informe de etiopía

INFORME DE
ETIOPÍA
- SEQUÍA Y HAMBRUNA 2002-03 FEBRERO 2003
INTRODUCCIÓN
El Gobierno etíope, a través de su primer ministro, Meles Zenawi, realizó el pasado
sábado 7 de diciembre un llamamiento a la comunidad internacional solicitando ayuda
para hacer frente a una hambruna que amenaza la vida de 14 millones de personas.
Según las autoridades etíopes y la ONU, la situación es peor que la que en 1984
provocó la muerte de un millón de personas.
Según las estimaciones de Naciones Unidas, harán falta 300.000 toneladas de
alimentos para asistir a más de 6 millones de etíopes sólo hasta marzo de 2003. Para
todo el año 2003 son necesarias 1,4 millones de toneladas de comida. Y la situación
se deteriora por momentos. Así lo expresó James Morris, director ejecutivo del
Programa Mundial de Alimentos, quien en una reciente visita al país, declaró que la
situación puede volverse crítica a menos que se distribuya ayuda antes de que dé
inicio la sesión de lluvias en junio, lo que podría dejar aisladas las comunidades más
remotas.
Pero de los 1,4 millones de toneladas que Etiopía necesita de forma urgente, los
países y agencias donantes sólo se han comprometido a enviar 700.000 toneladas de
alimentos. El PMA pretende cubrir el 40% del déficit de alimentos del país para lo que
todavía se requieren más de 350.000 toneladas, incluyendo apoyo urgente en forma
de comida enriquecida para personas con debilidad y malnutrición.
1
PREVISIONES DE FALTA DE CEREALES
Los cereales son la base de la alimentación para la mayoría de la población etíope, de
ahí la gravedad de la reducción de las cosechas de estos productos agrícolas. Según
el PMA (ver Cuadro) este organismo dispone de reservas para asistir a casi toda la
población hasta mayo. Pero con las reservas actuales (avalaible) apenas se alcanzará
para alimentar a la mitad de las personas en riesgo en el mes de junio. El déficit
(shortfall) es especialmente grave en julio y agosto y septiembre, meses para los que
no se dispone de cereales.
Fuente: Programa Mundial de Alimentos, Enero 2003.
1
Necesidades y Disponibilidad de cereales en miles de toneladas para los próximos meses. Fuente PMA
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Funcionarios del Gobierno etíope, de Naciones Unidas y del Programa Mundial de
Alimentos (PMA) afirman que la población más afectada por la escasez de alimentos
son los menores de cinco años, las madres lactantes y los ancianos. En diversas
zonas, el PMA ha detectado niveles de malnutrición alarmantes entre la población
infantil. Así, el 47% de los niños muestra falta de peso y, en algunas localidades, entre
el 15 y el 20% está desnutrido.
¿Por qué surge la crisis?
Las causas inmediatas de la situación han sido la sequía que afecta a diversas partes
del país y sobre todo a las regiones del centro, norte y este de Etiopía. La estación
larga de lluvias (meher en etíope) que normalmente tiene lugar de junio a septiembre
se retrasó el año pasado y las primeras gotas de agua no cayeron hasta mediados de
julio. Sólo un mes después dejó de llover lo que ha provocó que muchas regiones
perdiesen hasta el 70% de su producción de cereales (sorgo, maíz y trigo). Además, la
estación corta de precipitaciones (belg), de febrero y marzo, de la que depende una
parte importante de los pastos para el ganado no tuvo lugar. Como consecuencia de
esto, miles de vacas y bueyes, el único sustento de muchas familias etíopes, ha
muerto.
Sin embargo, a la escasez de lluvias hay que unir otros factores que han agravado la
crisis:
-
El desgaste económico y humano que supuso la guerra con Eritrea entre 1998 y
2000. Se estima que este conflicto costó al país un millón de dólares al día.
Una deuda externa que ronda los 6.000 millones de dólares (el equivalente al PIB
del país) y cuyo pago cuesta a Etiopía el 10% de su PIB.
La caída de los precios del café en el mercado internacional ha arruinado a miles
de familias campesinas ya que se trata del producto etíope más exportado.
La población ha crecido de forma vertiginosa. Etiopía ha pasado de 42 millones de
habitantes en 1984 a más de 63 millones en la actualidad.
La productividad de la agricultura etíope es muy baja. Esto se debe a unas
técnicas agrícolas rudimentarias y a un sistema de posesión de la tierra, de
propiedad estatal, que no favorece la inversión ni el cuidado de la tierra. A los
granjeros se les asigna una parcela pero no se les facilita formación en técnicas
agrícolas ni fertilizantes lo que impide un correcto aprovechamiento del terreno.
Además, los agricultores sienten que la tierra no es de su propiedad y no realizan
mejoras ni invierten en sistemas que protegen la capa fértil. Piensan que en unos
años la parcela en la que trabajan va a cambiar de manos e incluso llegan a
abandonarla para migrar a las ciudades.
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EL NORTE Y EL ESTE, LAS ZONAS MÁS AFECTADAS
Las zonas más afectadas se encuentran en la región de Afar, en la parte norte de la
región Somali, en Oromiya y en Tigray donde más de seis millones de personas
dependen de la ayuda alimentaria para sobrevivir. En estas regiones, los niveles de
desnutrición, sobre todo entre los niños menores de cinco años, han aumentado de
forma alarmante. Es el caso de Hawzien, distrito situado al norte de Tigray (600
Kilómetros de Addis Abeba) donde entre el 15 y el 20% de la población infantil padece
malnutrición.
