las nuevas "religiones de los jóvenes"

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HANS-DIETHER REIMER
LAS NUEVAS "RELIGIONES DE LOS JÓVENES"
Con el nombre de "Religiones de los jóvenes" siguen siendo noticia nuevos movimientos
religiosos procedentes, en su mayor parte, de los países orientales, que se propagan
principalmente entre la juventud. Hans-Diether Reimer, del Centro Ecuménico
Evangélico, examina los grupos más importantes y estudia las causas de la
participación de los jóvenes en comunidades que les ofrecen una evasión y al mismo
tiempo un principio muy autoritario intranquilizador. Las iglesias evangélicas hace
bastante tiempo que se ocupan seriamente de estos nuevos grupos religiosos. La iglesia
católica les presta una atención que varía mucho de una diócesis a otra. Aunque el
autor reflexiona sobre la situación alemana, sus consideraciones son de interés también
en otros países.
Die neuen «Jugendreligionen», Herder Korrespondenz, 31 (1977) 259-265
UN ALARMANTE SIGNO DE LOS TIEMPOS
El nombre "nuevas religiones de los jóvenes" lo emplea, probablemente por vez
primera, F. W. Haack, párroco evangélico de Munich, al referirse a todas estas nuevas
manifestaciones. Aunque estos grupos tienen un número relativamente pequeño de
adeptos influyen con su activa propaganda y llaman la atención, incluso horrorizan por
las formas inusitadas y con frecuencia extremas de su fe y de su comportamiento éticoreligioso.
¿DE QUÉ GRUPOS SE TRATA?
La secta Mun
Destaca, en primer lugar, la "secta Mun" fundada en Corea. Al entrar en Alemania, se
llamó "Sociedad para la unión del mundo cristiano"; pero, en 1975, cambió su nombre
por el de "Iglesia de la unidad". Su sede está en Frankfurt.
Sigue a un nuevo redentor y mesías, San Myung Mun, quien, en 1960, contrajo
matrimonio en Seúl, y lo celebró atribuyéndole un significado apocalíptico-históricosalvador, en el sentido de fundar así la pareja y la família perfecta, que antes fracasó por
el pecado original. Ella es la célula primitiva, origen de las nuevas familias que sus
seguidores irán formando por el mundo. Mun ofrece dar a nuestra tierra dividida la
unidad religiosa, cultural y política (con Corea como centro). Para conseguirlo llama, en
primer lugar, a la lucha contra el comunismo; pues el comunismo es, para él, no sólo un
poder político o una ideología atea; es el verdadero baluarte de satán. Cuando los
jóvenes siguen las amistosas invitaciones de los misioneros y van a sus centros, se
encuentran ante un sistema mítico-dualista que les exige comprometerse en la vida y
luchar por lo que es de Dios (es decir lo que favorece a San Myung Mun), en contra del
mal satánico del mundo (lo que se opone a Mun). Repentinamente el mundo se les
presenta profundamente dividido y la comunidad les condiciona con una decisión y
situación de lucha. La Iglesia de la unidad con sus diversas organizaciones, como por
ejemplo C.A.R.P. y "Federación para la paz y la unión del mundo", se halla en el limite
entre una comunidad religiosa-escatológica y una fuerza de combate ideológica-política.
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Los Niños de Dios
Forman una comunidad religiosa que vive en un mundo bíblico imaginario. Su nombre
"Niños de Dios" quiere indicar una separación radical de los hijos de los hombres o de
este mundo, cuyas formas de vida, escala de valores y sistemas desprecian. Esta
agrupación procede del movimiento norteamericano de 1968 llamado "la ola de Jesús" y
surge dentro de una corriente marcada por el fundamentalismo, la espera del fin del
mundo y un magisterio eclesiástico libre pentecostal-evangélico. Se distingue de los
demás grupos del movimiento "Jesús", por la fuerte autoridad que estructura sus grupos
íntimos. Obedecen a un director que vive oculto, David Berg, quien con el nombre de
Moisés, abreviado MO, se presenta como profeta del fin del mundo. El determina todo
lo que los "niños" han de hacer, leer, pensar y decir; y controla a los jefes de los grupos.
Este sistema de total dependencia ofrece únicamente la posibilidad de leer o de aprender
de memoria fragmentos de la biblia e innumerables cartas de MO, y el catecumenado
diario. Pero los Niños de Dios son además un grupo revolucionario, no sólo en el
sentido de que rompen con nuestra sociedad e iglesia y se entregan a nuevos criterios
éticos y sociales, como el sexismo religioso, sino también porque han declarado la
guerra del Espíritu a un sistema de escuelas sin Dios, de Iglesias sin Dios y al dinero
cruel (MO: Revolución para Jesús, p. 27).
