Rwanda 16 años después - korima claretianas sur

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RWANDA, 16 AÑOS DESPUES DE LA GUERRA
Situación geográfica y Nº de habitantes:
Rwanda es un pequeño país de 26.338 km2, situado en el centro de Africa, comparte su frontera al
sur con Burundi, al noroeste con la RDC, al norte con Uganda. El número de habitantes es de
8.500.000, con una densidad de población de 323 h/Km2, una de las más altas de Africa.
Hay tres etnias en el país: los hutus que representan el 85% de la población, los tutsis el 14 % y los
Twa el 1%
Algunos datos de su historia reciente:
Antigua colonia belga, obtuvo la independencia en 1959 y celebró sus primeras elecciones en 1962
que las ganó Gregorio Kayibanda perteneciente a la etnia mayoritaria hutu.
En 1973 hay un golpe de estado militar y coge el poder otro hutu, Juvenal Habyarimana que estuvo
al frente del país hasta 1994, fecha de su asesinato.
En octubre de 1990, los tutsis exiliados en los países vecinos (Uganda, Burundi y RDC que habían
huido del país en los años 1959 - 1962 y 1973), lanzan un ataque de gran envergadura con la ayuda
de Uganda y crean una situación caótica en todo el país.
Entre 1990 y 1994 el país vive una gran inestabilidad que se caracteriza por ataques esporádicos,
grandes desplazamientos de la población, asesinatos de personas influyentes, líderes políticos y
grupos de población.
El 6 de abril de 1994 fue derribado el avión, en el que viajaban los presidentes de Rwanda y de
Burundi. Esto creó un caos total en el país que duró hasta primeros del mes de julio en que el grupo
rebelde cogió el poder.
Mucho se ha hablado y escrito sobre lo que pasó en Rwanda durante esos años y más concretamente
en esos tres meses negros de su historia, pero la verdad no ha sido siempre la protagonista de la
información. La única verdad que ha desafiado todas las falsas informaciones, la que ha conmovido
al mundo, ha sido el inmenso sufrimiento del pueblo rwandés, y en esto los dos bandos (tutsis y
hutus) están de acuerdo. Donde sigue habiendo grandes discrepancias es en asumir la
responsabilidad de esta catástrofe. Sería demasiado ingenuo culpar a uno de los dos grupos étnicos
mayoritarios, que es lo que se intenta hacer, dejando de lado la responsabilidad de los países que,
por intereses económicos y estratégicos, han apoyado a uno u otro bando: EE UU, Inglaterra,
Bélgica, Francia…
¿Cómo vive el pueblo ruandés 16 años después de este acontecimiento?
Actualmente no se habla mucho de Rwanda, posiblemente la mayoría de vosotros no habéis vuelto
a tener noticias de ese pequeño país desde 1994. Este es uno de los conflictos olvidados, pero el
pueblo rwandés sigue sufriendo y la situación se deteriora cada vez más con el peligro de que, si las
cosas no cambian, en cualquier momento haya de nuevo un baño de sangre como el que hubo en
1994.
El discurso que transmite el actual gobierno es el de un Rwanda que se va levantando después del
genocidio y que gestiona muy bien el tema de la reconciliación. Que es un país que está adquiriendo
una economía sólida y una estabilidad social y política que puede ser un ejemplo para muchos
países. Este discurso se lo creen los que visitan el país superficialmente o los que viven en Rwanda
lejos de la realidad del pueblo. Este grupo de personas viven y se mueve en el Kigali moderno, que
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realmente ha cambiado mucho en estos últimos años. Es el Kigali de las nuevas construcciones, de
las calles asfaltadas, de los jardines y de las papeleras. Es también el Kigali de los nuevos barrios
ricos, que son el orgullo de unos pocos y la vergüenza de los más inteligentes, porque delatan la
corrupción y el robo que se vive en el país.
Luego está el Rwanda de los barrios periféricos de Kigali y el de las zonas rurales que representa el
85% de la población, donde la gente malvive en la pobreza extrema, la injusticia y el miedo.
Los que conocen esta realidad son los rwandeses, que la viven en el día a día, los extranjeros que
están más cercanos al pueblo y los que visitan el país con el deseo de descubrir la verdad.
Como no se puede contar todo en un corto espacio de tiempo me voy a fijar en tres rasgos de la
sociedad rwandesa actual: la pobreza, la injusticia y el miedo. Esta situación que nos parecía
normal en los primeros años de la posguerra, hoy es preocupante porque no solo no se mejora sino
que se agudiza.
