adquirió un elevado estatus tras la guerra sino-japonesa, con anteriori­ dad ya poseía una flota moderna y eficiente que llamó la atención de los miembros de la marina española que visitaron Japón: «La Marina es algo ya importante, y compuesta en su mayor parte de buques modernos ... Tanto el Ejército como la Marina, van creciendo en importancia de día en día, y las buenas bases de su organización nos inducen a creer que no pasarán muchos años sin que el imperio de Japón adquiera una importancia mi­ litar considerable, que podrá afectar a España, teniendo en cuenta la proximidad del ar­ chipiélago filipino».2s De hecho, durante los años 80 y sobre todo 90 el incremento de los presupuestos de la Marina, el aumento del número de sus navíos de guerra, así como la presencia ja­ ponesa en los mares del Pacífico, levantaron resquemores sobre las intenciones japone­ sas. Prueba de ello son los informes y la correspondencia de los representantes españo­ les en el Pacífico. Pero no se trataba tan sólo de una cuestión presupuestaria. Partiendo 27. M.' D. Elizalde, «Japón y el sistema colonial de España en el Pacífico», AEEP (1995). 28. Carranza, «Viaje de la Corbeta Doña Maria de Malina en Revista General de Marina», tomo VIII, 1881, p. 890. Illes lmperts - 10/11 Guillermo Martínez Taberner 195 de la realidad que sólo la Marina podía proteger los intereses japoneses en el Pacífico, ciertos oficiales formularon una doctrina estratégica que presentaba la expansión hacia el norte de Japón, conocida como kokushin, como un mecanismo de seguridad nacio­ nal. Los mismos fundamentos de esta doctrina se utilizaron para justificar el «avance hacia el sur». Algunos de los miembros más destacados del Ministerio de Marina mani­ festaron que consideraban de gran interés para el país que Japón colaborase en el desa­ rrollo de esta región a través del asentamiento de comunidades japonesas o, al menos, vinculándola a la economía japonesa. 29 La adquisición de posesiones en el exterior, al igual que la construcción de un ejército y una marina de guerra, era vista como una ne­ cesidad. En los primeros años tras la Restauración Meiji, eran muy pocos los japoneses que poseían alguna información sobre las islas del Pacífico agrupadas bajo el epígrafe de Nanyo. Fue precisamente la Marina japonesa la encargada de llevar a cabo operaciones que expandieran el conocimiento que se tenía sobre las islas de los mares del sur. En los primeros años del período Meiji, el Estado solicitó a la Marina que realizase operaciones que aportaran un mayor conocimiento sobre los mares del sur. Con ese objetivo en 1875 comenzaron una serie de travesías de entrenamiento para cadetes en el Nanyo, que con­ tinuaron durante los años 80 y 90. Pero estas travesías se convirtieron en algo más que meras prácticas militares. Acompañando a los miembros de la tripulación iban como in­ vitados periodistas y escritores, quienes dieron una mayor relevancia a dichas travesías al publicar sus experiencias y opiniones en ciertos medios de comunicación. Se trata de una primera forma de colaboración de la Marina con algunos de los periodistas que de­ fendían la teoría del «avance hacia el sur». La relación de algunos cargos de la Marina con la nanshin-ron no se limitó exclusiva­ mente a dicha colaboración, sino que éstos actuaron como lobby político a favor de las teorías de la nanshin-ron Ciertos líderes de la Marina interpelaron desde fuera y desde dentro del gobierno para que éste tomase medidas en favor de la penetración de los inte­ reses japoneses en el Nanyo. Entre ellos encontramos a Enomoto Takeaki, quien desde di­ ferentes ministerios fue especialmente activo en la promoción del expansionismo japo­ nés. 3o Por ejemplo, Enomoto incentivó directamente el asentamiento de comunidades japonesas tanto en las posesiones españolas como en América Latina: «El Sr. Vicealmi­ rante Vizconde Enomoto que no deja su trabajo a favor de la emigración de los japoneses tiene la intención de comprar 60.000 cho (unos 6.660.000 metro cuadrados) de terreno en Méjico a su cuenta y riesgo para establecer colonias agrícolas en el caso de que el Go­ bierno Imperial no tome la iniciativa para promover la emigración para