NULIDAD DE LOS CONTRATOS ADMINISTRATIVOS POR VICIO EN LAS FORMAS ESENCIALES.- REQUISITOS FORMALES. EFECTOS I.- INTRODUCCIÓN. 1.- La omisión de las formas esenciales en la celebración de los contratos administrativos, determina la invalidez e ineficacia de los mismos, conforme lo sostenido en reiterados pronunciamientos por la Excma. Corte Suprema de Justicia de la Nación ( vide Fallos 308:618; 316:382; M.265.XXXIII Más Consultores Empresas Sociedad Anónima c/ Santiago del Estero Provincia de Ministerio de Economía s/ Cobro de Pesos, sentencia del 1-6-2000; I.71.XXXIV, Ingeniería Omega Sociedad Anónima c/ Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires s/ Recurso de Hecho).2.- En el orden Nacional, la doctrina judicial citada no es más que la derivación de lo dispuesto por el artículo 14 apartado b) de la Ley 19549, al expresar que " El acto administrativo es nulo, de nulidad absoluta e insanable......cuando fuere emitido mediando... violación de la ley aplicable de las formas esenciales..." En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el Decreto 1510/97, ratificado por la Resolución 41/98 de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, expone similares conceptos, en su artículo 14.3.- Con relación a la aplicación de la ley 19549 al ámbito de la contratación administrativa, la reforma introducida en el último párrafo del artículo 7 por el art. 36 del Decreto delegado 1023/01 ( conforme habilitación de la Ley 25.414), eliminó la discusión relativa a la aplicación del plexo normativo contenido en el Título III de la misma.- Conforme lo expuesto, los requisitos de existencia del acto administrativo, sus efectos, su vigencia, extinción, conversión y demás normas relacionadas con la existencia de los mismos, son de aplicación directa a los contratos administrativos.-(v.Comadira Julio Rodolfo, con la colaboración de Laura Monti, Procedimientos Administrativos, Editorial La Ley, Edición 102002, página 192 ) Idénticas conclusiones, puede extraerse de la legislación de la Ciudad de Buenos Aires, puesto que el último párrafo del artículo 7º del Decreto 1510/97 citado, dispone que "los contratos se regirán por sus propias normas especiales, sin perjuicio de la aplicación directa de éste título en cuanto fuere pertinente".El título referido es el II, similar al Título III de la Ley 19549 que hemos referido ut supra, y contiene también las normas relacionadas con los requisitos del acto administrativo y la eventual nulidad y anulación.4.- Llegado a éste punto y formuladas las precisiones previas, corresponde determinar cual es el procedimiento que debe observar la Administración, ante un contrato administrativo nulo por inobservancia de los procedimientos formales especiales o generales.Esta cuestión no es ociosa, si observamos que muchas jurisdicciones públicas han estado y están actualmente contratando provisiones de bienes y servicios sin observar estrictamente la normativa vigente.La inobservancia de los procedimientos legales generales, en gran parte de los casos se han sustentado en razones de emergencia, o bien en la retracción generalizada de proveedores como consecuencia de los graves atrasos en los pagos de la Administración, o en la incertidumbre de la economía Argentina, pero en gran cantidad de supuestos, han sido producto de las erradas decisiones de los responsables de las áreas jurisdiccionales.- Ejemplo de lo expuesto se advierte en el área salud, en el que muchas adquisiciones de insumos, son realizados sin observar las formas legales, sosteniendo que de lo contrario deberían dejar de atender a pacientes, con el consiguiente riesgo y perjuicio para la salud de la población y la responsabilidad penal de sus encargados.En otros términos, se ha optado en muchos casos por el mal menor, priorizando la preservación de la salud de la población en desmedro de las formas legales.Si éstos motivos han sido reales, y se descuenta que en muchos casos han podido serlo, ante la generalizada utilización de procedimientos irregulares en dicho sector, se advierte que han respondido a la falta de cumplimiento de las obligaciones de los agentes y funcionarios públicos y a la falta de profesionalidad de muchos asesores, realidad que algunos magistrados han simplificado a la simple sospecha de corrupción y/o colusión dolosa.De ésta forma, aplicando incorrectamente el sistema de nulidades administrativas e ignorando la realidad que afecta la gestión de algunos sectores, se ha castigado a quienes intentaron "colaborar con la administración", potenciando así la retracción de empresas del mercado público y generando un circulo vicioso, con los consiguientes perjuicios que se derivan para el sector público y por ende para el contribuyente.Quedará pendiente para el intérprete, discriminar situaciones que impusieron la falta de observancia de los procedimientos legales con el fin de preservar necesidades impostergables de la administración, de las que han ocultado maniobras ilícitas.Claro ejemplo de la realidad expuesta, se advierte, en la publicación del diario Clarín del 13 de septiembre de 2004, páginas 34 y 35, en las que se expone la prórroga mensual de varios contratos de concesión en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, vencidos desde hacía varios años.- No hacen falta mayores precisiones, para advertir la situación irregular en las que se encontraban los mismos, y el vicio de nulidad absoluta que los afectaba.Sin embargo, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, utilizando el procedimiento aludido, ha permitido la perpetuación de los mencionados contratos, abonando las facturas emitidas por los contratistas involucrados, mientras que contradictoriamente, ha cuestionado la legalidad de contratos celebrados por administraciones anteriores bajo las mismas justificaciones, solicitando el rechazo de los reclamos de pagos de facturas ante los tribunales judiciales.- ( véase Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires, Sala I, Exp. 1009- Sulimp S.R.L. c/ Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires s/ Cobro de Pesos entre otros fallos, 18-9-2002).Esta conducta contradictoria de la administración, así como la falta de consideración de la realidad y la simplificación de las soluciones judiciales, no hace más que dañar la seguridad jurídica y finalmente el propio interés público, debido a la retracción empresaria del comercio estatal, con la consiguiente elevación de los precios por la disminución de la concurrencia y la selectividad inversa de proveedores que provoca tal situación.Las circunstancias apuntadas, como así la incorrecta interpretación de las mismas en relación al régimen jurídico vigente, pone en crisis la caracterización tradicional del contrato administrativo como "colaborativo", al someterlo a un extremo rigorismo formal y solemne, que sumado a la naturaleza exorbitante de su régimen jurídico, genera una peligrosa distorsión del mercado público y una sensación de inseguridad jurídica creciente. 