SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 300 Folio: 110 Tomo: 13 En la ciudad de Santa Fe, a los 20 días del mes de Noviembre del año dos mil doce, se reunió en Acuerdo Ordinario la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Santa Fe, integrada por los Dres. Abraham Luis Vargas, Edgardo I. Saux y María Cristina De Césaris de Dos Santos Freire, para resolver el recurso de apelación extraordinaria interpuesto por la actora (v. fs. 221/224 vto.) contra la sentencia de fecha 12.06.2007 (v. fs. 213/220) dictada por el Tribunal de Responsabilidad Extracontractual N° 4, Primera Secretaría, en los autos caratulados “CHEMES, OSCAR MARIO C/ GONZALEZ, MIRTA BEATRIZ Y/U OTROS S/ DAÑOS Y PERJUICIOS” (Expte. Sala I N° 21 – Año 2011). Acto seguido el Tribunal estableció el orden de votación conforme con el estudio de los autos -Dres. Vargas, Saux y De Césaris- y se planteó para resolver las siguientes cuestiones: 1era.: ¿Corresponde la apertura de la instancia? 2da.: ¿Encuentran sustento las causales de impugnación invocadas? 3era.: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictarse? Determinado el orden de votación en cuya virtud éstos pasan a estudio, a la primer cuestión, el Dr. Vargas dijo: 1. Mediante sentencia definitiva de fecha 12.06.2007, el Tribunal Colegiado de Responsabilidad Extracontractual N° 4 de Santa Fe resolvió hacer lugar a la demanda, condenando a Mirta Beatriz González y Rafael Romero a abonar a Oscar Mario Chemes, en el términos de diez días y bajo apercibimientos de ley, la suma de $18.800, que devengará un interés equivalente a la tasa promedio mensual de las que establece y cobra el Banco Nación Argentina en operaciones de descuento de documento y paga en depósitos a plazo fijo, ambos a treinta días y por sumas semejantes a la de este juicio, sin capitalizaciones, con expresa imposición de las costas a la demandada, y hacer lugar a la declinación en garantía planteada por “San Cristóbal Sociedad Mutual de Seguros Generales”, con costas a la actora, quien la citó en garantía en estos actuados. Para así decidir expresó que “a fs. 19 de autos Oscar Mario Chemes, por apoderado, inicia demanda de indemnización de daños y perjuicios por cobro de la suma de $20.000.- con más sus intereses y costas contra Mirta Beatriz González y contra Rafael Romero y/o contra quien resulte civilmente responsable, citando en garantía a la compañía de seguros San Cristóbal Sociedad Mutual de Seguros Generales. Relata que en fecha 26 de octubre de 2002 siendo aproximadamente las 9,15 horas el actor encontrándose al mando de su vehículo conducía por Facundo Zuviría en dirección al norte cuando cruzaba Estanislao Zeballos, resultando prioritario su paso, fue violentamente embestido en su lateral derecho por el furgón Renault marca modelo Trafic dominio TBY 134 propiedad de Mirta González y conducido en dicha oportunidad por Rafael Romero, quien sorpresivamente y a elevada velocidad cruzó la arteria sin advertir el paso del rodado del actor. Expresa que la culpabilidad recae en los demandados. Reclama daño emergente por costo de reparación $16.900, costo de movilidad durante reparación $600, disminución del valor del automotor $2.500. … Que a fs. 34 comparece la compañía de seguros por medio de apoderado, quien declina la citación en garantía por inexistencia de cobertura por falta de pago de la prima y contesta la demanda negando todos y cada uno de los hechos, dichos, montos, reclamos y derechos invocados solicitando su rechazo con costas. … Que a fs. 43 comparecen los demandados Rafael Romero y Mirta Beatriz González, por apoderado, y contestan la demanda negando todos y cada uno de los hechos, dichos, montos y derechos invocados en la misma, solicitando su rechazo con costas.”. Consideró que “Especial consideración merece la declinación a la citación en garantía formulada por “San Cristóbal Sociedad Mutual de Seguros Generales”. En oportunidad de contestar la demanda, los apoderados de la mencionada aseguradora, aludieron, básicamente, a la inexistencia de cobertura asegurativa por falta de pago de la prima. Refirieron que Mirta Beatriz González suscribió, mediante intermediación del Nuevo Banco de Suquía S. A., la póliza que instrumentaba el contrato de seguros de responsabilidad civil con relación al vehículo Renault Trafic dominio TBY-134. Que la modalidad de pago, era el débito automático en cuenta, encargándose la entidad bancaria de la administración de dichos débitos, realizando la rendición mensual a la aseguradora los primeros días del mes siguiente. Que el vencimiento de las cuotas se producía el día 7 de cada mes y que al día del acaecimiento del hecho ventilado en autos, el 26/10/2002, se encontraban impagas dos cuotas de la prima, correspondientes a los meses de setiembre y octubre. Por lo tanto, dicen, la asegurada había incurrido en mora incumpliendo con ello una de las condiciones esenciales del contrato, la prestación a su cargo, es decir, el pago de la prima; y que dado que la falta de pago de ésta produce la suspensión automática de la cobertura -sin necesidad de interpelación-, al momento del accidente, no había garantía respecto del vehículo demandado (art. 31 L.S.). Atento a la declinación formulada, es menester señalar que la citada en garantía, conforme a la legislación vigente, se encuentra legitimada para oponer a todas las partes del proceso -tercero o víctima- defensas como la que es motivo de análisis vinculados con el contrato de seguro cuando éstas son anteriores a la producción del siniestro. Tal particularidad, tiende a poner de