aquel país».31 Como vemos, Enor mo japonés anterior a . burgo como representa riles y Sajalín, Enomot( para exiliar a unos sam amenaza y se podría Cal sas permanentes en el ] do materializada, él mü das al un representante Las gestiones de es! nias españolas. En 188~ grupo amateur de expl, nin y comenzaron el pr tórico preocupó tanto l encargados del Ministe de Febrero de 1892 qUi las Volcanos [islas Bon tos del Archipiélago de El propio Enomot( cíedades geográficas q Un ejemplo más del esl ron. Finalmente, poden la existencia de una col presentantes del gobie que las ideas de esta el bién se pusieron en pr: La literatura Meiji. Ej, La ascendencia en Eu perialismo también af La introducción de es o perjudicados por la~ adquisición de nuevo! 29. Desde 1870, la Marina fue una consistente voz en favor de la expansión hacia el sur y un agente po­ líticamente importante del imperialismo japonés del período Meiji en Scheking, «The Imperial Navy and the Constructed Consciousness of the South Seas Destiny, 1872-1921» en Modern Asian Studies (1999), pp. 771­ 772. 30. Enomoto sirvió como Representante japonés en San Petersburgo, Ministro de marina, Ministro de Asuntos Exteriores, Ministro de Comunicación, y Ministro de Agricultura y Comercio. 31. AMAE. Leg. 2537. Ministro Plenipotenciario al Ministro de Estado, Tokio, 8 de Febrero de 1893. 32. J. Sanie!, Japan an, 33. AMAE. Política E junio de 1891. Citado por 1 ñola del Pací/ico, n,o 5 (l99~ 34. AMAE. Política E mayo de 1892. Illes Imperis - 10111 Illes Imperis - 10111 Guillermo Martínez Taben 196 El Nanyo, la frontera meridional de Japón ~s japoneses en el Pacífico, sentaba la expansión hacia nismo de seguridad nacio­ I para justificar el «avance 1inisterio de Marina mani­ pón colaborase en el desa­ des japonesas o, al menos, )sesiones en el exterior, al Ta, era vista como una ne­ y pocos los japoneses que padas bajo el epígrafe de llevar a cabo operaciones le los mares del sur. En los que realizase operaciones Con ese objetivo en 1875 :tes en el Nanyo, que con­ virtieron en algo más que tripulación iban como in­ evancia a dichas travesías :omunicación. Se trata de de los periodistas que de­ 'On no se limitó exclusiva­ .by político a favor de las aron desde fuera y desde a penetración de los inte­ ) Takeaki, quien desde di­ del expansionismo japo­ ¡miento de comunidades Latina: «El Sr. Vicealmi­ igración de los japoneses '0 cuadrados) de terreno en el caso de que el Go­ 5n para aquel país».3! in hacia el sur y un agente po­ o, «The Imperial Navy and the 4.sian 5tudies (1999), pp. 771­ Como vemos, Enomoto Takeaki fue una pieza clave en la cuestión del expansionis­ mo japonés anterior a la guerra sino-japonesa. En 1876 encontrándose en San Peters­ burgo como representante japonés para la firma del tratado con Rusia sobre las islas Ku­ riles y Sajalín, Enomoto Takeaki sugirió al gobierno la compra de ciertas islas españolas para exiliar a unos samurai rebelados, asegurando que en estas islas no supondrían una amenaza y se podría canalizar energías hacia el establecimiento de comunidades japone­ sas permanentes en el Pacífico. 32 A pesar de que ninguna de estas gestiones acabó sien­ do materializada, él mismo continuó insistiendo como demuestran las consultas realiza­ das al un representante español en Japón. 33 Las gestiones de este alto cargo institucional afectaron de forma indirecta a las colo­ nias españolas. En 1887, siendo Ministro de Comunicaciones, puso a disposición de un grupo amateur de exploradores el barco con el que poco después llegaron a las islas Bo­ nin y comenzaron el proceso de anexión que culminó dos años después. Este hecho his­ tórico preocupó tanto a los dirigentes de las colonias españolas en el Pacífico como a los encargados del Ministerio de Ultramar, disponiéndose a través de la Real Orden del 20 de Febrero de 1892 que en los años sucesivos «a consecuencia de la ocupación de las is­ las Volcanos [islas Bonin] ... visiten un Crucero de aquel Apostadero los puertos abier­ tos del Archipiélago del J apón».34 El propio Enomoto Takeaki fue fundador de la Tokio Chigaku Kyokai, una de las so­ ciedades geográficas que más intensamente colaboró en la difusión de la