LA PRESCRIPCIÓN PENAL NO INFLUYE EN LA

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LA PRESCRIPCIÓN PENAL NO INFLUYE
EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL
Por el Lic. Jorge Lerín Valenzuela
Profesor en la Escuela Libre de Derecho de Puebla, A.C.
Los presentes apuntamientos tienen como objetivo central,
emitir una serie de reflexiones sobre la figura jurídica de la
prescripción penal y su repercusión en la responsabilidad civil
proveniente de delito o responsabilidad objetiva, en la Legislación
Poblana.
Es potestad soberana del Estado, el reprimir los delitos,
castigando al responsable con pena corporal o alternativa, valiéndose de la facultad concedida, por mandato constitucional, al
Ministerio Público a quien compete la práctica de diligencias
necesarias para la comprobación del cuerpo del delito y la probable
responsabilidad de su autor, y optar por el ejercicio o abstención
de la acción penal y en su oportunidad la acusación fincada en su
pliego acusatorio, por la cual solicita al órgano jurisdiccional, o sea
al Juez competente, dicte sentencia definitiva que concretice el
estudio de que se surten los elementos del cuerpo del delito, la
plena responsabilidad penal del acusado y el castigo a que se hace
acreedor el responsable, por transgresión a las Leyes de Defensa
Social, con la imposición de una pena privativa de libertad o pena
alternativa, y condena al pago de reparación del daño como pena
pública, o absolución en su caso.
Sin embargo, el transcurso del tiempo, debilita su potestad
punitiva, mediante la institución jurídica de la prescripción penal,
que impide al Estado ejercer la acción punitiva, destruyendo la ya
iniciada o bien la inejecución de las sanciones.
Podemos afirmar categóricamente que lo que desaparece al
operar la prescripción penal, no es el delito, sino el derecho del
Estado para perseguirlo o ejecutar la pena impuesta; por ello se ha
considerado forma de extinción de la acción penal o de la pena
corporal, por el transcurso del tiempo y los requisitos que expresa
la ley.
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En términos generales la prescripción de la acción penal
extingue la potestad represiva, con anterioridad al momento de
concretarse su ejercicio por el Ministerio Público, a través de la
consignación del probable responsable con detenido o sin detenido, pidiendo se dicte orden de aprehensión, o en su pliego
conclusiones acusatorias, que se concretizan en la solicitud de la
sanción al responsable del delito con pena corporal o alternativa,
y condena a multa y reparación de daño a favor del ofendido o
víctima del delito.
De tal manera que el Juez oficiosamente, antes de dictar
orden de aprehensión o auto de formal prisión, debe asegurar que
la acción penal no esté prescrita, y en su caso determinar que
opera a favor del inculpado, causa de extinción de la acción
persecutoria, acatando el contenido del artículo 211 fracción IV,
del Código de Procedimientos en Materia de Defensa Social del
Estado, cuyo texto expresa:
“IV.-Que no concurra en favor del indiciado alguna causa
excluyente de responsabilidad o que extinga la acción persecutoria”.
La prescripción penal tiene carácter personal, esto es, corre,
se suspende o se interrumpe separadamente para cada uno de los
copartícipes del delito, por supuesto cuando existen varios sujetos.
La prescripción comienza a correr a partir del momento en
que el delito ha sido cometido, cuando se trate de delito instantáneo, si su consumación se agota en el mismo momento, o a partir
de que cesa el mismo, si el delito es permanente o continuo, por
tiempo indeterminado y, desde el día en que se hubiere realizado
el último acto de ejecución, si se tratare de delito continuado, es
decir, por la repetición de varias conductas similares, procedentes
de idéntica resolución del sujeto y con violación del mismo
precepto legal, o sea, que lo que prescribe es la acción penal, o
derecho estatal al ejercicio de la acción persecutoria.
Luego es importante distinguir los llamados delitos que se
persiguen de oficio, o a petición de parte ofendida, pues sabemos
que el Ministerio Público como órgano persecutor e investigador
de los delitos y sus responsables, actúa de inmediato al tener
conocimiento o noticias del hecho delictuoso a través de la
denuncia, aperturando averiguación previa llevando adelante las
diligencias, investigación para hacer efectiva la persecución del
delito, y detención del o los responsables que hubiesen tomado
parte en su concepción, preparación o ejecución, los que indujeron
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a cometerlo, por concierto previo presten auxilio o cooperación de
cualquier especie, aun en la etapa posterior a la ejecución.
En los delitos que se persiguen a petición de parte, es decir,
de querella de parte ofendida, depende de la instancia previa del
ofendido, haciendo del conocimiento la consumación del delito
ante el Ministerio Público.