relieve la inexistencia de una obligación patrimonial hacia la aseguradora, sosteniéndose que si el accidente tuvo lugar durante el lapso de tiempo en que se encontraba suspendido el contrato de seguro por no estar el asegurado al día con el pago de la prima, la suspensión de la cobertura ocurrida por dicho motivo, “adjetivamente opera como defensa anterior al siniestro, y en consecuencia, oponible a todas las partes procesales”. … También destacamos que la ausencia de seguro no se circunscribe a la hipótesis excepcional de no contratación de éste SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 300 Folio: 110 Tomo: 13 con el demandado, sino que comprende un amplio espectro de posibilidades vinculadas con la falta de vigencia del mismo -entre ellas la omisión del pago de la prima- cuyo efecto importa la liberación de responsabilidad de la aseguradora, es decir, la de “garante” y de toda “obligación”. La causal de falta de pago, a los fines de fundar la ausencia del seguro o su falta de vigencia al momento del hecho, se sustenta en la noción de prima como precio del seguro u objeto de la prestación a cargo del asegurado. En la obligación de éste se encuentra el imperativo del cumplimiento de la obligación así conformada …, ello es, el pago de la prima, que en definitiva es lo que consolida la producción de efectos o consecuencias jurídicas del contrato del seguro. El cumplimiento de tal obligación a cargo del asegurado, actúa como condicionante de su vigencia, como presupuesto para que el asegurador deba cumplir su correlativa prestación si se produce el siniestro pues el pago de aquélla subordina la subsistencia (prosecución) de la eficacia del contrato con relación al asegurador y su omisión (incumplimiento del contrato con relación al asegurador) opera de pleno derecho afectando la cobertura asegurativa … Precisamente, una de las consecuencias jurídicas del incumplimiento por parte del asegurado, como ya se adelantó, es la suspensión de la cobertura asegurativa que se materializa mediante la supresión o cesación de la garantía contratada y asumida por el asegurador, la cual surte efecto ante el mero vencimiento del término sin que se cumpla la obligación (aun cuando se trate de la falta de pago de un solo período o cuota de la prima), de manera que si ocurre el siniestro mientras opera la suspensión, no puede exigirse la prestación o resarcimiento a cargo de la aseguradora … Frente a la situación planteada, la mora automática y la suspensión del seguro a la fecha en que ocurrió el siniestro, el asegurado no puede exigir el cumplimiento de la prestación o de cobertura a la aseguradora. … Habida cuenta de lo expuesto, corresponde hacer lugar a la declinación formulada por la citada en garantía, resultando la defensa de falta de pago oponible a todas las partes del proceso imponiéndose las costas a la parte actora -citante de la aseguradora-, toda vez que en nuestro ordenamiento procesal en materia de costas, rige el principio objetivo del vencimiento … Delimitado lo que antecede, resulta necesario dejar sentado el encuadre normativo que esta Integración confiere al tema bajo análisis, singularmente con relación a las proyecciones que el mismo puede arrojar al resultado de la causa. En tal sentido, resulta aplicable en la especie la norma prevista en el art. 1113, 2do. párrafo in fine del Código Civil, en razón del juego presuncional que se deriva de los daños causados por el riesgo o vicio de las cosas, toda vez que la circunstancia de que el perjuicio se haya generado en la colisión de dos vehículos en movimiento … no neutraliza ni invalida tal presunción legal. A partir de ello, el accionado, para eximirse total o parcialmente de responsabilidad deberá probar en autos la existencia de un factor que importe la ruptura del nexo adecuado de causalidad (art. 906 Cód. Civil), es decir, culpa de la víctima, acto de un tercero por quien no deba responder o la configuración de un supuesto de caso fortuito extraño a la cosa. … A partir del plexo probatorio así analizado, hallamos demostrado que este accidente ocurrió por el accionar antijurídico, dañoso y culpable de Rafael Romero, conductor del Furgón Trafic, patente TBY-134, no estando probado en lo más mínimo reprochabilidad alguna hacia el quehacer conductivo del actor. En efecto, lo primero que debemos advertir, es que el demandado Romero, pretendió traspasar una avenida de intenso tráfico, como lo es Facundo Zuviría, a la hora de la ocurrencia del siniestro -9.15 hs., aproximadamente-, sin haber respetado la prioridad de paso que objetivamente le asistía al actor por circular por una Avenida o calle de tránsito superior y de mayor importancia. … A partir de ello, el intempestivo, temerario y antirreglamentario cruce de Av. Facundo Zuviría realizado por el conductor del Furgón Trafic, sin adoptar las mínimas precauciones que las circunstancias le exigían, como disminuir la velocidad o detener por completo su conducido para asegurarse de que la maniobra no constituía un peligro para sí o para terceros que circulaban por aquélla, resultó causalmente eficiente en el desenlace del siniestro. … Agreguemos a lo expuesto, que recae sobre el demandado Rafael Romero la presunción jurisprudencial “hominis” de culpabilidad por haber sido embistente, particularidad que desprende de sus propias expresiones y de lo relatado por … testigos presenciales del hecho. Reiteradamente hemos sostenido que en los accidentes de tránsito cabe presumir la culpa de quien embiste, acomete a otro o lo atropella produciéndose con su impulso el impacto. Ello