1 LA COHESIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL EN EL CONTEXTO DE LA UNIÓN EUROPEA AMPLIADA. LA EXPERIENCIA ESPAÑOLA Donato Fernández Navarrete Catedrático de Economía Aplicada Universidad Autónoma de Madrid 1. Introducción general. El propósito de este trabajo es poner de manifiesto el significado e importancia de la política de cohesión económica y social en la Unión Europea (UE) y la evolución que ha seguido dicha política desde su puesta en funcionamiento en 1988 hasta el presente. Dedicamos una atención especial a analizar el marco en el que actualmente se desenvuelven los programas sobre cohesión así como los cambios que se avecinan a partir del año 2007. En concreto, vamos a tratar de los siguientes aspectos: en primer lugar, del significado de la política de cohesión en la construcción europea; en segundo término, de la estructuración de la misma en el presente periodo 2000-06 resumiendo los principales programas; en tercer lugar, de la experiencia española como principal país receptor en términos absolutos de las ayudas comunitarias; en cuarto lugar, nos ocupamos de la reestructuración de los objetivos que propone la Comisión para las próximas Perspectivas financieras que cubrirán el periodo 2007-13 y que aún están pendientes de aprobación; y, finalmente, concluimos realizando una reflexión global sobre la cohesión económica y social en el marco de la ampliación comunitaria, incluida Turquía. España, país que tomamos como referencia, es sin ningún genero de dudas el que mejor se ajusta a la experiencia comunitaria en la implantación de la política de cohesión. Dicha experiencia, que ya se aproxima a las dos décadas, puede resultar muy valiosa para los Estados de la nueva ampliación comunitaria. Gracias a la solidaridad entre los Estados de la UE, España podido converger con gran celeridad en renta percápita con la media comunitaria de la UE-15 de la que, no obstante el elevado ritmo de aproximación, a la altura de 2001 todavía le distanciaba más de 17 puntos. 2. Significado y alcance de la cohesión económica y social. 2.1. Concepto y evolución. 1 2 La política de cohesión es un pilar básico de la construcción europea y un elemento esencial del desarrollo económico armonioso al que aspira la Unión. El art. I. 2 del proyecto de Constitución europea señala como objetivo de la Unión el fomento de la “ ... cohesión económica, social y territorial y la solidaridad entre los Estados miembros ...” con la finalidad la de “ ... reducir las diferencias entre los niveles de desarrollo de las diversas regiones y el retraso de las regiones e islas menos favorecidas, incluidas las zonas rurales” (art. III. 116, segundo párrafo). En definitiva, la política de cohesión tiene por finalidad tratar de disminuir las desigualdades económicas entre los Estados miembros de la UE, entre sus regiones y otros territorios y entre sus ciudadanos. De manera que si bien esta política ha sido básicamente de carácter regional, su pretensión es más amplia por cuanto pretende lograr un desarrollo armonioso en el conjunto de la UE de manera que contribuya a repartir los beneficios de la integración entre todos sus componentes, ya sean Estados, regiones o personas. La necesidad de conseguir una elevada cohesión económica y social en el conjunto de la UE se justifica porque la construcción europea no puede limitarse sólo a la liberalización de los mercados de bienes y factores; para liberalizar sólo los mercados no es necesario crear ningún área de integración pues bastaría con que se cumpliesen las normas de la Organización Mundial de Comercio. Pero la Unión Europea es mucho más que un área de cooperación: es un área de integración que abarca el ámbito económico, social y lo político. De ahí que, junto con la liberalización del mercado interior y la Unión Económica y Monetaria (UEM) que son los mecanismos que hacen posible la consecución de un espacio común, sean necesarias otras medidas compensadoras en favor de las zonas geográficas más desfavorecidas (regiones y Estados) con el fin de que todas ellas tengan las mismas oportunidades de operar en ese mercado liberalizado y competitivo. En los inicios del proceso de integración, las Comunidades Europeas no prestaron gran atención a la política de cohesión debido a que había que resolver con prioridad otros problemas. No obstante, el Tratado de la Comunidad Económica Europea de 1958 previó la constitución del Fondo Social Europeo (FSE) con el objeto de fomentar las oportunidades de empleo; al iniciarse la Política Agraria Común y crearse, en 1992, el Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agraria (FEOGA), a la sección de Orientación del mismo se le asignó la financiación de los programas de reforma y modernización agraria; y como consecuencia de la primera ampliación comunitaria (la de 1973), de la crisis económica que se desencadenó en esos años y de los problemas regionales del Sur de Italia, 2 3 se creo, en 1975, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER). El nacimiento del FEDER puede tomarse como punto de partida de la política regional comunitaria. Las razones de fondo que justificaron la puesta en funcionamiento de la política de cohesión, fueron las dos siguientes: en primer lugar, la ampliación mediterránea de las Comunidades a mediados de los años ochenta del siglo pasado; y, en segundo lugar, las consecuencias negativas que para las regiones comunitarias más atrasadas podrían derivarse de la puesta en funcionamiento del mercado interior en los inicios de 1993. El primer tratado que incorpora la cohesión económica y social, fue el Acta Unica Europea (AUE), que entró en vigor en julio de 1987. Desde entonces dicha política pasó a constituir un pilar fundamental de la construcción europea. El Tratado de la Unión Europea de Maastricht, en vigor desde el 1 de noviembre de 1993, añadió a la cohesión regional, la cohesión entre los Estados para cuyo fin se creó un nuevo Fondo: el de Cohesión. Como ocurre con las otras políticas de la Unión, actualmente la política de cohesión económica se inserta en lo que se conoce como Desarrollo sostenible. El desarrollo sostenible es un concepto que se debe a la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente de las Naciones Unidas (Informe Brudland Our Common Future, 1987). Implica que el crecimiento económico ha de ser ordenado y compatible con la conservación de los recursos naturales con el objeto de permitir la continuidad del desarrollo. El desarrollo sostenible que se extiende al conjunto de las políticas de la Unión, constituye una nueva filosofía que tiene en cuenta variables ambientales, económicas y sociales; su finalidad es la de lograr un crecimiento ordenado en lo económico, que sea respetuoso con el medio ambiente y con los recursos naturales y que se interese por el desarrollo integral de la sociedad: la educación, la salud, la seguridad, etc. El desarrollo sostenible, que fue incorporado al acervo común por el Tratado de la Unión Europea (TUE) de Maastricht, ha pasado a constituir uno de los objetivos centrales del modelo económico de la Unión Europea: "La Comunidad tendrá por misión – dice el art. 2 del Tratado Comunidad Europea- promover (...) un desarrollo armonioso y equilibrado de las actividades económicas (...) un crecimiento sostenible y no inflacionista que respete el medio ambiente ...". Desde el punto de vista de distribución de competencias entre la UE y los Estados, la cohesión económica se ha situado implícitamente en el ámbito de las competencias compartidas y así es mantenida por el Proyecto de Constitución europea cuyo art. 13 cita expresamente a la cohesión económica, social y territorial entre las competencias compartidas; no obstante, si tenemos presente 3 4 lo previsto por el art. 11.2 del mencionado Proyecto, de hecho esta política pasa a constituir una competencia exclusiva de la Unión ya que los Estados solo podrán ejercer tal competencia en la medida que la Unión haya hecho decidido dejar de ejercerla. Como tal competencia compartida, está sometida a los principios de subsidiariedad y de proporcionalidad, que implican, respectivamente, que la Unión intervendrá sólo en la medida en que los objetivos de la acción pretendida no puedan ser alcanzados de manera suficiente por los Estados miembros (subsidiariedad) y ninguna acción comunitaria excederá lo necesario para alcanzar los objetivos fijados (proporcionalidad). Igualmente habrá de cumplirse el principio de adicionalidad, en virtud del cual los