"La relación entre la justicia constitucional y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en el proceso de integración europea” Mario Hernández Ramos 1 Barcelona, Universitat Pompeu Fabra, 10 de Febrer de 2011 La charla que se resume brevemente en estas páginas tiene lugar en el seminario titulado "Tribunales en organizaciones supranacionales de integración: MERCOSUR, CAN, UE", y se enmarca en el proyecto de investigación "Las implicaciones constitucionales de los procesos constitucionales de los procesos de integración en América Latina. Un análisis desde la Unión Europea". Por ello, adoptando una postura teleológica con el citado proyecto, el sentido de esta intervención no es la mera descripción de las principales relaciones entre los tribunales constitucionales y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), sino resaltar, sin ánimo de exhaustividad, los aspectos más interesantes de la relación entre dos actores principales en el proceso de integración europea que pudieran servir de referencia a otros procesos de integración, como los latinoamericanos, en el caso de que se asemejaran al europeo. Por ello, la primera premisa que cualquier proceso de integración supranacional ha de cumplir para que el europeo le sirva de referencia es la cesión por parte de los Estados miembros del ejercicio de competencias constitucionales a favor de un órgano o comunidad supranacional. Esta cesión, como se expondrá, vertebrará y condicionará radicalmente las relaciones entre la justicia constitucional y el TJUE. Una de las consecuencias de esta cesión es la creación de un ordenamiento jurídico supranacional que coexiste con el Derecho nacional en el interior de cada Estado miembro y para cuya defensa, en el caso europeo, se creó un tribunal de justicia, que no tardó en afirmar el carácter autónomo de este ordenamiento jurídico y su independencia respecto de la legislación de los Estados miembros (casos Van Gend en Loos; Internationale Handelgesselschaft). Por tanto, el punto de partida del proceso de integración europeo es la coexistencia en cada Estado miembro de dos ordenamientos jurídicos, el nacional y el europeo. Al tener ambos los mismos destinatarios y desplegarse en el mismo Estado, esta coexistencia generó desde el principio una gran cantidad de problemas que fueron, y siguen siendo abordados, por los órganos responsables de la integridad de sendos ordenamientos, esto es, los tribunales constitucionales (o tribunales ordinarios con competencias de control constitucional) y el TJUE. Tras más de medio siglo de coexistencia, el objetivo sigue siendo que la autonomía de esos ordenamientos se vaya reduciendo o relativizando a causa de una mutua interacción. La actuación de los garantes jurisdiccionales ha sido y sigue siendo capital. En este sentido, el 1 Universidad de Salamanca éxito del proceso de integración europeo está estrechamente vinculado con un diálogo entre los respectivos intérpretes supremos que eviten en la medida de lo posible lecturas aisladas y proclives a la colisión (R. ALONSO GARCÍA). En este sentido, los tribunales han intentado eliminar los problemas que han ido surgiendo en la articulación entre ambos ordenamientos, tanto respecto de la aplicabilidad como sobre todo de la "superioridad jerárquica", que no es tal, de uno de los ordenamientos sobre el otro. Este último es el principal problema al que el proceso europeo de integración ha tenido que hacer frente y sigue haciéndolo cada vez que se profundiza un poco más: quién es el guardián en última instancia de cuestiones tan esenciales y relacionadas con la soberanía nacional como el carácter supremo de las constituciones nacionales y los principios que consagra y la tutela de los derechos fundamentales. En este sentido se apuntarán las posiciones adoptadas por los tribunales constitucionales y el TJUE, como la regla general de la aceptación de la primacía del Derecho europeo en el ámbito interno con ciertos límites, a saber, el que constituye las constituciones de los estados miembros. En este sentido, se afirma el principio de supremacía de las constituciones nacionales como límite a la primacía del Derecho comunitario, principalmente en los ámbitos de la protección de los derechos fundamentales y principios estructurales del Estado democrático y de Derecho. Sin embargo, la coexistencia entre ambos ordenamientos no sólo ha ocasionado fricciones y enfrentamientos, sino que en el ejercicio de interpretación del ordenamiento interno, incluida la Constitución, se han incorporado categorías europeas e incluso en ocasiones el Derecho europeo ha supuesto un motivo de modificación de las cartas magnas estatales. Debido a la importancia ya apuntada del diálogo entre los tribunales, un punto esencial a tener en cuenta es cómo se articula ese diálogo y si existen mecanismos lo suficientemente fluidos o adecuados para que el proceso de integración siga su curso. En este sentido, cobra especial importancia la potencialidad del instrumento de la cuestión judicial, utilizada frecuentemente por los tribunales ordinarios, convertidos en jueces de Derecho europeo (una de las principales claves del éxito del proceso de integración europeo) pero rechazada por la mayoría de los tribunales constitucionales como el alemán y el español, y hasta 2008 por el italiano.