LAS VIRTUDES TERAPEUTICAS DE LA LUZ SOLAR - HELIOTERAPIA Dr. Mariano José Bueno Cortés. BIOSALUD-INSTITUTO DE MEDICINA BIOLÓGICA Y ANTIENVEJECIMIENTO. INTRODUCCION Es impresionante la pasión que despierta el sol en la actualidad. Incluso parece que el estar bronceado es un signo de distinción, de poderío económico. Craso error. En la actualidad, debido a los agujeros de ozono, que es el que filtra los rayos ultravioleta, pasan menos filtrados y por tanto es más agresivo. Cada año escuchamos sin cesar las recomendaciones de nuestros queridos dermatólogos cuando llega la época estival, advirtiéndonos que no abusemos del sol y el gran aumento que se está detectando en la población de cánceres de piel. Antiguamente no se tomaba casi el sol, sólo las personas que por su actividad estaban expuestos al mismo, como los labradores y pastores. La Helioterapia es la técnica médica que utiliza el efecto terapéutico de los rayos solares sobre el organismo humano. Los rayos solares son un conjunto de radiaciones con diferentes longitudes de onda. Tardan aproximadamente unos 8 minutos desde que salen del sol hasta que llegan a la Tierra. HISTORIA En el siglo V a. de C., se construían grandes terrazas por parte de los asirios y egipcios en las que tomaban baños de sol. Los griegos se construían galerías adjuntas a las habitaciones de los enfermos para que pudieran salir a tomar el aire y el sol. El mismo Hipócrates, recomendaba a sus pacientes más debilitados los baños de sol. Por el contrario, en la época cristiana, por motivos religiosos, era mal visto desnudar el cuerpo para tomar baños de sol. Se consideraba pecado. Lo mismo ocurrió con los masajes. Nuestro querido Avicena (980-1037), en su gran obra Canon de la Medicina, hacía referencia a los efectos beneficiosos del sol y la vida al aire libre. Pero estos conocimientos cayeron en el olvido posteriormente, hasta que a mediados del siglo XVIII, el Dr. Faure, médico francés reconoce los efectos terapéuticos de la luz solar en casos de determinadas enfermedades cutáneas y en los abscesos crónicos. De todos modos, la Helioterapia no es aceptada como tal hasta el siglo XIX, particularmente en los casos de raquitismo, artrosis y tuberculosis. Si repasamos un poco la historia, podremos encontrar a dos grandes defensores de la Helioterapia, el suizo Arnold Rikli (1823-1906) y el médico naturista alemán Heinrich Lahmann (1860-1905). El doctor Rikli, en 1855 construyó un sanatorio naturista, en donde la toma de baños de sol era una de las terapia más prescritas. El doctor Lahmann, en 1898 publicó una de sus obras, donde exponía los efectos beneficiosos de terapias naturales como la toma de aire fresco y el sol sobre el cuerpo desnudo, para mejorar el estado defensivo del paciente. Incluso otros profesionales de la época, hablaban de los efectos bactericidas de los rayos solares, recomendando la exposición a los mismos en casos de heridas infectadas y de focos tuberculosos superficiales. EFECTOS DE LOS RAYOS SOLARES Vamos a hacer un pequeño repaso sobre los efectos beneficiosos de la luz solar, independientemente de que por lo comentado al principio en cuanto a la capa de ozono, se recomiendan exposiciones cortas para no tener problemas. 1. Aumento de la irrigación cutánea por vasodilatación. Se debe a la acción de los rayos ultravioletas por su efecto fotoquímico sobre el aminoácido histidina de la piel, que se transforma en histamina, que la sustancia que en realidad produce la vasodilatación. Es lo que llamamos eritema solar. Este será más o menos intenso en dependencia del tiempo de exposición y de algunas variables. Este eritema solar es muy rápido en aparecer cuando la piel no está bronceada, pues en realidad el bronceado es un mecanismo de protección de nuestro organismo frente a los rayos solares. Aparece a los pocos minutos en personas de piel muy blanca, como es mi caso, y en niños muy pequeños, que no tienen la piel acostumbrada. Lo importante es que nos vayamos bronceando poco a poco, a lo largo de varios días, para evitar la aparición del eritema solar, pues al fin y al cabo, es la antesala de las quemaduras solares. Conforme sometemos a nuestra piel a la acción de los rayos solares, se produce en la misma la secreción de la melanina, sustancia que formará una película protectora. Al mismo tiempo, se endurecen las capas más superficiales de la epidermis, todo ello con fines protectores. Si tomamos el sol razonablemente y siguiendo algunas reglas que luego indicaremos, conseguiremos poner en marcha las funciones vitales de la piel y estimularemos la formación de glóbulos rojos en la médula ósea. Si por el contrario, pretendemos ponernos morenos en cuatro días, sometiéndonos a exposiciones de mucho tiempo, lo que haremos en realidad es producir un envejecimiento más rápido de la piel. Es lo que les ocurre a las personas que trabajan en el campo. Tienen una piel muy gruesa, y unas arrugas muy pronunciadas. También es importante que no tomemos el sol en verano en horas de máxima actividad de los rayos solares, en los que inciden más perpendicularmente sobre nuestra piel. Es preferible hacerlo a primeras horas de la mañana o por la tarde. 