recursos comunitarios deben complementar pero no sustituir a los recursos nacionales. Con la ampliación comunitaria hacia el Este, la cohesión económica ha recobrado una importancia inusitada. Difícilmente la UE puede aspirar a tener un desarrollo sostenible si las desigualdades socioeconómicas entre sus Estados y regiones son muy pronunciadas y no se arbitran medidas que tiendan a reducirlas. Pero, de otra parte, también es difícil converger si no existe crecimiento. Como señala la Comisión en el Tercer informe sobre la cohesión: el crecimiento y la cohesión se refuerzan mutuamente. Reduciendo las disparidades, la Unión contribuye a asegurar que todas las regiones y los grupos sociales pueden participar y beneficiarse de un desarrollo económico global. Por lo tanto, el desarrollo sostenible ha de compatibilizarse con políticas competitivas que permitan impulsar a un tiempo el crecimiento económico, la generación de empleo y la cohesión. De ahí que los programas de cohesión, que han permanecido hasta el presente prácticamente invariables desde que se implantó tal política en 1988, vayan a experimentar una considerable transformación con las perceptivas financieras del periodo 2007-13 cuyas propuesta acaba de hacer pública la Comisión. En la Tabla 1 se sintetizan los grandes ejes de la política de cohesión de las Perspectivas financieras del periodo 2000-06 (Agenda 2000) y de la propuesta de la Comisión para el próximo periodo 2007-13. Las ideas básicas en cada caso, son las siguientes: - Hasta el presente, es decir, hasta la conclusión en el año 2006 del periodo que cubre la Agenda 2000, los criterios de actuación para alcanzar la cohesión económica y social, se fundamentan en los siguientes: en primer lugar, en el espacio, con la finalidad es la de conseguir un alto grado de cohesión entre las regiones y otros territorios de la Unión; en segundo lugar, en la población desempleada o afectada por procesos de reconversión cuyo objetivo es la de conseguir su 4 5 reinserción laboral; y por último, el criterio que toma como base el PNB, siendo su finalidad en este caso la de aproximar la renta de los Estados menos desarrollados a la media comunitaria. - En las Perspectivas financieras del periodo 2007-13, la cohesión económica y social se enmarca en un objetivo más amplio: el objetivo de desarrollo sostenible. Dicho desarrollo es resultado, a su vez, de dos componentes: a) el de Competitividad, cuyo propósito el de impulsar el crecimiento y el empleo y para lo cual se coordinan los recursos del presupuesto común destinados a los programas de investigación y desarrollo, educación y formación, redes de la UE, mercado interior y política social; y b) el de Cohesión para el crecimiento y el empleo. Esta que es propiamente la política de cohesión que tiene como finalidad financiar prioritariamente los programas –nacionales y regionales- que fomenten el crecimiento y el empleo. Tabla 1. POLITICA DE COHESION ECONOMICA Y SOCIAL Periodo 2000-06 (Agenda 2000) Objetivo cohesión de Programa Instrumento financiero Redes Fondo de transeuropeas Entre Estados Medio cohesión ambiente Objetivo 1 FEDER, FSE, FEOGAOrientación, IFOP (1) Entre regiones (NUTS I, II y III) Objetivo 2 FEDER, FSE Objetivo 3 FSE Periodo 2007-13 Objetivo cohesión de Programa -Modernización infraestructura - Medio ambiente - Desarrollo de las Convergencia TIC real (Estados y - Estrategia europea del empleo (NUTS I y II)) - Inversiones en capital humano Entre otros entes territoriales Equal (NUTS III) FEDER FEDER FEOGAOrientación FSE Fondo de Cohesión, FEDER, FSE Competitivida Nivel regional d regional y Nivel nacional FEDER, FSE empleo (NUTS I (estrategia y II) Interreg Urban Leader Instrumento financiero Cooperación territorial (NUTS III) comunitaria para el empleo) -Desarrollo urbano, rural y costero. (Nuevo Instrumento de Vecindad -NIV-) FEDER -Regiones ultraperiféricas 5 6 Desarrollo rural FEOGA-Garantía Fondo de desarrollo rural (1) El IFOP actúa en todas las regiones pesqueras con independencia del objetivo en el que se incluyan Fuente: Elaboración propia tomando como base los criterios elaborados por la Comisión 2.2. La cohesión económica y social durante el periodo 1988-2006 Como hemos dicho, el AUE y el Tratado de la Unión Europea de Maastricht hacen de la cohesión económica un pilar fundamental de la integración económica. El arranque de esta política hay que situarlo en 1988 año en que se produce la reforma de los viejos fondos estructurales que hasta ese momento cada uno de ellos se atenía exclusivamente a lo dispuesto en su propio reglamento. A partir de la mencionada reforma de 1988, todos los fondos fueron sometidos a una reglamentación común con el fin de dotar a sus actuaciones de una mayor coherencia. También se les dotó de muchos más recursos financieros de acuerdo con lo previsto por los sucesivos paquetes presupuestarios que se contienen en las Perspectivas financieras 1998-92 (conocidas como paquete Delors I), las de 1993-99 (Delors II) y 2000-06 (Agenda 2000). Con estos cambios, la política de cohesión ha pasado a convertirse en la segunda política comunitaria de gasto tras la Política Agraria Común (PAC). Los programas que desarrollan actuaciones estructurales, han de cumplir una serie de objetivos que suelen variar con en el tiempo. Así, entre 1988 y 1999 (Perspectivas financieras Delors I y II) se definieron seis grandes objetivos que la Agenda 2000, que contiene las Perspectiva financieras del periodo 2000-2006, reduce a sólo tres con el objeto de incrementar la eficacia de los fondos y simplificar su complicada gestión administrativa. Las nuevas Perspectivas financieras que se están elaborando para el periodo 2007-13 van a suponer un cambio radical en todo el planteamiento sobre el que se ha basado la cohesión entre 1988 y 2006, en la forma que expondremos más adelante. Ahora vamos a dar cuenta de manera muy resumida de los principales planteamientos de la política estructural que se contienen en la Agenda 2000. La Agenda 2000 sigue, en sus grandes líneas, la programación que ya se hizo con los paquetes financieros Delors I y II realizando algunas modificaciones para su mejor racionalización pero sin introducir novedades importantes en sus objetivos. Para el periodo 2000-06 se definen tres objetivos y cuatro iniciativas comunitarias, que pasamos a contemplar. El Objetivo 1, incluye a las regiones cuyo PIB percápita se sitúe por debajo del 75% de la media comunitaria, si bien aplicando este criterio de manera más estricta que en el pasado donde no 6 7 siempre se cumplió (1). En este Objetivo se concentran el 67,9% de las ayudas comunitarias previstas para la política estructural del periodo 2000-2006 abarca un 22,2% de la población comunitaria. Contempla la actuación simultánea y coordinada de todos los fondos estructurales para que su eficacia sea mayor. El Objetivo 2 pretende apoyar financieramente la transformación económica y social de las zonas (tanto urbanas como rurales) que se encuentren en dificultades estructurales. A dicho objetivo se destinan el 11,5% de las ayudas previstas para la política estructural. Los Estados miembros tienen que proponer a la Comisión una lista de zonas que cumplan los criterios requeridos teniendo en cuenta el techo de población admitido para cada uno de ellos. El referido techo por Estado lo fija la Comisión tomando en consideración la población que cumplan los criterios exigidos y la gravedad de los problemas estructurales que son evaluados tomando como base el paro de larga duración. El máximo de población comunitaria cubierta por este objetivo es del 18% y su distribución indicativa a efectos de la aplicación de este objetivo, es la siguiente: 10% para zonas industriales, 5% para zonas rurales, 2% para zonas urbanas y 1% para zonas dependientes de la pesca. El Objetivo 3, versa sobre la adaptación y modernización de las políticas y sistemas de educación, de formación y de empleo. Este objetivo amplia de manera considerable el planteamiento que existía en la etapa precedente tratando de incidir en la modernización de los sistemas educativos y de formación para adaptarlos al mercado de trabajo en aquellas regiones que no estén cubiertas por el Objetivo 1. A él se destinan el 12,3% de los recursos previstos en la Agenda 2000 para los fondos estructurales. Los criterios que se tienen en cuenta para la distribución de las ayudas comunitarias entre Estados miembros en los Objetivos 1 y 2, son los siguientes: población elegible, grado de desarrollo