demuestra que no tuvo sobre su máquina el dominio necesario para evitar la colisión, … Por lo demás, es menester recordar que nuestro Código Civil adopta el sistema de la “causalidad adecuada” en los arts. 901 a 906 del Código Civil, lo que supone la confrontación entre un hecho y determinadas consecuencias con el objeto de indagar si aquél ha sido eficiente o idóneo para producirla; en el sub-examine, el comportamiento vial asumido por Rafael Romero, quien pretendió trasponer una avenida desde una transversal (Estanislao Zeballos), sin frenar ni detenerse adecuada y eficientemente previo al entronque, acometiendo el cruce de la intersección a velocidad antirreglamentaria e impactando al actor, importó una pérdida culposa del dominio a su cargo, una conducta imperita, negligente y violatoria que regulan el tránsito vehicular (arts. 55, 68, 59 y cc de la O. M. 10.017), apto para producir, causalmente el siniestro acontecido el 26.10.02. En definitiva, entendemos que ha sido el obrar disvalioso del conductor del Furgón Renault Trafic, patente TBY-134, la única causa eficiente de este accidente y que los demandados no han demostrado causal de liberación de responsabilidad -las que resultan de restrictiva y rigurosa interpretación en orden a la normativa aplicable en la especie-, debiendo en consecuencia los accionados Rafael Romero como conductor de la máquina riesgosa y Mirta Beatriz González como dueña de SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 300 Folio: 110 Tomo: 13 la unidad, resarcir al actor los daños causados de conformidad con lo establecido en los arts. 512, 902, 1067, 1068, 1109, 1113 y cc del C. C. …” (v. fs. 213/220). 2. Contra dicho decisorio se alza la actora deduciendo recurso de apelación extraordinaria (v. fs. 221/225). Que en dicho libelo predica que se encuentran reunidos los requisitos de admisibilidad del remedio procesal intentado. Enumera como causales de su procedencia la omisión de prueba esencial y, por ende, violación del principio de congruencia; y argumentos contradictorios (art. 566, su inc. 4°), afirmaciones dogmáticas, fundamentos aparentes y, por ende, arbitrariedad, en contra de lo expresamente dispuesto por el artículo 245 de la Ley Ritual y la exigencia de “motivación suficiente” contenida en el artículo 95 de nuestra Constitución Provincial.... El Tribunal omitió considerar que el reclamo administrativo efectuado a la aseguradora y denunciado en la demanda (fs. 20, pto. 5), no fue negado por ésta; y que fue la falta de respuesta de “San Cristóbal” a dicho reclamo, la causa de su citación en garantía. Respecto de San Cristóbal, fue su conducta la que provocó la citación, esto es, omitió la respuesta oportuna al reclamo efectuado por nuestro mandante, vale decir, que ejercitó una defensa en forma tardía, obligando a nuestro representado a citarla en garantía en ejercicio de su derecho. Pero además, la conducta del asegurado merece reproche, pues nada dijo, al contestar la demanda respecto de su situación con la aseguradora. … Ergo, la omisión de la citada en garantía fue la causa de su citación y, por lo tanto, correspondía aplicarle las costas o, en su defecto, al demandado quien, luego de afirmar que estaba asegurado, nada dijo respecto de la caída de la cobertura por falta de pago. Pero, de ninguna manera, podían imponerse a nuestra parte que fue obligada a litigar; hacerlo resultó arbitrario e injusto. … El Tribunal ha omitido que existía razones suficientes para citar en garantía a la aseguradora, tales como la existencia de contrato, denunciado por el asegurado, la omisión de “San Cristóbal” de contestar el reclamo administrativo y el principio de conocimiento, ya que éste se obtuvo con certeza recién en la audiencia de vista de causa.”. En lo que atañe a la segunda causal invocada, la actora manifestó que “El fallo recurrido contiene afirmaciones contradictorias y afirmaciones dogmáticas que, destruyendo la justicia del mismo, lo tornan arbitrario.” En referencia a la aceptación por el Tribunal a quo de la declinación formulada por la citada en garantía, con base en que la defensa de falta de pago de la prima resulta oponible a todas las partes del proceso, correspondiendo, consecuentemente, la imposición de las costas a la actora, que dio lugar a dicha citación, la recurrente menciona que ello “es contradictorio en sí mismo … En efecto, la aceptación de la declinación de la garantía impide la traba de la litis con la aseguradora, que por ello sólo contestó la demanda en forma subsidiaria, ya que la declinación de responsabilidad no es una defensa sino una oposición a integrar la litis. Ergo, no puede hablarse de vencimiento cuando no hubo litis pues la aceptación -reiteramos- de la declinación, la ha evitado. … las costas debieron ser aplicadas a la aseguradora; o al asegurado; que, con sus conductas omisivas, dieron motivo a nuestra parte para traerlos a juicio, pero nunca a nuestro representado. … Pese a la evidente contradicción, surge de la parte resolutiva del fallo que, por la aceptación de la declinación por parte de la aseguradora, ésta no integró la litis, atento la imposición separada de las costas que en él se hace, confirmando lo postulado por esta parte. ...” 