Mi frustrada entrevista con William Petty * Simulación de un viaje por el tiempo realizado por un periodista económico, a través de un programa de realidad virtual capaz de reproducir el comportamiento pasado de la economía. Incluido en el libro Momentos estelares de Econolandia En cualquier caso, tenía previsto conocer personalmente a un intelectual que sería la contraparte ideológica de la acción política de Colbert. En Londres vive en estos momentos un hombre algo más joven, de 38 años, llamado William Petty. Ha sido, a lo largo de su ajetreada vida, camarero, buhonero, marinero, vendedor de paños, profesor de música y ahora ejerce de médico y dedica su tiempo libre a pensar en cómo funciona la economía y qué diagnóstico y terapia necesita Gran Bretaña. Su formación como médico le llevará a adoptar un enfoque anatómico de la sociedad de los países, buscando diseccionar los distintos elementos de la realidad. Así, dedicará a su tierra natal su libro Anatomía política de Irlanda. Contemporáneo de Isaac Newton mantendrá con él una estrecha relación que los llevará a ambos a crear, unos años más tarde, la Real Sociedad Británica para el fomento de la investigación científica. En la preparación de la entrevista he leído mucho sobre sus ideas y acerca de la novedad de sus enfoques. Era partidario del poder absoluto de los monarcas, a los que otorgaba la potestad de exigir todo tipo de impuestos a sus súbditos... siempre que hicieran buen uso de los mismos y no los gastaran “sólo” en sus necesidades personales, dedicándolos en buena parte a fomentar la industria y el comercio. Su libro más conocido sería la Aritmética Política que publicaría ya al final de su vida y en que resumiría algunas de sus ideas más originales sobre el trabajo incorporado a la producción como medida del valor de las cosas; a los precios “políticos” como un enrarecimiento de aquellos precios que determinan naturalmente los mercados; o a su insistencia en tratar los temas económicos con datos de la realidad y no sólo con palabras que los describan. “En lugar de emplear sólo palabras comparativas y superlativas, y argumentos intelectuales, he tomado -dice en su obra- el camino de expresarme en términos de número, peso y medida”. Como continuación de mi visita a París y dentro del mismo módulo de viaje virtual, el WIC había incluido la entrevista con Petty en Londres. Sabía que mi punto de partida era el puente sobre el Támesis. Multitud de barcazas surcando las aguas y, al fondo, decenas de edificios con sus puntas emergiendo por encima de las viviendas habituales, con el típico crecimiento urbanístico desordenado de una ciudad con cerca de 500.000 habitantes, una megalópolis para esos tiempos. Para mi sorpresa y por primera ve desde el inicio de mis desplazamientos, me encontré, de repente, rodeado de una luz roja que ocultaba todo tipo de imágenes. No había nadie a mi alrededor. Silencio excepto por el repiqueteo de un timbre lejano. Según disminuía la luz roja y se apagaba la señal de aviso, me encontré en la amplia nave en forma cilíndrica recubierta de un material plateado, que ya estaba habituado a encontrar al final de mis viajes. Sin duda, alguna alerta o mal funcionamiento del módulo había interrumpido bruscamente mi aventura personal por 1670. En la puerta de salida estaban mi tutor, al-Passat, y mis amigos y colaboradores Juan Macro y John Business. Rápidamente me informaron de los últimos acontecimientos y del motivo de la interrupción de mi viaje. El servicio de inteligencia del Centro, el que dirige Peter World, había tenido acceso a un informe sobre una reunión celebrada en Tokio a la que habían acudido desde un enemigo declarado del WIC, como James War, el ex-dirigente de la CIA, al propio mafioso de la droga, Hugo Gálvez que, con sus últimas actividades, nos había puesto en alerta sobre posibles operaciones financieras ilegales a gran escala. Ahora se sabía que no era una operación aislada, sino una acción coordinada de varias personas. Los otros asistentes a la reunión no habían sido aún identificados. Ahora WIC-Strategy estaba trabajando bajo la hipótesis de que se estuviese montando alguna acción desestabilizadora para la economía mundial, a través de algún tipo de lo que podría llamarse «terrorismo financiero». Aunque la información era muy confusa e incompleta, parecía que en la reunión se habían tratado cuestiones referidas a las principales Bolsas mundiales, a los mercados de futuros, a la falsificación de dinero (no estaba claro de qué tipo) y al acceso electrónico a bancos de información. Ante esta situación, todos los efectivos del WIC se habían puesto en marcha y nuestra Operación Ajedrez tenía ahora máxima prioridad. Antonio Pulido, Momentos estelares de Econolandia