regional, grado de desarrollo nacional y gravedad de los problemas estructurales –en particular el nivel de paro-. Por lo que respecta al Objetivo 3, la distribución de las ayudas entre Estados miembros se basa en la población elegible, la situación del empleo y la gravedad de los problemas en cada caso (tomando en consideración la exclusión social, los niveles de educación y de formación y la participación de las mujeres en el mercado de trabajo). Además de los tres grandes objetivos antes citados, existen otros programas que dependen directamente de la Comisión y que reciben el nombre de Iniciativas comunitarias. Las Iniciativas 1. El criterio concreto es el PIB por habitante según la paridad del poder de compra para los tres años precedentes 7 8 comunitarias, son programas específicos de la Comisión para atender determinadas prioridades como, por ejemplo, el fomento de igualdad de oportunidades de las mujeres con los hombres en la formación profesional, o el desarrollo de regiones problemáticas y de zonas urbanas y rurales. Aquí es donde encuentra acomodo la cohesión económica y social de problemas sociales específicos sino también de espacios inferiores a las regiones tradicionales como puede ser una ciudad –o un barrio de la misma- o una zona rural (comarca). Durante el periodo 1993-99, la Comunidad puso en marcha hasta un total de 13 Iniciativas dedicando a las mismas un 9% del total de los recursos estructurales, número y porcentaje que se reduce a cuatro y 5,35%, respectivamente para el periodo financiero 2000-2006 (Agenda 2000). Las Iniciativas comunitarias para el periodo que cubre la Agenda 2000, son los siguientes: EQUAL. Es un programa comunitario de cooperación transnacional para combatir la discriminación y las desigualdades en el mercado de trabajo. Esta iniciativa viene a sustituir los anteriores programas NOW, Horizont, Yuthstart, Integra y Adapt del periodo 1994-99. INTERREG. Pretende fomentar la cooperación transfronteriza, interregional y transnacional. Este es uno de los programas prioritarios de la Comunidad al que se destinarán la mitad de los recursos previstos para las Iniciativas comunitarias (2,5% de la dotación total de los fondos estructurales) ya que es uno de los que contribuye de manera más decisiva a la consolidación del mercado único. En la nueva etapa de ampliación comunitaria hacia el Este, Interreg adquiere un relieve particular por lo que habrá de coordinarse con los programas específicos previstos a tal fin como el PHARE. La iniciativa INTERREG está vigente desde el inicio de la reforma de los fondos estructurales en 1988. LEADER. Este programa pretende apoyar las actividades de desarrollo rural tratando de que se aprovechen al máximo los recursos locales. Su principal interés reside en poner en tensión las fuerzas locales para que surjan iniciativas de desarrollo endógeno. Con el Leader la Unión Europea ha abierto una experiencia de desarrollo rural de ámbito comarcal que está dando buenos resultados. Las exigencias de la Comisión para aprobar un Leader son elevadas: ha de tratarse de un ámbito territorial reducido y homogéneo en lo geográfico (aun cuando no coincida con divisiones administrativas de las regiones NUTS II y III), económico y social; el colectivo de población debe situarse entre 10.000 y 100.000 habitantes, con una densidad máxima de 120 habitantes/km2; y el utilizando las estadísticas comunitarias 8 9 plan de desarrollo a realizar debe presentar una masa crítica suficiente de recursos humanos, económicos y financieros y demostrar que cuenta con una estrategia de desarrollo viable, integrada y sostenible. El programa Leader, en fin, pretende revitalizar el desarrollo económico endógeno de las comarcas en las que se implante ya que las fuerzas locales que toman la iniciativa son, al tiempo, sus gestores y las que fijan las prioridades de desarrollo. El programa también permite crear redes nacionales y comunitarias de desarrollo rural que posibilita el intercambio de información entre las diversas comarcas rurales. Como las exigencias requeridas por la Comisión para aprobar un Leader son elevadas y un buen número de comarcas rurales no podrían cumplirlas, con el fin de que no se pierdan sus potencialidades por Decisión de la Comisión de 18 de junio de 1996 (con aplicación a las zonas rurales de las regiones del Objetivo-1), se creó el Programa de Desarrollo y Diversificación Económica de Zonas Rurales (PRODER) con objetivos similares a los del Leader. URBAN. El Urban es la Iniciativa comunitaria del FEDER para el desarrollo sostenible de las ciudades y barrios en crisis de las grandes ciudades de la Unión Europea. Teniendo en cuenta la experiencia positiva que este programa tuvo durante el periodo 1994-99, se ha continuado aplicándose también en la etapa de la Agenda 2000. Esta Iniciativa tiene por objetivo la revitalización económica y social de las ciudades y de las periferias urbanas en crisis financiando los proyectos que favorezcan la regeneración económica y social de las zonas urbanas en crisis y el intercambio de información y de experiencias entre zonas urbanas de la Unión Europea. Tres de estos cuatro Iniciativas –todas ellas excepto Equal- tienen un marcado carácter de actuación local. Por consiguiente, bajo mi punto de vista, el objetivo comunitario de cohesión económica y social no se limita sólo a reducir las diferencias entre los estados y las regiones sino que también alcanza a los niveles territoriales más reducidos como pueden ser las subregiones, comarcas y municipios. Los instrumentos financieros de los que se sirve la Unión Europea para la cohesión económica y social lo mismos de la etapa precedente, son los tres siguientes: en primer lugar, los Fondos estructurales: Fondo Social Europeo (FSE); Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agraria, sección Orientación (FEOGA-Orientación); Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) e Instrumento Financiero de Orientación Pesquera (IFOP); en segundo lugar, el Fondo de cohesión; y, en tercer lugar, el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Todos estos instrumentos financian proyectos de inversión y no gastos corrientes, salvo casos excepcionales. Los fondos estructurales y el de cohesión, tienen en común las siguientes 9 10 características: se nutren del presupuesto de la Unión; únicamente actúan en el territorio de la misma; las ayudas que conceden son a fondo perdido (subvenciones); y los proyectos son cofinanciados, es decir, las ayudas comunitarias no cubren la totalidad de las inversiones sino una parte -que varía según se trate de fondos estructurales o del fondo de cohesión- correspondiendo la otra parte a los beneficiarios. Las dos diferencias más notables entre el BEI y los otros instrumentos financieros de la cohesión, son las siguientes: en primer lugar, que el BEI concede préstamos que hay que devolver, en tanto que los fondos estructurales y de cohesión, otorgan ayudas no reembolsables; y en segundo lugar, que de los fondos estructurales y de cohesión sólo puede beneficiarse el territorio de la Unión mientras que el BEI puede actuar en terceros países. Los fondos estructurales y el de cohesión cofinancian –conjuntamente con los beneficiarios, públicos o privados- los proyectos en los que participan en proporciones variables, según la naturaleza y la localización de la actuación. Los porcentajes de cofinanciación comunitaria en los Fondos estructurales varía desde el 25% al 75%, si bien en las regiones ultraperiféricas puede alcanzar hasta el 85%, que es, por otra parte, el porcentaje más frecuente para el Fondo de cohesión (cuya subvención no puede ser inferior al 80%). Una diferencia esencial entre los fondos estructurales y el de cohesión reside en que de los primeros teóricamente pueden beneficiarse, en mayor o menor medida, todas las regiones de los Estados miembros mientras que del fondo de cohesión sólo lo pueden hacer aquellos Estados cuyo PNB per-cápita no rebase el 90% de la media comunitaria. El fondo de cohesión cofinancia exclusivamente proyectos de inversión relacionados con el medio ambiente y redes transeuropeas, proyectos todos ellos que también pueden ser financiados por el FEDER aunque no de forma simultánea. 