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IV. HACIA UNA CONCEPCIÒN SEMIÒTICA DE LA CULTURA
LA CULTURA COMO PROCESO SIMBÒLIC O. Conjunto de hechos simbólicos presentes en una
sociedad
Conjunto de los procesos sociales de significación y comunicación.
Problemática de los códigos sociales = reglas
Problemática de la producción del sentido = procesos de actualización, de invención o de
innovación de valores simbólicos.
Problemática de la interpretación o del reconocimiento, que permite comprender la cultura
también como “gramática de reconocimiento” o de “inter conocimiento social”.
Con respecto a lo simbólico así definido, cabe formular dos observaciones capitales.
La primera se refiere a que no se le puede tratar como un ingrediente o como mera parte
integrante de la vida social, sino como una dimensión constitutiva de todas las prácticas sociales,
de toda la vida social: los modos de comportamiento, los usos y costumbres, el vestido, la
alimentación, la vivienda, los objetos y artefactos, la organización del espacio y del tiempo en
ciclos festivos, etc.
La segunda observación. No se agota en su función de signo, sino que abarca también los
diferentes empleos que, por mediación de la significación, hacen de él los usuarios para actuar
sobre el mundo y transformarlo en función de sus intereses.
El símbolo y la cultura no es solamente un significado producido para ser descifrado, sino también
un instrumento de intervención sobre el mundo y dispositivo de poder.
Los sistemas simbólicos son representaciones y orientaciones para la acción (modelos para…)
2. ¿OBJETO DE UNA DISCIPLINA O CAMPO DE ESTUDIOS?
- La cultura interviene como sistemas de signos.
- La cultura ha sido abordada como código o sistema de reglas por la antropología estructural:
como ideología y concepción del mundo por la tradición marxista, como sistema “cognitivo y
evaluativo”
- La cultura puede definirse como el proceso de continua producción, actualización y
transformación de modelos simbólicos.
3. EL “HABITUS” Y LOS MODOS DE OBJETIVACIÒN DE LA CULTURA.
Las prácticas individuales y sociales, que siempre son culturales si se les considera bajo el ángulo
de su dimensión simbólica o de sentido, tienen su principio generador en el habitus, que se define
como un “sistema subjetivo, pero no individual, de estructuras interiorizadas que son esquemas
de percepción, de concepción y de acción”.
La noción de habitus entendida como la interiorización de las reglas sociales, orientadora de la
acción, recupera y supera la concepción normativa que define a la cultura en términos de
“modelos de comportamiento” el principio real de esta regularidad, radica en el habitus, y no en
los modelos.
El habitus remite a un segundo modo de de objetivación de la cultura: las Instituciones. Estas
forman parte de las estructuras “objetivas” generadora del habitus.
Las instituciones representan la materialización, la fijación y la codificación social del sentido. La
cultura puede ser aprehendida también como “lo ya dado”, “lo ya dicho”, “lo ya pensado” , es
decir como una estructura objetiva de significados pre constituidos que constituye el marco de
referencia de una sociedad y la base obligada de todas las prácticas significantes.
La cultura así objetivada no determina tanto lo que efectivamente se cree y se realiza en los
diferentes ámbitos de la vida social, sino lo que es creíble, realizable y concebible. Por eso
hablamos de de “marco de referencia” se trata del complejo marco institucional dentro del cual na
sociedad un grupo o una clase social piensa, sueña y actúa.
El habitus es aquello que permite habitar las instituciones apropiárselas prácticamente y
mantenerlas en actividad, en vida y en vigor, es aquello que permite revivir el sentido depositado
en ellas, pero imponiéndoles las revisiones y las transformaciones que son la contrapartida y la
condición de la reactivación.
LA DINAMICA CULTURAL. Es sumamente compleja y debe ser aprehendida en diferentes escalas.
Los sistemas de disposiciones (habitus) cambian y se transforman cuando operan en condiciones
objetivas nuevas y diferentes de las que le dieron origen. La práctica es producto, no sòlo del
habitus, sino de la relación dialéctica entre una situación y un habitus, cuya conjunción constituya
la coyuntura.
Los ajustes impuestos incesantemente por las necesidades de adaptación a situaciones nuevas e
imprevistas, pueden determinar transformaciones duraderas de habitus.
La dinámica cultural puede observarse también a nivel de los campos sociales en los que se hallan
inmersos los habitus y las instituciones, para Bourdieu las instituciones se objetivan durablemente
en a lógica de un campo particular (intelectual, religioso, literario, universitario). Se define como
una estructura disimétrica y conflictiva que se manifiesta en la sincronía de posiciones dominantes
y dominadas, por otro los grupos o agentes ya establecidos que tratan de defender su monopolio y
de impedir toda competencia.
