Serie Actividades de Extensión

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Serie Actividades de Extensión
SEMINARIO
“LA RELACIÓN ESTRATÉGICA ENTRE AMÉRICA LATINA Y CHINA.
SU IMPACTO POLÍTICO Y ECONÓMICO EN ARGENTINA”
Organizado por la Escuela de Defensa Nacional y la Universidad
Torcuato Di Tella
EDENA - 28 de junio de 2011
PANEL II
VISIONES COMPARADAS SOBRE LAS EXPERIENCIAS DE REGIONALISMO EN
SEGURIDAD. CASOS DE UNASUR Y LA ORGANIZACIÓN DE COOPERACIÓN
DE SHANGHAI”
EXPOSITOR
SERGIO CESARÍN
ESCUELA DE DEFENSA NACIONAL
SERIE ACTIVIDADES DE EXTENSIÓN
PANEL II
VISIONES COMPARADAS SOBRE
LAS EXPERIENCIAS DE
REGIONALISMO EN SEGURIDAD.
CASOS DE UNASUR Y LA
ORGANIZACIÓN DE
COOPERACIÓN DE SHANGHAI”
Expositor: Sergio Cesarín

Esta exposición refleja las opiniones personales de su autor y no necesariamente las de la ESCUELA DE DEFENSA NACIONAL. SEMINARIO LA RELACIÓN ESTRATÉGICA ENTRE AMÉRICA LATINA Y CHINA. SU IMPACTO POLÍTICO Y ECONÓMICO EN ARGENTINA. Panel II – Visiones comparadas sobre las experiencias de regionalismo en seguridad. Casos de Unasur y la Organización de Cooperación de Shangai” Expositor: Cesarín, Sergio. ESCUELA DE DEFENSA NACIONAL (EDENA) – UNIVERSIDAD TORCUATO DI TELLA (UTDT). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina, 28 de junio de 2011. 10 p. Serie Actividades de Extensión. Documento N° 1. PANEL II
VISIONES COMPARADAS SOBRE LAS EXPERIENCIAS DE
REGIONALISMO EN SEGURIDAD. CASOS DE UNASUR Y LA
ORGANIZACIÓN DE COOPERACIÓN DE SHANGAI”
LICENCIADO SERGIO CESARÍN | Licenciado en Relaciones Internacionales
de la Universidad de Salvador, es Master en la Universidad de Pekín,
China, y actualmente se desempeña como investigador del Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), profesor del
Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISSEN), profesor de la
Universidad Nacional Tres de Febrero y coordinador académico y profesor
de la Especialización en Economía y Negocios con Asia del Pacífico e India
que se dicta en la Universidad Nacional Tres de Febrero.
OCS Y CDS: ANÁLISIS COMPARADO
1. Organización para la Cooperación
geoestratégico, metas y estructura.
de
Shanghai
(OCS):
ambiente
Las siguientes reflexiones tratarán de destacar aspectos comparados
(similitudes y diferencias) entre la Organización de Cooperación de Shanghai
(OCS) y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), como experiencias
regionales en materia de seguridad y defensa. Algunas de las principales variables
a considerar son: i) alcance geográfico, ii) temporalidad, en términos de
surgimiento de cada una de las organizaciones, iii) estructura, fines y objetivos, iv)
dinámicas entre actores y, v) experiencias de ambas organizaciones sobre aspectos
resolutivos internos y operativos, en sus años de existencia.
En primer lugar, la OCS fue fundada en junio de 2001, por lo tanto, este año
cumple diez años de existencia. A fines de ese año, signado por el 11-S, los Estados
Unidos iniciaron la ocupación de Afganistán dando inicio a su estrategia de “lucha
contra el terrorismo internacional”. Esta secuencia, será la que en definitiva
afianzará la existencia de la OSC, definirá una dinámica de interrelación intra y
extra organización y constituirá uno de sus fundamentos y justificativos de su
existencia.
Su estructura cuenta con varios Estados Miembros Plenos, algunos de ellos
“pesos pesados” en la arena internacional como China y Rusia, y otros un poco
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más livianos o actores de segunda línea pero que a los fines del entorno
geoestratégico subregional son claves en materia de seguridad y defensa como ex
repúblicas soviéticas de Asia central: Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y
Uzbekistán. Esta conformación es complementada mediante la admisión de países
con el status de Observadores tal es el caso de Irán (un país que a todos nos genera
curiosidad en este tiempo), que tiene un rol muy importante que cumplir para
China como proveedor energético (crudo) y además, desde la influencia que ejerce
sobre clivajes religioso en el área considerada; asumiendo su influencia en el
mundo islámico chií, Irán es determinante en algunas de las orientaciones de
política interna en países de la subregión al influir en los equilibrios suníes-chiíes
intra estatales.
