SISTEMA REGIONAL DE INDICADORES ESTANDARIZADOS DE CONVIVENCIA Y SEGURIDAD CIUDADANA (RG-T1265) Programa de Bienes Públicos Regionales MESA REGIONAL SOBRE CRIMINALIDAD CALI, COLOMBIA AGOSTO 10, 11 Y 12 DE 2009 Medición y Análisis de la Criminalidad en los Países de América Latina Lecciones Aprendidas Autor1: Hugo Frühling H. 1 Este trabajo contó con la valiosa colaboración de la investigadora de CESC Alejandra Mohor B. 1 INTRODUCCIÓN El objetivo de este documento es entregar un panorama general respecto de aquellos aspectos que se deben considerar para la medición y el análisis del delito en América Latina, acompañado de información respecto de la criminalidad en la región. Para esos efectos se entregará información proveniente de diversas fuentes en materia de victimización general, homicidios, hurtos, robos agravados, secuestros extorsivos y cantidad de drogas ilícitas decomisadas en países de América Central y la Región Andina. El documento consta de las siguientes partes: en primer lugar, contiene un marco conceptual y antecedentes que se refieren a los propósitos del Proyecto sobre la construcción de un Sistema Regional de Indicadores Estandarizados de Convivencia y Seguridad Ciudadana. Esta primera sección alude a la literatura especializada sobre el tema y la importancia que atribuye a la construcción de indicadores estandarizados y comparables para los efectos de generar políticas de seguridad pública. A continuación se examinarán los problemas que afectan en términos generales a la producción de estadísticas comparables en materia de criminalidad. La segunda sección ilustra dichos problemas y entrega una descripción estadística de carácter breve respecto del crimen en América Latina. En ella se examinarán las fuentes efectivamente comparables al respecto y los problemas propios de la definición legal de los delitos y de compatibilidad de la información que afectan esa comparabilidad. Finalmente, se resumirán algunas de las conclusiones que pueden extraerse del análisis realizado, y se proponen cursos de acción al respecto. MARCO CONCEPTUAL Y ANTECEDENTES La construcción de indicadores estandarizados en materia de convivencia y seguridad ciudadana permitiría contar con información veraz, oportuna y comparable proveniente de los países comprendidos en este Proyecto2. Estos informes son punto de partida para la realización de estudios y el seguimiento respecto de las políticas públicas que se han de aplicar en esta materia. Los objetivos de los estudios comparativos son en general: Contabilizar tasas de delitos conocidos por las autoridades y registrados por éstas, evaluar la incidencia y prevalencia del crimen y temor en diferentes sociedades, para establecer dónde son mayores (o menores) 3, identificar las variables que estarían asociadas con los diversos niveles de incidencia o prevalencia y deducir lecciones útiles para la política pública; conocer la efectividad y legitimidad de los sistemas de control y de enjuiciamiento criminal – con respecto a las de otros sistemas. 2 Estos países son Colombia, Ecuador, Honduras, Perú, República Dominicana y Uruguay. Por ejemplo, los datos obtenidos de las encuestas de victimización se presentan regularmente con los conceptos de incidencia y prevalencia. Incidencia se refiere al número de incidentes delictuales a los que el encuestado fue expuesto, en tanto que prevalencia alude a la proporción de personas que sufrieron victimización delictiva. 3 2 Tipos de análisis más frecuentes: 1.- El análisis basado en información numérica sobre delincuencia analizada por los sistemas oficiales de estadística. Éstos registran los delitos conocidos por las autoridades, ya sea por la acción de la propia policía, o como producto de denuncias que realizan las víctimas. Si la información es confiable, puede ser útil para conocer la evolución de la criminalidad en el país o área jurisdiccional respectiva y para obtener datos y evaluar el funcionamiento de los organismos de control. 2.-El análisis de la victimización como la percepción de inseguridad buscan identificar las variables explicativas que se correlacionarían más probablemente con la condición de víctima y con el sentido de temor. Esto permite diseñar y aplicar políticas públicas pertinentes con mayor probabilidad de eficacia. 3.