Entorno Laboral

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Entorno Laboral
28 ENTORNO
Un documento de la Organización Internacional de Empleadores
A
l momento de presentar la Declaración, el
Presidente de la OIE, Embajador Abraham Katz,
recalcó que el papel fundamental del sector privado
en la economía y el desarrollo social nacional está siendo
reconocido a nivel internacional. Este reconocimiento
refuerza la importancia del papel de los empleadores a la
hora de apoyar a la OIT a lograr sus objetivos.
“Para facilitar esta participación, los empleadores necesitan
una OIT equipada y centralizada en las políticas que
afectan a los mercados laborales y al lugar de trabajo”
señaló el Presidente. “La OIT debería resistir a la tentación
de abarcar demasiado y de cubrir un número excesivo de
ámbitos conexos a costa de su verdadera competencia
en ámbitos en los que dispone de una genuina ventaja
institucional.”
“Esto implica promover el tripartismo, tanto en el plano de
la Organización como en el plano nacional que promueva
el espíritu emprendedor y la creación de empresas. Esto
significa ayudar a las empresas a ser más eficaces y a los
trabajadores a ser más productivos y fáciles de emplear a
través de la educación, el desarrollo de las calificaciones y
los programas de formación y readaptación. Actualmente,
en el lugar del trabajo nos afrontamos a muchos retos,
pero estamos convencidos que una OIT que centralice sus
prioridades es una OIT que puede hacer una contribución
positiva en las políticas sociales y laborales que nos
conciernen a todos.
“Esperamos continuar trabajando con el Director General
de la OIT y su Oficina en los próximos meses para
incluir esta visión en el trabajo de la OIT y así ayudar a
promover el impacto positivo de la OIT en las vidas de las
verdaderas personas que trabajan”, concluyó.
La OIT: Visión de los empleadores
La comunidad internacional de empleadores reafirma la
profunda importancia de la OIT: su misión fundamental
pudiera ser aún más relevante que cuando se fundó la
institución en 1919. Sin embargo, el actual contexto para la
Organización es claramente diferente del que imperaba en
tiempos de sus fundadores.
Se han producido cambios importantes, especialmente
durante los últimos 20 años: acabó la guerra fría y, con
ella, las polémicas ideológicas que la acompañaban;
las enormes innovaciones tecnológicas han cambiado
la fisonomía de todos los sectores e industrias; la
liberalización de las economías ha dado lugar a una
apertura masiva de los mercados y ofrece grandes
oportunidades para reducir la pobreza; y se han logrado
avances sin precedentes en términos de libertad
económica y política.
Aunque sigan existiendo países y regiones con numerosos
problemas y restricciones a la democracia o la libertad,
se observa hoy en día una aceptación generalizada
del modelo económico del libre mercado y una mayor
comunidad de intereses entre los empleadores y los
sindicatos. La aceleración del cambio y del proceso de
mundialización trasciende las políticas nacionales y plantea
un desafío sin precedentes a las instituciones multilaterales.
Actualmente, la tarea a la que tiene que enfrentarse la OIT,
que es la única organización internacional con un mandato
centrado en el mundo del trabajo, es enorme: la de
ayudar a los gobiernos, los trabajadores y las empresas
a adaptarse a la rápida evolución de los mercados de
trabajo globales.
La mayor flexibilidad y el ajuste estructural que se
requieren para responder al desafío de un nuevo mercado
global que es resultado de los avances tecnológicos, la
aparición de nuevos centros económicos y la aceleración
del proceso de mundialización aportarán grandes
ganancias para todos —reducción de la pobreza,
promoción de la educación y la formación, y creación de
más y mejores empleos—; pero este proceso también
podría implicar algunas penalidades en términos de
pérdida de empleos y de aumento de la pobreza en
sectores y regiones específicos.
La respuesta de la Organización a las oportunidades y
desafíos de la mundialización determinará su continuidad
y su futura relevancia. En el pasado, la comunidad
empresarial consideraba a la OIT con cierta reticencia.
En la actualidad, esta situación ha cambiado. Todos los
actores reconocen el papel del sector privado en las
estrategias nacionales de desarrollo y de reducción de la
pobreza. Además, la OIT y la comunidad de empleadores
son socios naturales para lograr el objetivo común de la
creación de riqueza y de empleo.
