Corte Constitucional: Matrimonio entre parejas del mismo sexo

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Corte Constitucional:
Matrimonio entre
parejas del mismo
sexo
Nathalia Fernández Miranda
Radicado: Sentencia C-886 de 2010
Magistrado ponente: Mauricio González Cuervo
Por medio de la cual la Corte Constitucional profirió sentencia acerca del proceso de constitucionalidad contra el Artículo 113 del Código Civil y el
primer inciso (parcial) del Artículo 02 de la Ley 294
de 1996, por presuntas violaciones a los Artículos
01, 02, 11, 12, 13, 16, 18, 38, 93 y 94 de la Constitución Política y los Artículos 07 y 23.2 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, los
Artículos 01 de la Convención Americana de Derechos Humanos y 06 de la Declaración Americana de
los Derechos y Deberes del Hombre.
En esta sentencia los ciudadanos Jaime Luis
Berdugo Pérez y Felipe Montoya Castro solicitan
que se declare la exequibilidad del Artículo 113 del
Código Civil y el primer inciso (parcial) del Artículo
02 de Ley 294 de 1996 bajo el entendido de que
las parejas homosexuales puedan contraer matrimonio y conformar una familia, contenido en los
expedientes D-7882 y D-7909.
Los demandantes presentan cargos contra
el Artículo 113 del Código Civil, pues consideran
que se vulneran los Artículos 13, 16, 93 y 94 de
la Constitución política, 07 y 23.2 del Pacto Internacional de derechos civiles y políticos. El problema jurídico a resolver consiste en determinar: ¿Los
contenidos normativos acusados del Artículo 113
del Código Civil y el Artículo 02 de la Ley 294 de
1996 establecen una discriminación a las parejas
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homosexuales al no permitirles contraer matrimonio?
Dentro de los cargos presentados por los demandantes, se indica que en virtud de la interpretación
que se hace de las normas señaladas, se entiende
que el hombre y la mujer homosexuales no se les
prohíbe contraer matrimonio civil, sino que se produce que éstos renuncien a su orientación sexual
al contraer matrimonio heterosexual, lo cual es un
trato degradante contra el ser humano en lo que se
refiere a su dignidad, pues la legislación e incluso
el Art. 42 de la constitución reflejan el interés de
una mayoría heterosexual. Asimismo, señala que el
Artículo 23.2 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, indica que el matrimonio es: “(…)
El derecho del hombre y de la mujer a contraer
matrimonio (…)”, sin distinguir las circunstancias
sexuales, raciales, de orientación sexual o cualquier
otra de quien decide vincularse jurídicamente con
su pareja.
De igual forma, el ciudadano Felipe Montoya Castro pretende que se declaren inexequibles las expresiones: “(…) Un hombre y una mujer (…)” y “(…)
De procrear (…)” contenidas en el Artículo 113 del
Código Civil y “(…) Familia (…)” y “(…) De un hombre y una mujer (…)”, contenidas en el inciso 01 del
Artículo 02 de la Ley 294 de 1996. Pues considera
el demandante que a las personas homosexuales
no se les han reconocido gran parte de sus derechos fundamentales como lo son: igualdad, vida
digna o libre asociación, su libre desarrollo de la
personalidad y la prohibición de tratos crueles e inhumanos. Señala también que el Artículo 42 de la
constitución impide que las personas homosexuales puedan organizarse en un familia, pues en la
legislación colombiana se confunde el concepto de
matrimonio con familia, según el actor la familia es
un conjunto de personas que se unen por vínculos
personales e íntimos, y la familia conformada por
hombre y mujer es sólo una de las diversas formas
de conformarla, además, indica que en un Estado
Social de Derecho, como lo es Colombia, se deben
reconocer las diversas formas de conformar una familia, ya que ello responde a la naturaleza intrínseca del ser humano.
Respecto del Artículo 113 del Código Civil, consideran que el matrimonio entre personas del mismo
sexo es totalmente posible, pues en términos jurídicos éste es un contrato civil, en el cual no se puede considerar que haya vicio o error por el hecho
de que se constituya por homosexuales. Señalan
los actores que no poder procrear no es un relevante ya que este factor no es sine qua non para contraer matrimonio, sino que es facultativo en el caso
de las parejas heterosexuales, por lo cual no resulta
aplicable a las parejas homosexuales. Consideran
los actores que la prohibición legal de los homosexuales de contraer matrimonio está en contradicción con el principio de igualdad, ya que se basa
en estereotipos y prejuicios que no tienen cabida
en un Estado Social de Derecho, así como no son
objetivos y razonables, por lo que es necesario que
el caso se someta a un test estricto de proporcionalidad, para determinar si tal restricción se basa
en argumentos razonables o en meros prejuicios
morales sin asidero constitucional.
Asimismo, consideran que dadas las normas del
bloque de constitucionalidad, está prohibido cualquier restricción para conformar una familia, tal
como se puede observar en la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre (Artículo
06), pues según ella toda persona tiene derecho a
conformar una familia sin importar su inclinación
sexual, por lo que resulta necesario realizar una
interpretación sistemática de la constitución y el
bloque de constitucionalidad para contemplar el
matrimonio entre parejas del mismo sexo.
