el extranjero

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Capacidad
de la
liada
en
146
—
mujer casada domici
el extranjero
Alcance de las disposiciones del Segundo
Congreso Sudamericano de Derecho Interna
de Montevideo.
Los bienes, cualquiera sea su naturaleza los
rige la ley del lugar donde están situados.
cional Privado
de
La capacidad de las personas la
su
domicilio
rige
la
ley
.
La mujer casada, domiciliada en la Argen
que le acuerdan las
tina, tiene la capacidad
leyes argentinas, que no
altera
cambios pos
teriores de domicilio.
La mujer casada domiciliada
en
la
Argen
tina
puede enajenar bienes dótales situados
en el Uruguay sin necesidad de venia marital
ni judicial.
La opinión del Dr. José Pedro Várela ex
presada en et Segundo Congreso Sudamerica
no
de
Derecho
Deber
del
Internacional 'Privado.
notario
de ser exigente en la
prueba del domicilio.
(Dictamen del Esc. José Curi Zagia, apro
bado por -la C. Direct'.va de la Asociación).
El
problema planteado
por el colega
la Argentina,
reduce a saber si una mujer
puede vender sin las venias ma
rital y judicial, sus bienes propios situados en esta República.
Se trata de saber, en esencia, que disposición del Tratado del '2" Con
greso Sudamericano de Derecho- Internacional Privado de Montevideo, ri
ge la materia: si el ai't. P o el 32. El art. 1' trata sobre la existencia, el
estado y la capacidad de las personas físicas, las cuales se rigen por la ley
de su domicilio. El art. 32 dice que "los bienes cualcjuiera sea su natura
leza, son exclusivamente regidos por .la ley del lugar en donde están situa
dos en cuanto a su calidad, a su posesión, a su enajenabilidad absoluta o
nacida, casada
relativa y
ceptibles."
a
y que vive
en
se
todas las relaciones de derecho de carácter real de que
son
sus
147
-
La
capacidad
de la
-
mujer casada, domiciliada en
lugar de su domicilio,
exclusivamente por la ley del
la
o
Argentina,
sea,
se
por las
rige
leyes
argentinas
La ley no hace distinción alguna al respecto. Así el varón de 21 años
cumplidos, pero menor de 22, domiciliado en dicho país, es incapaz para
disponer de sus bienes en el Uruguay, porque no adquiere la mayoría de
edad hasta los 22 años (art. 126 del Código Civil argentino)
Así mismo-,
el varón de 21 años, domiciliado en el Uruguay, es absolutamente capaz de
disponer de sus bienes situados en la Argentina, pues la ley que lo> rige es
.
la uruguaya y si
na,
no
por
de
poniendo
restringe
tado-.
hecho,
liarse
varón de 21 años pasa a domiciliarse en la Argenti
pierde la capacidad ya adquirida aquí y puede seguir dis
sus
ese
bienes sin limitación
de
En
a
pase
eso
ninguna
cambio, el
domiciliarse
como
manera,
el
Uruguay,
no-
sino que conserva la que tenía
aquí también su representante
aumenta
su
que la capacidad no se
el art. 2" de dicho- Tra
de 22 años domiciliado
menor
en
alguna, ya
dispone
así lo
capacidad, adquiriendo
en la
Argentina,
capacidad por ese
aumenta su
allí,
a
menos
legal, padre
la de
su
nuevo
que vengan
tutor,
domicilio.
o-
en
a
c[Ue
solo
domici
cuyo
caso
Civil, Acta N'' 1, se pun
situaciones, habiéndose sustituido- el vo-cablo- "al
tera", por el de "restringe", en el art. 2' El proyecto de la Comisión de
En las sesiones de la Co-misión de Derecho
tualizan claramente
estas
Esto que-no altera la capacidad adquirida"
ni la disminuía y fué objeto de discusión si
se empleaba uno u o-tro vocablo- o- ambos juntos, expresándose que no res
tringía ni alteraba la capacidad, el cambio de domicilio-.