2.3. Balance general de la cohesión. A pesar de lo menguado del presupuesto comunitario con relación al PIB, los recursos destinados a la cohesión económica han sido relativamente abundantes desde la implantación de ésta política en 1988. A partir de entonces pasó a representar la segunda rúbrica del gasto presupuestario común -tras al política agraria- y al primer lugar a partir de 2007 según la propuesta de la Comisión sobre las nuevas Perspectivas financieras para el periodo 2007-13. Como consecuencia de la reforma de los fondos estructurales prevista por el AUE y que tuvo lugar en 1988, se produjo un importante incremento de los gastos en cohesión que hasta el presente se han concretado en tres importantes paquetes financieros: Delors I (1988-92), para impulsar el 10 11 mercado interior; Delors II (1993-1999), para apoyar la UEM; y la Agenda 2000 (2000-06), para atender la ampliación. Si bien la salida de J. Delors de la presidencia de la Comisión se notó en el menor esfuerzo que se hizo en el incremento de los gastos en cohesión en las Perspectivas financieras de la Agenda 2000 con respecto a las dos anteriores, no cabe duda que éstos continuaron siendo muy importantes. No obstante, frente a los programas financieros precedentes, la Agenda 2000 marca límites claros en el avance hacia la cohesión puesto que impone una doble condición en su crecimiento: que los gastos destinados a la misma no superen el 0,46% del PIB comunitario y que el máximo de ayudas comunitarias que un Estado miembro puede recibir por dichas acciones no superen el 4% de su PIB. En la Tabla 2, se presentan la distribución de gastos estructurales para los siete años que cubre el periodo de la Agenda 2000, distinguiendo entre los Estados miembros de la UE y los 12 Estados candidatos a la ampliación. A los primeros se dedican 213.010 millones de euros en el conjunto del periodo, de los cuales 18.000 se canalizan a través del Fondo de cohesión y los restantes 195.010 millones de euros por el conjunto de los Fondos, correspondiendo un 5% a Iniciativas comunitarias y 1% para acciones de innovación. La Agenda 2000 también prevé destinar a los Estados candidatos a la ampliación un total de 46.870 millones de euros para gastos estructurales de pre-adhesión y de ampliación que se canalizan a través de tres instrumentos que actuan a modo de fondos estructurales para todos los países: PHARE, SAPARD e ISPA (2). Tabla.2. COHESIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL AGENDA 2000 (periodo 2000-2006). En millones de euros a precios de 1999. Años 2. El programa PHARE, que toma el nombre de Polonia Hungría Ayuda a la Reconstrucción, es el mas antiguo de los tres ya que fue creado en 1989 en tanto que los otros dos lo fueron el año 2000. Cofinancia inversiones relacionadas con campos diversos tales como la infraestructura, la formación profesional, PYME, modernización de la administración, etc. Por su parte, SAPARD (Special Accession Programme for Agriculture and Rural Development), programa que se inició en el año 2000, canaliza sus recursos hacia las inversiones en el sector agrario y desarrollo rural con el fin de adaptar las estructuras agrarias, el medio rural (incluído el medio ambiente) a la nueva situación que se van a encontrar una vez ingresen en la UE. Finalmente, el programa ISPA (Instrument for Structural Policies for Pro-Accesion), creado también en el año 2000, es el instrumento comunitario que se encarga de cofinanciar inversiones para la protección del medio ambiente e infraestructura del transporte 11 12 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 32 045 31 455 30 865 30 285 29 595 29 595 29 170 1.1. Fondos estructurales 1.2. Fondo de cohesión 29 430 2 615 28 840 2 615 28 250 2 615 27 670 2 615 27 080 2 515 27 080 2 515 26 660 2 510 2. Países candidatos a la ampliación 1 040 1 040 4 790 6 870 8 970 11 040 13 120 1 040 1 040 1 040 1 040 1 040 1 040 1 040 - - 3 750 5 830 7 920 10 000 12 080 Concepto 1. Estados miembros (UE15) 2.1. Instrumentos estructurales de pre-adhesión 2.2. Acciones estructurales de ampliación 3. Total (1+2) 4. Total créditos de compromiso 5. % de 3 sobre 4. 33 085 91 995 36,9 32 495 35 655 37 155 38 565 40 635 41 250 93 385 100 255 102 035 103 075 104 995 107 040 34,8 35,6 36,4 37,4 38,7 38,5 Fuente: Comisión El balance que presenta la Comisión sobre la cohesión económica y social, es bastante positivo. Puede resumirse así: los recursos canalizados por el Fondo de cohesión y los fondos estructurales para el periodo 2000-06 suponen en torno al 0,4% del PIB comunitario y en su mayor parte han sido canalizados hacia las regiones Objetivo 1, siendo sus mayores beneficiarios España, Grecia y Portugal. Las sumas transferidas a tales países las estima la Comisión en el Tercer Informe sobe la cohesión en un 0,9% del PIB español y en mas del 2,5% del griego y portugués. El impacto que tales recursos han tenido sobre las inversiones brutas han sido en torno al 3% en España, de un 8 a 9% en los casos de Grecia y Portugal, de un 7% en el Mezzogiorno italiano y de un 4% en los nuevos Länder alemanes. Durante el periodo 1995-2001, el crecimiento del PIB, del empleo y de la productividad en las regiones del Objetivo 1 han sido superiores al que se ha producido en el resto de las regiones y también ha superado a la media del crecimiento estatal. La conclusión que se desprende es obvia: la mejora de las infraestructuras física y social como consecuencia de las inversiones en las regiones mas pobres y en los Estados de la cohesión, han estimulado el crecimiento y favorecido la convergencia. Los datos empíricos también demuestran que las inversiones en cohesión benefician indirectamente a toda la Unión puesto que, según la Comisión, aproximadamente una cuarta parte de las mismas retorna desde los puntos receptores al resto de la Unión a través de la demanda de maquinaria y de otros equipamientos, proporción que puede alcanzar hasta el 42% en el caso de Grecia y del 35% en el de Portugal. 12 13 3. Cohesión y convergencia económica: la experiencia española España ha sido hasta el presente el país más beneficiado por los recursos financieros comunitarios destinados a la cohesión económica. Según las estimaciones existentes, España ocupa el primer lugar en la UE en el reparto de los créditos asignados a los fondos estructurales y de cohesión entre los quince Estados miembros durante el periodo 2000-06. Por lo que respecta a los fondos estructurales, la participación española se estima en el 23,2% de los totales; le siguen Alemania, con el 15,4%; Italia, 15,3; Grecia, 11,%; Portugal, 10,2%, etc. Y en cuanto al Fondo de cohesión, la distribución de sus recursos entre los cuatro países de la cohesión, es la siguiente: España, 62% de los totales; Grecia y Portugal, 17% cada uno; e Irlanda, 4% A la elevada participación española en la recepción de recursos financieros procedentes de la cohesión, ha contribuido, sobre todo, la situación de desventaja económica con relación a otros Estados miembros; pero también lo ha hecho el proceso de descentralización que se ha operado en España como consecuencia de la Constitución de 1978 que, a estos efectos, se ha mostrado muy eficaz como mecanismo de captación de recursos. La Constitución española de 1978 abordó una doble y profunda descentralización de competencias políticas, administrativas y financieras del Estado: una hacia dentro o interna, conocida como Estado de las Autonomías, y otra hacia fuera o externa: la integración en las Comunidades Europeas. La descentralización interna tenía por objeto atender las reivindicaciones históricas de algunas regiones, a la sazón las más ricas, como eran los casos de Cataluña y de El País Vasco. En este contexto y en parte para contrarrestar el efecto anti-redistributivo de rentas, la Constitución de 1978 previó crear un instrumento financiero de cohesión económica –que a la postre ejercería también gran influencia en el diseño de la política estructural de comunitaria- denominado Fondo de Compensación Interterritorial (FCI), con la finalidad de reequilibrar la renta y la riqueza entre las regiones españolas o Comunidades Autónomas (CC.AA); dicho instrumento habría de canalizar como mínimo un 30% de los gastos en inversión del presupuesto del Estado los cuales habrían de regionalizarse y distribuirse entre las CC.AA en función de una serie de variables que beneficiaban proporcionalmente más a las regiones más pobres. Pero la Constitución española de 1978, también contemplaba –aunque de manera implícitala descentralización externa; es decir, el previsible ingreso de España en las Comunidades Europeas. Así, el art. 149.1 de la misma prevé reserva de competencias que no serán transferidas a las 13 14 Comunidades Autónomas aunque si pueden serlo