Análisis sobre el correcto ejercicio del poder de disposición de los

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ANÁLISIS SOBRE EL CORRECTO EJERCICIO DEL PODER DE DISPOSICION
DE LOS BIENES CONYUGALES. COMENTARIOS A UNA SENTENCIA DE LA
CORTE SUPREMADE JUSTICIA EN SU SALA CIVIL, MERCANTILY
DELTRABAJO.
Prof. Asiris de Alvarado
Investigadora del Instituto de Derecho Comparado
Del análisis de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia en su Sala de Casación Civil,
Mercantil y del trabajo, de fecha 8 de Agosto de 1991, en el caso de la demanda intentada por
el ciudadano A.S.M contra los ciudadanos B.D.H. y A.M.S.H por simulación, se observa:
1. La Corte ratifica que el principio de la congruencia previsto en el artículo 243 ordinal
5° del Código de Procedimiento Civil, establece categóricamente que se debe decidir
conforme a las pretensiones deducidas y a las excepciones o defensas opuestas, pero
si alguna de estas últimas exige para su eficacia, de una resolución previa que conceda
o niegue determinado derecho, es de sana ortodoxia, que debe resolverse antes sobre
esta cuestión para de inmediato analizar la procedencia o no de la defensa alegada.
2. El vicio de silencio de pruebas también puede ocurrir en el caso de que mencionada la
prueba, el juzgador deje de analizarla para estimarla según la norma jurídica expresa
que regule la valoración de esa prueba, a menos que la sentencia exponga las razones
que justifiquen esa abstención.
3. En cuanto a como ha de entenderse el artículo 4° del Código Civil, la Corte señala
"que existe interpretación errónea de la norma Jurídica ocurre, cuando se
desnaturaliza su sentido y se desconoce su significación, en cuyo supuesto, el
juzgador aún reconociendo la existencia y la validez de la norma apropiada al caso,
yerra en su alcance general y abstracto, habiéndose derivado de ella consecuencias
que no resultan de su contenido (Sentencia del 7 de agosto de 1989)".
4. En la Simulación, la Corte reiteradamente ha acogido el criterio sustentado por Héctor
Cámara "Simulación en los Actos Jurídicos", página 187 que "cuando una parte no
concurre a realizar el acto personalmente, sino por medio de mandatario no facultado
para ello, o que obró dolosamente con objeto de perjudicar la Ley o lesionar los
derechos del mandante, este se considera un tercero" y explica el mismo catedrático
Cámara que la excepción se justifica cuando ha habido extralimitación en las
facultades del mandatario, o si los actos fueran ejecutados con posterioridad a la
muerte del principal, ante la imposibilidad de obtener la prueba escrita de sus
herederos; en igual situación está la esposa (esposo) de atacar las ejecutadas por el
marido (esposa) perjudicando sus derechos en la sociedad conyugal, porque es de
singular importancia señalar como se afirma en la Jurisprudencia que la acción de
simulación se concede no solo a las partes, sino también a los acreedores y a todo el
que evidencie intereses en el acto atacado de simulación, importa en demasía determinar, a priori, la posición del atacante a los fines de precisar, el ámbito de la
prueba y las correspondientes limitaciones, pues como sienta la Corte, si se considera
parte del contrato, la prueba solo se limitará en principio a exhibir el contra
documento o escritura, de modo que excepcionalmente puede acudir a otros medios,
en cambio si se es tercero tiene a su favor el principio de la libertad probatoria.
