CLIMA CONTINENTAL

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CLIMA CONTINENTAL
La Meseta Central de España
La Meseta Central, corazón de España, está constituida
por tierras altas y uniformes, oscilando entre los 600 a
800 m de altitud. Esta Meseta Central se comporta a
efectos climatológicos como un continente en miniatura.
La gran cordillera Central (Sierras de Béjar, Gredas, Guadarrama, Somosierra, ... ) la divide en dos zonas cóncavas
o submesetas, que resumimos a continuación:
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Meseta septentrional o del Duero, comprende los
antiguos reinos de Castilla la Vieja y León -excluye zonas de Santander y Logroño- (con unos
90.000 km 2 ).
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Meseta meridional (Tajo y Guadiana), comprende la
antigua provincia de La Mancha (Castilla la Nueva
y comarcas de Alabacete) y Extremadura (con unos
130.000 km 2 ).
El clima de esta Meseta (ver Fig. l.ª) es muy continental y extremoso en cuanto a la sequía y los contrastes
de frío y calor, con lluvias de marcado efecto monzónico
en primavera y otoño. Extremadura es más lluviosa que
las Castillas, con una estación seca muy larga, inviernos
suaves y veranos muy calurosos.
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Figura 1. Esquema geográfico de la Meseta dividida por la
Cordillera Central y orlada a su lalrededor por los montes de
León y Soria, el Sistema Ibérico y las Sierras de Alcaraz y la
Cordillera Mariánica.
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CARACTERES GEOGRAF/COS
Ambas mesetas presetan bastante afinidades con tierras llanas, páramos y alcores; alejadas de la influencia
del mar y rodeadas por orlas montañosas. En la meseta
Norte se cultivan ampliamente los cereales (en las «tie·
rras de pan llevar») y la viña. Por la meseta Sur predominan cereales, leguminosas, olivo y especialmente el viñedo. En ambas mesetas (verdes en primavera por los
sembrados y amarillas en verano por los rastrojos) pastan rebaños de ovejas, que tuvieron gran auge en la
época de La Mesta (Valle de Alcudia y dehesas de la Serena). Un clásico sistema de siembra para cereales en la
Meseta es el barbecho, con sistema de año y vez.
Las mesetas estuvieron invadidas por un arcaico Mediterráneo e inclinadas hacia el Este en antiquísimas
eras geológicas; hoy buzan suavemente hacia el Atlántico
y los ríos que la cruzan afluyen hacia el Oeste.
Los ríos están escoltados por alamedas de chopos y
olmos, particularmente en la meseta Norte; apareciendo
el matorral y las zonas esteparias cerca de las Sierras.
En las cuencas cerradas, sin ríos, se forman típicas lagunas en Tierra de Campos y en la Comarca de Calatrava.
La Mancha presenta tierras calizas que infiltran mucha
agua, que es elevada luego a la superficie mediante el
bombeo de pozos; los Ojos del Guadiana y las lagunas
de Ruidera son un buen ejemplo de cuanto indicamos.
Los pueblos son grandes y bastante distanciados con
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castillos y palacios señoriales; aquéllos de la meseta
Norte son mucho más antiguos y cargados de historia.
La meseta Sur, que fue reconquistada a los árabes por
Ja orden militar de Calatrava a partir del siglo XII, sufrió grandes talas y deforestaciones.
En las zonas rurales de toda la meseta se hallan bastante desarrolladas las industrias agrícolas: harina,
queso, vinos, ·alcoholes, lana, embutidos y conservas.
RASGOS CLIMATOLOGICOS
A continuación _hacemos algunos breves comentarios
sobre los rasgos climatológicos de ambas mesetas.
Ya sabemos que la climatología es una ciencia de
análisis y síntesis: primero estudia los elementos aislados
(precipitaciones, tempe_ratura, nubosidad, insolación, ... )
y luego todos reunidos formando el clima de la región,
que a su vez influye en el hábitat y en el paisaje del entorno geográfico.
