PARA QUÉ

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TIPOS DE EVALUACIÓN
José Luis Diego Martín.-
La evaluación puede clasificarse atendiendo a diferentes criterios, que vienen a
coincidir con lo que podemos considerar las dimensiones básicas de la evaluación: qué,
para qué, cuándo, cómo, quién, etc. Tomando como referente el esquema propuesto por
Tejada, podemos representar dichas dimensiones en el siguiente cuadro:
¿QUÉ?
OBJETO
¿PARA QUÉ?
¿CÓMO?
FINALIDAD
MODELO
EVALUACIÓN
¿CUÁNDO?
¿QUIÉN?
MOMENTO
EVALUADOR
¿CON QUÉ?
INSTRUMENTO
REFERENTE
Desde esta perspectiva, los tipos de evaluación más conocidos son los que a
continuación se indican:
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Según su objeto (¿qué evaluar?):
Podemos evaluar a los alumnos, los docentes y no docentes, el currículo, los
recursos, los programas, los proyectos, las estrategias metodológicas, los contextos,
etc. Centrándonos en lo establecido en la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de
Educación (LOE), en su artículo 141 se establece que la evaluación se extenderá a
todos los ámbitos educativos regulados en dicha ley, aplicándose a:
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−
−
−
−
−
Los procesos de aprendizaje y resultados de los alumnos.
La actividad del profesorado.
Los procesos educativos.
La función directiva.
El funcionamiento de los centros docentes.
La Inspección Educativa.
Las propias Administraciones educativas.
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Según su extensión (¿qué evaluar?):
− Evaluación global: cuando abarca todos los componentes o dimensiones del
alumnado, centro, programa, etc. Se pone el énfasis en la totalidad, integrada por
distintas partes que están relacionadas entre sí, de manera que los cambios
introducidos en una de ellas tiene consecuencias en el resto. Facilita la
comprensión de la realidad evaluada.
− Evaluación parcial: se centra en el estudio o valoración de determinados
componentes o dimensiones (del alumno, de un centro, de un programa, etc.).
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Según su finalidad y función (¿para qué?):
− Evaluación sumativa: se centra en los productos, es decir, en los resultados
obtenidos. Su objetivo es determinar la valía de dichos resultados (rendimiento)
no replantear el proceso. En definitiva, se trata de ver cómo los resultados se
adecuan al fin propuesto. También sirve para tomar decisiones, aunque estas no
sean la mejora (por ejemplo, decisiones a este nivel son la promoción, titulación,
etc.).
− Evaluación formativa: su objetivo básico es la mejora de los procesos
educativos, reajustando la marcha de los mismos de cara a conseguir las metas o
resultados planteados. Es la más apropiada para la evaluación de procesos,
aunque también puede ser formativa la evaluación de resultados, si se utiliza
para la mejora.
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Según el momento de aplicación (¿cuándo?):
− Evaluación inicial: al comenzar un proceso educativo (un curso, una unidad
didáctica, un programa, etc.). Refleja la situación de partida antes de iniciar
dicho proceso, lo que nos permitirá ver los avances conseguidos y no sólo los
resultados finales. Es necesaria para decidir los objetivos que se pueden y deben
conseguir y para valorar si los resultados finales son o no satisfactorios (en
comparación con la situación inicial de partida).
− Evaluación continua: es la valoración que se lleva a cabo a lo largo de todo el
proceso, recogiendo información de matera sistemática. Permite introducir las
modificaciones oportunas en el momento que se detecte dicha necesidad, sin
esperar a los resultados finales cuando, en algunas ocasiones, ya puede ser tarde.
Está, por tanto, en estrecha relación con la evaluación formativa ya que está
orientada a la toma de decisiones que introduzca mejoras cuando sean
necesarias.
− Evaluación final: la que se lleva a cabo al final de un período o proceso (unidad
didáctica, evaluación, trabajo, curso, etc.), comprobando si se han logrado o no
los objetivos previstos.
Estos tres tipos de evaluación son necesarios en el proceso de enseñanzaaprendizaje y, por tanto, deben complementarse entre sí (en ningún caso deben
entenderse como excluyentes, sino todo lo contrario).
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Según el modelo (¿cómo?):
− Evaluación cuantitativa: analiza si se han alcanzado los objetivos planteados
en términos de conductas observables que pueden ser cuantificadas. Se preocupa
por la generalización de los resultados obtenidos.
− Evaluación cualitativa: analiza no sólo los resultados sino los procesos
seguidos para conseguirlos, entendiendo que la realidad educativa es compleja y
que no es posible separar los aspectos analizados de su contexto. Entiende que
no es posible separar los elementos analizados de su contexto y, por tanto, los
resultados no pueden generalizarse a otros contextos.
ƒ
Según el agente evaluador (¿quién?):
− Evaluación interna: cuando el agente que lleva a cabo y promueve la
evaluación es un integrante del centro, programa, etc. Dentro de ella se pueden
distinguir:
o Autoevaluación: evaluación de una persona a sí mismo (un alumno evalúa a
sí mismo su trabajo, o un profesor el suyo).
o Heteroevaluación: la evaluación la lleva a cabo una persona distinta a la
evaluada (la situación típica es el profesor que evalúa al alumno).
o Coevaluación: evaluación recíproca entre
profesorado, por ejemplo, se evalúan entre sí).
personas
(alumnado
y
− Evaluación externa: cuando el agente evaluador no es integrante del centro,
programa, etc. Es el caso de la evaluación de expertos, de miembros de la
Administración (por ejemplo la Inspección Educativa), etc. No debe entenderse
como contraria a la anterior, sino como complementaria de la misma, de manera
que ambos tipos suelen ser necesarios, en especial en la evaluación del Centro
(la evaluación externa facilita objetividad, asesoría técnica, etc.).
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Según el criterio de comparación (referente):
− Evaluación normativa: el referente de comparación es el grupo, entendido éste
en sentido normativo (por referencia a la “curva normal” o campana de Gauss),
de manera que la mayor parte de sujetos obtendrán resultados en torno a la
media, un grupo reducido resultados por debajo de ella y otro grupo, también
reducido, por encima de la media. No es un tipo de evaluación recomendable
a nivel educativo ya que se asume, por principio, que un grupo estará por
debajo de la media y, por tanto, que no conseguirá los objetivos propuestos.
− Evaluación criterial: el referente de comparación se fija a priori y se denomina
criterio (de ahí su nombre), comparándose los resultados con dicho referente
(los objetivos que se pretenden alcanzar). Es el tipo de evaluación
recomendable a nivel educativo, procurando que dichos objetivos sean
alcanzados por todos (no se asume, por tanto, que un grupo, reducido, no va a
conseguir los objetivos).
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