Debemos precisar, lo establecido por los artículos 129 y 130
del Código de Defensa Social del Estado, para que opere el
fenómeno jurídico de la prescripción de la acción penal en delitos
que se persiguen de oficio, comienza a generarse bajo el amparo
de la Ley vigente, tomando como base la unidad de tiempo, en
relación a la pena corporal correspondiente con respecto al delito
básico, concreto o particular cometido por el infractor y aquellos
que admiten ciertas formas de atenuación o agravación, iniciando
a correr a partir del día en que se cometió el delito si fuere
consumado; o del momento en que se realizó la última conducta,
si el delito fuera continuado; desde que cesó la consumación del
delito, si este es permanente; y desde el último acto de ejecución,
si se tratara de tentativa, cuando ha transcurrido un plazo igual al
de la sanción corporal mayor que corresponda al delito, pero no
será menor de tres años.
El artículo 134 del Código de Defensa Social del Estado,
contempla el caso de la existencia de acumulación de delitos, la
acción persecutoria que de ellos resulte, prescribirán separadamente en el caso señalado para cada uno.
En ocasiones se produce la suspensión de la prescripción de
la acción penal, cuando se hace necesaria la terminación de un
juicio civil o proceso penal, siempre que exista sentencia definitiva
irrevocable.
Debemos observar también como causa que altera los
términos o sea, la interrupción, con efectos distintos a la suspensión de la prescripción de la acción penal, como lo prevé el artículo
137 del invocado Código, la aprehensión del acusado destruye la
prescripción que hubiere corrido a su favor, para empezar a correr
un nuevo término si se fugare.
Queda pues por precisar a nuestra manera de entender que
la única causa de interrupción, está prevista en el artículo 138 del
Código en cita, caso en que exigiere la Ley, la declaración previa
de una autoridad para deducir la acción persecutoria, las gestiones
que a ese fin se practiquen, interrumpirán la prescripción.
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En el caso de la prescripción de la acción persecutoria en
delitos que se persiguen por querella necesaria, debemos aludir al
contenido del artículo 133 del Código de Defensa Social del
Estado, cuyo texto expresa:
“La acción persecutoria que nazca de un delito, sea o no
continuo, que sólo pueda perseguirse por querella de parte,
prescribirá en dos años; pero satisfecho el requisito inicial de la
querella, se aplicarán las reglas señaladas para los delitos que se
persiguen de oficio.”
Del análisis de este precepto, interpretando su contenido en
su primera parte, podemos inferir que se refiere al derecho de
querella de la parte ofendida, cuando el delito sea instantáneo o no
continuo, momento que se inicia el término de la prescripción, que
corre a partir de su consumación y transcurridos dos años,
operando con ello la prescripción de la acción penal, acatando el
precepto 133 citado.
Sin embargo, es importante aclarar la parte in fine del
artículo 133 invocado, que dice: “pero satisfecho el requisito inicial
de la querella, se aplicarán las reglas señaladas para los delitos que
se persiguen de oficio”, por lo que es necesario no confundir el
derecho de querellarse, con la acción persecutoria per se.
Lo anterior debemos interpretarlo como un agregado del
Legislador, pues para que opere la prescripción de la acción penal,
tratándose de delitos que se persiguen por querella, al Ministerio
Público órgano técnico especializado, corresponde abstenerse de
ejercitar la acción penal, cuando la querella fuese presentada con
posterioridad al término de dos años, de la consumación del delito,
porque el ejercicio de su acción ha prescrito, y como consecuencia
resulta improcedente, por lo que es deber del Ministerio Público,
estudiar la vigencia de su acción antes de solicitar al Juez competente, el dictado de orden de aprehensión u orden de comparecencia, contra el probable responsable del delito.
Sin embargo, hecha la consignación correspondiente, toca al
Juez advertir que con posterioridad a los dos años, contados a
partir de la consumación del delito, formulada la querella opera a
favor del indiciado la prescripción de la acción penal, y sólo que el
querellante, hubiese formulado su querella dentro de los dos años,
de acuerdo con lo preceptuado por el artículo 133 del Código
mencionado, se aplicarán las reglas señaladas para los delitos que
se persiguen de oficio, es decir, en un plazo igual al máximo de la
sanción corporal que corresponde al delito en concreto; lo que
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implica una doble ventaja para el agraviado respecto al activo, en
atención a que tiene dos años para recabar sus pruebas antes de
presentar su querella, y mayor tiempo para que el Ministerio
Público ejercite su acción persecutoria, por contar con un plazo
igual al máximo de la pena de prisión, que corresponda al delito;
pero no será menor de tres años, para los delitos que se persiguen de
oficio.