nanshin-ron. Un ejemplo más del estrecho vínculo entre Enomoto Takeaki y las teorías de la nanshin­ ron. Finalmente, podemos concluir este apartado con dos ideas claves. En primer lugar, la existencia de una colaboración estrecha, anterior a 1895, entre uno de los máximos re­ presentantes del gobierno japonés con las teorías de la nanshin-ron. En segundo lugar, que las ideas de esta corriente de pensamiento no se limitaron a la teoría sino que tam­ bién se pusieron en práctica. La literatura Meiji. Ejemplos de la adopción y difusión de la nanshin-ron La ascendencia en Europa entre 1830 y 1914 del nacionalismo, el liberalismo y el im­ perialismo también afectaron a partir de 1868 a los procesos internos del Japón Meiji. La introducción de estas ideas motivó que los sectores sociales marginados del poder o perjudicados por las reformas introducidas por la oligarquía dirigente reclamasen la adquisición de nuevos mecanismos políticos, como una constitución y un parlamento. nistro de marina, Ministro de mercio. Dkio, 8 de Febrero de 1893. 32 . .J. Saniel, Japan and the Philippines, 1868-1898 (1969), p. 82. 33. AMAE. Política Exterior. Leg. H 2537: Ministro Plenipotenciario a Ministro de Estado, Tokio, 19 de junio de 1891. Citado por Belén Pozuelo España yJapón en la era del nuevo imperialismo», en Revista espa­ ñola del Pacífico, n." 5 (1995), p. 86. 34. AMAE. Política Exterior. Leg. 2537. Ministro Plenipotenciario al Ministro de Estado. Tokio, 14 de mayo de 1892. Ille.> Imperú - 10111 frontera meridional de Japón Illes Imperis - 10111 Guillermo Martínez Taberner 197 Fundamentándose en estas ideas, se promovió una agitación también muy entusiasta en favor de la expansión de estos mecanismos hacia las zonas vecinas de Asia. Los ac­ tivistas ultra-nacionalistas japoneses afirmaban que perseguían los minken o «dere­ chos de la gente» no sólo para los ciudadanos de Japón sino también para los pueblos del resto de Asia; especialmente en lugares donde la corrupción, la ineficiencia, y la debilidad del gobierno era conocida y donde los colonizadores actuaban mediante la represión. Si contrastamos estos planteamientos políticos con las imágenes divulgadas en Japón sobre las posiciones coloniales españolas en el Pacífico, recordemos los ar­ tículos publicados por Suganuma Teifu, resulta lógico pensar que éstas también estu­ viesen en el punto de mira de aquellos que perseguían los minken para otros pueblos de Asia. El auge del nacionalismo y el liberalismo también se introdujo en las islas Filipinas, sobre todo en las tres décadas finales del siglo XIX, inspirando a ciertos grupos la nece­ sidad de reclamar la representación en las Cortes españolas y, más tarde, la independen­ cia. Algunos intelectuales japoneses vieron en la lucha por la independencia de Filipinas un objetivo común, partiendo de la idea de que ambos movimientos internos buscaban una mayor participación política y la limitación de la ingerencia extranjera. Las condiciones internas de ambos países hicieron que los intelectuales de uno y otro lugar se vieran circunscritos por leyes que restringían la libertad de prensa, y tuvie­ ran que canalizar sus objeciones sobre las condiciones existentes a través de novelas po­ líticas. Con todo, estas obras literarias tuvieron una gran repercusión política puesto que sirvieron no sólo como válvula de escape de lo que opinaba el autor sino también como un medio para retratar las condiciones sociales, políticas y económicas de sus socieda­ des. Es más, estas novelas tienen un gran valor histórico puesto que reflejan las opinio­ nes políticas del autor y también la ideología política de su tiempo.35 En Filipinas, el ejemplo más relevante fue José Rizal y su obra NoZi Me Tangere. Mientras que en Japón, aunque la novela política aparece con anterioridad a 1881 y continúa tras 1890, el escritor más representativo fue Suehiro Tetchü. 