En consecuencia, los empleadores desean una OIT capaz
de proporcionar asistencia práctica a sus mandantes para
hacer frente a los enormes desafíos que se les plantean:
una Organización centrada en lograr sus objetivos, que
pueda adaptarse a la evolución de la realidad, que sea
capaz de promover opciones políticas difíciles y que esté
dispuesta a ponerse en tela de juicio. Esa es nuestra visión.
Prioridades políticas
Los desafíos de la mundialización y del desarrollo exigen
colaboración y coherencia entre diversos organismos
de las Naciones Unidas y otras instituciones multilaterales
que se ocupan de cuestiones sociales y económicas
complejas y relacionadas entre sí. Cada institución cuenta
con un mandato específico, y dispone de competencias
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y conocimientos técnicos especializados propios.
Determinar y demostrar el valor añadido que aporta cada
organismo resultará especialmente importante a medida
que avanza el proceso de reforma de las Naciones Unidas.
La OIT está bien situada dentro de este proceso. Es el
único organismo de las Naciones Unidas que cuenta
con un mandato centrado en el mundo del trabajo, y
su carácter tripartito le otorga recursos y legitimidad
exclusivos para ocuparse de estas cuestiones. Sin
embargo, asegurarse un lugar dentro del sistema
coordinado de las Naciones Unidas (One UN) va a
exigir un enfoque disciplinado. Esto implica promover el
tripartismo, tanto en el plano de la Organización como en
el plano nacional.
La Organización debería resistir a la tentación de abarcar
demasiado y de cubrir un número excesivo de ámbitos
conexos a costa de su verdadera competencia en ámbitos
en los que dispone de una genuina ventaja institucional.
Tiene que centrarse exclusivamente en las políticas que
afectan a los mercados laborales y al lugar de trabajo.
En términos empresariales, tiene que convertirse en una
“marca líder” en áreas políticas selectas.
Los empleadores consideran que la labor de la OIT
debería centrarse en las prioridades siguientes:
• Promover la Declaración relativa a los principios y
derechos fundamentales en el trabajo, mediante la cual
todos los Estados Miembros de la OIT se comprometen
con los principios en que se inspiran los convenios
fundamentales en los ámbitos de la libertad sindical
y de asociación, la negociación colectiva, el trabajo
forzoso, el trabajo infantil y la discriminación;
• Establecer una política de normas laborales modernas
y de gran eficacia que trate, a través del consenso, de
elaborar instrumentos que puedan ser ampliamente
ratificados y aplicados, para lograr el objetivo de la
mejora del desarrollo económico y social en función de
las circunstancias nacionales;
• Reorientar sus programas y políticas hacia la creación
de empleos y la seguridad en el empleo, y no la
seguridad del puesto de trabajo:
- Ayudar a las empresas a ser más eficaces y a los
trabajadores a ser más productivos y fáciles de
emplear a través de la educación, el desarrollo de
las calificaciones y los programas de formación y
readaptación;
- Crear redes de seguridad social mediante la
promoción de políticas sociales y regímenes de
seguridad social sostenibles, que reconozcan en
su desarrollo y aplicación la diversidad económica
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y social, y fomentar la reincorporación de las
personas a la fuerza laboral, teniendo presente que
los costos de esta reincorporación son a menudo
responsabilidad de la sociedad en su conjunto;
• Propiciar la creación de riqueza y de empleos a través
de la promoción de políticas que fomenten la creación
de empresas sostenibles y competitivas, y una cultura
empresarial que sirva de base para la innovación, el
desarrollo y el crecimiento económico;
• Prestar asistencia a los gobiernos para el
fortalecimiento de las instituciones del mercado de
trabajo, la elaboración de una legislación laboral que
resulte apropiada desde el punto de vista económico,
y la reforma de las normativas existentes. Esto con
el fin de promover la flexibilidad del mercado de
trabajo, responder a la evolución de las demandas del
mercado y abordar la cuestión de la informalidad. La
formalización de la economía informal ha de ser uno de
los objetivos principales de la OIT;
• Promover la creación de lugares de trabajo seguros
a través de la difusión de las mejores prácticas en
materia de seguridad y salud en el trabajo que
fomenten una cultura de prevención en las empresas
y responsabilidad compartida así como una
modernización de la administración del trabajo, de
modo que responda mejor a las expectativas de la
economía global;
• Abordar la cuestión de la discriminación en el lugar de
trabajo, con el fin de garantizar la participación máxima
en el mercado laboral;
• Impulsar en todos los programas y actividades la idea
de que el factor clave para reducir la pobreza y las
desventajas sociales es la participación productiva en
el mercado de trabajo.