La población más afectada por la desnutrición son los niños, los ancianos y las madres
con niños en periodo de lactancia. Los casos más graves son aquellos que presentan
una desnutrición severa. En sus diversas manifestaciones, la desnutrición severa es
sin duda la más grave de las enfermedades nutricionales y generalmente provoca dos
enfermedades: el Kwashiorkor y el Marasmo.
Este último está causado principalmente por deficiencias energéticas y se distingue
por la gran delgadez del niño. El marasmo se desarrolla generalmente uno o dos años
después de superar la etapa de lactancia y entre aquellos menores que sufren de
diarrea crónica. En el caso del marasmo severo, éste se ve acompañado por una
profunda debilidad. Los niños en esta situación pierden grasa y músculo y adquieren
una apariencia esquelética. Además de tener una estatura más baja que la que le
corresponde por su edad, sufren infecciones frecuentes. Otros síntomas son la piel
seca y arrugada y el pulso y respiración lentos.
El kwashiorkor -palabra originaria de Ghana- está causado por un déficit proteico y se
presenta generalmente en los últimos meses de lactancia y entre niños de tres a
cuatro años de edad. Se caracteriza por la retención de líquido o edema, alteraciones
en la piel, cambios en el color del cabello, pérdida de apetito, apatía y, comúnmente,
anemia y diarrea. La acumulación anormal de líquido puede hinchar el abdomen.
Algunos chicos pueden sufrir a la vez marasmo y kwashiorkor.
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MAPA DE LAS ÁREAS CON MAYOR ÍNDICE DE DESNUTRICIÓN
IMPACTO EN LA AGRICULTURA
La falta de lluvias ha venido a castigar a un país en el que la escasez de alimentos se
ha convertido en crónica en los últimos años. Si en un año con un índice de lluvia
normal algunas zonas sólo producen alimentos para seis meses, tras una sequía como
la del año pasado algunas regiones sólo han podido obtener cosechas para alimentar
a la población durante tres meses.
Este déficit crónico de alimentos ha provocado que en los últimos cinco años, cerca de
cuatro millones de personas hayan recibido ayuda alimentaria para superar los
periodos de hambruna. El año pasado, la situación empeoró y a principios de 2003, el
número de personas que requieren ayuda alimentaria es de 6,3 millones.
La sequía de los últimos meses ha afectado gravemente a la agricultura, el sector
clave en la economía del país del que vive más del 80% de los 64 millones de etíopes
y que supone alrededor del 54% de los ingresos del país. En Etiopía, los principales
cultivos son el sorgo, el trigo, el maíz y el tef, cereal autóctono del país. Según la
Unidad de Emergencias de Naciones Unidas para Etiopía, hay regiones donde se ha
perdido entre el 60 y el 70% de la cosecha de sorgo en las tierras altas y el 95% en las
tierras bajas.
El año pasado no comenzó a llover hasta mediados de julio, y las lluvias finalizaron a
mediados de agosto. Además, la estación corta (belg) del que depende el 5% del
cereal del país y que tiene lugar en febrero y marzo no tuvo lugar.
Esto ha provocado que muchos cultivos no hayan llegado a germinar. Es el caso del
maíz que se ha secado sin ni siquiera llegar a producir fruto. La falta de agua ha sido
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tal que el sorgo, uno de los cultivos más resistentes a la sequía, también se ha perdido
en su mayoría. Cada espiga apenas tiene 100 gramos cuando en un año normal
produce medio kilo. En muchos campos de trigo, se ha perdido más del 80% de los
granos y el tef tiene una altura de 15 cm cuando debería superar los 50.
MIGRACIÓN PARA COMBATIR LA HAMBRUNA
La imagen de centenares de cabezas de ganado y de sus dueños andando por los
caminos en busca de alimento comienza a ser usual en un país cuya población está
habituada a luchar contra el hambre. Pero esta vez la sequía no se circunscribe a las
regiones del este del país, las más inhóspitas y castigadas por un clima
extremadamente duro. Ni siquiera la catástrofe que terminó con la vida de más de un
millón de etíopes en 1984 afectó a tantas personas y zonas del país como la actual.
Las dimensiones de la sequía han repercutido también en las ganancias por cada día
de trabajo ya que por un día de trabajo en el campo los granjeros solían obtener 12
birr (un euro y medio) pero, en la actualidad, muchos sólo están recibiendo 4 birr
(medio euro).
Esta situación ha provocado importantes migraciones en busca de pastos o hacia los
centros urbanos para vender su fuerza de trabajo, si bien aunque todavía no han
reaparecido los grandes campos de refugiados que caracterizaron la crisis del 84
donde miles de personas se hacinaron a la espera de recibir comida. En la crisis del
84, la mayoría de las muertes fueron causadas por el cólera ya que las
aglomeraciones de personas que acudieron a las ciudades en busca de comida
favorecían la transmisión de enfermedades.
