presentar náuseas y vómitos, dolor abdominal, diarrea, etc. Estas

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Raúl Domínguez Palestino
Aplicaciones de la genómica II
Adquiriendo nuevos vehículos
Ahora estamos en una época del año donde el aumento de las temperaturas
provoca que irremediablemente busquemos mil y un formas de extinguir el
sofocante bochorno del que somos presos. No es de extrañarnos pues que para
los comerciantes de productos gélidos esta sea su mejor temporada. No es de
extrañarnos tampoco que para algunas bacterias estos meses también sean
épocas de apogeo. No es raro escuchar en estos días un sin fin de notificaciones
sobre lo precavidos que debemos ser con el consumo de este tipo de productos,
esto a raíz de que cada año aumenta el número de casos de infección por
Salmonela.
Esta bacteria es responsable de numerosas enfermedades tanto en animales
como en el ser humano siendo las más comunes la intoxicación por alimentos o
salmonelosis y la fiebre tifoidea. En el caso de la primera las personas suelen
presentar náuseas y vómitos, dolor abdominal, diarrea, etc. Estas molestias suelen desaparecer después de pocos días y mientras tanto solo hay que cuidarse de no
sufrir deshidratación. En cambio en el segundo caso se suelen presentar los mismos
síntomas pero de forma más severa y se requiere el uso de antibióticos para su
tratamiento. En ambos casos si no se llevan con cautela pueden desencadenar el
agravamiento de la enfermedad y llegar a tener consecuencias funestas.
La salmonella vive en los intestinos de los mamíferos, aves y reptiles, y es generalmente inofensiva. Sin embargo existen ciertos tipos de salmonella que tienen en su genoma la información necesaria para causar enfermedades. El tipo de salmonella que es un
peligro para la salud de los seres humanos generalmente se contrae por contacto
con agua contaminada, la carne cruda, huevos crudos, mariscos crudos o
productos de origen animal no pasteurizados como la leche y el queso. En muchos
de los casos la Salmonella vive de forma temporal en estos organismos,
esperando a ser consumida por otro organismo donde tenga mejores condiciones
para vivir. En este caso se dice que los organismos donde vive de forma temporal
son transportadores temporales o formalmente dicho vectores.
Como se mencionó, usualmente son los animales los que suelen fungir como
vectores. Sin embargo en las últimas dos décadas se ha presentado casos donde
esta bacteria utiliza a vegetales como verduras de hoja verde, tomates,
cucurbitáceas, pimientos y nueces como vectores. Esto es un grave problema para
la sociedad pues produce pérdidas económicas en el sector agrícola y la
hospitalización de miles de personas. Desgraciadamente como este es un
fenómeno reciente poco se sabe sobre el por qué es que esta bacteria ha sido
capaz de utilizar a estos cultivos como transporte. Es por ello que urge prestar
atención a este evento y dedicar esfuerzos para investigar más sobre este
fenómeno.
Entre los pocos profesionales que se están dedicando a esta tarea en el presente
se encuentra el equipo de trabajo dirigido por el Dr. Max Teplitski. El es un
investigador de la universidad de Florida y sus esfuerzos se centran en llegar a
comprender
las
interacciones
moleculares
que existen entre los vegetales
(específicamente los tomates) y esta bacteria. Esto con el propósito de diseñar
estrategias que permitan contender con este problema epidemiológico.
Fruto de sus esfuerzos, este grupo ha conseguido diversas publicaciones de
artículos científicos que hoy son la frontera del conocimiento en esta área. En uno
de sus estudios se procede a verificar qué genes son activados durante la etapa en
la que esta bacteria habita a los tomates. En este estudio se encontraron con la
sorpresa de que los genes que se activan son diferentes a los que se activan
cuando esta bacteria vive en los animales o en el ser humano. Esto sugiere que
como parecen indicar los registros históricos, que la capacidad de usar a los
vegetales como vectores fue adquirida recientemente. Además en este estudio se
pudo ver que si se modifican algunos genes de la bacteria se puede disminuir la
capacidad de ésta para sobrevivir en la planta.
Pero la historia no termina aquí, así como sucede con la mitológica criatura, la
hidra, en la ciencia cada vez que se responde una pregunta surgen dos mas aun
más interesantes. En este caso al ya conocer qué genes se encienden en la bacteria
es lógico preguntarse si en la planta también se prenden genes en respuesta a la
presencia de la Salmonella. Y esta pregunta surge porque en el estudio anterior se
demuestra que el estado de maduración del tomate influye en las bacterias que
habitan el mismo. Basándose en otros estudios se conocía que la presencia de la
Salmonella activa en los tomates diversas señales que la planta utiliza para
defenderse contra la amenaza de insectos y otros organismos. Con esto en mente
procedieron a observar el crecimiento de esta bacteria en diferentes tipos de
tomates, algunos de ellos mutados en los genes que se encargan de producir estas
señales de defensa. Con esta estrategia se logró descubrir que efectivamente el
tomate está luchando contra esta bacteria pero a la vez se observó que la bacteria
posee moléculas que le ayudan a combatir contra las defensas de la planta.
La relevancia de estos estudios es contundente. En primer lugar hay una clara
señal de alarma, pues como se observó la capacidad de adaptación de la
Salmonella provoca que cada vez estemos expuestos a una mayor probabilidad de
contagio. Pero la buena noticia es que ahora podemos plantear una solución fruto
de la ingeniería genética. La más evidente en estos momentos es la modificación de
los tomates y demás cultivos para fortalecer su sistema de defensa contra este
patógeno y así asegurar su erradicación antes de que llegue a la mesa de millones
de personas. Esto no es debe tratarse con seriedad pues es solo cuestion de
tiempo por ver quien gana la carrera armamentista que se ha librado durante tanto
tiempo entre el hombre y los microorganismos.
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