3. A su turno y mediante resolución de fecha 07.08.2007 (v. fs. 227/229), el Tribunal a quo dispuso denegar la concesión del recurso de apelación extraordinaria planteado contra la sentencia puesta en crisis. Para así decidir, estimó que “... los argumentos esgrimidos por los quejosos, apreciando los fundamentos en que se sustentan los agravios, éstos no resultan viables para franquear este restrictivo y riguroso medio impugnativo. A partir de la lectura del fallo atacado parcialmente -específicamente en lo relativo a las costas-, y de las postulaciones realizadas por aquéllos, es menester señalar que escapa a la órbita de este recurso la discrepancia relacionada con la imposición de costas, por cuanto éstas, por ser un accesorio de la sentencia, no son objeto de procedencia de esta excepcional y restrictiva vía. En última instancia, su otorgamiento es una facultad de los jueces luego de valorar, objetivamente, las peculiaridades de cada causa, las que tal como aconteció en el presente, resultan congruentes con el resultado del juicio. Formalmente, el recurso procede contra las sentencias definitivas y no contra sus accesorios … La circunstancia de no compartir los recurrentes con el criterio y lineamiento seguido respecto a la carga a su parte de las costas derivadas de la oponibilidad de la defensa articulada por la aseguradora por tratarse de una defensa anterior al siniestro y del progreso de la declinación formulada por la aseguradora conforme al mérito de las constancias de la causa, alzándose así parcialmente contra la resolución que recurre, no puede llevarlo a interpretar que hubiera mediado una arbitraria valoración del plexo probatorio ni afectado el derecho de defensa de la parte. En el sub-lite, no se han vulnerado derechos ni garantías constitucionales, no se configura la arbitrariedad del pronunciamiento, más aún si tenemos en cuenta que la “doctrina de la arbitrariedad tiene el carácter excepcional e impone un criterio restrictivo a fin de no convertir a los Tribunales Superiores en una tercera instancia ordinaria … Todo ello sin perjuicio de señalar, que en particular, el recurrente no se hace cargo de las distintas razones por las cuales el Tribunal entendió que correspondía imponerle las costas frente a la declinación efectuada por la asegurado y que nuestro ordenamiento procesal sobre el tema costas, rige el principio objetivo; es decir, que su imposición está vinculada con la admisibilidad o denegación del derecho pretendido, se imponen con el resultado del proceso e independientemente del mayor o menor número de razones que se ha tenido para triunfar. No contempla nuestro Código de Rito “la razón SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 300 Folio: 110 Tomo: 13 plausible para litigar” como causal valedera para que el vencido sea eximido de cargar con las costas … En lo que concierne a la causal relacionada con el apartamiento del principio de congruencia (art. 42 inc. 2° de la ley 10.160) … ninguno de estos presupuestos se halla mínimamente configurado. No hallamos cuál es la autocontradicción existente entre los fundamentos del fallo y la parte resolutiva, o en esta última en sí. Contrariamente, entendemos que la sentencia atacada ha respetado el principio de congruencia entre lo propuesto, pretendido y demandado por la parte actora, las consideraciones formuladas en el responde por los accionados respecto de los cuales la litis quedó integrada y la decisión jurisdiccional arribada. Por lo demás, entendemos que no asiste razón al recurrente al interpretar que en materia de costas, la situación de una declinación en garantía es similar a las del trámite para obtener el beneficio de pobreza … Tampoco compartimos que la defensa articulada por la Aseguradora debió haber sido tratada como “hecho nuevo”, cuestión que -en todo caso-, no fue plasmada como tal en el momento procesal oportuno. Finalmente, tampoco advertimos en el pronunciamiento puesto en crisis un incorrecto encuadre jurídico o la aplicación de una norma que no corresponda sin que se halla ponderado a los fines de la imposición de las costas, las cuestiones fácticas de la causa y la valoración de los elementos probatorios que pudiera dar lugar al “apartamiento manifiesto del texto de la ley” (art. 42 inc. 3° LOPJ). En definitiva, observamos que los agravios sustentados reflejan la discrepancia parcial con lo resuelto por este Cuerpo Colegiado respecto a la cuestión de costas, particularidad que, como se dijo, resulta ajena a esta excepcional apelación. ...” 4. Que así las cosas, la actora deduce recurso de queja (v. fs. 17/19 vto.). En dicho libelo, la apoderada de la accionante manifiesta que “El Tribunal A quo rechaza el recurso intentado por: a) no ver la contradicción que señaláramos; b) por tratarse -dicen- de un tema de costas que, por ser accesorias, no habilitarían el recurso cuya concesión es de interpretación restrictiva; c) que no se dan en la especie -entre otras que citan- ausencia de motivación; sustentarse en afirmaciones dogmáticas; contradicciones; prescindencia de pruebas decisivas; d) no encuentran configurada la arbitrariedad que indicáramos. a) … la contradicción referida y no vista por el Tribunal A Quo, radica en aceptar que la citada en garantía no integró la litis … y hablar … de principio de vencimiento. b) … Señalamos, en el recurso denegado, un paralelismo o similitud de la declinación de la garantía con la declaratoria de pobreza, en cuento a que en ambos hay hechos de demostración necesaria y por ello debió aplicarse el principio de “quien dio lugar a” (art. 251 inc. 2 analógico CPC), en lugar del de vencimiento. c) Nada dice el Tribunal A Quo, en su fallo denegatorio, de la omisión de prueba decisiva que le señaláramos en el recurso y que, en el caso en que la hubiese considerado, necesariamente, debía cambiar el resultado de su decisión en cuanto a lo que es motivo del agravio. En efecto, el reclamo … que nuestro