Muchas comunidades están siendo abandonadas a causa de la falta de alimentos. La
mayoría de los hombres en edad de trabajar de las zonas mas afectadas se están
desplazando a las ciudades y a las regiones vecinas para vender su fuerza de trabajo.
Así ha actuado la familia de Asafar, granjero de 50 años originario de la región de
Amhara y que tras un mes en Tigray regresa a su aldea. “Lo último que tuvimos fue
algo de maíz pero en octubre nos quedamos sin comida y salimos de la aldea. Igual
han actuado el resto de los habitantes de nuestro pueblo. La aldea se ha quedado
vacía porque todos han emigrado en busca de comida”, explica Asafar.
La familia de Asafar, en Alaje, a 600
kilómetros al norte de Addis Abeba.
Pero la situación de escasez de alimentos es generalizada y la tradicional ayuda que
los etíopes ofrecen a los que llegan en busca de comida resulta casi imposible en esta
ocasión. “Llevamos dos días seguidos caminando más de siete horas pero no hemos
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encontrado nada – afirma Asafar- Volvemos a Amhara porque llegado el caso,
preferimos morir en nuestra tierra, en casa”.
Situaciones como ésta muestran una pérdida paulatina de los habituales mecanismos
de solidaridad que tradicionalmente han garantizado las necesidades básicas en la
sociedad etíope. Este éxodo, que provoca la disgregación de las comunidades, debilita
aún más esta solidaridad recíproca, una de las principales estrategias para luchar
contra periodos de escasez de alimentos.
Otro factor en tener en cuenta son los movimientos de población y las tensiones que
causan entre las diferentes clanes y etnias (afar, amara, oromo, isas...) que compiten
por los escasos recursos. La entrada en territorio ajeno en busca pastos y aguas ha
originado diversos enfrentamientos armados entre oromo, afar e isas dando lugar a la
llamada “guerra del agua”.
MUERTE DEL GANADO
Las primeras consecuencias de esta tremenda sequía han sido la muerte de miles de
cabezas de ganado y la reducción en un 16 % de las cosechas, según un informe
conjunto del Gobierno etíope y de la ONU, en un país en el que tres de cada cuatro de
sus habitantes viven de la agricultura de subsistencia. “En la temporada corta de
lluvias – explica Enderasie, técnico agrícola del Gobierno - no cayó una sola gota y
estas lluvias son muy importantes porque el pasto del ganado depende en gran parte
de ellas. Esto ha provocado la muerte de gran cantidad de animales en julio y agosto”.
Sólo en North Shoa, 250 kilómetros al norte de la capital etíope, han muerto más de
8.000 cabezas de ganado. “Cada familia ha perdido entre 10 y 25 animales”, asegura
Enderasie. Hay que señalar que para un agricultor etíope el ganado, además de
proporcionarle leche y ayudarle a trabajar, constituye todos sus ahorros. La pérdida de
estos animales supone la ruina para los campesinos.
En algunas regiones, los agricultores aplican estrategias de supervivencia para
sobrevivir a la crisis y mantener, en la medida de lo posible, su modo de vida. Es el
caso de los granjeros del valle de Ray que, desesperados por la falta de pastos y tras
haber agotado las escasas cosechas de las que disponían, han optado por alimentar a
sus vacas y bueyes con los propios cactus que protegían las parcelas. Pero los
animales, debido sobre todo a la falta de agua, son incapaces de digerir estos
alimentos y enferman irremediablemente. “En otras ocasiones, la población migraba a
regiones vecinas en busca de pastos, pero ahora las woredas (distrito que engloba a a
un conjunto de poblaciones) limítrofes también se encuentran en la misma situación a
causa de la falta de lluvias”, explica Wubshet Ergetie, coordinador de proyectos de la
región norte de Ayuda en Acción Etiopía.
Si la situación de los agricultores es difícil, más complicada aún es la tesitura en la que
se encuentran los pastores etíopes. Algunas etnias, como los nómadas afar que se
dedican fundamentalmente al pastoreo, ya no encuentran ni pastizales ni agua en
cientos de kilómetros. En una situación como la que atraviesa Etiopía en estos
momentos, los pastores son más vulnerables y tiene menos medios para enfrentarse a
la sequía.
Muchos están intentando vender el ganado pero cuando lo llevan al mercado nadie
quiere comprárselo porque es muy difícil encontrar pastos para alimentarlo. Los
precios del ganado han caído, un buey que suele valer 1.500 birr (176 euros) ahora se
está vendiendo por 300 birr (35 euros). Sin embargo, el precio de los cereales no ha
dejado de aumentar. El año pasado, el ganado empezó a morir en julio y agosto, pero
la población teme que este año, el resto de sus animales ni siquiera sobreviva a
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marzo. En Doba, el año pasado se podía conseguir con un cabra 300 kg de maíz,
mientras que este año son necesarias 3 cabras para 100 kg del mismo cereal.
De hecho, el número de cabezas de ganado muertas en los últimos meses se ha
incrementado de manera considerable. A lo largo de todo el país el ganado muerto a
causa de la sequía se cuenta por decenas de miles. Los más débiles son los grandes
rumiantes (vacas y bueyes) pero la falta de agua y pastos es tan extrema que incluso
los camellos, el animal más resistente, han empezado a morir.
La muerte de ganado está propiciando
la transmisión de enfermedades entre
los animales.