5.- Conforme hemos señalado en el párrafo 2do, el art. 14 de La Ley 19549, fulmina con la nulidad absoluta e insanable, "a los actos administrativos emitidos mediando violación de la ley aplicable y de las formas esenciales..." Esta disposición, es directamente aplicable a los contratos administrativos, conforme lo prevé el artículo 7 in fine de la ley citada.Por su lado, en el orden nacional, el decreto delegado 1023/01, ha establecido en el Art. 11, bajo el subtítulo de " formalidades de las actuaciones", que deberán realizarse mediante el dictado del acto administrativo respectivo, con los requisitos establecidos en el artículo 7 de la Ley 19549, una serie de actos coligados del procedimiento de contrataciones.Del juego armónico de las disposiciones aludidas, es incuestionable que el plexo normativo de nulidades es plenamente aplicable a los contratos administrativos, como así a los actos coligados que constituyen sus antecedentes inmediatos.II.- PROCEDIMIENTO.6. - ¿Cómo debe proceder la Administración, ante la existencia de un contrato afectado de nulidad absoluta?.Conforme lo dispone el artículo 17 de la ley formal citada, el contrato "debe ser revocado o sustituido por razones de ilegitimidad por la autoridad competente, es decir por quien tiene atribuida la competencia para autorizar la contratación y aprobar los documentos y características de la convocatoria ( paralelismo de las competencias, Conf. Marienhoff, Tratado de Derecho Administrativo, tomo II, Pág. 595), salvo que hubiere actuado por delegación y que, al tiempo de la anulación, aquella hubiera cesado, supuesto en el cual la anulación sólo podrá disponerla el órgano delegante ( argumento del Art. 85 del reglamento aprobado por el decir. 1759/72) ( vide Comadira Julio R. Ob. cit, Pág. 369) Por su lado el Profesor Comadira, señala que la reforma introducida por la Ley 21.686. en la segunda parte del Art. 17 de la ley formal, ha determinado claramente los límites de la anulación oficiosa del acto irregular, cuando el mismo reúna las siguientes características: 1) firmeza, 2) consentimiento 3) generación de derechos subjetivos 4) cumplimiento de dichos derechos subjetivos.- ( v. Comadira Julio R. ob.cit. Pág. 349) 7.- Conforme lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo 17 de la ley citada, la administración carece de facultades para revocar contratos nulos, que hayan generado derechos subjetivos.Hutchinson sostiene, que el Art. 17 de la ley 19549, impone el principio general de la revocación del acto nulo, pero los actos que han generado derechos subjetivos no pueden ser revocados. ( Procedimiento Administrativo, Hutchinson T., Pág. 375 último párrafo.) Solo un juez, puede declarar la nulidad de un acto nulo en las condiciones indicadas. Pero también en éste punto, y en los supuestos en que se hayan generado prestaciones que estén en curso de ejecución o que se hayan ejecutado, la doctrina señala que la mencionada declaración judicial, solo puede afectar los derechos y/o obligaciones aún pendientes de ejecución.- De no ser así, se crearía una peligrosa inestabilidad en las situaciones jurídicas.- (v. Agustín Gordillo, Tratado de Derecho Administrativo, tomo III, Pág. VI-16, Hutchinson T., ob.cit. Pág. 376. Indica Hutchinson, que los derechos deben ser establecidos en favor del particular, por cuyo motivo, si se dispone la revocación judicial, la misma debe ser ex nunc, es decir hacia el futuro, circunstancia que impone la preservación de las prestaciones ejecutadas, declarándose nulo el acto en forma parcial. ( Hutchinson T., Ob. cit. Pág. 377) Conforme lo expuesto, la facultad anulatoria de la administración, solo puede ser ejercida en sede administrativa, siempre que el contrato celebrado, no haya generando derechos subjetivos que se estén cumpliendo.- Caso contrario, sólo podrá impedirse la subsistencia del contrato y la de los efectos aún pendientes mediante declaración judicial de nulidad. ( Art. 17 ley citada. Comadira, Julio R. ob.cit. Pág. 349) También corresponderá determinar en cada caso, si la violación de las formas y requisitos ha tenido la suficiente entidad como para sancionar al acto emitido con su extinción, más aún cuando puedan haber generado derechos subjetivos a favor de los administrados.- (v. Comadira, Julio Rodolfo, Ob. cit. Pág. 199 y sigts.).Deberá tenerse especial cuidado, en no declarar la nulidad de los contratos, cuando la irregularidad, omisión o vicio no llega a afectar a sus elementos esenciales, o bien cuando el vicio, solo afecta a una cláusula accidental o accesoria, y ésta sea separable. ( conf. Art. 15 y 16 ley 19549). En consecuencia, una vez perfeccionado el contrato en los términos del artículo 20 del decreto delegado 1023/01, es decir en el "momento de notificarse la orden de compra o de suscribirse el instrumento respectivo, en los plazos y con las modalidades que determine la reglamentación", solo podrá requerirse la nulidad al juez competente.- Este, deberá determinar y discriminar los efectos producidos y pendientes, a fin de disponer los alcances de la nulidad.En el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, encontramos una norma similar al artículo 17 en el citado Decreto 1510/97, pero agregando en su último párrafo que la limitación de la nulidad a los efectos aún pendientes, no se producirá si el interesado hubiese conocido el vicio del acto al momento de su dictado, en cuyo caso esa limitación será inaplicable.Como puede advertirse, el agregado del último párrafo del artículo 17 del decreto citado, es el mismo concepto que rige en la nulidad relativa, y que en el ámbito nacional, un sector de la doctrina declara aplicable a ambos supuestos.