1. La pobreza.
El gobierno rwandés ha puesto en marcha un programa de “lucha contra la pobreza” del que se
habla mucho en los medios de comunicación y en los foros internacionales. Este programa
ambicioso y atractivo, hace entrar mucho dinero en las arcas del Estado, pero desgraciadamente ese
dinero no se invierte en hacer mejoras para el pueblo. Es el dinero que se emplea para decorar “el
escaparate” que es la capital, para enriquecer a unos pocos y sobre todo para fortalecer al gobierno
presentando una imagen positiva del país ante la comunidad internacional.
Mientras tanto la maquina que produce pobreza trabaja a toda velocidad, es decir: la privatización,
el aumento del coste de la vida, el sistema de impuestos, la mala gestión del dinero público, etc.
Este sistema sí que determina la vida de la mayoría de los rwandeses y los está sometiendo a una
pobreza extrema.
Yo, en los 34 años que he vivido en Rwanda, nunca he visto al pueblo rwandés tan pobre como en
la actualidad. Los centros de nutrición (aunque ya existen pocos porque el Gobierno considera que
no son necesarios) están llenos de hambrientos, niños y adultos, mujeres y hombres. La gente muere
de hambre porque no tiene qué comer; de malaria porque no puede pagarse un tratamiento; los
niños no van a la escuela porque sus padres no pueden pagarla.
Vamos a fijarnos en ejemplos concretos:
El 60 % de los habitantes de Kigali no tienen un trabajo estable, sino que tienen que buscarse la
vida como pueden. Pero cada vez hay menos posibilidades para ellos. En los últimos años se van
prohibiendo todas las actividades que la gente hacía para ganarse la vida
¾ Está prohibida la venta ambulante en Kigali, la gente tiene que vender en los mercados y
pagan más de impuestos que las ganancias que tienen.
¾ En Kigali no se puede circular en bicicleta y hay gente que emplea la bicicleta para ganarse
la vida transportando personas o mercancías.
¾ No se puede andar por Kigali con zapatillas de goma por no dar una mala imagen. Hay gente
que la han metido en los calabozos por circular en bicicleta o andar con zapatillas de goma.
Todas estas medidas se agudizan cuando se preparan fiestas o reuniones internacionales con
el fin de esconder la pobreza
La enseñanza. Según el discurso oficial del gobierno, la escuela primaria es gratuita para todos los
rwandeses, pero como las escuelas no reciben ninguna subvención del gobierno, los padres tienen
que pagar lo que pidan las escuelas para autogestionarse: (primas de los maestros, reparar las
infraestructuras, comprar un vehículo etc.) Si los padres no pueden pagar, expulsan al niño.
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Este año el gobierno ha exigido la introducción del inglés, como segunda lengua, en todas las
escuelas del país desde la preescolar a la universidad. La mayoría de los maestros rwandeses no
saben inglés porque han estudiado en kinyaruanda y en francés, que eran las dos lenguas
reconocidas en el país. Últimamente se ha publicado la noticia de que 15.000 maestros se han
quedado sin empleo y además no les han pagado ninguna indemnización. Parece que pasa salir del
paso están contratando a extranjeros, sobre todo ugandeses.
Las expropiaciones: Los pobres tienen que desaparecer de Kigali porque no hay sitio para ellos y
además dan una mala imagen. El impedirles que vendan en la calle y que circulen en bicicleta no
soluciona el problema porque siguen estando ahí presentes. Además, los nuevos ricos necesitan
espacio para hacerse sus grandes mansiones. Así desde hace unos años han empezado a expropiar a
la gente y van destruyendo los barrios populares para remplazarlos por nuevas construcciones. Hay
gente que la expropiaron hace 3 años y que todavía no ha recibido ninguna indemnización para
instalarse en otro sitio. Como es natural la gente se resiste a dejar Kigali y más si tienen un trabajo,
porque la vida en las colinas todavía es más difícil. Al haber menos casas disponibles para la gente
sencilla los alquileres están aumentando desmesuradamente.
En las colinas la situación es todavía más dramática porque hay menos medios y menos testigos.
La reforma agraria:
Rwanda ha vivido siempre de una agricultura de subsistencia. Las familias explotaban sus pequeñas
parcelas para asegurarse el sustento diario. Si la cosecha era buena podían vender en los mercados
cercanos lo que les sobraba y comprar otros productos. Estos mercados tradicionales eran lugares de
encuentro y de intercambio, donde las familias campesinas podían satisfacer sus necesidades
primarias accediendo a los frutos del esfuerzo colectivo de toda la población. Los agricultores
llevaban lo que podían vender de sus cosechas. Los jóvenes, se desplazaban a la capital y traían
ropa, utensilios para las casas. Los artesanos vendían lo que fabricaban, los ganaderos las cabras, las
gallinas, los huevos, etc.
