Hace demasiado calor para disfrutar del metro. No

Anuncio
Hace demasiado calor para disfrutar del metro. No entiendo por qué Raquel se
ha empeñado en vernos en pleno mediodía. En mi vagón no hay casi nadie.
Solo un tipo con una camiseta ajustada que le da pinta de surfista y una mujer
mayor que me mira con recelo. Trato de mandarle un mensaje a Sandra, pero
no puedo, no tengo cobertura aquí. Me pregunto que estará haciendo ahora…
Me bajo en Núñez de Balboa con el surfista, subiendo las escaleras mecánicas
me fijo un poco más en el. Creo que está demasiado moreno y pienso que
debo tener cuidado para no llegar a ese extremo, casi parece que le hayan
pintado con un spray. Salgo a la calle e intento ponerme unas gafas de sol que
ya no tengo. Creo que las perdí en casa de Alex. Me paro pensando qué
dirección tomar. El surfista choca conmigo y me insulta, le mando a la mierda
mientras saco el móvil para mandarle un whatsapp a Raquel <<Cómo llego a
tu casa??>> Le pregunto. Mientras espero a que responda aparece una chica
con unos pantalones grises desgastados, una camiseta de Nirvana y un porro o
un cigarro entre los labios, no estoy muy seguro.
-¿Tienes fuego?- me pregunta. Le enciendo el cigarro con un zippo que me
regalaron las navidades pasadas. Con el olor que suelta sé seguro que es un
cigarro.
-Gracias ¿Qué escuchas?- Sólo en ese momento me doy cuenta de que llevo
puestos los cascos. Me los quito.
-Alice in Chains. Son una pasada- comento.
-Sí, ¿verdad? Ojalá vinieran a Madrid. Bueno, gracias por el fuego. Hasta la
próxima- se despide.
Observo cómo se aleja, tiene buen culo, tal vez debería haber seguido
hablando con ella. Por fin me responde Raquel. <<Todo recto según sales del
metro>>. Me siento un poco estúpido al ver lo fácil que era. De camino a su
casa me cruzo con todo tipo de hombres trajeados, con peinados pijos, bien
afeitados y con un móvil caro en las manos. Me siento fuera de lugar con mis
converse rotas y mi camiseta de Black Sabbath. El portal está abierto, cuando
entro el portero me saluda como si viviese aquí. Solo el vestíbulo es enorme,
muy recargado con varios espejos en las paredes de mármol. La sensación de
que no encajo aquí cada vez es más grande. Cojo el ascensor hasta la quinta
planta. Veo que Raquel me está esperando en la puerta. Lleva una camiseta de
un equipo de fútbol americano que no conozco y unos vaqueros azules. No sé
si lo sabe, pero se le marcan mucho las tetas con esa camiseta. Extrañamente
no siento nada al mirarlas fugazmente, eso me preocupa un poco.
-Hola Dani. Pasa.
-Hola Raquel- saludo mientras le doy dos besos.
-¿Has tenido ningún problema con el portero?- dice mientras entramos su
habitación
-No, ¿por qué lo preguntas?
-Nada, ayer se paso Javi y casi no le dejo entrar. Dijo que no podía ser que
tuviera algún amigo aquí, tuve que bajar para que le dejara pasar.
-Pues a mí no me ha pasado nada, creo que este era otro, me ha saludado.
-Bueno, mejor.
Tiene una habitación bastante grande. Está pintada de un color ocre claro.
Tiene un portátil encima de un escritorio caoba con una silla a juego, un
póster de nos mira desde la pared izquierda. En la habitación flota un ligero
olor a colonia y tabaco. Si es la colonia que usa Raquel ahora no me gusta
nada.
-¿A qué vino Javi aquí?
-Tenía que darme unos libros que me prometió hace tiempo y ya sabes, creo
que está un poco aburrido, tenía muchas ganas de hablar con alguien… Es un
chico muy agradable.
-Te lo tiraste, ¿verdad?
Sonríe como una niña pequeña mientras se deja caer al suelo. Saca un bong de
debajo de la cama.
-¿Has traído la hierba?
Me saco una bolsa de maría del bolsillo y se la tiro. Me encanta el olor cuando
abre la bolsa.
-Siento haberte hecho venir a estas horas, pero se iban mis padres y no me
apetecía salir. Además necesitaba la hierba. Mañana creo que paso la tarde
con mi madre.
-No pasa nada ¿Has hablado con Paula?
-No, creo que anda por ahí con Jaime fumando porros y bebiendo ron. A esos
dos últimamente no hay quien los pille.
-Pensaba que no se hablaban, ya sabes, desde la fiesta en el Independance.
-Y no lo hacían, pero parece que han arreglado las cosas. Tuvo que ser un
polvazo de reconciliación.
-Rock n’ roll. Pásame la pipa.- Esta hierba es muy buena, pienso mientras
lleno los pulmones con humo. Toso un poco, le pego otro tiro. Ahora la
habitación huele mucho mejor.
-Creo que Andrés se está cepillando a Lucía- dice Raquel riéndose.
-¿En serio? No le pega nada. Siempre decía que Lucía no sabía pasarlo bien.
-Sí, pero Sara está de vacaciones en Irlanda hasta septiembre. Y se estaba
empezando a volver completamente pesado, desde que folla está más relajado.
Lástima que tenga tan mal gusto...
Me callo pensando que tal vez a mí también me relajaría un buen polvo con
Lucía o alguna otra. Empiezo a reírme como un tonto, creo que me empiezo a
colocar. Echo de menos a Sandra, ¿dónde estará?
-Mañana hay fiesta en casa de Jaime ¿Te apuntas?
-Claro, no tengo nada mejor que hacer. Esto está demasiado aburrido ¿Sobre
qué hora hay que llegar?
-En teoría a las ocho, pero nadie se presentará hasta las once.
Suena el móvil de Raquel. Es un whatsapp.
-Es Paula. Dice qué si vamos a comer al indio de Sol, ¿te hace?
-Sí, tengo hambre ¿Me pagas la droga ahora o en el restaurante?
-En el restaurante mejor.
Descargar