Tema 120 PICADURAS DE ARTRÓPODOS Dres. J.L. Rodríguez Peralto, L. Calzado y D. Azorín DEFINICIÓN CLÍNICA Los artrópodos (Arácnidos, Chilopoda/Di-plopoda e Insectos) son animales invertebrados segmentados, con apéndices articulares y exoesqueleto de quitina. Entre las dermatosis que más frecuentemente producen en el ser humano se encuentran las picaduras, en forma de habones y pápulas urticarianas en zonas expuestas. La variabilidad clínica es muy amplia, debida en parte, al gran número de especies susceptibles de picar, a sus diversas características biológicas y, por otro lado, a la diferente respuesta individual a los irritantes y alergenos con los que se entra en contacto. La manifestación clínica más frecuente es la urticaria papulosa o prúrigo agudo simple caracterizada por un habón inicial en el punto de inoculación que se sigue de una pápula eritematosa, cupuliforme, muy pruriginosa, que puede presentar en su superficie una pequeña vesícula de contenido claro o un punto central hemorrágico. Las lesiones suelen ser múltiples, en áreas expuestas, distribuidas de forma asimétrica en distintos estadios evolutivos, y en ocasiones agrupadas o alineadas (picaduras por chinches y pulgas) (Fig. 1). Suelen cursar en brotes de cadencia irregular y nuevas picaduras se acompañan de exacerbación de lesiones previas (Fig. 2). La urticaria papulosa suele afectar a niños entre 2 y 7 años, pudiendo persistir la pápula durante semanas. En los adultos, las formas papulosas son menos frecuentes, predominando las lesiones habonosas. Sin embargo, la formación de ampollas es más frecuente entre los niños y se localizan habitualmente en las piernas. En aquellos pacientes con hipertensión venosa o insuficiencia venosa crónica de miembros inferiores, las ampollas pueden ser hemorrágicas o llegar a ulcerarse. No son raras las complicaciones cutáneas, destacando entre ellas los eczemas irritativos secundarios a rascado y las infecciones secundarias, en forma de impétigo, erisipela, celulitis o linfangitis. Las manifestaciones extracutáneas en forma de reacciones sistémicas anafilactoides (urticaria aguda/angioedema, broncoespasmo, insuficiencia respiratoria, edema laríngeo y shock) son raras y frecuentemente atribuidas a insectos del género hymenóptera en pacientes sensibilizados a su veneno. Sus picaduras aparecen como habones prurigi- ETIOLOGÍA Existen diversos mecanismos por los que los artrópodos causan daño cutáneo. El principal es la inoculación de potenciales alergenos a través de saliva o venenos y la posterior respuesta inmunitaria del huésped. Así, en pacientes inmunodeprimidos, las lesiones cutáneas en respuesta a las picaduras de artrópodos suelden ser atípicas. El trauma mecánico que produce el insecto o la inyección de sustancias irritantes, citotóxicas o con actividad farmacológica (enzimas, liberadores de histamina), apenas son importantes en su patogenia. Además, los artrópodos pueden invadir tejidos como en las miasis, producir dermatitis irritativas o alérgicas por contacto a través de sus excrementos o exoesqueleto, inducir lesiones granulomatosas por reacción a restos del insecto alojado en la piel, facilitar infecciones secundarias y, por último, pueden ser vectores de enfermedades como la malaria (mosquito) o la leishmaniosis (mosquito). Los artrópodos que más frecuentemente producen picaduras en el ser humano son: a) Arácnidos: garrapatas, arañas y escorpiones, b) Chilopoda y diplopoda: ciempiés y milpiés, y c) Insectos: Dípteros (moscas y mosquitos), Hemípteros (chinches), Hymenópteros (abejas, abejorros, avispas y hormigas), Lepidópteros (orugas) y Syphenópteros (pulgas). Los mosquitos son los agentes más habituales implicados en estas dermatosis. 