En el presente caso, considera la recurrida que: la venta la realiza un mandatario con poder
amplio y suficiente en lo que a facultades de disposición se refiere; el cual para la fecha de
enajenación se encontraba vigente pues no había sido revocado, por lo que no incurrió en
extralimitaciones de atribuciones, antes por el contrario, su actuación compromete
jurídicamente a su poderdante en los límites de las obligaciones adquiridas, por lo que, debe
considerarse como si hubiesen sido realizadas por el propio poderdante al actuar la apoderada
en su nombre y representación. Al ser considerado como parte del convenio cuya simulación
se demanda, le fue limitada la prueba a la sola exhibición del contra-documento. Esta
circunstancia, al parecer de la Corte violenta fuertemente el espíritu del artículo 1.140 del
Código Civil que consagra el principio directivo para la aplicación dé la Ley en materia
contractual por las razones que en dicha sentencia se aducen: "que manda a observar las
generales sin perjuicio de las especiales; de lo cual resulta que por ser el régimen de
comunidad de bienes entre marido y mujer, al propio tiempo que efecto del matrimonio,
interpretativo de la voluntad de aquellos, con aplicación subsidiaria de las reglas del contrato
ordinario de sociedad y va más allá cuando se establece que: "en principio, también le son
aplicables a dicho régimen las reglas generales del Título: "De las obligaciones" del libro III
del Código Civil; por lo que al negar la recurrida al actor el principio de la libertad probatoria
para demostrar la simulación del negocio verificado por su cónyuge usando de un poder
amplio de administración y enajenación, le negó un derecho que le corresponde como
acreedor, consagrado en el mencionado Título y del cual no se le ha privado por especial
disposición".
Asimismo, el marido en este caso que se analiza, tiene interés legítimo actual para demandar
la simulación conforme a lo previsto en el artículo 16 del Código de Procedimiento Civil,
sencillamente porque tiene interés actual en la conservación de sus gananciales, interés que
también es futuro o eventual en esta conservación de bienes gananciales, por cuanto pudieran
verse desaparecidos o disminuidos al momento de una liquidación de la sociedad conyugal,
por ello negar al cónyuge, sin haberse disuelto la comunidad de bienes gananciales, la
libertad para probar con cualquier medio la simulación de un acto jurídico de disposición
contra su esposa es desconocer la procedencia de aplicación de artículo 16 de Código de
Procedimiento Civil.
Igualmente se discute en la doctrina Argentina que interpretó el artículo 1.277'del Código
Civil Argentino, el cual sirvió de base para la elaboración de 168 del Código Civil patrio si el
consentimiento del otro cónyuge, es requerido para efectuar actos de administración
extraordinaria de los bienes comunes puede ser o no sustituido por un poder general o una
autorización genérica otorgado por un esposo al otro, pues admitirlo sin discusión pudiera
conducir a socavarla eficacia y teleología del artículo 1277 del Código Civil Argentino o del
168 de nuestro Código Civil, ya que el efecto pudiera resultar el perjuicio para alguno de
ellos. Igual situación o al menos parecida pudiera presentarse en el derecho francés y en el
derecho brasileño.
Por ser una sentencia que clarifica las consecuencias jurídicas que podrían derivarse de poder
otorgado por un cónyuge al otro, en donde pudieran verse afectado bienes gananciales, lo que
pudiera conllevar a la procedencia de una acción de simulación, nos permitimos transcribirla
a continuación.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACION CIVIL
PONENCIA DEL MAGISTRADO
DR. ADAN FEBRES CORDERO
Vistos.
En el juicio por simulación intentado por el ciudadano Alfonso Simancas Martín, por medio
de sus apoderados José Araujo Parra y Vicky Medina dé Caraballo, contra las ciudadanas
Benigna Dulce Hernández Castro de Simancas, Carmen Marina y Ana María Simancas
Hernández, representada la primera por los mandatarios judiciales Angel Eduardo Yanes
Pereira, Celis Oswaldo Guevara y Domingo Antonio Mergara el Juzgado Superior Décimo en
lo Civil y Mercantil de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal y Estado Miranda,
conociendo en apelación, publicó sentencia definitiva con fecha 19 de septiembre de 1989, en
la cual revocó el fallo apelado que había declarado con lugar la demanda.
