INTELIGENCIA-ECONOMICA-Y

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Papeles de Liderazgo
Una publicación del Aula de de Liderazgo Público de MAS Consulting Group y Comillas-ICADE
Nº 4 | Junio 2013
INTELIGENCIA ECONÓMICA Y
EMPRESARIAL: un riesgo necesario
Education is the cheapest defense of a nation.
Edmund Burke, 18th-century British philosopher.
Por Isaac Martín Barbero : Director General de Internacionalización de la Empresa, ICEX
Resumen
LA DESMASIFICACIÓN SIMULTÁNEA de la producción, la distribución y la comunicación han revolucionado la economía global y la práctica de las empresas. Progresivamente, la homogeneidad se
ha visto sustituida por una extrema heterogeneidad. Percibir la necesidad de hacer frente al reto y
dotarse de un entramado institucional adecuado es una condición necesaria pero no suficiente. Se
requiere conciencia de la dimensión del desafío, comprensión de su alcance y se hace necesaria una
transformación de la aproximación tradicional de los servicios de Inteligencia a su trabajo, de su
metodología e incluso de su cultura. En materia de Inteligencia Económica y empresarial, donde casi
todo ha cambiado, lo único que está asegurado es que no lograremos articular una respuesta a la
altura de la que nos ha distinguido en otros campos mientras no cambiemos profundamente. Tanto
las empresas como los agentes públicos orientados a apoyar a nuestros creadores de riqueza podrían
ganar mucho si se aplicaran a examinar críticamente su actividad y pusieran en práctica algunas
de las transformaciones que en este papel se reclaman para los servicios de Inteligencia del Estado.
1
Inteligencia Económica: shock de demanda
E
s un hecho indiscutible que la presencia de
un volumen importante de inversión extranjera en un determinado país o la propiedad
de una empresa de referencia en un sector
clave otorgan al país de origen de la inversión un cierto grado de influencia sobre el país de destino de la
inversión. De la misma manera, ese capital invertido
hace que el país de origen del capital deba prestar
atención a la evolución de los acontecimientos económicos, pero también políticos en el país de destino
y también en su entorno. El futuro de la Inteligencia
Económica y empresarial no puede deslindarse del
futuro de la Inteligencia del Estado. En España, la dimensión Económica y la acción de nuestras empresas constituyen el principal vector de proyección de
poder e influencia del país.
A principios de los 90, Edward Luttwak intuyó que
se abría un tiempo en el que la importancia de lo militar se vería reducida, o al menos redefinida, en una
Papeles de Liderazgo
Inteligencia Económica y Empresarial: un riesgo necesario
1
nueva era en la que la “geopolítca” cedería espacios
a la “geoeconomía”. En aquellos años, Fred Bergstein, director del Instituto de Economía Internacional
de Washington, veía con esperanza la “primacía” de
las cuestiones económicas sobre las de seguridad y
la consecuente sustitución de la confrontación militar
por un enfrentamiento económico. Aunque ninguno
de ellos atisbó la desaparición de la rivalidad y del
conflicto en la esfera internacional, es posible que
pecaran de una cierta ingenuidad. Tampoco prestaron suficiente atención al hecho de que, hasta en la
guerra, una información precisa y minuciosa puede
resultar más decisiva que el armamento. El futuro de
las organizaciones de Inteligencia –tradicional instrumento básico de los intereses soberanos- en buena
medida pasa por la creación de una capacidad suficiente en el ámbito económico y empresarial.
El espionaje económico es una
actividad caracterizada por
tratarse de acciones promovidas
por gobiernos y no por entidades
privadas
Recientemente, el boletín de novedades del Instituto Español de Estudios Estratégicos, en un trabajo
de Álvarez Rubial recogía una declaración del Jefe
del Estado Mayor de la Defensa1 señalando la crisis
económica como la principal amenaza a la seguridad
de nuestro país. Fuera de España, el Joint Operating
Environment 20102 del Estado Mayor de la Defensa
estadounidense, alertaba contra el nivel de endeudamiento del país y destacaba que los títulos del tesoro
se encuentran en manos de algunos grandes países
exportadores como la República Popular China, cuyos objetivos estratégicos no están alineados con los
norteamericanos y respecto de los cuales Estados
Unidos está desarrollando una creciente vulnerabilidad en la medida en la que la interrupción de ese
crédito tendría graves consecuencias. En ninguno de
los casos, y menos en el español, es poco razonable
esperar que las Fuerzas Armadas lideren la construcción de respuestas frente a riesgos y amenazas de
carácter económico.
