El Principio de la Desorientación Constant El espacio

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El Principio de la Desorientación
Constant
El espacio estático
Es un hecho obvio que en la sociedad utilitarista, la construcción del espacio se basa en un principio de orientación. Si no fuera así, el
espacio no podría funcionar como lugar de trabajo. Cuando el uso del tiempo se juzga desde el punto de vista de la utilidad, es
importante no perder tiempo y minimizar, pues, los desplazamientos entre la vivienda y el lugar de trabajo. Dicho de otro modo, el
espacio se valora a medida que se utiliza con este objetivo.
Por este motivo todas las concepciones urbanísticas, hasta el presente, parten de la orientación.
El espacio dinámico
Si pensamos, en cambio, en una sociedad lúdica, en la cual se ponen de manifiesto las fuerzas creadoras de las grandes masas, este
principio pierde su razón de ser. Una construcción estática del espacio es incompatible con los continuos cambios de comportamiento
que se pueden producir en una sociedad sin trabajo. Las actividades lúdicas conducirán inevitablemente a una dinamización del
espacio. El Homo ludens actúa sobre su entorno: interrumpe, cambia, intensifica; recorre los trayectos y deja trazas de sus
actividades.
Más que una herramienta de trabajo, el espacio se convierte para él en un objeto de juego. Por eso quiere que sea móvil y variable.
Como ya no necesita desplazamientos rápidos, puede intensificar y complicar el uso del espacio, que para él es principalmente un
terreno de juego, de aventura y exploración.
Su modo de vida se verá favorecido por la desorientación, que hará que el uso del tiempo y el espacio sea más dinámico.
El laberinto
Con el laberinto, la desorientación se persigue conscientemente. En su forma clásica, la más simple, la planta de un laberinto muestra
en un espacio dado el trayecto más largo posible entre la entrada y el centro. Cada parte de este espacio se visita como mínimo y
solamente una vez: en el laberinto clásico no se puede escoger. Más tarde se han inventado laberintos más complicados añadiendo
caminos sin salida, pistas falsas, que obligan a volver atrás.
Existe sin embargo un único camino "correcto" que conduce al centro. Este laberinto es una construcción estática que determina los
comportamientos.
El laberinto dinámico
La liberación del comportamiento exige un espacio social laberíntico y al mismo tiempo continuamente modificable. No habrá ya un
centro al que se deba llegar, sino un número infinito de centros en movimiento. No se tratará ya de extraviarse en el sentido de
"perderse", sino en el sentido más positivo de "encontrar caminos desconocidos". El laberinto cambia de estructura bajo la influencia
de los "extravíos". Es un proceso ininterrumpido de creación y destrucción, al que llamo laberinto dinámico.
No se conoce prácticamente nada de este laberinto dinámico. Se entiende que no se podrá prever o proyectar un proceso de esta
naturaleza si al mismo tiempo no se practica, lo cual es imposible mientras la sociedad conserve su carácter utilitarista.
En una sociedad lúdica, la urbanización tendrá automáticamente el carácter de un laberinto dinámico.
La creación y recreación continua de los modos de comportamiento requieren la construcción y la reconstrucción infinita de sus
decorados.
Esto es el urbanismo unitario.
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