Hipertensión y Psicología

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Revisión: 17 de Julio del 2003
Hipertensión y Psicología
Introducción:
El futuro de la psicología como disciplina científica es el trabajo
multidisciplinario, esto nos ha llevado a promover la
convergencia de diversos profesionistas y profesiones, y ha
desembocado en lo que se conoce en los últimos años como
“Psicocardiología o Neurocardiología”, investigando sobre la
relación entre el funcionamiento del corazón y el cerebro.
Dentro de este contexto, se despliegan diversos esfuerzos entre
los que destaca el conducido por el Dr. Benjamín Domínguez
Trejo, quien es responsable del proyecto CONACYT
“Variabilidad de la frecuencia cardiaca, temperatura periférica e
inmunoglobulina “A” salival, como indicadores del manejo del
estrés en la hipertensión. Viabilidad y efectividad”; esfuerzo en
el que participa un grupo de destacados investigadores
especialistas en las más diversas disciplinas.
En el marco de dicho proyecto se organizan mes con mes
reuniones denominadas “Sesiones de Hallazgos”, donde los
participantes tienen la oportunidad de vivir la multidisciplina, sus
bondades, alcances, retos y desafíos. Es en una de estas
sesiones, en que el Dr. Alcocer Díaz Barreiro se encargó de
presentar hallazgos clínicos que constituyen las bases de este
importante proyecto de investigación, que forma parte del
Proyecto Nacional de Salud en México y que y que en el 2003
iniciará su fase operativa.
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El Dr. Luis Alcocer Díaz Barreiro es el jefe de servicios de
Cardiología del Hospital General de México, es investigador titular
“C” de los institutos Nacionales de Salud, profesor titular de
Cardiología en la UNAM y presidente de la Sociedad
Latinoamericana de Hipertensión, además es el Co- investigador
Médico del proyecto CONACYT: “Variabilidad de la frecuencia
cardiaca, temperatura periférica e inmunoglobulina “A” salival, como
indicadores del manejo del estrés en la hipertensión. Viabilidad y
efectividad”.
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Revisión: 17 de Julio, 2003
HIPERTENSIÓN Y PSICOLOGÍA
Dr. Luis Alcocer Díaz Barreiro
RESUMEN
La hipertensión, es un padecimiento crónico, es para toda la vida y es
incurable en más del 95% de los casos, reduce en forma importante la
esperanza de vida y produce complicaciones en el corazón, en el riñón, en
el cerebro y en los vasos sanguíneos; sin embargo, es controlable. La
hipertensión, es también conocida como “la muere silenciosa” porque es
asintomática, la etiología de esta enfermedad es múltiple y se caracteriza
por la elevación de la presión arterial a límites determinados, cualquier
adulto con hipertensión arterial sostenida por lo menos en dos ocasiones
medidas a distancia que tengan igual o mayor a 140/90 lo llamamos
hipertensión arterial y sabemos a ciencia cierta que a partir de este nivel
comienza a ser muy importante el riesgo, ya que reduce la calidad y la
expectativa de vida.
El verdadero objetivo del tratamiento antihipertensor, es restaurar a lo
normal la expectativa de tiempo de vida y esto se logra a través de prevenir,
regresar o retardar las complicaciones de la hipertensión arterial, pero
estos objetivos son un tanto filosóficos, tenemos todos los medios para
lograrlo, el problema es mantener permanentemente las cifras de presión
aceptadas como las óptimas. La prevalencia en México de hipertensión
arterial está sobre 26.5%, uno de cada cuatro mexicanos son hipertensos
arteriales; el problema es que no saben que la tienen alta y por esto son
muy pocos los tratados y controlados y todavía menos los que siguen el
tratamiento.