MAPA DE LAS ÁREAS CON MAYOR MORTANDAD DE GANADO
Las zonas más afectadas aparecen en rojo en este mapa donde se recogen las miles
de cabezas de ganado muertas contabilizadas hasta octubre de 2002.
Fuente: Fews Net (USAID Famine Early Warning System Network)
RESPUESTA DE ACTIONAID ETHIOPIA
En estos momentos, nuestra Organización ha puesto en marcha varios proyectos para
paliar la situación de inseguridad alimentaria de más de 133.000 personas en las
woredas (conjunto de poblaciones) de Hawzien, Doba y Beltu. Así, desde el pasado
mes de enero se está apoyando a estas 133.000 personas mediante raciones
alimentarias. Durante los próximos cinco meses recibirán 12 kilogramos de alimentos
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por personas y mes. Esta asistencia alimentaria se efectúa mediante programas de
alimento por trabajo, con el objetivo de no crear una dependencia de las familias
beneficiarias respecto a la ayuda. El objetivo es combinar una ayuda a corto plazo que
cubra las necesidades más inmediatas con una asistencia a largo plazo que impida
que situaciones de este tipo se vuelvan a repetir.
Esta es una de las principales preocupaciones de las ONG presentes en el país. En
este sentido se manifiesta Mesfin Tefera, coordinador del proyecto que Ayuda en
Acción impulsa en Lalomama. “La comunidad internacional debe apoyar al pueblo
etíope con alimentos pero esta ayuda debe estar ligada a la puesta en marcha de
programas de desarrollo sostenible. Si sólo se facilita grano, el problema volverá a
repetirse. Para evitarlo, hace falta apoyo económico que ponga en marcha programas
de comida por trabajo y sistemas de microcréditos que sirvan para poner en práctica
actividades económicas que generen nuevos ingresos”. Además de estos programas
de comida por trabajo también atendemos a aquellas personas que no pueden trabajar
(como discapacitados, ancianos y niños) que reciben ayuda alimentaria gratis.
Tabla 1: Asistencia alimentaria*
Wareda
No. De personas
Tm de alimentos
para 5 meses
2250 mt
4232 mt
1869 mt
8351 mt
Hawzien
36,000
Doba
67,700
Beltu
29,900
Total
133,600
*Basado en una ración de 12.5kg/persona por mes
El alto índice de desnutrición infantil detectado en estas localidades, donde el 15% de
los menores muestran signos de malnutrición, ha llevado a ActionAid Etiopía a diseñar
un programa específico para atender a los niños y niñas de las comunidades citadas.
En este sentido, facilitamos alimentación suplementaria a 8.122 niños y niñas menores
de cinco años a los que se les asiste con 4,5 kilogramos de comida al mes que les
proporciona las calorías diarias necesarias.
Tabla 2: Programa de Nutrición*
Wareda
No. De niños
Toneladas
para 5 meses
Doba
5686
127 mt
Beltu
2436
54 mt
Total
8,122
181 mt
*Basado en una ración de 4,5 kg/niño/mes para 5 meses
métricas
Colaboración con otras ONG
Ayuda en Acción Etiopía y las contrapartes locales cooperan en la actualidad con otras
organizaciones como la Cruz Roja etíope en Doba y la Federación Luterana Mundial
en Beltu. A través de estas organizaciones hemos extendido la ayuda a los niños con
malnutrición identificados en estas zonas y comprobamos la evolución de los menores
asistidos.
En este sentido, hay que señalar que los primeros datos sobre esta evolución nos
permitirían confirmar que las raciones de comida distribuidas hasta el momento han
estabilizado la situación nutricional de los niños atendidos. A finales de febrero se
habrá finalizado un informe en el que se recogerán datos de los niños y niñas asistidos
centrándonos en el peso ganado en los últimos meses, la salud general de los
menores y la utilidad de las raciones de comida suplementaria (Famix) en la mejora de
los beneficiarios.
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Proyectos de desarrollo
Además de estas acciones puestas en marcha como respuesta a la hambruna, Ayuda
en Acción promueve en Etiopía proyectos a largo plazo con el objetivo de reducir la
dependencia de la lluvia y, por ende, los riesgos de inseguridad alimentaria. Con este
objetivo, Ayuda en Acción promueve prospecciones acuíferas que ayuden a sobrevivir
al ganado y que permita a los agricultores obtener cultivos en épocas de carestía
como la actual. Para ello hemos facilitado asistencia técnica y materiales (bombas de
agua, plásticos y herramientas) a 3.700 familias campesinas para poner en marcha
parcelas de cultivo con irrigación.
“Realizamos prospecciones en el subsuelo ya que la vegetación nos indicó la
existencia de aguas subterráneas”, señala Hugo Fessehe coordinador del programa
que Ayuda en Acción Etiopía impulsa en Hawzien, al norte del país. “Incluso en un año
de sequía como está siendo el actual, el subsuelo tiene agua que podemos
aprovechar. Ahora, estamos construyendo dos pozos comunitarios que tienen 4
metros de profundidad y 8,5 metros de diámetro y que van a permitir irrigar 8
hectáreas. De este proyecto se van a beneficiar 32 familias que van a poder cosechar
vegetales sin depender de las lluvias”, declara Hugo.