- Los trabajos de evaluación de los organismos públicos de control de la delincuencia y justicia criminal incluyen estudios basados en encuestas de percepción de los ciudadanos acerca de la policía4, en análisis de brecha (gap analysis), análisis de tendencia basados en estadísticas del sistema de justicia criminal y paneles de expertos que evalúan el funcionamiento de los sistemas de control del delito y de enjuiciamiento criminal. Estos análisis requieren información comparable sobre los rubros señalados. Ello hace necesaria la comparabilidad de los datos producidos por los órganos de control formal, del sistema de justicia penal y de las fuentes alternativas, como las encuestas. Los Estudios Comparados El resultado de los estudios comparados constituye un aporte al agregar conocimiento válido sobre un fenómeno social que ocurre en diversas comunidades, como también – y quizás fundamentalmente – para el análisis de políticas públicas (ciencia social aplicada). El análisis comparado permite, por ejemplo, identificar la posición relativa de los países sometidos a comparación, es decir, en cuál de ellos la delincuencia es mayor (o menor), en general; respecto de tipos delictivos particulares o de modalidades en el uso de la violencia (uso de armas, por ejemplo). Al identificar características similares en el comportamiento delictual de un conjunto de países (según la prevalencia de ciertos delitos, su forma de manifestarse, u otros descriptores), los análisis comparados permiten también identificar tipos de diseños de política pública específicas en seguridad ciudadana, que probablemente podrían ser más efectivos en reducir la prevalencia de la criminalidad. Para que lo anterior sea posible, es fundamental que los análisis comparados alcancen ciertas capacidades. Ellas se describen a continuación (Archer y Gartner5): (i) contar con un número suficiente de casos que permita por una parte la generalización de los hallazgos; y por otra, realizar comparaciones controladas, esto es, aplicar diseños robustos de investigación, como comparaciones cuasi–experimentales o una estrategia de comparación de casos más similares o casos más distintos; 4 Frühling Hugo (2007) “Police Legitimacy in Chile”. In Legitimacy and Criminal Justice. International Perspectives. Tom R. Tyler editor. New York,Rusell Sage Foundation, pgs.115- 145. 5 Archer, Dane y Rosemary Gartner (1984), Violence and Crime in Cross National Perspective. New Haven: Yale University Press. 3 (ii) (iii) identificar las variables intervinientes y mediadoras en la ocurrencia de los fenómenos en estudio a fin de poder establecer inferencias causales, es decir, identificar si hay una relación temporal entre la variación en los indicadores de crimen y la variación en variables que podrían ser el antecedente de los cambios en los índices de crimen y temor; y, reducir la incertidumbre metodológica, para lo cual se deben disponer datos suficientes, válidos, comparables y relevantes que permitan efectuar análisis para derivar explicaciones plausibles sobre las variaciones en la prevalencia de la delincuencia y de la inseguridad. Todo análisis comparado requerirá en primer lugar que se utilicen definiciones de los delitos que permitan establecer la correspondencia entre los delitos ocurridos en los diversos países e incluidos en los registros y estadísticas. Por otro lado, se debe considerar la necesidad de sistematizar y hacer congruente la información disponible al interior del país y entre países. Esos desafíos metodológicos se encuentran en el centro del Proyecto que se desarrolla en la actualidad. Antes de abordarlos con mayor detalle, se hará una breve referencia a las fuentes de información que se emplean de modo habitual para realizar el seguimiento y la evaluación de las políticas de seguridad ciudadana. Fuentes de Información La información que se relaciona con la delincuencia, normalmente se recoge a través de los sistemas oficiales de estadística sobre criminalidad, como los registros de delitos informados al sistema de justicia y de detenciones realizadas, que mantienen de manera principal las policías; las estadísticas que tienen que ver con características demográficas de víctimas e imputados que recopila el sistema de justicia penal y el penitenciario; las referentes a las actuaciones policiales, del Ministerio Público y la Justicia; y fuentes alternativas como las encuestas de victimización y percepción, estadísticas del sistema de salud - por lesiones y violencia,- e información sobre muertes violentas. Bergman6 identifica tres fuentes típicas de datos sobre crimen: primero, los datos oficiales recopilados por agencias públicas como la policía, el sistema de justicia penal, el sistema médico penal o las instituciones forenses y los hospitales; segundo, las encuestas de victimización, las encuestas a reclusos