2. Efecto bactericida y antiséptico. En efecto, la luz solar posee estas propiedades, ya descritas en la antigüedad. Incluso hace años que se construyen aparatos productores de rayos ultravioletas artificiales con estos fines, hoy en día utilizados por ejemplo en las peluquerías. 3. Estimulación de la formación de vitamina D. De todos es sabido esta cualidad. En nuestra piel tenemos precursores de la vitamina D que, por efecto de los rayos solares se transformarán en vitaminas D2 y D3, que producirán un efecto preventivo del raquitismo. Se recomienda que incluso los niños, tomen regularmente el sol. Ya sabemos que la vitamina D participa en el metabolismo del calcio y fósforo de los huesos. La luz solar, favorece la absorción de calcio por parte del hueso, por lo que se recomienda en los casos de osteoporosis. Otra de las indicaciones consecuencia de este efecto, es en la tuberculosis ósea, que gracias a Dios, hoy en día prácticamente no se da en la población de nuestro medio. 4. Efecto reconstituyente y regenerador de las fibras musculares. Se debe a su efecto de mejora de la irrigación y por tanto de la nutrición del músculo. Se recomienda especialmente en los deportistas. 5. Efecto analgésico. Producido por el calor que transmiten los rayos infrarrojos que forman parte de los rayos solares. De hecho, ya son muy conocidas las lámparas de infrarrojos para el tratamiento de dolores, especialmente del aparato locomotor. 6. Regulación hormonal. Se ha observado que en casos de trastornos menstruales, del crecimiento e incluso en la obesidad, una mejoría con la helioterapia. Parece que se debe a que los estímulos luminosos de la luz solar, son captados por la retina, transmitidos al cerebro y a la hipófisis, que rige la “cascada” hormonal del cuerpo humano. 7. Efecto normalizador en trastornos de la regulación neurovegetativa. 8. Efecto de estimulación psíquica. Se ha constatado el hecho de encontrar una mejora de la sensación de bienestar y un aumento de la vitalidad. INDICACIONES En general, la Helioterapia es buena en casi todas las patologías, pero está especialmente indicada en los siguientes casos: • Sistema nervioso: Distonías neurovegetativas. • Sistema defensivo y sangre: • • • Piel: • • • • • • Forúnculos Abscesos Psoriasis Acné Ictiosis Aparato locomotor: • • • • • • Anemias hipocromas Deficiencias inmunitarias Osteoporosis Fracturas mal consolidadas Enfermedades reumáticas, especialmente artrosis Tuberculosis ósea Raquitismo Sistema endocrino: • • Trastornos del desarrollo Obesidad endocrina CONTRAINDICACIONES En algunos casos, la exposición solar puede ser perjudicial para nuestra salud, si nos encontramos en alguna de estas situaciones. • • • • • • • • Alergia actínica (alergia al sol) Insomnio Hipertiroidismo Enfermedad de Addison (hipofunción suprarrenal) Nefritis Anemia perniciosa (por falta de B12) Pleuritis serofibrinosas Enfermedades cardiacas graves RECOMENDACIONES 1. Tener en cuenta nuestro tipo de piel (foto tipo), época del año, hora, clima. 2. Comenzar por tiempos cortos, de unos 10 minutos, sin exponer el cuerpo entero, tres veces al día. Comenzar por los pies y las piernas. 3. Evitar tomarlo entre las 11 y las 13 horas solares. 4. Tener en cuenta que en la playa y la nieve el sol quema más, pues se refleja en el agua y nieve y estamos más expuestos. 5. Ir aumentando cada día el tiempo de exposición progresivamente hasta en 20 días, alcanzar las dos horas. 6. Proteger la cabeza para evitar una insolación. 7. Utilice cremas con filtro solar, dada la mayor agresividad de los rayos por los agujeros negros de la capa de ozono. 8. No pretenda estar bronceado todo el año, es un exceso de estímulo de nuestro sistema defensivo. CONCLUSIONES Podemos asegurar que la toma regular de baños solares es muy recomendable e imprescindible para mantenernos sanos. Especialmente lo deben hacer las personas nerviosas, débiles, con déficit de función de sus glándulas hormonales, y en las anemias, sobre todo las hipocrómicas. No obstante, es imprescindible que sigamos las pautas aquí indicadas para poder gozar de los beneficios solares y evitar los efectos adversos.