Contra la sentencia del Juzgado Superior se admitió por recurso de hecho declarado con lugar
el de Casación que había sido anunciado por el co-apoderado actor. Se dio cuenta en Sala del
asunto y se nombró Magistrado ponente a quien suscribe. En su oportunidad legal, presentó el
Abogado recurrente el escrito de formalización respectivo que no fue contestado, por cuyo
motivo concluyó la sustanciación del Recurso y la Sala procede a dictar la sentencia que le
compete en los siguientes términos:
RECURSO DE FORMA
Unico
Se alega a infracción en la recurrida del ordinal 5° del artículo 243 del Código de
Procedimiento Civil, en relación con los artículos 12 y 244 ejusdem, por las razones
siguientes:
"Ahora bien, Ciudadanos Magistrados no podía la recurrida dejar de analizar la confesión
ficta en que incurrió la co-demandada al no comparecer al acto de posiciones con el pretexto
de que, en esa oportunidad la parte demandada, a través de su apoderado judicial apeló de la
decisión del Tribunal de Primera Instancia que negó el derogado e inconstitucional privilegio
de exonerar a la mujer honesta de comparecer a los Tribunales a los actos de pruebas;
apelación que por lo demás fue oída en un sólo efecto y declarada sin lugar por la propia
recurrida en sentencia interlocutoria de-fecha 19 de mayo de 1987 que corre a los folios 251 y
252 de este expediente. Por lo tanto, al condicionar el análisis de la confesión ficta en que
incurrió la co-demandada en el acto de posiciones juradas, con el pretexto de que, la
apelación opuesta se encontraba pendiente, incurrió en el vicio de incongruencia, violando así
el Artículo 12 del Código de Procedimiento Civil, que señala como deber de los Jueces
decidir de acuerdo a lo alegado y probado en autos, violando a.su vez, el ordinal 5 del
Artículo 243 ejusdem, que señala: Toda sentencia debe contener... 5° Decisión expresa,
positiva y precisa con arreglo a la pretensión deducida y a las excepciones o defensas
opuestas, sin que en ningún caso pueda absolverse de la instancia; resultando así nula de
acuerdo al Artículo 244 del citado Código Procesal que preceptúa la nulidad de la sentencia
por faltar las determinaciones indicadas en el Artículo 243 del Código de Procedimiento
Civil".
Para resolver, la Sala observa:
Es inexistente el vicio alegado en esta denuncia. En efecto, cuando la alzada se abstiene de
analizar las posiciones estampadas a la demandada Carmen María Simancas Hernández,
expone claramente las razones por las cuales considera que las mismas no deben ser
examinadas, como lo es el hecho de haber sido recurrido el auto que negó la solicitud de que
la citada demandada, por ser mujer honesta, no debía ser obligada a concurrir al Tribunal para
evacuarlas de conformidad con lo que al respecto establecía el artículo 287 del Código de
Procedimiento Civil derogado.
El requisito de la congruencia exige decidir de acuerdo con las pretensiones alegadas y con
las defensas y excepciones opuestas, pero si una de esas defensas requiere para su validez de
una resolución previa que otorgue o niegue determinado derecho, es obvio que debe
resolverse antes sobre este asunto para luego examinar la pertenencia o impertinencia de la
defensa alejada, como aconteció en el caso de autos, en donde antes debía precisarse si la
mujer honesta debía o no concurrir a la sede del Tribunal para evacuar la prueba, y luego de
acuerdo a lo decidido, celebrar o no el acto de posiciones.
Por las razones expuestas, se desecha por improcedente la denuncia examinada en este
capítulo.