y similares; y, tercero, los datos cualitativos que incluyen observaciones de los investigadores, entrevistas y similares. a) Datos institucionales En términos generales, los datos oficiales, consideran información cuantitativa que da cuenta de hechos conocidos por un sistema institucional – policial, de justicia penal, o de salud, fundamentalmente –, así como la evolución en su tratamiento por parte del sistema institucional. Reportes o denuncias: se trata de aquellos hechos delictivos que el sistema de control formal conoce y registra, principalmente a través de la información entregada por las víctimas. Los registros los efectúan generalmente la policía y las fiscalías, y se suelen agregar y procesar centralizadamente por el Ministerio del Interior (o su equivalente) y/o el Ministerio Público, que suministra de este modo indicadores únicos. 6 Bergman, Marcelo (2006), “Crime and Citizen Security in Latin America: the Challenges for New Scholarship”, en Latin America Research Review, Vol. 41, Nº 2, June 2006; pp. 213 – 227. Austin, Texas: The University of Texas Press. 4 Causas o casos ingresados al sistema de enjuiciamiento criminal (investigaciones iniciadas). La principal fuente de información suele ser el Ministerio Público, aunque también lo son la Defensoría Penal Pública y el Poder Judicial, que cuentan con información sobre el funcionamiento del sistema judicial, donde se refleja la actividad de los tribunales y el destino de las causas iniciadas o pendientes dentro de sus respectivos ámbitos de competencia. Los datos oficiales, si constituyen sistemas de registro continuos (institucionales) suelen ser mejor fuente de información que las encuestas de victimización. Principalmente, porque todos los países disponen de ellos y porque este registro es constante7. Sin embargo, estas ventajas no deben hacer olvidar que estos registros sólo consideran los delitos denunciados y registrados por la Policía o Fiscalía respectivas y que existe una cifra negra de delitos no registrados o denunciados, que puede modificarse en el tiempo. Asimismo, puede ser distinta en diversas áreas del país y diferir entre países. Un segundo aspecto por considerar se refiere a los casos que ingresan al sistema de enjuiciamiento, es decir, que son investigados. No todos los delitos que se informan a las autoridades competentes llegarán a este nivel. Particularmente en los sistemas reformados de justicia (sistemas adversariales), donde el fiscal cuenta con una serie de facultades que le permiten desestimar un caso o archivarlo en forma provisional. b) Encuestas de victimización Las encuestas de victimización y percepción de inseguridad, suelen indagar centralmente en esos dos aspectos (victimización y temor). Su principal ventaja consiste en que si se aplican a una muestra representativa de la población, permiten generalizar los hallazgos a la población total, pues entregan cifras bastante certeras sobre los delitos efectivos cometidos, en general y por tipo delictivo, características del hecho delictual y otras informaciones relevantes. Esta información se puede analizar en función del perfil de la víctima, sus hábitos, etc. Su principal desventaja, en el ámbito de los estudios comparados, es su utilización regional porque pocos países las han incorporado de manera sistemática, y no necesariamente con criterios de representatividad nacional. Las encuestas internacionales recurrentemente usadas en los trabajos comparativos sobre América Latina son la “International Crime Victims Survey”8 (ICVS), producida por el Instituto de Investigaciones Interregionales sobre Crimen y Justicia (UNICRI), y el Latinobarómetro9, realizado por la Corporación del mismo nombre. 7 “Revisión Internacional sobre Estadísticas e Instrumentos para medir la Delincuencia y la Inseguridad”, FLACSO CHILE, Santiago, 2008. 8 La ICVS es una encuesta telefónica, al azar, y en áreas de baja cobertura telefónica el cuestionario se administró en la modalidad cara a cara, con una muestra que varía entre 1.000 y 2.000 casos tomados de áreas urbanas de 71 países donde se aplicó. En algunos países se agregaron 200 casos de áreas rurales e, incluso, en otros se aplicó una encuesta nacional. 