una paradoja inquietante

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D ecisi¶on, predicci¶on y ambici¶on: una paradoja inquietante
Ca u p o lic ¶a n Mu n~ o z Ga m b o a
D e p a r t a m e n t o d e In g e n ie r ¶ ³a E l¶e c t r ic a , U A M-Iz t a p a la p a
maremos ambas, dejar¶
a la segunda completamente
vac¶³a.
Re s u me n
Se pre se nta la pa ra do ja de N e w c o mb, se a na liz a n div e rso s a spe c to s de sus a lc a nc e s de sde un punto de v ista e struc tura l y se pla nte a n v a rio s mo de lo s pa ra e nte nde r su tra sc e nde nc ia y de c idir so bre la s o pc io ne s q ue o fre c e . A l mismo tie mpo se e studia n sus princ ipa le s c o nse c ue nc ia s pr¶a c tic a s y la s c o ntra dic c io ne s q ue pro duc e . F ina lme nte se insin¶ua n a lg una s po sible s fo rma s de e sc a pa r de la c o nfusi¶o n q ue
g e ne ra .
Adicionalmente, si sospecha que vamos a elegir por
cualquier otro m¶etodo, como preguntando a otra
persona, echando una moneda al aire, o bien, intentando hacer alg¶
un tipo de trampa, actuar¶
a como si fu¶eramos a tomar las dos cajas para evitar
que tomemos una decisi¶
on ajena a nuestra voluntad. Para completar el problema y delimitarlo rigurosamente, conviene agregar que todos los detalles de la paradoja deben tomarse en t¶erminos estrictos porque no se han elaborado para tener una segunda interpretaci¶
on, o sea, el mago siempre deposita los premios (seg¶
un su predicci¶
on), la elecci¶
on debe efectuarse efectivamente, s¶
olo hay dos alternativas para elegir y todos los actores entienden claramente las reglas del juego. >Cu¶
al opci¶
on escoger¶³a
usted?
S u mma ry
T he N e w c o mb's pa ra do x is pre se nte d, se v e ra l a spe c ts o f
his re pe rc ussio n a re a na ly z e d fro m a struc tura l po int o f
v ie w , a nd v a rio us mo de ls a re sta te d to unde rsta nd his re sults to de c ide a bo ut the a v a ila ble o ptio ns. A t the sa me time , the princ ipa l pra c tic a l c o nse q ue nc e s, a nd so me c o ntra dic tio ns pro duc e d a re a na ly se d. F ina lly , se v e ra l w a y s to e sc a pe fro m the c o nfusio n pro duc e d a re
sug g e ste d.
Introducci¶
on
En muchas situaciones quisi¶eramos tomar una decisi¶
on acertada con plena seguridad de que es totalmente correcta y con conocimiento previo de los
resultados que pueden producir todas las alternativas posibles [1]. Pero, para alcanzar este ideal necesitar¶³amos adelantarnos a los acontecimientos para de alguna manera adivinar con mucha seguridad
lo que va a ocurrir. Este problema, que se presenta como insoluble a causa del requisito de la predicci¶
on, genera la interesante paradoja de Newcomb [2,
3, 4] que se resume brevemente en el siguiente problema que puede llamarse de decisi¶on, predicci¶
on y
ambici¶
on.
En cuanto a las alternativas, quienes se inclinan por
elegir s¶
olo una caja conf¶³an en la capacidad prof¶etica
del mago, por lo que esperan tener una alta probabilidad de obtener el premio sustancioso, porque la predicci¶
on es s¶
olo casi certera. En este caso el sujeto
est¶
a realizando t¶
acitamente el siguiente c¶
alculo intuitivo de \utilidad esperada": si la primera caja contiene 1, la segunda 10 y el mago adivina u
¶nicamente
el 60% de las veces, al tomar s¶
olo la segunda la utilidad esperada es 6. Por el contrario, si se toman ambas cajas la utilidad esperada es s¶
olo de 4.6, como se
deduce de la matriz de ganancias de la ¯gura 1. Obviamente, es m¶
as conveniente seg¶
un este argumento tomar s¶
olo la segunda caja.
