Cláusulas penales y cumplimiento defectuoso de las obligaciones en los contratos de Mantenimiento Cristóbal Trabalón Carricondo Ingeniero Industrial y Licenciado en Derecho Responsable de Mantenimiento Instalaciones Eléctricas FMB, S.A. INTRODUCCIÓN La presencia de las cláusulas penales en los contratos en general, y en los de mantenimiento en particular, constituye una práctica habitual y generalizada, sin embargo y a pesar que se concibe como una cuestión necesaria de todo contrato, es un tema que apenas es tratado en foros y trabajos especializados, y que despierta ciertas antipatías tanto por quien se somete a la cláusula como por quien tiene la facultad de aplicarla, la razón de esta situación es conceptual: su función es considerada generalmente como de simple coacción al cumplimiento, es decir como una “ multa “ o “ penalty clause “; sin embargo como veremos pensar de ese modo es un grave error que desvirtúa su verdadera función, su existencia debe admitirse con toda naturalidad y para ello es preciso conocerla a fondo, algo que sólo podemos hacer comenzando por el principio: definiendo el contrato de mantenimiento. 4 DELIMITACIÓN CONCEPTUAL DEL CONTRATO DE MANTENIMIENTO Un contrato de mantenimiento, no es más que un acuerdo de voluntades generador de obligaciones entre las partes, mediante el cual uno de los contratantes, denominado comitente se obliga a la entrega de una determinada cantidad de dinero, mientras que el otro, denominado mantenedor se obliga a la ejecución de una serie de actividades técnicas y administrativas, cuyo fin es conservar un ítem en las condiciones que permitan desarrollar su función. El presente ensayo analiza conceptualmente la razón de ser de las cláusulas penales en el ámbito de los contratos de mantenimiento, lo hace desde un punto de vista científico y legal, para ello se inicia con la cuestión de la naturaleza jurídica de los contratos de mantenimiento como causa de la propia existencia de este tipo de cláusulas, pues están dotadas de un carácter accesorio de la obligación principal, posteriormente analiza técnica, económica, y jurídicamente la cláusula penal, lo que a su vez conduce a una justa propuesta que respete los principios de equidad y de buena fe entre las partes, incluyendo una serie de consejos que eviten errores habituales para este tipo de cláusulas. La dificultad conceptual radica precisamente en la delimitación de las obligaciones del mantenedor, ya que si bien esta claro que el propósito es el de conservar un item, la actividad de mantenimiento puede constituir por sí sola la propia obligación o por el contrario puede serlo el resultado de dicha actividad. Hace ya muchos años se planteó un debate jurídico, que ha seguido hasta nuestros días, respecto de la distinción entre las “obligaciones de resultado” y las “obligaciones de medios”, en las primeras como su propio nombre indica, la prestación se dirige a la obtención del resultado, mientras que en las segundas la obligación consiste en desplegar una actividad diligente, empleando los mejores esfuerzos, pero sin garantizar un resultado especifico; desde luego esta no es una cuestión baladí porque la incardinación del contrato de mantenimiento en uno u otro tipo es de una enorme utilidad práctica, pues las consecuencias jurídicas serán muy distintas a pesar de que la línea de separación entre uno y otro sea un tanto difusa, y no exenta de dificultades; si el contrato de mantenimiento generase sólo obligaciones de medios, entonces sólo serán exigibles la mera presencia de esos medios, olvidándonos por completo si esos medios producen o no producen el resultado de la actividad, y por el contrario si el contrato de mantenimiento generase obli- abril 2012 / núm. 253 Cristobal trobalón mai 253.indd 4 09/03/2012 15:43:38 cláusulas penales y cumplimiento defectuoso de las obligaciones en los contratos de Mantenimiento a) Que sea medible y verificable por ambas partes, gaciones de resultados, lo trascendente sería el resultado, siendo indiferentes los medios para conseguir ese resultado. Es evidente que cualquier responsable de mantenimiento optaría sin dudarlo por un contrato que genere obligaciones de resultado, al gestor de mantenimiento, ¿Le interesa controlar