En España y en materia de diplomacia – en su
sentido más amplio-, hemos asistido en los últimos
años a un replanteamiento sustancial del discurso si
no de las prioridades. Los negocios y la empresa han
dejado de ser un elemento secundario -a veces una
excusa- para abordar asuntos de política exterior y
han pasado a convertirse en una cuestión capital de
la política exterior. Frente a una eventual tentación
centralizadora, resulta preferible, tanto en términos
de eficiencia como de eficacia, reforzar la capacidad
de proyección de nuestros intereses estratégicos en
materia empresarial y económica evitando duplicida-
2
des y lagunas y, sobre todo, aprovechando los conocimientos especializados propios de los diferentes
ámbitos de la Administración General del Estado, y
sus especiales conexiones con ámbitos públicos y
privados.
En aparente concordancia con lo anterior, en los
servicios de Inteligencia del Estado se percibe una
creciente inquietud por los asuntos empresariales
y económicos. Sin embargo, en la práctica, a juzgar
por el grueso de su trabajo y su asignación de recursos humanos y económicos, en España hay aún una
transición pendiente. Ésta requiere un cambio cultural
tanto en la manera en la que se perciben a sí mismos
los servicios de Inteligencia, como en la forma en la
que se relacionan con las empresas y con los demás
ámbitos públicos. El cambio necesario atañe a la propia esencia de lo que ha venido siendo el trabajo de
los servicios de Inteligencia, al menos en nuestro país.
El espionaje económico -a diferencia del industrial- es una actividad caracterizada por tratarse de
acciones promovidas por gobiernos y no por entidades privadas. Está ganando presencia en un mundo
en el que cada vez son más las naciones que, dando
la razón a Luttwak y Bergstein, han optado por prestar menos atención a la construcción de su seguridad
militar y más a perseguir supremacías económicas y
empresariales. Esta reorientación exige dotarse de
las herramientas ofensivas y defensivas novedosas
y aceptar el cuestionamiento de pseudocertezas y
su sustitución por conceptos cambiantes y crecientemente ambiguos. Los aliados militares o incluso políticos no por ello van a dejar de ser adversarios en el
campo económico y tecnológico. En palabras de un
ex responsable de la Dirección General de la Seguridad Exterior francesa (DGSE): “no sería normal que
espiáramos a los Estados Unidos en el campo político
donde somos aliados. Pero en el campo económico
y tecnológico somos competidores”3. Son muchos y
muy cualificados los profesionales y expertos en Inteligencia que destacan la creciente concentración del
espionaje sobre los ámbitos de los negocios, la economía, la ciencia y la industria por su alta rentabilidad
en términos de tiempo y dinero frente a la alternativa
del alumbramiento o perfeccionamiento de soluciones
originales propias. España es hoy una potencia con importantes intereses económicos y empresariales de muy amplia
extensión geográfica. En materia de Inteligencia Económica y empresarial, se requiere una revisión importante de objetivos, medios y cultura de trabajo por
parte de todos los agentes públicos y privados que
pueden (y deben) aportar a este empeño. Ponernos
nuestras capacidades a la altura de nuestras necesidades y oportunidades es una tarea ambiciosa para
la que contamos con un doble acicate: por una parte,
es ineludible y por otro lado, puesto que llegamos a
este juego con cierto retraso, tenemos la valiosa oportunidad de aprender de los aciertos y errores de los
demás.