La paradoja
Hay dos cajas enfrente de nosotros, una de las cuales
contiene un peque~
no premio, en tanto que en la segunda no se sabe qu¶e hay. Frente a ellas nos presentan dos alternativas: escoger s¶olo la segunda o tomar
ambas cajas. Esto parece muy simple, pero la cuesti¶
on se complica porque tambi¶en sabemos que un travieso mago es capaz de adivinar nuestra decisi¶on (casi con total seguridad) por lo que actuar¶a de la siguiente forma para poner a prueba nuestra ambici¶
on. Si predice que vamos a elegir s¶olo la segunda
caja, pondr¶
a un premio sustancial en ella; en cambio, si pronostica que nos vencer¶a la codicia y to-
Por otra parte, quienes optan por tomar ambas cajas piensan de la siguiente manera: el mago ya puso el premio importante (o no lo puso, seg¶
un haya sido su vaticinio) de modo que esta decisi¶
on no puede modi¯car lo que ya hay (o lo que no hay) en las
cajas y de esta forma es posible quedarse con ambos premios, cualesquiera que ¶estos sean. Ahora el
sujeto est¶
a aplicando un argumento de \dominancia", que consiste en que razonar de acuerdo a la
matriz de la ¯gura 2. Puesto que en el momento en que el sujeto va a tomar su decisi¶
on la condici¶
on de las cajas es una situaci¶
on ¯ja, determinada y de¯nitiva que no puede cambiarse, indepen60
Decisi¶
on, prediccion y ambici¶on: una paradoja inquietante. Caupolic¶
an Mu~
noz Gamboa.
Decisi¶
on del SUJETO
Toma s¶
olo una caja
Toma ambas
Predicci¶
on del
Toma s¶olo una caja
10
11
MAGO
Toma ambas
0
1
Utilidad esperada
0.4 £ 0 + 0.6 £ 10 = 6
0.4 £ 10 + 0.6 £ 1 = 4.6
61
Resultado
Mayor
Menor
F ig ura 1 . M a triz de g a na nc ia s de la pa ra do ja , se g u
¶ n e l a rg ume nto de utilida d e spe ra da .
dientemente de si el mago puso el premio o no lo hizo, de acuerdo con esta matriz el resultado es favorable para tomar ambas cajas, porque en tal caso siempre se obtiene una ganancia superior.
no hay lugar para tomar en consideraci¶
on probabilidades puesto que las cosas, o tienen que ser o no
pueden ser. Como consecuencia, existe plena libertad para tomar una decisi¶
on.
>Qui¶en ha razonado correctamente y ha tomado la
decisi¶
on acertada? Despu¶es de haber analizado ambas alternativas, >desea usted modi¯car su punto de
vista?
Cuando se presenta este problema a un grupo de personas, aproximadamente la mitad de ellas elige la
primera opci¶
on y la otra mitad opta por la segunda. Pareciera que la disyuntiva depende, para tomar
la primera opci¶
on, de que tanto se conf¶³a en la existencia de la causalidad hacia el pasado, en la capacidad del mago y en los resultados estad¶³sticos o esperados de ¶esta; mientras que cuando se escoge la segunda, parece que se cree que nadie puede adivinar
con precisi¶
on superior al simple azar y que la elecci¶
on que se va a tomar a posteriori no puede cambiar lo que el mago ya resolvi¶
o a priori.