En los últimos meses, Ayuda en Acción, en colaboración con la comunidad, ha venido
realizando otras prospecciones a más pequeña escala para la detección de las
reservas de agua en el subsuelo. Así mismo, se ha facilitado asistencia técnica para la
construcción de los pozos así como formación en técnicas de cultivo con riego. En la
actualidad, ya hay 200 agricultores que disponen de pequeños pozos que les permiten
cultivar pequeñas parcelas y obtener otro tipo de productos.
Vulnerabilidad y dependencia
El objetivo de estos proyectos a largo plazo es reducir la vulnerabilidad de la población
etíope ante la reducción de las precipitaciones o la bajada de precios de los productos
que cultivan. Para ello resulta fundamental mejorar la formación y las técnicas de
cultivo y, sobre todo, diversificar la producción. De hecho, Ayuda en Acción viene
aplicando diversos programas para paliar la dependencia de las comunidades en las
que trabaja.
Así en Alaje, un proyecto impulsado por nuestra Organización desde 1996, hemos
introducido una nueva variedad de ganado que produce siete litros de leche al día
frente al litro/día que se obtiene de la vaca más común en la zona. En esta woreda
(distrito) a 650 kilómetros al norte de Addis Abeba, también estamos promoviendo la
producción de miel a través de la provisión de colmenas a las familias de las
comunidades con las que trabajamos.
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INFORMACIÓN DE
INTERÉS SOBRE
ETIOPÍA
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República Democrática Federal de Etiopía
Negaso Gidada (agosto 1995)
Jefe del Estado:
Meles Zanawi (agosto 1995)
Primer Ministro:
berr
Moneda:
Amhárico, oromo, tigrinya, guragé, afar,
Idiomas:
somalí, wälayta.
España frente a Etiopía
Datos de 2000
España
Etiopía
Población
Esperanza de vida al nacer
Mortalidad entre menores de 5 años
Analfabetismo (hombres)
(mujeres)
PIB per cápita (en dólares USA)
Gasto público en Defensa % PIB
Crecimiento económico anual
Número de médicos (‰ hab.)
Libros publicados (títulos)
39.910.000
78,5 años
5‰
62.908.000
44,5 años
114,8 ‰
56,4 %
66,8 %
628
7,3
2,5 %
0,03 ‰
240
19.472
1,2
3,7 %
3,74 ‰
46.330
Fuente: El Estado del mundo 2002 y PNUD 2002
HISTORIA2
El término “etíope” ("cara quemada", en griego) se aplicaba en la antigüedad a todos
los africanos. El otro nombre del país, Abisinia, derivaría del árabe habbashat, que
designa a una de las etnias del Yemen que emigró hacia Africa alrededor del 2000
a.C. El ghezo, lengua de los etíopes, pertenece al tronco semita y deriva del sabana o
sabeo, árabe del sur.
Los orígenes de la civilización etíope surgen en torno a Axum, al norte del país. Esta
ciudad alcanzó su apogeo al inicio de la era cristiana, convirtiéndose en el centro del
tráfico entre el valle del alto Nilo (Nahr-an-Nil) y los puertos del mar Rojo que
comerciaban con Arabia y la India. El Estado de Axum prosperó y llegó a dominar el
actual Yemen, pero sufrió una crisis en el siglo VII, porque los circuitos comerciales se
modificaron con la unificación y expansión de los árabes y la conquista de Egipto por
éstos.
La conversión al cristianismo de la clase dirigente etíope, en el siglo IV, supuso un
factor adicional de aislamiento de Etiopía en la región. La posterior expansión hacia el
sur, el paulatino aumento del poder del clero y la decadencia comercial, provocaron un
proceso de feudalización semejante al del occidente europeo. Hacia el siglo XVI, un
tercio de la tierra pertenecía al rey de Etiopía, el "rey de reyes”, otro tercio a los
monasterios y el resto se dividía entre la nobleza y la población en general.
La sublevación de la población musulmana de la costa del mar Rojo, que había
desarrollado una economía mercantil de gran vitalidad, llevó a los etíopes a reanudar
2
Información extraída de la web Guía del Mundo
http://www.eurosur.org/guiadelmundo/paises/etiopia/historia.htm
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sus contactos con Europa en busca de ayuda. El apoyo europeo se demoró casi un
siglo, pero fue eficiente: la flota portuguesa tuvo un papel decisivo en la destrucción
del sultanato de Adal, ubicado en la actual Somalia.
La atención prestada por los emperadores al litoral, durante un siglo y medio, propició
que los gallas (pueblo afín a los haussas) penetrasen desde el oeste gradualmente,
hasta llegar a convertirse en el elemento mayoritario de la población. Su presencia
llegó hasta tal punto que, entre 1755 y 1769 hubo un emperador galla, que la
aristocracia ahmara consiguió, tras arduos esfuerzos, destronar.
En 1889 tiene lugar la subida al trono de Menelik II que había sido designado heredero
en 1869. Menelik II, conquistó el poder tras preparar un ejército con ayuda inglesa e
italiana y organizar la administración de su feudo personal, el reino de Choa. En 1895
sus ex aliados italianos invadieron el país, alegando el incumplimiento de
compromisos anteriores. En la batalla decisiva, en Adua, en 1896, murieron 4.000 de
los 10.000 soldados italianos: fue la más aplastante derrota sufrida por europeos en
África hasta la guerra de independencia de Argelia frente a Francia.