9 El Latinobarómetro es una encuesta que se aplica anualmente, desde 1995, a alrededor de 19.000 personas en 18 países de América Latina y que incorpora, entre otras categorías, preguntas sobre delincuencia en el país. 5 Aspectos para tener en cuenta al efectuar evaluaciones comparadas Aunque todas las fuentes citadas se utilizan para hacer análisis comparados, es necesario tomar precauciones metodológicas antes de su empleo. Por un lado, en el caso de las estadísticas oficiales, resulta necesario sistematizar y hacer compatible –o congruente- la información que existe al interior del país. El hecho que la información tenga diversas fuentes internas y que se mantengan con independencia entre sí, o bien, se haya decidido su centralización, debería ser materia de examen10. Una vez resuelto el problema anterior, es necesario poner especial atención a la utilización de conceptos y definiciones que permitan establecer la correspondencia o no de los delitos incluidos en los registros y en las estadísticas. Así, los análisis comparativos deben hacerse cargo de las diferencias no sólo en la gestión de la información y en los entes responsables de relevarla, sino que tienen que salvar adecuadamente las diferencias entre sistemas penales que puedan suponer ciertas incompatibilidades entre categorías y definiciones. Por su parte Westfelt y Estrada11 señalan que la comparabilidad de los sistemas oficiales está afectada por dos problemas: el problema de continuidad, que corresponde a las dificultades de comparar series estadísticas a través del tiempo; y el problema de congruencia, referido a las diferencias en la definición de conductas delictivas y en los sistemas de recolección de datos. Adicionalmente, tres factores incidirían en los problemas mencionados: condiciones estadísticas, condiciones legales y condiciones del mundo real. La combinación de los problemas señalados con los factores mencionados da origen a la “Matriz de problemas metodológicos y factores que afectan la producción de estadísticas sobre crimen” (Tabla 1). Tabla 1. Matriz de problemas metodológicos y factores que afectan la producción de estadísticas oficiales sobre delitos. Problema de Continuidad Problema de Congruencia Condiciones Cambios (de forma) en las leyes, Diferencias (de forma) entre países en Legales procesos legales y prácticas a las leyes, procesos legales y través del tiempo. diferencias (informales) en su aplicación y prácticas. Condiciones Estadísticas Cambios en las reglas (formales) de recolección y producción de estadísticas y aplicación (informal) de esas reglas a través del tiempo. Diferencias entre países sobre las reglas (formales) de recolección y producción de estadísticas y aplicación (informal) de esas reglas. Condiciones del Mundo Real Cambios en la propensión a cometer delitos, la estructura de oportunidades, probabilidad de detección, propensión a denunciar y similares. Diferencias entre países en la propensión a cometer delitos, la estructura de oportunidades, probabilidad de detección, propensión a denunciar y similares. Fuente: Westfelt y Estrada (2005), p. 5. Para superar estas dificultades, resultará fundamental, en primer lugar recurrir a categorías generales aceptadas como equivalentes en un sistema – o tradición – u otro, y entre distintos códigos penales y legislaciones complementarias. En segundo, 10 Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana, “Análisis Internacional sobre Estadísticas e Instrumentos para Medir la Delincuencia y la Inseguridad y Comparabilidad con la Información Generada en Chile”, sin publicar. 11 Westfelt, Lars y Felipe Estrada (2005), “International Crime Trends: sources of comparative crime data and post – war trends in Western Europe”, en I. Sheptycki y Wardak, J. (eds), “Transnational and Comparative Criminology in a Global Context”. London: Cavendish Publishing. 6 estandarizar también las condiciones estadísticas, en función de aquello que existe en cada país y que se requiere para el análisis. UNA MIRADA AL DELITO EN AMÉRICA LATINA Existen sólo dos fuentes comparables de criminalidad en América Latina. La primera corresponde a la encuesta Latinobarómetro, que incluye, entre otras, preguntas referidas a percepciones sobre la importancia de la delincuencia en el país y sobre experiencias de victimización. Tabla 2: País Argentina Descriptores de la prevalencia subjetiva y objetiva de la delincuencia en América Latina Delincuencia como problema más importante del país (%) 2007 2008 Ha sido víctima de un delito (personal o familiar) (%) 2007 2008 25 21 47 39 Bolivia 2 1 42 33 Brasil 17 8 42 40 Chile 30 15 40 31 6 10 34 29 18 22 32 33 7 10 38 33 El Salvador 32 19 41 36 Guatemala 38 24 33 31 Honduras 22 22 44 36 México 13 33 39 42 2 1 28 28 Panamá 19 24 14 12 Paraguay 12 16 41 30 5 4 43 37 11 12 27 25 7 19 35 28 46 57 49 53 17,3 17,7 37,2 33,1 Colombia Costa Rica Ecuador Nicaragua Perú Rep. Dominicana Uruguay Venezuela