Prioridades en la ejecución
En las complejas organizaciones internacionales, el
cambio resulta lento y difícil, aún en el caso de una
rápida evolución de los acontecimientos. La estructura
tripartita de la OIT plantea desafíos incluso mayores. Sin
embargo, es posible introducir, fomentar y acelerar el
cambio de prioridades y de cultura a través del liderazgo
ejercido desde los niveles superiores. Para cumplir con
las prioridades políticas citadas, el Director General y la
Oficina tendrían que centrar sus estrategias de ejecución
en los siguientes objetivos, que se aplican tanto a la sede
de Ginebra como a las actividades en las regiones:
• Reorientar las actividades de la Oficina, para que pase
de la promoción al trabajo técnico y a la asistencia
técnica, y más concretamente a la capacitación,
“Aunque sigan existiendo países y regiones con numerosos
problemas y restricciones a la democracia o la libertad,
se observa hoy en día una aceptación generalizada del
modelo económico del libre mercado y una mayor
comunidad de intereses entre los empleadores y los sindicatos”
ámbito en el que la OIT puede aportar una verdadera
diferencia para los mandantes en el terreno. Dedicar
recursos a recuperar la posición de la OIT como
centro de conocimientos mundialmente reconocido
en cuestiones del mundo del trabajo, a través del
desarrollo de investigación seria e innovadora sobre
los mercados de trabajo; y el fomento de un clima
intelectual en el seno de la Organización, abierto a
ideas externas y en el que puedan cuestionarse y
rebatirse las ortodoxias existentes.
• Desarrollar una estrategia de recursos humanos que
permita contratar y conservar a personal que posee las
calificaciones necesarias para ayudar a los mandantes
a responder a las realidades del mundo del trabajo y al
ritmo del cambio, incluyendo más personal procedente
del mundo empresarial.
• Garantizar la transparencia y la responsabilidad en
todas las actividades y en el proceso de toma de
decisiones:
- integrar de manera sistemática un análisis
independiente del programa de trabajo de la OIT
(esto podría lograrse en colaboración con otros
organismos);
- respetar las funciones de gobernanza del Consejo de
Administración y de la Conferencia, y garantizar que
la Oficina actúe de manera diligente y eficaz para
aplicar las decisiones de dichos órganos e informe
acerca de la aplicación de dichas decisiones;
- imponer unos principios de gestión financiera que
garanticen el respeto de las exigencias prácticas e
institucionales de la Organización y que mejoren su
capacidad para lograr una eficacia real en el contexto
de su realidad presupuestaria.
• Fortalecer los mecanismos tripartitos y aprovechar y
valorar más la contribución de los empleadores:
- garantizar la igualdad de trato por y dentro de la
OIT a todos los mandantes de la Organización. Esto
se aplica a los recursos humanos y financieros, a
la cooperación técnica y a las oportunidades de
empleo en toda la Oficina;
- implicar plenamente a los empleadores en la
elaboración de las políticas y las actividades de la
OIT, garantizando que los empleadores reciben el
mismo trato que los trabajadores en sus prioridades,
objetivos y recursos;
- elaborar herramientas y productos destinados a las
organizaciones de empleadores y de trabajadores;
- reforzar la capacidad de ACT/EMP en Ginebra,
Turín y las oficinas exteriores, de modo que pueda
responder a las necesidades de los mandantes y
representar los puntos de vista de los empleadores
en toda la Oficina;
- reconocer que el programa de los empleadores exige
la implicación y el apoyo de todas las partes de la
Oficina, coordinadas internamente con ACT/EMP, y
que todos los departamentos tienen que dedicar
recursos de cooperación técnica para apoyarlas
actividades de los empleadores.
• Trabajar en estrecha colaboración con otras
organizaciones internacionales, y aprovechar las
respectivas ventajas comparativas de una manera
positiva y verdaderamente complementaria. E
La OIE es una organización internacional
fundada en 1920 que representa a la
comunidad empresarial en los ámbitos de
política laboral y social. La Organización
se compone de 148 federaciones de
empleadores en 138 países.
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