tapu.qxd 5/15/02 9:08 PM Página 1 Trama urbana JUSTICIA - SEGURIDAD - POLICIALES La Plata, jueves 16 de mayo de 2002 “E Caso Cantero l señor (Humberto Cayetano) Tarsitano vendía psicofármacos a menores en las puertas de los colegios, y tales pastillas se encontraban envueltas en trozos de papel de envoltorio de cigarrillos”. “En la casa del Sr. Tarsitano se desarrollaban verdaderas orgías donde mediaban los psicofármacos y el abuso del alcohol”. Estos dos párrafos forman parte de un anónimo que en las últimas horas llegó a nuestra redacción, junto a las dos fotos que ilustran esta nota y la copia de seis órdenes médicas que certificarían que Humberto Cayetano Tarsitano sufre trastornos psiquiátricos severos desde al menos 23 años. La misma documentación llegó al despacho del fiscal Daniel Urriza, a cargo de la investigación del crimen de Laura Noelia Cantero (14), y a la comisaría Berisso Segunda, en cuya jurisdicción fue hallado el 5 de mayo pasado el cadáver de la jovencita. El nombre de Tarsitano ganó fama mediática la semana pasada, cuando la pesquisa por el asesinato de la adolescente de Berisso condujo a los detectives directamente tras sus pasos. De esa forma, el anciano de 73 años se convirtió en el único imputado del caso. Según consta en la investigación penal, las pruebas en su contra son contundentes. Además de la declaración de varios testigos que aseguran haberlo visto junto a la víctima horas antes de que “En la casa del Sr. Tarsitano se desarrollaban verdaderas orgías” fuera asesinada, en un allanamiento realizado en su domicilio de Mosconi 58, en el Barrio Obrero de Berisso, la policía secuestró un “arsenal” sexual: fotos de menores posando desnudas en su cama, pelo, sangre y restos de una sustancia compatible con la masa encefálica. Ahora bien, estos detalles escabrosos no escandalizaron a los vecinos de Berisso, y no porque le faltaran méritos para hacerlo, sino porque entre ellos circulaban desde hace mucho tiempo sórdidas historias sobre Tarsitano y su debilidad por las chicas muy jóvenes. Hasta los últimos días de la semana pasada, el anciano estaba sospechado de descargar un mazazo en la cabeza de Cantero y de estrangularla contra el barro. Las cajas de Viagra, las de Gimonte, los consoladores, las ropas íntimas dedicadas, y los potes de vaselina sólo echaron un poco más de abono sobre su fama de “viejito perverso” y sumaron evidencias para la investigación del caso Cantero. Con el aporte de este anónimo más la declaración de nuevos testigos, la situación de Tarsitano se complicó todavía más, si eso era posible. Por estas horas, dos nuevos fiscales comenzaron a trabajar junto a Urriza y el juez de Apuntes de un crimen Laura Noelia Cantero desapareció de su casa el 25 de abril último. La familia radicó una denuncia por fuga del hogar en la comisaría Berisso Segunda. Dos pescadores encontraron su cadáver el 5 de mayo a las 15.40, en un canal ubicado en el balneario Palo Blanco. La adolescente fue reconocida un día después, por su madre. Al día siguiente, la Policía allanó la vivienda de calle Mosconi al 58, en el Barrio Banco Provincia. Ahí vivía Humberto Tarsitano. El allanamiento fue importante por las pruebas recabadas. El sospechoso fue detenido 24 horas mas tarde, en 7 y 56. De novio. Tarsitano y una jovencita, la misma que aparece posando desnuda en una foto que figura en la causa La víctima. Laura Noelia Cantero Tarsitano en la mira por corromper chicas Un anónimo con certificados, fotos comprometedoras y graves denuncias llegó a nuestra redacción, con copias al fiscal Urriza y a la comisaría Segunda de Berisso. El anciano acusado de homicidio es investigado por drogas y proxenetismo Menores Julio Bardi, en la investigación de una presunta red de corrupciones, estupro y prostitución escolar. En las nuevas denuncias que obran en poder de la Justicia figuraban los nombres, apellidos y números de documento de al menos cinco menores de edad -entre ellos algunos varonesdomiciliados en el barrio Juan B. Justo de la vecina ciudad. Los testigos aseguran que Tarsitano sometía sexualmente a las adolescentes a cambio de dinero u otros ofrecimientos. Muchos vecinos de Berisso se animaron a hablar a partir de la detención del septuagenario y sacaron a la luz lo que hasta ese momento era un secreto a voces. Dijeron que estaba aliado con algu- nas prostitutas, y así lograba conectarse con las menores de la zona para iniciarlas en el negocio de la venta de sexo. Muchas de estas chicas habrían sido ubicadas en distintos prostíbulos de Berisso. Otras, simplemente, mantenían un estrecho vínculo con Tarsitano, relación que se limitaba a las paredes de Mosconi 58. Precisamente, habría sido en esa vivienda donde se practicaban los más oscuros y perversos hábitos del acusado, como fotografiar nenas desnudas en poses eróticas. La información de los anónimos comenzó a oficilizarse ayer y la causa sobre esta presunta red de prostitución en Berisso tomó verdadero impulso. El funcionario judicial que contaba con más antecedentes sobre el supuesto accionar de Tarsitano era el juez de menores Bardi. En realidad, lo tenía mencionado a través de diversas sospechas. Lo que sí existía en esa zona era una sugestiva cantidad de denuncias de adolescentes que fugaban de sus hogares y eran llevadas bajo engaños a locales nocturnos donde ejercían la prostitución, u obligadas a participar en esporádicas fiestas sexuales. Según las pruebas reunidas, las menores no recibían una suma de dinero a cambio de estos “favores”, sino ropa, comida, e incluso drogas. De acuerdo al anónimo: “El señor Tarsitano gozaba (sic) de mala fama en el barrio, gozaba de total impunidad y muchos de los vecinos le tienen miedo porque el mismo tiene severos antecedentes psiquiátricos y ha desarrollado (sic) episodios de violencia y amenazas contra algunos de los vecinos de la vivienda de Mosconi Nº 58”. Según los certificados médicos acercados a Trama Urbana, el imputado padece de paranoia severa. Las órdenes, firmadas por un psiquiatra cuyas iniciales son MJP (la identidad la mantenemos en reserva), datan de los años 1979 y 1980. Entre estos escritos también llegó un anónimo escueto, garabateado con una despareja letra imprenta. Dice así: “Domingo 09 abril del 00. Entre horas 15.00 a 17.00 violaron domicilio. Violaron a Paola. (Ambos dados vuelta)”.