500 Picaduras de artrópodos Figura 1. Picaduras de artrópodos: Pápulas eritematosas sobre base eritematoedematosa, bien delimitadas y salpicadas por la cara de un niño. Figura 2. Picaduras de artrópodos: Habones con lesión pápulovesiculosa central, cara anterior del muslo. nosos y dolorosos que pueden coalescer en grandes placas eritematoedematosas, que en determinadas localizaciones (párpados, esfera oral), pueden dar lugar a cuadros aparatosos y alarmantes. Por último, las picaduras de ciertos arácnidos producen importante eritema y edema local que puede acompañarse de necrosis, linfangitis y, ocasionalmente, fiebre y síntomas extracutáneos de tipo vegetativo. HISTOPATOLOGÍA La apariencia microscópica de las picaduras depende de muchos factores, como el tipo de artrópodo, la duración de la lesión, la reacción inmunológica (hipersensibilidad inmediata o retardada), la presencia de partes del artrópodo y la descarga de toxinas. La típica reacción a la picadu501 Dermatología: Correlación clínico-patológica Figura 3. Picadura de artrópodo: denso infiltrado dérmico perivascular e intersticial en la dermis reticular. Figura 4. Picadura de artrópodo: Detalle del infiltrado inflamatorio en el que abundan los eosinófilos. ra de un artrópodo, como se produce tras la picadura de un mosquito, se caracteriza por un infiltrado dérmico polimorfo, en forma de uve, con linfocitos, histiocitos, eosinófilos y algunos neutrófilos acompañado de un grado variable de edema dérmico (Fig. 3). En la epidermis suele observarse 502 acantosis, papilomatosis y espongiosis. Si las lesiones están escoriadas se advierte una úlcera cubierta por una costra. En las lesiones clínicamente vesiculosas, el grado de edema dérmico y la vesiculación epidérmica suelen ser más marcados. En la urticaria papulosa predomina el edema dérmico Picaduras de artrópodos con eosinófilos de distribución intersticial acompañados de un infiltrado polimorfo superficial y profundo con acentuación perivascular (Fig. 4). A veces puede identificarse parte de la boca del insecto en el centro de la lesión, lo que es particularmente frecuente en las picaduras de garrapatas. En las picacuras de arácnidos y algunas especies de cucarachas, la necrosis tisular y la reacción inflamatoria supurativa son mucho más marcadas. Con las especies más venenosas se producen lesiones muy necrotizantes que pueden afectar al tejido celular subcutáneo e incluso al músculo. Además, se observa un intenso edema tisular acompañado de infiltrado inflamatorio con un número variable de eosinófilos y linfocitos. En los casos más graves puede haber vasculitis leucocitoclástica secundaria, en los vasos de la lesión o del tejido circundante. matoide, la ausencia de células linfoides grandes y atípicas será una clave histológica importante. En ocasiones, el infiltrado linfoide es tan denso que se plantea el diagnóstico histopatológico de linfoma cutáneo. El predomino de infiltrado linfoide T, especialmente distribuido en zonas altas de la dermis, la morfología en uve, y la evolución del paciente permiten su clasificación. A veces en las picaduras, el infiltrado eosinofílico es tan marcado que el cuadro histológico es indistinguible de un síndrome de Wells. La correlación clinicopatológica es necesaria para llegar al diagnóstico. Los hallazgos histológicos de las picaduras de arácnidos son inespecíficos y plantean diagnóstico diferencial con el pioderma gangrenoso, dermatosis facticiales, vasculitis primarias e infecciones que producen celulitis y fascitis necrotizantes. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL TRATAMIENTO Clínicamente, el diagnóstico diferencial de la urticaria papulosa se debe hacer con las fases iniciales de la varicela, la urticaria aguda y, en lesiones más evolucionadas, con las causas del prúrigo subagudo. Las lesiones más eritematoedematosas se pueden confundir con aquellas propias del eritema exudativo multiforme o la erupción polimorfa solar, donde la distribución es más simétrica. El cuadro histológico de las picaduras, a no ser que se identifiquen partes del insecto en la misma, es inespecífico. El principal diagnóstico diferencial lo constituyen las reacciones por hipersensibilidad. Un detalle histológico útil, aunque no siempre presente, es la forma en uve del infiltrado. Si se plantea clínicamente el diagnóstico de papulosis linfo- El tratamiento de las lesiones papulosas locales producidas por las picaduras de insectos se basa en corticoides tópicos y antihistamínicos orales. En los casos graves con clínica sistémica se administrarán anhistamínicos, corticosteroides sistémicos, e incluso adrenalina. En los casos de picadura por abejas, hay que extraer el aguijón si ha quedado en la piel, para evitar una reacción granulomatosa a cuerpo extraño. En los sujetos sensibilizados, son importantes tanto las medidas preventivas con repelentes, por ejemplo a base de dietiltoluamida, como los procesos de desensibilización con extractos de veneno liofilizado. 503