Asimismo, la OCS ha establecido un mecanismo de diálogo –similar al
adoptado por los países del Sudeste Asiático (SEA) en el marco del Asean
Regional Forum (ARF) – mediante el cual una vez asumidas ciertas decisiones
intra organizacionales, son “informados” mediante diálogos directos y bilaterales
sobre sus alcances, objetivos y modalidades de implementación, es así una
interfase privilegiada que establecen estas organizaciones con determinados
“actores” estratégicos.
La OCS admite flexibilidad y amplitud para la incorporación de nuevos
miembros, entre los principales se encuentran Bielorrusia (extremo norte de Rusia)
y Sri Lanka (sureste de la India); existe interés en invitar también a países como
Afganistán, actor que cobra relevancia por su localización estratégica, sus límites
fronterizos con Pakistán y su situación política interna (ocupado por los EE.UU.)
que evoluciona hacia el previsto retiro de las fuerzas estadounidenses de dicho
país. Tal vez nos preguntemos qué tiene que ver Sri Lanka en la organización,
pues debemos recordar que China ha sido uno de los principales apoyos
(financieros) de grupos insurgentes como el Movimiento de Liberación Tamil en
su lucha contra el poder indio, por este motivo, y luego del fin de la “guerra civil”,
Sri Lanka es un espacio que, en el marco de la competencia bilateral, China opera
ante la India.
En líneas generales, las preocupaciones y desafíos que imponen metas a la
OCS pasan por preocupaciones centrales para sus miembros como son obtener
garantías sobre “integridad territorial”, obviamente, en el caso de Rusia la
implosión Soviética generó esta voluntad y decisión de no perder más territorios
y/o contener en su periferia tensiones sobre desmembramiento territorial, hechos
verificables en el Cáucaso Soviético. Para China, eliminar tensiones en la zona
tibetana o potenciales desmembramientos por Taiwán o la provincia noroccidental
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de Xingjiang donde –aduce- operan grupos “separatistas y secesionistas”.
(Movimiento del Turkestán Oriental)
Una segunda línea justificatoria de su existencia proviene de la potencial
amenaza de la OTAN y la Alianza Atlántica. Por tal motivo, entre sus objetivos
estratégicos adquiere relevancia la “contención” del avance de la Organización del
Atlántico Norte (OTAN) hacia el este. Objetivo no explícitamente expresado pero
considerado como determinante para su formación en tanto su doctrina expresa
que “…la organización no está dirigida contra ningún país en particular”; lo cual es
cierto, pero sí ha sido concebida para enfrentar amenazas provenientes de una
“alianza” de países considerados potencialmente hostiles como Estados Unidos y
la OTAN, actores que por cierto también cumplen un papel importante, ejercen
influencia e intentan definir a su favor, la orientación política en países de Asia
central, o en cercanías de la frontera china. Un tercer factor en este orden
provienen de las capacidades que la OTAN despliega en Europa Oriental (escudo
antimisiles) percibidas como ofensivas por los miembros de la OCS.
También hay que considerar los riesgos operantes ante la “intromisión de
actores extra regionales en los asuntos internos” de los países miembros de la
organización; celosos de su soberanía e influencia en territorios cercanos (histórica
o reciente) Estados como China y Rusia adhieren a principios duros que por
medios pacíficos (conversaciones, negociaciones o mediación) intentan contener
presiones, sin olvidar, no obstante, el aumento de capacidades militares que sirvan
para “proteger y defender” sus intereses esenciales ante cualquier agresión
externa. Ejemplo de lo expresado han sido las denominadas “revoluciones de
color”, consistentes en procesos de cambio político en países de la subregión como
Ucrania y Georgia, entre otros; asimismo, las tensiones separatistas en territorios
como Azerbaiján y Nagorno Karabaj, son indicadores de las sospechas antes
apuntadas. Todo este escenario de presiones y conflictos que entrecruzan intereses
entre Estados Unidos, Rusia, OTAN y China, han profundizado la cohesión de la
organización durante estos últimos años, reforzada por “nuevos componentes”
post 11-S.