Papeles de Liderazgo
Inteligencia Económica y Empresarial: un riesgo necesario
2
Un siglo y un poco más de evolución
de la oferta
G
ran Bretaña, ofrece buenos ejemplos. Sin
salir del ámbito mediterráneo y en materia
de Inteligencia Económica, al menos desde
1912 -y hasta el final de la Primera Guerra
Mundial- se utilizaron fondos de los servicios secretos
británicos para adquirir paquetes accionariales sustanciales en los muelles de Estambul (Constantinople
Quays Company) con el propósito de influir comercialmente sobre Turquía. Antes de ello, la toma de control
económico de Egipto y la ocupación y explotación de
plazas como Gibraltar, Malta, Adén o Chipre ilustraron
la preeminencia de la dimensión económica en todo el
planteamiento de la política exterior británica y de la
manera en la que ésta influyó y se dejó influir sobre y
por la actividad de sus servicios de Inteligencia4.
Desde la otra orilla del Atlántico, a comienzos de
la guerra fría, Sherman Kent5, el padre de la reflexión
moderna en materia de Inteligencia, era plenamente
consciente del valor del espionaje económico, hasta el
punto de encomendar a los servicios de Inteligencia el
seguimiento de las principales tendencias mundiales
en el campo de la economía y también de las doctrinas
y teorías económicas. Abogaba por vigilar todo lo que pudiera afectar al suministro de
las fuerzas armadas sin dejar
de atender a cualquier novedad en materia de aprovechamiento de recursos naturales,
especialmente aquellas asociadas a la explotación agrícola y del agua. Kent primaba el
espionaje geopolítico, fundamentalmente dirigido a detectar
tempranamente cambios en las
capacidades y en las intenciones
de un estado enemigo en la conducción de un conflicto bélico,
y prestaba menos atención a la
obtención de Inteligencia Económica y tecnológica más propiamente encuadrada dentro del espionaje económico.
Sin embargo, no dejaba de ser sensible al hecho de
que el conflicto económico es comparable al conflicto
bélico si atendemos a su capacidad de comprometer la
seguridad y la estabilidad de las naciones.
comunidad empresarial japonesa pudiese desplegarse globalmente a la búsqueda de información sobre
avances tecnológicos extranjeros. Informes de la CIA
de finales de los años 80 situaban en tres cuartas partes los recursos de la Inteligencia japonesa destinados a la adquisición de secretos e información sobre
avances tecnológicos en Estados Unidos y en Europa
Occidental.
Más recientemente, desde la caída del Muro de Berlín, con carácter general se ha producido un progresivo
ensanchamiento de las interconexiones, e incluso el
solapamiento entre el ámbito económico y de interés
para la seguridad nacional. En Estados Unidos, se han
definido términos como “tecnologías críticas” tanto por
su importancia para la defensa nacional como por su
relevancia para la economía nacional. El término “tecnologías críticas” ha recogido tecnologías existentes
y también en desarrollo. El poder legislativo ha albergado importantes debates relativos a la búsqueda de
parámetros y criterios para el establecimiento del peso
óptimo que han de tener las consideraciones de seguridad nacional al fijar limitaciones o restricciones a
la participación y capacidad
de decisión de potenciales inversores extranjeros. Algunas
decisiones de la Administración norteamericana en aplicación de esta legislación han
sido objeto de fuertes debates
dentro del país y provocado
importantes desencuentros diplomáticos.
A comienzos de la Guerra Fría,
Sherman Kent era plenamente
consciente del valor del
espionaje económico
Ya en el Pacífico, a comienzos de los 70, el parlamento japonés estableció un Consejo Asesor en
materia económica e industrial concebido para guiar
las actividades de captación de Inteligencia en estos
ámbitos. El Ministerio de Comercio e Industria en coordinación con este Consejo, entre otras misiones, apoyó un ambicioso programa de subsidios para que la
El afianzamiento de la dimensión económica dentro de la estrategia de seguridad nacional
se ha producido sin perjuicio
de la alternancia entre las dos
fuerzas políticas dominantes.
En enero de 2009, el Presidente
Obama, instruyó al Consejo de
Seguridad Nacional para que le asesorara y apoyara
en la conjugación de todos los aspectos de la política
nacional de seguridad, citando expresamente las dimensiones doméstica, exterior, militar, de Inteligencia
y económica y fijando para esta última la necesidad
de la colaboración con el Consejo Económico Nacional6. De alguna manera, se intentaba poner remedio
a lo que, también a comienzos de los noventa, Ellen
Seidman del Consejo Económico Nacional denunciaba como falta de competencia en materia económica y
empresarial de los responsables de Inteligencia y profunda ignorancia en Inteligencia de los responsables
de asuntos económicos y empresariales.