El an¶
alisis
Uno de los mejores razonamientos que pueden esgrimir los partidarios del argumento de la utilidad esperada en contra de la dominancia es que ¶esta s¶
olo
es aplicable cuando las alternativas son independientes entre s¶³. Como en esta paradoja existe la obvia
auto-referencia de la predicci¶on, es necesario analizar detalladamente si esto se cumple o no. Lo primero que salta a la vista es que parece haber una relaci¶
on de subordinaci¶on entre la decisi¶on del sujeto
y la decisi¶
on del mago, ya que ¶este adivina de acuerdo a la acci¶
on del otro. Sin embargo, no hay que
olvidar que tal conexi¶on no presupone por s¶³ misma una causalidad \hacia el pasado", que el mago decide libremente de acuerdo a una convicci¶
on
personal de lo que cree que ocurrir¶
a, que no resuelve sobre lo que efectivamente pasar¶
a, y que la elecci¶
on sobre cu¶antas cajas tomar sobreviene a posteriori cuando nada puede modi¯car la presencia o ausencia de los premios en las cajas.
A pesar de que no parece muy claro, resulta que
la capacidad casi certera de predicci¶on del mago no
implica una relaci¶
on de dependencia, ni signi¯ca que
ambos eventos est¶en estrictamente vinculados, por lo
que la falta de seguridad en la predicci¶on se orienta
claramente hacia la independencia estad¶³stica, lo que
resulta m¶
as evidente cuando la posibilidad de error
del mago se incrementa.
En esta paradoja hay varios puntos importantes que
es conveniente destacar. Por una parte, quienes
conf¶³an en el argumento de la utilidad esperada creen
optimizar sus ganancias analizando el problema como si fuera un proceso aleatorio, a causa de que la
predicci¶
on del mago no es infalible. En ese sentido est¶
an dispuestos a correr un riesgo que es menor mientras mayor sea la capacidad prof¶etica del
mago. En cambio, el argumento de dominancia toma el proceso como determinista, o sea, que en ¶el
La parte d¶ebil del primer argumento es que al tomar
una sola caja renunciamos t¶
acitamente a nuestra capacidad de libre decisi¶
on, porque a causa de la con¯anza que se tiene en el poder de vaticinio del mago estamos considerando que el futuro ya est¶
a decidido, independientemente de nuestras acciones. Esto
es, que un hecho futuro puede ser la causa de un efecto en el presente. Con respecto al segundo argumento, su punto d¶ebil est¶
a en que creemos que no puede existir un mago que tenga la capacidad de predecir con tanta exactitud y que, como consecuencia, debemos concluir que el futuro no puede adivinarse, sin importar las herramientas y los recursos con que se cuente.
A esta altura del problema cabe preguntarse, pensando en los puntos d¶ebiles de ambos argumentos
acerca de si este problema no es m¶
as que una nueva forma de cuestionarnos sobre la antigua controversia entre determinismo y libre albedr¶³o. Porque
en el peque~
no ¶
ambito del problema cuando se acepta la capacidad de predicci¶
on del mago, resulta que el
sujeto no es totalmente libre para decidir; por el contrario, cuando se supone que hay libre albedr¶³o total, se est¶
a implicando que nadie puede pronosticar lo que el sujeto va a decidir.
Adicionalmente no deja de ser interesante que el primer argumento, que considera el problema como un
proceso probabil¶³stico, nos lleva directamente al determinismo a trav¶es de la posibilidad de que puedan existir pron¶
osticos muy certeros. Por el con-
62
ContactoS 38, 60{66 (2000)
Decisi¶on del SUJETO
Toma s¶olo una caja
Toma ambas
Predicci¶
on del MAGO
Puso el premio No puso el premio
10
0
11
1
Resultado
Menor
Mayor
F ig ura 2 . M a triz de g a na nc ia s de la pa ra do ja , se g u
¶ n e l a rg ume nto de do mina nc ia .
trario el segundo argumento, que observa el dilema
como un proceso determinista, conduce a la libertad absoluta al mismo tiempo que a la imposibilidad de obtener una predicci¶on acertada.
En estas u
¶ltimas re°exiones es donde radica el coraz¶
on de la paradoja:
acostumbramos suponer que nuestras decisiones son totalmente libres y aut¶
onomas pero, si no hay ninguna forma de predecirlas (ni a¶
un cercanamente), la consecuencia obvia es que tendr¶³an que ser totalmente arbitrarias o aleatorias.