cuantos electricistas tiene asignado el contratista en sus instalaciones?, desde luego que no, lo que le interesa es que el local tenga un adecuado nivel lumínico, que no existan perturbaciones eléctricas, que no fallen sus equipos eléctricos , que exista una determinada fiabilidad y una adecuada seguridad en las instalaciones, le interesa sin duda el resultado; puede pensarse que la solución sería tan simple como introducir una cláusula contractual del estilo “ este contrato obliga a unos resultados“, más las cosas son lo que son, y no lo que las partes denominen, y la naturaleza jurídica de la relación de las partes será la que corresponda y no necesariamente la que crean unos u otros, así es muy importante (yo diría que imprescindible) saber distinguir si lo que contratamos es un contrato que genera obligaciones de resultado, o por el contrario incluye obligaciones de mera actividad. Contrato generador de obligaciones de medios (servicios) Contrato generador de obligaciones de resultado (obra) Consecución del resultado de una determinada actividad Causa Prestación de mejores esfuerzos Tipo de Prestación De Medios ( de actividad ) De Resultado Renumeración Proporción al tiempo de duración del servicio contratado Dependencia Requiere de una dependencia de quien recibe el servicio Proporción al resultado de la actividad de mantenimiento Realizada por una empresa (contratista ) con cierta independencia en los medios de ejecución Riesgo para el prestador Bajo Muy alto Coste para el peticionario Bajo Muy alto y relacionado con el resultado contratado La tabla anterior puede servir de ayuda para conocer si se trata de uno u otro tipo de obligación. La cuestión es que existen una serie de contratos que claramente generan obligaciones de resultado como por ejemplo la mediación inmobiliaria, en la que el cumplimiento solo se producirá si se consigue la compraventa del inmueble, como resultado de la actividad del mediador, y solo en ese caso tendrá derecho a la correspondiente retribución, otros son manifiestamente de actividad, entre ellos estarían determinadas profesiones liberales, tales como la de medico o abogado, a quienes en rigor sólo se le puede exigir que ponga el máximo empeño y que emplee los mejores esfuerzos, pero nunca un resultado concreto que en definitiva dependerá de otros factores ajenos al profesional. Pues bien, ¿Que ocurre con el contrato de mantenimiento?, ¿Se trata de un contrato que genera obligaciones de medios, o de resultado?, la respuesta no es única, y al mismo tiempo es sencilla : depende como se negocie, si no se negocia un resultado no será un contrato de resultados, el mantenedor deberá poner todos los medios necesarios pero nada más, por el contrario si se negocia la consecución de un resultado, éste será el trascendente y no los medios que ha puesto para conseguirlo, no hay nada malo en obviar los resultados, incluso es posible que en algún caso aislado no sea posible establecer resultados, o incluso que éstos tengan una débil dependencia del esfuerzo del prestador, si es así todo lo que sigue a continuación carece de valor, éste articulo sólo se plantea para aquello contratos en los que se puede negociar un resultado medible. Y en mantenimiento el resultado se mide mediante los ratios e indicadores, para nuestro propósito a los indicadores sólo se le exigen dos condiciones: b) Que exista una relación directa entre los recursos empleados y el indicador. Para engarzar el estudio económico previo del contrato de mantenimiento con la cláusula penal es necesario además establecer tres hipótesis de partida: a) La curva de costes de mantenimiento en función del resultado es conocida por las partes. b) El mercado es eficiente y las ofertas entre los posibles contratistas sólo se diferencian en el margen comercial. c) El modelo operativo se lleva a cabo mediante una eficiencia óptima y por tanto no es posible introducir mejoras organizativas o tecnológicas que minimicen los costes de la función económica, o que mejoren los resultados. ESTUDIO ECONÓMICO DEL CONTRATO EN FUNCIÓN DE LOS RESULTADOS Si convenimos que el contrato de mantenimiento es de resultado, éste tendrá una existencia objetiva e independiente de las consideraciones de las