El espacio geográfico y geoestratégico resguardado por la OCS es amplio,
diverso y sometido a tensiones de vieja y nueva data. Recordemos que es un área
donde hay convergencia de intereses entre dos miembros permanentes del
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, como son China y Rusia, ambas
potencias nucleares que cuentan con el segundo y tercer ejército del mundo
respectivamente, con crecientes presupuestos militares y un poder militar táctico y
nuclear ofensivo-disuasivo de gran magnitud, tanto para eventuales operaciones
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intra regionales como ante la amenaza o ataques externos, léase EE.UU. o la
OTAN.
Internamente la OCS, expresa además una “división interna del trabajo”.
China aparece como fuente “financiera” en tanto Rusia como un proveedor de
petróleo. En este orden, la OCS manifiesta la convergencia de intereses entre dos
“enemigos estratégicos” durante la Guerra Fría como China y Rusia. En el mundo
postsoviético la relación de fuerzas se modificó y ahora ambas trabajan en el seno
de la OCS.
En este sentido, luego del 11-S y hasta el presente se verifica una
construcción doctrinaria focalizada en “nuevas amenazas” y conflicto asimétrico.
Por su relevancia geopolítica, el área bajo análisis entrecruza tres comandos
estadounidenses cuyo dispositivo operacional, estratégico, táctico amplifica las
preocupaciones por el lado de Rusia y China; un dispositivo estadounidense que
cuenta con diversas flotas, sistemas de vigilancia e incluso presencia efectiva a
través de bases militares en territorio centro asiático. Países, como Turkmenistán,
son esenciales para lo que constituye el “corredor logístico” que alimenta las
tropas de Estados Unidos desplegadas en Afganistán. Lo mismo ocurre al
observar la proyección de intereses “occidentales” a través del Mar Caspio, un
área rica en recursos naturales. Desde esta perspectiva, comparado con América
del Sur, este es un escenario complejo e inestable.
La lucha contra el separatismo y el terrorismo son considerados dilemas
internos que viven algunos de estos países al igual que el narcotráfico, el
terrorismo, el tráfico de armas o la transferencia de tecnologías o equipos
destinados a la construcción de armas de destrucción masiva (WMD) son
amenazas a la seguridad interna y situación de defensa por parte de los miembros
plenos y observadores. Por tales motivos, la OCS ha creado una “estructura
regional” de lucha contra el terrorismo y creado “fuerzas especiales” actúan en
situaciones específicas.
Finalmente, un sofisticado mecanismo aplicado al diseño, coordinación e
implementación de acciones regionales, funciona por medio de periódicas
reuniones entre Jefes de Estado, cancilleres, ministros de defensa, y comandos
militares; asimismo, otros subgrupos de trabajo amplían la agenda hacia
cuestiones relativas a operaciones interbancarias, cooperación cultural, y
coordinación energética, sin descuidar la posibilidad de negociar acuerdos
preferenciales de comercio (un proyecto sobre acuerdos de libre comercio
promovido por China aún está en debate) entre las partes.
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1.1 Energía: tema clave de agenda.
¿Cuáles son los temas centrales de la agenda en la OCS? La integración
energética es uno de ellos. China es netamente dependiente de las importaciones
de petróleo desde 1994 y basa su política de defensa en garantizar su “seguridad
energética” mediante el libre flujo de importaciones por vía terrestre y/o
marítima, de ahí el relevante despliegue del poder naval chino y con la expectativa
de pronto incorporar a sus operaciones un portaaviones. China importa más de la
mitad del crudo que consume anualmente y es el segundo consumidor mundial
de petróleo después de Estados Unidos. Rusia es uno de sus principales
proveedores (produce el 13% del petróleo que se obtiene a nivel mundial).
También Irán aporta a la sostenibilidad energética china como su tercer proveedor
de petróleo, aportando el 14% del consumo chino; de allí se deriva la importancia
que China otorga a Irán y su interés en admitirlo como miembro pleno de la
organización.
Además del crudo e importantes reservas de gas, otros países de Asia
Central y el Mar Caspio cuentan con una amplia dotación de recursos naturales.