a las Comunidades Europeas y por el art. 93; de manera más explicita, la Constitución autoriza al gobierno para que, mediante ley orgánica, pueda celebrar tratados en los que se contemple la atribución a una organización internacional el ejercicio de competencias derivadas de la Constitución. España solicitó el ingreso en las Comunidades en julio de 1977 y tras duras y complicadas negociaciones, firmó el Tratado de adhesión –junto con Portugal- ocho años después -en junio de 1985- convirtiéndose en miembro el 1 de enero de 1986. De todas las negociaciones celebradas hasta esos momentos entre las Comunidades y los Estados candidatos a miembros, ninguna habían sido tan largas y complicadas como las mantenidas con España y Portugal. Ello se debió a una serie de razones entre las que estaban el que ambos candidatos eran, con gran diferencia, mucho menos desarrollados que los ya miembros de las Comunidades, con la excepción de Grecia; este menor desarrollo era consecuencia de su débil infraestructura técnica –en transportes y comunicaciones, instalaciones sanitarias, educativas, deportivas, etc -; diferente estructura productiva de los sectores; dualismo y graves desequilibrios regionales; elevadas tasas de desempleo, de inflación, etc. La integración de España en las Comunidades, que se aproxima ya a las dos décadas, ha tenido importantes consecuencias sobre nuestro desarrollo político, económico y social. Es obvio que tras su ingreso en las Comunidades, España ha experimentado un dinamismo económico y social que no habría tenido lugar, o habría sido menos intenso, de no haber sido Estado miembro. Como consecuencia de este hecho, España se ha visto obligada a liberalizar totalmente su economía con el resto de los socios y también a escala internacional de acuerdo con las reglas comunitarias. Del mismo modo, ha tenido que mejorar su infraestructura técnica y social para hacer más competitivas y fluidas las relaciones con sus socios y ello ha supuesto un considerable esfuerzo inversor, una parte del cual ha sido financiado con el presupuesto comunitario vía fondos estructurales y de cohesión. Como sucede con el resto de los miembros, la interdependencia del sector exterior de la economía española con los demás socios comunitarios, es muy elevado. Y lo es en todos los componentes de la balanza de pagos ya sea en el intercambio de bienes, de servicios y rentas, transferencias y capitales. Baste señalar que España exporta al resto de los países de la UE algo más del 70 por 100 del valor total de las mercancías y recibe de dicha área en torno al 65 por 100 de sus importaciones; en servicios, cuya balanza con la UE, a diferencia de la anterior, tradicionalmente ha presentado un saldo favorable para España, las proporciones, son incluso superiores debido al peso 14 15 del turismo; en rentas, los ingresos que percibe España por este concepto proceden en un 90 por 100 de la CE y los pagos se sitúan en torno al 55 por 100. La balanza financiera, que también presenta un saldo favorable para España, muestra una dependencia muy elevada de las inversiones comunitarias: más de la mitad de las inversiones directas que recibe España proceden de dicha área, porcentaje que se eleva al 70 por 100 en inversiones en cartera; por otra parte, los socios comunitarios absorben aproximadamente el 40% del total de las inversiones exteriores españolas. Finalmente, desde la óptica de la cohesión económica, la partida de la balanza de pagos que las recoge es la de transferencias: corrientes y de capital. Y han sido las transferencias el componente de la balanza de pagos que más ha aumentado desde el ingreso de España en las Comunidades. El efecto cohesión puede medirse por la diferencia que arrojan los flujos de las balanzas de transferencias corrientes y de capital entre España y el resto de los Estados de la Unión; esto es, por la diferencia entre lo que España recibe del presupuesto común y lo que aporta al mismo. Al saldo que arroja esta relación es lo que se conoce como balance fiscal: si los retornos que recibe superan a las aportaciones, se dice que el saldo o balance fiscal es positivo, y si ocurre lo contrario, es negativo. Según puede apreciarse en la Tabla 3, saldo fiscal España-UE para el periodo considerado (1991-2001), es favorable a España en cantidades muy importantes. Ello significa que ha recibido más recursos del presupuesto comunitario de los que ha aportado al mismo (y así continuará todavía por lo menos hasta el año 2006, según prevé las Perspectivas financieras de la Agenda 2000) por lo que el efecto cohesión económica ha sido muy positivo para España. Tabla 3. FLUJOS FINANCIEROS ENTRE ESPAÑA Y LA UNIÓN EUROPEA CONCEPTO 1. Transferencias recibidas 1991 5.619 1992 5.862 1993 6.788 1994 1995 6.913 10.542 1996 1997 1998 1999 2000 2001 9.926 10.408 12.221 13.515 10.857 12.185 FSE FEDER FEOGA-Orientación Fondo de Cohesión FEOGA-Garantía Otras 807 1.702 438 2.548 123 643 1.883 466 2.750 119 634 1.683 629 195 3.619 29 464 1.560 282 364 4.209 34 1.472 2.691 850 1.023 4.450 56 1.270 2.521 932 1.265 3.887 51 1.816 2.547 731 723 4.535 56 1.746 2.823 1.096 1.184 5.317 55 1.969 3.727 1.410 1.111 5.237 63 797 2.819 514 1.197 5.482 48 1.085 3.381 628 869 6.170 53 2. Aportaciones al presupuesto común 3.280 3.893 4.451 4.829 3.702 4.443 5.412 5.915 6.324 6.558 6.676 Recursos tradicionales Recursos del IVA Recursos del PNB 606 2.161 435 611 2.668 527 535 2.917 906 565 2.598 1.560 712 2.152 743 600 2.474 1.315 630 2.746 1.966 741 2.617 2.416 819 2.842 2.578 918 2.889 2.643 905 3.135 2.589 15 16 Otros 3. Balance fiscal (12) 78 88 94 106 94 54 71 141 86 109 48 2.338 1.969 2.337 2.084 6.840 5.483 4.997 6.306 7.192 4.299 5.509 Fuente: Elaboración propia con datos del Banco de España procedentes de la Dirección General de Presupuestos Por lo que respecta a las aportaciones españolas al presupuesto común, como puede apreciarse en la Tabla 3, éstas se han mas que doblado entre 1991 y 2001 lo que en buena parte se debe al crecimiento espectacular de las contribuciones por PNB –el llamado cuarto recurso del presupuesto comunitario- que durante el mismo periodo se han multiplicado por 6. Sumados los recursos PNB e IVA, suponen más del 80% de las aportaciones españolas al presupuesto común correspondiendo el resto a los denominados recursos tradicionales (las recaudaciones aduaneras por importaciones de bienes) y otras aportaciones, que son, en ambos casos, no sólo reducidas sino con escasas posibilidades de crecimiento. Del lado de los retornos procedentes del presupuesto común, el primer lugar lo ocupa la Sección Garantía del FEOGA (Fondo Europeo de Orientación y de Garantía Agraria), seguidos de los canalizados por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), Fondo Social Europeo (FSE), Fondo de Cohesión y del FEOGA-Orientación. Hasta el año 2006, España tendrá con la UE un saldo fiscal positivo. A partir de esta fecha, en la que ya habrán ingresado diez de los doce candidatos a la ampliación, España pasará probablemente a ser contribuyente neto al presupuesto común; es decir, a aportar al mismo más recursos de lo que recibe puesto que la renta percápita media de la UE se verá disminuida por efecto estadísticos y España se situará ya por encima de dicha media por lo que cesarán los recursos provenientes del Fondo de cohesión y buena parte de los que se canalizan a través de los demás fondos estructurales. Esa es precisamente la conclusión que se desprende del Tercer Informe sobre la cohesión económica publicado por la Comisión. Con estadísticas referidas a 2001 (Tabla 4), la renta percápita española, medida en términos de paridad de poder de compra, se situaba ya en el 92,4% de la media comunitaria de la UE-25, con lo cual se habría superado el límite del 90% que le da derecho a ser beneficiaria del Fondo de cohesión; no obstante, si ese media se realiza sobre la UE15, el PIB percápita español era del 84,2% lo que todavía daba un margen importante que le aseguraba el poder recibir recursos del fondo de cohesión durante el próximo periodo 2007-13. Esta es una cuestión que todavía está pendiente de resolver y que habrá que negociar. Por lo que respecta a las regiones, hasta que concluyan las actuales Perspectivas 16 17 financieras en el 2006, un total de 10 Comunidades Autónomas españolas (más las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla), están incluidas en el Objetivo 1 (3). Como se deduce de los datos expuestos en la Tabla 4, los recursos empleados en la cohesión