La cultura común es el acervo de las habilidades y de saberes indiferenciados o pre especializado,
generado por lenta sedimentación histórica dentro de una determinada red de convivencia social
y comúnmente compartido por todos los individuos interconectados en dicha red.
Existe una relación significativa entre posiciones en el trama de las relaciones sociales y la cultura
entendida como configuración de significados sociales diversamente objetivados y actualizados.
Bourdieu concibe la cultura como la “distinción” simbólicamente manifestada y clasìsticamente
connotada, como una constelación jerarquizada y compleja de “ethos de clase” que se manifiesta
en forma de comportamientos, consumos, gustos, estilos de vida y símbolos de status
diferenciados y diferenciantes, pero también en forma de productos y artefactos diversamente
valorizados.
Cultura local. Ésta se entiende como modos de manifestación de la vida cotidiana en marcos
geográficos restringidos, que pueden ser pueblerinos, comunales o regionales.
No permite registrar ningún fenómeno de polarización de clases en la vida cultural, sino privilegia
lo que es común y compartido por los diferentes estratos sociales y descubre la interpretación o la
mixtura de lo que suele considerarse como lo legítimo y lo popular, lo dominante y lo dominado.
La cultura se convierte en el gran objetivo del estado. Aquí encuentran su lugar la lucha secular del
estado por lograr el control del conjunto de los aparatos culturales con sus correspondientes
“campos” su esfuerzo por imponer coactivamente la “cultura legítima” y por censurar las formas
culturales “desviadas “
La cultura dominante se presenta a sí misma bajo la forma de la universalidad, transmutando lo
histórico en “natural”, lo contingente en eterno, el interés concreto en valor abstracto, la
experiencia histórica en verdad metafísica y, en fin, lo particular en universal.
5.-Cultura de masas
Tiene por base estructural la internacionalización de la economía capitalista, determina el
orden de denominación económica y socio política.
El modo de producción de la cultura de masas es el industrial, lo que da resultado, según las
observaciones actuales de Adorno y Horkheimer, la producción de la cultura serializada,
estandarizada y marcada por la división técnica del trabajo.
Edgar Morin define la cultura de masas como “la cultura del individuo privado en la sociedad
burguesa tecno – industrial moderna”
La aculturación de masas es la tendencia a la progresiva integración en un único sistema de
todas las realidades socioculturales existentes, sean de carácter macro o micro.
Puede observarse una clara estandarización de modelos de comportamiento. (consumismo
masivo)
6.- identidad cultural
La cultura se define como un proceso incesante de actualización de significados sociales
“incorporados “ en lo s individuos en forma de habitus.
La identidad social se define y se afirma en la diferencia entre identidad y alteridad.
Identidad es la percepción colectiva de un “nosotros” relativamente homogéneo (in-group) por
oposición a “los otros” (out-group).
La identidad así entendida constituye un hecho enteramente simbólico, según Fossaert,
supone un percibirse y un ser percibido, que existe en reconocimiento de los otros.
La identidad no es solo afecto, sino también objeto de representaciones y requiere de
nominaciones y de símbolos.
Toda identidad pretende apoyarse en una serie de criterios, marcas o rasgos distintivos; como el
lenguaje, la religión, el estilo de vida, los modelos de comportamiento la división del trabajo
entre los sexos , etc, además de otros mas superficiales como el vestido, el modo de
alimentación, y hasta el arreglo del peinado.
La identidad se presenta como fuente de valores y se halla ligada a sentimientos de amor
propio de honor y de dignidad.
La identidad social necesita ser aprendida y reaprendida permanentemente, es de naturaleza
esencialmente histórica y debe concebirse como producto de tiempo y de la historia.
7.-Memoria colectiva
Puede definirse como la ideación del pasado en contraposición de la conciencia, la ideación
pretende subrayar el papel activo de la memoria en el sentido de que no se limita a registrar,
a renombrar o a reproducir mecánicamente el pasado, sino que realiza un verdadero
trabajo sobre el pasado, un trabajo de selección de reconstrucción y de transfiguración o de
idealización.
La memoria no es solo representación, también es construcción no es solo memoria
construida si no constituyente.
La selección y reconstrucción se hace en relación a los intereses materiales y simbólicos del
presente, solo se recuerda lo que tuvo importancia o significación.
La memoria puede ser individual o colectiva, la individual evoca la vida cotidiana e impersonal.
La memoria biográfica.- es individual y se caracteriza por la ilusión de una intervención
personal deliberada y consiente como actor o protagonista.
Según HALBWACHS, la memoria colectiva tiene pero soporte un grupo limitado en el espacio y
tiempo y es vivida por el grupo, por lo que s e contrapone a la memoria histórica, que es la
memoria abstracta del historiador.
Cada memoria individual participa en su nivel de una memoria de grupo, que carece de
existencia propia ya que vive a través de todas las memorias solidarias.