Existen factores socioculturales y psicobiológicos que influyen en la
presión arterial, en nuestro país; el lugar que tiene menos presión arterial
en promedio es la Ciudad de México, ya que en la altura la presión arterial
es más baja, contrario a lo que todo el mundo piensa. Los que vivimos en la
Ciudad de México tenemos el promedio de la presión y la frecuencia de la
hipertensión arterial más baja de todo el país. Desde hace 30 años
realizamos un estudio bien fundamentado en la Ciudad de Toluca y
encontramos que los campesinos tenían mayor hipertensión que los
citadinos, conclusiones que causaron un gran escándalo en aquel
entonces.
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Otro factor es la “carga de chamba”, el trabajo que produce satisfacción no
es un estresor, lo que es un estresor es cuando hay una alta demanda y
poca posibilidad de decisión. De igual manera el cambio de una cultura a
otra; la incongruencia en el estilo de vida. Se ha hablado también sobre la
personalidad del hipertenso y se sabe que hay rasgos que lo caracterizan,
por ejemplo la hostilidad reprimida, frecuentemente hay miedo, enojo y
tristeza, hay mucha agresión inhibida, hay canalización al “trabajismo”, de
esta manera es como compensan su enojo.
Hay enfermedades afectivas ligadas a la hipertensión, como la prevalencia
de desórdenes por depresión que es de 30%, pero no hay ningún estudio
claro que demuestre realmente la relación causa- efecto entre hipertensión
y depresión. También puede haber hipertensión como efecto secundario de
medicamentos antidepresivos.
Entre hipertensión y psicología se ha pensado muy primitivamente, ya no
podemos hablar de lógica, se habla de evidencias, la mayoría de las
personas piensan que la hipertensión es una enfermedad psicosomática,
no hay pruebas de que así sea, el pensar que una persona es hipertensa
por trastornos de personalidad o un trastorno emocional por estrés, ha sido
hasta el momento un camino cerrado, el manejo del estrés es
complementario, como las modificaciones al estilo de vida, en la mayoría se
requiere de medicamentos para lograr que el paciente alcance la presión
arterial ideal. La labor del Psicólogo es averiguar cuál es el mejor incentivo
para que el paciente alcance y mantenga las metas, la gran diferencia
individual a la susceptibilidad a factores psicológicos es una de las
dificultades, como la percepción del estrés.
El hipertenso arterial tiene mayor arteriosclerosis, lo que produce
frecuentemente infartos lacunares, el deterioro mental es más acelerado y
con ello el desarrollo de la demencia y ahora sabemos que este efecto se
bloquea con el tratamiento, afortunadamente los medicamentos modernos
no afectan negativamente la calidad de vida. Otro factor es el estado socioeconómico, las enfermedades cardiovasculares son enfermedades
relacionadas a la pobreza, debido a que tienen escaso o nulo acceso a
tratamiento y estilos de vida sanos, comer sano es muy caro.
¿Participa la mente en la etiología de la hipertensión arterial? Seguramente
está relacionada. Las técnicas más usadas para el manejo del estrés son el
biofeedback, la relajación y la terapia cognitivo- conductual, reducen la
presión arterial, la desventaja es que son fácilmente abandonadas y los
efectos duran de 5 a 7 minutos, no es suficiente.
La acción del Psicólogo es muy importante en este campo, el paciente
prefiere cosas que no sirven sobre cosas que sí sirven. El paciente no tiene
síntomas, entonces no entiende porqué debe tomarse un medicamento,
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¿qué pasa con el grado de motivación de la salud? El psicólogo debe
involucrar al paciente, desarrollar habilidades para adoptar y mantener las
recomendaciones, reconocer los beneficios de seguir el tratamiento; el
médico debe aprender a negociar con el paciente, debe monitorizar el
progreso hacia las metas; incorporar estrategias conductuales, se necesita
el apoyo de buenos grupos de investigación que creen sistemas claros.
Todo se reduce a un problema de información, esta debe ser clara, realista,
equilibrada, el único mecanismo útil para modificar hábitos en el adulto es
incentivar, los premios u castigos siguen siendo la única forma de
modificarlas. Lograr la adherencia es una labor muy importante y el
psicólogo es el profesional indicado para hacerlo.
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