Que reforma los artículos 105 y 116 de la Constitución Política de

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QUE REFORMA LOS ARTÍCULOS 105 Y 116 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS
UNIDOS MEXICANOS, A CARGO DE LA DIPUTADA ROSARIO BRINDIS ÁLVAREZ, DEL GRUPO
PARLAMENTARIO DEL PVEM
Problemática
La descentralización es un proceso político y administrativo que implica reconocer otros
organismos creados o por crearse, así como sus atribuciones completas para realizar funciones
antes reservadas al nivel central de gobierno; supone la autonomía jurídica, funcional y
financiera de esos organismos; implica relaciones de poder entre distintos niveles de gobierno,
no solo un simple proceso organizacional relacionado con la estructura interna de una unidad
del aparato gubernamental, además involucra tanto a instancias político–institucionales como
administrativas, e incluye el traspaso integral de actividades y atribuciones de un nivel central
de gobierno a otro nivel.
En algunos países como Colombia y Perú, la descentralización ha llevado al establecimiento de
regiones para la planificación, integrar nuevos recursos a la economía del país, crear nuevas
fuentes de empleo y limitar la emigración hacia las ciudades.
En México, la descentralización se inició con miras a construir un nuevo federalismo y se
avanzó en la redistribución de competencias y recursos entre los tres órdenes de gobierno, sobre
todo en materia de salud, educación, lucha contra la pobreza y servicios públicos. En esa línea,
se creó el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, facultado para abrir
espacios de dialogo que promovieron relaciones más equilibradas o el Sistema nacional de
Coordinación Fiscal, por ejemplo.
Además del objetivo de fortalecer al federalismo, se entendió como impulso a la
descentralización política, mediante el reparto de competencias entre autoridades del gobierno
central y del local. Para ello, se modificó la Ley Orgánica de la Administración Pública
Federal, se promulgó la Ley de Planeación y se instauró el Sistema de Planeación Democrática
que cobijó a los instrumentos jurídicos de coordinación entre el gobierno federal, los estatales y
municipales.
No obstante, existe, dentro de la vertiendo de fortalecimiento de los gobiernos locales, hoy
llamados gobiernos de proximidad, la de carácter judicial, que ha sido poco abordada, a pesar
de su importancia para fortalecer el estado de derecho. Como antecedente fundacional,
encontramos a la Carta Federal de los Estados Unidos Mexicanos, del 4 de octubre de 1824,
que estableció, inspirada en la Constitución de los Estados Unidos de 1787, la dualidad de
organismos judiciales: los tribunales de la Federación y los tribunales de los Estados, separados
y con competencia propia. Este mismo sistema de doble jurisdicción se continuó en la
Constitución Federal de 1857, así como en la vigente de 1917, de manera que tanto la
federación como las entidades federativas han organizado sus tribunales en la forma que han
estimado más adecuada.
Argumentación
Desde mediados de los años noventa las políticas del nuevo federalismo han otorgado a los
gobiernos estatales mayor autonomía. Aunque los mecanismos de rendición de cuentas han sido
reforzados, existe una evidente brecha entre la institucionalización federal y la que opera en los
estados, especialmente en cuanto al Poder Judicial se refiere. Con el pluralismo político existe
una necesidad especial de independizar las instituciones, sobre todo en la rama judicial, para
que se puedan establecer controles de jurisdicción y de constitucionalidad en el ámbito que
verdaderamente les corresponde, como es el caso del tratamiento de las controversias entre
diferentes partidos y niveles del gobierno.
Antes de 1994, algunos municipios intentaron usar este tipo de recursos jurídicos, pero no
tuvieron éxito. El antecedente más importante que buscó involucrar a los municipios en las
controversias constitucionales fue el juicio de amparo (4521/90) presentado en 1990 por
Mexicali, Baja California, en contra de la Federación. Al resolver este recurso, la Corte
estableció que los municipios fueran legalmente reconocidos para hacer uso de las
controversias constitucionales, aun estando en contra de las reglas previamente establecidas en
donde estas entidades no eran reconocidas como un legítimo actor (SCJN, 7 de noviembre de
1991). Posteriormente, el municipio de Delicias, Chihuahua, presentó un recurso en contra del
gobierno del estado (SCJN, CC1/93, 29 de abril de 1993).
