Jonatán: Nacido para la grandeza

COMENTARIO DE LA LECCIÓN
IV Trimestre de 2010
“Personajes secundarios del Antiguo Testamento”
Lección 4
(16 al 23 de Octubre de 2010)
Jonatán: Nacido para la grandeza
Pr.Ivanaudo Barbosa
Objetivo de este estudio: Mostrar que la mayor grandeza en este mundo es ser un
líder-siervo.
Verdad central: Jonatán fue un líder-siervo.
Introducción
Jonatán fue el hijo mayor del primer rey de Israel: Saúl. “Era popular y bien amado,
buen orador y un líder militar de primera línea. Por las normas del mundo, lo tenía
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todo. Había nacido para ‘ser grande’”. No obstante, la grandeza que Jonatán buscó
no fue la humana y mundana. Su elección está registrada en los anales eternos como una decisión abnegada: “El nombre de Jonatán está atesorado en el cielo, y en la
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tierra es un testigo de la existencia y el poder del amor abnegado”. La grandeza
que Jonatán nos legó fue una que va más allá de todas las expectativas y conceptos
humanos.
Jonatán como amigo
“Después de la muerte de Goliat, Saúl retuvo a David consigo y rehusó permitirle que
volviera a la casa de su padre. Y sucedió que "el alma de Jonatán fue ligada con la
de David, y amólo Jonatán como a su alma" (Véase 1 Samuel 18-22). Mediante un
pacto, Jonatán y David se comprometieron a estar unidos como hermanos; y el hijo
del rey ‘se desnudó la ropa que tenía sobre sí, y dióla a David, y otras ropas suyas,
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hasta su espada, y su arco, y su talabarte’”
“La amistad entre David y Jonatán involucró también actitudes, y no meramente palabras. Se presenta el simbolismo utilizado en ese pacto: la capa que cubre al otro; la
armadura que lo protege; la espada como evidencia de desarme y solidaridad (‘no
Chantal y Gerald Klingbeil, Personajes secundarios del Antiguo Testamento [Guía de estudio de la Biblia, ed. para maestros], p. 47.
2 Elena G. de White, La educación, p.157.
3 White, Patriarcas y profetas, p. 703.
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atacaré jamás a un amigo y al estar desarmado correré los mismos riesgos que él
cuando andemos juntos’); el arco, instrumento de caza, simbolizando la provisión, y;
finalmente, el cinto, que da firmeza y sustentación. En momentos de sufrimiento y
dolor en nuestra vida, lo que más necesitamos es contar con alguien más. En una
cultura individualista como la nuestra, es difícil encontrar una persona con quien
compartir nuestras angustias, alguien que nos escuche, que nos ayude a levantarnos
en nuestras caídas, que está dispuesta a llegar hasta el fondo del pozo para rescatarnos. Por eso, en esas instancias, determinadas personas se destacan, se acerca
a nuestras heridas, y despreocupándose de los carteles ‘Prohibido pasar’, percibe
nuestro silencioso pedido de ayuda. Así son los amigos: aquellos que permanecen a
nuestro lado cuando todos se han ido”.
“La íntima relación entre Jonatán y David es considerada en la Biblia como un modelo de amistad. David expresó esa amistad con palabras bien fuertes cuando escribió:
‘Más maravilloso me fue tu amor que el amor de las mujeres’ (2 Samuel 1:26). Es
importante notar, sin embargo, que la palabra hebrea ahavá no significa sólo amor
en el sentido conyugal/sexual, sino también en el sentido paternal (como en Génesis
25:28 ‘y amó Isaac a Esaú’). En el sentido de amistad, a David, Saúl ‘le amó mucho’
(1 Samuel 16:21). En el sentido del amor a Dios, Deuteronomio 6:5 dice que ‘amarás
a Jehová tu Dios de todo tu corazón’; y en el sentido de amor al prójimo, Levítico
19:18 nos pide: ‘amarás a tu prójimo como a ti mismo”. En todos estos ejemplos, el
verbo utilizado en la Torá (la Biblia hebrea) es ahavá. Y es por razones lingüísticas –
y no por un falso pudor– es que la mayoría de las traducciones bíblicas vierte 1 Sa4
muel 1:26: ‘Más maravilloso me fue tu amor que el amor de las mujeres’”.