han tenido efectos muy positivos sobre el incremento de la convergencia de las regiones españolas del Objetivo 1 con la media comunitaria puesto que la mayoría de ellas han crecido durante el periodo 1995-2001 por encima de la media española que, a su vez, también lo ha hecho sobre la media de crecimiento de la UE15 (3,7 y 2,5%, respectivamente). Para el próximo periodo, sólo cuatro de tales regiones (Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Galicia) no alcanzarán el 75% del PIB percápita medio de la UE-27 por lo que entrarán a formar parte de las que se denominarán regiones del Objetivo Convergencia y por ello podrán seguir optando al máximo de los recursos que se prevé destinar a las mimas. De las otras seis regiones que hasta el 2006 están en el Objetivo 1, cuatro de ellas superarán el 75% del PIB percápita medio tanto de la UE-27 como de la UE-15 por lo que, a partir de 2007, cesarán en su derecho a percibir tales beneficios; y las dos restantes (Principado de Asturias y Región de Murcia) podrán beneficiarse parcialmente de tales recursos hasta el 2013 puesto que pasarán a la categoría de regiones efectos estadístico (por superar el 75% del PIB percápita de la UE-27 pero no el de la UE-15). Tabla 4. Indicadores Económicos de convergencia UE y regiones españolas (2001) Región Población Total (millones) UE-15 Ampliación (12 Estados) UE- 27 España Andalucía Aragón Canarias Cantabria Castilla y León Castilla-La Mancha Cataluña Comunidad de Madrid Comunidad Foral de Navarra Comunidad Valenciana Extremadura Galicia 379.604 105.107 484.711 40.266 7.291 1.168 1.737 530 2.465 1.722 6.220 5.218 541 4.094 1.078 2.726 PIB percápita (2) Densidad (hab/km2) 117,0 96,9 112,0 79,8 83,6 24,5 239,8 100,0 26,2 21,7 194,8 652,6 51,9 175,7 25,9 92,6 Variación del PIB (1) 2,5 4,2 2,6 3,7 3,9 2,9 4,8 4,2 2,4 3,1 3,3 4,2 3,6 4,3 3,5 2,8 UE-15 = 100 UE-25 = 100 100,0 39,9 87,0 84,2 63,1 90,5 79,1 82,7 78,0 67,1 100,7 112,4 106,2 81,1 53,5 66,5 100,0 43,8 95,4 92,4 69,2 99,3 86,8 90,7 85,6 73,7 110,5 123,3 116,5 89,0 58,7 73,0 Tasa de ocupación (3) 64,2 55,9 62,8 58,4 49,6 62,0 57,6 56,7 57,4 57,6 64,7 62,8 64,4 60,8 50,7 57,1 3. Dichas regiones son las siguientes: Andalucía , Canarias, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Principado de Asturias y Región de Murcia. 17 18 Islas Baleares La Rioja País Vasco Principado de Asturias Región de Murcia 810 267 2.068 1.052 1.140 161,6 53,1 284,9 99,5 100,8 5,3 3,7 3,9 2,4 4,4 105,4 96,9 105,1 72,4 71,2 115,7 106,3 115,4 79,4 78,2 65,8 61,3 61,1 51,5 57,8 (1) En % media anual del periodo 1995-2001 (2) Medido en poder de paridad de compra (3) Población ocupada (15-64 años)/Población activa (15-64 años) * 100 Fuente: Comisión Europea 4. La nueva política de cohesión para el periodo 2007-13. 4.1. Crecimiento y competitividad El segundo informe de la Comisión sobre la cohesión económica y social publicado en el 2001, abrió el debate sobre el futura orientación de la política de cohesión. Los informes Barnier y Sapir, ambos publicados en el año 2003, no obstante su diferente orientación y talante ideológico, han vuelto a insistir sobre la necesidad de reorientar dicha política. Las principales aportaciones que contienen estos trabajos, han sido recogidas por la Comisión y plasmadas en el Tercer informe sobre la cohesión económica y social y en la propuesta de Perspectivas financieras que ha presentado para el periodo 2007-13. Desde el punto de vista de la distribución del gasto presupuestario, las grandes líneas estratégicas que se plantea la Unión para el periodo 2007-13, son las tres siguientes: el desarrollo sostenible, la ciudadanía europea y Europa en el mundo. Por razones obvias, a nosotros nos interesa aquí centrarnos en la primera. Las razones que subyacen en el cambio de orientación en los objetivos generales de la política de cohesión a partir de 2007 son, según la Comisión, las dos siguientes: en primer lugar, el menor crecimiento económico que desde hace ya más de una década tiene la UE con respecto a Estados Unidos; y, en segundo lugar, el reto que implica la actual ampliación en la que la práctica totalidad de los nuevos Estados miembros tienen una renta percápita que no alcanza la mitad de la media comunitaria. Por ambas razones, la propuesta de la Comisión sobre cohesión en las nuevas Perspectivas financieras, se enmarca en un contexto de crecimiento y de competitividad en línea con lo previsto por la Agenda de Lisboa de 2000 y de Gotemburgo de 2001. Las prioridades en la arquitectura de los nuevos programas de cohesión giran en torno a tres grandes ejes que ya comienzan a conocerse como la triple C (Tabla 1): Convergencia, Cohesión y Cooperación territorial. 18 19 El primero de los ejes lo constituye el nuevo objetivo de Convergencia real que refunde en un solo programa los conceptos de cohesión entre Estados y las regiones del Objetivo 1 de las Perspectivas financieras de la Agenda 2000. Ello obedece con la finalidad de concentrar aun más los esfuerzos financieros que ya se venían haciendo en las regiones cuyo PIB por habitante se sitúe por debajo del 75% de la media comunitaria. Tales regiones se localizan fundamentalmente en los nuevos Estados miembros; no obstante, hasta el año 2013, se incluyen también en esta categoría a las regiones que por efectos estadísticos hayan superado el 75% de dicha media en la Unión ampliada (UE-27) pero que no lo hubieran rebasado en la UE-15. En el objetivo de Convergencia se concentrarán la mayor parte de los recursos financieros destinados a la cohesión y estarán dirigidos a la mejora del capital físico y humano. En concreto, se priorizará la modernización de las infraestructura de transportes (terrestres y marítimos), energía eléctrica, telecomunicaciones, etc; medio ambiente (energía renovable, tratamiento de aguas, ecoindustrias, etc); desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), con especial énfasis en el fomento de las relaciones entre los institutos de investigación y de las empresas; estrategia europea del empleo previéndose importantes inversiones en capital humano (sistemas de educación y formación, servicios sociales, etc), etc. Se pretende, en fin, alcanzar el mayor grado posible de convergencia real entre los Estados y las regiones. Los fondos que canalizarán y administrarán tales recursos son: el de Cohesión, el FEDER y el FSE. El segundo de los ejes es el de Competitividad regional y empleo. También en este caso, como puede apreciarse en la Tabla 1, se refunden en uno los antiguos Objetivos 2 y 3. El nuevo Objetivo –de Competitividad regional y empleo- cubre a las regiones que, por razones diversas, quedan al margen del de Convergencia; no obstante, son regiones que necesitan recursos financieros públicos para afrontar el reto del cambio tecnológico ya que continúan teniendo problemas derivados bien de haber padecido reestructuraciones económicas o bien de haber abandonado de manera natural –no meramente estadística- el anterior Objetivo 1. Según la propuesta de la Comisión, las ayudas comunitarias para este Objetivo, que serán canalizadas por el FEDER y el FSE, se contemplan a un doble nivel: el nacional y el regional. Si el destino de tales ayudas son los programas de empleo, su organización se realizará a nivel estatal –con independencia de que se regionalicen- y serán financiados por el FSE; y si son para otros programas –tanto para zonas urbanas como rurales-, su ámbito de actuación será el regional y su instrumento financiero, el FEDER. 