En 1994, la Corte resolvió el caso en favor de los municipios, sentando formalmente las bases
para la participación futura de dichas entidades. Como recordaremos, de 1917 a 1994 pocas
controversias fueron presentadas formalmente ante la Corte por los actores legalmente
autorizados para hacerlo: 14 entre la Federación y un estado; 22 entre poderes dentro de un
estado; una entre diferentes estados; 12 entre municipios y estados, y una entre un municipio y
un estado. En 1993 y 1994, las cinco controversias registradas fueron entre municipios y
gobiernos estatales. Sin lugar a dudas, el escaso uso de las controversias constitucionales fue
debido al carácter antidemocrático del régimen, un fuerte presidencialismo y una centralización
excesiva del poder.
La reforma de 1994 fue un primer paso para reforzar la independencia del Poder Judicial,
otorgándole poderes renovados en el contexto del nuevo federalismo. Desde 1995, la Corte ha
asumido un papel mucho más visible al resolver toda serie de disputas como principal instancia
de adjudicación. Sin duda, el pluralismo político a nivel regional ha incrementado las presiones
por proteger y reactivar la naturaleza del sistema federal. Una muestra de ello es el hecho de
que durante la última década se ha generado un proceso de “judicialización de la política”, en
donde los partidos han incrementado notablemente el uso de recursos legales para resolver una
gran diversidad de disputas políticas e, incluso, situaciones de estancamiento político en el
contexto de un marco más democrático.
Para dimensionar el cambio tan drástico en el uso de la ruta legal a partir de 1994, basta
comparar que mientras en casi ocho décadas (1917-1994) se presentaron 55 controversias
constitucionales ante la Corte (menos de una por año), en tan sólo cuatro años (1995-1998)
después de la reforma se registraron 144 controversias. En un escenario aún más plural después
de las elecciones de 1997, 103 controversias fueron gestionadas en tres años (1998-2000). En
2001 se presentaron 370 controversias ante la Suprema Corte, en su mayoría por diferentes
municipios de ocho entidades, relacionadas con la reforma indígena aprobada por el Congreso
en abril ese año. Finalmente, 179 controversias fueron presentadas en los últimos dos años
(2002-2003), por lo que se puede observar que desde 1998 se ha registrado una tendencia
creciente en el uso de estos recursos legales.
Desde 1995, diferentes autoridades municipales han presentado un gran número de
controversias ante la Corte. El 80 por ciento de las controversias hasta 1998 fueron disputas
entre municipios y gobiernos y/o congresos estatales. Existe una tendencia clara de que en
cuanto los partidos de oposición empezaron a gobernar más municipios, se registró un
significativo aumento en su activismo legal. Estos hechos demuestran la continua búsqueda por
una verdadera autonomía municipal e incluso estatal, reflejando las deficiencias con que
funciona el actual sistema federal mexicano.
Hasta 1998 el porcentaje de resultados exitosos de las controversias presentadas fue muy bajo,
pues únicamente 6 por ciento de los casos fueron fundados. De entre los casos fundados en el
periodo 1995-1998 destaca uno presentado por la Federación contra el municipio de
Guadalajara, resultando anulada la regulación municipal.
Otro fallo en favor del demandante fue el que promovió Río Bravo en contra del gobierno de
Tamaulipas, en donde se estableció que la seguridad pública y el tránsito son áreas de
competencia exclusiva para los municipios. Es preciso apuntar que el procedimiento normal
para la resolución de las controversias ha registrado un promedio de 15 meses, para resolver
temas cruciales que requieren soluciones más expeditas, y sobre todo más cercanas al origen de
la litis , el ámbito constitucional local.
Con el tiempo, la Corte se ha convertido en una especie de supra poder, al que se recurre cada
vez más con el objeto de resolver disputas entre partidos y destrabar situaciones de
estancamiento político. En resumen, la competitividad política en las diferentes ramas y niveles
del gobierno ha revitalizado el tema del federalismo y la necesidad de garantizar una efectiva
separación de poderes. Desde 1994, la ruta legal se ha utilizado con mayor frecuencia y
gradualmente más actores se han involucrado en el uso de controversias constitucionales,
ganando experiencia en la presentación de casos más sólidos por invasión de jurisdicciones
respectivas. Mientras que en el periodo 1995-2000 pocos casos fueron resueltos en favor de los
demandantes, este patrón ha empezado a cambiar.