Esta conclusi¶
on les quita todo su contenido de humanidad, porque una simple m¶aquina podr¶³a sustituir nuestra capacidad de elecci¶on escogiendo simplemente al azar. El caso contrario es todav¶³a m¶
as desalentador, porque si el futuro ya est¶a decidido caemos en el nihilismo: >para qu¶e preocuparnos por trabajar, construir o intentar modi¯car nuestro destino? En este caso no ser¶³amos sustituidos por m¶
aquinas: nosotros mismos nos convertir¶³amos en esas m¶aquinas.
Un simple modelo
Tratando de aclarar un poco el problema consideremos el diagrama de la ¯gura 3 en la que cada acto se
representa en forma de un bloque cuya salida es el resultado del acto que se ha veri¯cado o de la decisi¶
on
que se ha tomado. En esta forma, el bloque \predicci¶
on" toma en cuenta el resultado del bloque \elecci¶
on" proveniente del futuro, aunque multiplicado
por un factor muy cercano a uno, lo cual sirve para representar la casi seguridad con que el mago despliega sus poderes. Con esta informaci¶on, ¶este proceder¶
a a poner el premio en la caja correspondiente (bloque \predicci¶on") una vez hecho lo cual nosotros, como sujetos, tomaremos la decisi¶on que creamos m¶
as conveniente (bloque \elecci¶on") para observar el resultado ¯nal en el u
¶ltimo bloque.
Algunas situaciones importantes del modelo son: 1)
el bloque de l¶³neas discontinuas \factor" representa la causalidad hacia el pasado y la casi seguridad con que el mago toma su decisi¶on, 2) su presencia fortalece el enfoque de la utilidad esperada y
su ausencia el punto de vista de la dominancia, 3)
la posici¶
on de este bloque choca con nuestra concepci¶
on y experiencia respecto al transcurso del tiempo, por lo que su existencia real puede ser muy cuestionada, 4) la secuencia de los dem¶as bloques est¶
a
en el sentido natural del paso del tiempo y representa la fatalidad de que, independientemente de nuestras decisiones, a toda causa sigue necesariamente
una consecuencia, 5) en virtud de que el factor es casi uno, la \predicci¶
on" del mago s¶
olo debe considerarse en t¶erminos probables, 6) el modelo en s¶³ es una
representaci¶
on claramente determinista, y 7) el diagrama constituye un sistema, que puede analizarse con respecto a su factibilidad, consistencia y estabilidad, lo que es conveniente debido al bloque \factor" de l¶³neas discontinuas.
Como se sabe, en muchas ocasiones (como en el
caso del mago de la paradoja) es posible aventurar pron¶
osticos sobre los m¶
as diversos asuntos con
una gran probabilidad de acertar o, al menos, con
una probabilidad superior a lo que nos asegurar¶³a
el simple azar, por lo que esta condici¶
on del problema podr¶³a ser aceptada sin muchas restricciones, y
como las dem¶
as no presentan mayores inconvenientes, el dilema ser¶³a perfectamente factible.
Pero debe quedar claro que esta situaci¶
on no es equivalente a la idea de causalidad hacia el pasado, que
ya se ha comentado y que est¶
a representada por el
bloque \factor", porque correctamente tenemos la
noci¶
on intuitiva de que la relaci¶
on causa efecto debe cumplir con la condici¶
on de que la causa tiene que
ser previa al efecto y no al rev¶es. Porque en tal caso, >qu¶e ocurrir¶³a si ya presentado un efecto nos damos ma~
na para evitar que la causa (que tiene que
ser independiente del efecto) se produzca? Esta situaci¶
on, >no signi¯car¶³a que lo que pens¶
abamos un
efecto era realmente la causa y viceversa? Y por
u
¶ltimo, >de qu¶e manera podr¶³a el mago invertir el orden del binomio causa-efecto, en especial si su capacidad es s¶
olo casi certera?