Desde hace unos años los agricultores ya no pueden vender libremente el excedente de su cosecha,
sino que están obligados a venderlos a un individuo que tiene el monopolio de comprar todos los
excedentes de la región y venderlos en otras. La idea podría haber sido buena si hubiera estado
impulsada por el deseo de ayudar a los campesinos, pero desgraciadamente el móvil de estas nuevas
estrategias es enriquecer a los que más posibilidades tienen.
El segundo paso de la reforma agraria ha sido seleccionar las regiones para plantar los productos
que sean más rentables y que se venderán mejor en el mercado nacional o internacional. Así hemos
visto campesinos arrancar sus bananeras para plantar café o flores para la exportación.
Otro factor que interviene en el empobrecimiento de los campesinos es el aislamiento.
Antiguamente había una conexión más estrecha entre las zonas rurales y la zona urbana pues la
mayoría de los funcionarios tenían sus familias en las colinas y………
Actualmente no hay relación entre los que viven en las colinas y los que gobiernan.
Por estos motivos y otros muchos, la vida en las zonas rurales se hace insoportable.
2. La injusticia:
El deterioro de los Derechos Humanos en Rwanda, va en aumento. En los primeros años de
la posguerra todo estaba permitido: la venganza, el atropello del vencido, las acusaciones falsas y se
consideraba que había que tolerarlas porque la sociedad estaba traumatizada. Pero las prácticas
injustas se han hecho crónicas, sobre todo cuando el que está maltratado es un hutu. Los hutus son
juzgados permanentemente como sospechosos. Las intimidaciones, las detenciones arbitrarias, los
secuestros, son moneda corriente. En la actualidad un hutu, no tiene derecho a defenderse ni a pedir
que le defiendan. Si sufre persecución o atropellos por parte de quien sea, es normal porque es un
genocida. Si alguien le acusa o le maltrata, él se lo ha buscado. La única protección que puede
buscar el hutu es no llamar la atención de nadie, ni para bien ni para mal, si le va mal es porque se
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lo merece y si le va bien (trabajo, buena posición) es porque ha robado y el que quiera le puede
denunciar con la garantía de ganar.
Las cárceles.
Las cárceles en Ruanda siguen abarrotadas y las condiciones de vida no mejoran, al contrario, cada
vez son más precarias. Las familias de los presos tienen que aportar un suplemento de comida para
que estos no se mueran de hambre; comprar los medicamentos cuando están enfermos y soportar
las vejaciones que les quiera imponer el funcionario que los recibe cuando van a visitarlos.
Los Gacaca,
En el interior de Rwanda, paralelamente a los tribunales ordinarios, se han organizado miles de
tribunales populares llamados Gacaca (este sistema tradicional lo empleaban los rwandeses para
solucionar conflictos entre vecinos y reconstruir la armonía social). Los Gacaca, se pusieron en
marcha para acelerar los juicios y juzgar a miles de personas que se pudren en las cárceles sin haber
verificado su culpabilidad. Otro objetivo de los Gacaca era conocer la verdad, hacer justicia y
promover la reconciliación. Desgraciadamente estos tribunales no han conseguido ninguno de los
objetivos que se habían asignado, más bien se han convertido en un instrumento de control y
represión social que ha creado el pánico en la sociedad. Según datos oficiales han comparecido ante
los tribunales gacaca alrededor de un millón de hutus acusados de haber participado en mayor o
menos grado en actos de genocidio. Las condenas alcanzan con frecuencia los 25 y 30 años de
cárcel. El pánico a ser convocado por estos tribunales ha provocado la huida clandestina de miles
de rwandeses.
El gobierno rwandés, que es experto en manipular a la Comunidad Internacional, ha conseguido
sustanciosas ayudas para financiar los Gacaca. Hoy ya se tiene una mirada más crítica hacia estos
tribunales, después de la divulgación de algunos informes de organismos serios como Abogados sin
Fronteras y otros.
3. El miedo.
El miedo es compañero de camino de los rwandeses. Se levantan con miedo de afrontar un nuevo
día y se acuestan con miedo. Sus preocupaciones principales están ligadas a la subsistencia:
¿Encontraremos algo para comer?
¿Perderé el trabajo?
¿Expulsaran a mi hijo del colegio?
¿Me convocaran al gacaca?
¿Me denunciará el vecino?