Desde la reforma de 1994, la Suprema Corte ha adquirido un papel más activo y visible en
cuanto a la resolución de asuntos políticos. El creciente activismo de la Corte no es
necesariamente equivalente a una mayor autonomía o un verdadero estado de derecho. En
cualquier caso, lo cierto es que el papel de la Corte en el continuo proceso de democratización
resulta fundamental para el futuro de México, sobre todo en la medida en que políticas públicas
de gran envergadura son debatidas por canales legales.
Por ello, este proyecto está animado por una idea de federalismo judicial, en donde el respeto a
los principios de definitividad de la instancia y cosa juzgada, deben suceder en la competencia
que en materia de administración de justicia corresponde a cada uno de los ámbitos que
determinan la estructura orgánica federal.
El federalismo judicial es necesario, ya que es una de las vías posibles para la consolidación del
Estado mexicano en las responsabilidades y suma de recursos, que a cada uno de los gobiernos
locales corresponde, en la reivindicación plena de la descentralización política y administrativa
de nuestra nación y el respeto a la autonomía federativa. Se debe recordar que las controversias
constitucionales no fueron diseñadas para llenar un vacío político sino para aclarar el contenido
de la ley.
En tal virtud, la Iniciativa propone las siguientes modificaciones: en primer lugar deroga el
inciso h) e i) del artículo 105 de la Constitución para que la Suprema Corte de Justicia ya no
conozca de las controversias constitucionales entre dos Poderes de un mismo Estado, así como
entre un Estado y uno de sus municipios, sobre la constitucionalidad de sus actos o
disposiciones generales.
Asimismo, plantea adicionar un párrafo séptimo a la fracción III del artículo 116 de la Carta
Magna para que las constituciones de los estados establezcan los requisitos y medios para
conocer y resolver, por parte de sus poderes judiciales, toda controversia relativa a su ejercicio
suscitada entre la entidad y un municipio entre sus poderes.
Estamos convencidos de que el federalismo judicial representa beneficios de gran trascendencia
histórica, ya que al mejorar la administración del Estado, acerca la administración al ciudadano,
legitima al Estado y mejora el equilibrio político y jurídico del territorio, como una suma de la
diversidad, en una sola idea de justicia y esta es dar a cada quien lo que le corresponde. Con
ella, ganan los estados, ganan los municipios, pero sobre todo gana la certeza jurídica que se le
ofrece a la ciudadanía, que puede encontrar la fuente de la legalidad en sus propias instituciones
y no en otras, lejanas y ajenas a su conflictividad, pero también a sus acuerdos comunes.
Fundamentación
Artículo 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Artículo
3, numeral 1, fracción VIII; artículo 6, numeral 1, fracción I; artículos 77 y 78 del Reglamento
de la Cámara de Diputados
Denominación del proyecto
Iniciativa con proyecto de decreto que deroga el inciso h) e i) de la fracción I del artículo 105 y
adiciona un párrafo séptimo a la fracción III del artículo 116 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, en materia de Federalismo Judicial.
Decreto
Único. Se deroga el inciso h) e i) de la fracción I del artículo 105 y adiciona un párrafo séptimo
a la fracción III del artículo 116 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
para quedar como sigue:
Artículo 105. ...
I...
a) a g)...
h) Derogado
i) Derogado
j) a k)...
...
...
II. a III. ...
...
...
Artículo 116. ...
...
I. a II. ...
III...
...
...
...
...
...
Las constituciones de los estados establecerán los requisitos y medios para conocer y
resolver, por parte de sus poderes judiciales, toda controversia relativa a su ejercicio,
suscitada entre la entidad y un municipio, entre los municipios en su territorio o entre
sus poderes.
IV. a VII. ...
Transitorios
Primero. Se otorga un plazo de 180 días, a partir de la entrada en vigor del presente decreto,
para que el Poder Legislativo de cada entidad federativa establezca las adecuaciones
constitucionales y secundarias correspondientes, para efectos de precisar los requisitos y
medios para conocer y resolver las controversias relativas a su ejercicio suscitadas conforme a
las presentes disposiciones.
Segundo. El presente decreto entrará en vigor el día siguiente al de su publicación en el Diario
Oficial de la Federación.
Palacio Legislativo de San Lázaro, a 13 de diciembre de 2011.
Diputada Rosario Brindis Álvarez (rúbrica)
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