Suspensión de procedimientos civiles en primera instancia por

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Derecho Procesal, concursal y arbitraje
Newsletter trimestral (julio – septiembre 2014)
Autor: Fernando Tallón
Suspensión de procedimientos civiles en primera instancia por
cuestiones prejudiciales penales. El poder del demandadodenunciante para paralizar o dilatar el proceso civil.
La posibilidad de suspender un procedimiento civil por prejudicialidad penal está prevista en los artículos
40 de la LEC y 10.2 del la LOPJ, e implica que el proceso civil en marcha no puede ser resuelto sin la previa
resolución de la cuestión prejudicial penal, lo que supone una clara preferencia por la jurisdicción criminal
con el objeto de que no se produzcan resoluciones contradictorias.
Pero la apreciación de la cuestión prejudicial penal y, por tanto, la suspensión del procedimiento civil, están sujetas al
cumplimiento de dos requisitos: (i) la existencia acreditada de un proceso penal en curso, habiéndose al menos admitido a
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trámite la denuncia o querella ; y (ii) que la cuestión prejudicial tenga una conexión clara o relevante con el petitum y la causa
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petendi del procedimiento civil .
No obstante, tanto el legislador como los órganos judiciales han sentado la regla general de la no suspensión del proceso civil
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(así lo dice expresamente la Exposición de Motivos de la LEC), suspensión que resulta de aplicación restrictiva con el fin de
evitar infracciones del derecho constitucional a la tutela judicial efectiva mediante injustificadas suspensiones de pleitos no
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penales .
En este sentido, para evitar el abuso de derecho del solicitante y que se produzcan dilaciones indebidas de las actuaciones
procesales civiles, así como otorgar mayores garantías y seguridad jurídica a las partes, la norma establece una serie de
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cautelas :
(i) necesidad de audiencia previa del Ministerio Fiscal en el proceso civil;
(ii) que la suspensión se acuerde mediante auto, lo que ofrece, al menos en teoría, un esfuerzo argumentativo por parte del
Juez que no se da en las providencias;
(iii) referencia expresa a que el proceso civil continúe hasta el momento inmediatamente anterior al dictado de la sentencia,
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salvo en el caso de que la cuestión prejudicial consista en la alegada falsedad de alguno de los documentos decisivos del
procedimiento, supuesto éste en que la suspensión se acuerda de forma inmediata; y
(iv) posibilidad de que el perjudicado por la eventual dilación pueda iniciar acción de responsabilidad por daños y perjuicios
con arreglo a lo establecido en los artículos 712 y siguientes de la LEC. Esta cautela está prevista únicamente para los
casos en que la cuestión prejudicial penal verse sobre la supuesta falsedad de alguno de los documentos esenciales del
procedimiento, siendo procedente la acción de responsabilidad cuando se declare que el documento en cuestión es
auténtico o cuando no se haya probado la falsedad. No obstante, ello no obsta para que se pueda solicitar la
indemnización cuando la suspensión provenga de una cuestión prejudicial diferente, aunque en estos casos deberá
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Sentencia de la Audiencia Provincial de Toledo de 11 de abril de 1997.
Por todas, Sentencias del Tribunal Supremo de 30 de septiembre de 1993, 31 de marzo de 1992 y 16 de diciembre de 1978.
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Por todas, Sentencias del Tribunal Supremo de 20 de septiembre de 2007, 16 de julio de 2002 y 31 de marzo de 1992.
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Sentencia del Tribunal Constitucional de 20 de noviembre de 1995.
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José Manuel Suárez Robledano enumera algunas de estas cautelas en “Comentarios a la Nueva Ley de Enjuiciamiento Civil”, coordinado por Miguel
Ángel Fernández Ballesteros, José María Rifá Soler y José Francisco Valls Gombau (Atelier Editorial, S.L., Barcelona 2000).
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Decisivos para resolver sobre el fondo del asunto (por todas, Sentencia del Tribunal Supremo de 20 de marzo de 2007).
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acudirse al declarativo correspondiente .
Además, y aunque el legislador no ha hecho mención alguna en cuanto a que el Juzgador de instancia deba dar traslado a la
contraparte de la solicitud de suspensión, el necesario equilibrio de la posición procesal de las partes, la propia importancia de
la resolución -que puede suspender los autos-, el respeto a los principios de contradicción e igualdad de armas procesales y la
salvaguarda del derecho a la tutela judicial efectiva hacen aconsejable la audiencia de la contraparte, actuación con la que se
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facilitarán al Juzgador mayores elementos de juicio .
Por último, la suspensión acordada puede alzarse cuando el proceso penal haya concluido o cuando se acredite la paralización
por motivo que haya impedido su normal continuación (por sentencia firme, sobreseimiento provisional, rebeldía del
imputado, etc.), no habiéndose previsto en la norma la posibilidad de que se remitan comunicaciones de oficio al órgano
jurisdiccional penal con el objeto de conocer el avance de la causa, solución práctica en el caso de que el perjudicado por la
suspensión no tenga la posibilidad de obtener esta información de primera mano (por no ser parte acusada ni acusadora en el
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procedimiento penal) . Por su parte, en el caso específico de delito de falsedad de documentos aportados al proceso, la
suspensión puede alzarse si se renuncia al documento en cuestión.
Por todo ello, y pese a las cautelas establecidas tanto legal como jurisprudencialmente, resulta evidente el amplio poder del
demandado para paralizar o dilatar procedimientos civiles utilizando de forma abusiva la institución de la prejudicialidad
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penal . Aunque el perjudicado pueda instar el correspondiente procedimiento de reclamación de daños y perjuicios una vez
firme la sentencia dictada por la jurisdicción civil, resultará de difícil prueba el dolo o negligencia del que denunció o se
querelló, así como la existencia de daños concretos más allá del mero retraso de la justicia implorada.
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Diéz Picazo Giménez, Proceso Civil Práctico, Tomo I, La Ley, pp. 5-63.
Ley de Enjuiciamiento Civil Comentada, Soluciones prácticas de la doctrina y jurisprudencia; Cristina Fernández Gil; editorial Tecnos.
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De acuerdo José Manuel Suárez Robledano, en los Comentarios de la LECiv coordinados por Juan Antonio Xiol Ríos (Editorial Sepin, 2008, pág. 380),
“(…) entendemos que es una buena práctica procesal, que da buenos resultados en lo referente a la seguridad y a la celeridad procesal, la consistente
en la remisión frecuente de comunicaciones cursadas de oficio a los órganos del orden penal (…) para que informen del estado que presenta su
desarrollo así como para que comuniquen su terminación, de inmediato, al órgano del orden civil (…)”
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Supuesto del que se hace eco la Sentencia del Tribunal Supremo de 4 de abril de 2013: “Supondría autorizar la disponibilidad abusiva de los pleitos
civiles a los litigantes, sobre todo en aquellos casos que se presenten adversos, bastando la simple presentación de querella para obtener una
suspensión que no tiene otra finalidad que dilatar el curso de las actuaciones procesales civiles.”
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Ramón Fernández-Aceytuno
Socio de Procesal
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