Variables y factores que asemejan la situación regional en el área de influencia de
la OCS a la regional suramericana, en tanto nuestro territorio muestra geografías
con recursos de alto valor estratégico presente y futuro. Como resultado, los
intereses de gobiernos suelen coaligarse con el de empresas transnacionales
(ETNs) en busca de nuevas fuentes, negocios y recursos. En Asia Central y
Suramérica, empresas británicas, francesas, rusas, chinas, y estatales locales, entre
otras, pugnan por radicar inversiones que aseguren provisión y seguro transporte
hacia mercados de alto consumo.
Entre los minerales más destacados con que cuentan algunos países en Asia
Central, al igual que algunos Estados en América del Sur, es el uranio aplicado al
desarrollo nuclear, tanto pacífico por ejemplo mediante aplicaciones medicinales y
energéticas, como el militar orientado a su utilización en distintos tipos de
dispositivos y armas. Este dato es importante considerando el actual debate sobre
el esperado aumento del consumo energético mundial traccionado por grandes
“economías emergentes” (China e India), el incremento de su precio internacional,
y la inestabilidad de los principales países proveedores, así como discusiones
relativas a la rentabilidad, viabilidad y seguridad de las plantas nucleares dado la
reciente crisis en Japón. Lo cierto es que los planes sobre construcción de plantas
nucleares son muy ambiciosos hasta mediados de siglo, motivo por el cual el
uranio como componente básico seguirá siendo importante. Ejemplo de lo
expuesto lo ofrece China, país que ha diseñado el más ambicioso plan de
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construcción de reactores hasta el año 2050 con el objeto de reducir su
dependencia petrolífera externa, disminuir la generación térmica a base de carbón,
generar energía limpia que mejore su ecuación medioambiental, ampliar la oferta
energética interna y reducir la emisión de gases contaminantes a la atmósfera.1 En
este sentido, países como Kazajstán y Uzbekistán juegan y jugarán un papel
central en la lucha entre poderes para acceder a dicho recurso estratégico
Un país que no es miembro de la OSC, pero también tiene para China
importancia estratégica es Turkmenistán. Al observar el mapa de gasoductos y
poliductos que atraviesan la región, Turkmenistán ocupa un lugar clave como
territorio de cruce y ruta para pipelines que abastecen a China por el oeste,
complementando otros circuitos como los del noroeste y los que, desde territorio
siberiano, alcanzan el extremo oeste del país. En síntesis, la necesidad de
abastecerse de recursos naturales estratégicos (RNE) y garantizar el acceso a
nuevas fuentes, es vital para una economía de alto crecimiento durante las dos
próximas décadas.
2. UNASUR: similitudes y diferencias.
La construcción de una organización regional como UNASUR y su ámbito
específico orientado al tratamiento sobre cuestiones de seguridad y defensa
regional suramericanas, presenta variables diferenciadoras y similitudes respecto
de la OCS. En primer lugar, la UNASUR cuenta con un capital político importante
a la hora de crear, construir, diseñar y establecer consensos profundos en la región
cual es la preeminencia de “regímenes democráticos” que, más allá de flaquezas
institucionales persisten y demuestran vitalidad. Esta “plataforma política” es
muy importante y de mucho valor para nuestros países ya que orienta las
preferencias hacia la paz y estabilidad, la resolución de diferencias por medios
pacíficos y la construcción de acuerdos mediante activas políticas pro diálogo y
entendimiento. Hechos evidentes en, por ejemplo, la introducción y sujeción de los
países miembros a una “cláusula democrática”, principio que obviamente no rige
intra OCS dadas las diferencias político – institucionales entre las partes.
En segundo lugar, nuestra región no muestra una historia de tensiones,
fracturas y conflictos de larga data como los que sí evidencian los miembros de la
OCS, cuyo pragmatismo post guerra fría y 11/9 los ha volcado hacia la unión ante
1
Según la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), en la actualidad existen en
funcionamiento 442 reactores; en tanto listan en planes futuros, entre otros países, China con 27, Rusia 11,
Francia 1, Brasil 1, India 5, EE.UU. 1, Finlandia 1, Corea del Sur 5, Pakistán 1, Argentina 1, Japón 2, y
Ucrania 2.
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un “nuevo enemigo”, lo cual no alcanza para ocultar la persistencia de grietas que
pueden ahondarse en el largo plazo. Ejemplos, las históricas tensiones sino – rusas,
la desconfianza de las ex repúblicas soviéticas hacia Moscú o las tensiones sino –
indias que se procesan a través de “terceros estados” miembros de la OCS.