-( vide Graciela Elena Christe en Una excepción a la estabilidad del acto administrativo irregular: el conocimiento del vicio por el interesado en El Derecho, Administrativo-Serie Especial, 27 de marzo 2002, página 9 y sigts.; ver Comadira Julio R. en El Derecho, Serie Especial Administrativo, 178:750 ) Debe considerarse que la Ley 19549 como así su similar vigente en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, Decreto 1510/97, instrumentan sistemas que tienden a proteger a los derechos de los administrados.Ello por cuanto, la Administración ejerce facultades exorbitantes, que se imponen a los administrados imperativamente, por cuyo motivo, el sistema procesal administrativo trata de encauzar esa actividad en la legalidad.- Por el contrario, si no existiera un sistema formal en el ámbito de la actividad administrativa, todos los administrados podrían encontrarse en situación de desprotección ante el ejercicio arbitrario del poder.Claro ejemplo de lo señalado, son los principios impuestos en el artículo 1 de la ley 19549, como así los conceptos del artículo 17 (en ambos sistemas), en el que claramente se imponen límites a la anulación administrativa y judicial, dejando subsistente los derechos subjetivos y los efectos aún pendientes.Conforme lo expuesto, celebrado un contrato nulo de nulidad absoluta y nacido el derecho subjetivo a que se cumpla el mismo, la Administración solo puede evitar la subsistencia de dicho derecho y sus efectos aún pendientes, requiriendo a la Justicia su anulación. ( v. Comadira Julio Rodolfo, ob.cit Pág. 354 y sigts; Hutchinson, Tomás en Ley Nacional de Procedimientos Administrativos, Ed. Astrea, Pág. 373. -) 8.- Tampoco la Administración puede disponer la suspensión de los efectos pendientes de cumplimiento del acto, salvo que razones de interés público lo impongan, en cuyo caso deberá promover su legitimación ante la jurisdicción judicial mediante la correspondiente medida cautelar.Y ello, no es más que una consecuencia de la limitación de sus facultades exorbitantes, derivadas del texto del artículo 17 de la ley 19549, cuando expresa que " solo se podrá impedir su subsistencia y de los efectos aún pendientes, mediante declaración judicial de nulidad" 9.- La existencia de vicios formales, no son suficientes para disponer la nulidad judicial de los contratos irregulares, sino también se requieren acciones positivas de la administración para que la misma pueda ser declarada.- En otros términos, la administración debe emitir el correspondiente acto administrativo que declare la lesividad del contrato irregular y disponga la pertinente petición judicial para habilitar la competencia judicial.- En éste sentido se ha expedido la Corte, cuando en ciertos supuestos excepcionales, ha admitido la anulación administrativa de actos irregulares, pero sujeto en el caso particular, a la declaración administrativa de lesividad y posterior requerimiento judicial de nulidad mediante la vía reconvencional ( C.S.J.N. 17/02/98 S.A. Organización Coordinadora Argentina", Fallos 321:174, citado por Comadira Julio R. en Ob. cit. Pág. 361 y sigts.).Conforme lo expuesto, para que la justicia declare nulo un contrato irregular, la administración debe promover la pertinente pretensión anulatoria en un juicio ordinario.- En consecuencia, la Administración debe emitir el pertinente acto administrativo mediante la intervención de la autoridad competente declarando la lesividad del contrato, y autorizando y ordenando a sus representantes judiciales, requerir por ante la Justicia la declaración pertinente, causando y motivando debidamente al mismo.- Caso contrario, el representante legal de la Administración, carecería de facultades expresas relacionadas con el requerimiento de anulación de un contrato administrativo, que en principio sería legítimo y eficaz, hasta tanto la declaración de invalidez quede firme y consentida.Tal pronunciamiento administrativo, deberá formularse dando participación al administrado afectado, a fin de preservar el debido proceso adjetivo, conforme lo impone la ley 19549 en su artículo 1 apartado f). 10.- Para obtener una sentencia sobre el fondo de la cuestión propuesta, deben ser cumplidos los presupuestos procesales o, dicho de otra forma, los requisitos necesarios para la constitución válida de un proceso, esto es, capacidad de los presentantes, juez competente y presentación de una demanda en forma... ( Roland Arazi, Derecho Procesal Civil y Comercial, Ed. Astrea, Pág. 73. -) Estos presupuestos, constituyen el andamiaje del estado de derecho, como estructuras básicas de los estados modernos.En consecuencia, si la administración pretende revocar un contrato irregular del que nacieron derechos subjetivos, deberá promover una demanda ejerciendo la acción anulatoria, único medio previsto para determinar la apertura del proceso judicial. La demanda contendrá la pretensión, conforme los requisitos previstos en el Art. 330 del Código de Procedimientos Civil y Comercial de la Nación, indicando entre otros requisitos, la petición en términos claros y positivos. ( Roland Arazi, ob. cit. pág. 82) Como puede advertirse, la acción que pretenda promoverse para requerir la nulidad judicial de un contrato administrativo, será el sustento del derecho de la administración para lograr un pronunciamiento judicial que aplique la ley a un caso determinado. La demanda o reconvención que promueva, serán actos de petición mediante los cuales se ejercitará el poder de accionar; y que en mérito a la dinámica del proceso se la considera un acto de iniciación; mientras que desde el punto de vista subjetivo serán actos de la parte (obviamente actora o demandada en caso de reconvención). Por fin la pretensión anulatoria, será el pronunciamiento que se desea obtener de la jurisdicción. ( R.Arazi, ob.cit.pág.82) Por lo expuesto, sin acto administrativo que autorice el requerimiento anulatorio a la justicia, y sin demanda o reconvención judicial, no existiría competencia de la justicia para disponer de oficio la nulidad de un acto o contrato administrativo, simple corolario de la división de poderes que instituye nuestra carta fundamental.11- La justicia no podría pronunciarse acerca de la nulidad de un contrato administrativo, si no existieren los presupuestos indicados previamente, es decir acto administrativo disponiendo la revocación y/o autorizando su requerimiento judicial, y pretensión procesal en forma, puesto que de otro modo, el pronunciamiento judicial sería nulo por su incongruencia y por violar el principio de contradicción.El "principio de congruencia y de contradicción" informa la actividad procesal judicial, por cuyo motivo las sentencias deben contener la decisión expresa, positiva y precisa, de conformidad con las pretensiones deducidas en el juicio, calificadas según correspondiere por la ley. (Arts. 34, inc. 4º, y 163, inc. 