Domingo 07.12.14 LAS PROVINCIAS 1 PODER INVENCIBLE Integrarse en una multitud les otorga un sentimiento de poder invencible. Pierden el sentido de la responsabilidad VALENCIA 2 3 CONTAGIO Se contagian de la conducta grupal. Someten su individualidad. Quedan despersonalizados PASIVOS Y ACTIVOS Los líderes ejercen el primer perfil. Manejan a los ‘pasivos’, más jóvenes y con menos años de permanencia en el grupo 4 5 SUGESTIÓN La despersonalización de los ultras los deja en manos de los líderes. Los manejan con símbolos, consignas, discursos... INFLUENCIABLES Extraordinariamente influenciables y crédulos. Carecen de sentido crítico y lo inverosímil no existe para ellos 6 SUPERFICIALES La ideología es tan superficial como la propia simbología, cuyo único fin es despersonalizar y cohesionar al grupo 7 5 8 INTRANSIGENCIA «l calificativo de radicales que reciben estos grupos no es más que una expresión de su intransigencia y posturas extremas SIN EMPATÍA Incapaces de ponerse en la piel de quien sufre sus agresiones o daños. Ausencia absoluta de empatía con sus víctimas. ASÍ SON LOS ULTRAS del futuro, porque rompe con un presente carcomido. España 2000, con menor presencia en los últimos tiempos en forma de manifestaciones y protestas y más con sus cuestionados repartos de comida ‘sólo para españoles’, es otro de los partidos de extrema derecha en torno al que gravitan elementos ultra. En Silla, con el logro de dos concejales, han alcanzado su hasta hoy cima política. Aunque uno de ellos, Alejandro Serrador, presentó su renuncia «por motivos personales» el pasado mes de septiembre y fue sustituido por José Andrés Va- Valencia NR lanzó gritos de ‘Sig Heil’ en la procesión del 9 d’Octubre El exconcejal de Silla de España 2000 cuelga gritos de Yomus y esvásticas en su perfil Mestalla, la bufanda de Yomus y la ‘retocada’. :: M. MOLINES lero, también de España 2000. La salida de Serrador se produjo justo después de ser absuelto en agosto de su implicación en la ‘Operación Panzer’, la intervención de la Guardia Civil tras hallar en sus casas armas (entre ellas un bazuca) y material nazi. La Audiencia invalidó las escuchas telefónicas y exoneró a los 18 acusados. Entre ellos también estaba Pedro Cuevas, el asesino de Guillem Agulló. «A la hora de explicar el comportamiento de grupos ultra se hace imprescindible remitirnos a la psicología de masas. Hay dos perfiles individuales, uno activo –los líderes– y otro pasivo –los componentes de los subgrupos que integran el grupo mayor–», explica Francisco Tortosa, vicedecano en Alicante del Colegio Oficial de Criminólogos de la Comunitat (a él pertenecen los perfiles del friso sobre estas líneas). En el exconcejal de Silla Alejandro Serrador confluye un buen puñado de factores que lo convierten en un ‘perfil activo’ a los que se refiere Tortosa. Es un miembro presente en los Yomus (en su Facebook exhibe vídeos de ‘corteos’ –acercamientos a los estadios entre policía– de la peña ultra), muestra sin reparos esvásticas en esa misma red social o dedica un «¡¡Honor a los que luchan!!» a los ultraderechistas que reventaron con gritos y banderas de la Falange un acto sobre el referéndum catalán en el Ateneo de Madrid. Un ultra que no se esconde. de pancartas de los Yomus, incluye consignas racistas y califica de «maricones llorones» a quienes condenan la muerte del ultra de Riazor Blues. En las propias redes sociales arde estos días una polémica, una prueba de los intentos –aunque sea en la sombra– del Valencia CF de borrar la huella de los Yomus. El grupo ultra denuncia que, en la nueva decoración de Mestalla, formada por un gigante murciélago y un ‘tifo’ de bufandas, la de Yomus ha sido borrada por el club para que no aparezca su nombre. De hecho, entre el mar de bufandas no aparece la peña ni una sola vez. El club ha declinado confirmar esta información o hacer cualquier comentario al respecto. «Bufandas con sangre, los mejores trofeos» Antonio Salas Infiltrado en grupos ultras y nazis El periodista alerta del uso de adolescentes por los nazis «como fuerza de choque» y advierte que el radicalismo «infecta colegios y universidades» :: A. CHECA VALENCIA. Durante un año vivió en la cueva del lobo. Durante ese tiempo simuló ser ‘Tiger 88’ y grabó con cámara oculta y probó la cerrada relación entre peñas ultra del fútbol, extrema derecha y los propios clubes. Aquello fue a comienzos de los 90. Pero, una década después, el periodista Antonio Salas, autor de ‘Diario de un skin’, alerta de que el problema sigue más que vigente: «Tras casa bufanda, tras cada bandera y tras cada pancarta que exhiben los ultras en un campo de fútbol, no importa que su ideología sea afín a la extrema derecha o izquierda, subyace un problema mucho más profundo, y que trasciende las gradas. Sale de los estadios y se extiende por las calles, infectando escuelas, colegios, institutos y universidades. Hasta llegar, tarde o temprano, a las puertas de nuestra casa». En sus 10 años como uno más de los Ultra Sur fue testigo de palizas, llegó a cometer delitos, como él mismo ha reconocido, y hoy vive oculto al mundo. Hablar con él significa escuchar una voz distorsionada al otro lado del teléfono, que te llame desde un número oculto y poseer una cuenta de correo de Yahoo como única forma de contactar con él. El perfil que describió en su investigación de los skins se mantiene hoy, según los expertos. No hay edad concreta para los ultras de extrema derecha. Los hay desde adolescentes hasta cincuentones. El propio Salas fue testigo de como los nazis enviaban «a chavales de entre 14 y 16 años a la ‘batalla’ Son la tropa de choque. Los primeros Antonio Salas. :: LP en ser enviados al matadero. Y ellos lo hacen con gusto». Él mismo sintió en sus carnes el «poder adictivo» de caminar con un grupo de Hammerskin por la Gran Vía madrileña y que la gente se fuera apartando a su paso. O «mostrar a los líderes las bufandas, mochilas y demás fetiches robados a los agredidos, después del partido. Si estaban manchados de sangre, mejor. Era el trofeo de la caza». Escondido desde entonces, Salas revela como el pasado mes de marzo intentó ser asesinado por uno de esos ‘cachorros’. ‘Markos’, lo llama él. Tenía nueve años cuando el periodista escribió su ‘Diario’. En marzo, durante una conferencia de Salas en la Universidad Juan Carlos I de Madrid, «acudió con una navaja, con la firme convicción de rajarme la garganta». El aforo completo y las puertas cerradas salvaron a Salas. ‘Markos’ no pudo culminar su crimen. Luego, el periodista cuenta que leyó su libro. «Entonces me confesó que había intentado matarme. Se dio cuenta de que le habían engañado. Como a miles antes que él».