La prescripción de la sanción pecuniaria:
multa y reparación del daño
La fuente legal de procedencia de la multa y la reparación
del daño, como sanción pública, es el propio delito, lo que se
desprende del artículo 37 fracción III y 50 bis del Código de
Defensa Social del Estado.
Como puede observarse la reparación del daño tiene la
misma naturaleza que la pena corporal, por lo que está integrada
al sistema represivo, es decir, debe establecerse la procedencia o
improcedencia de la condena en el dictado de la sentencia
definitiva, y en cuanto que se le otorga el carácter de responsabilidad civil, ello no significa que pierda su nota de pena pública, en
virtud de que su operancia se da no sólo en la persona responsable
del delito, sino también en el caso de reclamación exigible a
tercero obligado, mediante la apertura de un incidente dentro del
proceso o en demanda formulada ante Juez Civil.
Cuestión ardua, es precisar desde qué momento empieza a
correr el término de la prescripción de la sanción pecuniaria que
comprende la multa y reparación del daño.
Es incuestionable que el ofendido o víctima del delito, es el
principal interesado que se le repare el daño de que ha sido objeto.
En nuestro procedimiento penal, el ofendido o los afectados
por el delito, tienen el derecho de coadyuvar dentro del proceso
penal con el Ministerio Público, aportando los elementos probatorios conducentes para cuantificar el monto de la reparación del
daño.
Ahora bien, el criterio dominante, es en el sentido de que al
establecer la condena que entraña el pago de la reparación del
daño, a que tiene derecho la víctima u ofendido del delito, tiene la
obligación el Juez de hacerlo de su conocimiento, para el efecto de
que inicie el término de la prescripción.
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En la actualidad ha resultado un avance de tipo procesal, el
contenido del artículo 870 del Código de Procedimientos Civiles
del Estado, que previene que si el juicio de responsabilidad se falla
en la misma sentencia del proceso, el Juez de Defensa Social será
competente para su ejecución.
Atento a lo anterior, en la hipótesis de la sentencia definitiva
irrevocable, dictada por Juez de Defensa Social, que condena al
responsable del acto punible, a sufrir pena de prisión, y el pago de
multa y pago cuantificado del monto de reparación del daño, a
favor de la víctima u ofendido, comprende:
a) La restitución de la cosa obtenida o su valor comercial.
b) La indemnización del daño material o moral y el resarcimiento de los perjuicios ocasionados.
Es incuestionable, que la reparación del daño a cargo del
delincuente tiene el carácter de pena pública, independientemente
de la acción civil, que pudiese ejercitar la víctima u ofendido, en
contra del causante directo del delito, o en contra de la persona
física o moral como tercero obligado, y estimada por la Ley
correctamente, en calidad de responsabilidad civil; coexistiendo el
interés público con el particular, en que se aplique al responsable
pena de prisión, a que se haya hecho acreedor por su conducta
antisocial, y la correspondiente condena a la reparación del daño
previa su cuantificación, como consecuencia directa y necesaria del
delito, exigible de oficio por el Ministerio Público en su pliego de
conclusiones acusatorias.
Al efecto, lo que interesa al suscrito es reflexionar sobre esta
temática y precisar el inicio del término de la prescripción del
derecho, a exigir el pago de la reparación del daño proveniente de
delito, a favor de la víctima u ofendido, y su exigibilidad al
causante directo del delito o tercero obligado, con el carácter de
responsabilidad civil, tramitada ante el propio Juez de Defensa
Social, o ante Juez de lo Civil, si se promueve antes de fallado el
proceso.
Es oportuno expresar que a diferencia de la prescripción,
respecto al pago de la multa, derecho conferido a favor del Estado,
ejecutado por órgano administrativo estatal, prescribe en término de
un año, contando a partir de que la sentencia definitiva sea
irrevocable, y exigida por vía económica coactiva.
En cuanto a la sanción de reparación del daño, es un derecho
conferido no a favor del Estado, sino del propio ofendido o víctima
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del delito, por lo que hay una variación en el orden al inicio del
término de la prescripción.
La prescripción inicia su curso a partir de la fecha en que la
sentencia condenatoria cause ejecutoria, teniendo como duración
un plazo que no será menor de tres años ni excederá de quince,
atento al contenido del artículo 140 del Código de Defensa Social
del Estado, sin embargo, será necesario atender lo relativo al pleno
conocimiento que debe tener el ofendido o víctima del delito,
como titular del derecho conferido en la sentencia penal condenatoria, para que opere el inicio del curso de la prescripción, es decir,
a partir del día siguiente, a aquel en que se notificó al ofendido la
existencia de ese derecho, plasmado en la sentencia condenatoria
ejecutoriada, procediendo a contarse el término para ejercitar el
derecho declarado a favor del ofendido.