6º, CPN), sin que pueda admitirse la falta de adecuación lógica entre las pretensiones y defensas de los litigantes y la parte dispositiva de la sentencia ( R.Arazi, ob.cit. Pág. 139).Por su lado, el principio de contradicción, responde a la exigencia constitucional dirigida a asegurar la inviolabilidad de la defensa de las personas y sus derechos (Art. 18, Const. nacional), comúnmente expresado con el brocárdico audiatur et altera pars (óigase a la otra parte). Este derecho, más que un derecho cívico, más que un derecho subjetivo público de rango constitucional, es un derecho fundamental del hombre. Así lo han considerado la Declaración Universal de los Derechos del Hombre (art.XVIII), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas (Art. 14), la Convención Americana sobre los Derechos Humanos (Art. 8º) y la Convención Europea para la Protección de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales (Art. 8º.) Luego de la reforma constitucional de 1994, éstos tratados poseen rango constitucional, pero sin perjuicio de ello, nuestra Constitución garantizó desde su primitiva sanción, el derecho de defensa y propiedad mediante las previsiones de los artículos 17 y 18 de la misma, La Jurisprudencia de nuestro máximo Tribunal, ha receptado en reiterados pronunciamientos los mencionados principios, con el fin de declarar la nulidad de pronunciamientos judiciales de las instancias inferiores (CS, 15 Diciembre 1987.) ED, 128-618. - Con Nota de Alberto B. Bianchi; id. CS, 9 Junio 1987, Talleres Gottert, S.A. C. Estado Nacional, Administración Nacional de Aduanas). III.- PROCEDENCIA Y ALCANCES DE LA ANULACIÓN JUDICIAL.12.-Ha quedado claro que la doctrina nacional, conforme la interpretación que asignan al artículo 17 de la Ley 19549, considera que los contratos administrativos, consentidos y firmes y que hayan generado derechos subjetivos que se estén cumpliendo, solo pueden ser anulados por el Juez competente.- También ha quedado claro, que la facultad anulatoria judicial, está condicionada al cumplimiento de los requerimientos formales de la legislación pertinente (Código de Procedimientos de la jurisdicción), como así al oportuno sometimiento de la pretensión, mediante la correspondiente acción judicial.También quedó perfectamente establecido, que el requerimiento de anulación judicial, deber ser promovido por el representante legal del Estado, previo acto administrativo legítimo que lo habilite y legitime para realizar dicha petición.Conforme lo expuesto, un Juez podrá disponer la anulación de un acto o contrato irregular cuando concurran las siguientes circunstancias: a) La existencia de un acto administrativo dictado por autoridad competente, ordenando el requerimiento judicial de nulidad de un acto irregular consentido, firme y generador de derechos subjetivos a terceros que estén cumpliéndose, suficientemente motivado y fundado, indicando los vicios que afectan al acto irregular.- b) Petición de anulación judicial, presentada mediante la pertinente acción, por ante Juez competente.- c) Desarrollo del pertinente juicio dando participación a los titulares del derecho subjetivo, con la correspondiente producción de pruebas sobre la existencia de los vicios denunciados.- d) Sentencia firme y consentida que disponga la anulación del contrato y las consecuencias del mismo.Con relación a los requisitos sustanciales que permitirían a un juez, disponer la anulación de un acto o contrato irregular, debemos señalar los siguientes: a) Existencia de uno de los vicios previstos en el artículo 14 de la Ley 19549, b) Prestaciones pendientes de ejecución. Habíamos indicado, que la facultad anulatoria judicial tiene sus límites.Conforme lo señala el artículo 17 de la ley formal, "cuando se hayan generado derechos subjetivos que se estén cumpliendo, solo puede impedirse la subsistencia de los derechos subjetivos, con relación a los efectos aún pendientes" Conforme expresa la norma, aún con intervención judicial, la anulación solo puede afectar los efectos pendientes del contrato, es decir puede proyectarse ex nunc, pero no ex tunc. Es así, que un contrato celebrado irregularmente, en el que la Administración recibió, aceptó y fue beneficiaria de prestaciones, solo puede ser anulado por un Juez, previa petición de la Administración mediante la correspondiente emisión del acto administrativo.- Pero en éstos casos, solo podrá anularse los efectos aún pendientes del contrato, es decir los que no se consolidaron, es decir las obligaciones del prestatario no ejecutadas y por consiguiente la obligación de pago de las mismas por la Administración.- Por el contrario, las prestaciones ejecutadas mediante la entrega de la mercadería o prestación de servicios, deben ser considerados efectos consolidados (no pendientes), y determinan el derecho subjetivo del prestatario a percibir el precio facturado y que surge del contrato irregular, puesto que conforman efectos ya producidos.Sostener que la anulación puede ser ex tunc con relación a las obligaciones no cumplidas por una de las partes, pese a haber sido beneficiaria de obligaciones correlativas ejecutadas, es legitimar la mala fe de los contratantes públicos, generando inseguridad jurídica en el comercio sectorial y en especial a los contratistas de la Administración. Decimos mala fe en la gestión pública, puesto que diferentes jurisdicciones de la Administración de nuestro país, bajo diversos argumentos justifica torios, han estado requiriendo habitualmente bienes y servicios, sin observar los procedimientos legales, resistiendo luego el pago comprometido, más aún cuando dichas obligaciones, se han generado en administraciones de diferente signo político. Claro ejemplo de lo expuesto ha podido observarse, cuando el primer Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, dicta el decreto 225/96, pretendiendo revisar la totalidad del universo de deudas contractuales que se habían generado en la administración justicialista, realizando luego propuestas de quitas significativas a sus acreedores, y castigando a quienes decidieron optar por la vía judicial, impugnando la validez de los contratos por vicios formales.Sin embargo, desde el año 1996 en el que se constituye la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, hasta la actualidad, las sucesivas administraciones continuaron contratando en muchos casos, sin observar las formas procesales impuestas por el plexo normativo vigente, al igual que se venía haciendo durante la década del 90. ( véase el artículo comentado del diario Clarín del 13/9/2004 páginas 34 y 35) Admitimos sin embargo que la anulación debería ser total, cuando la Administración demuestre judicialmente, la existencia de colusión dolosa entre funcionarios y proveedores, admitiéndose la aplicación en éstos supuestos del principio correspondientes a la anulación de los actos regulares (Art. 18 ley 19549), como es el conocimiento del vicio por parte del administrado.