partes del contrato. Imaginemos que una determinada entidad mercantil ofrece en su catalogo de mantenimientos distintas disponibilidades: M1( 99%), M2(98,9%), M3(98,8%) , etc. y lo hiciese ( como es lógico) a diferentes precios: M1 a precio de venta V1, M2 al precio V2, y M3 a V3, donde V1>V2>V3 , supongamos que el comprador opta por M1 , para lo que está dispuesto a pagar V1, sin embargo el vendedor entrega M3 , por la que el comprador habría pagado V3, si se tratase de un producto corpóreo y duradero la solución es simple : cambia la M3 por la M1 y quedan cubiertas tanto las pretensiones del comprador como las del propio vendedor, pero en mantenimiento eso no es posible porque ni es corpóreo ni duradero, y las disponibilidades pasadas ya no pueden recuperarse, luego sólo existe una solución : devolver la diferencia de precio, es decir V1-V3, pero aún así sigue existiendo un problema : el comprador quería M1 por alguna razón (productiva, de servicio, etc.) y al entregarse M3 ha sufrido un daño de valor I , por lo tanto lo justo ( y aún sin entrar en el concepto de pena estricta) sería que recibiese la cantidad de (V1-V3)+I, siguiendo este simple argumento podría ser interesante encontrar una relación entre el resultado M y el precio de venta: V. 5 Considerando que los resultados de mantenimiento medidos en base a los indicadores, tienen una relación directa con los recursos implicados, puede resultar interesante encontrar una función que relacione unos y otros, denominaremos “M” al resultado de mantenimiento y G (M) el gasto necesario para conseguir ese producto, si hiciésemos un recorrido desde M=0 hasta M máximo teórico distinguimos tres regiones con personalidad propia: a) Región de mantenimiento nulo (Región I), que abarca la zona en la que no se realiza ningún tipo de mantenimiento, en la que se confía el funcionamiento de los sistemas exclusivamente a la vida útil de los mismos, a efectos de costes de mantenimiento éstos sería inexistentes, pero el resultado aunque muy bajo no sería nulo. b) Región de implantación (Región II), en el momento en que se decide la implantación del mantenimiento, necesario para superar el nivel M0, se incurre en una serie de gastos fijos que en principio no se reflejan en los resultados, pero que una vez puestos a trabajar representan un extraordinario aumento de los resultados con bajos marginales del coste, ahora se atienden la totalidad de los mantenimientos correctivos, e incluso se realiza preventivo donde antes no lo había. c) Región de la excelencia (Región III), es muy probable que el resultado de mantenimiento de la región anterior sea insuficiente, y que sea deseable conseguir un nivel superior a M1 por ese motivo será necesario reducir los tiempos de respuesta, y mejorar el mantenimiento preventivo, para ello se precisará incrementar los recursos humanos y técnicos, de emplear técnicas de mantenimiento más costosas , sin embargo la eficiencia de los recursos MANTENIMIENTO Cristobal trobalón mai 253.indd 5 09/03/2012 15:43:38 Cristóbal Trabalón Carricondo decrece en la medida que nos acercamos a indicadores altos de mantenimiento y simultáneamente el marginal de costes por unidad de producto de mantenimiento se hace mayor. La zona de excelencia será la preferida (quizá sea imprescindible) por el responsable de mantenimiento, de modo que al indicar en el contrato un nivel Mc acarreará ineludiblemente unos costes asociados dentro de la zona de excelencia, de este modo el punto contractual estará situado en GC, por otro lado la región preferida por el prestador del servicio será la Región II, pues requiere menos costes y además es más estable en cuanto a los recursos, si el contrato no hubiese fijado los resultados, ésta zona sería sin duda su región de trabajo pues implica los costes de implantación y poco más, si su interés se centrase en la maximización del beneficio su tendencia natural será de dirigirse hacia esa zona, sin embargo si se pacto Mc y se obtuvo una Mx<Mc la consecuencia de la desviación es una disminución de resultados a cambio de una reducción de los costes contratados, o lo que es lo mismo un enriquecimiento injusto del prestador, y que esta justamente tasado en Gc- Gx. Estas características de la cláusula