cía así: "El cambio.de domicilio
ría decir que
no
la
ampliaba
Las manifestaciones de los
21 de
julio de 1939 (Acta
das terminantes al respecto
delegados vertidas
en
la sesión realizada el
W 1 de la Comisión de Derecho.
y
no
dejan lugar
a
Civil),
son
to
dudas. -Sólo había discre
pancias en cuanto al término que se iba a utilizar en definitiva : si_ "altera"
"restringe" o "no- altera ni restringe"
El Delegado boliviano Terrazas, ponía este caso: "Supongamos, dijo,
que una persona de 20 años domiciliada en un país donde se adquiere la
mayoría de edad a los 21 años, por un motivo u otro se establece en un
país donde se adquiere la mayoría de edad a los 20 años. Esta persona, al
domiciliarse en otro Estado, habría adquirido capacidad jurídica en ese Es
tado y no la tendría en sU país de origen; pero esta dificultad que puede
pro'ducirse en el terreno- teórico, según disposiciones posteriores del pro
yecto que estamos examinando-, no podría en realidad, pro-ducirse de he
cho, pues la persona que hubiere ganado en capacidad cambiando de do
micilio, no podría obtener esa ventaja porque sigue sujeta a la ley de su
representante legal. Si ese individuo no es capaz todavía, al trasladarse a
otro Estado sigue estando domiciliado- en el domicil'o- de su representante
legal. De manera que, ¿en qué caso podría un menor del Estado de A),
o
,
—
148
-
mayor en el Estado de B) ?" El Tratado en su art. 7" establece que:
"El domicilio de las personas incapaces sujetas a
patria potestad, a tutela
o a cúratela, es el de sus
representantes legales; y el de éstos, el lugar de
ser
representación".
El Delegado uruguayo Dr.
Vargas contesta a la interrogante plan
teada por el Delegado boliviano, de esta manera: "Si no se ha trasladado
con su tutor o
padre, sigue teniendo el mismo domicilio que antes tenía y,
entonces, el problema no existe; pero si se ha trasladado con su padre o
tutor, entonces sí, en el nuevo domicilio adquiere la capacidad antes de lle
su
gar
los 21 años"
a
El
de la
mujer casada es idéntico. Se gobierna por el mismo prinr
de un problema de capacidad. El art. 8' establece
que:
"El domicilio de los cónyuges existe en el
lugar en donde viven de con
suno.
En su defecto, se reputa tal el del marido"
Una mujer, cuyo domicilio conyugal está en la
Argentina, es capaz
ab-sblutamente para disponer de sus bienes, en el Uruguay de acuerdo con
la capacidad que le acuerden los arts. 1" y 3'' de la
ley 'N" 11.357, de se
tiembre 22 de 1926, que dicen así : Art. 1") La mujer mayor de edad,
soltera, divorciada o viuda, tiene capacidad para ejercer todos los dere
chos y funciones civiles que las leyes reconocen al hombre mayor de edad.
Art. 3-')La mujer mayor de edad casada: P)
; 2") Sin ne
cesidad de autorización marital p judicial, puede: a)
; b)
;
c) Administrar y dispo-ner a titulo- oneroso de sus bienes propios y de los
que le correspondan en caso de separación judicial de bienes de los esposos.
Es decir, pues, que la mujer casada, cuyo domicilio matrimonial está
situado en la Argentina, puede disponer libremente de todos sus bienes pro
pios, cualquiera sea la naturaleza de ésto-s y sin entrar a calificar la calidad
cipio
caso
pues
se
trata
.-
de ésto-s.
c¡ue está radicada
en la Argentina, si viene- con
República y establecen su domicilio- conyugal
aquí, no por eso pierde su capacidad ya adquirida, ni se le restringe si-quie
ra, sino que conserva la que ya había adquirido en aquel país.