En cuanto a la consistencia, sup¶
ongase como punto de partida que todas las decisiones son completamente independientes entre s¶³ (como lo asume el argumento de dominancia) y que el sistema se eval¶
ua
a posteriori. Siguiendo el sentido normal del transcurso del tiempo, lo primero que ocurre es la decisi¶
on del mago de poner o no el premio en la segunda caja, como se indica en el diagrama de decisiones de la ¯gura 4. El siguiente paso que tiene lugar es la elecci¶
on del sujeto, ya sea que tome una o ambas cajas, con lo que se llega al momento ¯nal en que se conocen los resultados del
Decisi¶
on, prediccion y ambici¶on: una paradoja inquietante. Caupolic¶
an Mu~
noz Gamboa.
63
F ig ura 3 . M o de lo de l pro c e so de pre dic c i¶o n y e le c c i¶o n.
juego que ya se han comentado y las respectivas
consecuencias. En resumen, el sistema tambi¶en es
consistente.
Por u
¶ltimo, para analizar si el sistema es estable,
condici¶
on que puede ser puesta en duda porque la
presencia del bloque \factor" introduce una realimentaci¶
on que ser¶³a capaz de hacerlo oscilar, el diagrama de decisiones de la ¯gura 4 asegura que cualesquiera que sean las alternativas que se elijan, el u
¶nico
resultado posible es que el mago acierte o se equivoque, en tanto que el sujeto s¶olo puede obtener un
premio de mayor o menor cuant¶³a o, incluso, no ganar nada en absoluto. En consecuencia, el sistema es
estable.
Una conclusi¶on importante del modelo de la ¯gura 4
es que s¶
olo hasta el u
¶ltimo momento es posible asegurar si el mago acert¶o con su decisi¶on o simplemente cometi¶
o un error, por lo que es l¶ogico que la suposici¶
on estad¶³stica se vea con¯rmada (argumento de
utilidad esperada). El sujeto toma su decisi¶
on antes de abrir la o las cajas, lo que signi¯ca que tiene
una sola oportunidad para comprobar si tuvo suerte y para correr el riesgo de tomar la decisi¶on equivocada. En este sentido, el problema se parece al experimento de la difracci¶on de un electr¶on que se dispara a dos contenedores: es falso decir que tiene que estar en uno u otro, ya que hay una cierta amplitud de
que est¶e en uno y otra de que se encuentre en el segundo contenedor, las que inter¯eren entre s¶³. Mientras las cajas est¶en cerradas, la presencia o ausencia del electr¶on en una de ellas no puede asegurarse antes de abrirlas. >Qu¶e tan aplicable al problema ser¶³a esta situaci¶on?
En todos los casos la consecuencia es ineludible: el
problema es factible, consistente y estable, por lo que
la paradoja mantiene su vigencia y nos presenta un
formidable reto para resolver. Los puntos cr¶³ticos
que hemos encontrado en este breve an¶alisis se re¯eren a 1) la aceptaci¶on o rechazo del bloque \factor", 2) de si es posible la causalidad hacia el pasado, 3) de la con¯anza en la independencia entre las
decisiones del mago y del sujeto, 4) de qu¶e tan determinado o libre es el porvenir, 5) de cu¶
anta in°uencia en las decisiones futuras tiene una herramienta capaz de predecir con exactitud, 6) en qu¶e modelo determinista o aleatorio es m¶
as adecuado en
este caso, etc.; aunque el punto central de la problem¶
atica se centra en la elecci¶
on entre la libertad total y la restricci¶
on extrema, o sea, entre determinismo y libre albedr¶³o.
La disyuntiva entre determinismo y libre albedr¶³o
es uno de los dilemas m¶
as antiguos que se ha planteado la humanidad y que han asumido casi todos
los ¯l¶
osofos y las religiones en uno u otro sentido.