Papeles de Liderazgo
Inteligencia Económica y Empresarial: un riesgo necesario
3
3
Micromotivos de un macrocambio
S
urgen nuevos elementos que inciden de manera directa sobre la prosperidad del país y sobre
sus probabilidades de éxito en la exacerbada
competencia global que rige las relaciones
entre las empresas y las economías. Los flujos de
bienes, servicios y capitales alteran los equilibrios comerciales e inciden sobre la estabilidad financiera de
instituciones y países. Ciertas políticas económicas o
acontecimientos en países “clave” inciden de manera
directa sobre la estrategia de terceros países y favorecen o perjudican intereses empresariales. Tendencias
y hasta episodios puntuales en mercados financieros,
de materias primas, energía o en el ámbito de la tecnología pueden impactar severamente sobre una nación. Ciertas negociaciones entre gobiernos o el grado
de cumplimiento de acuerdos comerciales firmados
pueden tener repercusiones de carácter estratégico.
El espionaje económico internacional y hasta la amenaza que supone el crimen organizado pueden desestabilizar países. Estos son elementos con potencial de
distorsión y de confusión.
La Inteligencia debe construirse
menos desde el paradigma liberal
de las relaciones internacionales
y más desde el punto de vista
del funcionamiento real de los
negocios:
Puede que haya quien pueda seguir pensando
que nadie desea la guerra pero ignorar que
la rivalidad matizada por la interdependencia es la
esencia de la realidad empresarial es inexcusable. En
un momento dado, nuestro competidor puede ser un
elemento que contribuya de manera muy importante
a nuestro éxito. Un importante esfuerzo de promoción
por su parte puede generar tanta atracción hacia
su establecimiento como para que la solución más
atractiva para nosotros resulte instalarnos en las
proximidades del “enemigo” a fin de captar clientes
atraídos por él.
Los gobiernos quizá sean por naturaleza
adversos al riesgo, las empresas -salvo
algunos monopolistas- tienen su razón de ser en la
asunción de riesgos.
Es muy simplista pensar que los gobiernos
son imágenes especulares los unos de los
otros, pero es inequívocamente erróneo ignorar que
las empresas no sólo son diferentes sino que logran
4
su supervivencia a base de ejercer su diferencia y ser
capaces de conseguir que terceros compartan esta
valoración.
Allí donde las diferencias entre gobiernos
puedan zanjarse por el diálogo, sólo en
entornos colusorios pueden alcanzarse acuerdos que
limiten el ejercicio de la rivalidad entre empresas, y
además éstos tenderán a ser inestables. Todas las
diferencias pueden solucionarse pacíficamente con tal
de que los oponentes mantengan el diálogo.
Si el sistema de relaciones entre Estados
parte de la premisa de que éstos son racionales,
en el caso de las empresas y los negocios -dado el
hecho contrastado de que en la práctica la mayoría
de los negocios emprendidos fracasan-, la definición
de la racionalidad sólo puede sostenerse si por tal se
entiende una definición muy matizada que asume que,
en cada momento, cada agente adopta la conducta
que considera más conducente al objetivo que se ha
marcado por irracional que éste sea.
Urge la colaboración público privada en materia de
Inteligencia más allá del puro suministro de coberturas por parte del sector privado a la parte pública y
del contraste -a menudo apresurado- de referencias
de posibles contactos o agentes por parte de la parte
pública en favor de las empresas. Una colaboración
permanente y eficazmente estructurada resulta urgente y crítica. En Inteligencia Económica, a diferencia de
lo que ocurre en otros ámbitos más “clásicos” de la
Inteligencia, la colaboración y la adquisición de información con el objeto de ser intercambiada, lejos de
ser una actividad marginal, constituye un aspecto básico para salvaguardar la relevancia de los agentes
públicos en un campo en el que es ilusorio pretender
la autosuficiencia.