Luego, debemos observar a los destinatarios de la sanción
pecuniaria: la multa, a favor del Estado y la reparación del daño del
ofendido; así lo contempla el artículo 37 fracción III, en relación
con el 50 y 51 Bis del Código de Defensa Social del Estado que
disponen:
“Artículo 37.-Las sanciones y medidas de seguridad son:
III.-Sanción pecuniaria, que comprende la multa y la
reparación del daño;
Artículo 50.-La multa impuesta se hará efectiva por las
oficinas fiscales que ejercen la facultad económica coactiva, sin que
el condenado pueda discutir nuevamente su procedencia, e
ingresará al Fondo que se constituya de acuerdo con la Ley para la
protección a víctimas de delitos.
Artículo 50 Bis.-La reparación del daño por el delincuente,
tiene el carácter de pena pública independientemente de la acción
civil y se exigirá de oficio por el Ministerio Público, determinando
su cuantía con base en las pruebas obtenidas en el proceso”.
También están obligados a reparar los daños, los terceros que
señala el diverso 51 Bis del Código de Defensa Social, obviamente
que deberá ser oído y vencido en juicio.
Atento a los preceptos antes invocados, se infiere que el
ofendido o víctima del delito, no cuenta con un derecho automático,
en virtud de que al momento en que queda válido su derecho a
exigir el pago de la reparación del daño, nace éste en función de
la notificación de la sentencia condenatoria ejecutoriada, en
términos del artículo 48 y 266 fracción III del Código de Procedi-
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mientos en Materia de Defensa Social del Estado, que a la letra
dicen:
“Artículo 48.-Los términos judiciales establecidos en este
Código son improrrogables y se contarán desde el día siguiente al
que se hubiere hecho la notificación respectiva, sin incluirse los
días inhábiles, a no ser que se trate de poner al acusado a disposición de los tribunales, de tomarle su declaración preparatoria o de
resolver, sobre su situación jurídica.
Artículo 266.-Son irrevocables y por tanto causan ejecutoria:
III.-La sentencia de segunda instancia;”.
En ese orden de ideas, resulta que para que inicie el curso de
la prescripción del pago de la reparación del daño, hay que tomar
en cuenta, el día siguiente al de la notificación al ofendido o
víctima del delito, de la resolución que determina que ha causado
ejecutoria la sentencia condenatoria, o que se haya hecho sabedor
de la misma. De ahí en adelante, se computa el término de tres
años, que prevé el artículo 140 del Código de Defensa Social del
Estado, para que opere la prescripción negativa o liberatoria de la
obligación del pago de la reparación del daño.
“Artículo 140.-La multa prescribe en un año.
Las demás sanciones prescribirán por el transcurso de un
plazo igual al que debían durar y una cuarta parte más de ese
tiempo faltante; pero no bajará de tres años, ni excederá de
quince”.
Así las cosas, en el artículo 871 fracción III del Código de
Procedimientos Civiles del Estado se establece:
“871.-El aseguramiento de bienes confirmado o efectuado de
acuerdo a lo dispuesto por el artículo 868 fracciones II y III, se
levantará:
III.-Si no se promueve el Juicio de responsabilidad civil antes
de seis meses, a partir del día siguiente al en que se notifique a
quien tenga derecho a la responsabilidad civil, el auto que declare
ejecutoriada la sentencia condenatoria que se dicte en el proceso”.
En consecuencia, el levantamiento del aseguramiento de
bienes, procederá si el ofendido no ejercita acción civil antes de seis
meses, de que fue notificado que causó ejecutoria la sentencia
condenatoria dictada en el proceso penal en que tuvo el carácter
de ofendido o víctima de delito.
A mayor abundamiento, la acción civil para reclamar el pago
de la reparación del daño, a que fue condenado el sentenciado,
deberá ser ejercitada por el ofendido o víctima del delito, dentro
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del plazo de tres años a partir de que causó ejecutoria la sentencia
penal y de la cual se notificó o se hizo sabedor, de lo contrario opera
la prescripción.
Por otra parte, el artículo 128 del Código de Defensa Social
del Estado hace hincapié, en lo referente a la responsabilidad civil
proveniente de delito, expresando lo siguiente:
“128.-La prescripción de la acción penal y de la sanción no
influyen en la responsabilidad civil proveniente de delito, la cual se
rige por las Leyes Civiles correspondientes”.
