Daniel Lacalle La salida a Bolsa de Aramco y la transición saudí El autor analiza la próxima colocación en el mercado del 5 por ciento de Aramco, la mayor petrolera del mundo, una compañía que asegura es «complicada de entender» para el inversor. También aborda el ambicioso programa puesto en marcha por Arabia Saudí para depender menos del precio del petróleo. a decisión del gobierno del Reino Saudí de sacar a bolsa un 5 por ciento de Aramco, la mayor petrolera del mundo, es muy relevante por varios factores. Señala un punto de inflexión en un país y una empresa que se propone avanzar en transparencia, atracción de capital y dialogo con la comunidad inversora. Demuestra que las acusaciones de opacidad en el cálculo de reservas, costes o producción son infundadas, cuando la empresa y el reino están encantados de que se conozca en detalle la compañía. Es un primer paso en un cambio de mentalidad que permitirá reducir la dependencia del petróleo a la vez que aumentar la eficiencia. Para el inversor, Aramco es una empresa complicada de entender. Lo primero que debemos comprender es que no funciona con los baremos tradicionales. Al contrario que las petroleras cotizadas globales, Aramco no busca reducir inversiones en periodos de bajos precios ni tiene como objetivo recortar producción si cae la cotización del barril. Es una empresa que funciona desde la fortaleza de tener los costes de producción más bajos de la industria, y cuyo objetivo es maximizar cuota de mercado e invertir más en la parte baja del ciclo, no pagar un dividendo insostenible sea como sea, tal y como hemos visto en las petroleras internacionales. Los datos son apabullantes. Aramco podría salir a bolsa con una capitalización total superior a 2,5-3 veces el PIB de España, es decir, alrededor de diez veces Exxon. Mohamad Al-Saban, un experto asesor del Reino Saudí en el pasado, estimaba una vaoración de hasta 10 billones de dólares, valorando a la empresa por sus enormes reservas probadas, superiores a 261.000 millones de barriles y su producción de 12 millones de barriles al día (casi cinco veces la producción de las mayores petroleras cotizadas). Pero debemos ser cautelosos. Ninguna petrolera, y menos las semi-estatales, cotizan con esas valoraciones, y los múltiplos siempre van a descontar, como ocurre con Rosneft o Petrochina, incluso Petrobras, los riesgos de injerencia política y objetivos económicos demasiado ambiciosos. Ser un gigante suele pesar en bolsa, en los múltiplos y en la capacidad de sorprender al mercado. Por tanto, la salida a bolsa de Aramco es una excelente oportunidad para mostrar al mercado que puede darse el caso de una empresa petrolera semiestatal que consiga L 6 Evolución del PIB de Arabia Saudí (*) Pronósticos. En porcentaje. Fuente: Bloomberg. 10 8 6 4 2 0 2011 2012 2013 2014 2015 2016* 2017* Tanques de petróleo de la compañía saudí Aramco. batir estimaciones y genere valor para el accionista. El reto es enorme, y el gobierno sabe que se juega mucho en términos de credibilidad con la apertura de su mercado de capitales y esta salida a bolsa. Pero es importante también resaltar que el gobierno está llevando a cabo un programa muy ambicioso de transición para depender menos del precio del petróleo. Y por AL CONTRARIO QUE LAS PETROLERAS COTIZADAS GLOBALES, ARAMCO NO BUSCA REDUCIR INVERSIONES EN PERIODOS DE BAJOS PRECIOS NI TIENE COMO OBJETIVO RECORTAR PRODUCCIÓN SI CAE LA COTIZACIÓN DEL BARRIL ello, el éxito de Aramco, que se convierta en un referente, además de la apertura del mercado financiero de Arabia Saudí, son pilares fundamentales. En 2015 el déficit de Arabia Saudí superó los 98.000 millones de dólares. Con una economía donde el petróleo supone casi el 90 por ciento de los ingresos fiscales y más de un 40 por ciento del PIB, dicho déficit llegaba a casi el 17 por ciento del PIB. Pero conviene ponerlo en su contexto. Arabia Saudí es uno de los países con menor endeudamiento del mundo, un 19 por ciento sobre PIB. Durante la década de altos precios del crudo, el reino redujo su deuda a casi cero, algo que diferencia al país de otros petroestados que hicieron lo contrario –aumentar sus desequilibrios con la bonanza del crudo-. Adicionalmente, cuenta con reservas de dólares superiores a los 645.000 millones. El Gobierno estima que en 2016 el déficit será de unos 87.000 millones de dólares. En esa reducción del déficit y recuperación del equilibrio presupuestario se encuentran dos principios, reducir las subvenciones –que superan los 25.000 millones de dólares– y diversificar la economía. Infraestructuras, mercado de capitales, tecnología y consumo son apuestas esenciales para reducir la dependencia, pero es un proyecto de más de una década. En los retos, Arabia Saudí tiene que enfrentarse a las dificultades que supone esa apertura chocando con una sociedad tradicional y que ha permanecido cerrada en muchos aspectos a la modernización que se ha visto en otros países del Golfo. El proyecto de Arabia Saudí es de muy largo plazo y es mucho más que ambicioso. Es probablemente uno de los esfuerzos de modernización más ilusionantes del mundo, porque puede suponer la lanzadera del país al liderazgo de la región en el siglo XXI y a una mejora de la transparencia, gobernanza, calidad de vida y libertad de todos sus ciudadanos. Podría ser la primera vez en la que los esfuerzos por diversificar la economía de un petroestado superan las expectativas. Todos los que deseamos lo mejor para este país sabemos que ese avance solo se dará desde la atracción de capital y la apertura. Daniel Lacalle es economista, gestor del fondo Adriza International Opportunities y director de inversiones de Tressis Gestion.