¿Cuáles son los más importantes rasgos de un amigo?
1. El amigo es una fuente constante de ánimo.
2. El amigo es alguien que escogemos.
3. El amigo es alguien que está dispuesto a darse a sí mismo.
4. Amigo es aquél que comparte tanto los momentos agradables como los desagradables.
5. Amigo es aquél que protege a quien ama de los peligros. Jonatán, sabiendo de la
maldad de su padre y el peligro que corría David, le advirtió a su amigo: “Mi padre
procura matarte; por tanto, cuídate hasta la mañana, y estate en lugar oculto y
escóndete. Y yo saldré y estaré junto a mi padre en el campo donde estés; y
hablaré de ti a mi padre, y te haré saber lo que haya” (1 Samuel 19:2, 3).
6. Amigo es aquél consuela a quien ama. Puede ser llamado también un “ángel
consolador”.
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Comentario del rabino Henry I. Sobel, de la Congregación Israelita Paulista.
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Cuando hablamos de las verdaderas amistades, creemos que Dios también nos
ayuda a encontrarlas para cumplir en nuestra vida sus planes. La inspiración afirma
lo siguiente acerca de la amistad de Jonatán y David: “La amistad de Jonatán con
David provenía también de la providencia de Dios con el fin de conservar la vida al
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futuro soberano de Israel”.
Jonatán como guerrero
Jonatán fue un valiente soldado. Orientado por Dios, vio el triunfo de Israel. Su historia militar comienza cuando él y su paje de armas dejaron el ejército de Israel y se infiltraron entre el ejército de los filisteos. Él había hecho un solemne voto a Dios, exponiendo ante Dios dos situaciones distintas. De acuerdo con lo que él escuchara de
los enemigos, eso le indicaría la orientación divina. Al notar la presencia de Jonatán
y su escudero, los filisteos que estaban de guardia dijeron: “’Subid a nosotros y os
haremos saber una cosa’. Entonces Jonatán dijo a su paje de armas: ‘Sube tras de
mí, porque Jehová los ha entregado en manos de Israel’. Y subió Jonatán trepando
con sus manos y sus pies, y tras él su paje de armas; y a los que caían delante de
Jonatán, su paje de armas que iba tras él los mataba” (1 Samuel 14:12, 13). Elena
de White afirma al respecto: “Los ángeles del cielo escudaron a Jonatán y a su
acompañante; pelearon a su lado, y los filisteos sucumbieron delante de ellos”. Y
añade: “Jonatán reconoció las muestras de ayuda divina, y hasta los filisteos com6
prendieron que Dios obraba por el libramiento de Israel”.
La descripción bíblica habla de Jonatán como soldado con las siguientes palabras.
“Y Jonatán se quitó el manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas suyas,
hasta su espada, su arco y su talabarte” (1 Samuel 18:3, 4). Este gesto de Jonatán
significaba mucho más que meramente el acto de compartir. Jonás le entregó a David el símbolo de su vida militar. Ese soldado murió a manos de los filisteos durante
una batalla al lado de su padre y hermanos. Los capítulos 13 y 14; 18 y 20; 23; 31 de
1 Samuel y 2 Samuel 1 revelan que Jonatán era hijo del rey, un guerrero valiente,
confidente y amigo de su padre.
¿Cuáles son los puntos que podemos destacar en este guerrero? (Analizarlos
con la clase).
1. “Jonatán se pone a disposición de Dios, y Él elige usar a Jonatán”. 7
2. Jonatán fue un hombre de fe. El creyó que Dios le daría la victoria sobre los filisteos.
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3. “Jonatán sabe que Dios es mucho mayor que el problema que afronta Israel”.
4. El guerrero Jonatán actuó de acuerdo con la voluntad de Dios. El y su escudero
le proporcionaron, en esta ocasión, la victoria a Israel frente a los filisteos.