mandante efectuara a la aseguradora administrativamente, no fue contestado por ésta, pese a que fue realizado luego de que hubiese sido notificado a su asegurado … que declinaba la responsabilidad por pago fuera de término. Dicha falta de contestación … no le dejó a nuestra parte otro camino que citarla en garantía y de allí que sostenemos que corresponde la aplicación del principio de “quien dio lugar”, por cuanto era lo más lógico que la consecuencia de la omisión fuera la citación en garantía. … d) No ver la propia arbitrariedad, ni siquiera en una hipótesis abstracta, es una defensa a ultranza del propio fallo. … un razonamiento erróneo configura arbitrariedad y en la especie el Tribunal A Quo dice aplicar el principio del vencimiento; lo cual consideramos erróneo por no haberse integrado la litis con la aseguradora; cuando, en realidad, de sus propias palabras se desprende que ha utilizado -mal- el principio de “quien dio lugar para”, ya que condena en costas a nuestra parte por ser la citante y llega a dicha conclusión por no haber considerado que fue la omisión … de la aseguradora, que no contestó el reclamo que se le hiciera, la causante de la citación que luego, en el fallo definitivo, imputa a nuestra parte. ...” . 5. Que radicados en la Sala Tercera de esta Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Santa Fe, mediante resolución de fecha 22.11.2007, dicho Cuerpo resuelve desestimar la queja interpuesta. Para ello, expresó que comparte “lo expuesto en cuanto a la improcedencia del recurso de marras contra la decisión que determina la proporción en que se cargan las costas, tanto por ser ello facultad discrecional de los jueces y según aplicación del principio que lo accesorio sigue la suerte de lo principal, lo que patentiza más aún en el presente donde se parcializa la discrepancia no cuestionándose lo resuelto respecto de lo principal.” (v. fs. 41/42 vto.). 6. Que contra dicho decisorio, el quejoso deduce recurso de inconstitucionalidad (v. fs. 44/48), remedio que es concedido mediante resolución de fecha 19.05.2008 (v. fs. 58/60 vto.). 7. Elevados los autos, la Suprema Corte de Justicia, mediante acuerdo de fecha 18.02.2009, resolvió “declarar procedente el recurso interpuesto y, en consecuencia, anular la sentencia impugnada en lo que fue materia de agravio, con costas al vencido.”. Para así decidir consideró que la sola lectura del pronunciamiento que se ataca, en confrontación con los agravios esgrimidos, “revela que asiste razón al recurrente en cuanto postula que la decisión de la Sala no satisface adecuadamente el derecho a la jurisdicción que le asiste. Ello así, pues carece de sustento lo afirmado en cuanto a la improcedencia del recurso de apelación extraordinaria contra la decisión que determina la proporción en que se cargan las costas, pues si bien en principio es una cuestión propia de los jueces de la causa … ello no impide que si fue resuelta la distribución o imposición con arbitrariedad sea revisable a SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 300 Folio: 110 Tomo: 13 través de la vía prevista por el artículo 42 de la ley 10.160, paso previo … a la deducción, en su caso del recurso de inconstitucionalidad local. Como así tampoco resulta un impedimento a ello, que el recurso se deduzca sólo contra lo resuelto en materia de costas, pues … su impugnación puede efectuarse de manera autónoma si la arbitrariedad en lo decidido, y por consiguiente, el agravio, refiere sólo a ese tópico … Por otra parte también resulta arbitraria la sentencia recurrida en cuanto los sentenciantes sólo efectuaron un relato de los agravios del quejoso, mas sin tratarlos expresamente, aun cuando se han formulado planteos serios que merecían por ello una consideración expresa por parte de la Sala, a la luz de las particulares circunstancias de la causa, y al margen de la respuesta final que pudiera brindarse en relación a ellos, a efectos de no afectar la garantía de fundamentación suficiente consagrada por nuestra Carta Magna local. Por eso, lo afirmado por los juzgadores en cuanto a que prima facie no se encuentra configuradas las causales invocadas para lograr la apertura de la instancia de excepción queda como una fundamentación dogmática e insuficiente, que sólo puede brindar sustento aparente a lo decidido. ...” (v. fs. 71/75 vto.). 8. Que cumpliendo lo ordenado por el máximo Tribunal en cuanto a la remisión de los presentes actuados al subrogante legal a efectos que emita un nuevo pronunciamiento, y radicados en esta Sala, mediante auto de fecha 20.12.2010 se decidió hacer lugar al recurso de queja interpuesto y, en consecuencia, revocar el auto denegatorio, disponiendo la remisión de los autos principales para el tratamiento del recurso de apelación extraordinaria deducido. Para así decidir estimó que “... dentro de la valoración eminentemente liminar y provisoria que incumbe hacer a esta Sala al analizar la queja por denegación del recurso de apelación extraordinaria [remedio de por sí excepcional y extraordinario, de naturaleza casatoria y reservado a supuestos de procedencia determinados que tienen un sustrato común de arbitrariedad en distintas posibles conformaciones], la cuestión sustentada aparece como un planteo que, a la luz de las elementales constancias con que cuenta esta Sala para analizar la queja, justifica analizar el reproche dentro de un ámbito de mayor extensión y profundidad, destacándose que el recurso directo interpuesto cuenta con la consistencia suficiente para permitir la revocación del auto denegatorio y la apertura de esta vía impugnativa excepcional. ...” (v. fs. 92/93 vto.). 