penal conllevan una serie de consecuencias de subordinación y dependencia que vale la pena mencionar: a) La nulidad de la obligación principal implica la de la obligación penal pero no lo a la inversa b) La extinción (por cumplimiento u otra causa) de la obligación principal conlleva la de la obligación penal c) La cesión de un contrato con cláusula penal conlleva (excepto pacto expreso) la cesión de principal y accesoria Antes de avanzar más, y aún siendo reiterativos interesa significar que un incumplimiento defectuoso de las obligaciones de resultado de los contratos de mantenimiento conlleva las siguientes consecuencias: a) El incumplimiento es irreversible: el cumplimiento defectuoso de los resultados contractuales en una unidad de tiempo estipulada ( por ejemplo el mes) es imposible recuperarlo en el presente o futuro b) El daño ocasionado también es irreversible 6 c) Sólo puede sustituirse el incumplimiento por su equivalente dinerario, como lógico colorario de los anteriores, o lo que es lo mismo: siendo materialmente imposible el cumplimiento íntegro de la obligación, el equivalente dinerario del incumplimiento se habrá de integrar necesariamente en la cláusula penal CONCEPTO DE CLÁUSULA PENAL Podemos definir como cláusula penal “ aquella obligación accesoria nacida de un pacto, que tiene como fin reestablecer la equidad entre las partes, y asegurar el cumplimiento de otra principal, de tal manera, que, si el deudor no cumple esta última, o la cumple irregularmente, se obliga a realizar una prestación generalmente pecuniaria”. Expresamente he prescindido en el contenido de la definición la palabra “penal” que de manera poco afortunada sí contiene el término, la razón es que este tipo de cláusulas en los contratos de mantenimiento tienen una triple función: en primer lugar reintegradora de ingresos injustamente percibidos, en segundo lugar liquidadora de los daños y perjuicios, y en tercer lugar (y aún así con un marcado carácter facultativo) coercitiva, es decir estrictamente penal, con función punitiva o represiva; las dos primeras funciones implican una evaluación previa tanto del servicio pagado y no realizado, como de los daños y perjuicios que se anticiparían a modo de “forfait”, y la tercera como auténtica pena cuya o “penalty clause”, cuya finalidad es la de presionar al deudor a cumplir con su obligación. CONTENIDO ECONÓMICO DE LA CLÁUSULA PENAL Volvamos de nuevo a la curva G(M) , y trabajando sobre la región III cambiaremos el eje de abscisas por la variable diferencial DM= MC- MX , que indica la desviación del resultado obtenido respecto del contratado y que generalmente se expresará en fracciones del indicador ( Disponibilidad, MTBF, nº incidencias, etc...), o también en % de desviación, para simplificar, y puesto que nos movemos con bajos diferenciales de resultados aproximaremos la curva a una línea recta que expresará el coste G en función del marginal de resultados DMX La función penal en sentido estricto, por mucho que se ampare en la fuerza obligatoria del contrato, implica en rigor dotar de un poder sancionador a los particulares, potestad que como ya es sabido queda reservada al poder judicial y a las autoridades administrativas, es por ese motivo que en algunos ordenamientos jurídicos la “penalty clause” está directamente prohibida, en otros sometida a un estricto control judicial, y en otros , más permisivos autorizada pero con opciones de moderación judicial bajo determinadas circunstancias, volveremos sobre este particular al analizar el tratamiento que el derecho internacional y español ofrecen al respecto. Las notas características de la cláusula penal son: accesoriedad y subsidiariedad, es accesoria respecto de la obligación principal porque sólo puede existir si también existe la principal a la que garantiza, y es subsidiaria porque sólo se puede exigir para el supuesto de incumplimiento o cumplimiento defectuoso de la obligación principal. Lógicamente el margen del contratista aumentará en la medida de que sus costes disminuyan y siempre que el precio de venta no se modifique, es decir a mayor incumplimiento su margen se incrementará, será más visual si representamos en las ordenadas el margen de explotación del prestador