el Instituto de Bienestar Familiar, entre otros; dentro de los argumentos expuestos por estas organizaciones se encuentran que: las normas están en
plena concordancia con el Artículo 42 de la Carta
y por ello su constitucionalidad es clara; asimismo,
que el aceptar el matrimonio entre personas del
mismo sexo está en contra de la naturaleza humana, pues éstas no pueden procrear y va en contra
del orden divino, citando varios apartes de la Biblia. Otros consideran que los homosexuales ya tienen todos sus derechos reconocidos al permitírseles conformar unión marital de hecho y que no hay
trato desigual si no diferente pues son una minoría,
y entre quienes consideran que se debe declarar la
exequibilidad condicionada o la inexequibilidad de
éstas, participaron aquí, la Facultad de Derecho de
la Universidad Nacional de Colombia, el DANE, la
Corporación Colombia Diversa, algunas organizaciones de EEUU y miembros del Senado y la Cámara
de Representantes, entre otros; quienes arrojaron
argumentos que apuntaron a que, las razones para
tal trato deben ser de orden jurídico constitucional
y no meramente morales y religiosas, así como que
la idea de que ello va en contra de la naturaleza
es falsa, dado que en la naturaleza se pueden ver
muchos animales, mamíferos o anfibios, que tienen conductas homosexuales y transexuales en el
cortejo; también que existen artículos científicos
que demuestran que la adopción de las parejas homosexuales no afecta la salud de los niños y que
la familia no es una institución natural, sino social
según la sociología moderna.
Por otro lado, una de las consecuencias que conlleva el matrimonio es la posibilidad de adoptar hijos, lo cual consideran, se debe estudiar desde la
perspectiva de qué condiciones o posibilidades le
puede brindar a un niño la familia adoptante y no
la orientación sexual de los adoptantes.
Interviene en el proceso el Alto Comisionado de
Derechos Humanos para las Naciones Unidas,
quien señala que Colombia no viola el derecho internacional al no reconocer el matrimonio entre
homosexuales, pero tampoco lo viola si lo acepta,
por lo que le corresponde a la Corte explicar la racionalidad del tal trato diferenciado.
Dentro de la intervención de los ciudadanos encontramos que la opinión se encuentra fuertemente
marcada entre quienes están de acuerdo con la
constitucionalidad de las normas demandas; participaron aquí diversas organizaciones como la Asociación Episcopal de Colombia, la Universidad de
la Sabana, la Universidad Externado de Colombia,
La intervención del procurador general de la nación
señaló que la Corte se declare inhibida para fallar
respecto al primer inciso de la Ley 294 de 1996 y
a declarar la exequibilidad del Artículo 113 del Código Civil, en cuanto la institución del matrimonio
desde pretérito ha sido conformada por hombre y
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mujer, y que ello constituye la naturaleza intrínseca de la institución en cuanto su principal objetivo
estriba en procrear.
adicional que recae sobre el actor cuando se refiere
a la vulneración del principio de igualdad, según la
cual el actor debe:
La Corte procede a revisar si la demanda cumple
con los requisitos exigidos por la ley para activar la
competencia de ésta, por lo que procede a verificar
si hubo cumplimiento de lo dispuesto en el Decreto
2067 de 1991, por el cual se reglamenta todo lo
que concierne a los requisitos de las demandas presentadas a la Corte Constitucional, asimismo acude
a su jurisprudencia para determinar si le corresponde fallar de fondo en este caso específico, llegando
a lo siguiente:
“Definir y aplicar tres etapas: i) determinar cuál
es el criterio de comparación (‘patrón de igualdad’ o tertium comparationis), pues antes de
conocer si se trata de supuestos iguales o diferentes en primer lugar debe conocer si aquellos
son susceptibles de comparación y si se comparan sujetos de la misma naturaleza; ii) debe
definir si desde la perspectiva fáctica y jurídica
existe tratamiento desigual entre iguales o igual
entre disímiles y, iii) debe averiguar si el tratamiento distinto está constitucionalmente justificado, eso es, si las situaciones objeto de comparación, desde la constitución, ameritan un trato
diferente o deben ser tratadas en forma igual.”
“Sobre el particular, la Corte ha señalado que
‘para que realmente exista una demanda es necesario que el actor formule un cargo susceptible de activar un proceso constitucional, pues
no le corresponde a esta corporación imaginar
cargos inexistentes ya que ello equivaldría a una
revisión oficiosa’. En este mismo sentido, ha indicado que la ausencia de un requisito sustancial
como el concepto de la violación, sustentado en
razones claras, ciertas, específicas, pertinentes y
suficientes, no puede ser suplida oficiosamente
por la Corte y dado el caso, sobre una demanda
que adolezca de ineptitud sustancial, debe proferir una sentencia inhibitoria. (…) De ahí que
se pueda concluir que la acusación debe ser suficientemente comprensible (claridad) y recaer
verdaderamente sobre el contenido de la disposición acusada (certeza). Además, el actor debe
mostrar cómo la disposición vulnera la Carta
Política (especificidad), con argumentos que
sean de naturaleza constitucional y no de orden
legal o puramente doctrinario, como tampoco
referidos a situaciones puramente individuales
(pertinencia). Finalmente, la acusación debe no
sólo estar formulada en forma completa (proposición jurídica) sino que debe ser capaz de
suscitar una mínima duda sobre la constitucionalidad de la norma impugnada.”
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Considera la Corte que los accionantes en varios de
sus argumentos no dieron argumentos que cumplieran con el requisito de certeza y pertinencia,
además de no cumplir con la carga argumentativa
Indica la Corte que específicamente los demandantes no definen la primera de las etapas, pues
considera que no se esbozan argumentos que respalden desde la perspectiva fáctica y jurídica, un
tratamiento igual entre iguales o igual entre diferentes y si éste es constitucionalmente justificado,
y que las razones dadas son superfluas y de deber
ser, por lo cual no pueden constituir un cargo de
constitucionalidad.
Resuelve la Corte declararse inhibida para fallar de
fondo, por ineptitud sustantiva de la demanda.
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