Precipitaciones
La meseta Norte es algo más lluviosa que la meseta
Sur. Los vientos que traen la lluvia son los Ponientes (W) y ábregos ( SW), particualmente en otoño-invierno
y primavera. Las borrascas que cruzan por el Golfo de
Vizcaya o entran por Galicia dan lluvia en la meseta
Norte; las que penetran por el Golfo de Cádiz o las costDs
de Lisboa dan temporal de lluvia en la meseta Sur (ver
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Fig. 2.ª ). En pocas ocasiones hay temporal general de
lluvias en ambas mesetas a no ser que una borrasca cruce
la Península de W a E. La influencia del Mediterráneo es
prácticamente nula en la Meseta por lo que a lluvias
se refiere, salvo las tormentas de inestabilidad en comarcas de Albacete. Por el portillo orográfico de la
cuenca del Júcar pueden llegar nubes y vientos del SE
hasta La Mancha.
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Los efectos de estancamiento y amontanamiento de
nubes son muy acusados en las cordilleras que orlan o
cruzan la meseta. Así, los vientos del NW dejan pegadas
nubes y lluvias en los montes de León con un marcado
mínimo pluviómétrico en la <<sombra orográfica» del
área Salamanca-Zamora (menos de 380 mm de media
anual); también en la ladera septentrional de Gredos y
Guadarrama los vientos de componente norte -que todavía llegan húmedos después de cruzar la cornisa cantábrica- dejan estancadas sus nubes y lluvias. Cuando
soplan SW, hay nubosidad de detención en la ladera meridional . del sistema Central y las nubes se represan
contra ella, creándose una especie de «ambalse de nubes»
que llega hasta la cuenca del Tajo con el benéfico influjo de su.s lluvias.
La Mancha (que proviene de una palabra árabe que
significa «tierra seca») presenta otro mínimo anual del
orden de 400 mm, y está influencia en verano por vientos
cálidos y secos del SE que proceden del Sabara y afectan a un espesor de unos 1.500 m, (con temperaturas a
este nivel oscilando entre los 18 y 24 grados). En Ex-
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a)
Figura 2.
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Golfo
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Situación típica de lluvias en las Mesetas.
Meseta Norte con vientos del W. y SW. asociados al
anterior de una profunda borrasca que cruza por el
de Vizcaya.
Meseta Sur con vientos del SW. (aire de origen subtroasociado a una borrasca situada entre Azores y Canarias.
tremadura llueve más cantidad: unos 480 mm de media
anual.
En primavera, cuando empiezan a caldearse los suelos, la gran meseta tiene un marcado efecto monzónico
creándose fuertes corrientes verticales que, en situaciones favorables, absorben vientos de origen marítimo
dando lugar a chubascos y aguaceros.
En ocasiones se presentan largos ciclos sin lluvia, enlazando la sequía cálida del verano (acusada evapotranspiración) con la sequía fría del invierno (marcadas heladas) por falta de temporales de otoño; pudiéndose llegar
otra vez al verano sin las lluvias de primavera.
Precisamente, en secas tierras de la cuenca del Duero
hay un «proyecto de intensificación de precipitaciones»
(P. E. P.) que se llevará a cabo bajo los auspicios y Control de la Organización Meteorológica Mundial.
Temperaturas
En invierno, la meseta Norte es más fría que la
meseta Sur (resguardada por la gran cordille;::l Centra l
que actúa como barrera de los vientos fríos de Septentrión). Ambas mesetas son muy cálidas en verano, rn :.'1 s
la meseta Sur, contagiando su calor al aire que descansa sobre el suelo y que se hace liviano, dando luga r
a un mínimo barométrico de carácter térmico.
Así, pues, en el total de la Meseta se acrecientan !Os
marcados intervalos térmicos del clima continental con
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máximas del orden de 36 a 40 grados y mínimas del
orden de -6 a -10 grados. La temperatura media de
la meseta Norte oscila de 14 a 15 grados y la de la
mesetar Sur de 16 a 18 grados.
Para la meseta Norte se ha hecho popular el refrán
de <<nueve meses de invierno y tres de infierno» y para
algunas de sus ciudades: Soria, Burgos, Avila, ... el jocoso comentario de que allí sólo existen dos estaciones: «el invierno y la del ferrocarril».