Movimiento Hare Krishna
La "Sociedad internacional para el conocimiento de Krishna" tiene como jefe a A. C.
Bhaktivedanta Swami Prabhupadas. El nombre de "Movimiento Hare Krishna" procede
de la salmodia supuestamente libertadora: "Hare Krishna Hare Krishna - Krishna
Krishna Hare Hare - Hare Rama Hare Rama - Rama Rama Hare Hare", que se canta o
se susurra durante muchas horas pasando las cuentas de una cadena a modo de rosario.
Se trata de una antiquísima e ininterrumpida cosmovisión y religiosidad hindú que
busca la entrega total del hombre a Dios por la ascesis y el éxtasis. Lo que no deja
entrever es la exigencia de una renuncia absoluta a todo lo que tenga que ver con la
tradición occidental, no sólo en los aspectos de la cosmovisión religiosa tan arraigada en
el cristianismo, sino también de nuestro conocimiento fundamental del hombre como
una individualidad independiente y por tanto de nuestros ideales humanísticos y
democráticos. Significa además la pérdida de nuestro modo de pensar deductivo, propio
de una espiritualidad intelectual y de una religión que, responsable en sus palabras, es
explícita, crítica y profética. La persona que sigue este movimiento de los monjes
orientales se aleja de nuestra interdependencia y responsabilidad social, renuncia a
nuestro concepto activo de la vida y a la construcción del mundo. El total desarraigo y
el trasplante a una tierra extranjera hacen casi imposible que los jóvenes de Krishna,
marginados y "quemados" puedan volver a integrarse en nuestra sociedad (la
comunidad Krishna tiene que renovar cada cinco años a casi todos sus seguidores) y en
ningún caso parece esto posible sin perjuicio.
Misión de la luz divina
La misión del "hijo de los dioses" indio Guru Mabaraj Ji es uno de los movimientos
más sorprendentes, pues este salvador de aspecto regordete y de rostro pálido e
inexpresivo, en la actitud de un Maharadscha indio o de Buda en un trono de flores, no
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responde a la figura ideal de los ídolos occidentales ni tampoco a la de los fascinantes
ídolos exóticos.
Su "Misión de la lux divina" , que actúa en Europa desde 1971, es un ejemplo de
propaganda eficaz. La imagen del gurú lleva escrito debajo: "maestro perfecto de la
sabiduría perfecta"; y encima: "una eclosión de paz para el mundo". Su lema es: "Os
anuncio que daré paz a este mundo. Dadme vuestro amor, yo os daré paz eterna. Yo soy
el manantial de la paz en este mundo".
"Conocimiento", saber que Dios está en cada uno de nosotros, que vivimos por él; y
simultáneamente la técnica, un conocimiento también y una posibilidad de encontrar en
ella armonía divina, esto es lo esencial y el punto de partida del mensaje de paz del
gurú. Sus discípulos, llamados "premies", pasan horas y horas en los ashrams, sus
centros, buscando conocer a Dios por la abstracción, la despreocupación y la huida del
mundo. Esto es un aspecto. El otro aspecto es una organización propagandística
gigantesca. Mildenberger, en su libro ¿Salvación desde Asia? (p. 41) señala la escisión
que causa la penetración de este salvador asiático en occidente y cómo esta experiencia
religiosa crece a causa de la profunda búsqueda de la juventud; señala, además, la
espectacular comercialización que acompaña esta experiencia: la religión se convierte
en mercancía y el sentimiento llega a show. Por el momento, no se puede saber si la
Misión de la luz divina evolucionará internamente y dará una nueva imagen de sí
misma.
Scientology
La fayette Ronald Hubbard (nacido en 1911) fue oficial de marina y escritor de cienciaficción, antes de fundar su sistema que comprende el método "Dianetic" para alcanzar
la total libertad. Este método es llamado "Scientology", por su superestructura
ideológica, e implica la "Sea Org" (Organización de ultramar) para tener el predominio
sobre funcionario s y colaboradores.