América Latina Fuente: Latinobarómetro 2007 y 2008 Es importante hacer notar que la información provista por esta encuesta es de alto valor para el análisis comparado, pues nos brinda un panorama general para 18 países de la región. También, permite saber cuál es la importancia que la inseguridad ciudadana tiene, según la percepción de los habitantes de la región. Así por ejemplo, es evidente que en Perú tiene menos relevancia como problema prioritario, de la que tiene en Honduras. Por otra parte, en lo referente a la victimización general, permite agrupar a los países según si están sobre o bajo la media regional, y tener así una radiografía de los niveles de criminalidad de la región. Sin embargo, estos datos presentan grandes limitaciones. Es fundamental recordar que la encuesta no constituye una encuesta de victimización, cuyo objetivo principal es indagar sobre aspectos asociados con la criminalidad y el temor, sino un estudio 7 mucho más amplio que abarca diversos aspectos del quehacer social. Por esta razón nos encontramos, por ejemplo con que la pregunta referida a la victimización, indaga por la experiencia personal del encuestado o por la de alguien perteneciente a su familia. Esta pregunta difiere de la que normalmente se hace en las encuestas de victimización, en las que se pregunta por la experiencia personal del encuestado o de alguien de su hogar. En los términos de la pregunta se introduce un elemento de confusión, pues resulta flexible determinar quién pertenece a la familia. Además, la forma tan general de la pregunta, y la ausencia de otras complementarias, no permiten distinguir la prevalencia de tipos delictuales específicos que faciliten una compresión cabal del fenómeno de la delincuencia en la región y en los países analizados. La mayor parte de los trabajos comparados sobre delitos utilizan también el homicidio como indicador central. Las razones para ello son conocidas: el homicidio es el tipo de delito más grave, y se supone que refleja de manera adecuada el nivel de violencia existente en una sociedad. En segundo lugar, el homicidio trae consigo la intervención de la policía, pero también la de otros organismos oficiales del sector salud, lo que unido a la dificultad para disponer de los cuerpos puede contribuir a tener información estadística más confiable. Una tercera razón, de índole metodológica, es la inequívoca definición del tipo penal y su accesibilidad, particularmente gracias a la sistematización de la información que realiza la Organización Mundial de la Salud. Tabla 3: Homicidios en países de América Latina. Tasa cada 100 mil habitantes 2004 Argentina 5,8 Bolivia s/i Brasil 26,2 Chile 5,3 Colombia 50,3 Costa Rica 6,1 Ecuador 17,9 El Salvador 39,8 Guatemala 49,0 Honduras s/i México 8,9 Nicaragua 9,9 Panamá 10,1 Paraguay 13,2 Perú s/i Rep. Dominicana 5,3 Uruguay 2,6 Venezuela 28,0 América Latina 21,8 12 Fuente: Elaboración propia con datos de la OMS . 2005 5,2 s/i s/i 5,8 41,9 13,9 18,4 49,2 s/i s/i 16,8 10,5 s/i s/i s/i s/i s/i 28,4 22,4 La información que entrega la OMS a este respecto es de alta rigurosidad y se utiliza con frecuencia en el ámbito académico (FLACSO 2008). Sin embargo, los niveles de homicidio difícilmente pueden predecir el nivel de violencia general en una sociedad, dadas sus particularidades. Las dos tablas anteriores sugieren esa conclusión, ya que 12 Disponibles por país y año en: http://apps.who.int/whosis/database/mort/table1.cfm 8 países con alta prevalencia delictual como Chile, tienen sin embargo bajos niveles de homicidios. Esta conclusión ya había sido adelantada por Franklin E. Zimring y Gordon Hawkins al comparar los niveles delictuales de Estados Unidos con los de otros países de niveles de desarrollo similares. Mientras Estados Unidos poseía niveles mucho más elevados de homicidios, respecto de otros delitos se comportaba de manera muy similar a los demás países con los que se le comparaba13. Información disponible respecto de hurto simple, robo agravado, secuestro extorsivo y drogas ilegales decomisadas en América Central y la Región Andina. Como lo manifestamos con anterioridad, el primer punto de partida de toda comparación estadística es la determinación de una definición conceptual compartida por todas las unidades incluidas en la comparación, respecto del hecho delictivo respectivo. 1.