La memoria colectiva es una memoria articulada entre los miembros del grupo.
Memoria común : es una memoria que evoca hechos comúnmente conocidos o experiencias
comunes de luchas.
8.-CULTURA Y SOCIEDAD
La cultura como hecho simbólico se define como una configuración especifica de reglas,
normas y significados sociales constitutivos de identidades y alteridades, objetivados en
formas institucionales y de habitus, conservados y reconstruidos a través del tiempo en
forma de memoria colectiva.
La cultura es la sociedad considerada como estructura de sentido, como signicidad o
semiosis, como representación, símbolo, teatralizacion, metáfora de si misma.
La sociedad no se reduce a signos, se halla también constituida por elementos que pertenecía
a su base demográfica, biológica, económica política e institucional, por lo que un hecho puede
ser considerado bajo un aspecto como cultural y en otro como económico, político o de
cualquier otra especie.
La cultura no se identifica totalmente con lo social ni se distingue de mismo, por lo que solo
puede distinguirse una distinción inadecuada o aspectual.
Tema V: problemas metodológicos:
1.- cultura y hermenéutica: todo análisis cultural tendrá que ser interpretativo y su tarea será
descifrar códigos, reconstruir significados.
La interpretación antropológica o sociológica de la cultura versa cobre materiales simbólicos.
La hermenéutica solo podrá ser una interpretación de una interpretación y su tarea esencial
será traducir la auto interpretación espontánea de una cultura en el lenguaje de la heterointerpretación.
Toda interpretación es una operación constructiva.- toda operación interpretativa implica
incertidumbre, se halla expuesta a discusión o al cuestionamiento, según Clifford, requiere de
una descripción densa que se contrapone a la descripción superficial, no se reduce al registro
fenoménico de lo s hechos.
No se debe confundir comprensión con empatía: comprender una cultura no consiste solo en
ver las cosas desde el punto de vista de los actores de esa cultura, es también mirarla desde
una posición excéntrica o desde una cultura diferente.
2.- interpretación y explicación: el concepto de hermenéutica profunda
La interpretación de la cultura no debe entenderse como una operación arbitraria o
intuitiva, sino que requiere la mediación de métodos analíticos objetivantes.
La semiótica se niega a privilegiar el lenguaje como modelo y punto de referencia y prefiere
presentar como teoría general de los modelos a significar.
Por lo cual la semiótica se convierte en un instrumento apto para analizar los sistemas
simbólicos no verbales.
Para interpretar un hecho cultural se requiere de análisis de las condiciones histórico- sociales.
La cultura no es solo un conjunto de códigos y textos sociales susceptibles de ser
descifrados y leídos sino también un factor de poder y un instrumento de invención sobre la
realidad que requieren ser explicados.
Fases para la interpretación de la cultura
1.- análisis social: el análisis cultural es indisociable del análisis histórico social.
2.- análisis semiótico : basado en el supuesto de que las practicas culturales no son solamente
practicas históricas y socialmente situadas, sino también construcciones simbólicas que
manifiestan una estructura articulada.
3.- la interpretación: una interpretación explicativa mediada por métodos formales capaces de
objetivar los procesos observados,
3.- las grandes categorías de la cultura.
Según Cire, consiste en testificar la presencia de ciertos hechos o fenómenos en en ciertas
zonas o en ciertos estratos sociales y ordenarlos según criterios de agrupamiento por
categorías.
Diego Carpitella propone las siguientes:
*Caracteres geo-antropológicos; casa, alimentación, tipos de trabajo, economía etc.
*ritualidad, ceremonialidad y medicina: fiestas, ritos, creencias etc., y practicas medicinales
*expresividad: lengua, dialecto, arte, música, etc.
*sociabilidad: política, facilismo, control socia, etc.
Pero taxonómicamente las categorías son:
*lengua: dialectos, y modos estereotipados de interacción verbal.
* Religión y magia: creencias, prácticas religiosas, medicinales, mágicas, (chamanes, brujos etc)
*vida cotidiana: la casa la vida familiar, compadrazgo, el trabajo, etc.
*cultura festiva o ceremonial: el ciclo de hombre, nacimiento, noviazgo, matrimonio muerte y
sepultura, etc.
Institucionales o locales y redes de sociabilidad: iglesia, oratorios, grupos de danza, autoridades,
sistemas de parentesco, etc.
Condiciones históricas sociales: evolución histórica y memoria colectiva, estructura económica,
distribución del poder.
LA CULTURA EN LA TRADICIÒN MARXISTA.
La tradición marxista no ha desarrollado en forma explícita y sistemática una teoría propia de la
cultura, ni elaborar dispositivos metodológicos para su análisis.
Los clásicos del marxismo se refirieron con frecuencia a los problemas de la civilización y de la
cultura entendida en el sentido del humanismo europeo del siglo XVIII.