"Scientology" viene a ser una psicoterapia, en la que con ayuda de un electrómetro,
parecido a un detector de mentiras, el hombre es escuchado en muchos "auditings" -una
especie de confesión- y debe liberarse paulatinamente de toda sobrecarga mental, debe
llegar a ser "claro", un hombre libre de toda presión. El otro aspecto del sistema es una
organización estructurada al modo militar donde a una total libertad corresponde una
total disciplina. Desde 1970, los "scientólogos" trabajan muy intensamente en la
República Federal Alemana. Es muy fuerte la presión que ejercen sobre cada persona,
así como la dependencia psíquica y financiera, incluso de aquellos que sólo han
participado en un curso y que automáticamente quedan dentro de la organización.
Para explicar el significado de "Iglesia Scientology", F. W. Haack ha escrito en su
folleto "Nuevas religiones de los jóvenes": Mucho tiempo después de la fundación de
"Scientology", esta organización se convirtió de repente en una iglesia... El centro de
información ABI de Stuttgart ha comprobado, por los informes de la cámara de los
comunes inglesa de 1971, que Hubbard, debido a ventajas en los impuestos y otros
particulares, tuvo el desacierto de llamar iglesia a su organización.
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¿CUÁLES SON SUS CARACTERÍSTICAS COMUNES?
Las cinco agrupaciones de que hemos hablado, aunque muy distintas entre sí, son
conocidas con el nombre de "religiones de los jóvenes", porque hacen adeptos
especialmente entre la juventud y también porque han aparecido más o menos al mismo
tiempo y todas sin excepción han causado sobresalto a los padres y a la familia de la
gente joven, que desaparecía de repente en uno de estos grupos, motivando enérgicas
medidas en contra, como fundaciones para las iniciativas de los padres en EE. UU.,
Japón, Inglaterra, Francia y la República Federal Alemana; investigación por orden de
la autoridad y procedimientos judiciales. También se les llama "religiones de los
jóvenes" porque presentan características comunes que ejercen en ellos gran poder de
atracción.
1. El personaje central es un guía que no sólo es la autoridad reconocida o el jefe
patriarcal, sino también una figura de salvación: enviado por Dios, infalible, intangible:
San Myung Mun, "Moisés" Berg, Swami Prabhupada, Guru Maharaj Ji, L. Ron
Hubbard. Como figuras de salvación, fascinan tanto que se aceptan sin objetar sus
actitudes, su proceder a veces excéntrico y sus desmedidas exigencias.
2. Siempre se trata de un contraproyecto total a lo que está establecido. Los jóvenes
opinan que estamos en una época de cambio y que el mundo, el occidental por lo
menos, toca a su fin. Dicen que nuestros sistemas se desmoronan. Esto favorece
contraproyectos extremistas, pues, en este contexto, aquello que es completamente
distinto tiene más probabilidades de ser aceptado; sólo hace falta que penetre en el vacío
de los jóvenes y sacuda su desilusión y su ansia, y se encontrarán representantes
convencidos de estos contraproyectos. Los testimonios subjetivos de seguidores
entusiastas, que hablan de felicidad y de plenitud, son plenamente satisfactorios para
demostrar la validez de estas ofertas.
3. Este contraproyecto se realiza siempre saliendo de la propia comunidad -familia,
profesión, ambientes habituales- y entrando en una estricta comunidad de vida y de
bienes, también grupo primario o íntimo que responde al ideal de comunidad de los
jóvenes.
4. La estructura es totalitaria, tanto en el liderazgo del jefe como en el contenido
doctrinal: presenta una "verdad" fija que hay que aprender a acatar y a entender, y un
determinado estilo de vida al que hay que amoldarse. Toda actitud independiente y
crítica quedará devaluada como egoísmo y oposición al Espíritu de Dios o al nuevo
conocimiento. Por este motivo, los nuevos adeptos con frecuencia se comportan de un
modo que no corresponde a su manera de ser, ideológicamente distintos o fanatizados, o
incluso muy inseguros y desvalidos en los encuentros fortuitos.
5. Finalmente, se les exige la total entrega de todas sus fuerzas. Esta vida "consecuente"
y llena de abnegación, que se opone audazmente a las corrientes tradicionales, favorece
en los adeptos la convicción de ser la élite. Creen que pertenecen a la vanguardia de una
nueva época y por este motivo están inmunizados contra toda crítica.