El artículo 393 del Código de Procedimientos en Materia de
Defensa Social del Estado señala:
“El aseguramiento de bienes para garantizar el pago de la
responsabilidad civil proveniente de delito y el procedimiento del juicio
sobre esta responsabilidad, ante el Juez de Defensa Social, se rigen por
lo dispuesto en los artículos 853 a 872 del Código de Procedimientos
Civiles del Estado”.
A este respecto, en la práctica judicial, se da que el propio
ofendido o víctima de delito, por separado después de dictado auto
de formal prisión, o posteriormente de cerrada la instrucción en la
causa penal, ocurre ante Juzgado Civil ejercitando la acción de
responsabilidad civil objetiva o de riesgo creado o proveniente de
delito, en contra del causante directo del delito o de tercero obligado,
y previo los trámites legales, se dicta sentencia definitiva por el
Juez Civil declarando improcedente la acción, en la hipótesis de
que no exista condena al acusado del pago de la reparación del
daño, o fue absuelto en sentencia penal.
Es inconcuso que en cuanto a la responsabilidad civil objetiva
no cabría condenar doble vez, en el penal como pena pública el
pago de reparación del daño y como acción civil, atento a la regla
general de la prescripción, prevista en el artículo 2094 del Código
Civil del Estado, que establece:
“2094.-La acción para exigir reparación en la responsabilidad
objetiva prescribe en dos años, contados a partir del día en que se
hayan causado los daños”.
Para el caso de responsabilidad civil proveniente de delito,
una vez que cause ejecutoria la sentencia penal que impuso la
condena, prescribirá de acuerdo con el artículo 1905 del Código
Civil del Estado. Salvo que la ley disponga en otro sentido, para
que el deudor adquiera el derecho de oponer la prescripción en
juicio, se necesita el lapso de tres años.
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Clasificación
Ante la interrogante de si es lo mismo o existe diferencia
entre la responsabilidad civil y la responsabilidad penal, debemos
aclarar que no, ambas son responsabilidades jurídicas, en la penal,
se estará sujeta a la sanción, por la comisión de hecho ilícito
llamado delito y por tener el carácter de pena pública el pago de
reparación de daño a que tiene derecho la víctima u ofendido del
delito; y en el ámbito civil, se tendrá derecho a que se repare el
daño o perjuicio, por la falta de cumplimiento de una obligación
civil.
La doctrina divide a la responsabilidad civil en contractual,
derivada de una relación jurídica preconstituida y el que estuviere
obligado a prestar un hecho y dejare de prestarlo conforme a lo
convenido, será responsable de los daños y perjuicios generados
con su incumplimiento y extracontractual, en la que no existe
previamente ninguna relación obligatoria, que requieren la
existencia de los siguientes elementos: 1. La culpa o el hecho y 2.
Un daño o perjuicio.
Podemos clasificar a la responsabilidad:
a) Responsabilidad contractual;
b) Responsabilidad subjetiva, proveniente de la comisión de
hechos ilícitos (delito), intencionales o no intencionales, doloso o
culposo;
c) Responsabilidad objetiva, o riesgo creado, por hecho
ajeno.
Haremos referencia a las dos últimas: la responsabilidad civil
por hecho ilícito (delito), es la obligación que tiene el causante
directo o las personas que estén bajo su cuidado, tercero obligado
a reparar el daño material, perjuicios y daños morales causados a
la víctima directa o indirecta, con arreglo a los presupuestos
siguientes:
•Un acto de comisión o de omisión.
•Imputable al demandado obligado directo o el tercero
obligado a responder con ese carácter de la conducta ajena.
•Causación de daños materiales, perjuicios patrimoniales y
daño moral causado a la víctima directa o indirecta.
•Daños causados sin derecho, intencionalidad o por imprudencia o negligencia.
•La existencia de un nexo entre la conducta del agente y sus
consecuencias.
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La responsabilidad objetiva exige como requisitos:
•El uso de mecanismo peligroso.
•Causar un daño.
•Existencia de una relación de causa a efecto entre el hecho
y el daño.
•La no existencia de culpa inexcusable de la víctima, ni la
demostración de caso fortuito, ni menos la culpa de un tercero.
Nuestro Código Civil del Estado reglamenta la reparación del
daño causado por hecho ilícito (delito) así como la responsabilidad
objetiva o riesgo creado, estableciendo que el autor de un hecho
ilícito que cause daños y perjuicios a otra persona, debe reparar
unos y otros. El artículo 1956 dice:
“1956.-Daño es la pérdida o menoscabo sufrido en el
patrimonio de una persona, por la realización del hecho que la ley
considera fuente de la responsabilidad”.