36 Este novelista representa mejor que ningún otro la literatura política favorable al Movimiento por los Derechos del Pueblo y, también, la idea de trasladar estos derechos a otros lugares de Asia. NoN Me Tangere de José Rizal y Onabara ;k)ijJ* o «El Gran Océano» de Suehiro Tetchü37 son dos obras y dos autores que confluyen en más de una cuestión. En primer lugar, ambas revelan 12 sultado del contacto c por dichos autores. Er da de las sociedades e tancia de los procesos autores se conocieron Fruto de algunas d Rizal acabaría inspiral prólogo de la misma SI ria contada por un fili¡ cí a un hombre de Mar pero el fue arrestado c política del gobierno e Como vemos no c Kousetsu roku ya habú Onabara es una no islas Filipinas. 40 El pre tiano que es expulsade donde intentará poner intento queda frustrac pués, mientras se encu duciendo en las FilipiJ las islas para luchar pe ción por parte de Mad tre la vida de José RiZI son evidentes. Ademái lucha filipina en las c Tetchü, como se anali, tículo es señalar como ra del momento, confi en diferentes ámbitos 35. B. Anderson, Under three flags anarqutSm and the anticolonial imaginatton (2005). 36. Tetchó Suehiro (1853-1896) trabajó como periodista a favor de los derechos del pueblo, lo que le granjeó dos detenciones bajo la Ley de Prensa (1875). Utilizó sus novelas para pedir que se garantizasen los de­ rechos democráticos e individuales. Como miembro de la Cámara de Representantes se opuso a las demandas de la Triple Intervención. A través de sus obras luchó por defender los derechos del pueblo y los intereses ex­ teriores de Japón. Entre sus principales obras destacaron Suehiro Tetchó, Kousetsu-roku ?a~a (Una marca sobre la nieve) (1889) y Seiji-shousetsu, Nan'you no Dai-haran iJl(5il/NlI.~j!f<1)*5&:. (Una novela política, tor­ menta en los mares del sur) (1891). 37. T. Suehiro. Sei;i Josetsu Onabara ~5il'J\m;il:.jlij¡¡¡¡: (Una novela política, el gran océano) (1894). 38. Ibid 39. B. Anderson, Und coge un extracto en el que] julio de 1888. Epistolario R después de haber estado pr hablaba más que japonés, 11 40. Onabara es la obro y de su continuación Arash 41. B. Anderson, Una Illes Imperls - 10111 El Nanyo, la frontera meridional de Japón Illes Imperls - 10111 Guillermo Martínez Tabefl 198 j 1mbién muy entusiasta ecinas de Asia. Los ac­ n los minken o «dere­ nbién para los pueblos ón, la ineficiencia, y la ; actuaban mediante la 1S imágenes divulgadas ca, recordemos los ar­ lue éstas también estu­ ~en para otros pueblos .jo en las islas Filipinas, ciertos grupos la nece­ IS tarde, la independen­ ~pendencia de Filipinas ntos internos buscaban extranjera. intelectuales de uno y rtad de prensa, y tuvie­ a través de novelas po­ ¡ión política puesto que ltor sino también como ¡ómicas de sus socieda­ que reflejan las opinio­ >0. 35 obra NaZi Me Tangere. anterioridad a 1881 y retch6. 36 Este novelista : al Movimiento por los chos a otros lugares de lugar, ambas revelan la influencia de las ideas liberales y nacionalistas. Además, son el re­ sultado del contacto con ideas y sociedades extranjeras a través de los viajes realizados por dichos autores. En tercer lugar, ambos estuvieron interesados en la reforma profun­ da de las sociedades en las que vivieron. No sólo eso sino que también tuvieron cons­ tancia de los procesos que se estaban llevando a cabo en el otro país. Por último, ambos autores se conocieron personalmente en un viaje que realizaron a San Francisco. Fruto de algunas de estas coincidencias, sobre todo del encuentro entre ambos,José Rizal acabaría inspirando el personaje principal de la novela de Suehiro Tetch6. En el prólogo de la misma Suehiro Tetch6 comienza diciendo que estaba basada en una histo­ ria contada por un filipino anónimo que había conocido en su viaje a occidente: «Cono­ cí a un hombre de Manila ... que había estado trabajando por la independencia filipina ... pero el fue arrestado como activista político y el escapó al extranjero. Él me habló de la política del gobierno español y de la agitada condición en las islas».38 Como vemos no cita a Rizal, sin embargo en una novela anterior de 1889 titulada Kausetsu raku ya había introducido su nombre y su carrera revolucionaria. J9 Onabara es una novela política enmarcada parcialmente en la colonia española de las islas Filipinas. 