19 20 Finalmente, el tercero de los ejes de la nueva cohesión, se denominará de Cooperación territorial y también agrupa los programas de las Iniciativas comunitarias de la Agenda 2000. El Objetivo de Cooperación territorial trata de conseguir un desarrollo armonioso y equilibrado entre regiones transfronterizas y transnacionales de la UE mediante el impulso de programas conjuntos entre ellas para hacer frente a los problemas urbanos y rurales que les afectan. Otra de las novedades que aparecen en las nuevas Perspectivas financieras, se refieren a los instrumentos financieros de cohesión: los seis fondos del periodo precedente se reducen a sólo tres: Fondo de cohesión, FEDER y FSE. También es novedoso que, a diferencia del periodo de la Agenda 2000, cada programa será financiado por un solo fondo de acuerdo con su campo de especialización; no obstante, en determinados casos, como ocurre en concreto con las inversiones en infraestructuras relacionadas con los transportes y con el medio ambiente, actuarán conjuntamente el Fondo de cohesión y el FEDER los cuales serán gerenciados por un sistema de programación único. Por lo que respecta al papel asignado al Banco Europeo de Inversiones (BEI), en la nueva etapa, aquél continuará siendo el mismo que viene desempeñando actualmente si bien se prevé incrementar su relación y coordinación con los fondos estructurales con el objeto de que se pueden medir con mayor precisión la rentabilidad de los proyectos. Otra cuestión importante que debe tenerse en cuenta es la relativa a la relación que existe entre la política de cohesión y las restantes políticas de la UE. A este respecto debe señalarse que la política de cohesión constituye, por lo general, un complemento esencial de las otras políticas por cuanto contribuye a crear las condiciones de infraestructura necesarias para impulsarlas como ocurre, por ejemplo, con las de investigación y desarrollo, educación y cultura, medio ambiente, etc. Cuestión diferente es la compatibilidad entre la política de cohesión y la de competencia, en concreto la compatibilidad entre las ayudas públicas estatales a las regiones y la necesaria concurrencia que debe existir entre las empresas que operan en el mercado. La normativa al respecto prevé que las regiones cuyo PIB percápita se sitúe por debajo del 75% de la media comunitaria, podrán continuar recibiendo ayudas estatales durante el periodo 2007-13 de acuerdo con lo previsto por el art. 87.3 letra a) del TCE que establece que serán compatibles con el mercado común: “las ayudas destinadas a favorecer el desarrollo económico de regiones en las que el nivel de vida sea anormalmente bajo o en las que exista una grave situación de subempleo”. En cuanto a las regiones que pasan a la phasing out (las del efecto estadístico), aunque en los inicios del periodo también podrán beneficiares de las ayudas de estado en las condiciones prevista para las anteriores, deberán 20 21 pasar (y por un periodo de tiempo limitado que finaliza en el año 2013), al régimen previsto por el art. 87.3, letra c del TCE, en virtud del cual podrán recibir “las ayudas destinadas a facilitar el desarrollo de determinadas actividades (...), siempre que no alteren las condiciones de los intercambios y de la competencia de la Comunidad en contra del interés común”. Algo similar ocurre con las regiones ultraperiféricas que queden al margen del Objetivo convergencia: gozarán de un régimen especial de ayudas estatales con carácter transitorio que en los inicios del periodo que se abre en 2007 serán similares a las previstas por el art. 87.3 letra a) pero que, posteriormente, se irán reduciéndose de manera progresiva hasta su total eliminación en el año 2013. 4.2. Las Perspectivas financieras del periodo 2007-13. En la propuesta de Perspectivas financieras para el periodo 2007-13, la política de cohesión pasa a convertirse en la primera de las políticas de gasto de la Unión tal y como se pone de manifiesto por los datos que se recogen en la Tabla 5. Por primera vez en la historia de la UE, los créditos de compromiso previstos para la cohesión desplazan a los agrarios, política esta última que sigue su proceso imparable de liberalización e incluso de renacionalización. Aunque en términos absolutos los gastos en cohesión experimentan un cierto crecimiento en relación con la Agenda 2000, en términos relativos, permanecen prácticamente constantes respecto a los totales del presupuesto común, absorbiendo en torno a un tercio del mismo. La Tabla 5 también incluye el año 2006 con el objeto de que puedan compararse entre sí ambas Perspectivas financieras. El montante destinado a los gastos en cohesión para el periodo 2007-13 se situará en torno al 0,41% de las inversiones nacional bruta de la UE-27 y será destinado a los tres prioridades antes señaladas: Convergencia, Competitividad regional y Cooperación territorial. El objetivo Convergencia (regiones desfavorecidas, regiones sometidas al efecto estadístico y Estados de la cohesión) absorberá en torno al 78% de los recursos de la cohesión. El limite máximo de recursos que un Estado puede recibir, lo mismo que en el periodo actual, no podrá superar el 4% de su PIB (incluidos también los recursos destinados al desarrollo rural y a la pesca). Al objetivo de Competitividad regional y empleo, se destinarán alrededor del 18% de los recursos de la cohesión, distribuyéndose a partes iguales entre los dos fondos que la atienden: el FEDER y el FSE. Por último, al objetivo de Cooperación regional irán, aproximadamente, el 4% restante de los recursos, los cuales serán repartidos entre Estados siguiendo criterios objetivos similares a los ya utilizados en la Agencia 2000 aunque tomando en consideración las prioridades que tienen la 21 22 convergencia y las regiones del efecto estadístico. Tabla 5. CRECIMIENTO SOSTENIBLE Y COHESIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL 2007-2013 (millones de euros a precios de 2004) Concepto 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 1. Crecimiento Sostenible 47.582 59.675 62.795 65.800 68.235 70.660 73.715 76.785 8.791 38.791 12.105 47.570 14.390 48.405 16.680 49.120 18.965 49.270 21.250 49.410 23.540 50.175 25.825 50.960 56.015 57.180 57.900 58.115 57.980 57.850 57.825 57.805 (43.735) (43.500) (43.673) (43.354) (43.034) (42.714) (42.506) (42.293) 17.091 16.705 18.005 19.225 20.405 21.690 22.775 23.860 1.1. Competitividad 1.2. Cohesión 2. Preservación y gestión de los recursos naturales (Agricultura y mercado) 3. Otros objetivos 4. Total créditos de 120.688 133.560 138.700 143.140 146.670 150.200 154.315 158.450 compromiso (1 + 2 + 3) 39,2 (1/3)* 100 44,7 45,3 46,0 46,5 47,1 47,8 48,5 32.1 (1.2/3)*100 35,6 35,0 34,3 33,6 32,9 32,5 32,2 Fuente: elaboración propia con datos de la Comisión Europea 4.3. El reto de la ampliación de la UE. La todavía –en el momento de escribir este trabajo- UE de los 15 es un área de 3.232 miles de Km2, con una población que en 2001 alcanzaba los 480 millones de habitantes y con un PIB de 8.812,4 miles de millones de euros. Cuando en el 2007 se haya completado la ampliación prevista para 12 nuevos Estados miembros, la superficie de la UE se habrá incrementado en 1.086 Km2 (en un tercio aproximadamente de la UE-15) y en algo más de 100 millones de habitantes (poco más de la cuarta parte de la población de la UE-15) pero su PIB sólo se verá acrecentado en un 10% y el PIB percápita comunitario se habrá reducido en más de un 12%. Cuando entre Turquía, operando también con datos de 2001, la superficie de la UE-27 se incrementará en algo más de un 15% (alcanzará los 5.099 miles de km2), pasando Turquía a ocupar el primer lugar en tamaño entre los Estados miembros; la población comunitaria se incrementará en otro un 12% (la población de la UE28, a fecha de 2001, hubiera sido de 550,5 millones), siendo Turquía el segundo país en población de 22 23 la UE tras Alemania; en cambio, el PIB apenas se modificará: Turquía aportaría sólo el 3,8% del PIB de la UE-28, lo que equivale a la mitad de la dimensión económica de España. Desde el punto de vista de las disparidades económicas entre los Estados de la Unión y la consiguiente necesidad no sólo de mantener sino de reforzar la cohesión económica, hemos elaborado la Tabla 6 en la que aparecen clasificados los países de la UE actuales y futuros (UE-27) en cuatro grandes subáreas (la Atlántica, la Central, la Mediterránea y la del Este) más Turquía. Como puede apreciarse a la vista de la referida Tabla 6, en tanto las cuatro subáreas se reparten el territorio comunitario en, aproximadamente, un cuarta parte cada una de ellas, las diferencias afloran ya claramente en la distribución de la población y, sobre todo, del PIB. Con la inclusión de Turquía, tales diferencias se incrementan mucho más. Las subáreas que conforman la Europa Central y Atlántica son bastante homogéneas en su desarrollo, en tanto que la del Sur (Mediterránea), los estados de la Ampliación (los del Este y Turquía) son mucho más pobres y con considerables desigualdades entre los Estados que las integran. Esto se traduce en que las diferencias de renta que existen entre los actuales quince miembros, que son ya bastante considerables, pasarán a ser mucho mayores con la ampliación. Como es sabido, los Estados de la próxima ampliación son 12 de los cuales 10 se integran en la Unión el 1 de mayo de 2004 y los otros 2 (Bulgaria y Rumanía) lo harán en el 2007; Turquía, que aún no ha iniciado las negociaciones, está pendiente de fijar su fecha de