- Pero no solo el conocimiento, sino la demostración de que además ha existido la intención de defraudar a la Administración, mediante maniobras ilícitas.- Pero esto debe ser alegado y probado en el correspondiente juicio, con las correspondientes garantías del debido proceso adjetivo y sustantivo.No constituye argumentación válida ni realista, la exigencia de que los proveedores y contratistas deban cerciorarse antes de presentarse como oferentes, sobre la legalidad del procedimiento de selección del contratista.Este argumento, reconoce un fundamento exclusivamente dogmático, pero demuestra un total desconocimiento de la realidad práctica del mercado público, al no advertir que en la provisión de bienes y servicios a la Administración Pública, que normalmente realizan pequeñas y medianas empresas, es prácticamente imposible acceder a información oportuna sobre la legalidad de los procedimientos, por la obstaculización que el propio licitante impone.Tampoco se ha hecho mérito de las continuas crisis que han afectado a nuestra economía, las deficientes normas que se han emitido impidiendo la celebración de "contratos razonables", como ha sido por ejemplo la derogación de los sistemas indexatorios en un período de inflación y aumento de precios, afectando así los contratos de ejecución diferida y continua, la obstaculización permanente al ejercicio del derecho de vista de los expedientes, pese a las disposiciones del artículo 38 del decreto 1759/72, la desaparición de la oferta de productos en los primeros años de las recientes crisis económicas, la deserción de contratistas por la falta de reconocimiento oportuno de mayores costos, o una incorrecta aplicación de las normas de emergencia, la falta de provisión en tiempo y forma de insumos críticos para hospitales y centros de salud, etc. etc.- Como hemos señalado ut supra, recientes publicaciones de los medios periodísticos, señalan las irregularidades en las contrataciones de servicios de mantenimiento y limpieza de los hospitales de la Ciudad de Buenos Aires, de recolección de residuos (recientemente regularizados), y otras prestaciones, que son prorrogados mensualmente desde hace varios años.- (Vide diario Clarín 139-04, páginas 34 y 35).Sin embargo, en algunas jurisdicciones involucradas, cuando algún contratista no pudo percibir el precio facturado por sus prestaciones y debió requerir el auxilio de la justicia, se encontró con que la Administración requirió el rechazo de la pretensión, aduciendo la nulidad de los contratos.- Lamentablemente, la conducta oportunista que se menciona, fue receptada favorablemente por algunos jueces, quienes admitieron la solución anulatoria con efectos retroactivos, es decir ex tunc, favoreciendo la mala fe de la administración y evidenciando el desconocimiento de la realidad en que se desenvuelven gran parte de las contrataciones de la Ciudad, y que hoy la prensa escrita desnuda.Tampoco se ha advertido en los diferentes fallos dictados, la discriminación de los efectos consolidados y pendientes conforme lo indica el artículo 17 de la Ley 19549, ni tampoco el análisis relacionado con la existencia de los contratos invocados por las partes, ni tampoco la extensión que cabe admitir del plexo normativo sobre nulidades aplicables.- ( véase Carl Chung Ching Kao c/ La Pampa Provincia de s/ cobro de pesos del 25-9-2001 AC.90. XXXII; Ingeniería Omega Sociedad Anónima c/ Municipalidad de la Ciudad de Buenos AiresRecurso de hecho del 5-12-2000 I.71.XXXIV).En efecto, en los reiterados pronunciamientos de la Corte, ésta ha rechazado las acciones promovidas para reclamar el pago de prestaciones realizadas, considerando que los accionantes no habían acreditado la existencia de contratos formales, pero sin entrar en mayores consideraciones, aunque sí reconociendo el enriquecimiento sin causa siempre y cuando se lo haya planteado en la demanda.- Se advierte de ésta forma, un tratamiento superficial de la máxima instancia judicial, con la consiguiente inseguridad jurídica que ello genera.- Sobre el particular cabe analizar, cuales son los derechos subjetivos que se estén cumpliendo y los efectos pendientes, que como claramente expone el artículo 17 del 1510/97 in fine para la Ciudad, constituyen un límite a la facultad anulatoria. IV.-LOS LIMITES A LA FACULTAD JUDICIAL ANULATORIA.- EL PRINCIPIO DE LA SUBSISTENCIA DEL CONTRATO.13.-La vieja redacción del Art. 17 de la Ley 19549, segunda parte, establecía una limitación a la facultad anulatoria, cuando " el acto nulo hubiese generado prestaciones que hayan estado en vías de ejecución" Sobre el particular Escola, sobre la base de la doctrina de la Comisión que redactó la norma indicada, consideró aplicable la misma a los contratos administrativos, considerando a los mismos, actos jurídicos administrativos bilaterales.- ( La Ley 1977-C-817 ) .Como hemos visto, las polémicas que arrojó dicho apartado, determinó su posterior modificación, con la actual redacción, que expresa:"..........No obstante, si el acto estuviere firme y consentido y hubiere generado derechos subjetivos que se estén cumpliendo, sólo se podrá impedir su subsistencia y la de los efectos aún pendientes mediante declaración judicial de nulidad." Asimismo, la última parte del Art. 7 de la ley citada, ( modificada por el Decreto 1023/01) incluyó la aplicación directa a los contratos administrativos.En consecuencia, siendo aplicable en principio el sistema de nulidades previsto en la Ley 19549 a los contratos administrativos, debemos expresar que el Art. 17 impone una importante limitación a la facultad administrativa y judicial, para disponer la nulidad de los contratos viciados en sus elementos esenciales.Según ésta norma, la facultad anulatoria solo puede disponerse para el futuro ( ex nunc) y no para el pasado (ex tunc).Esta inteligencia, deriva a contrario sensu de la última parte del artículo, cuando permite la anulación judicial de los efectos aún pendientes".Conforme lo expuesto, debemos determinar que se entiende por "derechos subjetivos" y por "efectos pendientes".