El intervalo de días de heladas podríamos resumirlo
así:
Meseta Norte: Período de heladas que abarca de 150
a 170 días (finales de octubre a primeros de mayo).
Meseta Sur: Período de heladas de 150 días (primeros de noviembre a finales de marzo).
En Extremadura dura más de 280 días el período
libre de heladas. El número de días de helada es unos
70 en la meseta Norte y de unos 40 en la meseta Sur.
Mientras que los fríos otoñales llegan gradualmente
durante el mes de noviembre, la primavera se presenta
en «oleadas », alternando el tiempo frío y seco con otro
cálido y soleado y algunos chaparrones. Las heladas tard ías de primavera (con r etrocesos al frío por San Marcos y San Isidro) son muy peligrosas para los cultivos
(cer eal, viña y frutales).
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Insolación y nubosidad
Los cielos despejados y el aire diáfano y seco proporcionan un notable número de horas de sol despejado: del orden de 2.600 horas de media anual en la
meseta Norte y de 2.800 en la meseta Sur y hasta de
3.000 horas en Extremadura.
En invierno hay período de niebla en las cuencas de
los grandes ríos: Duero, Tajo, Guadiana y en verano
hay actividad tormentosa cerca de las cordilleras y de
los embalses.
En las zonas de huerta y regadío, donde la evapotranspiración es muy intensa, debido a la sequedad y
calor del aire, el gran número de horas del sol despejado constituye un estupendo factor para maduración
de las frutas.
El número medio anual de días despejados es del
orden de 80 en la meseta Norte y de 130 en la meseta
Sur y Extremadura. El número de días cubiertos es
de unos 100 en la meseta Norte y de 70 en la meseta
Sur.
Destaca la ·acusada sequedad del aire en la continental Meseta, especialmente en verano, donde se registran
valores de humedad relativa de solo el 30 al 40 por
ciento.
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Viento y masas de aire
Ya hemos indicado que la Meseta está abierta a los
vientos del Atlántico, y las masas de aire húmedas suelen venir acompañadas por vientos del NW., W., SW.,
con régimen de lluvias.
Los vientos del N. y NE. son fríos, ásperos y secos
-en ocasiones traen «olas de frío» a la cuenca del
Duero-.
Los vientos del S. SE. son muy cálidos y secos y pueden traer «golpes de calor» a La Mancha. Los vientos
del E. y procedencia mediterránea, prácticamente no
llegan a la Meseta (detenidos por las montañas de la
cordillera Ibérica).
Los efectos de «estancamiento» y «foehn» son muy
marcados en ambas mesetas. Téngase presente, por
ejemplo, que para que una corriente del Norte llegue a
La Mancha, antes ha pagado su tributo de lluvias en la
ladera de umbría de los montes de León, Sistema Central y Montes de Toledo, dejando amontonadas las nubes
y las lluvias de estancamiento en su ladera septentrional.
Las invasiones del NE entre los meses de diciembre
y febrero suelen traer duras oleadas de frío. Existen
registros que, sólo el leerlos, hacen tiritar; por ejemplo:
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22,5° en febrero de 1944 en Albacete.
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20,4° en enero de 1945 en Avila.
17 ,0° en enero de 1938 en Segovia.
13,8° en enero de 1971 en Ciudad Real.. .
El récord de tempera turas máximas tiene valores de
46° en Badajoz, 44° en Ciudad Real y 42° en Madrid y
Toledo, correspondientes a advecciones de aire cálido
en julio y agosto procedentes del NE. (continente europeo) y del Sur (desierto de Sabara).
* * -/:
En el cuadro climatológico adjunto se dan algunos
valores medios de observatorios de capitales de provincia para el período 1941-70; en ellos pueden observarse los marcados contrastes frío-calor y lluvia-sequía
tan característicos de un clima continental, de los que
nuestra Meseta presenta un variado y significativo muestrario. De ello, hemos intentado dar un esbozo en estas
líneas de divulgación.
L. G. de PEDRAZA
M eteorólogo
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