Es virtualmente imposible que todos estemos plenamente de acuerdo en este asunto, porque hay argumentos muy poderosos tanto para aceptar como para rechazar ambas alternativas. Adem¶
as de las razones que ya se han esbozado, pueden considerarse
muchos otros argumentos que en esta ocasi¶
on se intentar¶
an resumir brevemente tanto para el caso del
determinismo como para el caso del libre albedr¶³o,
aunque siempre estrechamente vinculados con esta
paradoja.
Determinismo
Para el caso espec¶³¯co de este problema se tiene que,
desde el punto de vista del sujeto que tiene que escoger, puede llegarse a la conclusi¶
on de que al con¯ar
en la capacidad adivinatoria del mago est¶
a aceptando que su propia decisi¶
on (o sea que tome una o ambas cajas) afecta concretamente el resultado que obtendr¶
a al llevarla a cabo, como puede verse en las distintas ramas del diagrama determinista de decisiones de la ¯gura 4. En otras palabras, ¶el considera
que no hay nada (o muy poco) que pueda hacer para modi¯car lo que encontrar¶
a en ellas. Por consiguiente renuncia expl¶³citamente al impulso de la ambici¶
on y t¶
acitamente al libre albedr¶³o, porque acepta como un hecho lo que ocurrir¶
a despu¶es de que resuelva. Y lo hace a pesar de que tiene una sola oportunidad de veri¯car si tiene ¶exito o ha cometido un
error.
64
ContactoS 38, 60{66 (2000)
F ig ura 4 . D ia g ra ma de de c isio ne s de la pa ra do ja .
Desde la perspectiva del mago, esta conclusi¶
on se
ve robustecida, porque la elecci¶on ha sido totalmente condicionada, el sujeto ha escogido de acuerdo a
las reglas que el mismo mago ha impuesto, por lo que
desde este particular punto de vista, el sujeto en alguna forma no ha sido libre para elegir.
Conjuntando ambos puntos de vista se ve claro que
la cuesti¶
on de fondo radica en que si la acci¶
on previa del mago puede afectar los resultados que se obtengan posteriormente a la elecci¶on. Si se acepta esta relaci¶
on de causa-efecto no hay nada que hacer:
el futuro est¶
a predeterminado, no hay forma de salir del embrollo, no existe manera de in°uir en el mago para que act¶
ue de otro modo y, en consecuencia, hay que elegir una sola de ambas cajas.
>Signi¯ca esto que, cuando en el caso espec¶³¯co de la
paradoja se acepta la relaci¶on causa-efecto de la adivinaci¶
on, debe aceptarse tambi¶en la fatalidad de que
hay un solo camino apropiado para resolver el problema? La respuesta es clara: en el caso espec¶³¯co
que se plantea debe ser necesariamente de esa forma. Pero, >quiere eso decir que en la predicci¶
on
subyace de alguna forma la tragedia del determinismo? La respuesta para esta interrogante es similar: en el caso concreto del problema se tiene una conexi¶
on irremediable entre ambos conceptos.
La pregunta que posiblemente estemos imaginando en este momento se re¯ere a que si esta conexi¶
on entre predicci¶on y determinismo, que se ha encontrado en un peque~
no problema, puede ser extendida, generalizada y aplicada al mundo real. Un
poderoso argumento a favor de esta hip¶otesis puede basarse en que, como se ha comentado en diversos art¶³culos (5, 6, 7, 8), siempre existe la probabilidad de predecir ciertos acontecimientos con un error
relativamente peque~
no. De ser as¶³, esto podr¶³a llevar directamente a aceptar el determinismo en el
mundo real.