como diferencia del precio de venta y su coste, obteniendo y1 = nDMX +(V0- G0): abril 2012 / núm. 253 Cristobal trobalón mai 253.indd 6 09/03/2012 15:43:39 cláusulas penales y cumplimiento defectuoso de las obligaciones en los contratos de Mantenimiento que incide directamente sobre el patrimonio del mantenedor, y del que se desentiende el comitente: el riesgo. Al definir el contrato de mantenimiento como puro generador de resultados se ha trasladado todo el riesgo hacia una de las partes, si bien es cierto que la actividad mercantil lleva implícita una dosis de riesgo, no sería de equidad que fuese precisamente el riesgo y no la falta de diligencia la que generase la activación de la cláusula penal, porque afirmar eso sería tanto como dotar a una de las partes de un ingreso extraordinario derivado del riesgo a costa de la otra parte. Además la componente del riesgo, como variable aleatoria se concentra en el primer tramo de incumplimiento, ya que si DMX es suficientemente grande ya no es problema de riesgo o probabilidad, sino de pura negligencia. La función y1 -(V0- G0)=nDMX representa precisamente el valor del servicio no realizado y abonado, habremos de sumar los daños sufridos por la defectuosa prestación del mantenimiento, obteniendo así una nueva función lineal del tipo y2=mDMX, que incluye tanto el valor del servicio no realizado y abonado como el de la correspondiente indemnización. Vemos claramente que si optamos por una penalización p=n, el margen comercial del contratista no se verá alterado, será de V0-G0 en todo momento, sin embargo el comitente deberá absorber los daños I, pues éstos no se trasladan al contratista. Por ese motivo, se propone la segmentación de la cláusula penal en tres tramos de distinta repercusión, de tal modo que el primero de ellos reparta el riesgo y que sólo el último incluya la multa penitenciaria, pueden darse varias opciones, pero una propuesta podría incluir para el primer tramo el beneficio obtenido por la reducción de recursos yp = - nDMX , para el segundo tramo añadiríamos además los daños pero no la multa yp = - mDMX, y finalmente en el tercer tramo añadiríamos la pena en sentido estricto yp = - pDMX. Si optásemos por p=m, el contratista asumirá los daños y su margen de explotación disminuirá en la medida que lo hace DMX, se trataría de un forfait que incluye tanto el valor del servicio no realizado y abonado como el de la correspondiente indemnización, pero que no incluye la pena o multa en sentido estricto, simplemente da a cada uno lo que le corresponde, relegando el efecto represivo al valor de la indemnización previamente tasado. Por último si optamos por un p>m aparece la componente penal en sentido estricto, cuyo valor es exactamente p-m, y será tanto más coercitivo cuanto mayor sea esa diferencia. Analicemos entonces que ocurre con un p>m que incluye las dos situaciones anteriormente descritas y que considerando m>n existirá un punto en el eje DMX donde el margen comercial se anula, a partir del cual el contratista entraría en una situación de pérdidas y por tanto el negocio se transformaría en inviable, es en esa zona donde se debe establecer el máximo de desviación de servicio DML=MC-ML y donde debe producirse la resolución contractual previamente pactada. Si así lo hacemos, lo que ocurrirá es que en el primer tramo y a pesar de la aplicaron de la penalidad, el margen V0-G0 nos e verá alterado (es constante); en el segundo tramo se reducirá en la pura reversión del perjuicio monetario del comitente; y finalmente en el tercer tramo se aplicará la penalty en estado puro, la sanción propiamente dicha, hasta desembocar en el punto muerto de margen cero. Con este planteamiento no sólo se consigue repartir el riesgo sino que además se ofrece un trato más justo en cuanto a que las penalizaciones son más suaves en los incumplimientos más leves, además corresponden a situaciones transitorias de mala suerte, y por el contrario los incumplimientos más graves son sancionados, porque sólo pueden obedecer a una negligencia volitiva, y así no se pierde la función garantizadora de la cláusula penal, al contrario ésta se potencia al reservarse el contenido sancionador para los casos más flagrantes. LA CLÁUSULA PENAL EN EL