En tercer lugar, nuestra región muestra una historia y legados sobre
solución pacífica de controversias evidente en toda la ingeniería legal, normativa,
procedimental y organizacional que poseemos, construida durante décadas. En
cuarto lugar, América del Sur es una región “libre de armas nucleares” y
difícilmente (dados los controles cruzados intrarregionales y extra región) la
voluntad de los países miembros admita un drástico viraje hacia opciones sobre
“nuclearización” con fines militares. Esta situación no se verifica en la OCS y aún
cuando se debate la posibilidad de evitar la “proliferación” nuclear entre sus
miembros menores, las señales políticas iraníes, y preexistencia en repúblicas
centro asiáticas de parte de los arsenales nucleares soviéticos, reduce las opciones
de concreción.
En quinto lugar, como ocurre en el área de influencia de la OCS, América
del Sur sigue siendo un territorio sometido a tensiones hegemónicas y disputas
entre actores extra regionales que complejizan y dificultan la construcción de
líneas comunes de pensamiento y acción. En sexto término, similitudes UNASUROCS surgen al observar la “acción promotora” y convergencia de intereses entre
actores que, por recursos de poder y capacidades, forjan la integración, orientan la
agenda y definen prioridades de acción; en el caso de la OCS, China y Rusia, en el
caso de UNASUR Brasil y Argentina.
Respecto al diagnóstico estratégico surgen diferencias macro dadas por la
particular posición geográfica, dilemas y desafíos propios de “grandes poderes”
como China y Rusia, realidades contrastantes con un escenario macro y micro más
distendido en América del Sur. Los desafíos y dilemas que enfrentan hacia el
futuro Asia del Pacífico, Asia Central y Asia Sur Occidental, distan en magnitud,
alcance y gravedad de los presupuestados en UNASUR. No obstante, un rasgo
similar surge al observar, en ambas regiones, tendencias sobre sostenido
incremento de gastos en defensa, adquisición de armas, equipos y tecnologías,
aplicados al fortalecimiento de capacidades militares tanto defensivas como
ofensivas.
Entre UNASUR y la OCS surgen coincidencias en cuestiones de agenda que
son dignas de ser destacadas. Primero, la introducción en las respectivas agendas
del capítulo relacionados a “nuevas amenazas” como terrorismo internacional,
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narcotráfico y delitos internacionales. Distintos consejos temáticos o subgrupos de
trabajo han sido formados en cada organización a fin de enfrentar problemas de
seguridad internos y externos. De manera pragmática, la OSC ha definido una
doctrina orientada hacia el combate contra el terrorismo en sus distintas
manifestaciones, incluso mediante la creación de “fuerzas rápidas de
intervención” comandos unificados y ejercicios combinados que involucran a las
fuerzas armadas y policiales. Por el contrario, si bien se reconocen sus rasgos
transnacionales, es un tema que se debate en UNASUR pero aún no adquiere
formato “regional” definitivo, adoptando en su lugar un “enfoque nacional” del
problema que deriva en el mayor o menor ajuste de las capacidades internas a esta
modalidad operativa (securitización de la defensa). Similares conceptos pueden
ser aplicados a dilemas sobre narcotráfico; la OCS engloba estas amenazas en
determinantes doctrinarios y operativos regionales ya expuestos, los que, si bien
incluidos en la agenda, aparecen más difusos en el caso de UNASUR-CDS. Este
orden, es posible afirmar que el diagnóstico situacional, estratégico y diseño
operacional a nivel de la OCS está más desarrollado que en UNASUR y su brazo
específico el Consejo de Defensa Suramericano (CDS). Finalmente, en tanto la OCS
incorpora entre sus objetivos la lucha contra el “separatismo y secesionismo”
considerados frentes sensibles acordes a la traumática experiencia post soviética y
los dilemas internos chinos, los mismos no aparecen en los considerandos sobre
metas y objetivos de la UNASUR-CDS.
Otro capítulo que interesa tanto a la OCS como UNASUR es el referente a
integración de industrias de la defensa, importante para países como Brasil. En
este sentido, la cooperación industrial – militar entre China y Rusia es de larga
data y se ha revitalizado en la post guerra fría. Sobre el particular, cabe destacar
que a principios de los noventa, China captó gran parte de los ingenieros y
científicos militares desocupados o subocupados después de la implosión soviética
y gracias a su colaboración logró armar un complejo industrial militar que hoy se
ubica entre los principales del mundo, no solamente por el armamento que
produce sino, fundamentalmente, por el cierre de la brecha tecnológica que ha
logrado respecto a Occidente.