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Incidencia de las religiones de los jóvenes en nuestra sociedad
Por un lado, en nuestra sociedad, bastante homogénea a pesar de su pluralismo, ocurre
por primera vez la penetración de grupos con una cosmovisión religiosa extremista. Esta
penetración se ve claramente en el ámbito de los "undergrounds" juveniles, del que
forman parte el movimiento hippie, el mundo de la droga, "la ola de Jesús", las
eclosiones carismáticas, las comunas y otras formas de un "estilo de vida alternativo",
además de agrupaciones revolucionarias en el campo político. El hecho de que el poder
aglutinante de la tradición eclesiástica haya perdido fuerza y de que el pluralismo
religioso aumente ha favorecido que esta penetración tenga carácter de signo ante un
futuro incierto.
Por otro lado, nuestra sociedad al principio reaccionó a la expectativa; o bien se
apropiaba alegremente las noticias sensacionales, como ocurrió en casi toda la prensa
federal alemana durante los primeros años, o se dejaba llevar por la indignación. Poco a
poco se fueron entendiendo las manifestaciones extremistas, se vieron los peligros, se
deploró la oferta, se dieron avisos y se pidieron medidas de defensa. Pero no se buscaba
todavía una explicación a estas manifestaciones, ni era posible formular entonces
preguntas profundas y auténticas. Ahora podemos hacernos estas preguntas, que
interesan enormemente, pero, por ser recientes, sólo pueden indicar hacia donde puede
ir nuestra comprensión y nuestra respuesta.
¿QUÉ CAUSAS INFLUYEN EN LOS JÓVENES PARA ADHERIRSE A ESTAS
RELIGIONES?
Tenemos que nombrar ante todo la palabra clave futuro. A los jóvenes hoy ya no se les
necesita; son demasiados. Tienen que buscarse un empleo. En general, para poder
conseguirlo, en la República Federal Alemana, están sometidos a una fuerte presión de
rendimiento. El motivo de todo el esfuerzo no es ayudar al mundo y construir un futuro,
sino tener un puesto de trabajo. Es humillante. Pero además el futuro de la humanidad y
de toda la tierra está en la oscuridad. Los expertos han perdido la pista. ¿Quién la
iluminará? Evidentemente, sólo el profeta. Evidentemente, sólo audaces innovadores
que con incomprensible insolencia proyectan su plan y buscan realizarlo, si hace falta,
en contra de todo lo establecido.
A esto hay que añadir el derrumbamiento de una fe en el progreso, operante en las
últimas generaciones, y nuestra incapacidad de "construir" futuro. Para los jóvenes, este
sistema ha fracasado y no sirve. Desean desentenderse, lo cual no significa
forzosamente la huida. Ya desde el momento en que trazan un plan para el futuro y se lo
apropian, salen fuera de la "vieja sociedad". Pues, en nuestra sociedad, el pluralismo va
en aumento. Hoy se ofrecen libremente como mercancías de un supermercado, estilos
de vida, formas de fe, sistemas completos de valoración y de interpretación. Cada uno
debe actuar según su propia conciencia y su decisión personal, y no saben como
decidirse. Es decir, nos fuerza un sistema intrincado, la sociedad moderna. Y en nuestro
interior, subjetivamente, tenemos que pensar y decidir aquello que queremos. Es la
famosísima libertad de conciencia, una jurisdicción independiente e inofensiva, que es
considerada impotente. Esto es el segundo conflicto.
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En tercer lugar, nos hallamos ante una realidad que podemos llamar idealismo
agonizante. Actualmente todos somos realistas, incluso en lo religioso, increíblemente
sinceros en la confesión de nuestros límites y dé aquello que nos condiciona. Cada
llama idealista será inmediatamente vuelta hacia abajo, hasta que se iguale al nivel
corriente, hasta que sea moderada y realista. Aunque esta postura, por ser hoy tan
unilateral, empieza a no ser verdad, no es extraño que los jóvenes deseen de veras una
situación ideal en la vida. Buscan ante todo un guía. Y porque lo han echado de menos,
están dispuestos a reconocerlo dondequiera que se les presente, con tal de que infunda
respeto.
Y, finalmente, hay el deseo de una auténtica comunidad: la comunidad de los que
piensan lo mismo y creen lo mismo; de los comprometidos del mismo modo; de los que
renuncian a deseos personales y realizaciones y se sacrifican, siendo por este motivo
igualmente incomprendidos, incluso perseguidos y que ahora todo aquello que han
sacrificado lo buscan y a su vez lo reciben en el nuevo grupo. Con frecuencia el miedo
se introduce también en este buscar la seguridad en el grupo; les acompaña el miedo de
hallarse solos ante las complicadas relaciones sociales de nuestro mundo moderno.
Además, no se les ha dado a los jóvenes verdaderas orientaciones para la socialización.