DERECHO INTERNACIONAL Puede comprobarse que se cumple que el cociente entre el margen de explotación contratado y la desviación límite es p-n, de donde: DML = (V0-G0) / (p-n), expresión que nos permite obtener un nivel de servicio límite a partir del cual el contrato de mantenimiento debe desaparecer del mapa jurídico, y que lógicamente será tanto más cercano a la coordenada contractual cuanto p sea mas grande. CLÁUSULA PENAL Y RIESGO En toda la explicación precedente respecto la relación entre resultado y coste hay un tema que no podemos pasar por alto, En el contexto del mercado único Europeo, cada vez son más las empresas que ofrecen sus servicios en las naciones vecinas, motivo por el cual es preciso conocer que tratamiento se da a los países de nuestro entorno, además en un futuro no muy lejano es de prever la unificación del derecho contractual Europeo, de hecho ya existe un proyecto de regulación normativa que pretende aglutinar las posturas de los derechos europeos en relación a los contratos. En Alemania se reconoce sin tapujos el carácter coercitivo de la cláusula penal, la penalidad es sencillamente un “castigo“al incumplidor “Geldsumme als Strafe” (Art. 339 BGB) y en el con- MANTENIMIENTO Cristobal trobalón mai 253.indd 7 09/03/2012 15:43:39 Cristóbal Trabalón Carricondo trato mercantil pueden establecerse penas puras o de multa (no indemnizatorias), sólo se justifica la moderación judicial de una cláusula penal si ésta es elevada, es ambigua, o no se establece un tope máximo. En el polo opuesto se encuentra el derecho anglosajón de la Common Law, donde las penas privadas (penalties) son nulas y por tanto inaplicables (unforceable) y donde sólo son admitidas las cláusulas de evaluación anticipada de los daños y perjuicios “a forfait” mediante las “ liquidated damages clauses”. En una posición intermedia de ambos extremos se encuentran Francia, Italia, Bélgica, Portugal y España, donde con ciertos matices se reconoce la función indemnizatoria de la cláusula penal o forfait admitiendo además en algunos casos su carácter sancionador, aunque sometido a control judicial. En Francia, el juez puede moderar ( incluso si las partes no lo solicitan ) la pena que haya sido convenida si es manifiestamente excesiva o irrisoria, “Néanmoins, le juge peut, même d‘office, modérer ou augmenter la peine qui avait été convenue, si elle est manifestement excessive ou dérisoire. Toute stipulation contraire sera réputée non écrite” (Art 1152 CCF); en Italia la cláusula penal se considera como sustitutiva de la indemnización a forfait: “La clausola, con cui si conviene che, in caso d’inadempimento o di ritardo nell’adempimento, uno dei contraenti è tenuto a una determinata prestazione, ha l’effetto di limitare il risarcimento alla prestazione promessa, se non è stata convenuta la risarcibilità del danno ulteriore. La penale è dovuta indipendentemente dalla prova del danno”. (Art. 1382 CCI), y la pena podrá ser disminuida por el juez, si el montante es manifiestamente excesivo “La penale può essere diminuita equamente dal giudice, se l’obbligazione principale è stata eseguita in parte ovvero se l’ammontare della penale è manifestamente eccessivo, avuto sempre riguardo all’interesse che il creditore aveva all’adempimento" ( Art 1384 CCI). 8 En Portugal se limita expresamente la clausula penal a su función reparadora o forfait “O credor não pode em caso algum exigir uma indemnização que exceda o valor do prejuízo resultante do incumprimento da obrigação principal” ( Art. 811 CCP), y finalmente en Bélgica destaca el carácter indemnizatorio a forfait de la cláusula penal : “La clause pénale est celle par laquelle une personne s’engage à payer, en cas d’inexécution de la convention, une compensation forfaitaire pour le dommage éventuellement subi par suite de ladite inexécution“ (Art.1226 CCF) y al mismo tiempo se proporciona al juez potestad para su reducción “Le juge peut, d’office ou à la demande du débiteur, réduire la peine qui consiste dans le paiement d’une somme déterminée lorsque cette somme excède manifestement le montant que les parties pouvaient fixer pour réparer le dommage résultant de l’inexécution de la convention“. ( Art. 1231 CCF) Y en este orden de cosas, el