- La conceptualización de derecho subjetivo no es armónica en la doctrina.- Según nos enrolemos en el iusnaturalismo tradicional, en el positivismo metodológico o en otras posiciones doctrinarias ( v.ej la expuesta por Rudolf von Ihering en El espíritu del derecho romano), tendremos diferentes enfoques comprensivos del término.Acercándonos a la doctrina administrativista argentina, podemos considerar la definición dada por Julio R. Comadira, como que "derecho subjetivo, es un "poder jurídico", reconocido o tutelado por el ordenamiento jurídico, que genera al titular la posibilidad de exigir de un tercero cierto comportamiento positivo o negativo.- El correlato de dicho poder, es el deber de una especial conducta en una u otra persona ( v. Comadira, Julio Rodolfo en La anulación de oficio del acto administrativo, Editorial Astrea, 1981, pág. 179) Según la mencionada definición, podemos decir que los derechos subjetivos derivan de las "obligaciones" que constituyen "relaciones jurídicas en virtud de la cual un sujeto (deudor) tiene el deber jurídico de realizar a favor de otro (acreedor) determinada prestación ( Alterini Atilio Anibal y otros en Derecho de Obligaciones civiles y comerciales, Editorial Abeledo Perrot, 1996, pág. 14) Por su lado, el "efecto" al que alude el artículo comentado se relaciona con las obligaciones, por cuyo motivo constituyen "consecuencias de las mismas.- Estas se proyectan a) con relación al acreedor, en una serie de dispositivos tendientes a que obtenga la satisfacción del interés suyo que la sustenta; y b) con relación al adeudor, como verdaderos derechos correlativos de su deber cumplir.- En el caso de los contratos, los efectos pertinentes derivan de las obligaciones generadas por dicha fuente.- ( v. Alterini Atilio Anibla, ob. cit. pág. 83).Los efectos indicados, pueden operar desde su nacimiento (inmediatos) o ser operativos más adelante (diferidos).- Los efectos inmediatos, pueden ejecutarse desde el primer día del nacimiento de la obligación, sin que estén sometidos a modalidad alguna que las demore en su ejecución, y son diferidos, si actúa un plazo inicial ( p.ej. plazo suspensivo, según art. 566 del C.Civil) o sometida a condición suspensiva ( art. 545 del C.Civil), que postergue la exigibilidad de la obligación.En lo que respecta al tiempo de su ejecución, también se clasifican en efectos instantáneos o de ejecución única y permanentes o de ejecución continuada, según se agoten con una prestación o se prolonguen en el tiempo.-( vide. Alterini, ob cit. pág. 84) Los efectos de los contratos, derivan de las obligaciones que han generado, y que pueden concretarse en prestaciones de dar, hacer o no hacer.Dichos efectos, pueden ser principales o auxiliares, y entre los primeros se encuentran los normales, como ser el "cumplimiento espontáneo" o en su defecto la "ejecución forzada", entre otros.Por lo expuesto, ejecutado parcial o totalmente un contrato administrativo por el cocontratante particular, se genera en forma inmediata su derecho subjetivo a percibir el precio convenido, o en su defecto requerir la ejecución forzada.Siendo que la facultad anulatoria del Juez prevista en el artículo 17 de la Ley formal administrativa, no puede afectar los efectos producidos ( a contrario sensu de los pendientes), y siendo que efecto pendiente, es el que deriva de obligaciones sometidas a ejecución o plazo, debemos distinguir a éstas últimas, de las obligaciones generadas e incumplidas, por cuanto las mismas no estarían pendientes sino que habrían nacido con anterioridad al acto anulatorio.Conforme lo expuesto, todas las obligaciones a cargo de la administración pendientes de ejecución y en mora, como pueden ser las facturas impagas emitidas como consecuencia de las prestaciones realizadas por el cocontratante, deben ser abonadas, sin que puedan ser afectadas por la ejecutoriedad propia o mediante la intervención del órgano jurisdiccional.Por el contrario, todas las obligaciones pendientes de ejecución, ya sea por estar sometidas a condición o plazo, podrán ser afectadas solo por anulación judicial.Esta interpretación guarda perfecta armonía con el interés público comprometido y con el interés particular que la ley formal tiende a proteger.También guarda armonía con la buena fé exigible y la aplicación de la teoría de los propios actos, en la gestión de la administración.Cassagne expresa que son plenamente aplicable a los contratos, los artículo 7 y 14 de la Ley 19549.- "Sin embargo, como el sistema de la LNPA prescribe la regla de la estabilidad de los actos administrativos unilaterales( con mayor razón, los contratos) la potestad de la Administración para declarar la nulidad de un contrato resulta en la práctica carente de operatividad, toda vez que si los contratos que no se han extinguido por cumplimiento de su objetivo o vencimiento del termino, generan siempre derechos subjetivos que se están cumpliendo ( conf. texto art. 17 LNPA) la Administración solo podrá impedir su susbsistencia y efectos mediante declaración judicial de nulidad, lo que supone una declaración previa de lesividad mediante el dictado de un acto administrativo pertinente"(Cassagne, Juan C. Contratos administrativos, Abeledo Perrot, p 105,Buenos Aires.) En cuanto a la declaración judicial de invalidez, continúa expresando Casagne, que la "jurisprudencia ha resuelto por razones de equidad y de interés público, que dicha declaración no surta efectos retroactivos, citando el caso Monges Analía M. c/ Universidad Nacional de Buenos Aires, resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación con fecha 31-3-1997 ( M381-XXXII) y publicado en La Ley en el tomo 1997-C pág. 150.- En la nota 46, el autor indicado, expresa, que pese a considerarse la invalidez de un reglamento, declarado por la justicia, nada impide extender el principio a la anulación o nulidad de los actos administrativos de alcance individual como de los contratos administrativos.( considerando 34; vide Casagne, J.C. ob.cit,p. 106).Conforme lo expuesto, los efectos retroactivos de la nulidad declarada judicialmente, deben ceder, cuando la equidad así lo impone.Sin perjuicio de la reforma introducida en el último párrafo del artículo 7 de la Ley 19549 por el art. 36 del Decreto delegado 1023/01 ( conforme habilitación de la Ley 25.414), determinando la aplicación del plexo normativo contenido en el Título III de la misma, son relevantes los argumentos expuestos por Bercaitz, criticando a Escola.