9. En esa tónica y sin perjuicio de las consideraciones que formularé infra (relativas, según mi opinión, a la procedencia del remedio bajo análisis), el examen de las constancias de la causa me convence de que algunos de los agravios de la recurrente justifican la apertura de esta instancia de excepción por lo que no encuentro razones como para postular al pleno de la Sala la posible declaración de inadmisibilidad -en este estadio- del recurso de apelación extraordinaria bajo examen (conforme criterio de la C.S.J.Sta. Fe in re “Lossa”, fallo del 19.5.1993). Por lo demás y atendiendo que conforme doctrina plenaria de esta Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial (fallo del 10.9.1999 in re “Robledo c/ Barceló”), abierto el recurso de apelación extraordinaria por una causal no hace falta recurrir a la vía de la queja para llevar a las instancias revisoras de la Alzada los otros agravios que sostienen la apelación extraordinaria (y sus respectivas causales), por lo que este Tribunal de Alzada se encuentra en condiciones (de ser necesario) de hacer una revisión integral del decisorio controvertido dentro de la medida de esos agravios (principio de congruencia) (conf. esta Sala in re “Díaz”, fallo del 2.10.2008, espigado en Libro de Protocolos, Tomo 6, Folio 147, Resolución N° 200). En consecuencia, así voto. El Dr. Saux, expresó, a su vez, iguales razones en parecidos términos y votó, por lo tanto, en igual sentido. A la primer cuestión, la Dra. De Césaris dijo: Habiendo tomado conocimiento de estos autos y existiendo votos totalmente concordantes de dos jueces, de conformidad al art. 26 de la Ley 10.160 y a la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, me abstengo de emitir opinión. Propuesta la segunda cuestión, el Dr. Vargas dijo: 1. En el confuso escrito obrante a fojas 221/224 vta., el recurrente indica que deduce recurso de apelación extraordinaria basado en endilgar a la sentencia en crisis (parcialmente) “apartamiento de las formas sustanciales estatuidas para la decisión del litigio, apartamiento del texto expreso de la ley y de la regla de congruencia procesal (art. 42, ley 10.160) y, por lo tanto, quebrantamiento de la exigencia de motivación suficiente (art. 95 C.S.F.) y por arbitrariedad” (sic, v. fojas 221 vta., punto f.). 2. En ese cometido y por razones de orden metodológico analizare en primer término -dentro de todas las tipologías previstas en el artículo 42 de la Ley Orgánica de Tribunales que el actor estima configuradas en el decisorio puesto en crisis- la imputación relativa a la causal contemplada en el inciso 3ro. del artículo 42 de la Ley Orgánica de Tribunales, a cuyos fines corresponde recordar que, básicamente, el recurrente endilga al Tribunal haber incurrido en “apartamiento manifiesto del texto expreso de la ley” referida, en éste caso, a lo dispuesto en el inciso 1º del artículo 251 del C.P.C.C. Ahora bien, como bien enseña uno de los integrantes de esta Sala en monografía tantas veces citada “Este supuesto (reforzado en su autonomía operativa en la ley 10.160) debe ser interpretado estrictamente” y, además “debe entenderse como vinculado a la ley de fondo y no a la de procedimiento, que en su caso encuadraría en el supuesto …” previsto en el inciso 1º del artículo 42 de la ley mencionada (Saux, Edgardo I.; “Los recursos en el SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 300 Folio: 110 Tomo: 13 proceso oral”, espigado en Zeus, Tomo 90, págs.. D-211 y ss.). En consecuencia, los agravios vinculados (genéricamente) a esta causal deben ser desestimados. 3. En otro orden, luego de una atenta lectura de los escritos constitutivos del proceso (relativos a la traba de la litis principal así como sus aspectos incidentales –en este caso, singularmente el relativo a la declinación de la citación en garantía-) tampoco encuentro configurada ninguna de las hipótesis contemplada por el inciso 2º del artículo 42 de la Ley Orgánica de Tribunales (“apartamiento en la sentencia de la regla de congruencia procesal, que opera cuando el pronunciamiento versa sobre cosa no pretendida o persona no demandada, o que adjudica más de lo pretendido, o que no contiene declaración expresa acerca de pretensión oportunamente deducida o contiene motivación y/o disposiciones contradictorias entre sí”) y, por lo demás, en todo su escrito recursivo el actor no funda sus agravios en ninguna de éstas hipótesis legales. Por tanto, igual suerte (desestimación) seguirán dichos agravios. 3. En cambio, distinto será el destino de las críticas formuladas por el recurrente sobre la base de la causal prevista en el inciso 1º del artículo 42 de la Ley Orgánica de Tribunales (que, recordemos, prevé la procedencia del recurso cuando se observe “apartamiento de las formas sustanciales estatuidas para el trámite o la decisión del litigio, siempre que ello influya directamente en el derecho de defensa y en tanto no medie consentimiento del impugnante”). 