futuro derecho contractual Europeo tiene como misión armonizar los diferentes ordenamientos, así el Principio nº 7.4.13 del Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado reconocerá implícitamente el carácter compulsivo de la cláusula penal, pero eso sí sometida al control judicial en caso de ser el montante excesivo, estableciendo que: “Cuando el contrato establezca que la parte incumplidora ha de pagar una suma determinada a la parte perjudicada por tal incumplimiento, la parte perjudicada tiene derecho a cobrar esa suma sin tener en cuenta el daño efectivamente sufrido. No obstante, a pesar de cualquier pacto en contrario, la suma determinada puede reducirse a un monto razonable cuando fuere notablemente excesiva con relación al daño ocasionado por el incumplimiento y a las demás circunstancias”. LA CLÁUSULA PENAL EN EL DERECHO ESPAÑOL Nuestro ordenamiento a diferencia de las naciones vecinas (Francia y Portugal) no ha alterado la función sancionadora desde la codificación decimonónica del s. XIX por lo que la clausula penal no tiene porqué coincidir con el importe de los daños efectivos causados, de tal modo que se permite (porque no se prohíbe) la acumulación de los daños y perjuicios junto a la pena. Si que existe una facultad moderadora en línea con los países vecinos: “El Juez modificará equitativamente la pena cuando la obligación principal hubiera sido en parte o irregularmente cumplida por el deudor” (Art. 1154 CC), sin embargo a diferencia de demás ordenamientos jurídicos de los países vecinos, y como claramente se entiende del precepto indicado, la revisión sólo es admisible -por la vía directa- en los supuestos de cumplimiento parcial; como quiera que en mantenimiento siempre hablaremos de cumplimiento parcial, en principio no sería aplicable esta opción como posibilidad de moderación de la penalidad, otra cuestión sería que ante una situación abusiva, y de penas exorbitantes, el juez optase por soluciones alternativas, tales como la que permite la moderación de la responsabilidad procedente de la negligencia (Art. 1103 CC), o también basándose en el principio de buena fe contractual, en cualquier caso es notoria la permisividad que nuestras leyes otorgan a la cláusula penal con una clara diferencia respecto a los países vecinos. ERRORES MÁS FRECUENTES EN LAS CLÁUSULAS PENALES DE LOS CONTRATOS DE MANTENIMIENTO Con todo lo expuesto, nos será relativamente fácil detectar cuales son los errores que debemos evitar incurrir, no ya en la propia redacción de este tipo de cláusulas, sino también a posteriori en el devenir de la ejecución del contrato del mantenimiento, esos errores que en mayor o menor medida se presentan en la practica quedan sintetizados del siguiente modo: 1) Ausencia de negociación en las cláusulas penales, a menudo éstas vienen impuestas por una de las partes, y la negociación económica se centra en el precio y en aspectos técnicos y logísticos, pero si como ya hemos comentado la cláusula penal se concibe como complemento al propio precio del servicio en relación al resultado, no puede concebirse una negociación sin incluir este tipo de cláusulas, además sólo desde la participación activa de las partes se percibe la verdadera naturaleza de las cláusulas penales, y si esa participación está ausente sólo será concebida como una “ multa “ o “ penalty” . 2) No establecer limites: Por definición, y como hemos visto, la cláusula penal impone costes superiores a los marginales que serían percibidos para un determinado nivel de incumplimiento, luego si ese nivel es extraordinariamente bajo, la cláusula penal absorbería un importante porcentaje (sino todo) del precio de venta, y lógicamente en esas condiciones el contrato ya no es factible, por lo tanto deben establecerse limites y además relacionarlos con las cláusulas resolutorias: a partir de cierto incumplimiento ya no procede la penalización sino la resolución 3) Defectuosa definición de los resultados que servirán de base a la obligación principal: Si la cláusula penal es accesoria y subsidiaria a la principal del contrato, y ésta es confusa, no está bien definida, o no ha previsto posibles contingencias (fuerza mayor, caso fortuito, accidentes, etc.), entonces el problema de interpretación de la obligación principal se trasladará a la cláusula penal. 