En la actual realidad de los negocios, aun sin abandonar las jerarquías, éstas se sobreponen en una red
de relaciones caracterizadas por autoridades formales
difusas y por la presencia de normas informales compartidas que provocan un incremento del peso del factor influencia, y conducen a que la conducta de cada
uno de los miembros de la red no pueda explicarse a
partir de un único fenómeno ni sin tener en cuenta las
interacciones de cada individuo con un conjunto cambiante de terceros. Es el peso del factor influencia el
que explica que en determinados bienes o servicios se
produzcan fenómenos por virtud de los cuales el éxito
de los mismos -entendido como la capacidad de generar altas demandas- contribuya a aumentar todavía
más la demanda. Es también el elemento de influencia
el que explica lo que ha venido a llamarse como “ley
de Metcalfe” que señala que el valor de pertenecer a
una red, aumenta exponencialmente con el número de
miembros de la misma.
Papeles de Liderazgo
Inteligencia Económica y Empresarial: un riesgo necesario
4
El reto de todas las Inteligencias
L
a utilidad última de la Inteligencia viene determinada por el uso que se haga de ella. Este
uso viene, en buena medida, determinado por
el peso que la orientación hacia el propósito o
fin último de la misión haya tenido en la determinación
de los objetivos críticos de Inteligencia, y el grado en
el que estos últimos hayan conseguido apoyar de manera efectiva a los primeros. En Inteligencia, como en
los negocios, la principal causa de fracaso y malogro
de los proyectos es la falta de atención a su propósito
último.
El objeto último de la Inteligencia es dar sentido a
las cosas. Puede definirse, desde la perspectiva del
producto, como la generación de conocimiento, o
mejor entendimiento, destinada a apoyar la toma de
decisiones. Pero la Inteligencia es
también un proceso: un empeño ambicioso que requiere tiempo y capacidad para poner y quitar distancia a
fin de facilitar que los hechos cobren
sentido. Así, la Inteligencia se configura como una actividad puntillosa y
puntillista en constante lucha por superar las limitaciones que imponen las dimensiones del tiempo
y el espacio, y en compleja relación con la realidad
a cuya comprensión se aplica y sobre la que puede
incidir hasta configurarla decisivamente como consecuencia del simple hecho de intentar interpretarla.
lismo esencial: Inteligencia -en sentido estricto- y
contraInteligencia. La primera, persigue entender lo
que ocurre a nuestro alrededor con independencia de
que los objetos de nuestro interés colaboren o no con
ese entendimiento, por otro lado, y de forma paradójica, la contraInteligencia ha de guiarnos en el control
de aquella parte de nuestra actividad que queremos
que sea entendida o que preferimos que permanezca
oculta.
El trabajo en materia de Inteligencia viene caracterizado por la necesidad de ser capaz de prosperar
entre dualidades y paradojas. Así, si a menudo resulta
muy útil mantener distintas fuentes de forma concurrente y en el desconocimiento de la mutua existencia
-a fin de poder cruzar datos y contrastar la calidad
de la información o la evolución en la
credibilidad de las distintas fuentes-,
en lo que atañe a la diseminación y
circulación de la información, la estricta compartimentación está cada
vez más desacreditada. En la búsqueda de la relevancia, se requiere
el equivalente a una inversión de la carga de la prueba desde el mantenimiento del secreto por defecto
hacia el fomento de la circulación de la información.
Este último punto, es uno de los grandes cambios culturales pendientes y de cuyo buen fin depende, en
buena medida, la capacidad de los servicios de Inteligencia de siempre para dar respuesta a las necesidades de Inteligencia Económica y empresarial de hoy
y de mañana.
El sentido último de
la Inteligencia es dar
sentido a las cosas
Una complejidad adicional de la Inteligencia reside en que como actividad se asienta sobre un dua-
5
El reto redoblado de la Inteligencia
Económica y Empresarial: la deseable
levedad del ser
S
i el “negocio” de la Inteligencia es complejo, el
de la Inteligencia Económica lo es más. Se trata
de un concepto compuesto por otros dos: el primero, tan sugerente como resbaladizo, y el segundo, profundamente desacreditado y percibido hoy
con una despectiva familiaridad.