5. “Jonatán, el hijo del rey… temía al Señor”. 9
White, pp. 703, 704.
White, p. 675.
7 Klingeil, p. 49.
8 Ibíd.
9 White, p. 674.
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Jonatán como hijo
Los hijos de Saúl eran Jonatán, Isvi y Malquisúa; y sus dos hijas eran de nombre Merab y Mical, la menor. Jonatán era el primogénito y tenía todo para ser un niño mimado, rebelde, lleno de orgullo, prepotente y vanidoso. Sin embargo, lo que vemos
en Jonatán es un hijo obediente, amable, dedicado y compañero de su padre hasta
el fin. En síntesis, podemos decir que Jonatán fue un ejemplo como hijo.
Comparte con la clase algunos puntos positivos de este hijo, que podrían ser
imitados por los hijos de hoy.
1. Jonatán honró a su padre. Honrar a los padres significa respetarlos, representarlos dignamente y obedecerles.
2. Jonatán permaneció al lado de su padre en situaciones críticas; lo apoyaba, era
leal y tenía un gran respeto por él, a pesar de las locuras que su padre cometía.
3. Él le aconsejó al padre de manera respetuosa y sensata. En un día en el que su
padre –en un rapto de locura– anunció que mataría a David, Jonatán, de manera
razonable y sensata, le preguntó: “¿Por qué morirá? ¿Qué ha hecho?”. 10
4. Aunque Saúl fuera “muy egoísta, de genio cambiante, celoso, irracional y, por
momentos, neurótico”, 11 Jonatán lo reprendió con tierno amor y firmeza. Cuando
su padre, en un gesto de insania, decretó que Jonatán fuera muerto, este hijo le
dijo: “Mi padre ha turbado el país. Ved ahora cómo han sido aclarados mis ojos,
por haber gustado un poco de esta miel” (1 Samuel 14:29).
5. Jonatán era amado por el pueblo. Cuando su padre decretó su muerte, “el pueblo
se negó a permitir que la sentencia fuese ejecutada. Desafiando la ira del rey,
declaró: ‘¿Ha pues de morir Jonatán, el que ha hecho esta salud grande en Israel? No será así. Vive Jehová, que no ha de caer un cabello de su cabeza en tie12
rra, pues que ha obrado hoy con Dios’ (1 Samuel 14:45)”.
6. Jonatán fue un buen hijo.
Jonatán como siervo
Vivimos en un mundo egoísta en el cual cada uno lucha por lo que cree que son sus
derechos. Las mujeres, la gente de color, las minorías luchan por sus derechos. Hasta quien no tiene derechos desea tenerlos. Es interesante notar que Jonatán tenía
derecho al trono, era el legítimo heredero, pero se sujetó a la voluntad divina y dejó
de lado sus derechos para que los planes de Dios se cumplieran.
¿Qué clase de líder fue Jonatán? Un líder-siervo. El no manifestó rencor alguno por
el hecho de que David fuera ungido para ser rey en el trono que él podría haber
heredado. Por el contrario, reconoció las excelentes cualidades de David e hizo un
pacto de amistad con él. Un compañerismo desinteresado puede ser grandemente
edificante y animador entre los que hoy sirven fielmente a Dios (1 Samuel 23:16-18).
White, p. 710.
Klingbeil, p. 50.
12 White, p. 675.
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Elena G. de White afirma, magistralmente: “Jonatán, que por nacimiento era heredero del trono, sabía que había sido privado de él por decreto divino; sin embargo, fue
el más tierno y fiel amigo de David, su rival, y lo protegió a riesgo de su vida; fue fiel
a su padre durante los días sombríos de la decadencia de su poder, y cayó al fin a su
lado. El nombre de Jonatán está atesorado en el cielo, y en la tierra es un testigo de
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la existencia y el poder del amor abnegado”.
Notemos algunas características que distinguen a Jonatán como siervo (Analizarlas con la clase).
1. Como siervo de Dios, Jonatán se ofreció para quedarse o irse, según Dios se lo
revelara por medio de la señal que él propuso.
