La venta está sancionada por dos acciones de buena fe: la que

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FERDINANDO CASADIEGOS CÁCERES
La venta está sancionada por dos acciones de buena fe: la que pertenece al
comprador, que se llama actio empti o ex empto, la más importante, y la que
pertenece al vendedor, llamada actio venditi o ex venditio.
El objeto de la compraventa se llamaba merx, la mercancía, podía ser cualquier
cosa mueble o inmueble, corporal o incorporal, presente o futura. Para las cosas
futuras se distinguía la emptio spei y la emptio rei speratae, según que el objeto
radicase en la esperanza de que la cosa se produjese o bien en la cosa misma
que se esperaba que se produjese. En el primer caso, aunque la esperanza no se
verificase el comprador estaba obligado a pagar el precio, porque sustancialmente
había adquirido la posibilidad de su existencia; en el segundo, el contrato se
consideraba condicionado a la efectiva realización de la cosa.
La existencia del objeto o su consideración de incomercialidad hacían nula la
venta en el derecho clásico. En el caso de la pérdida parcial de la cosa antes del
contrato éste se restringía y se refería, pues, a la parte existente de la reducción
proporcional del precio. Para las cosas fuera de comercio, en cuanto la venta no
significaba transferencia de dominio sino solo creación de obligaciones, se admite
en el derecho justinianeo que si el comprador ignoraba tal incomerciabilidad, el
vendedor debía indemnizarse. Igualmente el vendedor estaba obligado a resarcir
el id quod interest, al comprador en el caso de la venta de cosa ajena, y por ello
no se producía la nulidad del contrato.
Obligaciones del comprador. El comprador tiene solamente una obligación:
la de transferir al vendedor la propiedad del precio, dare pretium. Al precio
deben agregarse los elementos accesorios, como intereses de retardo o
moratorios que la inejecución de la venta produce de pleno derecho, y los
gastos de guarda, etc.
Esta obligación de dare era fácil para las monedas, res nec mancipi. Además
debía reembolsar los gastos hechos de buena fe, después de la venta, y de pleno
derecho estaba obligado a pagar los derechos, los intereses del precio no pagado
a partir del día en que habían recibido la tradición de la cosa.
Obligaciones del vendedor. Estas se pueden resumir en tres:
Entregar la cosa. El vendedor cumplía con esta obligación al poner al comprador
en posesión completa, pacífica y estable de la cosa: vacuam possessionem. En
principio la venta no obligaba a transferir la propiedad, porque era necesario
que esta institución de derecho de gentes tuviera por objeto fondos provinciales
y las otras cosas que no eran susceptibles de verdadera propiedad.
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