- Hurto simple = Apropiación sin violencia. De los cuatro tipos considerados como indicadores regionales, éste tiende a presentar menos problemas. En efecto, el concepto se refiere a la apropiación de cosa mueble ajena sin utilización de fuerza en contra de las cosas ni violencia en contra de las personas. Sin embargo, la acepción del hurto en República Dominicana es diferente, ya que la figura genérica de la apropiación indebida de bienes muebles se denomina robo según el artículo 379 del Código Penal. 2.- Robo agravado = Apropiación con Violencia. El robo agravado se denomina hurto calificado en la legislación penal colombiana (artículo 240 del Código Penal colombiano), y comprende al robo con uso de la violencia en contra de las personas o sobre las cosas. Esta tipificación es seguida por el artículo 550 del Código Penal de Ecuador que se refiere también a la apropiación de objeto ajeno que ocurre tanto en la hipótesis de que se provoque violencia en contra de las personas, como violencia en contra de las cosas, pero la denomina robo y por el artículo 217 del Código Penal de Honduras. No ocurre lo mismo con la legislación peruana y uruguaya. Así, en el caso de Perú el uso de fuerza en las cosas se tipifica como hurto agravado, mientras que el robo, definido en el artículo 188 del Código Penal se refiere al apoderamiento de un bien mediante violencia o amenaza. En el caso uruguayo el artículo 344 del Código Penal se refiere a la rapiña, que incluye en el tipo sólo el uso de la violencia sobre las personas. 3.-Secuestro extorsivo = Privación de libertad condicionada. En esta materia, el indicador define al delito como la privación de libertad de una persona para obtener de ella, o de un tercero, dinero, bienes, títulos o documentos en retribución por su libertad. Se sigue de cerca el concepto establecido por el Código Penal uruguayo en su artículo 346 y por el artículo 192 del Código Penal de Honduras. Distinta es la tipificación que realiza el Código Penal de Perú. Éste define el delito de secuestro, como la privación de libertad ilegítima de una persona cualquiera sea el motivo, “el propósito, la modalidad o circunstancia o tiempo que el agraviado sufra la privación o restricción de su libertad” (artículo 152 del Código Penal). Este análisis de los tipos legales vigentes en cada uno de los países es un primer paso que debe llevar a definir conceptualmente el indicador respectivo. Demuestra la 13 Zimring Franklin E. and Hawkins Gordon (1997). Crime is not the Problem. Lethal Violence in America New York, Oxford University Press, 34-50. 9 necesidad de estandarizar las definiciones respectivas. Esto debe hacerse en términos inclusivos, sin dejar afuera elementos de la tipificación de cada país, pero a la vez debe definir de manera precisa e inequívoca la categoría delictual en cuestión. La revisión de la información disponible en cada país a través de la Internet, para los cuatro delitos referidos, nos entrega un panorama heterogéneo respecto de la ocurrencia de esos hechos delictuales y de la manera de registrarlos y darlos a conocer. Respecto de la apropiación de bienes con y sin violencia (robo agravado y hurto), los datos encontrados se refieren a los delitos que son conocidos por los órganos de control, sean estos la policía nacional, preventiva o judicial. Sin embargo, la información es ofrecida al público general por organismos diversos14. Por otra parte, la periodicidad y actualización de la información difiere de un país a otro, en particular respecto del último año con información oficial disponible. A continuación se detallan las fuentes y año al que corresponden los datos más actuales: Colombia: Crime Report 2005 – Dirección de Investigación Criminal de la Policía Nacional de Colombia. En: www.pnc.gov.co. Los datos corresponden al año 2005. Ecuador: Estadísticas de delitos enero – diciembre 2008. Unidad de Ejecución especializada del Plan de Seguridad Ciudadana. En: http://www.seguridadciudadana.gov.ec/. Los datos corresponden al año Honduras: Boletín enero – diciembre 2008. Observatorio de la Violencia. Instituto Universitario de Democracia, Paz y Seguridad – UNAH. Los datos Perú: denuncias por comisión de delitos registrados por la Policía Nacional del Perú. DIRTEPOL. Los datos corresponden al año 2007. Uruguay: Panorama de la violencia, la criminalidad y la inseguridad en Uruguay. Datos, tendencias y perspectivas. Ministerio del Interior – PNUD. 2008. Los datos corresponden al año 2007. 