Por fortuna, el dilema que se ha planteado no tiene una salida u
¶nica porque la capacidad adivinatoria que se ha supuesto al mago de la paradoja s¶
olo es
casi certera (en forma similar a como ocurre con todas las t¶ecnicas y m¶etodos de predicci¶
on de la vida
real). Aunque parezca dif¶³cil de creer, m¶
as adelante veremos si es posible concluir que en el min¶
usculo
resquicio que nos deja el peque~
no error del pron¶
ostico
imperfecto podremos encontrar una forma de escapar al desastre de la predestinaci¶
on, como se explicar¶
a m¶
as adelante.
Libre albedr¶³o
Los p¶
arrafos anteriores dejan la sensaci¶
on de que no
se han esgrimidos su¯cientes argumentos a favor del
libre albedr¶³o. A continuaci¶
on se intentar¶
an resumir
los m¶
as importantes de ellos, aunque siempre en el
ambito de este problema y tratando de profundizar
¶
sobre el proceso de decisi¶
on mismo.
Cuando alguien quiere escoger entre dos o m¶
as alternativas tiene la convicci¶
on intuitiva de que nadie puede determinar su conducta, porque la decisi¶
on la puede tomar por s¶³ mismo sin in°uencias externas. Sin embargo este argumento es muy subjetivo porque no considera una multiplicidad de factores que consciente o inconscientemente se toman
en cuenta para elegir. Para intentar demostrar esta aseveraci¶
on consideremos un modelo muy sencillo para explicar la forma en que (idealmente y en general) se toma una decisi¶
on cualquiera.
1. Primeramente se debe conocer clara y perfectamente las posibles alternativas, con todas sus
caracter¶³sticas, implicaciones y eventualidades.
Esto es equivalente a conocer a plenitud \las reglas del juego".
2. En segundo lugar se adquiere informaci¶
on sobre todos los aspectos vinculados a las consecuencias de cada posible decisi¶
on y, muy especialmente, c¶
omo afectar¶
a concretamente cada una de ellas a qui¶en la elige. Esto corresponde a adquirir conciencia de las consecuencias de nuestros actos.
Decisi¶
on, prediccion y ambici¶on: una paradoja inquietante. Caupolic¶
an Mu~
noz Gamboa.
3. Finalmente, despu¶es de haber sopesado los pros
y los contras de cada alternativa, el sujeto adopta la opci¶on que m¶as le conviene, que cree que
m¶
as le conviene o que m¶as lo convence.
4. Finalmente, despu¶es de haber sopesado los pros
y los contras de cada alternativa se adopta la
opci¶
on m¶as conveniente, convincente o que se
cree que es m¶as adecuada.
Pero, >somos realmente libres para llevar a cabo un
proceso como el descrito? O mejor todav¶³a, >podremos idealmente tomar la decisi¶on m¶as acertada en
todos los casos?
En la realidad, los aspectos externos m¶
as importantes que in°uyen (posiblemente de manera decisiva) sobre un sujeto interesado en tomar una buena decisi¶
on son, entre otros, los que se detallan a
continuaci¶
on.
1. La propaganda, por ¶esta puede distorsionar, oscurecer e incluso informar err¶oneamente sobre la
calidad del proceso, sobre la descripci¶
on de las
reglas del procedimiento y hasta sobre las consecuencias pr¶acticas del mismo o de cada alternativa.
2. La informaci¶on, posiblemente incompleta o falsa, que haya podido recolectarse ya que muchas
veces las consecuencias de cada decisi¶
on no son
conocidas por completo, no son claras o no pueden asegurarse con precisi¶on.
3. Lo conveniente o convincente que para el sujeto
puede ser una u otra disyuntiva y, en un ¶
ambito
m¶
as amplio incluso, las presiones que se ejerzan
sobre ¶el. Porque estos son factores que pueden
obligarlo a desechar lo que le conviene debido
a la coacci¶on externa que amenace convertir lo
conveniente en perjudicial, todo lo cual tambi¶en
contribuye a distorsionar todo el proceso.