En el artículo 1957 se dice: “Perjuicio es la privación de
cualquiera ganancia lícita, que se habría obtenido de no haberse
realizado el hecho considerado por la ley fuente de la responsabilidad.
El artículo 1958 dice: “El daño moral resulta de la violación
de los derechos de la personalidad”.
Como se ha señalado es presupuesto esencial de la responsabilidad civil la existencia de un daño.
El daño moral es esencialmente extra-patrimonial debiendo
entenderse por éste la afectación que una persona sufre en sus
sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida
privada, configuración y aspectos físicos, o bien la consideración
que de dicha persona tienen los demás.
Es indiscutible que las conductas ilícitas (delitos) pueden
afectar a una persona en su honor, reputación o estima, considerado como patrimonio moral, social u objetivo; o por afectos,
creencias, sentimientos, vida privada y configuración y aspectos
físicos considerados como patrimonio moral afectivo o subjetivo.
Si el daño causa a la persona la muerte o la incapacidad total
permanente, la víctima o quien hubiere dependido económicamente de la víctima, o aquellos de quien ésta dependía económicamente o los herederos de la víctima, tienen derecho a una
indemnización de orden económico, pago del equivalente a mil
doscientos días del salario, sueldo o utilidad que percibía la
víctima, y si los ingresos de la víctima exceden del cuádruple del
salario mínimo general en la región, no se tomará el excedente
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para fijar la indemnización, salvo que el obligado a pagarla tenga
posibilidades económicas para indemnizar totalmente; si el
obligado no tiene posibilidades económicas no se tomará en cuenta
el excedente, caso contrario, si es solvente económicamente y si la
víctima no disfruta de sueldo, salario o desarrollare una actividad,
se calculará la indemnización sobre las bases del salario mínimo
general en la región; y si no fuere posible determinar el salario,
sueldo o utilidad de la víctima, será calculado por peritos quienes
tomarán en cuenta la capacidad y aptitudes en relación a su
profesión, oficio o trabajo al que se dedicaba, estos postulados los
contempla el artículo 1989 del Código Civil del Estado.
En cuanto al daño material que se cause en un bien corpóreo,
su pérdida o deterioro grave a juicio de peritos deberá cuantificarse su valor.
Por lo que se refiere al daño moral el artículo 1993 del
Código Civil del Estado dice: “La indemnización por daño moral,
a que tenga derecho la víctima o las personas que sufran éste, será
regulada por el Juez en forma discrecional y prudente, tomando en
cuenta la mayor o menor gravedad de las lesiones causadas a la
víctima en sus derechos de la personalidad”.
El artículo 74 del Código Civil del Estado dice: “Los derechos
de la personalidad son inalienables, imprescriptibles, irrenunciables,
ingravables y pueden oponerse a las autoridades y a los particulares
sin más límite que el derecho similar de estos últimos.”
El artículo 75 del Código Civil dice: “Con relación a las
personas individuales son ilícitos los hechos o actos que:
1. Dañen o puedan dañar la vida de ellas;
2. Restrinjan o puedan restringir, fuera de los casos permitidos
por la ley, su libertad.
3. Lesionen o puedan lesionar la integridad física de las mismas;
4. Lastimen el afecto, cualquiera que sea la causa de éste, que
tengan ellas por otras personas o por un bien.”
El artículo 86 del Código Civil dice: “La violación de los
derechos de la personalidad, por actos de un particular o de una
autoridad es fuente de responsabilidad civil para el autor de esos
actos, tanto por lo que hace al daño no económico, como al
económico, de acuerdo con lo dispuesto en este Código.”
El artículo 1994 del Código Civil dice: “Si la lesión recayó
sobre la integridad de la persona y el daño origina una lesión a la
víctima, que no la imposibilite total o parcialmente para el trabajo,
el Juez fijará el importe de la indemnización del daño moral,
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tomando en cuenta si la parte lesionada es o no visible, la duración
de la visibilidad, en su caso, así como la edad y condiciones de la
persona”.
El artículo 1995 del Código Civil dice: “La indemnización por
daño moral es independiente de la económica, se decretará aun
cuando ésta no exista, siempre que se cause aquel daño y no
excederá del importe de un mil días de salario mínimo general”.
El artículo 1996 del Código Civil dice: “Cuando el daño
moral haya afectado a la víctima en su decoro, prestigio, honor o
buena reputación, puede el Juez ordenar, además, a petición de
aquélla, que a costa del condenado se publique, en los medios
informativos que el Juez señale, la sentencia que imponga la
reparación”.