2008. corresponden al año 2008. En general los datos obtenidos se expresan como valores absolutos (total de hechos registrados) y/o como tasas sobre 100 mil habitantes. Para los efectos de obtener comparabilidad en este breve análisis, todos los datos se transformaron a tasas por cada 100 mil habitantes. Existen diferencias en la tipificación que se utiliza en cada país. Ninguno de los informes consultados definen teórica ni operativamente los tipos delictuales cuyos datos son presentados. El informe sobre Colombia denomina a todos los delitos referidos a la apropiación de un bien, sea ésta con o sin violencia, como hurto15; el de Ecuador se refiere a robos, respecto de domicilios, y a robos/asaltos, respecto de personas y vehículos, lo que hace deducible que con „asalto‟ puede estarse aludiendo al robo agravado; para Honduras, en tanto, el informe utiliza en general el término robo, salvo al referirse al hurto/robo a personas16. En el caso de la información hallada 14 La búsqueda de la información se realizó mediante Internet, por tanto aquí nos referiremos a aquella que está disponible a todo usuario a través de este medio. 15 La fuente de información utilizada se encuentra disponible en idioma inglés, de manera que el término exacto utilizado es Theft. 16 Cabe notar que el concepto descriptivo de los datos en dicho informe, se refiere a „hurtos a empresas‟, pese a que en la tabla de datos se denomina robo. Esto introduce aún mayor confusión sobre el tipo de delito cuyos datos se exhiben. 10 para Perú y Uruguay, si bien no es explícito, la clasificación de los delitos se atiene, o parece atenerse, a la tipificación legal revisada páginas atrás, donde el hurto indica falta de violencia en contra de las personas17; mientras que para denotar presencia de violencia, se denomina robo en el caso de Perú y rapiña en el caso de Uruguay. Respecto de República Dominicana no fue posible ubicar información. Los datos encontrados suelen estar agrupados en categorías que corresponden a las diversas circunstancias en las que ocurre el delito, en particular donde ocurre la sustracción del bien o a quien afecta. Así, se observa en Ecuador, Colombia y Honduras que los datos son reúnen en torno a si el robo o hurto afectó a las personas, al comercio, a los vehículos o al domicilio. Las tasas encontradas demuestran diferencias significativas. Respecto del hurto/robo personal, Colombia y Ecuador muestran tasas bastante similares, 89.5 y 91.2, por cien mil habitantes respectivamente; mientras que Honduras, una muy inferior (3.5). Respecto de hurtos/robos que afectan a vehículos, hay diferencias aún más marcadas: Colombia (41.2) y Ecuador (5.3). Quizá esto podría explicarse porque en el caso de Colombia podría incluirse tanto robo de los vehículos, de partes y piezas de ellos o de objetos al interior de estos. Respecto de Honduras, la información disponible distingue además sub-categorías: a vehículos (15.5), a vehículos repartidores (1.39), a autobuses (0.08). En Perú y Uruguay, en tanto, el registro se presenta respecto de los tipos legales. Sin embargo, la diferencia de tasas es abismante: Perú contabiliza 160.26 hurtos cada 100 mil habitantes, mientras que Uruguay registra 3114.5. Esta diferencia se mantiene, aunque menor, respecto del robo/rapiña, que registra una tasa de 147.43 por cien mil habitantes en Perú y 276 en Uruguay. En materia del secuestro extorsivo, se logró pesquisar información para Colombia, Perú, Honduras y República Dominicana. Las fuentes son las mismas antes descritas, a la que se agrega la de este último país: Estadísticas provistas por el Ministerio Público, disponibles en www.procuraduria.gov.do. Honduras y República Dominicana dan cuenta de las mismas tasas (0.2), pero son significativamente más altas en Perú (5.5). Colombia en tanto informa en dos categorías: secuestro personal (1.74 cada 100 mil hab.) y masivo (0.06 casos cada 100 mil hab.). La información referente a Drogas Ilícitas Incautadas, se consultó en una única fuente, se trata del World Drug Report 2009 (ONUDD), que entrega los datos del año 2007 para todos los países incluidos en el análisis. Sólo Honduras No Reporta incautaciones para ninguno de los tipos de drogas considerados. Las cifras de drogas incautadas se resumen a continuación: Cocaína: Colombia Perú Rep. Dominicana Honduras Uruguay Ecuador Base y clorhidrato 195.435,188 kg 14.379,000 kg 3.988,900 kg n/r 767,808 kg 25.303,262 kg Hoja 1.094.690,054 kg 9.844,480 kg 1,917 kg 130.000 u 17 Vale notar que ambas legislaciones consideran como circunstancia agravante del hurto el que éste se produjese ingresando a un domicilio (con allanamiento). 