ingreso. De los 12 estados que se van a integrar hasta el 2007, con la excepción de Chipre y Malta -que son dos países de tradición capitalista y cuyo nivel de renta se sitúa en torno a la media de la UE-Mediterránea-, tienen en común tres importantes características: en primer lugar, casi todos ellos proceden de regímenes económicos de planificación centralizada; en segundo lugar, todos ellos tienen un nivel de renta percápita muy inferior a la media de la UE-15 (algo más de un tercio) y, en tercer lugar, con las excepción de Polonia y en menor medida, de Rumanía, son países pequeños: seis de ellos –Chipre, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania y Malta- no superan los 5 millones de habitantes y dos -Chipre y Malta- ni siquiera llegan al millón. Por lo tanto, las diferencias de desarrollo entre los Estados miembros de la UE, se verán incrementadas de manera muy considerable con la ampliación. Por ello ésta plantea un gran reto para el futuro de la UE, reto que se ve incrementado en el momento histórico actual, por dos factores nuevos. El primero de ellos, es el de la postura proatlantista de apoyo sin condiciones a Estados Unidos en la invasión de Irak que, abierta y deliberadamente en contra del proceso de integración 23 24 comunitario, han adoptado algunos de los gobiernos de sus Estados miembros caso, entre otros el de España –afortunadamente esta política del PP será corregida por el nuevo gobierno del PSOE- e incluso de algunos Estados antes de ser miembros, como ha sido el caso de Polonia; con dicha postura, no sólo han impedido que se aprobase como estaba previsto la Constitución europea a finales de 2003, sino que han contribuido a incrementar la desestabilización del orden económico y político internacional de la Administración Bush. El segundo reto, viene dado por la posición de los actuales Estados contribuyentes netos al presupuesto común que pretenden reducir el ya limitado peso de éste en el PIB: del actual 1,27% al 1%; con tales pretensiones no es posible construir una Europa sólida, cohesionada y democrática pues, para conseguirlo, es necesario fomentar la cohesión económica y social a través del empleo de fuertes sumas de recursos públicos –del presupuesto común- canalizando los mismos hacia los países mas necesitados, entre los cuales Turquía ocupará un lugar destacado. Si, como es de esperar, la ampliación transcurre por unos cauces adecuados, presumiblemente los nuevos socios de la UE, con el tiempo, irán convergiendo en renta percápita con los antiguos miembros. Así lo han hecho otros Estados pobres que se han ido incorporando en las décadas precedentes: Irlanda, por ejemplo, que tenía en el momento de su ingreso en 1973 un 60,8 % de la renta percápita media comunitaria, se ha situado en el 122,5 % de dicha media en 2001; España, con un 71,7 % de la media comunitaria en 1986 –fecha de su ingreso-, ha alcanzado el 82,2% en 2001; y también Portugal, ha pasado en las mismas fechas del 54,5 % al 74,6%. Finalmente, para concluir, el caso de Turquía presenta un aspecto muy peculiar que pasamos a resumir. Cuando este Estado entre en la UE, se convertirá, como hemos dicho, en el país geográficamente más extenso de la misma y el segundo en población, con posibilidades de alcanzar a Alemania en un futuro no lejano. Tomando en consideración la población, Turquía tendrá un peso en las instituciones comunitarias similar al de Alemania, superando, aunque no será fácil que ello ocurra, a Francia, Italia y Reino Unido. Prescindiendo de los problemas políticos y culturales de Turquía que difieren considerablemente del resto de la UE sin que sea este el lugar adecuado para tratarlos, es obvio que la dimensión de la economía turca no tiene parangón posible con su dimensión física y humana. Desde la óptica económica, Turquía es un Estado mediano pequeño en la escala comunitaria situándose por detrás de Holanda. El problema económico de Turquía es claramente de subdesarrollo y no admite parangón posible con ninguno de los países de la actual ampliación ni con ninguno de los que han accedido a 24 25 miembros en las anteriores. Sus problemas económicos son de carácter estructural y le impiden, por el momento, cumplir los criterios de Copenhague que son los mínimamente exigibles para acceder como Estado miembro a la UE. Sus desajustes macroeconómicos son tan elevados, que de entrar de manera inmediata, salvo que se adoptaran unas medidas muy especiales, probablemente afectaría muy negativamente al buen funcionamiento de la Unión Económica y Monetaria. Turquía tiene una distribución sectorial del PIB y del empleo que se aleja mucho de la media de la UE: fuerte peso en el sector agrario y reducido en el de servicios. Igualmente presenta una tasa errática de crecimiento del PIB con variaciones –en algunos años negativas- muy elevadas de un año sobre otro. La inflación media anual, no obstante su reducción en los últimos años, todavía se sitúa por encima del 50%; el déficit presupuestario de las administraciones públicas turcas superan el 14% anual, tasas absolutamente desconocidas en la UE; el endeudamiento del sector público superaba los 120.000 millones de euros en el 2001, alcanzando el 83% del PIB; el déficit comercial es muy abultado situándose entre el 6 y 10% del PIB en los últimos años y también es deficitaria la cuenta corriente exterior, denotando que es un país que necesita recursos ajenos para financiar su inversión. En resumen, Turquía exige de un programa especial de cohesión para poder entrar en la UE en condiciones mínimamente aceptables y para poder hacer frente a los requisitos de competencia que exige el buen funcionamiento del mercado común europeo y por supuesto sin ninguna posibilidad real de poder asumir las obligaciones derivadas de la UEM que exigen previamente, lo mismo que ocurre con los que acceden ahora, de un largo periodo para incrementar la convergencia real y, posteriormente, de otro que permita el cumplimiento de los criterios de convergencia nominal que exige la UEM. Tabla 6. SUPERFICIE, POBLACIÓN Y PIB EN LA UE AMPLIADA (incluida Turquía). Año 2001 ÁMBITO REFERENCIA UE- Atlántica UE- Central UE- Mediterránea UE- Este Turquía DE Superficie 22,4 20,8 20,2 21,3 15,3 Población PIB En términos relativos (%) 15,1 22,3 32,4 43,9 21,5 21,0 18,9 9,0 12,1 3,8 PIB per cápita 147,5 135,8 97,5 47,6 30,0 25 26 UE-15 UE-27 UE-27 + Turquía UE-27 + Turquía 63,4 84,7 100,0 69,0 87,2 87,9 96,2 100,0 100,0 En términos absolutos 127,0 110,7 100,0 Miles de km2 Miles de habitantes Miles de millones de euros Euros 5.099 550.478 10.105,9 18.358,0 UE- Atlántica: Dinamarca, Finlandia, Irlanda, Reino Unido y Suecia. UE- Central: Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Holanda, Luxemburgo UE- Mediterránea: España, Grecia, Italia y Portugal. UE-Este: Bulgaria, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, República Checa y Rumanía Turquía: Turquía Fuente: Elaboración propia con datos de la Comisión Europea BIBLIOGRAFÍA Michel Barnier Sustaintable growth and competitiveness for all. Final report of the Solidarity Group. European Commision, july, 2003. Commission européenne. Un nouveau partenariat pour la cohésion. Convergence, compétitivité, coopération. Troisième rapport sur la cohésion économique et sociale. Luxembourg, 2004. Comision européenne. Construire notre avenir comun: défis politiques et moyens budgetaires de l´Union élargie, 2007-2013, COM (2004) 101. European Commission. 2003 Regular Report on Turkey’s progress towards accession. Donato Fernández Navarrete España en la Unión Europea. Antecedentes, negociaciones y consecuencias económicas de la integración, capitulo 16 de Historia de la España actual 1939-2000. Autoritarismo y Democracia (en colaboración con José R. Díaz, Manuel J. González, Pedro A. Martínez y Alvaro Soto). Marcial Pons, Madrid, 200. François Heisbourg. Turkey’s Strategic Future Anchoring Turkey to Europe: The Foreign Policy Challenges ahead. Centre for European Policy Studies. ESF Working Paper no. 13, May 2003. 26 27 Laureano Lázaro Araujo (Coordinador). Las acciones estructurales comunitarias en España y sus Comunidades Autónomas. Periodo 2000-2006. Comisión Europea. Representación en España. Volumen I y II, Madrid,2002. André Sapir An agenda for growing Europe. Making the EU Economic System Deliver. European Commision, july, 2003. Varios autores. La quinta ampliación de la Unión Europea. Número monográfico de Información Comercial Española, revista de nº 809, agosto-septiembre 2003. 27