Otros aspectos no menos importantes que tambi¶en
contribuyen a determinar el proceso de decisi¶
on,
pero que perfectamente podr¶³an considerarse como
\defectos" del sujeto que elige, son:
1. La falta de inter¶es o de conocimiento que tenga
sobre todas las reglas de la elecci¶on,
2. La ignorancia de las consecuencias reales de cada alternativa,
3. La incapacidad para adquirir informaci¶
on con¯able,
65
4. La informaci¶
on falsa que se allegue, que analice
y que le haga modi¯car su punto de vista,
5. La falta de atenci¶
on en los resultados o en el
impacto que podr¶³an causar y, m¶
as que nada,
6. El atractivo o rechazo que el sujeto se sienta por
las distintas alternativas, el deseo de correr un
riesgo o el miedo a uno o a varios resultados.
Todos estos aspectos con¯guran, en pocas palabras,
la idea subjetiva que el sujeto adquiere sobre el proceso de decisi¶
on, la cual puede ocultarle las alternativas m¶
as atractivas o convenientes. Tanto unos como otros, estos elementos de¯nen un proceso de decisi¶
on an¶
omalo y distorsionado en el cual el sujeto
(aunque aparentemente libre para decidir) est¶a condicionado irremediablemente. Volviendo al problema de la paradoja, la habilidad del mago agrega datos que pueden impulsar al sujeto a elegir una alternativa y, por consiguiente, a de¯nir su decisi¶on. Tal
informaci¶
on adicional tiene el mismo car¶
acter que
los datos incorrectos, falsos o incompletos, y opera en forma similar a una in°uencia externa que lo
somete y le restringe su capacidad de decisi¶on.
Por ello (seamos conscientes o no), en el ¶
ambito de la
paradoja seremos libres s¶
olo si el mago no es capaz
de adivinar con plena exactitud y en la vida real seremos libres solamente a) si somos capaces de adquirir y analizar toda la informaci¶
on necesaria, b) si tenemos acceso a ella, c) si se nos deja libres de coacci¶
on externa, c) si estamos realmente interesados en
obtener el mejor resultado y d) si tenemos la capacidad para reconocer qu¶e es conveniente y cu¶
al es la alternativa que concuerda con este concepto. De lo
contrario, el libre albedr¶³o se convierte en una dolorosa ilusi¶
on que u
¶nicamente puede servir de referencia como un ideal inalcanzable.
Conclusi¶
on
En la vida real las cosas no son tan simples como en
el caso de la paradoja, ni puede elaborarse un modelo que explique a plenitud las grandes complejidades del mundo actual. Porque si tratamos de cumplir con los supuestos del p¶
arrafo anterior, podr¶³a ser
que tuvi¶eramos la capacidad de informarnos adecuadamente, que no existieran in°uencias externas nocivas e incluso que estuvi¶eramos muy interesados en
tomar una buena decisi¶
on y pudi¶eramos reconocerla sin dudas. Sin embargo, no siempre disponemos de total acceso a la informaci¶
on, ¶esta nos llega distorsionada, nos confunde o es, de plano, falsa. En tales circunstancias se comprende el enorme poder de los medios de comunicaci¶
on y el deber de cada uno de nosotros de superar los obst¶aculos
66
que presenta la adquisici¶on de informaci¶on en nuestros d¶³as. Porque en la pr¶actica, gran parte de nuestra libertad para elegir y nuestro libre albedr¶³o dependen del esfuerzo que hagamos por tener acceso a
los datos fundamentales de nuestra vida, lo que tambi¶en y como consecuencia pasa a constituir un sagrado deber nuestro como personas.
Referencias
ContactoS 38, 60{66 (2000)
5. Mu~
noz Gamboa, C. \M¶etodos Populares y
Cient¶³¯cos para Adivinar el Futuro". Revista Contactos, UAM, vol. 3E No. 5, septiembre octubre 1994.
6. Mu~
noz Gamboa C. y J. Jim¶enez. \Predicci¶on
Num¶erica". Ciencia y Desarrollo (Conacyt M¶exico), vol. XXI No. 125, noviembre diciembre 1995.
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