11 Marihuana: Colombia Perú Rep. Dominicana Honduras Uruguay Ecuador Hierba 183.203,059 kg 1.160,721 kg 734,003 kg Resina 1.819,436 kg 848,774 kg Planta 0,029 kg 3150 u 0,002 kg Otras: Colombia Perú Rep. Dominicana Honduras Uruguay Ecuador Opio 133,010 kg 126,398 kg Heroína 527,001 kg 0,038 kg 53,700 kg 180,835 kg Éxtasis 7.728 u 179 u LSD Crack 64 u 15,175 kg 23474 u 0,165 kg 3u Si bien por tratarse de una única fuente de información, no existen diferencias en la clasificación de los datos, es importante hacer notar la ausencia de información para algunos de ellos. Así por ejemplo, llama la atención que sólo República Dominicana informe decomiso de plantas de marihuana, que por tratarse de una sustancia de „uso común‟, sería esperable que se cultive ilegalmente en todos los países. Otra observación que surge, tiene que ver con las unidades de medida utilizadas. En lo referente al decomiso de hojas de cocaína, no es posible establecer, con base en estos datos, la posición relativa de Ecuador, porque es el único país que comunica los datos en términos de unidades. Justamente lo contrario ocurre respecto del éxtasis, cuyo decomiso se informa en unidades, salvo por Ecuador, donde se expresa en kilogramos. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Tanto la literatura especializada como la experiencia concreta, son categóricas en resaltar el valor de los análisis comparados. Los ámbitos relativos a la seguridad ciudadana no quedan fuera de esa generalización. Por el contrario, siendo un ámbito de estudio relativamente reciente, en comparación con otros como la pobreza, la posibilidad de rescatar aprendizajes de países con similares características, y así orientar mejor la política pública, no es sólo valiosa sino necesaria. Los datos disponibles sobre delitos registrados por los sistemas de control formal de cada país, nos ofrecen información útil, pero que enfrenta serias limitaciones para el análisis comparado. Respecto a los datos antes presentados, por ejemplo, ¿es plausible que la tasa de hurtos de Uruguay sea 20 veces mayor que su homóloga en Perú? ¿Es efectivo afirmar, a partir de los datos de incautaciones de hierba de marihuana, que en Colombia se comercializa 100 veces más de esta droga que en Perú? Para poder responder a estas preguntas, es fundamental reducir la incertidumbre metodológica en torno a los datos utilizados. Son diversos los resguardos metodológicos que se deben considerar para llegar a contar con series de datos susceptibles de ser comparados. Para los países de América Latina, este desafío implica iniciar un debate que permita llegar a consensos sobre la definición de los delitos o los indicadores respectivos. 12 Se requiere también estandarizar las „condiciones estadísticas‟, en particular respecto de los sistemas de registros de delitos. Aquí entonces cabe preguntarse sobre cuál es el dato más apropiado para ser utilizado: los registros de los delitos cometidos que son conocidos por el sistema de control formal o la proporción de los que pasan al sistema de enjuiciamiento criminal como investigaciones iniciadas. En atención a las experiencias de estudios comparativos analizados, y a las ventajas y desventajas que se desprenden de cada uno de ellos, parece más recomendable utilizar los primeros. La razón fundamental es despejar la mayor cantidad de variables intervinientes posible, en este caso, las que dicen relación con el uso de las facultades de los fiscales para no iniciar una investigación, más asociadas al funcionamiento del sistema de enjuiciamiento criminal que a la comisión de los delitos. Si ha de optarse por trabajar los análisis en función de los registros de delitos cometidos, el siguiente paso será procurar estándares para colectar la información que se asocia con cada uno de ellos. Para estos efectos, es necesario preguntarse qué es relevante conocer de cada delito, qué información podrá describir las características principales de cada uno. La revisión de la información actualmente disponible, puede aportar luces respecto de resguardos concretos que se deben considerar. Un ejemplo de ello se refiere a la unidad de medida para registras la droga incautada. Aun cuando parezca evidente, los datos antes revisados nos muestran que una misma sustancia se puede registrar en kilogramos (kg) y en unidades (u). Es fundamental entonces, definir cuál es la unidad de medida más adecuada. Hecho esto, es decir, acordados los protocolos para recopilar la información, se deberán revisar y adecuar, en lo que resulte necesario, los sistemas de registro utilizados en cada país. Lo anterior a fin de garantizar que la información se levante de manera oficial y con idénticos criterios, por todas las instituciones facultadas para hacerlo, y al interior de cada una, por todos sus funcionarios. 13