- Sostiene el primero, que el artículo 17 de la Ley 19549 no sería aplicable a los contratos administrativos, por cuanto, conforme la redacción impresa desde la reforma de Ley 21.686 al señalar que "si el acto estuviere firme y consentido , generando derechos subjetivos que se estén cumpliendo", se orienta a los supuestos de los actos administrativos particulares o generales, únicos en los que puede hablarse de "firme y contentido". Continúaba afirmando Bercaitz , que los contratos, aún cuando se les llame actos administrativos bilaterales, siempre, o han generado derechos subjetivos que se cumplieron, o generan derechos subjetivos que se están cumpliendo. Por tanto, con la interpretación que se pretende, nunca podrían ser revocados por razones de ilegitimidad en sede administrativa.-(Teoría General del Contrato Administrativo, pág. 533.....) Como conclusión de éste punto, y conforme nuestra opinión expresado en la primer parte, como así de la calificada doctrina y de la Corte Suprema en el precedente Monges citado, la anulación de contratos en curso de ejecución, en los que las prestaciones del cocontratante privado fueron ejecutadas total o parcialmente, impone la preservación de los efectos convenidos, entre ellos el pago de las facturas emitidas, más aún, cuando la administración vió satisfecha sus necesidades.- En consecuencia, por aplicación de los principios de la buena fé, la teoría de los propios actos o bien de equidad, corresponde disponer los efectos ex nunc de la anulación, dejando subsistente los producidos hasta ése momento, contemplando no solo la estabilidad de las prestaciones cumplidas, sino también la de las derivadas de dicha ejecución, es decir el pago de las Facturas emitidas.V.- IMPOSICIÓN DE LA RESPONSABILIDAD POR LA VIOLACIÓN DE LOS REQUISITOS Y LAS FORMAS.14.-¿Quien es el sujeto responsable de observar las formas jurídicas?.Obviamente que la Administración, siendo el administrado un sujeto pasivo, que solo puede expresarse adhiriendo o no a la propuesta del contrato, efectuada por la primera.La actitud de la Administración, celebrando contratos sin encuadrarse correctamente en el marco normativo, aceptando y beneficiándose con las prestaciones realizadas por el administrado proveedor, y luego negándose a ejecutar sus propias obligaciones, no constituye una conducta moralmente aceptable.Si además agregamos, la posterior pretensión de anular el vínculo contractual, aduciendo justamente su propia torpeza y/o dolo, nos encontramos ante un reprochable uso abusivo de derechos, que no puede merecer protección judicial legítima. Nuestro máximo tribunal ha expresado, que " La buena fe impone que cada contratante soporte las consecuencias desfavorables de su propia conducta discrecional. (Corte Sup., 24/09/1996, - Calderas Salcor Caren S.A. v. Comisión Nacional de Energía Atómica y otra s/ cobro de australes Fallos T. 319, P. 2037.-) En otro supuesto ha expresado que "No resulta viable procurar la modificación del precio con ulterioridad al hecho que se concurrió a consumar. (Corte Sup., 29/12/1988, - Radeljak. Juan C. v. Administración General de Puertos s/ ordinario.Fallos T. 311, P. 2831.) En otra ocasión ha expresado que "Tratándose de contratos administrativos es dable exigir a las partes un comportamiento coherente -ajeno a los cambios de conducta perjudiciales- y debe desestimarse toda actuación que implique un obrar incompatible con la confianza que merced a sus actos anteriores, se haya suscitado en el otro contratante.(Corte Sup., 04/06/1991, - Necon SA. v. Dirección Nacional de Vialidad s/ ordinario.Fallos T. 314, P. 4919 Y es en éste sentido necesario, que el Juez que analice la pretensión anulatoria de la Administración, verifique la conducta observada por la misma previamente, como así también la eventual utilización abusiva del plexo normativo de nulidades.15.- EL ABUSO DE DERECHO.Conforme lo determina el art.1071. del Código Civil, " El ejercicio regular de un derecho propio o el cumplimiento de una obligación legal no puede constituir como ilícito ningún acto. La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos. Se considerará tal al que contraríe los fines que aquélla tuvo en mira al reconocerlos o al que exceda los límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres. (Según Ley 17711) ".Si la Administración requiere prestaciones sin observar los requisitos formales, luego permite la ejecución de su proveedor o contratista, beneficiándose con ello y luego, cuando debe ejecutar sus propias obligaciones omite hacerlo, desconociendo su legitimidad y requiriendo la anulación de los mismos, nos encontramos ante una situación que por cierto, constituye el ejercicio abusivo del plexo normativo anulatorio.Es absolutamente inmoral, sustentar el requerimiento de nulidad de los contratos, entrando en un juego perverso y malintencionado del órgano público, que al decir de Marienhoff, " el Estado, como buen padre de familia, debe asegurar la aplicación de la ley" ( Derecho. Administrativo, Abeledo Perrot, Tomo III A ).La Jurisprudencia ha expresado que "Debe reconocerse el derecho del actor al cobro de una suma dineraria cuando la conducta de la comitente ha trasuntado el ejercicio antifuncional y abusivo de sus derechos vedado en nuestro ordenamiento (art. 1071 C.C.), y que constituye el sub-examine uno de aquellos supuestos que habilitan el uso restrictivo y excepcional del principio emergente de la norma citada, pues como ha sido puesto en evidencia, el antifuncionalismo es manifiesto (conf. C.S.J.N. Fallos: 311:1337, consid. 13º, 2º párrafo), el "abusivo aprovechamiento" surge incontestablemente de los hechos (vid. Fallos 313:1461), y el obrar de la comitente fue causa eficiente de un daño sufrido por la actora y un correlativo enriquecimiento de su parte, ya que a pesar de las dificultades, la ejecución de la obra se cumplió inobjetablemente y sin atrasos. (Del voto de la Juez Herrera, consid. 7º). Autos: Gurrado Héctor Remijio y otro c/ Banco de la Nación Arg. s/ contrato de obra pública Causa: 42.822/94 08/10/1998 Cámara Contencioso Administrativo SALA II.16.- LA BUENA FE CONTRACTUAL.Se advierte en consecuencia, que la cuestión en análisis se relaciona intimamante con varios principios, que debe evaluar el Juzgador, ante los planteos nulificatorios de la Administración.La Jurisprudencia de la Corte, ha sido terminante en cuanto a los alcances de la buena fe en la ejecución de los contratos afirmando que:"La buena fe debe animar la ejecución de los contratos administrativos. (Corte Sup., 24/09/1996, - Calderas Salcor Caren S.A. v. Comisión Nacional de Energía Atómica y otra s/ cobro de australes Fallos T. 319, P. 2037.