RECURSO POR INFRACCION DE LEY
I
Se aduce la infracción de los artículos 12 y 509 del Código de Procedimiento Civil, al
silenciar la recurrida el análisis de la prueba de experticia, y se aducen las siguientes razones
en apoyo de esa denuncia:
"Ahora bien, ciudadano Magistrado, al folio 163 de este expediente, por medio de escrito de
pruebas, de fecha 1° de diciembre de 1986, se promovió prueba de experticia la cual fue
evacuada y presentado el informe en fecha 10 de abril de 1987, el cual cursa al folio 199 al
210 de este expediente y la recurrida omite totalmente analizar dicha prueba de experticia
violando así por falta de aplicación la norma vigente que aparece en el artículo 509 del
Código de Procedimiento Civil, que señala claramente. "Los Jueces deben analizar y juzgar
todas cuantas pruebas se hayan producido, aún aquellas que a su juicio no fueren idóneos
para ofrecer algún elemento de convicción, expresándose siempre cual sea el criterio del Juez
respecto de ellas". En el presente caso, la recurrida omitió analizar a prueba de experticia
promovida y evacuada, omitió totalmente expresar su criterio en relación a dicha prueba; así
mismo violó por falta de aplicación el artículo 12 del citado Código Procesal que preceptúa la
obligación del Juez de decidir de acuerdo a lo alegado y probado en autos".
Para resolver, la Sala observa:
En el caso de autos si menciona la alzada la existencia de la prueba de experticia, promovida
y evacuada por la parte actora; así como también la consignación en autos del informe
rendido por los expertos, tal como consta de los siguientes párrafos de la recurrida:
"El 1° de diciembre de 1986, el Dr. José Araujo Parra, apoderado actor, consigna escrito al
Juez Segundo de Primera Instancia en lo Civil en el cual expone, que estando dentro del
término probatorio de conformidad con el artículo 289 del Código de Procedimiento Civil
derogado, promueve prueba de experticia evaluatoria sobre los dos apartamentos marcados
con los Nos. 27 y 9 del Edificio "DECO" y que determinan y especifican en dicho escrito. A
fin de determinar el valor en el mercado inmobiliario de los apartamentos para el día 9 de
abril de 1984".
"En fecha 10 de abril de 1987, comparecen los ciudadanos Félix Moreno Marín, Freddy
Hidalgo y José Francisco Gil, consignan el avalúo correspondiente al expediente No. 17-153
constante de diez (10) folios útiles firmados por los expertos. No así por José Francisco Gil,
quien salva su voto y anexa su avalúo en escrito contenido en doce (12) folios útiles cursantes
del folio 199 al 210 inclusive".
Ahora bien, el vicio del silencio de pruebas también puede ocurrir en el caso de que la alzada,
mencionando la existencia de la prueba; sin embargo, la deje de analizar, para estimarla
según la norma jurídica expresa que regule la valoración de esa prueba, a menos que la
recurrida exponga las razones que justifiquen esa abstención como ha sucedido en el caso de
autos, en el cual se sostiene, para no analizarla, que cuando el acto de simulación integra el
contrato, no tiene libertad probatoria para demostrar la simulación, ya que está limitado a la
exhibición del contra documento como único elemento probatorio. Por tanto, errada o no la
apreciación de la alzada, sí analizó la prueba de experticia y dio la razón por la cual se
abstenía de estimarla.
Por las razones expuestas, se desecha por improcedente la denuncia examinada en este
capítulo.
II
Se aduce la infracción en la recurrida de los artículos 4° y 1.281 del Código Civil, por las
siguientes razones:
"Esta Sala ha señalado que existe interpretación errónea de la norma jurídica ocurre, cuando
se desnaturaliza su sentido y se desconoce su significación, en cuyo supuesto, el juzgador aún
reconociendo la existencia y validez de la norma apropiada al caso, yerra en su alcance general y abstracto, habiéndose derivado de ella consecuencias que no resaltan de su contenido
(Sentencia del 7 de agosto de 1989)".
