42 || Clarin || RURAL REVISTA || SABADO 6 de junio de 2015 empresa agropecuaria oliver khornblitt equilibrio. los productores ahora deben responder ante irreguaridades de terceros. la ley de trabajo esta lejos de la realidad Desde 2012 se incorporó la solidaridad laboral, que implica la responsabilidad compartida sobre los empleados de contratistas o inquilinos. Eugenia Bustamante abogada, Profesora en Univ. Austral y UCA E l 5 de enero de 2012 entró en vigencia un nuevo Régimen de Trabajo Agrario (Ley 26.767) que modificó sustancialmente la ley anterior 22.248 de 1980. La nueva ley fue sancionada de forma repentina, y para sorpresa de las entidades que formaban parte de la Comisión Nacional de Trabajo Rural y estaban trabajando en los lineamientos de una reforma. La nueva ley tuvo por principal fin equiparar el sistema de trabajo agrario al establecido en la ley general de Contrato de Trabajo 20.744 aplicable a todas las relaciones laborales. Lo que no tuvieron en cuenta sus redactores fueron las particularidades del trabajo en el campo, donde por el hecho de trabajar en contacto directo con la naturaleza, y dependiendo totalmente del clima para poder realizar las tareas agrícolas. Es evidente que no se pueden establecer las mismas condiciones al trabajo rural que, por ejemplo, al que realizan los obreros en una fábrica bajo techo. Las actividades agrícolas son estacionales, tanto en agricultura como en ganadería los ciclos biológicos no pueden detenerse ni postergase, desconocen de fechas patrias y feriados turísticos. Más allá de esta realidad obvia, la costumbre en el campo es trabajar cuando hay que hacerlo, ya sea porque el clima lo permite o porque es el momento indicado. La nueva ley de trabajo agrario se aplica a aquellos trabajadores que realizan una actividad agraria, definida como “aquella dirigida a la obtención de frutos o productos es indudable que el legislador no puede crear una realidad factica desde un escritorio primarios a través de la realización de tareas pecuarias, agrícolas, forestales, hortícolas, avícolas, apícolas u otras semejantes, siempre que éstos no hayan sido sometidos a ningún tipo de proceso industrial, y en tanto se desarrollen en ámbitos rurales”. Comprende por lo tanto las tareas vinculadas a la producción primaria realizadas en el campo; y también la ley extiende su aplicación a las tareas de manipulación y almacenamiento de cereales, oleaginosas, legumbres, hortalizas, semillas u otros frutos o productos, su empaque y las tareas prestadas en ferias y remates de hacienda, siempre que estas actividades no se realicen en establecimientos industriales, aunque se lleven a cabo en centros urbanos. Los cambios más importantes que introdujo la nueva ley son: eliminó el período de prueba, limitó la jornada de trabajo a 8 horas diarias y 44 horas semanales, reguló la jornada nocturna, incorporó el “sábado inglés” que implica el trabajo hasta las 13 horas del sábado, reguló las horas extras para todo trabajo desarrollado fuera de la jornada laboral. Además, redujo la edad jubilatoria a 57 años de edad y 25 de servicios con aportes; y eliminó el régimen especial de licencias estableciendo dos licencias especiales, una por maternidad del personal temporario y la otra por paternidad, por 30 días corridos para el personal permanente. También se eliminó el Renatre y se creó el Renatea (Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios) que pasó a depender del Ministerio de Trabajo y se creó un servicio público de empleo para trabajadores temporarios que deberá ser utilizado de manera obligatoria por los empleadores. A las modalidades contractuales existentes:“trabajador permanente de prestación continua” que es como se supone todo contrato de trabajo, y “trabajador temporario” que es aquél contratado para tareas de carácter cíclico o estacional, muy frecuentes en el campo; se agregó una nueva categoría “trabajador permanente discontinuo”. Ésta última es aplicable al trabajador temporario cuando es contratado por un mismo empleador en más de una ocasión de manera consecutiva, por lo cual tendrá iguales derechos que los trabajadores permanentes. Más allá de las reformas enunciadas, la modificación más trascendente de la nueva ley es la regulación de la solidaridad laboral, por la que extiende la responsabilidad por el personal en relación de dependencia por deudas laborales y previsionales a otras personas que no son los empleadores directos. La ley distingue dos supuestos: 