3.1. Sobre ella, estimo que hay razones para estimar configurada no solo la “arbitrariedad normativa” sino también la “arbitrariedad fáctica” que el recurrente adjudica al fallo de marras (posibilidad habilitada por la Corte Suprema de Justicia in re “Bartolomé c/ Daría”, fallo del 28/11/87, A. y S., T. 68, pág. 227). En efecto, como bien lo indica el agraviado, el Tribunal a quo se aferró estrictamente al criterio del vencimiento objetivo previsto en el artículo 251 del Código Procesal Civil y Comercial y, desde allí, impuso las costas por la admisión de la declinación de la citación en garantía a la actora sin hacer mérito (siquiera para desestimar su incidencia positiva o negativa en la cuestión accesoria que se decidía) de que el Sr. Oscar Mario Chemes dedujo reclamo administrativo previo por ante San Cristóbal S. M. de Seguros Generales conforme documental obrante a fojas 10 de los autos principales y que no obtuvo respuesta alguna (al menos que conste acreditada en éste proceso) y, además, de que tampoco el demandado -al contestar la demanda introductiva de la instanciaseñaló que estaba mal traída a juicio la compañía de seguros, dado que la cobertura asegurativa no estaba vigente desde el momento que, al tiempo de los hechos ilícitos que originaron el reclamo, no se había abonado la prima respectiva. La omisión de valorar esta “prueba decisiva” importa uno de los supuestos doctrinario-jurisprudenciales de “arbitrariedad” (fáctica en este caso, conf. Carrio, Genaro R; “El recurso extraordinario por sentencia arbitraria”, 2º edición actualizada por el autor con la colaboración de Alejandro Carrio, ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, passim) y, por tanto, en el aspecto que nos convoca, la misma no es derivación razonada del derecho vigente con aplicación a los hechos comprobados en la causa (C.S.J.N., fallo del 30/11/76 in re "Fernández del Rio, José A. c/ Gobierno Nacional", espigado en E.D. 71-305 entre otros). 3.2. Ahora bien, admitido el apartamiento de las formas sustanciales estatuidas para la decisión del litigio la coordinación de los artículos 570 del C.P.C.C. y el mencionado inciso 1º del 42 de la Ley Orgánica de los Tribunales obligaría a esta Sala a anular parcialmente el resolutorio en revisión y, en consecuencia, reenviar al tribunal de primera instancia subrogante para que emita un nuevo pronunciamiento sobre el punto. Sin embargo, “ello no es indefectible, habida cuenta que si por ejemplo el vicio … pudiera ser subsanado por la Alzada sin nulificar y reenviar … la economía procesal así aconseja hacerlo” (conforme Saux, Edgardo I; ob. cit.). Incluso, así ha procedido esta Sala en precedentes análogos (fallo del 8.5.2001 in re “Simbrón c/ Palazzo”, citado por Saux, Edgardo I; ob. cit.). En esa inteligencia es que considero que la cuestión sub-exámine puede ser resuelta (casada) por este Tribunal de Alzada sin necesidad de proceder a anular parcialmente y, consecuentemente, reenviar al órgano jurisdiccional subrogante legal. 3.3. En esa tónica, debo señalar que, a mi juicio, asiste razón a la actora en torno a que fue la “culpa” de San Cristóbal S. M. de Seguros Generales al no contestarle su reclamo administrativo previo (informándole que la póliza de seguros que la vinculaba con uno de los co-demandados no se encontraba vigente desde el momento que éste no había abonado las primas mensuales correspondientes a la fecha del accidente de tránsito) la que dio lugar a que Oscar Mario Chemes accionada también contra ella (bien que en carácter de citada en garantía). Luego, es recién en el “juicio” propiamente dicho que el actor se entera de la inexistencia de cobertura asegurativa por falta de pago de la prima con el consiguiente pedido de San Cristóbal S. M. de Seguros Generales de declinación de la citación en garantía (v. fojas 34/39). Tuvo entonces “razón plausible para litigar” contra dicha compañía a mérito que el contrato de seguro entre Mirta Beatriz González y aquélla estaba vigente pero “suspendido” en algunos de sus efectos [recordemos que «La falta de pago de la prima no genera ningún supuesto de no-seguro sino un caso de suspensión de la cobertura, institución SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 300 Folio: 110 Tomo: 13 peculiar del contrato de seguro que no provoca la desaparición de las calidades de asegurador y asegurado y que funciona como una caducidad en potencia, que se extingue cuando se paga la prima o cuando el asegurador renuncia a los efectos de la suspensión por actos inequívocos (cfr. Halperín, I., “Seguros. Exposición crítica de la ley 17418”, Buenos Aires 1970, págs. 258/261, n° 26; CNCom, Sala D, "Ampuero Norma c/ Liderar Cía. Gral. de Seguros S.A. s/ ordinario" , fallo del 22/09/2008, espigado en Lexis N° 11/47344] y, por lo demás, como se señaló, no respondió por ningún medio fehaciente al reclamo administrativo efectuado por el accionante y cuya materialización consta acreditada con la constancia obrante a fojas 10 de autos. No olvidemos que quien estaba en mejores condiciones de probar la existencia de la “suspensión de la cobertura” al momento del reclamo administrativo (y aún dentro del proceso judicial) era, precisamente, la propia Compañía San Cristóbal S. M. de Seguros Generales (doctrina de las cargas probatorias dinámicas, conf. CApelCC 7ª Nominación Córdoba, 6/8/1997, "Campos Humberto c/ Orodaz José Marcial s/ seguro", Derecho Privado y Comunitario, Seguros II, pág. 427). Y si bien la víctima del siniestro no es el asegurado, analógicamente podríamos considerar que la Compañía de Seguros estaba en la obligación de expedirse frente al reclamo administrativo interpuesto por ella (arg. conforme art. 919 del Código Civil) al modo como se lo impone frente al asegurado el artículo 56 de la Ley 17.418. En este último supuesto, enseña Stigliz que «Precisamente, el art. 56 de la Ley de Seguros dispone que el asegurador debe pronunciarse acerca del derecho del asegurado, por lo que la falta de derecho, fundado en la "automática suspensión de la garantía" al tiempo del siniestro denunciado, debe ser contenido del pronunciamiento del asegurador» (cfr. SCBA, 18/2/1992, in re "Vizgarra R. c/ Lucins, G.", JA, 1992-IV-357, citado por Stiglitz, "Derecho de seguros", pág. 282). El actor no es que trajo a juicio a una aseguradora totalmente ajena a alguno de los co-demandados sino que, conforme dice le indicó “el demandado” (no sabemos si fue el chofer del vehículo Renault Trafic dominio TBY-134 o su propietaria, la Sra. Mirta Beatriz González), citó en garantía a San Cristóbal S. M. de Seguros Generales quien, por lo demás, fue quien recibió sin objeciones el reclamo administrativo aludido. 