40 El protagonista Ukon Takayama es el descendiente de un daimyo cris­ tiano que es expulsado de Japón en 1615 por sus creencias. El héroe llega a las Filipinas donde intentará poner en marcha una insurrección colonial en la capital. Una vez dicho intento queda frustrado, el protagonista se ve obligado a exiliarse de nuevo. Años des­ pués, mientras se encuentra en Europa descubre que una nueva insurrección se está pro­ duciendo en las Filipinas. Por ello, junto con otros cuarenta japoneses, decide volver a las islas para luchar por la independencia de Filipinas. La novela termina con la acepta­ ción por parte de Madrid de las Filipinas como protectorado japonés. 41 Las analogías en­ tre la vida de José Rizal y la vida del personaje principal de la novela de Suehiro Tetch6 son evidentes. Además, a través de esta obra, el autor hizo públicas su simpatía hacia la lucha filipina en las colonias españolas. Una simpatía que no sólo compartió Suehiro Tetch6, como se analiza en el último capítulo. Ahora bien, lo relevante para nuestro ar­ tículo es señalar como las ideas de la nanshin-ron se introdujeron también en la literatu­ ra del momento, confirmándose la presencia de las ideas expansionistas hacia el Nanyo en diferentes ámbitos de la sociedad japonesa con anterioridad a 1895. n Océano» de Suehiro na cuestión. En primer on (2005). rechos del pueblo. lo que le ir que se garantizasen los de­ ltes se opuso a las demandas le! pueblo y los intereses ex­ tsu-roku ~1IfIii (Una marca JI (Una novela política, tor­ ,1 gran océano) (1894). 38. lbld. 39. B. Anderson, Ultder three Ilags anarquism and the anticolonial imagination (2005). En este texto se re­ coge un extracto en e! que Rizal menciona a Suehiro en una carta a Mariano Pon ce enviada desde Londres en julio de 1888. Epistolario Rizalino, 1887-1890, p. 34, «hice conocimiento con un japonés que vcnia á Europa, después de haber estado preso por Radical y ser director de un periódico independiente. Como el japonés no hablana más que japonés, le servi de intérprete, hasta nuestra llegada a Londres». 40. Onabara es la obra compilatoria de Nanyo no Dai-haran o «Tormenta en los mares del SUD> de 1891, y de su continuación Arashi no nagori o «Los restos de la tormenta». 41. B. Anderson, Unda three Ilags anarquism and the anticolonial imagiltation (2005). mes Imperis - 10/11 Jntera meridional de]apón IIIes lmperis - 10/11 Guillermo Martinez Taberner 199 Conclusiones A lo largo del artículo hemos constatado como desde 1885 hasta 1895 se produjo en Ja­ pón un crecimiento exponencial del interés por la región localizada en la frontera meri­ dional del archipiélago japonés, un boom conocido como Nanyo netsu o «fiebre por la región del sur». El tema clave de dicho interés fue el «avance hacia el sur» y toda una se­ rie de cuestiones relacionadas con éste, como por ejemplo: la necesidad de expandir la marina mercante y militar japonesa, la importancia del establecimiento de colonias en el exterior, las oportunidades comerciales que el Nanyo ofrecía y la posibilidad de adqui­ rir territorios en esta región. El Nanyo fue visto simultáneamente como una oportunidad y como una amenaza para la seguridad, la prosperidad y el prestigio de la nación. En el presente artículo hemos analizado las principales argumentaciones que los teó­ ricos de la nanshin-ron, como Suganuma Teifü y Fukumoto Nichinan, se encargaron de difundir entre la sociedad civil y las elites políticas de Japón. Tanto si sus escritos son considerados como parte del origen del imperialismo japonés como si son vistos como el resultado de sueños derivados de una cierta frustración y romanticismo, lo destacable es que no pueden ser obviados por la historiografía. En los casos estudiados, encontramos descripciones de la situación de las posesiones españolas en el Pacífico y de las posibili­ dades comerciales existentes en las mismas a finales del XIX, demostrando que dichas posesiones estuvieron muy presentes en las teorías expansionistas de los miembros de la nanshin-ron del período Meiji. Por otro lado, hemos estudiado como Enomoto Takeaki colaboró en las expedicio­ nes de reconocimiento en el Nanyo, la ocupación de las islas Bonin, los proyectos de cre­ ación de colonias japonesas en las posesiones españolas y la difusión de las teorías de la nanshin-ron. Por estas razones, es posible afirmar que se trató de uno de los máximos promotores de la penetración