La Inteligencia Económica adolece hoy de múltiples
males. No sólo falta cultura y entendimiento de su objeto
sino que también escasean los profesionales capaces de
responder a los retos de esta actividad y sobre los que
habría de concurrir una elevada competencia técnica en
materia de Inteligencia, economía y práctica empresarial.
En el mundo de la empresa, a diferencia de lo que
ocurre con las finanzas, la contabilidad, el marketing o
el desarrollo de negocio, la Inteligencia, como tal, no
es una especialidad. Desde la vertiente pública, tampoco abundan los expertos porque es muy difícil hacer buena Inteligencia Empresarial en ausencia de una
experiencia en el mundo comercial y de los negocios.
La experiencia se adquiere a través de la exposición
y de la reflexión en torno a los problemas a los que
se ha luchado por dar respuesta. El experto ha debido acumular horas de análisis reposado de aciertos y
de fracasos, de sus causas y de sus consecuencias.
Puesto que el tiempo no puede comprimirse, y tanto
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Inteligencia Económica y Empresarial: un riesgo necesario
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la formación teórica como el “intercambio de experiencias” son sustitutos (muy) imperfectos del propio
catálogo de seres y estares pasados, el “factor humano” seguirá escaseando en materia de Inteligencia
Económica y empresarial. Esta limitación puede verse compensada en parte si, al menos
en este campo se produce una fuerte
reorientación en materia de recursos,
desde la búsqueda de un ilusorio
empeño por reunir especialistas “inhouse” en la provisión de respuestas,
hacia una mucho más útil concentración en dotarse de individuos expertos en la formulación de preguntas.
que Robert Steele ha reclamado como paso desde
una concepción de la Inteligencia a la “Just-in-case”
por otra “Just-in-time”. Aquí parece que una empresa
(en este caso Toyota) y su concepto de lean-manufacturing puede aportar inspiración para afrontar el
carácter esencialmente dinámico de
los requerimientos en materia de Inteligencia Económica y empresarial:
lean-intelligence
En el mundo
de la empresa la
Inteligencia, como tal,
no es una
especialidad
Quizá sea exagerado sostener con
Angelo Codevilla, de la Hoover Institution, que se retiren masivamente como fuentes, espías e informadores y que sean
sustituidos por empresarios, periodistas o civiles medianamente relacionados; pero su propuesta tiene la
virtud de poner sobre la mesa la necesidad de que
las agencias de Inteligencia sean antes brokers de
información que gestores de (des)conocimiento y lo
6
En Inteligencia, como en el mundo de los negocios, el término calidad cada vez se refiere más a la
capacidad de un determinado producto o servicio para adaptarse a
una circunstancia concreta y conectar con las necesidades que dicho
producto está llamado a atender. Se
impone la levedad que viene caracterizada por la movilidad, por el abandono de relaciones políticas en favor de relaciones modulares, por la aceleración de la
obsolescencia del conocimiento, y por el incremento
de la importancia de la habilidad y capacidad para hacer y deshacer relaciones -conectar y desconectar-.
Quid pro quo
D
e resultas de lo anterior se deriva la importancia de una adecuada gestión de las expectativas de los
agentes responsables de la prestación del servicio público de Inteligencia Económica y también de los
consumidores públicos y privados de esta información. Se hace particularmente necesario definir el ámbito de actuación de las agencias de Inteligencia Económica y la determinación de las actividades que
han de encomendarse al aparato público, y también aquellas otras para las que éste podrá valerse de elementos
privados que se mostrarán más o menos dispuestos a colaborar si sus requerimientos, necesidades e inquietudes
tienen cabida dentro de las orientaciones y el trabajo de la Inteligencia Económica del Estado.