1. “Quienes contraten o subcontraten con terceros la realización de trabajos o servicios propios de las actividades agrarias”, lo cual comprende a los dueños de campos que realizan la producción, y arrendatarios o aparceros que contratan, por ejemplo, labores como fumigaciones o cosecha a un contratista que realiza el trabajo con sus propios empleados; 2. “Quienes cedan total o parcialmente a terceros el establecimiento o explotación que se encontrare a su nombre para la realización de dichas tareas”, o sea los dueños de campo que al ceder el uso y goce de su establecimiento por medio de un contrato de arrendamiento, aparcería o accidental, se desvinculan de la producción. La solidaridad significa que responden ante los trabajadores, pudiendo ser demandados de manera directa, por las deudas derivadas de la relación laboral (salario, vacaciones, horas extras, etc.) y de su extinción (indemnización por despido); y también por las deudas ante el Sistema de la Seguridad Social (falta de ingreso de los aportes retenidos en concepto de jubilación, por ejemplo). La ley además aclara que la solidaridad subsiste más allá de los acuerdos que las partes hayan celebrado, con lo cual, las cláusulas de exención de responsabilidad de los dueños de campo por las deudas laborales de los arrendatarios en los contratos de arrendamiento son nulas, lo que implica que carecen de valor en caso de ser demandados directamente por el trabajador. En contraste con la rapidez en la sanción de la ley, su reglamentación por el Poder Ejecutivo se hizo esperar más de un año, ya que los Decretos 300 y 301 recién fueron dictados el 22 de marzo de 2013. La reglamentación era esperada debido a las dudas que planteaba la interpretación de la solidaridad laboral, y se esperaba que los excesos de la ley fueran subsanados. Una vez más, el trabajo legislativo aislado de la realidad del sector sorprendió agravando las respon- SABADO 6 de junio de 2015 || RURAL REVISTA || Clarin || 43 diego giudice sabilidades de aquellos a los que se les extiende la responsabilidad, ya que además les impuso la obligación de controlar el cumplimiento de las obligaciones laborales, de la seguridad social, y de la cobertura por riesgos del trabajo; la retención de los montos que los contratistas, subcontratistas o cesionarios adeuden, y el depósito de los mismos según corresponda. La protección de los derechos del trabajador agrario es un objetivo que toda sociedad debe lograr, pero el trabajo informal y el fraude laboral solo van a ser combatidos en la medida que se eliminen las prácticas abusivas con medidas apropiadas, coherentes y aplicables en la realidad. En este sentido son positivas las reformas introducidas sobre los requisitos mínimos de habitabilidad que deben tener las viviendas, las obligaciones del empleador respecto de la alimentación de los trabajadores, incluida la obligación de suministrar agua potable, y también las condiciones de traslado en vehículos destinados al transporte de personas. Al igual que la prohibición del trabajo infantil y la regulación de manera precisa del trabajo adolescente, que protegen a los menores de edad. En lo referente a otras disposiciones de la nueva ley, es indudable que el legislador no puede crear una realidad fáctica desde un escritorio. Considerando los efec- tos de la extensión de la solidaridad a dueños de campos y arrendatarios, habrá que esperar para ver si las interpretaciones de los jueces en cada caso concreto contemplan la realidad de la producLa nueva Ley ción primaya está vigente ria, o por el y muchos contrario se desconocen sus mantienen implicancias en el mismo prácticas. plano teórico e ideal del legislador. En lo inmediato, estas nuevas disposiciones solo han contribuido a agravar las responsabilidades y costos de los productores, quienes además de incorporar la carga de requerir las constancias de pago que exige la ley, en algunos casos contratan seguros para protegerse del riesgo de reclamos laborales de terceros, incrementando aún más los costos de producción. A tres años de la sanción del nuevo Régimen de Trabajo Agrario, me atrevo a afirmar que hay muchos participantes de la producción primaria que desconocen las consecuencias prácticas de la nueva ley. Dado que está vigente, es preciso informarse de sus alcances para tomar las precauciones necesarias y estar advertidos a plena siembra. los ciclos biologicos no pueden detenerse, desconocen de fechas patrias y feriados. de posibles demandas laborales !!