SANTIAGO, 5 de octubre de 2006 DISCURSO DE LA MINISTRA DEL SERNAM, LAURA ALBORNOZ POLLMANN Seminario internacional sobre paridad de género y participación política en América latina y el Caribe ___________________________________________ Muy buenos días. Después de la intervención de la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, tengo el honor de inaugurar este panel sobre mecanismos de participación y sistemas electorales inclusivos, referido a la experiencia chilena, con invitados de estatura política indiscutible. Lo primero que quiero decir, a manera de entrada, es que la paridad no es asunto de mujeres. La paridad traduce el deseo democrático de reducir la brecha entre el discurso sobre la igualdad de derechos, y la desigualdad de oportunidades concreta que sigue existiendo entre las chilenas y los chilenos, específicamente en el espacio político. Y no se trata de imponer una participación política forzada, pues ello no tiene mucha utilidad. Tampoco se cuestiona el funcionamiento de la democracia, que reposa sobre la libre competencia entre las candidaturas y el justo reconocimiento del mérito con que se compite. Estamos por la meritocracia. 1 El debate en torno a la paridad y su logro como un valor democrático, aspira a reforzar nuestro ordenamiento político y mejorar la gobernabilidad gracias a la participación de toda la ciudadanía. Desde su creación, en 1991, el SERNAM se comprometió a mejorar la situación de las mujeres y las relaciones de género, en un sentido más igualitario. Y también hoy, SERNAM reafirma su férrea voluntad de trabajar por que nuestro sistema político sea más inclusivo y más democrático. Para hacer un análisis acertado, del que se pueda desprender una propuesta, también acertada, debemos partir por reconocer la discriminación histórica que han vivido las mujeres, y además, identificar con claridad y apertura, las barreras y los obstáculos que restringen o impiden que ellas compitan en condiciones de igualdad con los hombres, en el espacio político. No podemos dejar de reconocer la responsable labor realizada por las organizaciones de mujeres y las instituciones que de distintas maneras, han contribuido a enriquecer el debate con su trabajo investigativo. 2 Pero el compromiso democrático nos lleva aun más allá, puesto que se trata de derrumbar los mecanismos de exclusión política. En esto, las redes globales y los intercambios amistosos con países hermanos, vecinos o más lejanos, nos permiten compartir experiencias, expectativas y buenas prácticas. La opinión pública chilena, demostró su apoyo a la igualdad de género, dando su respaldo a la candidata Bachelet, hoy nuestra presidenta. Los votantes claramente han demostrado su apoyo a las candidatas en todos los niveles de elección. Nuestra presidenta ha demostrado que la voluntad política a favor de la paridad convirtió a nuestro gobierno en referencia para otros países, como acaba de recordarlo. ¿Dónde se encuentran entonces los obstáculos para la participación política de las mujeres? ¿Será en un sistema electoral que no favorece el recambio, la llegada de nuevos invitados a la política?. 3 ¿Será en unos rasgos democráticos tal vez algo desactualizados, en cuanto a normas y prácticas partidarias, ...aún cuando los partidos han demostrado su capacidad y voluntad de construir democracia? Sabemos que las mujeres participan en número equivalente a los hombres en la militancia de base y que su participación se concibe en general, al nivel del trabajo de terreno, o de sustento de las acciones de la dirigencia. No obstante eso, son muy pocas las elegidas en los cargos de dirección, y son pocas las que integran las listas y luego son elegidas como senadoras, diputadas, alcaldesas y concejalas. Hoy día, con la presencia y la visibilidad de las mujeres en lo económico, científico, cultural y político, con distintos espesores de protagonismo, ¿cómo negarles la demanda ciudadana de incorporar a más de nosotras en la gestión política de lo colectivo, sin tener que esperar tantos años como los que tardamos en conseguir el derecho al sufragio en el año 1949, después de casi 140 años de vida republicana? En eso, los partidos políticos tienen un desafío importante, en cuanto a instituir la transparencia de sus prácticas y de su democracia interna. 