3.4. Desde la perspectiva expuesta, a los fines decisorios, podría irrumpir con toda su fuerza normativa la previsión del inciso 1º del artículo 251 de digesto de rito en cuanto prevé que “La parte vencida será siempre condenada a pagar las costas del juicio o incidente aunque no mediare pedido de parte, salvo: 1ro. Cuando la parte vencida reconociera como fundadas las pretensiones de su adversario dentro del término legal para contestar, allanándose a satisfacerlas, a menos que hubiera incurrido en mora o que, por su culpa, haya dado lugar a la reclamación …” (las cursivas y remarcados me pertenecen). Por supuesto, nada tiene que ver en la incidencia ninguno de los co-demandados pues, éstos no tenían la carga procesal de expedirse sobre la procedencia o improcedencia de la citación en garantía (y menos aún la tenía quien conducía el vehículo asegurado, Sr. Rafael Romero, pues, en todo caso, el contrato de seguro lo había suscripto la titular dominial del automotor, Sra. Mirta Beatriz González). Se trata de relaciones jurídico-procesales totalmente diferentes, independientes y autónomas (una la de la víctima del accidente Sr. Oscar Mario Chemes con los codemandados Romero y González, otra la de la del tercero actor con la aseguradora citada en garantía –que es la que aquí interesa pues dio lugar a la “oposición a integrar la litis” y derivó en la aceptación por el pretorio de la declinación de la garantía, con la consecuente imposición de las discutidas costas- y, finalmente, otra también distinta la de la asegurada Mirta Beatriz González con San Cristóbal S. M. de Seguros Generales) 3.5. Ahora bien, si no se aplica el principio del vencimiento objetivo contenido en el artículo 251 del C.P.C.C., el legislador obliga al intérprete a volver su ojos al principio general previsto en el artículo 250 del mismo digesto, esto es que “Cada litigante debe satisfacer las costas causadas a su instancia y la parte que le corresponda en las comunes” (cfme. Pagnacco, Eduardo en Peyrano, Jorge –Director-; “Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe. Análisis doctrinario y jurisprudencial”, ed. Juris, Rosario 1996, Tomo 1, págs. 768, 772 y 774; ibídem: Alvarado Velloso, Adolfo y Meroi, Andrea; “Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe”, ed. Rubinzal Culzoni, Santa Fe 2008, págs. 161/162). 4. Por todo lo expuesto y si mi voto es compartido por mis distinguidos colegas, el recurso de apelación extraordinaria analizado deberá ser declarado procedente y, por tanto, se deberá revocar parcialmente del pronunciamiento en crisis en el apartado segundo de la parte dispositiva y, en su lugar, casar la sentencia imponiendo las costas por la aceptación pretoriana de la declinación de la citación en garantía “en el orden causado” (art. art. 250 del C.P.C.C.). A su turno, las costas por lo actuado en esta instancia se deberán imponer en su totalidad a San Cristóbal S. M. de Seguros Generales (arg. art. 251 del C.P.C.C.). Así voto. El Dr. Saux, expresó, a su vez, iguales razones en parecidos términos y votó, por lo tanto, en igual sentido. A la segunda cuestión, la Dra. De Césaris dijo: Conforme al criterio sustentado al tratar la cuestión anterior, me abstengo de emitir opinión. SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 300 Folio: 110 Tomo: 13 A la tercer cuestión, los Dres. Vargas y Saux manifestaron sucesivamente que, de acuerdo a lo que antecede, cuanto corresponde es: a) declarar procedente el recurso de apelación extraordinaria y, por tanto, revocar parcialmente del pronunciamiento en crisis en el apartado segundo de la parte dispositiva y, en su lugar, casar la sentencia imponiendo las costas por la aceptación pretoriana de la declinación de la citación en garantía “en el orden causado” (art. art. 250 del C.P.C.C.) y b) por lo actuado en esta instancia imponer las costas a San Cristóbal S. M. de Seguros Generales (arg. art. 251 del C.P.C.C.). A la tercer cuestión la Dra. De Césaris dijo: Conforme al criterio sustentado al tratar la cuestión anterior, me abstengo de emitir opinión. Por los fundamentos del acuerdo precedente, la SALA PRIMERA DE LA CAMARA DE APELACION EN LO CIVIL Y COMERCIAL DE SANTA FE, RESUELVE: 1) Declarar procedente el recurso de apelación extraordinaria y, por tanto, revocar parcialmente del pronunciamiento en crisis en el apartado segundo de la parte dispositiva y, en su lugar, casar la sentencia imponiendo las costas por la aceptación pretoriana de la declinación de la citación en garantía “en el orden causado” (art. art. 250 del C.P.C.C.). 2) Por lo actuado en esta instancia imponer las costas a San Cristóbal S. M. de Seguros Generales (arg. art. 251 del C.P.C.C.). 3) Los honorarios de Alzada se liquidarán en la proporción establecida en el artículo 19 de la ley 6.767, modificada por la Ley 12.851, oportunidad en que se correrá vista a la Caja Forense. Insértese, hágase saber, bajen. Concluido el acuerdo, firmaron los Señores Jueces de Cámara por ante mí, que certifico. VARGAS SAUX DE CÉSARIS (En abstención) PENNA (Secretaria)