2. Como siervo fiel que era, él habría heredado el trono si su padre hubiera seguido
las instrucciones de Dios. Pero nunca se quejó de ello.
3. Como líder-siervo, el tenía una íntima relación con Dios. El Señor había dado
pruebas de ello al concederle la victoria sobre los filisteos (1 Samuel 14).
4. Como líder-siervo, dedicó tiempo para animar a otros en el Señor (1 Samuel
23:16).
5. La actitud de Jonatán como líder-siervo, contrasta totalmente con el espíritu
egoísta reinante en nuestros tiempos (1 Samuel 19:4).
6. Él nos dejó un verdadero ejemplo de lo que significa ser un líder-siervo, estando
dispuesto a asumir el segundo lugar, incluso el tercero.
7. Jonatán no fue orgulloso, y cómo buen líder-siervo, estuvo dispuesto a dejar de
lado sus derechos al trono.
¡Jonatán nos deja a nosotros, líderes en la Iglesia Adventista, un legado extraordinario! A veces luchamos por cargos y una posición en la iglesia o en las instituciones. A
veces, nos involucramos con actitudes más relacionadas con el mundo de la política
para favorecernos a nosotros mismos. En otras oportunidades trabajamos por intereses personales y una posición. Y en otras, nos entristecemos porque alguien fue
elegido en un lugar que creímos que debía ser el nuestro. ¡Qué ejemplo el de Jonatán! El tenía derechos a su cargo, pues era el legítimo heredero. Pero se sometió
voluntariamente al plan de Dios. ¡Qué actitud magnífica la tuya, Jonatán!
La muerte de Jonatán: ¿Por qué, Señor?
Creemos que no le fue fácil a Jonatán mantener la fe y la confianza en Dios cuando
notó que Dios había escogido a David en su lugar, para ser en el futuro el rey de Israel. Desde nuestro punto de vista, hay muchas cosas que suceden y que no parecen tener sentido ni parecen justas. A casi todos nos enseñaron que, al final, los
buenos ganan y que cosechamos lo que hemos sembrado. Creemos que una buena
persona debe tener una vida larga y buena, y que los malos pueden esperar sólo una
vida corta y llena de problemas. Eso sigue siendo verdad hasta cierto punto, pero no
siempre se hace realmente efectivo. No siempre a los buenos les va todo bien en esta vida, y a los malos no siempre les va mal. A veces, hasta somos castigados por
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White, La educación, p. 157.
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hacer lo que es correcto. Y eso fue lo que le aconteció a Jonatán. Esperamos que él
viviera, fuera amigo de David hasta el fin de sus días y muriese viendo a sus nietos
jugando en el patio de su casa. Pero eso no es lo que ocurrió. Y el por qué de esto
es algo que Dios nos lo explicará algún día.
Elena G. de White nos dice lo siguiente: “Entre los que por su abnegación han compartido los sufrimientos de Cristo, figuran los nombres de Jonatán y de Juan el Bau14
tista”.
Jonatán fue entonces uno de esos precursores de Cristo. Notemos el último capítulo
de su vida. En el último episodio de la vida de Jonatán, lo encontramos en el campo
de batalla al lado de su padre. Creemos que él esperaba que una vez más Dios
obrara un milagro para salvar a Israel. Pero eso no sucedió. En aquél día, Jonatán
cayó en el campo de batalla (1 Samuel 31:2). “Y sepultaron los huesos de Saúl y los
de su hijo Jonatán en tierra de Benjamín, en Zeba, en el sepulcro de Cis, su padre; e
hicieron todo lo que el rey había mandado” (2 Samuel 21:14).
La promesa es que, algún día, todas las cosas serán aclaradas y tendremos las respuestas a lo que ahora nos parece insondable. Nuestra esperanza y certeza es que,
finalmente, el bien vencerá al mal cuando Jesús vuelva.
¡Amén!
Pr. Ivanaudo Barbosa
Secretario Ministerial
Unión Nordeste de Brasil
Traducción: Rolando D. Chuquimia
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Ibíd., pp. 156, 157.
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