La confusión de este problema, para mí siempre tan claro, proviene
de la interpretación que se le da al art. 32 del Tratado de Derecho- Civil
Internacional, ya citado y del art. 2398 del Código Civil nuestro. El art.
32 del Tratado fué transcripto al princ'pio de este trabajo. En el art. 2398
de nuestro Código tiene redacción similar, cambiando sólo la frase "en don
Y
su
-esa
marido
misma
a
mujer
radicarse
en
esta
Esta disimilitud rio
de están situados" por la de "en que se encuentran"
el art. 32 del Tra
frase
frase
Analizando
altera en nada el problema.
por
no
no
existe
veremos
fundamento-,
2398
ya legal,
el
tado y
nuestro,
que
la mujer casada
es lo que se discute, sino lógico, para sostener que
que
en un estado donde tiene su
que puede disponer de sus bienes libremente,
domicilio-,
no
puede disponer
de
sus
bienes inmuebles
en
esta
República,
149
-
—
sin las venias marital y judicial. "Los bienes, cualquiera que sea su na
turaleza son exclusivamente regidos por la ley del lugar en donde están
situados
"en que
(o
bienes, cualqurera
encuentran"),
se
sea
su
". Aldecir la
cuanto.
en
naturaleza.
", ha
querido-
ley: "Los
pueden
expresar que
corporales o incorporales, muebles o inmuebles, derechos y acciones rea
personales, semovientes o inaminados, etc. No ha hecho- limitación al
guna y sea cual fuere la naturaleza del bien, queda comprendido en este ar
tículo
a su CALIDAD. ¿Qué entendemos por cahdad en este ca
ser
les
o
—■
.
._
.
so? Para nosotros la respuesta
concreta
se
níancial, dotal, marital, parafernal,
La definición del vocablo así
va
la
pierde
o
de buena
posesión
etc.
como
a
establecer si el bien
su
a
...
POSESIÓN.
también, cómo
.
es
ga-
.
adquiere, conser
leyes al poseedor
ley del lugar donde están si
se
y los derechos que acuerdan las
mala fe, todo- ésto
se rige por la
ENAJENABILIDAD ABSOLUTA O RELATIVA
Pueden determinadas legislaciones prohibir total o parcialmente o e"
ciertas condiciones la enajenación de los bien-es. Así nuestra legislación
establece por la ley de 25 de junio de 1908, que no pueden cederse
sal
vo a la Caja Nacional de Ahorro-s
a ningún título, los
Descuentos,
y
y
sueldos, pensio-nes, salarios, etc. no vencidos. En cuanto- a los vencidos,
sólo podrán -cederse hasta la tercera parte. En este caso- se trata en primer
término de una prohibición absoluta de enajenar y en segundo término de
una prohibición relativa.
Caso similar es la Ordenanza Municipal de Mon
tevideo, de 15 de diciembre de 1908, sobre enajenación de- sepulcros.
Podrían también existir legislaciones que prohibieran la enajenación
del usufructo o de la nuda propiedad o establecer que determinados bie
nes quedan fuera, del comercio de los hombres; o lo
que produjera un país
en
determinados productos no podría venderse al extranjero o que sólo
podría vendersfe al Estado. Es así como debe entenderse lo referente a ena
jenabilidad absoluta o relativa ...' y a TODAS LAS RELACIONES DE
DERECHO DE CARÁCTER REAL DE QUE SON SUSCEPTIBLES.