No obstante, Italia obtuvo, en las negociaciones diplomáticas, dos territorios que
Etiopía en realidad no controlaba: Eritrea y el sur de la costa somalí. En 1906, las
potencias reconocieron la independencia y la integridad territorial del país, a cambio de
ventajas económicas y comerciales en Abisinia.
Mussolini ocupa el país
Este arreglo salvó al país del colonialismo directo hasta 1936, cuando el dictador
Benito Mussolini invadió Etiopía aprovechándose de la lucha interna entre los
candidatos a la sucesión de Menelik. El heredero del trono, Haile Selassie pidió ayuda
a la Sociedad de Naciones, pero no consiguió apoyos concretos.
En los cinco años de ocupación, Italia instaló varias industrias de transformación y
plantaciones de café e implantó un sistema de discriminación racial semejante al
apartheid sudafricano.
Los etíopes reconquistaron la independencia en 1948, gracias al apoyo del Reino
Unido, que asumió el control del país tras la caída de Mussolini. Haile Selassie volvió
al trono, pero encontró a la nación en una crisis sin precedentes. La estructura
productiva estaba desorganizada, los movimientos nacionalistas que habían luchado
contra el invasor no aceptaban el retorno a una situación feudal y la miseria en el
interior se había agravado.
El emperador denunció el colonialismo de las potencias europeas, apoyó al
Movimiento de Países no Alineados y a la Organización de la Unidad Africana (OUA),
cuya sede se instaló en Addis a la vez que mantuvo vínculos estrechos con Israel.
Bajo Selassie se creó una burocracia estatal, un sistema educativo inspirado en el de
Estados Unidos y el mayor ejército del África subsahariana.
La estructura agraria no sufrió grandes cambios: los terratenientes feudales y la iglesia
ortodoxa controlaban el ochenta por ciento de las tierras fértiles del país. Las
plantaciones de productos para la exportación (algodón, azúcar) comenzaron a
aumentar a partir de los años 50, mientras que el principal producto, el café, era
cultivado sobre todo por pequeños agricultores.
El último emperador
Selassie fue depuesto en 1974, al final de una sucesión de huelgas, manifestaciones
estudiantiles y protestas generalizadas contra el absolutismo y la falta de alimentos.
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Un Comité Coordinador de las Fuerzas Armadas, Dergue (comité, en amhárico),
encabezado por el general Aman Andom, abolió la monarquía y proclamó la república.
La Constitución fue suspendida y el parlamento clausurado.
Tras sucesivas crisis internas, en diciembre de 1977 asumió el poder el coronel
Mengistu Haile Mariam, que consiguió consolidar el Dergue y poner fin a la lucha
interna en las Fuerzas Armadas.
El gobierno militar nacionalizó los bancos, los seguros y las grandes industrias del
capital extranjero y cerró las bases militares norteamericanas. La clave de la
«revolución nacional democrática» fue la nacionalización del suelo y del subsuelo, que
puso fin al poder de los terratenientes. El «socialismo científico» fue adoptado como
ideología oficial en junio de 1976. La oposición fue aplastada mediante el «terror rojo»
entre 1977 y 1978, periodo en el cual fueron ejecutadas sumariamente varios miles de
personas.
Superada esta crisis, el gobierno enfrentó las rebeliones en Eritrea y el Ogadén, en
aumento desde 1977. Los eritreos consideraban que su lucha independentista no se
detenía por la existencia de un gobierno de signo socialista en Addis Abeba. A su vez,
los somalíes del desierto reivindicado por Somalia aprovecharon la crisis etíope para
impulsar sus propósitos separatistas.
Ante el intento somalí de anexionarse el Ogadén, la URSS rompió los acuerdos
militares con el presidente de Somalia Siad Barre. El apoyo soviético y cubano a
Etiopía fue decisivo para la derrota de las tropas somalíes en una guerra de blindados
sin precedentes en el país. Las tropas cubanas no participaron en la lucha contra los
eriteros, pero éstos fueron forzados a retroceder tras una gran ofensiva en 1979.
Mientras tanto, una guerrilla de base campesina había comenzado a hostigar al
Gobierno en la región de Tigray.
Controlada provisoriamente la situación militar, Mengistu volvió su atención a la
política interna. En 1979, el gobierno creó la Comisión Organizadora del Partido de los
Trabajadores de Etiopía (COPWE) y amplió en un 15% el área de tierras cultivadas, lo
que propició un aumento de 6% en el PNB.
1984, el año del hambre
En 1984 el país comenzó a sufrir los efectos de un período de sequías que se
prolongaba desde 1982 y que provocó miles de muertes por hambre y desnutrición.
Doce provincias fueron afectadas por la sequía que causó la muerte de más un millón
de etíopes y amenazó la supervivencia otros cinco millones más.
En el mismo año se realizó el congreso de fundación del Partido de los Trabajadores
de Etiopía (PWE), que aprobó el programa de transformación del país en un estado
socialista.
El 12 de septiembre, el Parlamento (Shengo) proclamó la República Popular
Democrática y ratificó a Mengistu en la jefatura del Estado. Los separatistas pasaron a
actuar tanto en las provincias de Eritrea y Tigray, como en Wollo, Gondar y en Oromo,
en el sur.