Un ejemplo concreto:
En un centro de salud urbano, donde trabajan 100 personas, en 2007 se produjo esta situación:
¾ Tres tuvieron que huir del país clandestinamente
¾ Dos los metieron en la cárcel
¾ Dos, que ya habían estado en la cárcel y salieron después de un juicio que les declaró
inocentes, los siguen persiguiendo y viven en el terror.
¾ Todos están expuestos a que los llamen en cualquier momento a un tribunal gacaca.
Si extrapolamos estas cifras al conjunto del país obtenemos los siguientes resultados:
¾ 255.000, se han visto forzados a abandonar el país
¾ 170.000, los han metido en la cárcel
¾ 170.000, que ya habían sido juzgados y puestos en libertad, siguen sufriendo amenazas de
encarcelamiento y viven en el terror
¾ 7.225.000 ruandeses están expuestos a que los llamen en cualquier momento a los tribunales
gacaca o a sufrir cualquier injusticia.
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Esta situación que se ha creado en Rwanda y que se agudiza cada vez más: pobreza, injusticia y
miedo, como ya lo hemos dicho anteriormente, no es el resultado de una situación de posguerra. Si
así fuera iría disminuyendo a medida que pasa el tiempo y que el país se va organizando. Para los
que hemos vivido en Rwanda desde hace años y sobre todo para la mayoría de los rwandeses, esta
manera de actuar, es una estrategia bien estudiada, por el poder actual, para someter a la mayoría de
la población. Los dirigentes actuales saben que el pueblo no los quiere, sobre todo el grupo hutu que
son los más maltratados y que representan el 85% de la población. No los pueden hacer desaparecer
físicamente a todos, pues sería demasiado costoso y demasiado llamativo. Ellos han decidido
emplear una manera más discreta y más sutil, controlarlos, someterlos y anularlos mediante:
¾ la diabolización: hutu igual a genocida.
¾ La pobreza que lleva consigo, la ignorancia y la exclusión social.
¾ La injusticia que los vuelve vulnerables e indefensos.
¾ El miedo que es una situación que paraliza y que disminuye al ser humano.
Constatamos que los tutsis, venidos del exterior, no han cambiado su mentalidad, siguen pensando
como antes del 1959. Quieren someter al grupo hutu haciéndolos sus esclavos, como lo fueron
durante siglos hasta la emancipación del pueblo hutu en los años 60.
Las autoridades rwandeses, no solo temen al grupo hutu, temen a toda persona o institución que
pueda representar una fuerza en la que ellos vean directamente una amenaza:
¾ La iglesia católica
¾ La Liprodhor Asociación de D.H.
¾ Políticos, hutus o tutsis, que expresen un desacuerdo con el gobierno se les elimina
rápidamente, basta con decir que tiene una ideología genocida.
¿Quién apoya al gobierno de Rwanda a mantener esta política?
Rwanda es un punto estratégico en Africa Central. Desde hace unos años, los americanos se van
asentando progresivamente en ese pequeño país:
¾ Satélite del Karishimbi,
¾ Aeropuerto del Buguesera,
¾ Construcción de la nueva embajada y de la USAID
Rwanda es también la puerta de entrada a la RDC, la región fronteriza con Rwanda, se considera
una de las más ricas del mundo por sus yacimientos en coltan (mineral que se emplea para fabricar
los móviles), oro, diamantes y otros minerales. La explotación de estos minerales se lleva a cabo
por multinacionales apoyadas por países ricos (EEUU, Inglaterra, Bélgica…).
El actual Presidente de Rwanda, Paul Kagame, es una marioneta en manos de los países que tienen
intereses en la región, pues él sabe que, si no tiene el apoyo de las grandes potencias, no durará
mucho tiempo en el poder porque los crímenes cometidos por su ejército ya se van desvelando y
actualmente son conocidos por todo el mundo.
Os doy unas pinceladas de la envergadura de lo que se trafica en la RDC y de algunos de los
manejos de la Comunidad Internacional
La ONU tiene en la zona, desde hace 6 años, un contingente de 17.0000 cascos azules. Su misión es
pacificar la región y proteger a la población civil.
Ante los ataques de los últimos meses, es evidente para todo el mundo que estos 17.000 soldados de
la misión de las Naciones Unidas no están cumpliendo con su cometido de proteger a las personas.
Pero además, hemos recibido testimonios directos de que los helicópteros de estas fuerzas se han
utilizado en ocasiones para sacar materias primas del país. Por su falta de capacidad en cumplir su
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objetivo principal, y ante estas denuncias de intervención en el tráfico de minerales, deberíamos
preguntarnos si esta misión tiene alguna utilidad o es más bien perjudicial.