Y a esto hay que añadir la crisis de identidad que están pasando durante la inestable fase
de su pubertad. Ahora, en los grupos mencionados, tendrán la oportunidad de salir
airosos; se les exige directamente y cada uno puede demostrar si realmente vale o es un
fracasado. Todas estas reflexiones pueden servirnos de ayuda para entender por qué la
oferta de las religiones de los jóvenes encuentra un proselitismo entusiasta.
¿CÓMO SE EXPLICA EL ATRACTIVO DE LOS GRUPOS?
Esta segunda pregunta se refiere al extraño comportamiento que se observa en la mayor
parte de los jóvenes que se incorporan a estos grupos. Muchos informes presentan
afirmaciones alarmantes en este sentido. Incluso se llegó a pensar en influencia de la
droga, "lavados de cerebro", "psicoterror" y otras cosas parecidas. Pero estas sospechas
o son falsas (p. e., no se drogan) o no conducen al verdadero problema; sólo indican
desaprobación.
Disponemos aún de poquísimos datos acerca de la enorme influencia que cada sistema
religioso- metafísico y cada grupo de vida primario ejercen en una sociedad pluralista.
Cuando, en un mar de incertidumbres, se ofrece a los jóvenes un esquema con sentido
inteligible, muchos lo aceptarán vehementemente y no permitirán que nada les aparte de
su decisión. Cuando este esquema está, además, construido de un modo fuertemente
dualista, y en él Dios y satán desempeñan papeles dominantes, puede ocurrir que estas
personas queden como fascinadas. Lo mismo ocurre en los grupos íntimos. Las
religiones de los jóvenes nos demuestran el protagonismo que ejercen los grupos
cerrados, bien organizados. Los jóvenes de estas comunidades experimentan la fuerza
del grupo, aunque no lo entiendan. Han encontrado un barco que navega entre las olas y
les resguarda como el arca de Noé. Y esto lo aprecian tanto que están dispuestos a
soportar muchas limitaciones y experiencias difíciles en el grupo y con el grupo. Porque
salirse del grupo significaría ¡caer al mar! Porque ¿dónde encuentran en nuestra
sociedad, incluida la iglesia, una comunidad de hombres verdaderamente humana y
espiritual que sea salvadora?
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Además la componente sociológica va por otro lado. Los jóvenes se dejan coger por las
nuevas agrupaciones porque les faltan las normas y las orientaciones espirituales y
religiosas básicas que el s permitirían contrastar y comprobar. Sin embargo, nuestra
sociedad cristiana transmite por tradición muchas normas religiosas y valores
universales que permiten contrastar cada "nuevo evangelio". ¿Por qué, pues esta falta de
normas en nuestros jóvenes? La respuesta a esta pregunta ya está indicada en la
formulación que acabamos de emplear: "nuestra sociedad cristiana transmite por
tradición... " es decir, las normas religiosas y los valores universales no se transmiten
ellos mismos por tradición a no ser que consten claramente en un código. Los
transmitirá mucho mejor una sociedad que tiene determinadas formas o estructuras.
Estas estructuras envejecen; están cambiando de un modo radical. Por este motivo los
jóvenes ya no están a gusto en nuestra sociedad. No quieren participar en ella. Pero
pierden también así los valores transmitidos, porque están vinculados a la "vieja
sociedad". Precisamente las religiones de los jóvenes nos indican hasta qué punto las
normas y los valores fundamentales dependen de la sociedad, en el sentido de que sólo
tendrán validez si se viven en una relación social. Esto se ve muy claro en la tan
característica "pérdida de valores" y también en la aceptación sin crítica de nuevos
valores porque son representativos de grupos aparentemente íntegros.
¿SON VERDADERAMENTE PELIGROSOS ESTOS GRUPOS?