De modo general, la tradición marxista tiende a homologar la cultura a la ideología, terminando
por alojarla dentro de la tópica infraestructura-superestructura. Por eso suele hablarse, dentro de
esta tradición, de “instancia ideológica cultural”. Además el tratamiento de este problema aparece
subordinado siempre a preocupaciones estratégicas o pedagógicas de índole política.
Los marxistas abordan el análisis de las producciones culturales sólo o principalmente en función
de su contribución a la dinámica de la lucha de clases y, por lo tanto, desde una perspectiva
políticamente valorativa. Estas peculiaridades ponen de manifiesto toda la distancia que media
entee el punto de vista marxista y el punto de vista etno-antropològico en esta materia.
2. COMPRENSIÒN LENINISTA DE LA CULTURA
Lenin describe la cultura como una totalidad compleja que se presenta bajo la forma de una
“cultura nacional”, cabe distinguir una cultura dominante, que se identifica con la cultura burguesa
erigida en punto de referencia supremo y en principio organizador de todo el conjunto; y culturas
dominadas, como la del campesinado tradicional en los diferentes marcos regionales y los
“elementos de cultura democrática y socialista” cuyos portadores son las masas trabajadoras y
explotadas.
Lenin concibe mutación cultural como un proceso dialéctico de continuidad y ruptura. La cultura
proletaria tiene que ser el desarrollo lógico del acervo de conocimientos conquistados por la
humanidad bajo el yugo de la sociedad capitalista, de la sociedad terrateniente, de la sociedad
burocrática.
El tratamiento de los problemas culturales se haya ligado a la problemática de lucha de clases y a
la revolución Rusa la concepción Leninista de la cultura contrasta con el positivismo y el
relativismo cultural de los antropólogos, en la media en que se inscribe en el contexto
abiertamente valorativo de un proyecto político y social.
Para Lenin, una cultura es superior a otra en la medida que permita una mayor liberación de la
servidumbre de la naturaleza y favorezca más el acceso a una socialidad de calidad superior que
debe implicar en todos los casos la liquidación de la explotación del hombre por el hombre.
3 CULTURA Y HEGEMONIA EN GRAMSCI
La cultura se homologa a la ideología entendida, como “concepción del mundo”. La cultura no
seria mas que una visión del mundo interiorizada colectivamente como “religión” o “fe” es decir,
como norma practica o “premisa teórica e implícita” de toda actividad.
Por esta vía la cultura determina la identidad colectiva de los actores histórico-sociales. Para
Gramsci las ideologías “organizan” a las masas humanas, forman el terreno en medio del cual se
mueven los hombres adquieren conciencia de su posición, luchan, etc. La posición de la clase
subalterna y/o dominante determina, según Gramsci una gradación de niveles jerarquizados en el
ámbito de la cultura, que van desde las formas mas elaboradas, sistemáticas y políticamente
organizadas –como las “filosofías” hegemónicas y, el menor grado, la religión a las menos
elaboradas y refinadas como el sentido común y el folklore que corresponde grosso modo a lo que
suele denominarse “cultura popular”. Pero, en realidad, no se trata solo de una estratificación si
no de una confrontación entre las concepciones del mundo oficiales y las de las clases subalternas
e instrumentales que en conjunto constituyen los estratos llamados populares.
Gramsci matiza significativamente su posición en principio negativa frente a culturas subalternas,
reconociendo en ellas elementos o aspectos progresistas que pueden servir como punto de
partida para una pedagogía a la vez política y cultural que encamine a los estratos populares hacia
una forma superior de cultura y concepción del mundo.
4 CONSIDERACIONES CRÍTICAS
La tendencia a homologar la cultura a la ideología que parece propia del marxismo occidental
representa una contribución de primer orden para el logro de una mayor homogeneidad
conceptual en la caracterización de la cultura. Al igual que en la ideología, la cultura se define aquí
por referencia a los significados sociales, a las hechos de sentido o a la semiosis social. La cultura
ya no representa entonces como “el conjunto de todas las cosas, menos la naturaleza” sino en
todo caso como una dimensión precisa de “todas las cosas”, incluida la sociedad: la dimensión
simbólica o de significación.
Constituye también una contribución substancial la referencia explicita a las “amarras sociales” de
la cultura, como son la estructura de clases y la desigual distribución del poder que determina,
según los marxistas, la configuración contradictoria y conflictiva de los fenómenos culturales en las
diversas formas sociales. Este enfoque materialista permite eludir, por una parte, el idealismo que
inficiona a la mayor parte de las concepciones culturalistas y por otra visualizar el terreno de la
cultura como un paisaje discontinuo y fracturado por las luchas sociales.
El marxismo tiende a restringir y, sobre todo, a “localizar” los hechos culturales dentro de una
topología social precisa: la superestructura .
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