En otro tenor de ideas, existen bienes susceptibles de
apreciación pecuniaria y otros que por su naturaleza inmaterial no
pueden valuarse en dinero, como sucede con el daño moral que no
admite una valuación pecuniaria por lo que la entrega de una suma
de dinero, no implica que se le ponga precio a bienes de naturaleza
inmaterial como son el honor, los sentimientos, la reputación. Sin
embargo la reparación del daño moral que ordena el Código Civil
del Estado, es una reparación por equivalencia que se cumple
haciendo entrega de una cantidad de dinero a título de indemnización, a fin de satisfacer el agravio causado a la víctima.
De lo anterior surge la interrogante ¿cómo valorar la
magnitud y gravedad del daño moral? La existencia del daño moral
es objetiva y resulta de la violación de los derechos de personalidad
realizada por una conducta ilícita (delitos). ¿Cómo probar la
afectación en los sentimientos o el honor, la existencia del dolor a
causa de una lesión producto de apreciación subjetiva? Resultan
admisibles todos los medios de prueba tendientes a demostrar que
el daño se ocasionó y que es consecuencia de un hecho ilícito
(delito). La prueba del daño moral es de carácter objetivo y no
requiere ser demostrado su aspecto subjetivo.
En la Legislación Civil Poblana, se establece que independientemente de los daños y perjuicios el Juez aun cuando no esté
demostrado el daño moral, deberá condenar a la indemnización la
cual no excederá del importe de mil días de salario mínimo general
como lo establece el artículo 1995 del Código Civil del Estado.
En suma, la condena a la reparación del daño moral es
facultad discrecional del Juzgador, pues para establecer su monto
debe apreciar el tipo de conducta ilícita, los bienes lesionados, la
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violación de los derechos de personalidad de la víctima (contenidos
en el artículo 74 y 86 del Código Civil del Estado) y el daño
inmaterial causado a la propia víctima.
También resulta incuestionable que para poder establecer la
responsabilidad civil, proveniente de delito, necesariamente debe
existir una sentencia de carácter penal en la que se declare
culpable al autor del delito del que se pretenda derivar la responsabilidad civil porque, de la interpretación al artículo 866 del Código
de Procedimientos Civiles del Estado, se establece entre otros casos
que el juicio de responsabilidad ante el Juez de lo Civil, procede si
habiéndose ejercitado la acción penal, el Ministerio Público se
desiste de ella; o cuando no se haya ejercitado ésta, o cuando se
haya ejercitado y no se hubiere logrado la aprehensión del
acusado, cuando el proceso se suspenda por fuga del acusado o
incapacidad de éste, y no se hubiere ejercitado antes la acción, o
cuando hubiere transcurrido el término a que se refiere el artículo
857, sin que se hubiere presentado durante éste demanda de
responsabilidad civil y en la hipótesis de que si en la causa penal
operó la prescripción de la acción persecutoria, es obvio que ante
esa contingencia no puede darse una sentencia en la que se
determine la existencia del delito y la plena responsabilidad penal
del acusado.
Sin embargo, al establecer la Ley Procesal que extinguida la
acción penal por prescripción puede demandarse ante el Juez Civil
la responsabilidad civil, por una causa que no la afecte, en este
supuesto deducida la acción de responsabilidad civil, ante un Juez
de lo Civil este debe analizar sólo para establecer la responsabilidad civil si existió o no el delito, y en segundo lugar, si al demandado corresponde absorber el pago indemnizatorio derivado del
injusto, la prueba del daño material, perjuicios patrimoniales y
daño moral, atento al artículo 128 del Código de Defensa Social
del Estado que establece: “La prescripción de la acción penal y de la
sanción no influyen en la responsabilidad civil proveniente de delito,
la cual se rige por las Leyes Civiles correspondientes”.
Conclusiones
•El término para la prescripción de la acción penal de los
delitos que se persiguen de oficio, se debe considerar continuo, sin
interrupción por actuaciones que se practiquen en la averiguación
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del delito, cuando ha transcurrido un plazo igual al máximo de la
sanción corporal, pero no será menor de tres años.
•En el caso de existir sentencia definitiva ejecutoriada,
dictada en proceso penal, que condena al acusado a sufrir pena de
prisión y pago de la reparación del daño material, perjuicios
patrimoniales y daño moral, a favor de la víctima u ofendido del
delito, este último tiene expedito su derecho para exigir ante las
instancias correspondientes, el pago de la reparación del daño, por
tratarse de una obligación de naturaleza civil, independiente de lo
penal.