La tercera pregunta es: ¿son verdaderamente peligrosos estos grupos, o juegan limpio y
dan a los jóvenes que están en crisis la posibilidad de una vida llena de sentido? Esta
pregunta debe plantearse seriamente, porque siempre corremos el peligro de medir la
novedad unilateralmente con la tradición. Además, en cada grupo hay adeptos que
aseguran que son felices y que han encontrado una auténtica entrega. Así pues, aunque
en general estos grupos dan una impresión completamente negativa, debemos
informarnos a fondo y sacar conclusiones en cada caso particular, enterándonos de cuál
es la voluntad de los interesados. Esto no se puede hacer en poco espacio y sólo
indicaremos a continuación algunos puntos neurálgicos:
Como resultado de la investigación y de las observaciones que se han ido haciendo
acerca del modo como hasta ahora se han presentado estos grupos entre nosotros,
constatamos que no se trata de un ofrecimiento alternativo serio respecto a nuestra
religión cristiana tradicional, sino de una posición que está en contra de ella con
desviaciones y falsificaciones de las formas religiosas de la comunidad. Por tanto, hay
que decir que son una amenaza para los jóvenes que buscan algo, siendo su mayor
peligro el totalitarismo, el aislamiento característico de la secta, el carácter utópico de
la oferta y el comportamiento inhumano, por regla general, de los responsables. El
totalitarismo no es sólo una estructura de dominio total, que actúa más o menos
abiertamente e incapacita a los adeptos; hay además una exigencia de totalitarismo
dentro del grupo respectivo y en el aprendizaje. Cada grupo se absolutiza hasta tal
punto, que se hace incapaz de entrar en comunicación con otros grupos comunitarios.
No hay ninguna clase de intercambio; sólo es posible hacer misión, propaganda,
instrucción doctrinal. Por este motivo, estos grupos no significan un fortalecimiento o
enriquecimiento de nuestra sociedad; son, por el contrario, un contraproyecto radical
que causa confrontación y división. Esto trae como consecuencia para los grupos
mismos la amenaza del aislamiento característico de la secta; giran exclusivamente en
torno a su propio tema y a sus propios problemas.
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El carácter utópico de la oferta es evidente si se observa que su propaganda no puede
llegar a una realización fructífera en lo que concierne el mundo que nos rodea. O no
tienen en cuenta la actuación y se quedan detenidos en la publicidad propagandista
(Iglesia de la unidad), o el programa sólo puede desarrollarse dentro de un total
encapsulamiento (Niños de Dios, Hare Krishna), o no se realiza el gran éxito prometido
para esta vida (Misión de la luz divina), o bien hay una continua imposición de los
medios de propaganda y jurídicos (Scientology). Pero si despiertan fe y esperanza y su
realización no se impulsa con seriedad, entonces se desviará a hombres creyentes.
Un comportamiento inhumano, de proporciones a veces alarmantes, puede ser
comprobado no sólo en el trato con los de fuera, sino sobre todo con los parientes de los
adeptos (frialdad, mentira, hábil desconcierto). Se da también en el trato con los del
grupo, que son manipulados, y en caso de oposición o de negativa serán sometidos a
duros castigos, sin apenas tener en cuenta su identidad personal. A los adeptos se les
aprecia mientras son fuertes; pero se les aparta con mucho gusto cuando se han cansado
o están enfermos.
¿ES NUESTRA SOCIEDAD ENEMIGA DEL FUTURO Y DE LA JUVENTUD?
Esta pregunta, que implica la situación de la juventud actual y una reacción positiva a
las "religiones de los jóvenes, es la más difícil de contestar, porque expresará la
necesidad de un cambio profundo en la sociedad y en la iglesia.
Nuestra sociedad, tal como se presenta actualmente en la República Federal Alemana,
en cierto modo, es enemiga de la juventud. Se dan muchas y honrosas excepciones.
Pero, en general, nuestra capacidad de comunicación es pequeña; muy limitada la
disponibilidad de acercarnos a personas con otros estilos y enfoques de vida para
entenderlas y aceptarlas. Fácilmente eludimos nuestra responsabilidad hacia los jóvenes
y traicionamos la necesidad de ser para ellos un fiel compañero.
Los jóvenes necesitan perspectivas de futuro y no se las damos. Esto puede tener sus
motivos. Pero tampoco buscamos estas perspectivas con ellos. No basta seguir dando
normas de conducta. Hay que darles modelos de vida que les sean un estímulo. Vivimos
nuestra vida de espaldas a las necesidades e inquietudes de los jóvenes. Sin embargo,
exigimos de la juventud que se adapte a nuestro mundo. Esta incorporación puede dar
buen resultado en tiempos tranquilos y de progreso, porque fortalecen la estabilidad y el
desarrollo. Pero no da resultado en tiempos de cambio caracterizados por la necesidad
de hacer posibles nuevas situaciones. Desde esta perspectiva, las "religiones de los
jóvenes" son un signo de los tiempos. Podría ser frustrante y de graves consecuencias si
sólo las atacásemos siendo agresivos emocionalmente o a través de una lucha
legalizada.
Tradujo y condensó: MONTSERRAT SEGARRA
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