7
La cruda verdad
N
6
o podemos ignorar que, tradicionalmente,
las actividades de Inteligencia en el campo
de la economía de la empresa han servido
para apoyar lo que se consideraban fines
últimos de la acción de Inteligencia pública. Hace tan
sólo una década, por lo general, en el mundo de la
Inteligencia española costaba hacer que se entendiera
el concepto de Inteligencia Económica. Se llegaba a
confundir este campo con otros como el de la lucha
contra la proliferación.
país esto no ha sido así. En Reino Unido, Sir George
Makgill alumbró la “Organización Makgill”, un auténtico servicio de Inteligencia industrial creado después
de la revolución rusa con el apoyo de la Federación de
Industrias Británicas y las organizaciones de propietarios de minas del carbón y armadores dirigido a intercambiar información con los servicios de Inteligencia
británicos en la década de los años 20. Dentro de esta
iniciativa, las partes pública y privada llegaron incluso
a compartir fuentes.
Esta situación ha de entenderse como fruto de una
relación tradicional del mundo de la Inteligencia con
el de la empresa que ha sido puntual, táctica y carente de concepto. Por el contrario, fuera de nuestro
Estamos ante un punto crítico a la hora de alumbrar
un nuevo ecosistema de Inteligencia Económica y empresarial en España. Ningún agente ni institución podrá prosperar en solitario. En ausencia de jerarquías
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Inteligencia Económica y Empresarial: un riesgo necesario
formales, resulta clave la consolidación de pautas informales compartidas cuya práctica reiterada permita el
alumbramiento de una confianza de base. La confianza
es un bien muy escaso en el mundo de la Inteligen-
8
cia en el que abundan el engaño y el ocultamiento. El
campo de la Inteligencia Económica y empresarial en
España no es una excepción. Necesitamos un cambio
en el que la crisis actúe de catalizador.
La culpa es de todos y el futuro también
E
n España, hasta hace muy poco, economía y empresa se consideraban ajenas al interés de quienes han
estado tradicionalmente a cargo de hacer Inteligencia. Como norma general, nuestras empresas han
sido esquivas con los responsables de velar por los intereses públicos o incluso los han visto con recelo
y hasta prevención. La tónica general del sector privado ha sido sólo tratar con el sector público cuando
no queda otra opción mejor, y, con algunos ámbitos como la fiscalidad y la seguridad, sólo cuando hacerlo es la
salida menos mala. Este desencuentro es algo que ni nuestras empresas ni nuestros responsables de Inteligencia pueden permitirse.
Aula de Liderazgo Público
El Aula de Liderazgo Público es un centro impulsado por MAS
Consulting y la Universidad Pontificia Comillas (ICADE) que
tiene como objetivo promover el diálogo y la cooperación
entre la política, la empresa y la sociedad civil. Para ello, el Aula
de Liderazgo Público desarrolla tres grandes actividades:
docencia, conferencias y publicaciones.
El Aula de Liderazgo Público pretende contribuir a la formación
de los dirigentes de la política, la empresa y la sociedad civil,
proporcionándoles un espacio de intercambio de ideas,
reflexiones y experiencias que facilite la cooperación entre
los tres ámbitos y repercuta positivamente en la sociedad.
Esta publicación forma parte del programa de Inteligencia
Económica y Competitiva que MAS Consulting y la
Universidad Pontificia Comillas (ICADE) han organizado y
que consta de un ciclo de conferencias, de la publicación
de varios documentos de análisis como este, así como
de la celebración de la segunda edición del Postgrado de
Inteligencia Económica y Seguridad (PIES).
Notas
Ver ABC, Entrevista al Almirante General Fernando García Sánchez, 4.MAR.12, disponible en http://www.ieee.es/Galerias/fichero/OtrasPublicaciones/
Nacional/JEMAD-ABC-04_03_2012.pdf, fecha de la consulta 7.NOV.12.
2
Ver United States Joing Forces Command, The Joint Operating Environment 2010, disponible en http://www.jfcom.mil/newslink/storyarchive/2010/
JOE_2010_o.pdf, fecha de la consulta 15.DIC.12.
3
Pierre Marion citado en Economic Espionage: A Framework for a Workable Solution. Mark E.A. Danielson
4
Keith Jeffrey The Secret History of MI6 : 1909-1949 , 2010
5
Strategic Intelligence for American World Policy” (Princeton University Press, 1949; 1966)
6
Presidential Policy Directive 1, The White House, February 13, 2009
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