"La presente pretensión de simulación se fundamenta en el artículo 1281 del Código Civil el
cual señala claramente lo siguiente: "Los acreedores pueden también pedir la declaratoria de
simulación de los actos ejecutados por el deudor. Esta acción dura cinco años a contar desde
el día en que los acreedores tuvieron noticias del acto simulado. La simulación, una vez
declarada, no produce efecto en perjuicio de los terceros que, no teniendo conocimiento de
ella, han adquirido derechos sobre los inmuebles con anterioridad al registro de la demanda
de simulación. Si lo terceros han procedido de mala fe quedan no solo sujetos a la acción de
simulación, sino también a la de daños y perjuicios". Como puede inferirse del texto de la
norma antes transcrita, en ningún momento se señala límites en cuanto a la actividad
probatoria de quien demanda la simulación de un negocio jurídico. La recurrida le da a dicha
norma un contenido que no tiene y a su vez, le da un alcance interpretativo que esta norma no
tiene. En efecto, señala que mi mandante formó parte del negocio jurídico que se demanda
como simulado, a través del poder conferido a su ex-cónyuge y por tanto, la única prueba que
podría realizar ese proceso era la presentación del contra-documento, porque no es un tercero
al negocio jurídico y por cuanto no se presentó dicha prueba, no analiza las aportadas por ésta
al proceso distintas a las del contra-documento y concluye declarando sin lugar la pretensión
incoada. La citada norma no señala en su contenido las limitaciones indicadas por la
recurrida.
"Ahora bien, en todo caso mi representado, acogiendo la interpretación errónea de la
recurrida, resulta un tercero en el negocio jurídico cuya simulación se señala, como lo ha
establecido esta Sala de Casación Civil en sentencia de fecha cuatro de noviembre de 1980,
(Ramírez y Garay, Tomo LXXI N° 685-80), cuando señaló: "Cuando una parte no concurre a
realizar el acto personalmente, sino por medio de un mandatario que obró dolosamente con
objeto de perjudicar la Ley o lesionar los derechos del mandante, este (mandante) se
considera como un tercero...". La citada jurisprudencia es aplicable al presente caso, porque
nuestro mandante no participó personalmente en el negocio jurídico que se pretende
simulado, sino por medio de un apoderado. En consecuencia no existe la limitación
probatoria que le impone la recurrida cuando analiza el artículo 1281 del Código Civil y este
error en cuanto al contenido y alcance de esta norma, tiene especial relevancia en el
dispositivo del fallo, por cuanto la sentencia de la cual se recurre considera que, al no
presentarse el contra-documento que prueba la simulación y negarle valor a las restantes
pruebas, porque el actor no es un tercero en relación al negocio jurídico y no tiene libertad
probatoria, concluye declarando sin lugar la demanda de simulación incoada".
Para resolver, la Sala observa:
En el caso de autos, la alzada consideró que en la venta de los apartamentos actuó un
mandatario con poder otorgado por el recurrente, cuyo instrumento contenía facultades
amplias de disposiciones y enajenación, por lo que al enajenar los apartamentos no incurrió
en extralimitación de sus atribuciones, y que, además, el poder no había sido revocado desde
que se otorgó hace veintiocho (28) años, razón por la cual mantenía su vigencia y validez.
Con fundamento en esta premisa, la alzada consideró que al actuar el apoderado con apego a
sus funciones, todo lo realizado y ejecutado por el mandatario compromete a su poderdante
en los límites de las obligaciones adquiridas, por lo que debe considerarse como si tales
actuaciones hubiesen sido realizadas personalmente por el mandante, al actuar el apoderado
en su nombre y representación. Al considerarlo como parte del contrato, cuya simulación se
solicita, le limitó su carga probatoria a la sola exhibición del contra-documento.
Sin embargo, la recurrida erró al aplicar este criterio. En efecto, el artículo 1140 del Código
Civil consagra el principio directivo para la aplicación de la Ley en materia contractual, que
manda a observar las generales, sin perjuicio de las especiales; de lo cual resulta que por ser
el régimen de comunidad de bienes entre marido y mujer, al propio tiempo que efecto del
matrimonio, interpretativo de la voluntad de aquellos, con aplicación subsidiaria de las reglas
del contrato ordinario de sociedad; sin embargo, en principio, también le son aplicables a
dicho régimen las reglas generales del Título: "De las obligaciones", del Libro III del Código
Civil, por lo que al negar la recurrida al actor en principio de la libertad probatoria para
demostrar la simulación del negocio verificado por su cónyuge usando de un poder amplio de
administración y enajenación, le negó un derecho que le corresponde como acreedor
consagrado en el mencionado Título y del cual no se la ha privado por especial disposición.