Creo que de aquí pro-viene la confusión para entender -que la mujer
capaz, domiciliada en el extranjero, está sujeta a una relación de derecho
real co-n respecto al bien por que lo enajena. El Tratado de Derecho In
tuados,
o
a
su
—
—
ternacional de 1889
Pero
no
N'
3)
no era
tan claro
extenderme
en
esta
parte,
como
el de 1940.
mayores consideraciones sobre el tema,
cuando tengo a mano la opinión fulminante de nuestro mejor jurisconsul
to en la materia y uno de los. Delegados al 2'
Co-ngreso Internacional. Di
ce el Dr. José Pedro Várela en la sesión realizada el 24
de junio de 1939
(Acta
voy
a
en
al tratar de las relaciones de
bienes: "Tiene este inconveniente:
"que tengan
car
en
a
casos,
los bienes, la
cuando
ley
del
se
trata de
lugar
los espo-sos
subraya
carácter extrictamente real"
to-dos los
refieren
no
con
se trate
respecto
a
los
de
prohibic'o-nes
Es tendencia de los jueces apli
que
relaciones de los esposos que se
de la situación. Entre nosotros se ha
—
150
-
producido varias veces el caso, si no con lo-s Jueces, con los Escribanos.
LA MUJER QUE TIENE LA LIBRE DISPOSICIÓN iDE SUS BIE
NES POR ESTAR DOMICILIADA EN LA ARGENTINA, VIENE A
SUS BIENES EN EL URUGUAY. LOS
tsCRIBANOS
VENDER
SISTEMÁTICAMENTE,
LE IMPONEN LA VENIA
JUDICIAL QUE
EXIGE NUESTRA LEY, BASADOS EN QUE EL ART 26 DEL TRA
TADO DE MONTEVIDEO ESTABLECE QUE TODO LO QUE SE
REFIERA A LOS BIENES, INCLUSO LA ENAJENABILIDAD AB
SOLUTA O
RELATIVA,
SE RIGE POR LA LEY DEL LUGAR DE
LA SITUACIÓN DEL BIEN. CREO
QUE
ES CONVENIENTE RES
LEGXl E.SiA PRACTICA
EQUIVOCADA. En el pro-yecto primitivo yo proponía: "en todo lo que
no afecte a la economía
general de los bienes en el lugar de la situación" ;
como
en
la
sesión
con el Instituto Argentino se -hiciera una
celebrada
pero
observación basada en el art. 26 del Tratado, convinimo-s en decir : "en to
do lo que no esté prohibido por la ley del lugar de la situación por ser de
estricto carácter real." Más aún : Queda constancia en el informe, DE QUE
TODAS AQUELLAS DISPOSICIONES QUE TIENEN CARÁCTER
TRINGIR
MEDIANTE
UN
TERMINO
DE RELACIÓN DE PERSONAS Y NO CARÁCTER REAL SE RI
GEN POR LA LEY DEL "DOMICILIO"
cisaría ningún otro comentario.
No
se
exige
puede
en
por divorcio
nía, sin que
es
terminante y
no
pre
sostenerse que la venia sea
relación
nada' al bien.
Esto
a
la condición
Desaparecida
la
causa
en relación de carácter real,
pues
de la persona, sin qufe afecte para
de la incapaciidad de la mujer casada,
del
marido, desaparece también el motivo de la ve
haya operado cambio alguno- en el bien.
Es evidente pues que se trata de una relación personal
y no de derecho
real. Pero si aceptamos que una mujer casada puede, por sí sola
enajenar
sus bienes en esta República, siendo cap-az en el Estado donde se
do-micilia,
en cambio deberemos ser
rigurosísimos en la prueba que acredite ese do-mi
cilio. No debe quedar ninguna duda en el ánimo del Escribano autorizan
te, -de que la perso-na está domiciliada en el lugar que expresa.
Hay casos que evidencian por sí solos la prueba del domicilio-, como por
ejemplo, el de esposas de los gobernantes, ministros, diputados, senadores,
etc., que tienen que tener necesariamente su do-mic'lio en el lugar donde
ejercen sus actividades. Y como la mujer tiene el domicilio del marido-, no
es necesario probar más
que el cargo que ej-erce el esposo-, y eso siempre
que ño sea notorio. En síntesis, el suscrito cree que la mujer casada do
miciliada en la República Argentina y mayor de edad en esa República no
necesita la venia marital ni la judicial para vender sus bienes en esta Re
pública
José Curi Zagia.o-
muerte
,
"
.
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