08-tu.qxd 8 20/10/05 11:41 p.m. Page 1 Trama URBANA Suplemento de Justicia, Seguridad y Policiales del diario Hoy en la Noticia La Plata, viernes 21 de octubre de 2005 ¿De quién La pelea que hizo es Paquito? famoso a un loro La disputa por la tenencia del animal concluyó ayer con el fallo de un juez cordobés. Sobreseyó a la mujer procesada por robarle el plumífero a su ex marido y ordenó que el tema se debata en una mediación. Palabras más, palabras menos, sugirió que la Justicia Penal se dedique a otras cuestiones El divorcio no fue muy traumático; de hecho, la pareja acordó que ninguno le debía nada al otro. Se repartieron los bienes y sólo les quedó por definir la tenencia de sus tres “amores”: los dos hijos y el loro. La disputa no fue por los chicos, ya que el varón se fue con el padre y la nena con la madre, la guerra fue por el animal. Y recién terminó ayer. La ex mujer, imputada de robar el loro en complicidad con su hijita, fue sobreseída. Denuncias cruzadas, un departamento saqueado, una nena que lloraba porque extrañaba el pájaro y hasta un abogado que propuso “que fPRIORIDAD Celeridad para las causas importantes El juez Carlos Lezcano, que sobreseyó a la imputada de robar a Paquito, se inclinó porque las partes resuelvan sus conflictos en un proceso de mediación. “Tenemos que darle mayor celeridad a la tramitación de causas que tienen prioridad de juzgamiento porque hacen a la seguridad social, a las libertades personales y públicas”, sostuvo. el loro eligiera” con quién quería estar, fueron algunos condimentos de una trama que ocurrió en Córdoba pero tuvo repercusión mundial. En julio de 2002, Carina de los Ángeles Navarro se fue a vivir con su hija, entonces de seis años, a un departamento que había comprado cuando convivía con su ex esposo, José Luis Aparicio. Todo iba bien hasta que la nena empezó a decir que extrañaba a “Paquito”, el plumífero que alegraba a la familia con sus ocurrencias y que en el reparto se había quedado con su papá. Parece que en un momento el hombre le dijo que la mascotita estaba muerta, pero como la nena insistía con Paquito, el padre la llevó hasta la casa de unos amigos suyos, donde estaba el famoso loro. Hasta que un buen día desapareció: la nena y su madre se lo llevaron. Aquí empiezan dos historias, según quien la cuente. El ex marido denunció a la mujer por “hurto calificado” del animal, mientras que la acusada sostiene que el loro le fue entregado en forma voluntaria. Los cuidadores del plumífero se pusieron del ado de Aparicio. “La nena quiso agarrar al loro y éste le picoteó una mano y voló. Con la madre empezaron a correrlo por la casa hasta que se metió debajo de la mesa y la mujer le echó un trapo rejilla encima y se lo llevó”, dijo Nélida Martín, la dueña del lugar. Pero la disputa judicial ya se había iniciado. Siguiendo la denuncia del ex marido, la fiscal Jorgelina Gutiez imputó a la mujer por hurto calificado, ya que concurrió a cometer el delito junto a su pequeña hija. Concluida la investigación, decidió elevar la causa a juicio, no sin antes reintegrar el loro a Aparicio, con quien todavía sigue. Navarro iba derechito a sentarse en el banquillo de un juicio oral hasta que, finalmente, un juez dio por cerrado el caso, sobreseyendo a la mujer. Y lo hizo con fuertes críticas a la fiscal. Según la resolución que se conoció ayer, el juez Carlos Rubén Lezcano bregó porque “la Justicia Penal no se vea sometida al desprestigio público por tener que avocarse a la resolución de hechos, en los que a poco de andar, resultan ser más una cuestión de índole civil disfrazada de acción penal con connotaciones familiares”. Además, el juez coincidió con la defensa de la imputada, ya que no se pudo determinar de quién es Paquito, porque tanto la mujer como su ex marido exhibieron facturas de compra que acreditan su propiedad. Ahora, con todos estos antecedentes, el loro irá a “mediación”. Habrá que ver si sus dueños no se despluman por él. fLAS CLAVES La mascota que se murió de tristeza Informe veterinario: “En perfecto estado” “Yo lo pondría al medio y que él elija” Mientras estaban casados, Navarro y Aparicio tenían dos loros chaqueños. Al separarse, el hombre se quedó con Paquito, y la mujer con el otro ejemplar, pero aparentemente murió al tiempo, de tristeza. Y ahí empezó el problema. Navarro llegó a argumentar que Paquito “estaba deprimido”. Un veterinario de la Policía Judicial lo revisó e informó que estaba “en perfecto estado de salud, con ausencia de signos de violencia y en buena condición clínica”. El defensor de Navarro, Benjamín Sonzini Astudillo, señaló que pondría la decisión de la tenencia en manos del loro. “Acá tenemos que recurrir a algo salomónico y (...) yo lo pondría al medio al loro y que él elija”. Otro plumífero que dividió a un pueblo No es la primera vez que la Justicia cordobesa tiene que intervenir para mediar en la tenencia de un loro. Hace 14 años, el hurto de “Perico” dividió al tranquilo pueblito de Sarmiento, a 69 kilómetros de la capital. El 29 de enero de 1990 Ramona Lucía Romero, viuda de Pérez, denunció a su vecino Juan Carlos Reyna por la desaparición de su loro Perico, y el caso se convirtió en un grueso expediente judicial que convocó a especialistas de diversa índole para dilucidarlo. Lo primero que hizo la mujer fue describir al animal: dijo que era grande, de color verde, con plumas pequeñas de color rojo y amarillo en las alas. Eso sí, no era muy hablador, sólo decía “Pedro-Pedro, Papa”, lloraba como los chicos, ladraba como los perros, y también silbaba. El sargento Juan Márquez y el cabo Edgar Cuello fueron los encargados de la pesquisa, y en ellos mucho influyó Don Leopoldo Reyna, un caudillo radical ya fallecido. Cuestión es que este señor movió cielo y tierra para que su vecina recuperara a Perico, desaparecido hacía ya un año. Fueron hasta la casa de Reyna, le sacaron una foto al loro y la compararon con un mural que doña Ramona tenía de Perico, descubriendo que los dos tenían una deformación en un dedo. Concluyeron entonces que era el mismo, y se lo devolvieron a la mujer, aunque este animalito era mucho más verborrágico que el otro. ¿Cómo terminó esta historia? El loro no era Perico, la deformación la tenía en otro dedo, y el plumífero volvió con Reyna, que fue sobreseído. En 1993, un perro se comió al protagonista de la disputa. Caso cerrado.