4) Falta de rigor en el cumplimiento de las cláusulas: ya he comentado que en el contrato de mantenimiento no es posible un cumplimiento “in natura“ de lo que ya pasó, si se dan las circunstancias de cumplimiento defectuoso de la principal y en consecuencia la no ejecución del correspondiente abono que genera la cláusula penal producirá las siguientes consecuencias: en primer lugar se favorece un enriquecimiento injusto del no cumplidor porque cobra lo que no realizó, y en segundo lugar la cláusula queda despojada de credibilidad, por ese motivo la cláusula penal debe ser abonada metódica y estrictamente en todas y cada una de las ocasiones que se origina el correspondiente crédito como consecuencia transitiva del defectuoso cumplimiento de la obligación principal 5) Utilizar la cláusula penal como herramienta coactiva, en coherencia con el anterior apartado, esa cláusula siempre que se active será abonada, luego no tiene sentido utilizarla como amenaza en el devenir de la gestión contractual, si se optase por no requerir el importe tampoco tendría sentido utilizarla como amenaza pues ésta perdería precisamente por ese motivo su significado. 6) Ausencia de delimitación conceptual de la cláusula penal, recordemos que si no se indica lo contrario se interpreta que la in- abril 2012 / núm. 253 Cristobal trobalón mai 253.indd 8 09/03/2012 15:43:40 cláusulas penales y cumplimiento defectuoso de las obligaciones en los contratos de Mantenimiento demnización de daños y perjuicios quedan incluidas en la cláusula penal; las cosas si están claras evitan problemas posteriores de interpretación, luego lo mejor será indicar el contenido cualitativo y cuantitativo de la cláusula penal. 7) Despreciar el factor de riesgo que asume el contratista: si vamos a ser rigurosos en el cumplimiento de las cláusulas habrá que pensar en la posibilidad de que se de una desviación de resultados por mala suerte de aquel que habitualmente cumple con responsabilidad, y frente a esa eventualidad habría que establecer un cierto margen o escalonado como el propuesto. CONCLUSIONES La cláusula penal en los contratos de mantenimiento debe ir necesariamente ligada a otra cláusula que establece la obligación principal y que define el resultado, por ese motivo hemos comenzado delimitando conceptualmente el contrato de mantenimiento dentro del grupo de contratos que generan “obligaciones de resultado”, de aquellos otros que sólo generan “obligaciones de mejores esfuerzos” y que quedarían al margen de este estudio. Aclarada esta importante cuestión se hacía necesario conocer la función que relaciona el coste de los recursos con el resultado consecuente, y a partir de aquella determinar que un incumplimiento con culpa significa un enriquecimiento injusto perfectamente cuantificable, y que necesariamente debe ser equilibrado. Junto a éste concepto aparecía la componente indemnizatoria y también la estrictamente penal, concurriendo las tres porciones en una nueva función económica, cuya variable independiente es el resultado, y que con signo negativo se agrega al importe contractual restándolo en aquella precisa cantidad que equilibra la situación, aunque en aras a una justa equidad entre las partes, se analiza el reparto del riesgo para concluir la conveniencia de escalonar la aplicación de la cláusula penal con el objeto de no perjudicar el desliz del cumplidor. Finalmente hemos abordado el espinoso asunto de la pena en sentido estricto (sancionadora), para ello hemos analizado el tratamiento que se da a la cuestión en los países de nuestro entorno y en el ordenamiento jurídico español. Como colofón a todo lo expuesto se han indicado que errores conceptuales se suelen dar en la gestión de las cláusulas penales. BIBLIOGRAFÍA - “Consideraciones legales del mantenimiento de instalaciones“ Cristóbal Trabalón Carricondo, Editorial TEBAR , 1ª Edición Diciembre 2008 - “La cláusula penal en el código civil” A. Sanz Viola Editorial J.M. Bosch 1ª Edición 1994 - “La cláusula penal ante la armonización del derecho contractual europeo” German de Castro Vítores Editorial DYKINSON 9 MANTENIMIENTO Cristobal trobalón mai 253.indd 9 09/03/2012 15:43:40