La ONU gasta en esta operación 1.000 millones de dólares al año desde hace 6 años y el valor de
las materias primas que salen diariamente de la región, algunos lo estiman en 6 millones de dólares
diarios. Si sumamos el valor de las materias robadas y lo que paga la comunidad internacional para
paliar las consecuencias sin conseguirlo; sin ser economistas nos atreveríamos a pensar que con esta
cantidad se podría haber erradicado el hambre en la región y en toda la RDC.
¿Se ve algún signo de esperanza en Rwanda?
A pesar de lo todo lo dicho y lo mucho que queda sin decir, sí que se vislumbran algunos signos de
esperanza en el Rwanda actual. Unos nos vienen del exterior y otros del interior del país.
Al exterior del país:
La verdad se va abriendo camino. Hoy se escribe con más objetividad sobre lo ocurrido desde 1990
hasta nuestros días. Muchos estamos convencidos de que la responsabilidad del genocidio no recae
solamente sobre un solo grupo étnico sino que los dos grupos mayoritarios prepararon el terreno y
participaron activamente en las matanzas.
¾ El libro “Rwanda Historia Secreta” escrito por un antiguo miembro del FPR, Abdul
Ruzibiza, cuenta las estrategias que utilizó el FPR entre 1990 y 1994 hasta conseguir el
poder que es lo que siempre buscó. Este libro ha sido, para muchos, una revelación patética
del papel que jugó el ejército, llamado de liberación, en la preparación y en la ejecución del
genocidio rwandés. Para los que estábamos en ese momento en el país, la lectura de este
libro nos confirma en la verdad que ya conocíamos y nos hace bien que esta verdad sea
publicada por un testigo. Siento que este libro no se haya publicado todavía en español, pues
creo que aclara muchas dudas y que es un signo de esperanza el que un tutsi, miembro del
FPR, haga esas declaraciones tan valientes sabiendo que pone su vida en peligro.
¾ La Encuesta del juez francés Bruguière, deja clara la responsabilidad del FPR en el asesinato
del Presidente Habyarimana y como consecuencia en el desencadenamiento del genocidio.
Esta verdad, conocida por todos, que el FPR ha querido ocultar y sigue negando, ya es
publica aunque sigue habiendo un grupo que no la quiere aceptar porque no interesa.
¾ La Justicia española también se está movilizando. En febrero del 2008, el juez de la
Audiencia Nacional, Fernando Andreu, hizo pública la querella en la que se pone de
manifiesto los crímenes cometidos por el actual ejercito rwandés desde 1990. Entre los miles
de víctimas asesinadas por el FPR se encuentran 9 españoles (seis misioneros y tres
humanitarios de Médicos del Mundo. El juez Fernando Andreu ha ordenado la búsqueda y
captura de 40 altos cargos del actual ejercito rwandés acusados des presuntos crímenes de
guerra, crímenes de genocidio, y crímenes de lesa humanidad. Entre los acusados se
encuentran el actual embajador de Rwanda en la India y el que está al frente de las fuerzas
de la ONU en Sudán. Para los rwandeses y para los que queremos a este país, esta iniciativa
es una buena noticia y deseamos que la verdad se abra camino y que los responsables de
tanto sufrimiento, sean juzgados.
¾ Algunos países occidentales han comenzado a reaccionar contra la política de Rwanda y han
cortado sus ayudas. Entre ellos están Holanda, Suecia y Noruega.
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Al interior del país:
Los que hemos vivido muchos años con los pobres no desesperamos, porque justamente ellos nos
han enseñado a descubrir los signos de esperanza. En Rwanda sigue habiendo signos de vida que
nos hacen presagiar un futuro mejor.
¾ Hay tutsis y hutus, hombres y mujeres, que no sostienen al gobierno actual y lo manifiestan
como pueden. Varios altos cargos han desertado porque no quieren colaborar con un
sistema injusto. Otros dentro del país dicen lo que piensan y los unos y los otros saben que
exponen sus vidas.
¾ Hay una red solidaria entre muchos rwandeses que les permite afrontar las dificultades que
encuentran cada día. La gente que sale del país no podría hacerlo sin esta ayuda preciosa
que se prestan los unos a los otros, dentro y fuera del país.
¾ Como siempre, desde que conozco Rwanda, hay gente de las dos etnias que viven bien
entre ellos, gente que perdona, que comparte, que arriesga su vida por defender a las
victimas, que construye la paz a pesar de las condiciones difíciles en las que viven.
Estos son los que hacen el gran milagro de la subsistencia cotidiana, los que apuestan
por la vida.
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