El artículo 16 del Código de Procedimiento Civil consagra el principio de que para proponer
la demanda el actor debe tener interés jurídico actual. El marido tiene interés actual en la
conservación de sus gananciales, porque si esta cuota parte desaparece o disminuye se lesiona
directamente su patrimonio conyugal. Y tiene también interés futuro o eventual en la
conservación de su cuota parte de gananciales, porque si ésta desaparece o simplemente
disminuye, ningún bien ganancial o bienes disminuidos existirán en su patrimonio para el
momento de la liquidación de la sociedad conyugal. Negarle al esposo, sin haber disuelto la
sociedad de gananciales, libertad de prueba para demostrar la simulación de un negocio
jurídico contra su esposa, es violar el artículo 16 del Código de Procedimiento Civil.
Por otra parte, la doctrina moderna de la legislación Argentina, que interpretó el artículo 1277
del Código Civil, cuyo texto sirvió de modelo para la elaboración del artículo 168 en la
Reforma Parcial del Código Civil de 1982, discute arduamente si el consentimiento del otro
cónyuge, requerido para realizar actos de "administración extraordinaria" de los bienes
comunes, puede o no ser suplido por una autorización genérica o poder general, otorgado por
un cónyuge a otro para realizar esta clase de actos, porque admitirlo, sin discusión parece
destruir el propósito tuitivo de la Ley y facilitar el despojo de un cónyuge por el otro que con
la redacción del artículo 168 se ha querido precisamente evitar.
. Los autores sostienen que tampoco es necesaria la prueba del contra documento, en todos
los casos en que haya existido para el acreedor la imposibilidad material o moral de obtener
una prueba escrita de la obligación, en cuya hipótesis es igualmente admisible la prueba de
testigos y la prueba libre, al aplicar al caso criterios de justicia y humanidad, como lo sostiene
el autor argentino Héctor Cámara. Según los hechos de la recurrida a los cuales se atiene la
Sala, si bien el 16 de agosto de 1957 es la fecha del poder otorgado por el actor a Benigna
Hernández Castro, es sólo el 3 de abril de 1984 la fecha de protocolización en el Registro.
Subalterno del Tercer Circuito de Registro del Distrito Sucre del Estado Miranda, año este en
que también se efectúan varios actos importantes, cómo son una demanda de divorcio
intentada por Benigna Hernández Castro contra el actor y la venta por aquella de los dos
apartamentos a los cuales alude la presente demanda de simulación, sin que prejuzgue la Sala
acerca de la validez o no de estas pruebas.
Por las razones expuestas, se declara procedente la demanda analizada en este capítulo y así
se establece.
Decisión
Por los razonamientos anteriores, la Corte Suprema de Justicia en Sala de Casación Civil,
administrando Justicia en nombre de la República y por Autoridad de la Ley, declara CON
LUGAR el presente Recurso de Casación. En consecuencia, CASA la sentencia recurrida de
fecha 19 de septiembre de 1989 y ordena al Juez Superior competente dictar en este proceso
nuevo fallo con sujeción a la doctrina establecida.
Publíquese y regístrese. Bájese el expediente. Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho
de la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, en Caracas, a los ocho (8) días
del mes de agosto de mil novecientos noventa y uno. Años: 181 de la Independencia y 132 de
la Federación.
El Presidente de la Sala
Anibal Rueda
El Vice-Presidente y Ponente
Adan Febres Cordero
Magistrados:
Carlos Trejo Padilla
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