Doctrinariamente es posible extraer diferencias relativas al marco
estratégico y teatros de operaciones donde se librarían los conflictos en ambas
regiones. En el caso de la OCS es básicamente continental, dentro del macizo
euroasiático. En el caso del escenario UNASUR, son tanto de tipo continental
como marítimo. En este sentido, la Argentina tiene un papel importantísimo que
cumplir. El litoral marítimo argentino constituye un “activo estratégico”
considerando la mayor presión demográfica mundial y las demandas alimentarias
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hacia mediados de siglo. Perspectivas optimistas sobre crecimiento demográfico
proyectan un mundo poblado por 9.000 millones de personas en 2050 y enfatizan
la viabilidad del acceso a comida y calidad alimentaria como factores
determinantes para evitar crisis de gobernanza global. Pensar entonces en la
expansión de la “frontera agrícola” como un proceso netamente terrestre es un
error, en su lugar debería primar una concepción relativa a expansión de la
“frontera agroalimentaria”, la cual implica diseñar una estrategia integral sobre
protección y defensa de la biodiversidad marítima, campo del que se supone
provendrán gran parte de las soluciones aplicadas a contener el hambre en el
mundo por venir.
Existen coincidencias de agenda verificables en la problematización sobre
recursos estratégicos y dilemas energéticos. En UNASUR y OCS surgen intereses
comunes sobre defensa de recursos naturales, explotación y transporte de
minerales y materias primas, esenciales para la sustentabilidad económica de los
países participantes. El acceso a recursos naturales es un punto determinante para
países como China, la localización sectorial de sus inversiones (IE) en América
Latina indica que están dirigidas preferentemente (80-90%) hacia sectores
extractivos. Respecto a iniciativas sobre integración energética, la OCS ha
avanzado más rápidamente, en tanto la UNASUR trata el tema, siendo en los
hechos lenta su implementación.
Dos reflexiones finales sobre conceptualizaciones que ameritan ser
expuestas. En primer lugar, el tratamiento diferenciado OCS – UNASUR del
principio de “asistencia recíproca”. En el caso de la OCS los países miembros han
asumido que la defensa conjunta supone y necesariamente conlleva la asistencia
mutua en la caso de agresión externa. Los medios diplomáticos, militares y de
defensa conjuntos han de disponerse para evitar, disuadir y defender un territorio
bajo amenaza real o potencial por parte de “potencias extrarregionales”. En el caso
de UNASUR, no parece plantearse un debate similar sobre la vigencia o no de este
principio hemisférico o su eventual aplicación al ámbito “suramericano” en caso
de agresión por parte de una potencia o alianza extrarregional. De hecho el
“principio de asistencia recíproca” post II G.M feneció durante el conflicto de
Malvinas cuando la Argentina fue atacada por una potencia extra continental sin
poder apelar a su aplicación real y efectiva. ¿Ha sido reemplazado por otro?
En segundo lugar y más específicamente pensando en la Argentina, surgen
puntos de coincidencia con el diagnóstico estratégico de la OCS. Asumimos la
“hostilidad de potencias extracontinentales y alianzas militares como la OTAN”
presentes en el Atlántico Sur que simbolizan la persistencia del dilema colonial
Serie Actividades de Extensión – Documento N° 1
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durante el siglo XXI. Si bien la OCS no incorpora al “colonialismo” entre sus
desafíos, parte de sus integrantes son Miembros Permanentes del Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas (China y Rusia) y apoyan el reclamo argentino
sobre Malvinas. Este cuadro torna comprensible para una organización como la
OCS, la orientación específica que sobre el particular adoptan los países de la
UNASUR.
En síntesis, por estructura, funcionamiento, y concepción estratégica, ambas
organizaciones muestran rasgos similares y diferentes características, sin embargo,
es posible generar una reflexión compartida y complementaria que, atendiendo
especificidades sobre ambiente estratégico regional, ayude a generar una interfase
entre la UNASUR-CDS y la OCS.
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ESCUELA DE DEFENSA NACIONAL
Maipú 262 – (C1084ABF)
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
(54 11) 4326-2771 / 0422
[email protected]
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