japonesa en el Nanyo y, en concreto, en las posesiones es­ pañolas del Pacífico. Las teorías de la nanshin-ron que abogaban por la expansión comercial, el asenta­ miento de comunidades japonesas en el exterior y el aumento de la presencia japonesa en el Nanyo alcanzaron los círculos económicos y políticos del Japón Meiji. De hecho, las consecuencias derivadas de ello fueron percibidas por los representantes españoles. No sólo eso, sino que, como hemos analizado, estas teorías también llegaron a la cultura popular a través de publicaciones comerciales periódicas y novelas políticas, como las de Suehiro Tetch6. Para entender el porqué Japón optó por la opción expansionista cabe tener en cuenta que el debate sobre la misma y sus primeras manifestaciones tuvieron lugar en diferentes ámbitos de la sociedad del Japón Meiji y, sobre todo, ya con anterio­ ridad al año 1895. En conclusión, el Nanyo pasó de ser una región prácticamente desconocida a con­ vertirse en la frontera meridional del nuevo estado. Sólo teniendo en cuenta el fuerte in­ terés que despertó esta región en diferentes ámbitos del Japón Meiji es posible com­ prender la intensificación de las relaciones comerciales y diplomáticas hispano-japonesas que se produce a finales de los años 80 y principios de los años 90. Ahora bien, para ana­ 200 Illes Imperis - 10111 El Nanyo, la frontera meridional de Japón lizar dichas relaciones ( bierno español de «re< cuenta un marco histór cas económicas y polít Asia a finales del siglo el presente artículo. Bibliografía ANDERSON, B., Under th, NY, Verso (2005). BEASLEY, W. G., ]apanest BREMEN J. y Shimizu A., 1999. Duus, P, The abacus and lifomia Press, Berke EUZALDE, M." D., «Japó Pacífico, n.o 5 (1995 ESKILDSEN, R., «Of civili to Taiwan», America HOBSBAWN, E. J., Natior. (1990). 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Illes Imperis - 10111 Guillermo Marrínez Taben :a 1895 se produjo en]a­ zada en la frontera meri­ yo netsu o «fiebre por la lcia el sur» y toda una se­ lecesidad de expandir la ¡miento de colonias en el la posibilidad de adqui­ e como una oportunidad tigio de la nación. mentaciones que los teó­ :hinan, se encargaron de fanto si sus escritos son Imo si son vistos como el ticismo, lo destacable es :studiados, encontramos )acífico y de las posibili­ lemostrando que dichas as de los miembros de la lizar dichas relaciones es necesario tener presente otros factores, como la política del go­ bierno español de «recolonización de sus posesiones en Asia»; y, sobre todo, tener en cuenta un marco histórico más amplio, como fue el determinado por las nuevas dinámi­ cas económicas y políticas del comercio intra-asiático y del imperialismo rampante en Asia a finales del siglo XIX, cuya explicación escapa a los objetivos preestablecidos para el presente artículo. Bibliografía ote desconocida a con­ ) en cuenta el fuerte in­ Meiji es posible com­ :icas hispano-japonesas . Ahora bien, para ana- ANDERSON, B., Under three Ilags anarquism and the anticolonial imagination, London New York, NY, Verso (2005). BEASLEY, W. G., ]apanese imperialism, 1894-1945, Clarendon Press, Oxford (1987). BREMEN J. Y Shimizu A., Anthropology and Colonialism in Asia and Oceanía, London, Curzon, 1999. Duus, P., The abacus and the sword: the ]apanese penetration 01 Korea 1895-1910. University of Ca­ lifornia Press, Berkeley (1995). EUZALDE, M." D., «Japón y el sistema colonial de España en el Pacífico» en Revisa española del Pacífico, n.O 5 (1995). ESKILDSEN, R., «Of civilization and savages: the mimetic imperialism ofTapan's 1874 expedition to Taiwan», American historical review, n.o 107,2002, pp. 388-418. HOBSBAWN, E. J., Nations and Nationalism Since 1780, Cambridge University Press, Cambridge (1990). 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Gran lasia, Sarawak, Brunei y ji, Salomón, Tonga, Gil! influencia sobre Annan que agregó posteriorm( Polinesia, entre ellas Tl desarrollo de una nueVl del Pacífico, como Sam ción en China para no ( 1. Este trabajo se realiz¡ periales: Descolonización y T dad Asociada de la UPF para 202 Illes Imperis - 10/11 El Nanyo, la frontera meridional de Japón Illes Imperis - 10/11 María Dolores Elizalde Pérel