-; idem. 29/03/1990, - Dulcamara SA. v. ENTel. s/ cobro de pesos Fallos T. 313, P. 376.;idem. 04/06/1991, Necon SA. v. Dirección Nacional de Vialidad s/ ordinario Fallos T. 314, P. 491. También expresó que: "Los principios contenidos en el art. 1198 del Código Civil son aplicables en el ámbito de los contratos administrativos. Corte Sup., 12/05/1992, - Astilleros Costaguta SA. v. Estado Nacional /PEN. /Ministerio de Economía- Sec. Int. Marítimos s/ nulidad de resolución y daños y perjuicios. Por su lado, ciertos precedentes Jurisprudenciales, han delimitado perfectamente la cuestión que hemos analizado, expresando que " es dable exigir a las partes un comportamiento coherente ajeno a los cambios de conducta perjudiciales, desestimando toda actuación que implique un obrar incompatible con la confianza que -merced a sus actos anteriores- se ha suscitado en el otro contratante (Fallos: 311:971). Ello es así por cuanto no sólo la buena fe sino también la seguridad jurídica se encontrarían gravemente resentidas si pudiera lograr tutela judicial la conducta de quien traba una relación jurídica con otro y luego procura cancelar parcialmente sus consecuencias para aumentar su provecho. Nadie puede ponerse de tal modo en contradicción con sus propios actos ejerciendo una conducta incompatible con la asumida anteriormente (conf. esta Sala, 29/9/88, "Dulcamara S.A. c/ Entel"; 25/4/96, en la causa "Salerno Hnos.S.A. c/ Mº de Economía y O.y S.P. (Sec. de Agric.Gan. y Pesca) Res. 263"; y 27/2/96, "Alto Paraná S.A. c/ Fisco Nac. s/ D.G.I."). (Consid. IV.2). Autos: Petracca e Hijos S.A.C.I.F.I. y Otros c/ E.N. s/ contrato de obra pública Causa: 3.098/96 31/12/1996 Cámara Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal., SALA IV.También se expresó que "La negativa de la administración a abonar lo adeudado por trabajos cumplidos, es violatoria del principio de buena fe y supone la pretensión de escudarse en un error propio, para obtener un enriquecimiento indebido a costa del contratista. La facultad de alegar la propia torpeza, choca en casos así, ante actos terminados, entregados y hasta aceptados en sus últimos tramos, pues aparece como una violación al principio que estatuye el art. 1.198 del Código Civil. Una cosa es la alegación oportuna para resguardar los intereses públicos. Otra cuando jueguen principios también superiores que son parte de la credibilidad del ciudadano en sus autoridades y, es más, de quienes ofrecen para la generalidad sus servicios y trabajos que, una vez ejecutados implícitamente admitidos, son tachados por presuntos errores del gobierno que lo ha encomendado. (CAMARA NACIONAL DE APELACIONES EN LO CIVIL , CAPITAL FEDERAL Sala C, Consular Consultores Arg. S.A. c/ M.C.B.A. s/ Ordinario SENTENCIA del 17 DE NOVIEMBRE DE 1992) 17.- APLICACIÓN DEL PRINCIPIO NEMO AUDITUR TURPITUDINEM SUAM ALLEGANS.- La Justicia debe evaluar en cada caso concreto, la actitud asumida por la Administración al solicitar la nulidad de un contrato.Para que dicho planteo pueda considerarse legítimo, el requerimiento anulatorio debe formularse ante la primer advertencia del vicio del contrato, circunstancia que no se producirá si la misma, ha sido beneficiaria de reiteradas prestaciones del contratista o proveedor.Caso contrario, el principio "nemo auditur..." ( art. 1047 del C.Civil) y el derivado de la "buena fé" ( art. 1198 del C.Civil), impiden la formulación judicial del requerimiento anulatorio.Asimismo, tampoco correspondería receptar dicho planteo, como "excepción judicial" a un reclamo de pago del contratista.- Esta es la solución que ha adoptado la justicia española y la doctrina de dicho país, ante situaciones similares a las analizada en éste trabajo (vide Manuel Rebollo Puig, El enriquecimiento injusto de la Administración Pública, editorial Marcial Pons, Madrid, 1995, página 362 y siguientes) Por aplicación del principio nemo auditur propiam turpitudinem allegans, resulta inadmisible la pretensión de que se declare la nulidad de un instrumento que se reputa irregular formulada por quien, con su conducta, contribuyó a su realización, con una participación tan importante y determinante que sin ella resulta impensable su confección (art.1047, C.C. y su doctrina).(Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, L 42660 S 12-6-90, Juez; idem. Poggioli, Víctor y ot. c/ Banco Oddone S.A. s/ Incidente de redargución de falsedad TSS 1990, 899 - AyS 1990-II, 442 Es evidente, que la administración pública, solo queda legitimada procesalmente a los efectos de solicitar la nulidad de un contrato, cuando no haya originado el vicio o concurrido a producirlo -nemo auditur turpitudinem suam allegans-.- ( Camara Civil y Comercial, Sala 2, Morón, 35388 RSD-69-96 S 26-3-96, Giancotti, Roque c/ Rosales, Ernesto s/ Ejecución hipotecaria" VI.- CONCLUSION: 18.- La gran deuda de quienes tienen la ardua tarea de administrar justicia en nuestro país, es dar seguridad jurídica a la nación, respetando los derechos fundamentales convenidos en nuestra Ley Fundamental.(Alterini Atilio AnibalLa inseguridad jurídica, Abeledo Perrot, 1993, pág. 46 y sigts.) Las sucesivas crísis institucionales que hemos sufrido en las últimas décadas, no han permitido ni la consolidación económica del país ni la consolidación y seguridad jurídica.- Por ello, estamos pagando con gran sacrificio dicha inestabilidad.Así como la sociedad reclama enérgicamente un cambio en la actitud de los gobernantes, que reencauce al país en la senda del progreso y prosperidad, tal cual lo pensaron los padres de la patria, expresandolo magistralmente en el Preámbulo de nuestra Constitución, así también cabe exigir a quienes administran justicia, que sus decisiones generen la suficiente certeza, restaurando y enfatizando la observancia de los derechos fundamentales incorporados en el contrato de 1853. El respeto al derecho de propiedad es fundamental, si pretendemos el desarrollo continuo del país mediante el empleo del capital privado, pero esta protección será declamativa, si no se impone la protección del administrado (ciudadano, contratista, contribuyente, etc.) ante el poder ilimitado del Estado.- Y en éste sentido, quienes tienen la responsabilidad de dictar, aplicar e interpretar las normas jurídicas, no deben olvidar que el Derecho Administrativo, es justamente la legislación que tiende a dicha protección.- Dr. Guido Dubinski Dr. Alejandro Dubinski