La nueva Constitución estableció cinco regiones autónomas y veinticinco regiones
administrativas. Eritrea podía elaborar leyes en cualquier terreno excepto las relativas
a la defensa y la seguridad nacional, la política exterior y las relaciones con el gobierno
central. Los rebeldes eritreos consideraron "colonial” la propuesta.
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En diciembre de 1987 los eritreos conquistaron la localidad de Af Abed, tras una
cruenta batalla, en la que fueron capturados 18.000 soldados etíopes, tres asesores
soviéticos y el comandante del ejército de la región norte. A la vez, el Frente de
Liberación del Pueblo de Tigray tomó ciudades importantes, como Wukro, un centro de
ayuda internacional para las víctimas del hambre. Desde entonces, tigreos y eritreos
firmaron acuerdos de cooperación y elaboraron una estrategia militar conjunta.
Tras años de guerra los restos de maquinaria
bélica están diseminados por todo el país.
La actividad militar rebelde infringió nuevas bajas al ejército etíope. El descontento en
el ejército propició que 12 divisiones y 150.000 efectivos destacados en el frente de
guerra intentaron un golpe de Estado, en 1989. Mengistu volvió rápidamente al país
desde Alemania oriental y abortó la intentona.
A fines de la década de 1980, la guerra consumía el 60% del presupuesto etíope y la
producción agrícola estaba disminuyendo. En 1989, por mediación del ex presidente
estadounidense Jimmy Carter, se reunió en Atlanta una delegación gubernamental con
una misión del FPLE (Frente Popular para la Liberación de Eritrea). El FPLE propuso
un plebiscito sobre el futuro de Eritrea pero el presidente Mengistu lo rechazó.
En septiembre de 1989 los últimos soldados cubanos se retiraron de Etiopía a petición
del Gobierno que en abril de 1988 había firmado la paz con Somalia. Etiopía volvió a
aproximarse a Israel, país con el cual había roto relaciones después de la guerra
árabe-israelí de 1973. Mengistu estaba interesado en la ayuda militar de Tel Aviv y la
emigración de 17.000 judíos etíopes. La situación de millones de personas empeoró
en Eritrea y Tigray, donde la sequía redujo la cosecha de granos en casi un 80%.
En 1990, en el marco de los cambios políticos en el bloque socialista, la dirección del
PWE decidió sustituir el nombre de la agrupación por Partido Democrático de la
Unidad Etíope (PDUE) y modificó su estructura interna. Sin abandonar el sistema de
partido único, eliminó la definición marxista-leninista y llamó a sus filas a todos los
etíopes, incluso opositores. Al mismo tiempo, el Gobierno decidió implantar una
economía mixta, formada por empresas estatales, cooperativas y compañías privadas.
El final del “socialismo científico”
En marzo de 1990 la antigua URSS retiró sus consejeros militares de Eritrea y el FPLE
tomó el puerto de Massaua. Controló así casi todo el territorio eritreo, con excepción
de Asmara, que quedó aislada, sin conexión terrestre con el resto de Etiopía.
En mayo de 1991, Mengistu huyó del país de forma sorprendente, presionado por los
triunfos de la guerrilla en el Norte. El Gobierno quedó a cargo del vicepresidente
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Tesfaye Gabre Kidane, considerado un "moderado”, que instituyó un gobierno de
transición negociando un alto del fuego con los rebeldes eritreos.
El gobierno de Kidane participó en el diálogo de paz celebrado en Londres y que contó
con la participación de los más importantes grupos rebeldes, para llegar a un acuerdo
que detuviera la guerra civil. Kidane renunció a fines de mayo, cuando los
norteamericanos aconsejaron a las fuerzas del Frente Revolucionario Democrático del
Pueblo Etíope (FRDPE) que asumieran el control de Addis Abeba.
Meles Zenawi, de 36 años, líder del FRDPE, asumió el cargo de presidente interino
hasta la realización de una conferencia multipartidista y prometió poner fin a la guerra
civil y sacar el país del hambre. Tres meses después, al reabrir el Parlamento y
promulgar una nueva Constitución, Meles se comprometió a realizar elecciones en el
plazo de un año.
El presidente interino etíope aseguró también que cumpliría los compromisos
económicos asumidos por el gobierno depuesto y que respetaría la voluntad del
pueblo eritreo que poco después se pronunció en referéndum por la independencia.
El gobierno de transición se comprometió a impulsar la economía de mercado,
estimular la producción agrícola y reducir la pobreza, en el marco de un programa de
cinco años coordinado por organismos de Naciones Unidas y el Banco Mundial. En
enero de 1993, importantes manifestaciones estudiantiles durante una visita del
secretario general de la ONU, Butros Ghali, reflejaron una vez más la tensa situación
social del país.
En 1994, la entrega de los 1.200 millones de dólares en cinco años prevista en el
programa económico se ralentizó sensiblemente debido a que los organismos
internacionales estimaron insuficiente el ritmo de privatización del gobierno etíope. En
una crítica al programa preconizado por el FMI y el Banco Mundial, organizaciones
humanitarias que asistían a Etiopía, manifestaron que resultaba urgente efectuar
mayores inversiones en semillas, herramientas y ganado.