•Cuando la víctima del delito u ofendido, promueve ante el
propio Juez Penal, el pago de reparación del daño en las personas,
bienes y daño moral, contra el procesado o tercero obligado, el
Juzgador, debe resolver si condena o absuelve, estando facultado
para llevar a cabo la ejecución de la resolución condenatoria.
•La acción civil sobre reparación de daño está implícita a
favor de la víctima u ofendido del delito, durante un plazo de tres
años a partir de que hubiere sido notificado o tenga conocimiento
de la sentencia penal irrevocable que condena al responsable al
pago de la reparación del daño material, perjuicios patrimoniales
y daño moral.
•La responsabilidad civil objetiva prescribe en dos años, la que
podrá ser ejercitada por la víctima u ofendido del delito, iniciando
la vigencia de la acción a transcurrir a partir del día del hecho que
la genere.
•La acción reparadora del daño proveniente de delito,
ejercitada contra tercero obligado y en contra del causante directo del
delito, planteada por la víctima u ofendido ante Juez Civil, implica
en igual forma la necesidad de que se invoquen los hechos
generadores del daño y se acrediten, pues el tercero obligado no
ha tenido intervención en el proceso penal, pues de admitirse que
la sola sentencia definitiva ejecutoriada, fuese suficiente para
condenarlo en el juicio civil, ello implicaría dejarlo en estado de
indefensión, ya que no estuvo en condiciones de desvirtuar las
pruebas aportadas en el proceso penal, relacionándola con los
hechos y la cuantificación de los daños.
•La acción de responsabilidad civil proveniente del delito,
fincada contra tercero obligado a reparar el daño causado, como
resultan ser los ascendientes, tutores, directores de internados,
dueños, empresarios, encargados de negociaciones, incapaces,
discípulos, jornaleros, empleados, domésticos y artesanos, socios,
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gerentes, directores y el Estado subsidiariamente por sus empleados o funcionarios y causante de delito, existiendo sentencia
irrevocable ejecutoriada, que condena al responsable del delito al
pago de reparación de daño.
En este caso, la víctima u ofendido, podrá exigir ante los
Tribunales Civiles, el cumplimiento del pago de las prestaciones
económicas, por los conceptos de daño material, perjuicios
patrimoniales y daño moral, a través del ejercicio de la acción civil.
•El caso de excepción a la regla de que la responsabilidad
civil procede cuando existe sentencia penal ejecutoriada que
declare la responsabilidad penal del encausado, está previsto en el
artículo 866 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, que
establece entre otros casos, que el Juicio de responsabilidad ante
el Juez Civil procede: cuando el Ministerio Público no haya
ejercitado la acción penal; cuando ejercitada la acción, no se
hubiere logrado la aprehensión del acusado; cuando el proceso se
suspenda por fuga del procesado o incapacidad de éste; cuando no
se haya demandado la responsabilidad civil, hasta antes de que se
declare agotada la averiguación en el proceso; si la acción penal se
extingue por una causa que no afecte o extinga la responsabilidad
civil, el Juez de lo Civil estará obligado a analizar si existió o no el
delito, y si el demandado está obligado absorber la responsabilidad
civil derivada del hecho ilícito (delito), máxime que el artículo 128
del Código de Defensa Social del Estado determina que la
prescripción de la acción penal y de la sanción no influyen en la
responsabilidad civil proveniente del delito, la cual se rige por las
leyes civiles correspondientes.
•Cuando el propietario del mecanismo peligroso personalmente lo utiliza y cause daño, si el hecho constituye delito, su
autor estará sujeto a la responsabilidad penal y a la correspondiente responsabilidad civil.
•Si una persona autorizada por el propietario utiliza
mecanismo peligroso y causa daño, con relación al autor del hecho
solamente podrá hacérsele responsable penalmente y el propietario
estará sujeto únicamente a la responsabilidad civil.
•En el Derecho Mexicano positivo vigente es necesario
reforzar los medios para asegurar el derecho a la reparación del
daño a la víctima de un delito, fortaleciendo la procedencia de la
acción de responsabilidad civil que goza de autonomía propia, por
ser independiente de la responsabilidad penal, es decir, que la
víctima u ofendido de un delito pueda hacer valer la acción
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reparadora de daños materiales, perjuicios patrimoniales y daño
moral, sin que medie declaración de responsabilidad penal
favorable.
Los conceptos expresados en el presente artículo son
producto del raciocinio y de la interpretación de los preceptos de
la Ley Civil y Penal referente a la hipótesis planteada; es necesario
aclarar que no hice uso de citas bibliográficas, únicamente hago
referencia al numeral de los artículos que he invocado de la Ley en
cita, por lo que es responsabilidad propia las ideas manifestadas en
el presente.
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