4 Las mujeres y los hombres que están a favor de la paridad, no reclaman homenajes a las mujeres, tampoco su protección, o un favor especial a fin de tener asientos reservados en el Congreso. Las mujeres y los hombres que están a favor de la paridad, llaman a la creación voluntaria, o impulsada por la ley, de mecanismos de participación equilibrada para ambos géneros. Esto implica dar paso a la posibilidad de que un porcentaje de los cargos de dirección partidaria, de consejo nacional, de comité electoral, y aquellos de elección popular, sea ocupado por mujeres. Algunos señalan que la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en el espacio político, es apenas un detalle de la democracia, o un tema que sólo les interesa a unas pocas mujeres... a la élite. Quienes se oponen a los mecanismos de acción positiva a favor de la paridad, afirman que éstos atentan contra la libertad de las y los votantes, y que son, además de negativamente discriminatorios, antidemocráticos, e injustos. 5 Lo que es cierto, es que sin dar un impulso extra, un pequeño empujón, o “envión”, como se dice en algunos de nuestros países... y sin voluntad política, las cosas tampoco cambiarán. La experiencia internacional ha demostrado la eficiencia de las medidas de acción positiva para dar un salto cualitativo y cuantitativo en el logro de la inclusión democrática de las mujeres. Los países donde mejoró de modo significativo la participación y la representación política femenina, son aquellos que optaron por algún tipo de mecanismo de acción positiva. Como lo señaló la presidenta en alguna ocasión, abro comillas: “Siempre que no hay inclusión completa, siempre que no hay oportunidad exactamente igual a la otra, siempre que hay de alguna manera discriminación explícita o implícita, uno requiere políticas anti discriminación”. Las medidas de acción positiva no son ni más ni menos artificiales que cualquier otra medida legal. Una medida de acción positiva que sirve para hacer realidad una verdadera igualdad de oportunidades, y que permite que personas capaces, no importa de qué sexo sean, compitan a nivel electoral, no es antidemocrática ni tampoco injusta. 6 Lo injusto sería permitir que se mantenga una exclusión en función del género o que los derechos humanos de las mujeres no sean respetados. La paridad no atenta contra la libertad del votante, quien siempre será libre de elegir a quien quiera, pero en listas paritarias. Así, siempre tendrá abierta la posibilidad de optar entre una mujer meritoria, y un hombre meritorio, según sus preferencias. La configuración final del Congreso queda así, en las manos del electorado. La posibilidad de que sean elegidas las mejores candidaturas, se ve... de este modo, ampliada, puesto que la paridad obliga a los partidos a buscar a los representantes más competentes de entre sus filas, sean estos hombres o mujeres. Lo ideal sería no necesitar cuotas. Ojalá se diera por sí sola una libre competencia entre mujeres y hombres igualmente capacitados. Pero mientras no es así, mientras las mujeres no compartan las mismas oportunidades que los hombres.... ... el único modo, a nuestro juicio, de avanzar en el camino de la modernidad que marca a las sociedades inclusivas.... es dar ese pequeño empujón de que les hablaba... que nos ayude a alcanzar una praxis democrática, transitoria, eficiente y verdadera. 7 Y, tal como expresó la presidenta Bachelet hace unos meses, y leo conformarnos textualmente, con nada “(...) menos no que debemos con una ciudadanía completa. ¡Nada de entregas a plazo! , ¡nada de: “esperemos un mejor momento...”, que nunca llega, ¡nada de ciudadanía a retazos! ” Por la calidad democrática que todos han podido exhibir, esperamos que este compromiso, además de expresarse en sus discursos, también signifique optar por acciones afirmativas que traduzcan una voluntad política a favor de más paridad, acciones que son provisorias, democráticas, legales y justas. Y repito, no se trata de un tema de mujeres, sino de la sociedad completa. No se trata de un tema de izquierdas o derechas, de progresistas o conservadores, sino de un compromiso con la democracia y la modernización del país. No se trata tampoco de favorecer a las mujeres en desmedro de los hombres. Se trata de escuchar la impaciencia de mujeres y de hombres que reclaman la democratización de la democracia. Muchas gracias. 8