QUE REFORMA Y ADICIONA LOS DOS PRIMEROS PARRAFOS

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QUE REFORMA Y ADICIONA LOS DOS PRIMEROS PARRAFOS DEL ARTICULO 199 DEL CODIGO
PENAL FEDERAL, SOBRE LA CANTIDAD DE POSESION DE NARCOTICOS EN EL CASO DE
FARMACODEPENDIENTES, PRESENTADA POR DIPUTADO NESTOR VILLARREAL CASTRO, DEL
GRUPO PARLAMENTARIO DEL PAN.
En nuestro país, es alarmante el incremento en la incidencia de los delitos contra la salud, sobre todo en su
modalidad de posesión y comercio en pequeña escala denominado narcomenudeo. El Código Penal Federal
actual señala en su artículo 199 que "al farmacodependiente que posea para su estricto consumo personal algún
narcótico de los señalados en el artículo 193, no se le aplicará pena alguna". Circunstancia que ha sido
aprovechada por los grandes narcotraficantes para llevar a cabo la venta al menudeo, haciéndolo a través de
personas farmacodependientes, quienes al ser detenidas y dictaminarse por los peritos médicos como tales, son
puestos en libertad. Tal situación provocada por la ambigüedad del criterio de interpretación del artículo
mencionado para determinar la cantidad de narcótico que puede considerarse el necesario para el "estricto
consumo personal". En la práctica hemos visto infinidad de casos en los que se logra la aprehensión de personas
en posesión de cantidades de narcóticos con los que evidentemente comercian, pero que son liberados al
dictaminarse su adicción a la droga y acogerse al beneficio que les brinda este artículo al no aplicarse pena
alguna.
Es cierto que corresponde a un interés jurídico que todo adicto, cualquiera que sea su situación jurídica, deba
ser sometido a tratamiento de rehabilitación por parte de las autoridades sanitarias, sin embargo, se carece de
las necesarias instituciones especializadas para dar éste servicio, a pesar de que corresponde al Estado y a la
sociedad otorgar atención médica a los farmacodependientes, por lo que en la práctica, son puestos en libertad
sin siquiera ser sujetos a tratamiento alguno. Esto ha originado que en la actualidad exista gran cantidad de
farmacodependientes que sin control alguno, se dedican a la venta de narcóticos y a la difusión de su vicio con
la impunidad que les proporciona el actual artículo 199 del Código Penal Federal.
El suministro de narcóticos o enervantes fuera de control legal de las autoridades sanitarias, de por sí constituye
una modalidad de delito contra la salud, aunque fuere a título gratuito y sea o no farmacodependiente quien lo
realiza. Y si bien es cierto que la ley quiere que se obtenga la curación de los drogadictos, también lo es que
persigue y sanciona los casos en que estos procuran la difusión de su vicio.
Con el objeto de determinar un criterio adecuado sobre la cantidad de narcóticos para estricto consumo personal
y definir con mayor precisión los supuestos delictivos, se propone la aplicación de dos reglas:
I.- Si la cantidad no excede de la necesaria para su propio e inmediato consumo, sólo será puesto a
disposición de las autoridades sanitarias para que bajo la responsabilidad de éstas, sea sometido al
tratamiento y a las demás medidas que procedan,
II.- Si la cantidad excede de la fijada conforme al inciso anterior, pero no de la requerida para satisfacer
las necesidades del farmacodependiente durante un término máximo de cinco días, se aplicará lo
dispuesto en el artículo 195 bis se señala en este segundo supuesto, que si la cantidad excede de la
necesaria para el adicto, se le aplique lo dispuesto en el artículo 195 bis y por consiguiente las
penalidades que se señalan en el apéndice I, dependiendo del tipo y cantidad de droga que se le
encuentre en posesión. Si el adicto o farmacodependiente adquiere o posee cantidades superiores a las
señaladas, no podrá aceptarse que sea para su uso personal, por lo que quedará sujeto a las mismas
sanciones que cualquier otro delincuente.
Esta propuesta está en consonancia con la personalidad de los infractores adictos o habituales portadores de
pequeñas cantidades, con lo que se evita que un adicto no traficante, quede expuesto a los inconvenientes del
contagio criminal dentro de la prisión, con escasa o nulas posibilidades de recuperación de la salud. Al mismo
tiempo, se salvará el riesgo de que llevando consigo una cantidad mayor que la que necesite para su consumo
inmediato, lo comparta o lo emplee para realizar tráfico en pequeña escala, ya que como hemos visto en la
práctica, casi nunca se aprehende al vendedor de narcóticos en flagrante delito, por lo que resulta materialmente
imposible comprobar el tráfico que se hace de la droga a ese nivel. Esta propuesta no lleva como fin llenar las
cárceles del país de farmacodependientes, sino el buscar una solución que frene en lo posible el narcomenudeo
que ha proliferado en forma alarmante y que representa una amenaza latente para nuestros jóvenes, estando
además acorde con nuestro propósito que es velar porque en México no se propaguen los vicios que degeneran
al individuo.
Iniciativa de decreto que reforma y adiciona los dos primeros párrafos del artículo 199 del Código Penal
Federal.
Artículo Primero.- Se reforman los dos primeros párrafos del artículo 199 del Código Penal Federal para
quedar como sigue:
Artículo 199.- Al farmacodependiente que posea algún narcótico de los señalados en el artículo 193, se le
aplicarán las reglas siguientes:
1. Si la cantidad no excede de la necesaria para su propio e inmediato consumo, no se le aplicará pena
alguna y será puesto a disposición de las autoridades sanitarias para los efectos del trámite que
corresponda.
2. Si la cantidad excede de la fijada conforme al inciso anterior, pero no de la requerida para satisfacer
las necesidades del farmacodependiente durante un término máximo de cinco días, se aplicará lo
dispuesto en el artículo 195 bis de éste Código.
Todo procesado o sentenciado que sea farmacodependiente quedará sujeto a tratamiento. El Ministerio Público
o la autoridad judicial del conocimiento, tan pronto como se enteren en algún procedimiento de que una persona
relacionada con él es farmacodependiente, deberán informar de inmediato a las autoridades sanitarias para los
efectos del tratamiento que corresponda.
Para la concesión de la condena condicional o del beneficio de la libertad preparatoria, cuando procedan , no se
considerará como antecedente de mala conducta el relativo a la farmacodependencia, pero sí se exigirá en todo
caso que el sentenciado se someta al tratamiento adecuado para su curación bajo vigilancia de la autoridad
ejecutora.
Transitorio
Unico.- El presente decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la
Federación.
Palacio Legislativo de San Lázaro, a 3 de abril del 2003.
Diputados: Néstor Villarreal Castro, David Rodríguez Torres, José Alfredo Botello Montes, Germán Arturo
Pellegrini Pérez, Martín Gerardo Morales Barragán, Silvestre Enrique Faya Viesca, Vicente Pacheco
Castañeda, José de Jesús López Sandoval (rúbricas).
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