La hambruna volvió a ser crítica durante los primeros seis meses de 1994 y provocó
la muerte de 5.000 personas en el distrito de Wolayata, en el sur del país. En mayo, el
Consejo de Representantes, un organismo transitorio de 87 miembros, aprobó el
proyecto de Constitución que creaba la República Democrática Federal de Etiopía.
Dicho proyecto se basaba en la doctrina del "federalismo étnico", que rompía con la
anterior visión oficial unitaria del país. Según el texto aprobado, la "soberanía reside
en las naciones, nacionalidades y pueblos de Etiopía" y no en el pueblo en su
conjunto.
En junio se realizaron comicios para elegir una Asamblea Constituyente, boicoteados
por los principales partidos de oposición, como el Frente de Liberación Oromo y el
Frente de Liberación Nacional de Ogaden. En septiembre la policía efectuó arrestos
masivos en el oeste del país, una zona habitada principalmente por oromos. Varias
organizaciones de derechos humanos expresaron su preocupación por la situación del
país.
En mayo y junio de 1995, tuvieron lugar las elecciones parlamentarias que también
fueron boicoteadas por la mayoría de los partidos opositores. La nueva república
federal quedó establecida oficialmente en agosto, al asumir la presidencia Negasso
Gidada, un oromo cristiano de la región de Welega, en el oeste de Etiopía. El
presidente saliente, Meles Zenawi, asumió el cargo de primer ministro y los 17
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miembros del gobierno fueron cuidadosamente seleccionados para que reflejaran "los
equilibrios étnicos" del país.
Ese año, el Gobierno continuó con la privatización de empresas estatales y 144 de
ellas fueron vendidas. Asimismo, los juicios contra representantes del antiguo régimen
de Mengistu se pospusieron por segunda vez y las tentativas por lograr la extradición
del ex presidente, refugiado en Zimbabwe, fueron infructuosas.
Etiopía-Eritrea, la guerra de los pobres
Entre 1998 y 2000 tuvo lugar la segunda guerra entre dos de los países más pobres
del mundo: Etiopía y Eritrea. Ambos estados, que comparten una frontera de más de
mil kilómetros difusamente delimitada, venían manteniendo disputas fronterizas desde
1971.
El conflicto estalló en mayo de 1998 cuando Eritrea invade Shirga y ocupa las
ciudades de Badme y Zelambesa. Tras una infructuosa mediación de la Organización
para la Unidad Africana, el 12 de mayo de 2000 se produjo el contraataque etíope que
obligó a retroceder al Ejército de Eritrea.
El 18 de junio de ese año, tras la derrota militar de Eritrea, se firmó un acuerdo de alto
el fuego en Argel que contemplaba el despliegue de una fuerza de interposición de la
ONU encargada de controlar la franja fronteriza y delimitar la línea divisoria entre
ambos países.
La guerra produjo numerosas pérdidas humanas y más de 750.000 desplazados y
refugiados. Además, el impacto del conflicto ha lastrado a ambos estados que ocupan
el puesto 157 (Eritrea) y 168 (Etiopía) de los 173 países clasificados por el Programa
de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) según su índice de desarrollo humano.
Durante la guerra, Etiopía dedicó más del 10% de su PIB al esfuerzo bélico y soportó
un coste diario de más de un millón de dólares.
Tras la firma del alto el fuego, los organismos internacionales reanudaron la ayuda y la
inversión. El FMI aceptó volver a negociar con el Gobierno de Addis Abeba después
de que éste prometiera reducir el presupuesto de defensa del 13,4% al 5% del PIB.
Por su parte, el Banco Mundial asignó mil millones de dólares destinados a la
desmovilización de tropas, la limpieza de campos de minas, la reubicación de 400.000
desplazados y la reactivación de la economía.
Aún así, el país arrastra todavía el coste de la guerra (con más de 500.000 millones de
dólares gastados en la compra de armamento), un intenso endeudamiento y el
hundimiento de los ingresos procedentes de la exportación.
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PARA SABER MÁS SOBRE ETIOPÍA…
BIBLIOGRAFÍA
Una mirada Etíope, Martí Huguet
Ediciones del viento
Etiopía un rostro con tres miradas, Javier Cozálbez-Dulce Cebrián
Ediciones Márfil (Alcoy)
El Emperador, Ryszard Kapuscinski,
Editorial Anagrama, Barcelona, 1989
Ébano, Ryszard Kapuscinski,
Editorial Anagrama, Barcelona,
Mémories Éthiopiennes, Anne Cassiers et Jean Michael Bessette
Préface Kofi A Annan, Études Africaines
Ed: L´Harmattan
Ancient Ethiopia, David W. Phillipson
Ed: British Museum Press
Fire from the Ashes- A chronicle of the Revolution in Tigray 1975-1991
Jenny Hammond, The Read Sea Press, Ed: The Road Sea Press, Inc
INTERNET
Guía del Mundo
http://www.guiadelmundo.com/paises/ethiopia/
Global Geografia (italiano)
http://www.globalgeografia.com/africa/etiopia.htm
Periódico Addis Tribune (inglés)
http:/www.addistribune.com/
Periódico Ethiopia Daily (inglés)
http://www.ethiopiadaily.com
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